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Mensaje por Etsu Taisei Jue Mar 14, 2013 10:23 am

Los enemigos ya habían llegado, y con ellos se iniciaba la batalla. Desde su posición no podía ver nada, pues al parecer los enemigos estaban aún lejos. Tardó un rato hasta que se pusieron a los 75 metros de visibilidad que el ojo humano común y normal alcanzaba a ver. Nervioso, sus brazos comenzaron a temblar, aunque no perdieron su fuerza. Apretó con fuerza los dos kunais que anteriormente cogió y sonrió, seguro de que aunque quizá muriese, moriría dándolo todo. Según ambos grupos de contendientes se iban acercando, la tierra comenzaba a rugir con fuerza, con ira. Sin embargo, nada llegó a producirse, nada por ahora. Kirugani y el gigante que le acompañaba, aquel que vestía una máscara y dos gigantes espadas, comenzaron a correr hacia sus rivales. A través de las imágenes que el líder del grupo enviaba, podía ver lo mismo que él veía, sonriendo al advertir que, tras sus enemigos, uno de los ninjas de su destacamento, aparecía con un enorme esqueleto de chakra, completamente desapercibido por sus enemigos, que serían golpeados uno tras otro por el filo de la espada de aquel ser que salía del chakra del nuevo refuerzo, a no ser que lo esquivaran. 108 metros le separaban entonces de sus rivales, quedando fuera de su alcance de visión.

Todo esto lo pudo ver gracias a que el sello que le pusieron permitía transmitir imágenes y pensamientos a los otros portadores del sello, ahora lo comprendía. Era muy útil en batalla, acababa de ser demostrado. Nada más ver la esperanza en las acciones del recién llegado, Etsu comenzó a hacer una serie de sellos, desapareciendo y apareciendo hasta un total de 3 veces, avanzando 60 metros en apenas un instante, pudiendo ver ya con sus propios ojos a los adversarios que a los que se enfrentarían, viendo como la espada de aquel ser que salía de su compañero de Villa los atravesaba uno por uno. Un nuevo sol brillaba, al fin parecía llegar la esperanza. Para ayudar a su compañero, Etsu comenzó a hacer varios sellos más, con ambas manos, apareciendo tras cada uno de ellos un charco de lodo que absorbía sus piernas hasta las rodillas, en sentido contrario a la espada que les atravesaba, con el fin de dejarles inmóviles y lograr que el ataque impactase. Justo después de cada charco, una estaca de roca salió de la tierra hincándose con fuerza, atravesandoles el pecho, en cada uno de ellos, desde detrás, quedando fuera de su vista. Era perfectamente posible que aquello fuera fácilmente contrarrestado, se veía con claridad que su enemigo era muy poderoso, sino no hubiera llegado hasta ahí. Tras sus movimientos tan solo 48 metros le separaban de sus rivales.

Atrás quedaron los preparativos, atrás quedaron todos aquellos días de entrenamiento y de misiones simples. La guerra había llegado, el destino del mundo pendía de un hilo y había que defenderlo, había que luchar por el futuro.

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Mensaje por Sonzu~ Jue Mar 14, 2013 10:31 am

Habiendo cambiado mi identidad por la del clon idéntico a mí en cuanto le realicé me encontraba aproximadamente en la pitad del banco de niebla, donde nos llega el aviso de que se encuentran a 110 metros de la posición inicial de media luna. Decido avanzar diez (10) metros más, lo que me lleva menos de un segundo, a la vez que mi clon comienza a correr para adelantar veinticinco (25) metros, operación que le llevará poco más de dos segundos, a la vez que activa el Byakugan. En mi campo de visión ha aparecido la línea de nuestros rivales, o al menos uno de los más adelantados. Sin necesidad de realizar ningún jutsu, con mi palma derecha rebosando chakra, lanzo un fuerte golpe al aire cuya onda se enviará con objetivo de golpear al que permanece en primera posición en el frente enemigo, con una velocidad de 15 m/s. En cuanto he lanzado el ataque, mi clon desviado a un lateral, hace un sello con ambas manos para activar una técnica que reblandecerá la tierra bajo los pies de nuestros enemigos atrapándoles en el lodo. Sin necesidad de hacer sellos de nuevo, a la vez que mi clon ejecutaba la técnica Doton, abría la boca y una gran llamarada salía de ella, convirtiéndose en un dragón de fuego directo a por él. Terminados los ataques seguidos mi clon avanzaría catorce (14) metros más. Mientras tanto, yo expulsaría una buena cantidad de chakra, la necesaria para formar una cúpula de veinte (20) metros que sería más precisa a la hora de detectar cualquier ataque contrario. Al menos esperaba que entre todos nuestros intentos por proteger la vida y frenar a nuestros rivales no fueran en vanos, habíamos puesto una gran cantidad de esfuerzo para hacer que los jutsus resultaran certeros. Incluso estábamos al tanto de que un aliado de Suna había venido a ayudarnos en la decisiva batalla que presenciábamos.

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Mensaje por Toshiro Jue Mar 14, 2013 5:13 pm

La Batalla ya estaba Empezando los Ninjas se empezaron a movilizar Rápidamente, era la Primera vez que estaba en una Batalla y no sabia que hacer tenia mas que todo algo de Miedo, me estaba guiando por el Líder del Grupo el Cual estaba Informándonos de todo lo que ocurría Gracias al sello que nos había puesto su Compañero. Me encontraba Junto a otros Shinobis a 110 Metros del Enemigo, los de Rango mayor ya e estaban Movilizando pero yo tenia que encontrar a alguien quien me dijera que hacer ya que en estas situaciones no sabia pensar muy bien ademas que mi nivel de Batalla aun no era el Mejor. La Tierra empezó a moverse Fuertemente eso me alerto y estaba Listo con mis Jutsus pero nada había ocurrió en ese Momento. Escuchando y tratando de entenderlo todo ya me daba cuenta que era hora de Atacar, pero no Podía ir solo y si lo hacia debía ser con bastante Cuidado y precaución si no quería que este fuera uno de mis Últimos días como Shinobi. En Vez de empezar a Correr hacia el frente y ir a atacar empece a buscar a mi Kage ya que el Jounnin de Kirigakure estaba por los aires con otro Shinobi el cual no me dio tiempo se ir con el Jounnin, la Hokage estaba bastante lejos así que no me dio elección y tuve que encaminarme solo corriendo unos Metros hacia el Enemigo, al estar luego de unos 10 Segundos a una Distancia del enemigo de 70 Metros me percate que estaba a Lado de un Shinobi este se veía bastante Fuerte y Ejecutaba unos Jutsu decidí quedarme a luchar Junto a el y ayudarlo en lo que pudiera o el ayudarme a mi que era lo mas obvio, el estaba a mi lado a unos 2 Metros y dije con una Voz fuerte pero que solo me escuchara el aunque con el sello todos lo sabrían. Mantenía mis Jutsus Ocultos por si necesitaba utilizarlos, mis Ojos miraban a todos lados percatándose de todo lo que pasara en el Campo y mi mente estaba pendiente de cualquier cosa que dijera el que nos lideraba. Me sentía mal por no atacar como los demás pero por lo menos seguía en pie, todavía con chance de atacar.

Oye Me quedare aquí Contigo, espero no te importe...!

Luego de Decir estas Palabras estaba preparado para el Siguiente Movimiento, trataba de relajarme como lo había echo anteriormente para así poder pensar Bien y utilizar mi Chakra perfectamente. Esperaba poder hacer Equipo con el Shinobi y así tener mas posibilidades de Sobrevivir en esta Guerra.

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Mensaje por Suiryumaru Hozuki Jue Mar 14, 2013 5:55 pm

Podía oir los pensamientos de Kirugani en mi mente, ahora que nos informaba de que el enemigo estaba a 110 metros de nosotros. Sokka ya se había adelantado, preparando su técnica de viento, con la que podría impactar al rival. Podía intuir su plan de atacar con una técnica fuuton, de modo que ya había pensado en la idea de complementarla con uan de fuego, para que así se sumasen nuestras naturalezas combinadas, y así le causaramos más daño al rival. Para ello usé la técnica más poderosa que conocía de Katon, una inmensa bola de fuego puro que destruya al rival con todo su igneo poder. Una vez lanzada la esfera de llamas, me dí cuenta de que un nuevo aliado había aparecido en la escena, atacando a los que se encontraban en la linea ofensiva enemiga. Con una increible técnica los estaba atacando, con la firme intención de aniquilarlos. Al mismo tiempo, pensé que con toda la ayuda que había, no era preciso seguir manteniendome en el modo bijuu. No estaba bien depender de mi naturaleza como Jinchuuriki. Esta guerra debían de ganarla humanos y no dioses. Pero toda ayuda era poca, por lo que me tuve que conformar con eso mismo, y ese chakra que me daba era más que necesario. Ninguno de nosotros era consciente del ataque que casi había acabado con mi esencia como jinchuuriki, por lo que habría sido absurdo siquiera el replantearse mucho más aquello. Para cuando llegué a esa conclusión, la bola de fuego, que fue lanzada un par de segundos antes que el ataque de Fuuton de mi compañero el Amekage, se habían combinado, generando una monstruosidad que atacaba al enemigo, posiblemente destruyéndole si no lo evitaba. Respecto al clon de delante mía, no había sido destruido, pues se había descubierto su auténtica naturaleza como clon material y no sólido. Aún seguía impasible preparado para atacar al enemigo.

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Off: Luego edito los spoiler por si falta algo. Se que no he puesto daños y coste, pero el daño que hacen ambas técnicas bastaría para dejar K.O al rival. deben ser mas de 2000 pv, porque el fuuton doblaría al katon. Esta tarde los edito, son las seis y he tenido que levantarme a escondidas para hacer este post.
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Mensaje por Kurai Kaze Vie Mar 15, 2013 1:17 am

Todo muy rápido pasó, al parecer me había confiado en sobremanera, dejando de controlar lo que por mi retaguardia pudiera seguirme, pero se necesitaría mucho más que eso para pararnos. Cuando el primero de nosotros se deshizo al caer en el genjutsu eterno de Totsuka, nos mandó sus vivencias al resto, dándonos escasas décimas de segundo para reaccionar. Otros dos de nosotros cayeron ante tan imponente filo, pero el cuarto, poseedor actual de nuestros ojos, tuvo el tiempo suficiente de reaccionar, invocando con un parpadeo de ojos el mismo ser etéreo, de chakra con tonalidad oscura en su totalidad. Este surgió en dirección contraria a la que nuestro hermano se dirigía, usando instantáneamente la segunda joya de este, el Espejo de Yata. La Totsuka que aquel poseedor de los ojos del sabio había usado, rompiendo mi planificada ofensiva inicial, fue proyectada por tan maravillosa joya, a una velocidad demasiado alta como para que pudiera evitarla de la misma forma, quedando así atrapado en su propio genjutsu y perdiendo la consciencia. Su ser etéreo se desvanecía casi al mismo tiempo que se desvaneció el de nuestro hermano, pues en llamas tan negras como la negatividad que transmitían los humanos al mundo, infectándolo con su podredumbre, este había sido prendido, llamas lanzadas por aquel de quién nuestro líder nos advirtió y con el que, fracciones de segundo antes de bloquear el sorpresivo ataque, había establecido contacto visual.

Por nuestra parte, los tres hermanos que quedamos desaparecimos mediante el sellado con una mano de un jutsu, en el mismo instante que el cuarto ejecutaba tan perfecta defensa, apareciendo cada uno a veinte metros de su posición inicial, pero en diferentes direcciones. El primero, que hasta hace poco presentaba dos protuberancias en los hombros, se había adentrado diez metros en la niebla en diagonal derecha a nuestra posición inicial, activando los mismos ojos que nuestro hermano tuvo antes, permitiéndole ver a todos nuestros rivales y sus respectivas ofensivas, que serían aplacadas por el segundo de nosotros, situado actualmente a diez metros de la niebla, en diagonal izquierda. Todo aquello que veía nuestro primer hermano, todas las imágenes que por su mente pasaban, nos eran transmitidas al resto al instante, por lo que el segundo solo tuvo que aprovechar la expansión de chakra anteriormente realizada, y ahora visible por aquel que al Señor del Este estaba comunicado, para realizar la nueva ofensiva que en nuestro interior habíamos debatido superficialmente. La mayoría de nuestros adversarios siquiera habían tenido tiempo de moverse, y los que habían podido hacerlo habían lanzado sus ofensivas a nuestra posición inicial, por lo que su destino estaba decidido. Con movimientos demasiado rápidos para el ojo humano normal, el segundo de nosotros comenzó a realizar movimientos ascendentes y descendentes con los brazos, formando así potentes corrientes de aire que bajo los pies y sobre las cabezas de nuestros adversarios y demás entes en el campo de batalla, cuyos movimientos predecir podría, atacando donde conveniera para alcanzarles, acabando en más de una ocasión con la consciencia de los susodichos y transformando la niebla en un auténtico huracán en apenas un segundo tras colocarse en su nueva posición. Por su parte el tercero de nosotros, y que había retrocedido con su acción a veinte metros, encontrándose a treinta del banco de niebla, invocó un total de cuarenta copias más, que no tenían el derecho de llamarse hermanos, de las cuales cuatro, uno de ellos con los mismos ojos activados que el primer hermano que en la niebla se encontraba, pegaron un salto de cinco metros en dirección a la niebla, impulsándose otros treinta metros por medio de un sello con ambas manos realizado, y quedando así a la misma distancia que el primer hermano, cinco metros separados. Desde esa posición llevaron a cabo sus órdenes, uno de ellos cuatro una cadena de sellos realizó, haciendo que múltiples pilares de madera llenos de estacas rodearan y contuvieran al osado que su bestia de chakra interior había realizado, y que al parecer su fuerza no había resistido, pues su ahora cuerpo inerte se desplomaba contra el suelo, que comenzaba a pudrirse a causa de la corrupción que por el portal comenzaba a pasar, infectando esta maldita tierra. Junto con estos pilares un fino hilo de chakra se formó comunicando al Jinchuriki con la mano de la copia, y sustrayendo de este la enorme bestia con colas en fracciones de segundo, que con nueva libertad podría renacer, mientras que su chakra arrancado con furia de su contenedor ahora fluía por nuestras venas. Mientras esto pasaba aquel de nuestros incompletos hermanos que los ojos del sabio activados tenía comenzó a atravesar el campo de batalla a una gran velocidad gracias al torbellino de un metro de altura que bajo sus pies formado se ha, cualquier ofensiva que le lanzaran sus ojos le conferirían la capacidad de reacción suficiente para evitarla y llevar a cabo su objetivo. El tercero de aquellos que a la niebla marcharon gigantes estacas de piedra hizo surgir del suelo tras una cadena de sellos y sus manos en el suelo posar, instantáneamente, atacando a la pelinegra Hyuga que a cuarenta metros se encontraba, pues la otra mujer idéntica más alejada desaparecido ha ante el el viento que hace unos instantes se formó, atravesando su cuerpo y provocando su inconsciencia, lo mismo que con la joven de cabellos marfil, en cuyo lado hasta hace poco un enorme gato se encontraba, mientras que el cuarto de ellos se encargaba de parar a la mole humana de más de dos metros que contra nuestra posición arremetía a gran velocidad, habiendo recorrido unos veintiocho metros ya en los apenas de dos segundos que tardaron estos en recorrer los treinta y cinco metros que de su posición actual, mediante la ejecución de un jutsu raiton que enviaría contra su cuerpo múltiples fragmentos metálicos, que paralizarían sus movimientos durante un muy útil periodo de tiempo.

Treinta del resto de los nosotros incompletos avanzaban poco a poco, recorriendo las distancias que les separaban de sus rivales, o al menos de aquellos que quedaran aún con vida, a una velocidad de ocho metros por segundo, mientras que seis de nosotros quedaron atrás. No se sabía que había pasado con el séptimo, pero ya no se encontraba en la formación, sin embargo los supervivientes deberían preocuparse de otras cosas, pues la llamada plaga había entrado totalmente ya en la dimensión, avanzando hasta introducirse en el banco de niebla, donde gigantescas criaturas con aspecto de anélidos llenos de tentáculos surgían de dentro de esta, en múltiples localizaciones, junto al resto de seres que sin piedad arrasaban con todo lo que encontraran en su camino, mientras que la corrupción pudría la tierra en su implacable avance. Poco quedaba de esta batalla ya, se podía ver en el ambiente, el mundo reclamaba ya el regreso de aquel que le traería un nuevo amanecer. La resurrección de Anarkía estaba cerca.

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Mensaje por Akiyoshi Uchiha Vie Mar 15, 2013 3:37 am

Lo hice sin pensar en las consecuencias. Suele pasar cuando ves pasar toda tu vida por delante de tus ojos.

Estaba claro que este enemigo era demasiado para mi. Pero ya no quedaba otro remedio que enfrentarle. Tan solo esperaba que rápidamente aparecieran de la nada refuerzos. Shinobis que estuvieran dispuestos a ayudarme a derrotar al individuo que tenia frente a mis ojos. Si no aparecían estaba seguro de que este seria mi ultimo combate.Mi ofensiva falló, pero no por completo. Pude asestar el golpe a tres de ellos de derecha a la izquierda, pero como si de un adivino se tratase, el cuarto, antes de que le pudiera tan siquiera rozar, se convirtió en una criatura de parecida forma a la mía. Al parecer él también era propietario de tan preciados ojos en el mundo. Con el espejo de Yata pudo devolver mi ataque contra mi. Y fue en ese momento cuando vi pasar mi vida ante mis ojos, los cuales reaccionaron por ellos mismos, puniéndose de esa forma a salvo y a mi con ellos. En marcha se puso una técnica con la que convertí mi muerte en tan solo una mera ilusión. A cambio de quizás tan solo unos segundos de vida acababa de perder un ojo por el momento, así que la batalla se iba complicando a medida que avanzaba. En el momento en el que me libre empezaron a aparecer más y más enemigos, como si de clones se tratasen. Por suerte aun tenia fuerzas como para poner en marcha otra ofensiva, así que me dispuse a ello. Comencé a expandir mi chakra en todas direcciones. Ahora mi chakra fluía por el aire en treinta metros de radio. Pronto, todos ellos estarian cayendo bajo el control de mi mente. Pero que sorpresa la mia cuando ví que al expandir mi chakra, todos aquellos individuos salidos de la nada regresaron al lugar del que habian venido, dejando en su lugar una simple silueta de humo.

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Mensaje por Kirugani Vie Mar 15, 2013 3:59 am

Mi adversario reaccionó a una velocidad casi inhumana, gracias a su Sharingan, pues al destruirse los tres primeros clones, y un instante antes de que el fuego negro le alcanzara, alzó el cuerpo de Susano'o a su alrededor, rebotando la espada Totsuka hacia el joven que había acudido a ayudarnos, tras lo que el propio enemigo y su bestia desaparecieron al aparecer la primera llama en su cuerpo. Por desgracia era un clon, en vez de el original como había pensado. En el mundo ralentizado que se movía a mi alrededor como si lo hubieran congelado, gracias a mi Mangekyo Sharingan, puede observar como el oponente, los tres oponentes, para ser exactos, hacían un sello con ambas manos y desaparecían en distintas direcciones. No podía permitirme perderles de vista, era el momento de activar el verdadero poder de Sagara. En mi ojo derecho, cuya pupila al activarse el Sharingan tomaba forma de un antiguo símbolo representante de la positividad en la vida, algo cambió, no a simple vista, sino a nivel esencial. Daba la impresión de que un enorme poder irradiaba del órgano, y en mi mente la llanura se aclaró hasta los doscientos metros más allá de donde veía ahora mismo. Desde mi posición ahora era capaz de verlo todo frente a mí. Veía como el joven Uchiha activaba la técnica ancestral y prohibida de Izanagi, y como su chakra se expandía hacia los clones que el adversario había creado justo en ese instante. Si algo había aprendido alguna vez de escuchar a los demás, había sido que los clones no pueden hacer otros clones, era una norma básica del reparto de chakra, que ni los Uzumakis, famosos en el mundo por su dominio en los Kage Bunshin, habían logrado superar, por lo que el Loto que había hecho dichos clones debía ser el original. Él no me veía, y el clon que se había adelantado, quedando a unos 90 de mi posición era destruido en ese mismo momento, por lo que nada pudo avisarle de que mi ojo derecho, el mismo que irradiaba poder antinatural, parpadeara prendiendo en llamas negras a mi enemigo. El poder del Sello Demonio no solo aumentaría mi visión, sino que también afectaba a la potencia de los jutsus, doblando la fuerza con la que mi chakra los impulsaba. Las llamas que prendieron en el cuerpo de mi adversario, cubriéndolo y consumiéndolo totalmente, ardían con más violencia que las anteriores, haciendo honor a su nombre, Elemento Infierno, pues tan solo los fuegos del averno podrían consumir la carne y el alma con tal voracidad. Tras el hombre que ardería como un pecador en una ciudad controlada por fanáticos religiosos, el portal dimensional comenzaba a perder el control. Cientos de monstruos lo traspasaban, contagiando con su maldad esta tierra y haciendo nacer de ella miles de criaturas, azotadas por el poder que llegaba palpitante a nuestras espaldas, del lider del Loto Negro. No sabía nada del Emperador y el Kazekage, pero su lucha ya debía haber comenzado. Nuestro deber ahora era impedir que la plaga se expandiera. Una vez mas, mandaba a todos mis aliados mis vivencias, haciéndoles ver lo que yo veía para que no quedasen atrás.


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Mensaje por Sokka Vie Mar 15, 2013 9:32 am

La batalla discurría a distancia. Parecía que jamás avanzarían. La batalla era transmitida a todo aquel que tuviese el sello de la canción del colibrí activado a la velocidad del pensamiento. Kirugani estaba sirviendo de ojos de aquel que estuviese en contacto mental. Siendo así, ¿para qué mantener los míos abiertos?

"Para ver por dónde caminas, ¿quizás?"

"Buena observación."

Tocaba centrarse, las imágenes que se transmitían a mi mente eran las de que habían desaparecido un montón de copias del atacante quedando solo éste y a continuación comenzó a arder. Ardía en un negro fuego, tan negro como la noche sin luna e incluso más. Mientras él ardía la plaga avanzaba sin piedad. Unas especies de gusanos había llegado a entrar en la niebla. Eran tres de proporciones colosales. Dudaba mucho que la parte visible fuera todo su cuerpo por lo que parte de éste seguro que quedaba oculto bajo el suelo. Aquellos anélidos parecían más de desiertos o mares en lugar en aquella pradera. A primera vista aparentaba ser un gusano, pero su cuerpo poseía de tentáculos de grandes dimensiones que salían de la tierra en frente del gusano. En la parte superior se encuentra su boca, llena de un grupo más pequeño de tentáculos con pinchos que hacen las veces de lengua, estos medían aproximadamente unos 5 metros. Eran bastante rápidos, rellenitos (20 metros de diámetro) y altos (30 metros de altura).

Quizás fuese mejor tomar una ofensiva desde una posición aérea y para ello debería realizar una serie de sellos de complejidad media que me proporcionaría las alas que necesitaba para volar a baja y media altura por los cielos a una alta velocidad. Realicé los sellos requeridos y una serie de varios papeles se pegaron a mi espalda, formando en esta unas alas hechas de papel, las cuales me permiten volar. No eran bastante grandes ni muy pequeñas, tenían el tamaño apropiado para no tomarlo como un cuerpo extraño en mi y además realzaban mi figura. Con ellas alcé el vuelo hasta llegar a una altura de 30 metros mientras la lluvia todavía caía sobre mí. Todavía mi espíritu estaba sereno, el flujo de mi chakra seguía mejor que cuando había empezado el combate. Tanto la llamada de la lluvia como la voluntad de la lluvia seguían activas. La lluvia... La lluvia era mi hogar, el primer recuerdo que conservo es bajo la lluvia. Amegakure era una gran villa y yo debía volver a ella. Lo que ahora me impedía mi regreso era aquella plaga. Aquellos seres oscuros eran una verdadera molestia. Parecían estar compuestos por odio y maldad y para combatir el odio había dos modos, el amor o más odio. ¿Qué camino tomaría? ¿Cómo elegiría combatir al odio? Sea como fuere, escogiese lo que escogiese ahora había decidido atacar. Cerca de mi había uno de los gusanos. Volví a realizar los sellos correspondientes para realizar el descenso del águila. Otra columna de viento arremolinado se volvió a generar desde mi cuerpo y procedió a ascender de nuevo hasta las alturas. Entonces en la punta se volvió a formar una esfera que fue absorbiendo en su interior el resto de la columna para que luego se precipitase sobre el anélido, tomando el aspecto de un ave de presa brillante.

El ataque se precipitó sobre el cuerpo que sobresalía de la tierra causándole un gran daño al gusano y aún así, éste seguía en pie. El anélido distanciaba de mi un total de 40 metros aproximadamente, estaba siendo mojado a causa de la lluvia, la lluvia de un guerrero ameniano. Ese había sido su error. Si entras bajo la lluvia prepárate para lo peor. Así era el dicho ameniano para los extranjeros y en varias ocasiones se había demostrado. ¿Cuántas veces más debería demostrarse aquello para que se percatasen de una vez por todas de que la lluvia es para calmar el alma y no para batallar en ella? Aquel que osase romper el remanso de paz debería ser considerado un criminal, ser buscado por la justicia y perseguido por los representantes de la lluvia hasta darle caza y traer de nuevo la paz, la tranquilidad, el silencio...

El viento dio una leve sacudida despeinándome un poco el cabello. Mi ropa mojada ondeaba a causa de esa brisa. Por mi rostro caían las gotas de agua juntándose con mis lágrimas. Lágrimas al viento que serían llevadas hasta la tierra donde se colarían a través de los poros de ésta y muchas de ellas serían absorbidas por las raíces de la verde hierba. El anélido parecía enfadado, había sentido en sus carnes la sensación del dolor, la pérdida de la vitalidad, de aquello que le movía. Sentía el como había perdido parte de lo que le ataba a este mundo, parte de aquello que le permitía existir. Y yo le observaba desde el aire, veía como se retorcía de dolor, como sufría...

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Mensaje por Alzack Vie Mar 15, 2013 11:16 am

Dura guerra que estaba dando lugar en estos momentos, una guerra la cual no parecía tener fin, nosotros estábamos dando el máximo posible para poder ganar, pero aun así era muy complicado.

La plaga se estaba acercando a nosotros, mientras estos venían a mis clones les dio tiempo a retroceder unos metros y al real a acercarse otros metros, estando exactamente a 20 metros entre los dos. La niebla aun seguía cubriéndonos a todos. Y una calma en ese momento recorrió mi cabeza, estaba atento a cualquier ataque del enemigo. Aproximadamente a unos 50 metros, un especie de gusano gigante apareció. Rápidamente calcule mi estrategia, el Alzack real estaba a 70 metros, una distancia perfecta para atacar. Rápidamente por el sello dije un mensaje pidiendo un refuerzo. -Necesito alguien que me pueda proporcionar arena y que me ayude a matar a un monstruo-. Mientras atacaria con mis clones armados del arco creado por Raiton. Todos ellos se pusieron a lanza flechas, mas concreta mente 10 flechas cada clon, tardando así 10 segundos en que todas las flechas se lanzasen. Mas el tiempo que tardaría en dar al enemigo. Mientras todos estos atacaban y entretenían al monstruo, un aliado de Suna me dio la arena que necesitaba, y otro aliado del imperio de Kirigakure parecía dispuesto a luchar a mi lado también. Con arena, ya pude hacer mi ofensiva, entre mis clones, si sus flechas daban, destrozarían sus pequeños tentáculos. Ahora el objetivo era los tentáculos grandes. Utilizando mi control de la arena, la desplace hasta la posición del gusano. Una vez la arena estuviese a la altura del gusano, dividiría la arena en 10 partes distintas, 5 de ellas atacarían a un tentáculo distinto, el cual, si este ataque tambien daba los destrozaría, dejando a este monstruo sin defensas.

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Mensaje por Shika Vie Mar 15, 2013 11:30 am

De pronto, la situación pasó de antojárseme eterna a producirse las cosas a una velocidad de vértigo. Varios integrantes del grupo enemigo desaparecieron mientras que los demás esquivaron, de un modo u otro, el ataque que el aliado de Sunagakure les lanzaba. Con un contraataque, uno de los contrarios estuvo a punto de vencer al que nos estaba ayudando, aunque éste logró salvarse de forma inentendible ante mi vista. Todo fue muy rápido a partir de ese momento, había varios enemigos y de pronto ninguno, entre ataques del aliado y el hombre que había organizado la formación inicial de la batalla. Tan solo pude ser consciente, por el estruendo producido, de que los refuerzos de los enemigos avanzaban hacia nosotros en forma de integrantes de lo que se conocía en el mundo como la plaga.

Según las informaciones que llegaban a mi mente, pues el alcance de mi visión ya no me permitía ver al principal enemigo, supe que el hombre que había dirigido nuestra formación le había atacado. Lo que más claro tenía era que los ataques que había lanzado anteriormente no habían afectado más que al suelo, y realmente la tierra no notaría el cambio. Pero no debía preocuparme en ese momento de si un trozo de pradera estaba electrocutado o no, sino de que se acercaban los componentes de la plaga, hordas de desagradables criaturas, infinitamente de más horrible aspecto que el de Negro Kun. Quien se atreviese a comparar el aspecto de mi hijo con el de aquellos engendros no tendría buena vista, o eso era lo que pensaba yo en momentos como aquel, en que un gusano que me resultaba increíblemente familiar salía del suelo cerca de mí. Tenía una gran cantidad de tentáculos, cosa que no me hacía excesiva gracia, pero yo ya había pasado todos los traumas que tenía que pasar con respecto a ese leve detalle, aquel era momento de luchar sin detenerme a pensar en el pasado.

Ordené a Negro Kun atacar a los infectados que venían por tierra, siendo su fuerte las embestidas y los mordiscos. Así, él comenzó a correr en dirección a la horda de sombras de la brecha que se acercaban, logrando embestir a uno y morder a otro mientras pasaba a la siguiente fila de infectados. Tras la velocidad que podían alcanzar los que iban en primera fila, venían los corruptos. A su paso, sin parar a observar lo que le rodeaba, Negro Kun levantó una pata, con cuya garra se sirvió para arañar a un hombre poco antes de embestir al que había dos metros detrás.

A una distancia de cincuenta metros de la criatura, pude ver que tenía siete tentáculos situados a lo largo de su cuerpo, así como ocho en la boca. Delante del gusano crecían dos más, de una longitud aproximada de treinta metros. Decidí primero centrarme en los tentáculos de su cuerpo haciendo un sello con ambas manos y creando una bola de electricidad entre ambas que después lancé a uno de ellos con intención de deshacerme de él. Repetí la acción seis veces más, las suficientes como para ver resuelto el problema de los primeros siete tentáculos. En aquel momento quedaban los de la boca y los otros dos, de modo que repetí una técnica que había realizado un rato antes, aunque dirigida a un objetivo que no había alcanzado. Hice varios sellos con ambas manos para después convocar un torbellino de electricidad que lancé en dirección a la boca del gusano. El radio en que haría efecto la explosión sería suficiente para deshacerme de los tentáculos de la boca y, además, dañar el cuerpo de la criatura. Ya quedaba menos, simplemente debía deshacerme de lo último y desgastar sus fuerzas. Los dos tentáculos del frente, separados diez metros entre sí y cinco del cuerpo de la criatura, serían objetivo al repetir yo los sellos y el jutsu anterior. Mi diana sería la parte baja de uno de los tentáculos, afectando la explosión también al otro tentáculo y al cuerpo del gusano.

Después de aquello, tan solo me quedaría apagar la vida de la criatura de la mejor forma en que pudiera. Por tanto, hice varios sellos con ambas manos, preparándome, para después extender una mano y lanzar, desde ésta, un rayo de electricidad cuya punta mostraría la forma de un dragón. Mi diana, el cuerpo de la criatura, aunque bien sabía que con aquello no sería suficiente para terminar con su vida. Repetí la técnica una vez más, con aquello sería suficiente para que el cuerpo de aquella criatura yaciera sobre la pradera sin molestar más.

Ese sería momento, pues, de atacar a la horda de infectados que se acercaba a toda prisa por el suelo. Hice varios sellos con ambas manos, situándome anteriormente a una altura de diez metros sobre las abominaciones y comprobando que no había ningún aliado dentro del radio que ocuparía mi ataque, extendiéndose al momento una nube de partículas de cristal que dañaría lo suficiente a todas las abominaciones como para matarlas. Además, entrarían en el rango de ataque diez corruptos que habían quedado atrás y quince degenerados que habían corrido más de la cuenta. Aquello sería suficiente para deshacerme de todos los que habían entrado dentro del rango de acción, quedaba ver cómo se desenvolvían mis compañeros e intentar ayudar en todo lo que pudiera, además de lo que ya había hecho hasta el momento.

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Mensaje por Nanako Vie Mar 15, 2013 11:32 am

La batalla era cada minuto más y más complicada, el mismo destino estaba sobre la mesa, como apuesta de aquel gran tablero. La plaga estaba invadiendo el lugar, unos monstruos con forma de gusanos con tentáculos, me recordarían entonces al monstruo al que me enfrenté en el mar de kiri. El chico de cabellos negros azabache se encontraba a setenta metros de uno de los gusanos, de proporciones colosales. Sonreí al ver que se acercaba hacia ellos. El enemigo era realmente poderoso y no nos vendría mal trabajar en equipo. Active entonces el efecto de mi traje emplumado, levantando mis pies unos centímetros del suelo, me encontraba a unos veinte metros del chico de cabellos negros, entonces, de un rápido paso comencé a correr, poniéndome a su lado en dos segundos, pasé por su lado, con el cadáver de kuro aun siguiéndome. Me detuve a un paso por delante de él, a su derecha.
-Necesito apoyo raiton.-
Dije mandando un mensaje a los que tenían activado el sello. Entonces volví a correr hacia delante, quedándome a veintidós (22m) de la posición del pelinegro, había llegado allí en unos 3 segundos, quedando a cuarenta y ocho metros del gusano. Me detuve allí mirando al engendro gusano de metros de largo y ancho. Toque con mi mano derecha el suelo y con la izquierda hice un sello cerca de mi pecho, esperaba que alguien me diese apoyo raiton para que fuese más efectivo. Una masa de agua apareció encima del gusano, espere unos segundos a que alguien electrificara la masa de agua, y después deje caer la masa de agua sobre este. Sin detenerme, me levanté del suelo y apunté ambas manos hacia el gusano, haciendo que de ambas manos saliese un chorro de agua a presión directo al cuerpo del gusano con tentáculos.

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Mensaje por Agito Hoshigaki Vie Mar 15, 2013 12:20 pm

Parecía que habíamos vencido a ese ninja, sin embargo ninguno de nuestros ataques consiguió darle y por si fuera poco ese ente creó tres colnes, por suerte, el ninja que le había atacado por la espalda supo reaccinar a tiempo y pude esquivar el ataque con gran efectividad y nada mas esquivó sus golpes los clones desaparecieron, realmente no se como lo hizo, pero aquel shinobi consiguió darnos mas tiempo. Cuando me quise dar cuenta el ninja enemigo comenzó a arder en llamas negras, algo impresionante, pero el peligro no había pasado, y terminaron por llegar los refuerzos enemigos, hordas y hordas de seres dispuestos a atacarnos a todos, no podía permitir que fueran al interior de la ciudad, no, así que utilicé el sello que el ninja de Fuinkiri nos puso a todos para hablar con el compañero que tenía subido en mi plataforma.

-Mi nombre es Karibachi y voy a ir de lleno a las filas enemigas, si no quieres venir salta de la plataforma, sino bienvenido a un vuelo suicida.-Dicho esto comencé a volar a una altura de dos metros hacia los grandes seres que habían aparecido en la niebla, parecían gusanos brotados de las mismísimas entrañas de la tierra para destruirnos, al parecer un niño bastante joven estaba dañando a uno de esos gusanos atroces con¿Papel?, si parecía ser papel, bueno, fuera lo que fuera parecía que el bicho sufría, sin embargo me fijé en otro gusano que parecía haberse quedado sin tentáculos por un ninja que le golpeó de forma brutal, a ese gusano me acerqué cincuenta metros y a una distancia de dos metros del suelo. Yo tenía otro plan en mente pues del suelo brotaron dos clones de mi propia imagen mientras realizaban un sello con ambas manos cada uno, y yo decidí utilizar una técnica oculta que llevaba tiempo guardándola de esta forma los ninjas alcanzarían mi altura y los tres shinobis con mi imagen dispararían simultáneamente una gran esfera de agua cada una hacia uno de los dos tentáculos principales del animal, si es que era un animal. Las esferas de mis copias serían mas débiles pero estas dos se juntarían con la mía formando una esfera mas grande y mas destructiva que las tres por separado. Tras eso los clones hicieron un sello con ambas manos cada uno para realizar la mista técnica que realizaba yo en ese mismo intane, el control de insectos del clan Aburame, con ella comenzarían a lanzar cada uno doce oleadas de insectos para dañar a la criatura, y junto con sus insectos también doce oleadas de los míos.

Ahora mismo comencé a ver de nuevo imágenes de mi vida por mis ojos, volví a no escuchar a lo que había a mi alrededor, mi concentración en el combate y en causar la mayor cantidad de daño era tal que todo lo de mi alrededor era inexistente para mi, para que engañarnos, ahora mismo estaba aterrado, mas que eso incluso, tener que salvar a toda la humanidad era mucho peso encima, y además salvarlo de esos ninjas ya era pedir demasiado, sin embargo tenía que hacerlo. En ese momento escuché una voz conocida, una voz familiar, la de mi propio padre en mi conciencia, sus palabras, como siempre inspiradoras, me llenaban de jíbilo el corazón.

-Hijo, no tengas miedo, yo estoy contigo incluso en la muerte, tan solo ten fe en ti mismo. Dale duro hijo, yo te ayudaré en lo que sea.-En ese momento volví a sentir como mi chakra estallaba, como se volvía mayor, al igual que mi poder, me sentía realmente fuerte, y se notaba, mi chakra se pudo hacer incluso visible, pues brillaba de un verde muy vivo y muy intenso, y con este mis fuerzzas y esperanzas brillaron igual.

-¡MALDITO SEAS BICHO ASQUEROSO!.-Volví a escuchar lo que me rodeaba, aunque seguía igual de concentrado, mi miedo se había convertido en rabia y ansias de victoria, esto no era por mi, es por ellos, por los miles de ancianos, hombre mujeres y niños que están en Rac Alainn, por los habitantes de Kirigakure que no pude salvar, por mi madre, que estaba allí dentro, seguramente luchando consigo misma para no llorar y aún con las esperanzas en que ganaríamos esta guerra, por todos y cada uno de ellos, que aunque no conociese era mi responsabilidad salvarlos y protegerlos, incluso lo, incluso era por los ninjas que ahora mismo estaban en el campo de batalla luchando contra los mismos seres con los que yo luchaba, pues un solo fallo por mi parte podía significar su muerte.

Ahora mismo esto estaba tomado bastante en serio, y con el sello que llevaba puesto en mi nuca decidí darle una orden directa al ninja que me acompañaba en este vuelo. -¡ERES RAITON, COMBINA TUS JUTSUS CON MIS BALAS DE AGUA YA!.-Sonaba mandón pero esa era una manera de mandar a ese asqueroso y cruento ser a los avernos de los que había salido para merendarnos. La verdad es que tuve suerte de que el ninja que se montase en mi plataforma de insectos fuera un ninja con el elemento raiton, sino todo sería mucho mas difícil, aunque no era el único que atacaba al gusano, pues otro ninja atacaba a esa horrenda cosa haciéndole bastante daño por lo visto.

La plaga no parecía estar haciendo mucho contra nosotros y el ninja que había inicialmente parecía haber muerto, esto tenía pinta de ir bien, parecía que llevábamos las de ganar, quien sabe, quizás saliéramos victoriosos de esta guerra. ¿Nos darían alguna medalla?¿Apareceríamos en algún lugar de honor?. Realmente sería lo mínimo que podrían hacer en agradecimiento, aunque yo con volver a ver a mi madre me conformaba, pero para esto primero deberíamos ganar, y la batalla continuaba aún, así que mejor no vender la piel del oso antes de cazarlo, por eso para ir aportando todo lo posible a mis compañeros en la guerra también informaba de todo lo que veía, oía y sentía, para poder ayudar en caso de que la información que aportaba fuera útil para alguién

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Mensaje por Sonzu~ Vie Mar 15, 2013 12:32 pm

No solo por mi propia visión, si no a través de las imágenes que transmiten gracias al sello que nos pusieron al comienzo, puedo ver lo que sucede en el campo de batalla con gran precisión. El poder de nuestro enemigo es elevado, sin embargo hemos unido nuestras fuerzas creando una mayor aún dispuesta a darlo todo por ganar y demostrar que no nos dejaremos vencer tan fácilmente. Quedando clara la velocidad inhumana que tienen en ejecutar sus acciones las réplicas del enemigo que comienzan a adelantarse simplemente desaparecen al entrar en ellas un chakra externo, cuyo flujo soy capaz de ver. Con clara coordinación en sus acciones el cuerpo del adversario se prende en llamas negras, poderosas y letales, consumiéndolo por completo hasta que no quede nada de él. Preparada para los siguientes sucesos permanezco atenta a cualquier intromisión que suceda, siendo la primera de una gran gravedad. En mi mente, en cuanto entran en el desarrollado campo de visión del Demonio Danzante más las propias que visualizo, apareciendo algunas de estas del suelo y adentrándose en la niebla, miles de criaturas aparecen.

Uno de mis clones de fuego, hechos antes del inicio del combate, avanza bajo tierra esquivando cualquier obstáculo con el Byakugan activado. Así continúa hasta situarse debajo de un gran grupo de monstruos, a las orillas de la niebla, parecidos a humanos cuyos cuerpos se han deformado hasta límites donde cuesta diferenciarles. Sin pensárselo dos veces se hace un corte con un shuriken, y al recibir el mínimo daño explota, activando con el fuego los tres sellos explosivos que tenía pegados al cuerpo. Eso causaría una explosión central de 9 metros, llevándose directamente a 9 de ellos; la onda expansiva sería de 18 metros, donde se quedarían con bastantes daños. Cualquier criatura que entraba en mi campo de chakra, un globo que se extendía 20 metros alrededor, dejaba clara su posición y velocidad, mandándole directamente los datos a mis compañeros. La mayoría iba a por los bichos más grandes, no terminaban de mostrar su cuerpo, quedando este debajo de la tierra hasta donde mi visión llegaba. Abro la boca, escupiendo una gran cantidad de roca sin necesidad de hacer jutsus, que al instante cobra vida convirtiéndose en un gran golém que actúa a mi voluntad. Le mando arrollar a cualquier criatura que esté cerca, golpeando cuatro veces en lo que sería la cabeza a una sombra de la brecha que el Señor Graa ya había dañado anteriormente. Me llevo a la boca 4 píldoras del soldado y las trago sin dudar. Dos largos hilos de chakra habían salido de mis brazos, por lo que comienzo a agitar los brazos sin parar, moviéndome escasa distancia hasta estar a 14 metros de aquel monstruo con el que acabaría al darle un golpe. Lo mismo hicimos con otra sombra de la brecha, que estaba ligeramente daña por Negro Kun, y mi golem daba 4 golpes antes de que yo le asestara el final con mis hilos, manteniéndose el bicho de piedra siempre a una prudencial distancia para que mi ataque no le diera. Mientras la técnica me defendía de cualquiera que se encontrara alrededor. Tras ello fue estirando sus brazos cuan largos eran, dando a varios corruptos a la vez con sus golpes y rematándoles una vez más hasta que quedaban sin moverse. De esta manera acabó con un total de 10 corruptos más de los anteriores. Dos degenerados han aparecido cerca de mí, por lo que a una distancia de unos 18 metros propino tres golpes con mis hilos a cada uno, acabando con ellos. La batalla se ha vuelto encarnizada.

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Mensaje por Etsu Taisei Vie Mar 15, 2013 12:43 pm

La batalla se recrudecía. La ofensiva que con anterioridad había tomado no había surgido efecto ninguno, apenas logró hacer una intermitencia cuando su enemigo ya había devuelto el ataque, y recompuesto, formando un gran número de clones justo después, sumándose a los que había con anterioridad. Sin embargo, estos clones fueron rápidamente eliminados gracias a la intervención de Aki. Sin mucho más que añadir, nuestro líder, el famoso Kirugani, que pasaba sus visiones por el sello, usó una vez más aquellas llamas negras que envolvieron al que parecía ser el real, único restante, que rápidamente lo consumieron. Sin embargo, con eso no acabó todo. Un enorme ejército de criaturas de todos los tipos y tamaños apareció, algunos bajo tierra, otros por cualquier otro lugar que estuviese infectado con anterioridad. Parecía un inacabable desfile de seres, deformes, como enfermos por alguna clase de epidemia, dolorosa, asquerosa, el fin del toda vida. Ahora entendía porque lo llamaban La Plaga.

Gusanos gigantes, humanoides, entre otras cosas, formaban la mayor parte de tal descomunal invasión. Sin embargo, ellos estaban ahí para no solo retenerlos, si no eliminar a cuantos más mejor. Contando con ello, Etsu apenas tardó unas milésimas de segundo en planificar su ofensiva. De los 108 metros originales, quedaron en 88 por los 20 metros del jutsu de intermitencia que le dio tiempo a hacer, recortando así distancia con la plaga. Al tiempo, vio como sus aliados también se movía en diferentes direcciones para acometer a los diferentes enemigos.

-Necesito alguien que me pueda proporcionar arena y que me ayude a matar a un monstruo. - pudo oír gracias al sello a su aliado, su compañero de Sunagakure, que corría un poco más adelantado a él.

Cogió uno de sus kunais, lanzándolo al suelo, clavándose a 15 metros de Etsu, a apenas unos 3 de Alzack, su compañero. En apenas un segundo Etsu recorrió esa distancia, corriendo 5 metros mientras hacía un sello con ambas manos. Acto seguido, se inclinó poniendo una mano en el suelo, mientras hacía un sello con una mano, creando la preciada arena que Alzack necesitaba, sonriendo acto seguido para transmitir el mensaje con su pensamiento.

-Arena conseguida, Etsu en movimiento.

--Necesito apoyo raiton.- oyó decir a otra voz, no muy lejos de él.

Rápidamente la identificó, y con otro jutsu de intermitencia recorrió los apenas 25 metros que los separaban en poco más de un segundo, enfrentado al gusano. Rápidamente, hizo un sello con ambas manos que resultó en que una nube oscura se formó sobre el gusano, en el cielo, de la cual comenzaron a llover hasta dos veces seguidas senbons eléctricos, que se sumaron a los daños que provocó el jutsu suiton que se estaba formando sobre el mismo, de manera que ambos daños se multiplicaron. Antes de que pudiera decir nada, ya se encontraba a otros 20 metros de él, tras un sello de nuevo, otro jutsu de intermitencia. La columna de degenerados se acercaba y tenía que hacerles frente.

Siguió corriendo, recorriendo otros 5 metros, quedando enfrente de la columna de aquellos que más humanos parecían, los más numerosos. Habrían pasado no más de 4 segundos desde que aquellos se pusieron en movimiento. Sabía que sus compañeros estaban luchando contra los otros seres, puesto que incluso aquel al que le otorgó la arena que tanto necesitaba y ese al que le prestó la ayuda raiton se iban a enfrentar solos a un gusano gigante. Los enemigos se habían ido acercando mientras él realizaba sellos unos tras otros, expectante. Una tras otra, hasta 6 nubes se formaron sobre ellos, la columna más numerosa de enemigos y él mismo. Esperó, pacientemente, hasta que los degenerados, sus objetivos, estuviesen a 50 metros, distancia más que suficiente, cuando decidió hacer hasta tres veces el jutsu que tenía pensado en primer lugar, aunque empleando en él ligeramente un poco más de chakra. Eso provocaría que cada uno de los tres jutsus aplicase un algo especial, una marca de chakra, en el lugar del impacto, proporcionándole lo adecuado para su combo. Los lanzó por andanadas, de tres en tres en horizontal, los segundos un poco más adelantandos, procurando que el área de explosión de los tres primeros no se acoplaran entre si, y los de los segundos igual. Eso provocaría que, aunque las nubes se deshaciesen y los degenerados avanzasen, todos aquellos que comprendiesen un área 15m de longitud por 10 de ancho, fueran aniquilados. Las marcas de chakra le permitirían continuar con sus jutsus, esperando a que los degenerados, mentes simples, siguieran avanzando, para volver a repetir la acción, pero con otro jutsu diferente, con suerte habiendo eliminado la amenaza de degenerados, ya que sus aliados se habían encargado de aquellos perdidos, que no fueron con la mayoría de ellos.

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Mensaje por Yumi Vie Mar 15, 2013 12:51 pm

Los refuerzos venidos desde Suna eran realmente eficaces puesto que había conseguido evitar el contraataque de nuestros enemigos, el Loto Negro. Yo todo eso lo veía desde las alturas, desde la plataforma en la que me encontraba con el ninja de los bichos, clan Aburame sin duda alguna. Después de aquello el ninja que parecía más aventajado de todo el grupo se adelantó corriendo a toda marcha hacía el enemigo realizando un jutsu con el cual quemó con unas llamas negras, las cuales parecían haber salido del propio infierno, miré firmemente hacia el enemigo dándome cuenta que después de que los refuerzos hubieran contrarestado el ataque de el enemigo solo había quedado uno solo y por un momento pensé en realizar un ataque para ver si de algún modo conseguía que diera en el blanco, pero eso no era lo adecuado en ese momento. Cuando hube recuperado el sentido después de tremendo control exhaustivo del terreno y de todos los ninjas que allí se encontraban, luchando contra lo que parecía ser un ninja realmente fuerte, vi que desde lo que parecía un portal salían monstruos de todo tipo, engendros y gusanos pertenecientes a la plaga, la plaga…me recordaba a mi primera misión, en el bosque de la muerte, aquellos bichos contra los que yo luché apenas me dieron problemas, pero estos no solo eran tres, eran andanadas enteras de ellos y parecía que no venían solos, la manada crecía a medida que pasaba el tiempo, lo que salía de allí parecía ser algo contra lo que por supuesto nos deberíamos enfrentar y por el bien de la mayoría de la tierra, vencer. Deberíamos vencer ante todo.

Volviendo a donde realmente estábamos debíamos terminar con toda la plaga que se estaba acercando, pensé en hacer algo cuando una voz me habló desde los más hondo de mi subconsciente, la voz me decía que era hora de volver a unir nuestras fuerzas contra la plaga que acechaba hacia nuestra sola presencia, está claro que se trataba del ninja que había tenido al lado durante la mayoría del difícil combate que llevábamos, su estrategia me parecía completamente lógica, varias estrategias se formaron en mi cabeza mientras que recordaba la serie de jutsus raiton que podía utilizar para que combinasen de forma efectiva con los de mi compañero de guerra, el cual supuse que volvería a utilizar aquella técnica con la que una tremenda cantidad de agua salió disparada como una bala de cañón, pero claro, igual ese jutsu no era el más efectivo y si realmente buscábamos el hacer daño a nuestro enemigo de forma notable tendríamos que utilizar todo el arsenal del que buenamente dispondríamos. Yo realmente tampoco es que tuviera donde elegir, lo más seguro es que volviera a utilizar las flechas que eran las que en principio más daño podrían llegar a hacer, además al estar hechas del propio chakra elemental raiton que desprendía mi cuerpo podría combinar perfectamente con elemento Suiton del que poseía, que al parecer se trataba de la misma que la anterior, pero esta vez dirigida hacia uno de los gusanos que venía hacia nuestra posición a una velocidad bastante considerable, no me hacía mucha gracia que aquel bicho se nos acercara a mí y a mi compañero, así que por medio del sello telepático que era hora de ponerse serios, aunque antes de que nosotros lográramos hacer algo vi que desde el suelo varios personas atacaban al gusano, dejándole sin tentáculos, en realidad sin ningún tipo de tentáculos. En ese mismo instante una masa de agua apareció encima de la cabeza del propio gusano, bien hecho pensé, además de eso vi como la propia agua se electrificaba y hacia bastante más daño. Ahora si que si, me había cansado de esperar, era hora de que el propio equipo que formábamos mi acompañante y yo nos pusiéramos en serio, el de momento empezó creando dos clones después de ponernos a 50 metros de distancia y a unos 2 metros del suelo, todavía estábamos en la plataforma. Tanto los clones como él empezaron la ofensiva, recuerdo que minutos antes había oído que mi compañero se llamaba Karibachi y me advirtió de que iba de lleno a la horda de enemigos, me daba igual, los clones y Karibachi lanzaron entre los tres, tres bolas de agua, las cuales formaron una de tamaño considerable, ahí es donde tenía que funcionar yo, no iba a permitir que esa oportunidad de hacer más daño se fuera al garete, así que en unos cuantos movimientos alrededor de 10 flechas de chakra raiton se juntaron a la bola gigantesca formando un ataque increíblemente poderoso tratándose de mí. El propio ataque se vio reforzado por la andanada de bichos que tanto Karibachi como sus clones lanzaron 3 andanadas de bichos que formaron una. Una gran bala de cañón de agua reforzada con mis flechas de chakra raiton y una tempestad de bichos asolando al gusano al que habíamos atacado, eso no le mataría, pero no le dejaría en buenas condiciones como para realizar un contraataque.

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Mensaje por Toshiro Vie Mar 15, 2013 5:16 pm

La Batalla ya estaba tomando su Forma y los shinobis aleados y los enemigos hacían Jutsus sin parar para ver quien ganaba, yo estaba desorientado pero desde ahora pondría pie firme a mis propias decisiones sin pensar en lo que hacían o dejaban de hacer los demás, dejando el miedo de morir a un lado y empezando a luchar por mi Futuro. Estaba centrado en las Imágenes y pensamientos que mandaba aquel Ninja que era como nuestros Ojos, esto me ayudaba mucho en entender la Batalla y así de esta manera no morir. Miraba como los enemigos empezaban a atacar con unos Clones, pero instantáneamente, los refuerzos de Sunagakure los hicieron desaparecer de una Manera muy rápida y eficaz y nos habían salvado de nuevo. Mis Puños dentro de mi Capa de la aldea se Apretaron fuertemente, era hora de actuar pero que podría hacer yo contra estos Grandes enemigos ademas de estar a una distancia de 70 Metros de ellos.

Luego de esto empezaron a salir de un Portal cientos de Monstruos una plaga bastante Grande y con muchos Monstruo en ella, ta les eran como 3 Gusanos Gigantes que tenían tentáculos, a simple vista sabia que no podía acercarme a ellos así que decidí, empece a concentrar mi Chakra desde aquí esperando a que los Monstruos que se veían mas débiles se acercaran a mi y así poder emboscarlos de alguna forma, aun no se me venia nada a la mente solo tenia esa pequeña idea. El Shinobi que se encontraba al lado mio no me presto mucho atención y haciendo unas Alas de Hojas se fue a atacar a aquellos Gusanos que empezaban a salir de aquella Neblina, sin prestarle mucho atención decidí mirar mi Entorno tenia algunos troncos y estaba lloviendo eso me ayudaba bastante por si algo salia mal en mi Estrategia, mire a donde la Plaga y esta empezó a tomar terreno rápidamente debía pensar algo rápido y empece a concentrarme para ver, no era muy rápido en esto pero rápidamente por suerte una Técnica que había leído en un Pergamino anteriormente se me había venido a la cabeza, era como la Técnica de Replicación, pero mucho mejor, debía intentarlo aunque podría ser un gran Error y así llegar a la muerte.

Con el Chakra que había estado acumulando en el Cuerpo, lo empece a Canalizar y volver estilo Suiton por todo mi cuerpo de una manera rápida gracias a los anteriores entrenamientos que había realizado, rápidamente debajo de mi Capa de Konoha hice Sellos con mis manos y de esta manera empece a generar de mi cuerpo una pequeña cantidad de vapor, el cual concentrándome bastante pero sin perder la vista de aquellos Monstruos, logre realizar 5 Replicas de mi las cuales se pusieron unas entre otras esperando a los Monstruos y así camufla guiándome de ellos sin saber cual era el real entre nosotros.

La Técnica me había salido bastante Bien sin Complicaciones ya tenia la Distracción en aquellos 5 Monstruos Degenerados los cuales ya estaban a punto de llegar a donde los Clones, pero para su sorpresa estos no desaparecerían al golpearlos. En el Momento es que el primero de los Degenerados estaba cerca un Clon hizo como si sus Hilos fueran a atacar a un degenerado, pero era otra distracción ya que en verdad el que lo Estaba atacando con mis Hilos era yo desde otro angulo sin que se diera cuenta, rápidamente saque mis Brazos y salieron 8 Hilos hacia el Degenerado los cuales le dieron unos Latigazos y Luego todos Juntos los empezaron a apretar hasta matarlo.

Ya iba uno menos se que no era mucha Ayuda pero eso era lo que podía hacer, mi mirada seguía fija en aquellos 4 que se cercaban velozmente y esperaba su ataque con mi Estrategia lista y preparado para atacarlos apenas cayeran. Mis sentidos estaban alertas aunque mi enemigo estuviera viéndolo, no sabia que podían seguir haciendo los mas Fuertes. Estaba perfectamente camufla guiado entre esos 5 Clones los cuales parecían en verdad reales ya que como yo hacían que tenia Hilos para atacar y defenderse. En ese momento los 4 Degenerados que se acercaban Vieron como 48 Hilos iban Velozmente hacia ellos los Cuales solo 8 eran Reales y iban 2 hacia cada uno para golpearles con 2 Latigazos y Luego Tomarlos y apretarles y ya tenerlos sin movilidad alguna, ya que un Hilo le tomaba los Pies y el Otro las manos. Era Imposible que esquivaran los Hilos ya que estaría pendientes también de los Falsos y a la hora de esquivarlos los Verdaderos igual le daban, no eran tan fuertes estos Degenerados así que mi Estrategia debía de funcionar por todas las Distracciones que les Planteaba. Mis Sentidos se mantenían alertas y mi mente Pendientes de todo lo que "El Ojos" Decía o Reflejaba a través del Sellos. Los Degenerados aun no debían de saber cual era en verdad yo ya que hacia como que los Hilos de los Clones también los Fueran tomado.

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Mensaje por Kurai Kaze Vie Mar 15, 2013 11:06 pm

Aquel poder, un poder de tal magnitud, claro estaba, otra cosa no podía ser, desde el momento en el que al combate entré, desconociendo de su posesión por parte de aquellos sublevados, mi destino estaba decidido. Damocles debió advertirnos de que entre sus filas se encontraba alguien a quién de verdad podíamos llamar enemigo, pues incluso a nosotros nos hubiera resultado difícil ganar contra un shintoshin, o contra alguien cuyos poderes poseyera, sin el conocimiento y la preparación previa que la lucha contra estos conllevaba. Las infinitas llamas negras potenciadas por tal poder impregnaron mi cuerpo, descubierto por culpa de aquel maldito saco de odio, que a costa de parte de su poder y visión había conseguido sobrevivir al genjutsu infinito de Susano'o, para posteriormente hacer desaparecer a todos mis hermanos con una expansión, dejándome expuesto. El elemento sorpresa que había supuesto su entrada fue un gran inconveniente para mi estrategia, llegado hasta el punto de que yo mismo obligado me vi a seguir sus pasos. Tan pronto como aquel infinito poder apareció en mi cuerpo, la pupila de mi preciado ojo izquierdo a girar comenzó, en ese mismo instante, en ese momento de debilidad, noté como aquel poder simplemente pasaba, imposible de dañar mi cuerpo etéreo actual, pues mi misma existencia en algo efímero transformose ha, librándome de cualquier daño, mientras que mi ojo izquierdo su luz perdía. Mi estado etéreo no duraría mucho, y con estas llamas amenazando aún con quemar mi cuerpo no podría continuar el combate, de modo que solo una opción me quedaba, si quería seguir existiendo, hasta que la oportunidad tuviera de ser purificada mi existencia por el mismísimo Anarkía, de este combate debía huir. Mi cuerpo, que pronto volvería a sufrir los daños de aquel fuego que por completo me rodeaba, comenzó a desaparecer del lugar donde se encontraba, apareciendo instantaneamente en aquel lugar que aún grabado en mi diestro ojo perduraba, la puerta por donde habíamos cruzado en nuestra llegada, y por donde la plaga extendía su corrupción en esta maldita dimensión. Las criaturas que surgían derrotadas y aplastadas comenzaban a ser, sin embargo más que eso se necesitaría para frenar su avance, pues en apenas unos segundos el número original de criaturas se dobló, y seguiría siendo así hasta que el final llegara. Mis compañeros, que serían avisados del poder que en este lugar se encontraba, serían los que darían órdenes a estos seres, que con su marabunta mi huida cubrían, yo debía descansar mis heridas y prepararme para mi destino. A pesar de lo sentenciado aquí hoy nuestro líder no caería ante ese poder tan fácilmente como nosotros, la resurrección del gran Rey como un ser corpóreo era inevitable, y si por ironías de un destino cruel con el mundo, el nuevo amanecer que libraría de la auténtica plaga del odio el mal a este, el amanecer de un nuevo mundo carente de esos sacos de putrefacción que son los humanos, incluidos nosotros, fuera negado, yo mismo me encargaría de llevarlo a cabo, extinguiendo el virus mortal que a este mundo afectaba, y a nosotros con él. Ahora debía descansar y mis heridas sanar, pero, pronto, el Viento Oscuro a soplar otra vez volvería, esta vez preparado para todo.

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Mensaje por Kuchiku-kan Sáb Mar 16, 2013 2:27 am

Desdichados sean mis ojos, siempre vislumbrando desgracias en este mundo decaído, lo primero que se reflejó en mis poderosas retinas fue la imagen de mi compañero de penurias, Kurai, que prácticamente se arrastraba, mientras ardía en llamas de oscuridad, aferrándose a la vida con poco más que fuerza de voluntad. Aunque, si algo destacaba en el Loto Negro, lo único que nos unía además de nuestro Señor, era la voluntad inquebrantable por llevar a cabo nuestro cometido. Si el Vendaval negro había sido derrotado, era sin duda un buen momento para llegar. Ahí llegaba la contraparte de mi mala suerte, pues cada vez que algo malo pasaba frente a mis ojos, su opuesto positivo llegaba a mi mente, dándole sentido al gran plan de Anarkía, en el que todos estábamos incluidos desde nuestro nacimiento. Tan solo éramos 5 hombres, pero nuestra sangre pura y la férrea presa que formaba nuestra voluntad al rededor de nuestros objetivos nos hacían imparables. El sabio ya había llegado al reservorio donde la fuerza del Gran Rey se hospedaba, lo sentía a mi alrededor, en el pulso oscuro que lo recorría todo en la tierra y el cielo llegando a las mentes para calcarse en la esencia de la naturaleza misma. Su presencia se formó en cada una de las mentes presentes, sembrando su semilla en forma de palabras que cada cual entendería, en su propio idioma.

El mundo ha florecido hermoso en mi ausencia... pronto será un paraíso.



Las bendiciones de mi señor florecían a nuestro alrededor en forma de neófitos de todas las razas consumidas por La Plaga, y lo lejos, veía con mis poderosos óculos como la resistencia Shinobi luchaba contra los restos de la primera ofensiva. Posé una mano sobre el hombro de mi hermano sin mirarle, y las llamas negras se apagaron al instante, bajo mi voluntad mayor. Nada podía oponerse a los hijos de Anarkía, pues igual que su fuerza le había sacado de su jaula, liberándonos a la humanidad del yugo divino, nosotros podíamos proclamar nuestra palabra en la naturaleza con tan solo una pizca de su fuerza y la fé en nuestro Padre.

- Nuestro señor no perdonaría que muriera su hijo más fiel. Deja que sea yo quien cargue con el yugo de tu deber.

A mi espalda, el portal dimensional onduló tras el paso de Kurai, dando el aviso que necesitaba para comenzar la destrucción. No entendía por que estos pobres incrédulos pensaban que veníamos a exterminar sus vestigios como especie, qué gran pérdida de tiempo sería, pues en el momento que nuestro amo regresara, los cambios se producirían al instante. Todo se ve un poco más oscuro de lo normal, no entiendo por qué, pero siento como si una lente negra se interpusiera entre mis omniscientes ojos y el mundo. Un momento, ha vuelto a pasar. He olvidado abrir los ojos tras parpadear. Al separar mis pestañas y mostrar al mundo mis írises grises surcados por círculos concéntricos, la luz volvió a mi ser, y las nubes de oscuridad que del suelo surgían desaparecieron. Parecía que nuestro amo aún no tenía la fuerza suficiente como para que su presencia se hiciera completamente visible más que para sus hijos cuando cerraban los ojos, sintiéndolo como el abrazo de una madre. El primero de mis enemigos, y más peligroso, era el hijo de Kiryu. Verle ahora, a poco más de cien metros de mí, me traía fuerte nostalgia. El viejo Maestro de Mil Espadas había educado bien a su hijo, pero la decisión que había tomado de alejarle del mundo Shintoushin de poco había servido. Finalmente aquí se hallaba, plantando cara al Loto Negro tal y como su padre había hecho hacía ya mas de 80 años, con la misma mueca burlesca de superioridad pintada en los ojos del Ogro. Las sabias palabras que nuestro maestro nos había inculcado en nuestra niñez, cuando los tres nos hallábamos bajo los cuidados del Maestro Tortuga Negra nos había llevado hasta aquí hoy. Su voluntad era encomiable, pues incluso tras su muerte, el fuego que había ardido en sus corazones renacía en sucesor, quien por su cuenta, había descubierto los secretos de la Gran Trama, moviendo los hilos de las naciones ninja para que todo convergiera aquí hoy. Sería todo un honor acabar con su vida yo mismo, pues lo consideraba como mi propio hijo, al igual que acabé con la vida de su padre. El poder del sabio de los seis caminos brillaba en mi mirada, podía haber traído a mis extensiones, tan importantes para mí como eran sus Manos para el callado Kami no Senju, o el exterminio para Kurai Kaze, pero no quería deshonrar a mis adversarios con una invasión en masa, por lo que habían quedado atrás, aniquilando a todo vestigio de plaga que tratase de introducirse por el portal. Ahora debía acabar con aquellos que impedían el combate honorable en esta dimensión.

Expandí mi consciencia a mi alrededor, mientras me desplazaba rápidamente por el puente sobre el lago en que se hallaba el portal, y allí donde mi voluntad llegaba, decenas de plagados se deshacían en polvo, vacías sus almas, e incapaces de competir contra mi deseo de que desaparecieran, hasta que todo alrededor de un kilómetro quedó limpio de corrupción. Me hallaba en estos momentos a no mas de cincuenta metros de mi pequeño amigo, quien se había adelantado para proteger a un chico del clan Uchiha, la perdición de Kurai que le había sorprendido por la espalda. En la mirada del hijo de Kiryu no brillaba el ansia de batalla que el Ogro había mostrado con esos mismos ojos, pues había algo más sencillo, la sinceridad de aquel que desea salvar el ápice de luz que queda en el mundo.


- Demonio Danzante Kirugani de los Suitachi. Es un placer ver como los deseos de tu padre han florecido en tu corazón. Desde niños, siempre fue el mejor hombre que conocí jamás, a pesar de sus defectos lógicos por el retraso que conlleva ser humano. Te deseo una vida feliz en el otro lado.

Alcé mis brazos a ambos lados en cruz, enfocando mis palmas hacia delante, y en un movimiento frenético, me contraje acercando las manos cuanto podía, como si tratase de exprimir una enorme fruta que se iba haciendo más y más pequeña hasta tomar el tamaño de una cabeza. Sabía que quebrar la voluntad de mi adversario no sería fácil, pero confiaba en que mi fuerza superase la suya con creces, no había otra opción posible. Todos aquellos seres que se encontrasen a menos de cinco kilómetros sentirían la enorme presión que les aplastaría contra el suelo, tan solo una pequeña fracción de mi voluntad, filtrándose desde el frente principal, dentro del mismo cuerpo de Kirugani, que se mantuvo firme un par de segundos, para caer de rodillas después, sin dejar de mirar mis ojos con desafío mientras sudaba y temblaba copiosamente. Era el fin de la era Shinobi, pronto el Padre daría forma al nuevo mundo y sus pobladores.
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Mensaje por Kirugani Sáb Mar 16, 2013 4:08 am



El mundo ha florecido hermoso en mi ausencia... pronto será un paraíso.



En los cielos cubiertos, mi compañero divino Seiryu tembló, y como había avisado cuando nos conocimos, desapareció en cuanto la voz del Gran Rey llegó a su mente. Tal era el pánico que acosaba a los dioses tras escuchar tan solo una pequeña pizca de su intención reformista a nivel universal, ya sabedores de su fuerza desde antaño, cuando acabó con la mayor parte del panteón de divinidades. Si la voz había llegado hasta nosotros, significaba que Viral y Blank habían sido derrotados, o habían fallado en su tarea de parar al Líder del Loto, pues éste debía haber llegado al Núcleo de Rac Álainn, donde se encontraba el cuerpo del Kazekage, quien en su interior encerraba la voluntad de Anarkía desde la destrucción de Iwagakure.


Mientras tanto, en otro lugar.


- La sala de máquinas no aguantará Maese Uzushi, la isla entera caerá, con nosotros dentro, si seguimos así.
- Neee, cierra la boca y aumenta la potencia, no te pagamos ni pensamos hacerlo, así que no puedes contradecirnos. Si quieres vivir haz lo que ordeno.
- Pero señor... no he pedido un sueldo.... y a Sanbi no le quedan fuerzas, está a punto de deshacerse.
- Si esa tortuga no quiere moverse tendré que castigarla cuando todo acabe, ahora aumenta la potencia a 300. En marcha el Saishū tobira.


En la Ciudadela de nuevo.


Alguien había traspasado el portal y estaba apagando las llamas de Amaterasu en el cuerpo de mi adversario. ¿Era eso posible, o los ojos de Sagara me estaban engañando? Cuando vislumbré la faz del hombre que acababa de llegar, supe que sí, y un escalofrío de ira recorrió mi espalda. Frente a nosotros estaba Kuchiku-Kan, el Uchiha mas poderoso de la generación anterior a la mía, y la única persona que acudió a su funeral, pues fue él mismo quien me ayudó a enterrarlo tras batirse a muerte y darle fin a su vida. Sus ojos cerrados mostraban párpados sin arrugas, y lo mismo podía decirse del resto de su rostro y cuello, las únicas partes del cuerpo que la capa del Loto Negro no cubría. Al igual que yo había logrado engañar a la edad, parecía que él la mantenía alejada de alguna forma. Cuando abrió los ojos, pude comprobar finalmente que se trataba del viejo enemigo de mi padre, pues sus ojos no eran otros que el Rinnengan, tan famoso en las leyendas ninja, que decían que era capaz de controlar a los muertos. En un momento dado, no sabría decir cuanto tiempo después de verle, pues mi mente se hallaba dispersa en los recuerdos, una fuerza abrasadora me sobrepasó, y con ella toda la Plaga desapareció en polvo que cayó lentamente al suelo, formando una pequeña nubecilla de ceniza, que se enroscaba entre nuestras piernas para caer finalmente al suelo. El hombre con tal poder había avanzado, e incluso con mis preciados ojos, era imposible lograr seguirlo, como si su deseo de desplazarase fuera mayor que nuestra capacidad para observarle. En un instante apenas, estaba frente a mí, a tan solo 10 metros, desde donde pude oír sus palabras, con la misma voz joven y refrescante, una voz que dejaba la mácula del perdón en aquellos que la escuchaban, como si el mero hecho de seguir vivos pudiera ser por el deseo de quien hablaba. Todo lo que llegaba a mí, era transmitido a mis compañeros, pues por desgracia, no lograba juntar la suficiente concentración como desactivar el sellado.

- Demonio Danzante Kirugani de los Suitachi. Es un placer ver como los deseos de tu padre han florecido en tu corazón. Desde niños, siempre fue el mejor hombre que conocí jamás, a pesar de sus defectos lógicos por el retraso que conlleva ser humano. Te deseo una vida feliz en el otro lado.

Tras pronunciar nuestro epitafio, Kuchiku-Kan extendió los brazos, con las palmas abiertas hacia nosotros, y proyectó su voluntad contra nuestros corazones, centrándose en destruir el mío con la mayor parte de sus fuerzas. En seguida sentí como el órgano amenazaba con pararse por el Shock de encarar tal fuerza, pero latido a latido, con un colosal dolor y esfuerzo, logré mantenerlo. Una vez más, y otra, otra y otra después. Cada latido de mi acelerado corazón representaba el máximo de fuerza con que mi alma luchaba para proseguir su existencia en este mundo. Aún quedaban cosas que hacer en este mundo, gente que necesitaba la ayuda de sus seres queridos. Y aún más importante, si su padre no luchaba por mantener el mundo para que pudiera vivir, Kirunami nunca podría respetarle. El rostro de mi vástago era lo único coherente que mi mente reflejaba, rellenando las reservas de voluntad que rápidamente el adversario estaba minando. A mi lado, sentía a Sadoru luchar con toda su alma, lanzando un grito mental que resonaría en las cabezas de cada uno de nosotros, mostrando su inhumana fuerza y resistencia. Mientras yo caía al suelo arrodillado, pudiendo tan solo desafiar la orden de Kuchiku-Kan que me pedía la vida con mi mirada fija en sus ojos, Sadoru, a quien consideraba mi primer hijo, seguía resistíendose, y daba paso tras paso hasta llegar a mi lado y posar una mano sobre mi espalda. Su siguiente movimiento llevó a la mano hacia mi costado, donde me agarró con fuerza, partiéndome un par de costillas y me levantó del suelo casi el volandas, alzándome de nuevo de pié y con su brazo sosteniéndome. Era cierto, ya había cometido una vez el error de creerme lo suficientemente fuerte como para afrontar los peligros solo, pero Sadoru me había demostrado una vez tras otra que me equivocaba. La verdadera fuera de un hombre está en sus sentimientos hacia las personas que amaba, y no en su brazo ni en su espada. Junto a Sadoru, proyecté mi voluntad por sobrevivir a esta era de guerras y destrucción, el deseo de vivir para ver a mi pequeño crecer feliz en un mundo sin guerras ni miedo. No podía doblegarme, no ahora, pues si no me equivocaba, el Saishū tobira se estaría llevando a cabo ahora mismo.


País de la Tierra.


El recinto del segundo examen chunin llevaba abandonado desde que Iwagakure había caído, y con ello, el desuso de sus instalaciones lo habían llevado a prácticamente poco mas que ruinas, habitadas por los famosos yiptangos de las ruinas, una casta de vagabundos dedicados a la chatarra y el rateo profesional. Ese día, una sombra había sumido en oscuridad el lugar, haciendo huir de terror a sus habitantes, pues no todos los días se veía una Isla Voladora de tal tamaño surcando los cielos del País de la Tierra. Se mantuvo ahí durante horas, seguramente esperando para caer y aniquilar a toda la casta de ladrones y saqueadores, pero no hubo cambio sustancial en toda su estancia, hasta apenas unos segundos antes de que comenzase a moverse de nuevo. En un instante, la parte inferior de la isla se partió en dos, cayendo escombros de roca y metal desde las alturas, y revelando una enorme escotilla de quinientos metros de diámetro circular, que se abría dejando caer un rayo de energía blanquecina sobre las ruinas. La roca del templo pronto se resquebrajó, mostrando bajo la piedra versiones interiores de cada estructura, de color dorado, del mismo material que las construcciones de Rac Álainn, brillando intensamente mientras el flujo de energía se sucedió. Una vez acabado, la isla comenzó a moverse, sin rumbo fijo, pues el mecanismo que la sostenía en un mismo lugar se había agotado, junto con su fuente de energía, volviendo a ser la isla flotante que se movía errante por los Países Ninja. Por su parte, el Templo había cambiado, cargado de energía, su dorado se había vuelto plateado, y el brillo que expelía dejaría cegados durante días a los pocos yiptangos que no habían logrado huir a tiempo.


Ciudadela.


La férrea voluntad que hasta ahora nos estaba atenazando, pareció vacilar por un momento, al mismo tiempo que su dueño giraba la vista hacia el oeste, consternado. Sabía que el lugar hacia donde se dirigía su mirada no podía ser alcanzado desde la ciudadela, que después de todo, se encontraba en otra dimensión, pero el pulso de energía que había captado nuestro enemigo no podía ser otra cosa que el Saishū Tobira finalizado. El plan debía haber sido un éxito, ahora Damocles sería débil y los Emperadores podrían acabar con su existencia de una vez por todas, cerrando al fin la puerta que podía traer nuestra perdición. pero ahora necesitaba más poder. Sadoru, al sentir la necesidad en mi mente, unió nuestras fuerzas en una sola, haciendo ver como la presión que nos aplastaba cedía levemente frente al esfuerzo combinado. Kuchiku-Kan se percató y trató de aplastarnos con aún mas fuerza, pero en un flash cegador, cinco personas más aparecieron a nuestro alrededor. Cinco figuras con blancas túnicas y el símbolo de un precioso Loto Blanco, a nuestro alrededor posaron una mano sobre mi cuerpo, pasando parte de su propia energía hacia mí, y con ella su voluntad, permitiéndome al fin sostenerme por mi mismo frente a la poderosa influencia de mi adversario. El hombre que había aparecido frente a mí era el inconfundible Nagato, mi mano derecha en cualquier tema que requiriese de ingenio, pues era el ser mas curioso e inteligente que jamás me había cruzado. Las otras cuatro figuras tenían rostros que pertenecían a personas que conocía muy bien, pero cuya existencia quedaba oculta para el mundo, así como sus acciones. Una de ellas portaba dos bultos blancos, que, con su mano libre, extendió y colocó sobre mis hombros y los de Sadoru, vistiéndonos con capas como las que ellos mismo portaban. Tras hacerlo, los labios de la mujer se movieron levemente, transmitiéndome sus palabras.

- Es el momento de quebrar su voluntad, Kirugani. Todos juntos.

Asentí con la cabeza mientras preparaba mi mente para lanzar un mensaje que llegase a todos aquellos que aún mantuviesen activado el sello. Cada persona era distinta a las demás, eso había traído las luchas y la muerte, envidia, incomprensión llevan consigo destrucción. Pero la diversidad hoy sería nuestra fuerza. ¿Diez, cien, mil personas distintas? El Loto Negro quería destruirlo todo, lo que no pudiera ser controlado debía ser erradicado, y puede que una razón para vivir fuera fuerte, pero todas nuestras razones distintas unidas eran imparables.

-¡¡¡ Luchad ahora, resistíos y prestadme vuestra voluntad para que pueda derrotar al enemigo !!!
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Mensaje por Shika Sáb Mar 16, 2013 7:57 am


Lentamente, entre todos, nos encargábamos de detener el avance de la plaga. Era costoso, siempre hasta cierto punto, pues los propios integrantes del grupo de infectados tenían sus límites y caían en algún momento. Los shinobis convocados en aquel lugar para defender la vida que hasta entonces habían creado nos cansábamos lentamente después de realizar tantas ofensivas. Pero de pronto algo ocurrió, no pude verlo en un principio más que a través de las imágenes que llegaban a mi mente, en que otro enemigo del Loto Negro cruzaba el portal. Escuché, dentro de mi mente, una voz que hizo temblar a mi alma. No sabía de dónde provenía, pero no debía significar algo excesivamente bueno.

El mundo ha florecido hermoso en mi ausencia... pronto será un paraíso.



Todo ocurrió muy rápido a continuación, cuando me di cuenta la plaga había desaparecido del lugar y, una vez que pude ver al hombre con mis propios ojos, él caminaba a través de la pradera para situarse frente a Kirugani, quien había organizado la formación. Paró y le habló directamente, de forma calmada, mientras yo observaba extrañada, sin comprender enteramente qué estaba ocurriendo. Todo lo que ocurría en el lugar parecía obra de la propia voluntad de aquel hombre, que había atravesado el campo de batalla sin encontrar ningún obstáculo. Cuando realmente me sentí perdida fue momentos después, en el momento en que él extendió sus brazos a ambos lados de su cuerpo para después moverlos como si fuera empequeñeciendo un objeto lentamente. Sentí una gran presión, tirando una fuerza superior a las mías propias hacia abajo. Caí sobre el disco en que me mantenía desde rato atrás sin saber el motivo, sintiendo la decisión de un hombre que quería despedazar mi propia voluntad y la de los que había también en el lugar, luchando junto a mí. Arrodillada, con la vista perdida en algún punto que yo no era capaz de ver, contemplaba cómo los recuerdos de mi vida pasaban ante los ojos de mi mente, sin llevar consigo una simple razón.

Mis manos se alzaron, pasando de caer a ambos lados de mi cuerpo a tapar mi rostro, mientras yo perdía la decisión lentamente. Quería gritar, pero no salía ningún sonido de entre mis labios, al igual que, por algún motivo u otro, no había sido capaz de ocuparme de cuestiones como las técnicas que aún mantenida activadas, supuse que por puro instinto. Pero de poco me serviría mientras sentía cómo todo se desvanecía en un mundo sin motivos, sin razones más que la decisión, la voluntad de aquel enemigo. Me encogía poco a poco sobre mi propio cuerpo sin saber cómo podía rebelarme, enfrentarme a lo que ocurría.

Sin embargo, entre la incertidumbre que me recorría al no saber cómo podía salvarme en ese momento, sobresaltando sobre otras imágenes que circulaban por mi mente, apareció ante mí una imagen de aquel que sin problemas había supuesto una única razón, la más poderosa de todas, para que yo luchara. Pasaban ante mi mente las situaciones vividas con el chico de la cascada, cada momento que había pasado junto a él. Lentamente volvía a comprender por qué luchaba, qué era lo que me movía. Quería pasar una eternidad junto a él, quería compartir cada uno de mis días con aquel que un día había llegado de improviso a mi vida y que se había quedado sin pedirlo ni pensarlo yo. Él me esperaba, aguardaba mi llegada para ayudarme a guardar en mi memoria cada momento que pasara junto a él. No podía fallarle, no podía borrar una sonrisa tan bella del mundo por no haber sabido luchar en el momento en que se requería mi ayuda para poder salvar todo. Formaríamos una familia, debía sacar adelante a la criatura que crecía en mi interior, debía asegurar un buen futuro a quien crecía en mi vientre. Y aquellas eran dos razones, dos motivos que lentamente recuperaba del pozo en que habían caído por culpa de la voluntad de un hombre que no suponía más que un enemigo, una amenaza en mi vida y para el futuro que lograría para mis hijos.

Con un gran esfuerzo, pensando constantemente en las dos razones que había salvado, que me ayudarían a seguir adelante a través de la voluntad de otros, me estiré de nuevo y destapé mi rostro para buscar con la mirada a Negro Kun, a quien, en mi propia mente, sentía desfallecer. A él también le afectaba todo lo que estaba ocurriendo, y si no era yo quien le ayudaba en ese momento, no sería nadie. Era su madre, él era uno de los hijos a los que debía sacar adelante sin importar las circunstancias, sin importar los obstáculos. Por tanto, sin encontrar barreras que me impidieran entrar en el cauce de sus pensamientos para hablar con él, le convencí de que allí me encontraba, junto a él, para luchar por un futuro y para lograr juntos un futuro para los hermanos que tendría. Un rato más tarde sentí que él entraba de nuevo en la dirección correcta que siempre habían llevado sus emociones, sentimientos y decisiones. Y, aunque a ambos aún nos costaba mantenernos firmes en lo que estábamos intentando lograr, descendí del disco de cristal al tiempo que un nuevo mensaje llegaba a mi mente, procedente de Kirugani, pidiendo que luchásemos, que siguiéramos resistiendo como una buena defensa habría de ser si quería proteger el futuro del mundo. Debíamos enviarle nuestras fuerzas, derrotar al enemigo de un modo u otro.

Una vez que el disco en que yo iba subida rozó el suelo, me esforcé todo lo que pude por ponerme en pie y caminar hasta el lugar en que mi hijo hacía los mismos esfuerzos para mirar al frente. Era una fuerza enorme la que atacaba a nuestras mentes para destruir nuestras voluntades, pero lentamente la decisión volvía a crecer en nuestro interior, lo más rápido que podía la presencia de una criatura que crecía en mi interior se hacía más notable para nosotros, haciéndonos creer, al final, con una fe inquebrantable en el futuro. Poco a poco recuperábamos aquella parte que lográbamos rescatar de nuestras propias fuerzas, momento en que miré a Kirugani, decidida para luchar por el futuro. No me quedaría quieta, no dejaría pasar el presente sin hacer nada por luchar para lograr algo. Utilicé el sello que nos permitía comunicarnos mentalmente para decir mi decisión ante todas aquellas personas que estuvieran dispuestas a escucharme, mientras en mi interior crecía la llama de la esperanza que me mantenía en pie y me otorgaba las fuerzas suficientes para seguir luchando, junto con las razones que, de un modo u otro, me habían llevado allí aquel día.

- No sé los demás, pero yo no caeré hoy sin luchar antes por alcanzar la posibilidad de tener un futuro.
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Mensaje por Kori Sáb Mar 16, 2013 9:30 am

El individuo del Loto Negro había creado una plaga de horribles criaturas. Me recordaron al Chuunin que había hecho, con asquerosos gusanos que revivían gracias a la niebla en la que se encontraba, niebla que nos hacía perder a nosotros la cordura. Mi odio hacia aquellos abominables monstruos era infinito, al igual que lo sería en esta ocasión contra los que en esta batalla, que con suerte o sin ella esperaba que fuese la última en la que estuviera presente, amenazaban con hacernos daño a mí y a mis compañeros.

Sin embargo, no fui lo suficientemente rápida como para atacarlos. La plaga, de una manera u otra, desapareció, alegrándome en parte; pero preocupándome por la otra, pues sabía que eso sólo significaba que una cosa peor estaba por llegar. Supe entonces que la batalla tocaría en breves a su fin, aunque no podía estar segura de si alcanzaría a ver dicho final, ya fuese feliz o triste. Me encontraba muy cansada ya de la batalla, pero debía hacer acoplo de todas mis fuerzas para continuar fuera como fuese, no podía permitir caerme después de tanto recorrido.

Había escuchado unas palabras dentro de mi mente:


El mundo ha florecido hermoso en mi ausencia... pronto será un paraíso.


Uno de los componentes del Loto Negro venía a dar el golpe final, el golpe con el que intentaría vencernos de una vez. No querrían perder más tiempo con nosotros; sin embargo, no les sería tan fácil deshacerse de estos humanos. Al fin y al cabo habíamos aguantado mucho luchando contra ellos. Y debíamos aguantar lo que quedaba; nuestra derrota no debía caber en los planes del destino.

Tenía estas ideas esperanzadoras en mi mente, intentando luchar, pero una fuerza desconocida las desvaneció de pronto. Sabía que ahora sí debía mostrar lo que yo, Kori Nara, valía. Todos teníamos ese cometido en estos momentos; y Kirugani nos pedía nuestra ayuda. Nuestras almas debían ser superiores a las de nuestros enemigos. Pero, ¿éramos capaces de ello?

Antes de comenzar el gran combate, había pensado mucho en todas las cosas que me hacían estar aquí, en todo lo que me hacía avanzar hacia delante sin mirar atrás, por muy fuerte que fuese la tentación. Me convencí a mí misma de que había cambiado a mejor, de que yo podía si mis ideas estaban claras en mi mente y en mi corazón. La sangre seguía recorriendo mi cuerpo a cada segundo, acelerando la rapidez por la que pasaba. Necesitaba oxígeno y fuerzas para lograr mantenerme en pie, y mi cuerpo lo sabía. Pero en este momento la fuerza que importaba era la de mi espíritu, y de esa fuerza logré seguir adelante.

Respiré profundamente y di un paso al frente. Kirugani y los demás que se encontraban a su lado me tenían de su parte. A mí y a los otros muchos que nos encontrábamos en el lugar. Me dolía profundamente intentar despejar mi corazón de la fuerza que lo oprimía. No era la única en estas condiciones, y no debía autocompadecerme. Llené mi pensamiento de los momentos que habían hecho latir aquel músculo muy rápidamente, y que habían tornado mis mejillas de color rosado. Me aferraba a una idea sin fundamento, pues no estaba segura ni siquiera de mis propios sentimientos. Era una locura, en eso estaba de acuerdo, pero en toda locura hay un poco de razón. Y en todo amor hay un poco de locura.

Pensé en si algún día disfrutaría de un niño al que criar con una persona que me quisiera a mi lado, y supe que eso no sería posible si hoy no lo daba todo por todos. Si yo no podía tener ese privilegio, quería que otros lo tuviesen. Y pensando en ese sentimiento por los demás, di otro paso más adelante, uniéndome a Shika, diciendo tras activar el sello:

-Estoy con vosotros.
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Mensaje por Alzack Sáb Mar 16, 2013 10:26 am



Estaba dando el máximo de mi persona, acatando de todas las formas posibles para derrotar a la plaga que nos estaba atacando, con nuestro esfuerzo podríamos derrotar al mal que acechaba delante nuestra y amenazaba con destruir a la raza humana. Miles de generaciones de gran esfuerzo se echarían a perder si no parábamos los pies a nuestros enemigos, miles de personas rezaban sus plegarias en estos momentos, para que nosotros los defendiésemos y no los abandonemos. Por todos ellos mi ataque no cedería hasta que mi cuerpo no lo resistiese mas y quedase sin fuerzas, a merced de cualquiera, pudiendo quitarme la vida, pese a todos nuestros esfuerzos cometidos. Mientras luchaba, unas imágenes llegaron a mi mente, en estas podía ver gracias al sello colocado en mi nuca, a otro enemigo cruzando el portal que traía a Rac Alainn. Pude oír una temible voz, la cual hizo que mi cuerpo se pudiese a temblar, no sabía de quien o que era, pero esa voz me puso la piel da gallina, una voz capaz de amansar cualquier fiera.

En un pestañear de mis ojos, la plaga desapareció de aquel lugar, como si todo hubiese sido una cruel ilusión creada por los dioses para mofarse de la especie humana. Pestañee de nuevo para ver si todo era real, si los infectados había desaparecido, y así era, pero aun no nos podíamos relajar. Esta vez la imágenes no llegaban a mi cabeza, si no que podía ver al hombre que anteriormente había cruzado el portal, recorriendo el campo de batalla, hasta colocarse delante de Kirugani, una vez ahí pronuncio unas palabras las cuales no pude entender, ademas de por mi cansada forma física, por una gran presión que sentía en mi cabeza. Tras terminar de hablar, alzo sus manos en forma de cruz, y los cerro como si tratase de disminuir algo. En esos momentos, una gran presión recorrió todo mi cuerpo, haciendo que mis músculos poco a poco cedieran, agachándome poco a poco, si no era capaz de resistir aquella presión, moriría aplastado, sin cumplir tantas promesas que hice a lo largo de mi vida.

Mis padres, mis antepasados, los cuales habían puesto sus esperanzas en mi para que dejase el listo alto a aquella familia de bandoleros, que de una manera o otra supo ganarse la vida justamente. Solo conocí a mis padres, pero sabía que algún secreto muy importante me ocultaban, podría ser de mis antepasados, mis dotes para el genjutsu, ¿Provendrían de ellos?. Puede que si, la respuesta estaba en mi interior. Tenía muchas cosas que hacer en esta vida,convertirme en un shinobi de provecho para Sunagakure, entrenar y controlar al monstruo que se encontraba en mi interior, continuar el legado de Sauzi, y utilizar sus genes para defender la villa que el tanto amaba, ademas de adivinar la gran incógnita de mi vida, mis antepasados. Tenía muchas cosas por hacer en mi vida, y no las echaría a perder pereciendo en este campo de batalla.

Con toda mi fuerza de voluntad, me fui levantando poco a poco, esforzándome mucho, sin rendirme en ningún momento, aunque mi cuerpo cediera, mi alma no lo haría, y esta era la que me estaba dando fuerzas para seguir luchando día a día, sin para de entrenar día a día, para así mejorar como persona y poder sobrevivir en este mundo. Con esta batalla, estábamos aprendiendo mas que con cualquier otra batalla. Luchando todos unidos, podíamos enfrentar a cualquier enemigo que se nos presentase en este mundo, puede que supere nuestras fuerzas, pero sí uníamos nuestras almas, nunca nos derrotaría, y esto es lo que todos haríamos en este momento. Con mucho esfuerzo, finalmente me pude poner en una posición erguida, soportando todo el peso que recaía sobre mis pesados hombros. Un mensaje resonó por mi cabeza, de la misma persona que encabezo todo el ataque defensivo por parte de la especie humana. En ningún momento supe su nombre, hasta ahora, Kirugani resonó por toda mi cabeza, nos estaba pidiendo ayuda para poder derrotar al mal que se presentaba delante nuestra. Con gran esfuerzo, levante las manos hacía el cielo, daría mi voluntad aquella persona, para que en nombre de todos los vivos, derrotase de una vez por todas al enemigo que amenazaba a la especie humana.

Mi voluntad ahora es tuya, si unimos todos nuestras fuerzas, seremos imparables. ¡Nadie podrá derrotarnos a todos juntos!


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Mensaje por Yumi Sáb Mar 16, 2013 11:01 am

Todo había acabado pensé, la plaga estaba siendo aniquilada por todo nosotros, y nuestro enemigo real había sido atinado con fuerza por el que parecía ser el líder de todos los shinobis experimentados o no que estábamos allí, todos los ataques, combinaciones, todo lo que podíamos dar de nosotros mismo contra la llamada plaga, volví la vista desde la plataforma en la que me encontraba con Karibachi, el Aburame con el que me había mantenido la mayoría del combate o si no casi todo, era un buen chico y hacíamos una buena pareja en cuanto a ataque se trataba, él suiton, agua, y yo raiton, rayo, una combinación bastante fatal cuando se trata de ninjas algo experimentados como lo éramos nosotros, aunque eso no importaba. La plaga había sido un rival bastante fácil de vencer, no habían dado muchos problemas, aunque como había supuesto, no vendrían solo los que estaban allí, independiente de los que habíamos aniquilado entre todos los ataques de los ninjas que estábamos allí para que la plaga fuera pasto de nuestros ataques, ninjas de todo tipo, con monstruos, espadas a la espalda, hilos saliendo de las partes de su cuerpo y con ojos extraños. Se trataba de los ninjas de todas las villas que en nuestro mundo habitaban, y la verdad que estando tantos como éramos me sentía protegido, el enemigo todavía no había logrado lanzar un solo ataque que nos diera, lanzó varios, aunque no contra nosotros, eso estaba realmente bien, aunque también teníamos que darle las gracias al ninja que había mantenido a ese personaje a raya y que había logrado que junto a uno de los ninjas que allí se encontraba, el más fuerte parecía ser, lograron hacer que el propio enemigo huyera entre llamas negras, llamas que gracias al sello pude ver que se desvanecieron con solo el toque de un hombre que había salido del portal, un hombre con la misma capa que el anterior, el Loto Negro volvía a atacar, parecía que había terminado todo, pero no era así, un miedo terrible recorrió mi cuerpo con una fuerte sacudida que hizo que mi cuerpo, en un escalofrío, sintiera que era el fin, ¿porqué aquella sensación de vacío? Ni yo sabía porque aquel hombre me infundía tanto miedo, ¿sería porque parecía más fuerte que el anterior que había salido con las llamas negras, escaldado de la lucha contra el aliado que había salido de la nada? Puede que sí, puede que fuera aquella sensación, aunque debía mantenerme firme, que no notara que realmente quería salir corriendo. No seas tonto Usui, estás aquí por lo que estás, por que has escogido ser un ninja por excelencia, y los ninjas no sales corriendo ni mucho menos, así que me mantuve en la posición en la que anteriormente me había posicionado, al lado de mi compañero, Karibachi, en su plataforma.

El hombre que había entrado por el portal avanzó por el campo de batalla asolando todo lo que había a su paso, en ese momento si que el miedo me infundió realmente en el alma, el solo se había conseguido encargar de aniquilar a toda la plaga, increíble pero cierto, toda la plaga había caído ante un simple persona, estaba claro que no era un persona normal, el Loto Negro volvía a darnos caza con un nuevo combatiente el cual estaba perfectamente preparado. Alcanzó en poco tiempo a nuestro líder por así decirlo y le habló estando cerca de él, y una vez terminado, sus manos se pusieron en marcha, y en un simple gesto hizo que una fuerza indescriptible asolara mi corazón y todos los órganos que mi cuerpo necesitaba para sobrevivir, el cuerpo me pesaba, hasta el extremo de que en un momento de desequilibrio me cayera de la plataforma en la que estaba subido, maldita sea, ¿qué era esta sensación?, ¿tan fuerte era nuestro enemigo como para poder hacer, con un simple movimiento de manos, que sintiera semejante dolor en todas las partes de mi cuerpo, siendo estas aprisionadas? Esto podía ser el fin, podía haber sido inútil todo lo que hicimos, todos los ataques, estrategias, todo. Podía haber sido todo en vano, pero no, esto no debía terminar así, no sería justo que todo lo que hubiéramos hecho no hubiera servido para nada, esto no debía de caer en saco roto, es verdad que yo en ese momento pensé en todo lo que me quedaba por hacer, todo, mi camino como ninja no había hecho nada más que empezar, no, realmente no había hecho nada de nada, así que empecé a controlarme, el dolor que sentía era grande, pero mis ganas de seguir y de avanzar con las personas a las que quería, las personas que realmente me valoraban, así que con las mínimas fuerzas que podía tener en ese momento empecé a sobreponerme al dolor y a las dificultades. Por el sello oí como la voz principal que nos había avisado de casi todos los ataques del rival, nos daba ánimos, no había que perder la esperanza, no debíamos dejarnos sobreponer por lo que el rival hiciera o dejara de hacer, nuestra fuerza juntos podía ser fuerte, tanto como para conseguir todo lo que nos propusiéramos. Así que con las mínimas fuerzas que me quedaban me fui acercando al centro de todo, el ninja que nos llamaba, y activando el sello que poseía desde el principio del combate anuncié mi propia decisión:

- Yo no pienso dejar que todo lo que hemos hecho todos haya sido en vano, si me necesitas, me tienes.
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Mensaje por Etsu Taisei Sáb Mar 16, 2013 11:15 am

El mundo ha florecido hermoso en mi ausencia... pronto será un paraíso.
El sello estaba activado, podía ver a través de sus propios ojos como la plaga desaparecía, a la par que un misterioso ser que parecía tener forma humana atraevesaba el portal, relevando al que estaba ya con anterioridad. Este tuvo que realizar el mismo jutsu que su compatriota Aki para evitar el ataque definitivo del líder de la resistencia ante la Plaga, Kirugani. Esto al parecer, lo dejó exhausto, provocando su relevo con el recién. A la par que este avanzaba, las criaturas desaparecían, como si su mera existencia pudiese ser borrada con tan solo su mirada, como si fuera creador y destructor. Era el ninja más poderoso que jamás había visto. Antes de que pudiera reaccionar, la Plaga fue eliminada, tan sólo quedando en el campo de batalla ellos, los ninjas, tanto del Loto Negro como de la Alianza.

Este, el recién llegado, llegó en apenas un instante frente a Kirugani, levantando los brazos, haciendo que éste, debido seguramente al influjo de su poder, cayera de rodillas. Sin embargo, ese dolor, esa presión, no la sintió él únicamente. Pues no sólo Etsu, si no todos los presentes además no pudieron hacer más que arrodillarse ante una extraña fuerza que los presionaba contra la tierra. Le costaba respirar, cerró los ojos y tragó saliva, comenzando a sudar. Todo a su alrededor parecía desaparecer, no quería desfallecer ahí, al primer golpe de tan poderoso ser, si es que eso era siquiera un golpe. Trató de alzar la cabeza. El flequillo, empapado de sudor, tapaba sus ojos, impidiéndole ver todo lo bien que debería. Sin embargo, eso no le impidió fijarse en que el gigante, el gran ninja que acompañaba a Kirugani, se incorporaba, no con un gran esfuerzo, para sacar a Kirugani de tan grandiosa presión. Al fin, de nuevo, un rayo de esperanza, un nuevo amanecer parecía llegar. Logró encontrar las fuerzas suficientes para no desfallecer. Por todos aquellos que dieron su vida para defender la vida, para que el mundo no viese su fin. Sus compañeros, todos, comenzaban a recuperarse, uno tras otro. Etsu no iba a ser menos, tenía su orgullo, su amor propio, así que tras un esfuerzo inhumano logró incorporarse, notando como la presión del enemigo acababa por romperse tras la llegada de unos nuevos combatientes al campo de batalla, era la hora final, el momento estrella, y no pensaba dejar tirados a todos sus compañeros, hermanos de batalla.


-¡¡¡ Luchad ahora, resistíos y prestadme vuestra voluntad para que pueda derrotar al enemigo !!!

Imprimió sus sentimientos en el sello, todas sus fuerzas, sus ilusiones, transmitiéndoselos a todos sus compañeros. Era la hora de luchar, de permanecer unidos. Así, de pie, comenzó a andar como podía, hacia Kirugani y los demás, acercándose a ellos, mientras una sonrisa iluminaba tiernamente su cara, su mirada, denotaba serenidad, convicción. Era el momento de darlo todo, así que, llevando una mano a su portaherramientas ninja, cogió un Kunai, apretándolo firmemente en la mano izquierda, mientras miraba a aquel ser tan poderoso, dispuesto a soportar otro embite, otra acometida, una, diez, cien, las que hicieran falta. Un pensamiento, una frase, llegó a todos los que tenían activado el sello, como él.

-Mi fuerza, mi ser, os pertenece. Lucharé, por, para y junto a vosotros.
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Mensaje por Nanako Sáb Mar 16, 2013 12:04 pm

El mundo ha florecido hermoso en mi ausencia... pronto será un paraíso.

Ilusiones y esperanzas que florecían desde el suelo como flores que surgían en un jardín de belleza infinita. Lo último que debíamos perder allí era eso, la fe, la esperanza. Evitar que aquellas flores que habían crecido de cada uno de los corazones se marchitasen y sus pétalos, saliesen volando, dispersándose hacia otros lugares, desconocidos, aun sin descubrir, pero siempre cabía la posibilidad de que las semillas y los pétalos más fuertes crecieran de nuevo, formando nuevas flores en nuevos lugares, repartiendo y extendiendo la esperanza por cada rincón.

En aquella batalla, larga, dura y complicada habíamos resistido todo, a pesar de nuestros diferentes rangos, fuerzas o incluso los problemas que hubiese entre nosotros, todo esto no nos impidió unir fuerzas. Unir fuerzas. Cada uno había plantado su semilla, había puesto su granito de arena, dio igual la fuerza de cada uno, todos hicieron lo que estuvo en su mano por ayudar, por dar lo mejor de sí mismos. Todos nos habíamos esforzado mucho por llegar hasta allí, y ahora no podíamos dejar que todo nuestros esfuerzos, no podíamos dejar que todos los que habían caído hasta ahora… No podíamos dejar que todo esto fuese en vano.

Da igual si en algún momento de la batalla perdíamos las esperanzas, lo importante, en caso de perderla era recuperarla, al fin y al cabo todos y cada uno de nosotros tenía un motivo diferente por el que luchar. Todos estaban allí por algún motivo, por alguna razón que les había llevado a aquella batalla incluso sabiendo que era una batalla peligrosa, pero realmente la muerte estaba asechando en cada rincón a un shinobi, había que aprender a vivir con la muerte y a enfrentar los miedos.

Todos estaban reflexionando, decidiendo lo que harían. Yo, por otra parte lo tenía claro, seguiría adelante, no era el momento de rendirme. Aun me quedaban muchas cosas por hacer; Tenía que devolverle la luz, y la gloria que un día tuvo mi amada Kirigakure, todavía tenía que pasar mucho tiempo con mis amigos, y conocer muchos más, mejorar y crecer como médico, darle un nuevo futuro al mundo. Ahora, sin ningún familiar por el que luchar, me centraría en mis amigos y compañeros, en proteger esos vínculos irrompibles que ya había formado, y hacer que dichos vínculos mejoraran, en encontrar nuevo vínculos, en encontrar un nuevo objetivo como ninja y como persona, en encontrar a alguien por el que poder darlo todo para protegerlo, en vivir o morir, en tener un futuro y finalmente forjar un destino.

Muchos ya estaban poniendo su boto en positivo sobre la mesa, Shika, la Hokage, de los cuales sus cabellos rosados me recordaban tanto a los míos y a los de mi madre. Kori, que a pesar de todo, seguía a mi lado, mi mejor amiga en aquel mundo lleno de injusticias. Alzack, el pelinegro al que una vez tuve ocasión de salvar, y no lo logré. Usui, una de las últimas personas que conocí. Todos, poco a poco iban acudiendo a prestar sus fuerzas a Kirugani.

Me acerqué a mi amiga Kori, quedándome a sus espaldas, y agarrando con mis brazos sus hombros, para que esta se diese cuenta de mi presencia detrás de ella. Hice que unas palabras le llegasen solo a ella desde el sello que ya, todos teníamos activados, ella las entendería. Y solo ella sabría lo que le había dicho. Entonces di un paso hacia delante, colocándome a su lado.

-Finalmente hemos llegado hasta aquí… Ahora, yo al menos, no permitiré que estos desgraciados apaguen la luz de este mundo, que tanto amamos todos, por una razón o por otra… Yo no me rendiré, todavía me quedan muchas cosas que hacer por aquí, mi luz ahora también es tuya, impidamos que la oscuridad devore la luz que tanto queremos proteger.-

Me uní a ellos, dando toda mi voluntad, mis sentimientos y esperanzas, mi alma, mis sueños… La batalla llegaría a su final muy pronto. Sangre, dolor e injusticias nos habían llevado aquí, y ahora la única forma de detener la oscuridad era unirnos, todos juntos podríamos vencer cualquier cosa que nos pusiesen delante. Si todos hacíamos que esa semilla que habíamos plantado, regado y cuidado durante todo este tiempo, haríamos que una hermosa flor creciese, quizás una sola flor no era suficiente para llamar la atención de una persona, pero un jardín, podría llamar la atención de cualquiera, haciendo que se parase a observar su esplendor aunque solo fuese por un instante. Si toda la luz se unía, brillaríamos eternamente, con una belleza efímera en la oscuridad.
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