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Siempre viene bien conversar un rato
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Siempre viene bien conversar un rato
Un nuevo día llega anunciado por el sol en el cielo,parecía que iba a hacer un día muy soleado que acompañado con la brisa típica de Iwagakure haría que la temperatura no fuese bochornosa y diera mas facilidad para hacer ejercicio físico de cualquier tipo como entrenamientos,combates o simplemente dar un paseo por los lugares del país de la roca
Kenko hoy se hallaba en las montañas desde primera hora de la mañana para entrenar una técnica conjunta con una shinobi de Iwagakure llamada Sonzu pero curiosamente solo se veía a Kenko entrenando solo con su ataúd a la espalda como de costumbre,resultaba extraño pues para hacer una técnica conjunta se requiere al menos dos componentes y esta vez solo se hallaba uno a la vista
tras un duro entrenamiento,Kenko paro unos minutos a descansar por el esfuerzo,parecía muy cansado,como si hubiera estado realizando un duro esfuerzo durante muchas horas sin descanso alguno pero era necesario,no podía defraudar a Asuke,el Kazekage de Sunagakure.Asuke en un combate anterior le colocó a Kenko un Kanji del amor en la frente,justo encima del ojo derecho que simbolizaba el amor que le tenía Asuke a Kenko y que este correspondía con el mismo afecto y cariño,parecía ser su único padre aunque casi nunca le viese y debía esforzarse al máximo para llegar a defender Iwagakure y limpiar el nombre de su clan ahora que alguien creía en el y alguien le quería
Kenko hoy se hallaba en las montañas desde primera hora de la mañana para entrenar una técnica conjunta con una shinobi de Iwagakure llamada Sonzu pero curiosamente solo se veía a Kenko entrenando solo con su ataúd a la espalda como de costumbre,resultaba extraño pues para hacer una técnica conjunta se requiere al menos dos componentes y esta vez solo se hallaba uno a la vista
tras un duro entrenamiento,Kenko paro unos minutos a descansar por el esfuerzo,parecía muy cansado,como si hubiera estado realizando un duro esfuerzo durante muchas horas sin descanso alguno pero era necesario,no podía defraudar a Asuke,el Kazekage de Sunagakure.Asuke en un combate anterior le colocó a Kenko un Kanji del amor en la frente,justo encima del ojo derecho que simbolizaba el amor que le tenía Asuke a Kenko y que este correspondía con el mismo afecto y cariño,parecía ser su único padre aunque casi nunca le viese y debía esforzarse al máximo para llegar a defender Iwagakure y limpiar el nombre de su clan ahora que alguien creía en el y alguien le quería
Agito Hoshigaki- Renegado
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Re: Siempre viene bien conversar un rato
Aquella clara mañana Sonzu se había citado con Kenko como única intención de entrenar una técnica conjunta con él.
Había llegado puntual, no como la anterior vez que el ninja tuvo que esperarla, aunque hubiera preferido aguardar algo más y así retrasar un poco los primeros angustiosos momentos. Tenía claro lo que debía hacer, y aunque un poco a regañadientes, se introdujo en el ataúd que el chico siempre llevaba a sus espaldas.
Quería comprobar cómo sería sin tener sus ojos, pero nada más ella estuvo dentro y Kenko cerró el ataúd la claustrofobia le invadió e inmediatamente activó su Byakugan para poder sentirse tranquila de nuevo.
A pesar de estar en el interior, podía ver todo lo que se encontrara a su alrededor, y con la clara ventaja de que los demás no la verían a ella.
Ciertamente, eso la hacía sentir más segura, y acabó cogiendo una postura dónde no se sentía incómoda; pero allí dentro incidía bastante calor y la chica acabó por quitarse (a duras penas, pues era un espacio reducido), la chaqueta y quedarse con la camiseta negra de manga corta, que dejaba ver un escote en pico.
Iba bastante firme a pesar de estar en movimiento debido al caminar de Kenko, poco a poco se acostumbraba a esa sensación de estar completamente encerrada pero ver más allá que muchos otros.
Y, al contrario de lo que se había planteado muchas veces, no tenía miedo, pues estaba protegida por el shinobi que la portaba. Podía haberse imaginado fatales situaciones y recreado la escena de la muerte de su padre miles de veces, pero en ese momento se sentía bien, y cada vez ese sentimiento iría creciendo.
Cuando fuera una fuerte ninja de Iwagakure, y pudiera servir a su villa hasta el final; entonces aquella sensación la reconfortaría y abrigaría por completo.
Sonrió para sí, y la pausa de Kenko interrumpió el hilo de sus pensamientos. Se preguntó si debía salir ya, pues seguramente la interrupción de su marcha era a causa del cansancio, pero prefirió contenerse y quedarse en el lugar a esperar alguna señal de su compañero.
Había llegado puntual, no como la anterior vez que el ninja tuvo que esperarla, aunque hubiera preferido aguardar algo más y así retrasar un poco los primeros angustiosos momentos. Tenía claro lo que debía hacer, y aunque un poco a regañadientes, se introdujo en el ataúd que el chico siempre llevaba a sus espaldas.
Quería comprobar cómo sería sin tener sus ojos, pero nada más ella estuvo dentro y Kenko cerró el ataúd la claustrofobia le invadió e inmediatamente activó su Byakugan para poder sentirse tranquila de nuevo.
A pesar de estar en el interior, podía ver todo lo que se encontrara a su alrededor, y con la clara ventaja de que los demás no la verían a ella.
Ciertamente, eso la hacía sentir más segura, y acabó cogiendo una postura dónde no se sentía incómoda; pero allí dentro incidía bastante calor y la chica acabó por quitarse (a duras penas, pues era un espacio reducido), la chaqueta y quedarse con la camiseta negra de manga corta, que dejaba ver un escote en pico.
Iba bastante firme a pesar de estar en movimiento debido al caminar de Kenko, poco a poco se acostumbraba a esa sensación de estar completamente encerrada pero ver más allá que muchos otros.
Y, al contrario de lo que se había planteado muchas veces, no tenía miedo, pues estaba protegida por el shinobi que la portaba. Podía haberse imaginado fatales situaciones y recreado la escena de la muerte de su padre miles de veces, pero en ese momento se sentía bien, y cada vez ese sentimiento iría creciendo.
Cuando fuera una fuerte ninja de Iwagakure, y pudiera servir a su villa hasta el final; entonces aquella sensación la reconfortaría y abrigaría por completo.
Sonrió para sí, y la pausa de Kenko interrumpió el hilo de sus pensamientos. Se preguntó si debía salir ya, pues seguramente la interrupción de su marcha era a causa del cansancio, pero prefirió contenerse y quedarse en el lugar a esperar alguna señal de su compañero.
Sonzu~- Imperatrix de Kiri
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Re: Siempre viene bien conversar un rato
Los caminos de Iwagakure eran los mas abruptos que jamás había visto. Podías levantarte un día caminando por un valle y en pocas horas pasar a una altiplanicie por la que el camino serpenteaba hasta llegar a la cima, y más adelante llegar a una montaña. Parecía que en el País de la Tierra no les preocupaba recorrer grandes distancias por los caminos empedrados pulcramente. En los pequeños caminos y las casas de postas pudo reconocer el diseño típico del País del Agua con edificios alargados de tejado cónico. Seguramente el renegado Shodaime Mizukage debió mandar construir estas estructuras cuando reinó en estas tierras hacía ya varios años. Aunque al parecer también había acabado por exiliarse de ese lugar, los avances que pudo haber hecho en el lugar no se tiraron por tierra. Los pocos aldeanos del lugar que había conocido, eran gente tosca y algo huraña, desconfiados por naturaleza y generalmente ancianos, pues los jóvenes y los hombres del País habían caído en las incesantes guerras y disputas internas antes de que se impusiera el sistema Ninja. Al parecer el País estaba comenzando a salir de la recesión por el ímpetu de un joven shinobi de la villa de la Roca, o eso es lo que pensaban los aldeanos de los pequeños pueblos por los que pasé.
El viaje se hacía largo y mi capa de viaje comenzaba a estar un poco demasiado desgarrada por los bordes, así como la bufanda que acostumbraba a llevar, sin envargo, comparándolo con el de Kiri, el clima de Iwa era extremadamente cálido. Aún podía recordar mi incursión al desierto, el lugar más seco e inhóspito que jamás había visto, y pensando en ello, esta extraña tierra era harto más agradable. El último camino por el que tuve la suerte de perderme me llevó a la ladera de una montaña, desde donde pude admirar el paisaje perfectamente... y varios metros bajo mi posición, vi, en efecto a una figura que cargaba con una especie de caja de madera grande. Me inclino hacia delante para poder ver mejor, sin embargo tras los días de viajes sin tregua, mi equilibrio no era demasiado bueno y caí directamente encima del joven. El golpe, me lanzó contra el suelo, peligrosamente cerca de un grupo de afiladas rocas, y seguramente me había golpeado la cabeza con una de ellas, pues una extraña ilusión se cernía sobre mí. A mi izquierda, de la caja de madera, abierta, había surgido un hada de cabellos oscuros y ojos claros que había quedado a menos de un metro de mí. Con los brazos completamente estirados en cruz y la mejilla apoyada en la hierba, la observé unos segundos llegando a la conclusión mas certera que había tenido en mi vida.
-Eres muy bella.
El viaje se hacía largo y mi capa de viaje comenzaba a estar un poco demasiado desgarrada por los bordes, así como la bufanda que acostumbraba a llevar, sin envargo, comparándolo con el de Kiri, el clima de Iwa era extremadamente cálido. Aún podía recordar mi incursión al desierto, el lugar más seco e inhóspito que jamás había visto, y pensando en ello, esta extraña tierra era harto más agradable. El último camino por el que tuve la suerte de perderme me llevó a la ladera de una montaña, desde donde pude admirar el paisaje perfectamente... y varios metros bajo mi posición, vi, en efecto a una figura que cargaba con una especie de caja de madera grande. Me inclino hacia delante para poder ver mejor, sin embargo tras los días de viajes sin tregua, mi equilibrio no era demasiado bueno y caí directamente encima del joven. El golpe, me lanzó contra el suelo, peligrosamente cerca de un grupo de afiladas rocas, y seguramente me había golpeado la cabeza con una de ellas, pues una extraña ilusión se cernía sobre mí. A mi izquierda, de la caja de madera, abierta, había surgido un hada de cabellos oscuros y ojos claros que había quedado a menos de un metro de mí. Con los brazos completamente estirados en cruz y la mejilla apoyada en la hierba, la observé unos segundos llegando a la conclusión mas certera que había tenido en mi vida.
-Eres muy bella.
Viral- Imperator de Kiri
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Re: Siempre viene bien conversar un rato
En medio de su descanso,algo cayó del cielo encima de Kenko de forma violenta, tirando le al suelo y haciendo que su ataúd se desprendiese de su espalda,cayendo al suelo, por lo que este pensó que sería un enemigo y le volteó tirando le al suelo cerca de unas rocas afiladas
El muchacho no pareció darse contra ellas pero quedó muy cercano a ello,Kenko se dio cuenta que de al caer el ataúd se abrió dejando a Sonzu al descubierto por lo que Kenko corrió hacia ella para ver si estaba dañada o si estaba asustada
-¡Sonzu!-Dijo mientras corría hacia ella-¿Estas bien?¿Te hiciste algo?-La miró de arriba abajo buscando lesiones por pequeñas que fuesen pero al parecer no tenía ninguna por lo que sonrió al ver que no le pasaba nada-Bueno solo quedó en el susto-ras decir esto Kenko miró a el intruso que cayó sobre él mientras se interponía entre Sonzu y él-¿Y tu quien eres?-Le dijo desafiante por si era un posible enemigo con intención de atacarles
Parecía que se había dado fuerte contra el suelo,solo admiraba a Sonzu y la alagaba diciendo que era muy bella,pero no se daba cuenta que en su posición no era mas que un intruso a los ojos de las dos personas que le tenían delante y que por tanto intentarían defenderse al mínimo paso que él diese
-Sonzu,no bajes la guardia es un forastero y un posible enemigo-Tras examinar sus vestimentas pudo apreciar que su capa era de kirigakure al igual que su bandana-Sonzu ve con ojo,es un ninja de otra villa que ha irrumpido sin como ni porque-Dijo poniéndose en posición de combate
El muchacho no pareció darse contra ellas pero quedó muy cercano a ello,Kenko se dio cuenta que de al caer el ataúd se abrió dejando a Sonzu al descubierto por lo que Kenko corrió hacia ella para ver si estaba dañada o si estaba asustada
-¡Sonzu!-Dijo mientras corría hacia ella-¿Estas bien?¿Te hiciste algo?-La miró de arriba abajo buscando lesiones por pequeñas que fuesen pero al parecer no tenía ninguna por lo que sonrió al ver que no le pasaba nada-Bueno solo quedó en el susto-ras decir esto Kenko miró a el intruso que cayó sobre él mientras se interponía entre Sonzu y él-¿Y tu quien eres?-Le dijo desafiante por si era un posible enemigo con intención de atacarles
Parecía que se había dado fuerte contra el suelo,solo admiraba a Sonzu y la alagaba diciendo que era muy bella,pero no se daba cuenta que en su posición no era mas que un intruso a los ojos de las dos personas que le tenían delante y que por tanto intentarían defenderse al mínimo paso que él diese
-Sonzu,no bajes la guardia es un forastero y un posible enemigo-Tras examinar sus vestimentas pudo apreciar que su capa era de kirigakure al igual que su bandana-Sonzu ve con ojo,es un ninja de otra villa que ha irrumpido sin como ni porque-Dijo poniéndose en posición de combate
Agito Hoshigaki- Renegado
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Re: Siempre viene bien conversar un rato
Contempló como una figura les miraba, y estaba a punto de avisar a Kenko de su presencia cuando se precipitó sobre ellos, cayendo de forma brusca sobre su compañero.
El ataúd se desprendió de la espalda del chico, por lo que Sonzu, aún en la caja, se revolvió dentro y el desconcierto hizo que su Byakugan terminara por desactivarse. Acabó en el suelo, dolorida, con la tapa abierta expuesta de nuevo al exterior.
Miró hacia su derecha, dónde parecía encontrarse el responsable de todo ello. Y, allí estaba, tumbado en el suelo. Podría haber huido de él, sermonear su comportamiento, pues era un completo desconocido que perfectamente les habría atacado, pero en aquellos momentos no quiso hacerlo. Durante un breve instante, sus miradas se encontraron, y ella creyó hundirse en aquellos ojos, y no quiso escapar; sino acercarse a él, ayudarle, y corresponder a las palabras que salían desde aquellos labios que escondían unos afilados dientes.
La preocupación de Kenko la hizo reaccionar y la sacó de su ensimismamiento. Se incorporó levemente para mirarle y se frotó la sien con una mano.
-E...estoy bien.. -contestó algo dolida por la caída. Se levantó tambaleante y le miró con una sonrisa algo forzada - Sí, solo quedó en un susto.
Se colocó un poco por detrás de él, sintiéndose más protegida tras su compañero. Agitó la cabeza confusa y cerró los ojos un instante. No entendía cómo podía haber sido tan estúpida, no debía confiarse de los desconocidos, aunque no parecieran peligrosos.
Porque... ¿acaso él lo sería? Ladeó la cabeza para fijar en el forastero sus ojos blancos y lo contempló de nuevo. Inmediatamente se arrepintió de ello, pues quería ir hasta su lado y tenderle la mano... Volvió a su posición inicial, con las mejillas algo sonrojadas y suspiró, colocándose en una posición defensiva para hacer caso a las palabras de Kenko. Y de pronto se percató de algo que su cabeza no había conseguido asimilar hasta entonces, esa bandana... Era de Kirigakure, la villa de la niebla, la villa de dónde había huido años atrás, dónde habían matado a su padre...
De pronto los recuerdos la abrumaron, y esta vez si desconfió del ninja que se extendía delante suya. Adelantó unos pasos para quedarse a la misma altura de Kenko y se forzó por reprimir sus sentimientos y ocultar su pasado. Debía ser fuerte.
El ataúd se desprendió de la espalda del chico, por lo que Sonzu, aún en la caja, se revolvió dentro y el desconcierto hizo que su Byakugan terminara por desactivarse. Acabó en el suelo, dolorida, con la tapa abierta expuesta de nuevo al exterior.
Miró hacia su derecha, dónde parecía encontrarse el responsable de todo ello. Y, allí estaba, tumbado en el suelo. Podría haber huido de él, sermonear su comportamiento, pues era un completo desconocido que perfectamente les habría atacado, pero en aquellos momentos no quiso hacerlo. Durante un breve instante, sus miradas se encontraron, y ella creyó hundirse en aquellos ojos, y no quiso escapar; sino acercarse a él, ayudarle, y corresponder a las palabras que salían desde aquellos labios que escondían unos afilados dientes.
La preocupación de Kenko la hizo reaccionar y la sacó de su ensimismamiento. Se incorporó levemente para mirarle y se frotó la sien con una mano.
-E...estoy bien.. -contestó algo dolida por la caída. Se levantó tambaleante y le miró con una sonrisa algo forzada - Sí, solo quedó en un susto.
Se colocó un poco por detrás de él, sintiéndose más protegida tras su compañero. Agitó la cabeza confusa y cerró los ojos un instante. No entendía cómo podía haber sido tan estúpida, no debía confiarse de los desconocidos, aunque no parecieran peligrosos.
Porque... ¿acaso él lo sería? Ladeó la cabeza para fijar en el forastero sus ojos blancos y lo contempló de nuevo. Inmediatamente se arrepintió de ello, pues quería ir hasta su lado y tenderle la mano... Volvió a su posición inicial, con las mejillas algo sonrojadas y suspiró, colocándose en una posición defensiva para hacer caso a las palabras de Kenko. Y de pronto se percató de algo que su cabeza no había conseguido asimilar hasta entonces, esa bandana... Era de Kirigakure, la villa de la niebla, la villa de dónde había huido años atrás, dónde habían matado a su padre...
De pronto los recuerdos la abrumaron, y esta vez si desconfió del ninja que se extendía delante suya. Adelantó unos pasos para quedarse a la misma altura de Kenko y se forzó por reprimir sus sentimientos y ocultar su pasado. Debía ser fuerte.
Sonzu~- Imperatrix de Kiri
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Re: Siempre viene bien conversar un rato
Durante varios segundos, mi cabeza siguió dando vueltas, inmersa en un mar de simplicidad lineal. Solo había un pensamiento en mi cabeza, atiborrada de capturas mentales de esos ojos claros, los más claros que jamás había visto. Cristalinos hubiera sido una buena manera de describirlos, pero eran algo incluso más abstracto, no solo en el plano físico o pictórico, sino en la potencia y la profundidad emocional que conseguían transmitirme, eso en una sola mirada. No pude sino preguntarme, ¿Si los ojos de la chica eran capaces de despertar tales conclusiones en mi mente, qué diablos pasaría si hablase con ella.? En seguida mi garganta se puso en marcha, ansiosa por comprobarlo, sin embargo hacía ya un tiempo que no bebía, y estaba tan seca como las llanuras que había recorrido antes de llegar a las montañas.
-Tu..-Las palabras se trabaron en mi paladar, quedando reducidas a una suerte de gruñido gutural, posiblemente a mis compañeros les pareciera una muestra de violencia por mi parte, pues uno de ellos, tras acercarse corriendo a la bella chica, me miró con precaución y desconfianza. Sus ojos reflejaban fortaleza y una voluntad de hierro, motivada por algún lazo, quizás una promesa. La chica reaccionó, saliendo del aparente trance que habíamos conseguido compartir durante varios segundos, y le respondió con una suave y algodonosa voz, temblando en su primera vocal, como si no estuviera del todo segura de la veracidad de sus palabras, pero sabiendo que eran necesarias. Entonces me miró, con sorpresa en su gesto, y se colocó en una pose defensiva, tras su compañero. Al parecer había visto algo en mí que no le agradó, pues sus ojos habían pasado del deseo de acercarse, tan deseado por mi parte, a un velo que me impedía discernir mas allá.
Los shinobis de Iwagakure, pues estos dos personajes no podían ser otra cosa, tenían una increíble resistencia emocional, evitando cualquier acto impulsivo, o esa había sido la impresión que me llevaría de este encuentro. Con brusco giro, la parte enteramente dedicada al entrenamiento ninja de mi cerebro se encendió y procesó toda la información al máximo de mi capacidad, que no era poca, al parecer, pues mi instinto de supervivencia saltó, haciéndome girar con una contracción en la parte baja de la espalda, quedando frente a mis adversarios en cuclillas, con la espalda encorvada hacia ellos y un kunai en la mano izquierda. La derecha se mantenía bajo la capa, preparada para iniciar una secuencia de sellos en caso de que se desatara la debacle.
Mi situación era de clara inferioridad numérica, y no sabia si los ninjas pertenecían a un grupo más amplio que se estuviera acercando en estos momentos, por lo que me obligué a plantearme un camino paralelo que me permitiera salir vivo de aquí sin luchar. Al ver de nuevo la claridad en los ojos de mi adversaria forzada, aún velada tras su fuerza de voluntad, me convencí del todo, y decidí dar el primer paso.
- No he venido a causar problemas a nadie.- Lentamente, dejo el kunai en el suelo y alzo ambas manos sobre mi cabeza, mientras me estiro, flexionando lentamente mis articulaciones para que puedan ver que no hago ningún movimiento brusco.- Solo vengo de paso.
No sabía si estaba cometiendo el mayor error de mi vida, o si mi intuición, una vez más, me llevaría a la salvación, pero cuanto más escrutaba en esos ojos tan limpios, tan puros, más me convencía de que había tomado la decisión correcta. Y en el fondo sabía que no me iba a arrepentir.
-Tu..-Las palabras se trabaron en mi paladar, quedando reducidas a una suerte de gruñido gutural, posiblemente a mis compañeros les pareciera una muestra de violencia por mi parte, pues uno de ellos, tras acercarse corriendo a la bella chica, me miró con precaución y desconfianza. Sus ojos reflejaban fortaleza y una voluntad de hierro, motivada por algún lazo, quizás una promesa. La chica reaccionó, saliendo del aparente trance que habíamos conseguido compartir durante varios segundos, y le respondió con una suave y algodonosa voz, temblando en su primera vocal, como si no estuviera del todo segura de la veracidad de sus palabras, pero sabiendo que eran necesarias. Entonces me miró, con sorpresa en su gesto, y se colocó en una pose defensiva, tras su compañero. Al parecer había visto algo en mí que no le agradó, pues sus ojos habían pasado del deseo de acercarse, tan deseado por mi parte, a un velo que me impedía discernir mas allá.
Los shinobis de Iwagakure, pues estos dos personajes no podían ser otra cosa, tenían una increíble resistencia emocional, evitando cualquier acto impulsivo, o esa había sido la impresión que me llevaría de este encuentro. Con brusco giro, la parte enteramente dedicada al entrenamiento ninja de mi cerebro se encendió y procesó toda la información al máximo de mi capacidad, que no era poca, al parecer, pues mi instinto de supervivencia saltó, haciéndome girar con una contracción en la parte baja de la espalda, quedando frente a mis adversarios en cuclillas, con la espalda encorvada hacia ellos y un kunai en la mano izquierda. La derecha se mantenía bajo la capa, preparada para iniciar una secuencia de sellos en caso de que se desatara la debacle.
Mi situación era de clara inferioridad numérica, y no sabia si los ninjas pertenecían a un grupo más amplio que se estuviera acercando en estos momentos, por lo que me obligué a plantearme un camino paralelo que me permitiera salir vivo de aquí sin luchar. Al ver de nuevo la claridad en los ojos de mi adversaria forzada, aún velada tras su fuerza de voluntad, me convencí del todo, y decidí dar el primer paso.
- No he venido a causar problemas a nadie.- Lentamente, dejo el kunai en el suelo y alzo ambas manos sobre mi cabeza, mientras me estiro, flexionando lentamente mis articulaciones para que puedan ver que no hago ningún movimiento brusco.- Solo vengo de paso.
No sabía si estaba cometiendo el mayor error de mi vida, o si mi intuición, una vez más, me llevaría a la salvación, pero cuanto más escrutaba en esos ojos tan limpios, tan puros, más me convencía de que había tomado la decisión correcta. Y en el fondo sabía que no me iba a arrepentir.
Viral- Imperator de Kiri
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Re: Siempre viene bien conversar un rato
Con la mirada seria y aun en posición de combate por si acaso ocurría algo,Kenko aprovechó si corta distancia,de unos 6 metros de distancia de su enemigo para utilizar el Akumito no jutsu para estar protegido pero en un revés de la situación el joven,que se yacía tumbado en el suelo de una forma vertiginosa se colocó de cuclillas con un kunay en la mano y otra de sus manos cubiertas por su kapa,que claramente indicaba que era de Kiri,por lo que no se veía lo que haría con ella pero posiblemente serían sellos para preparar su posición en un combate
El Kiriano no se hallaba en ventaja precisamente,era dos contra uno,no era su villa,parecía cansado y Kenko y Sonzu se hallaban en casa por lo que tenían la ventaja de conocerse el terreno a la perfección y siempre podían pedir refuerzos,algo que para su enemigo era impensable en esos momentos
Lo curioso es que para Kenko el rostro de aquel intruso no le resultaba extraño,sino familiar,muy familiar,como si ya se hubieran encontrado en algún lugar antes,ademas su aspecto era inolvidable y mucho menos inconfundible su cabello blanco,sus dientes serrados como los de un verdadero tiburón, característico de los habitantes de Kiri,su Kapa que le envolvía desde el cuello hasta los pies,la cual estaba destrozaba por los bajos,aquel individuo debió de andar mucho porque parecía sediento,seguramente el sol que daba en el lugar también ayudaban a su des hidratación
Parecía que el combate sería inminente pero en ese momento el ninja soltó el kunay y puso sus manos en la cabeza mientras se levantaba,decía que solo estaba de paso,algo extraño para un ninja,y no paraba de mirar a Sonzu,la compañera de Kenko con una mirada extraña,como embobada hacia sus ojos por lo que podría dar la sensación de que lo que quería era los ojos de la Hyuuga
Kenko para asegurarse registró con los hilos todos los lugares donde aquel tipo pudiera albergar un arma,un detector o algo para atacar o delatar su posición a cualquier persona y tras quitarle todo su armamento y tirarlo al suelo a diez metros de distancia en dirección contraria a él volvió a introducir los hilos en su cuerpo y se colocó en una postura mas natural con una sonrisa en la cara pero aun alerta,nunca se sabe lo que uno se puede encontrar
-¿Solo de paso?Pues has destrozado un entrenamiento completo gracias a tu torpeza-Dijo Kenko molesto-Y por si fuera poco podías haber lastimado a mi compañera,a mi o a mi ataúd
El Kiriano no se hallaba en ventaja precisamente,era dos contra uno,no era su villa,parecía cansado y Kenko y Sonzu se hallaban en casa por lo que tenían la ventaja de conocerse el terreno a la perfección y siempre podían pedir refuerzos,algo que para su enemigo era impensable en esos momentos
Lo curioso es que para Kenko el rostro de aquel intruso no le resultaba extraño,sino familiar,muy familiar,como si ya se hubieran encontrado en algún lugar antes,ademas su aspecto era inolvidable y mucho menos inconfundible su cabello blanco,sus dientes serrados como los de un verdadero tiburón, característico de los habitantes de Kiri,su Kapa que le envolvía desde el cuello hasta los pies,la cual estaba destrozaba por los bajos,aquel individuo debió de andar mucho porque parecía sediento,seguramente el sol que daba en el lugar también ayudaban a su des hidratación
Parecía que el combate sería inminente pero en ese momento el ninja soltó el kunay y puso sus manos en la cabeza mientras se levantaba,decía que solo estaba de paso,algo extraño para un ninja,y no paraba de mirar a Sonzu,la compañera de Kenko con una mirada extraña,como embobada hacia sus ojos por lo que podría dar la sensación de que lo que quería era los ojos de la Hyuuga
Kenko para asegurarse registró con los hilos todos los lugares donde aquel tipo pudiera albergar un arma,un detector o algo para atacar o delatar su posición a cualquier persona y tras quitarle todo su armamento y tirarlo al suelo a diez metros de distancia en dirección contraria a él volvió a introducir los hilos en su cuerpo y se colocó en una postura mas natural con una sonrisa en la cara pero aun alerta,nunca se sabe lo que uno se puede encontrar
-¿Solo de paso?Pues has destrozado un entrenamiento completo gracias a tu torpeza-Dijo Kenko molesto-Y por si fuera poco podías haber lastimado a mi compañera,a mi o a mi ataúd
Agito Hoshigaki- Renegado
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Re: Siempre viene bien conversar un rato
De vez en cuando Sonzu dejaba que sus ojos se encontraran con los del ninja desconocido, el cual no dejaba de mirarla. Aunque no quería que esto ocurriera demasiado, pues cuanto más le observaba más dudas surgían en su interior. Por dentro dos sentimientos opuestos luchaban, intentando vencer el uno al otro constantemente, sin llegar a ningún acuerdo.
Una parte de ella desconfiaba de él, incluso podría tener algo de... ¿miedo? Sí, quizá esa era la palabra correcta, si era alguien de su antigua villa que había ido para dañarla le temería; y no estaba segura de nada, por lo que la desconfianza era un factor que no se inclinaba a favor del intruso. Pero, había algo más, algo fuerte que crecía vertiginosamente cuando le miraba, algo que la llamaba, un sentimiento que tenía ganas de despertar y de hacerla dar unos pasos para acortar toda distancia que hubiera entre ellos y quedarse a su lado, perderse en su mirada, escuchar su voz... E intentaba acallarlo, era estúpido y la hacía vulnerable, pues no le permitía pensar con claridad.
Todo ello se entremezclaba y alborotaba su mente, la cabeza le daba vueltas en torno a los acontecimientos y las emociones, haciéndose miles de preguntas sin respuesta clara. Y a pesar del torbellino de ideas que le daba dolor de cabeza -el cual intentaba asociar al golpe del ataúd, aún a sabiendas de que no era así-, se esforzaba por mantenerse serena y atenta a los movimientos de él y su compañero.
Aún con todo ello en la cabeza, observó con cautela las cosas que iba haciendo. Era evidente que él debía ser el primero en sentirse inseguro, se hallaba en una villa que no era la suya y se había encontrado con dos ninjas de allí que tenían sospechas suyas. Estaba en inferioridad, y no parecía en un buen estado, seguramente estaría cansado, y por la voz ronca que le salió al intentar pronunciar una primera palabra también debía encontrarse sediento...
Por ello le sorprendió en parte el que ocultara una de sus manos para hacer sellos tal vez, y otra la dirigiera hacia su kunay, ¿acaso pensaba atacarles? Inmediatamente se preparó para el posible combate, aunque la parte menos sensata de ella no quería hacerle daño, pero en ese momento fueron sus instintos los que reaccionaron y la pusieron alerta. Pero obtuvo la respuesta a su duda instantes después, cuando el chico alzó las manos y se levantó lentamente, a la vez que tiraba su arma y prometía que solo venía de paso. Le miró atónita, mientras Kenko se aseguraba de dejarle totalmente desarmado.
Y cuando aquella pintoresca escena hubo terminado, se giró hacia su compañero para escucharle. A pesar de su sonrisa parecía molesto, por lo que le acarició el brazo tranquilizadora.
-No te preocupes, Kenko, dejaremos el entrenamiento para otro día. Y tanto el ataúd como yo nos encontramos bien - dijo con calma, pretendiendo apaciguar la situación. Por último le dio un pequeño apretón cerca de la muñeca, tal vez intentando liberar la propia tensión que ella tenía, o cogiendo ánimos de alguna forma para lo que iba a hacer después.
Indecisa y algo confusa por sus propios actos, se dio la vuelta para quedarse en frente del shinobi, y comenzó a caminar hasta su posición despacio, quedando a menos de un metro de él. De alguna forma, se había dejado llevar para hacer lo que esa parte cada vez más grande había deseado, y no era sino ello lo que la impulsaba a actuar de esa manera. Además, su otro lado coherente, ahora más silencioso, la decía también que al estar desarmado no debía ser tan peligroso para ella...
-Y tú... - titubeó - ¿Cómo te encuentras? ¿Estás bien? Te diste un buen golpe...
Se sentía incómoda ante tan simples palabras, pero más allá de todo ello también estaba más aliviada, y le dedicó una cálida y dulce sonrisa.
Una parte de ella desconfiaba de él, incluso podría tener algo de... ¿miedo? Sí, quizá esa era la palabra correcta, si era alguien de su antigua villa que había ido para dañarla le temería; y no estaba segura de nada, por lo que la desconfianza era un factor que no se inclinaba a favor del intruso. Pero, había algo más, algo fuerte que crecía vertiginosamente cuando le miraba, algo que la llamaba, un sentimiento que tenía ganas de despertar y de hacerla dar unos pasos para acortar toda distancia que hubiera entre ellos y quedarse a su lado, perderse en su mirada, escuchar su voz... E intentaba acallarlo, era estúpido y la hacía vulnerable, pues no le permitía pensar con claridad.
Todo ello se entremezclaba y alborotaba su mente, la cabeza le daba vueltas en torno a los acontecimientos y las emociones, haciéndose miles de preguntas sin respuesta clara. Y a pesar del torbellino de ideas que le daba dolor de cabeza -el cual intentaba asociar al golpe del ataúd, aún a sabiendas de que no era así-, se esforzaba por mantenerse serena y atenta a los movimientos de él y su compañero.
Aún con todo ello en la cabeza, observó con cautela las cosas que iba haciendo. Era evidente que él debía ser el primero en sentirse inseguro, se hallaba en una villa que no era la suya y se había encontrado con dos ninjas de allí que tenían sospechas suyas. Estaba en inferioridad, y no parecía en un buen estado, seguramente estaría cansado, y por la voz ronca que le salió al intentar pronunciar una primera palabra también debía encontrarse sediento...
Por ello le sorprendió en parte el que ocultara una de sus manos para hacer sellos tal vez, y otra la dirigiera hacia su kunay, ¿acaso pensaba atacarles? Inmediatamente se preparó para el posible combate, aunque la parte menos sensata de ella no quería hacerle daño, pero en ese momento fueron sus instintos los que reaccionaron y la pusieron alerta. Pero obtuvo la respuesta a su duda instantes después, cuando el chico alzó las manos y se levantó lentamente, a la vez que tiraba su arma y prometía que solo venía de paso. Le miró atónita, mientras Kenko se aseguraba de dejarle totalmente desarmado.
Y cuando aquella pintoresca escena hubo terminado, se giró hacia su compañero para escucharle. A pesar de su sonrisa parecía molesto, por lo que le acarició el brazo tranquilizadora.
-No te preocupes, Kenko, dejaremos el entrenamiento para otro día. Y tanto el ataúd como yo nos encontramos bien - dijo con calma, pretendiendo apaciguar la situación. Por último le dio un pequeño apretón cerca de la muñeca, tal vez intentando liberar la propia tensión que ella tenía, o cogiendo ánimos de alguna forma para lo que iba a hacer después.
Indecisa y algo confusa por sus propios actos, se dio la vuelta para quedarse en frente del shinobi, y comenzó a caminar hasta su posición despacio, quedando a menos de un metro de él. De alguna forma, se había dejado llevar para hacer lo que esa parte cada vez más grande había deseado, y no era sino ello lo que la impulsaba a actuar de esa manera. Además, su otro lado coherente, ahora más silencioso, la decía también que al estar desarmado no debía ser tan peligroso para ella...
-Y tú... - titubeó - ¿Cómo te encuentras? ¿Estás bien? Te diste un buen golpe...
Se sentía incómoda ante tan simples palabras, pero más allá de todo ello también estaba más aliviada, y le dedicó una cálida y dulce sonrisa.
Sonzu~- Imperatrix de Kiri
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-Y tú... - titubeó la chica con aparente inseguridad - ¿Cómo te encuentras? ¿Estás bien? Te diste un buen golpe...
Ese fué el momento en que mi cerebro finalmente comenzó a funcionar de nuevo gracias al dolor, un terrible dolor en la parte anterior de los ojos que me hizo retorcerme durante varios segundos y he hizo caer al suelo jadeando. El sobresalto me recordó que tenía un trabajo que hacer, y Konoha estaba ya cerca, pero no deseaba irme sin haber agradecido a la joven su generosidad, así que me acerqué a la chica y le coloqué alrededor del cuello mi bufanda, intentado ocultar el rubor de mis mejillas.
- Me han dicho que el invierno es muy frío en Iwa, espero que no enfermes.
Dicho esto cogió sus armas y tras una última mirada a la joven y su compañero, volvió a correr, lejos del lugar, hacia su siguiente objetivo.
Ese fué el momento en que mi cerebro finalmente comenzó a funcionar de nuevo gracias al dolor, un terrible dolor en la parte anterior de los ojos que me hizo retorcerme durante varios segundos y he hizo caer al suelo jadeando. El sobresalto me recordó que tenía un trabajo que hacer, y Konoha estaba ya cerca, pero no deseaba irme sin haber agradecido a la joven su generosidad, así que me acerqué a la chica y le coloqué alrededor del cuello mi bufanda, intentado ocultar el rubor de mis mejillas.
- Me han dicho que el invierno es muy frío en Iwa, espero que no enfermes.
Dicho esto cogió sus armas y tras una última mirada a la joven y su compañero, volvió a correr, lejos del lugar, hacia su siguiente objetivo.
Viral- Imperator de Kiri
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