mat VS. el garrapata

me dirigia al coliseo para poder enfrentarme contra alguien fuerte, se llamaba el garrapata, y por lo que decian de el pude comprobar que era alguien fuerte, el caso es que en el combate con el dudaria de quien seria el ganador, ya que el es muy fuerte y yo no soy mas que un debilucho, pero la verdad es que eso lo haria mas divertido cuando hube llegado al coliseo entre en la arena donde se realizaba los combates, mientras mi rival llegaba di algunas vueltas hasta marearme asi que en ese momento cai al suelo mareado, no llegaba a hacer sellos por que al intentar realizarlos veia triple, como si me hubiera tomado algo raro, mientras me levantaba pude despejarme un poco pero mi cabeza seguia dando vueltas asi que mientras mi rival venia me tumbe al suelo a esperarlo.

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info:

El coliseo de Iwagakure, lugar donde se realizan combates por dinero, una forma de mantenerse en plenas condiciones y a su vez de ganar dinero. No es que me guste dara conocer mis habilidades para dar espectáculo, pero hay que comer y las facturas no se pagan solas.

Hoy se me convocó en el coliseo para un combate, no sabía quien era mi oponente, pero parecía de los nuevos luchadores, así que tampoco me preocupé demasiado. Me dirigí a los vestuarios de las instalaciones para vestirme con unos pantalones negros de estilo Heavy y una chaqueta negra haciendo juego, también me tuve que quitar el pañuelo de la frente y pintarme la cara de calavera mexicana con decoración verde, de un verde llamativo, para que se me reconociese cuando me viera. Una vez que maquillase y vistiese de forma que no se me reconociese, me dirigí a la arena de combate, dispuesto a vencer a mi oponente. Los pasillos de la zona no estaban muy bien cuidados, todos eran oscuros, no muy anchos, con las paredes viejas y descascarilladas, incluso podía verse alguna grieta o gotera de cuando en cuando, pero lo peor de todo es que todos los pasillos eran iguales y no había señalización alguna, y como no, me perdí por aquel laberinto de pasillos.

Si no acudía al combate no solo perdía el dinero que pudiera ganar, sino que también perdería prestigio y muy posiblemente no volverían a concertarme otro enfrentamiento, así que debía darme prisa en encontrar la arena. Fui corriendo por los pasillos, abriendo todas las puertas, pero no tuve mucho éxito, a decir verdad parecía que corría en círculos, menuda manera de gastar energía más absurda por mi parte, y como siempre el tiempo se me echaba encima, por si fuera poco. Me paré unos segundos a pensar cómo solucionar el problema, hasta llegar a una conclusión, cogí mi kunai y rajé la pared por la que pasaba, dejándola marcada para saber si tenía que coger otra vía y así no pasar todo el rato por el mismo sitio.

Parecía que mi truco funcionaba, cada vez oía mas alto el rugido que provocaban los espectadores en las gradas, deseosos de ver un combate digno de mención, el cual tendría que dar desde el minuto cero. Terminé encontrando un pasillo que era más oscuro que los demás y más estrecho que cualquier otro que hubiese visto antes, al final de este se veía una luz blanca casi cegadora y se oía todo el griterío de la gente emocionada, ansiosa porque empezase ya el show. Caminé por él, tranquilo y sosegado, ahora sí tenía tiempo para llegar tranquilo, la luz era más cercana a cada paso que daba y los gritos se oían con más intensidad por momentos, hasta que di el último paso saliendo a la arena de combate y cerrándose las puertas hasta que uno de los ninjas saliera vencedor.

El coliseo era inmenso, habría por lo menos cien metros de puerta a puerta y, al lado de cada puerta, habían dos árboles frondosos y bien cuidados, los muros eran bastante altos y parecía no haber techo, sin embargo, al mirar arriba había un pequeño brillo, posiblemente hubiese una barrera para que no pudiera escapar ningún luchador antes de tiempo. Di unos pasos al frente para avanzar un par de metros y miré a mi oponente, que estaba, ¿tumbado?. Me extrañó muchísimo que mi enemigo estuviese tumbado en el suelo sin hacer nada, parecía que se burlaba de mí, así que decidí pasar a la ofensiva sin más dilación. Corrí hacia él hasta llegar a una distancia de unos cuarenta metros de distancia entre mi enemigo y yo, y entonces arranqué un gran trozo de piedra del suelo y lo elevé por encima de mi cabeza, después realicé un sello con una mano y tras eso golpeé con la otra mano la roca con gran brutalidad, esta se rompió en centenares de fragmentos que fueron disparados contra el relajado ninja a gran velocidad. Por mi parte ya había empezado el combate, y aún no deshice el sello que había hecho con mi mano anteriormente, mientras que el brazó que golpeó a la roca se escondía bajo la manga de la chaqueta.

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