Hola me llamo Jhona y vengo a buscar a la Cherryl

Esperaba a los niños y me entraron ganas de cagar.

Post en curso.

Hacía algo de frío en el desierto, por lo que Kaname, aparte de llevar sus ropas de siempre, es decir, chaqueta ancha y grande y pantalones iguales, ambos de color oscuro, además de su gorro negro, se había llevado su capa de Iwa, para estar más cómodo en aquel lugar e impedir que el frío le molestara demasiado. Andaba a un paso tranquilo, sin prisa, ya que había salido de su villa con tiempo de antelación por si surgía cualquier imprevisto: que algo se le hubiera olvidado, que tuviera que detenerse, que le salieran enemigos al paso...Pero al final, no ocurrió nada, por lo que avanzaba lentamente, admirando el precioso paisaje que el desierto, bañado por la luz de la luna, le brindaba.

Hacía cuatro días que había partido de Iwagakure en una misión de apoyo a Sunagakure. Por la información que le habían dado, debía prestar cualquier servicio necesario para la villa de la arena: si le necesitaban haciendo de niñera, lo hacía; si le necesitaban para una misión, la haría. Kaname aceptó esta misión con dos objetivos: conocer la villa de la arena, y ver las habilidades de los ninjas de esta villa.

Pero Kaname sospechaba de algo, aunque no sabía qué era exactamente. Intentó pensar en el motivo por el que habían decidido mandar a un simple genin, novato e inexperimentado en misiones, a una de este tipo. "De todos modos, las órdenes son órdenes y punto" Pensó mientras proseguía en su camino.

Mientras andaba hacia el punto de reunión, Kaname analizó los cuatro momentos más relevantes de su vida hasta el momento: recordó el día en el que aprendió a controlar los insectos gracias al entrenamiento que había realizado con su padre, el actual jefe del clan; también recordó el día en el que le hicieron los tatuajes de los escarabajos en su espalda y en las palmas de sus manos, demostrando así que era aceptado por el clan. Sin embargo, también recordó cuando su propio padre le echaba de su casa por su comportamiento y le ordenó no volver hasta que fuera un gran ninja del que realmente estar orgulloso, o que no volviera. Tal vez fue el cuarto suceso, el que había ocurrido hacía menos de un mes, el que le consoló: su ascenso a ninja de grado inferior. Sabía que, con eso, estaba a un paso menos para poder volver a presentarse ante su clan como un auténtico miembro de éste; como un digno sucesor al puesto de jefe de clan.

Una inesperada y fría ráfaga de viento sacudió a Kaname, haciendo que éste se olvidara de sus pensamientos y se centrara en la misión que tenía que realizar. Éste sacudió la cabeza y siguió andando.

Unas dos horas después, mientras andaba tranquilamente, divisó a lo lejos dos siluetas.
-"Están bastante cerca de la villa, podrían pertenecer a Sunagakure... Pero supongo que será mejor no acercarse; podrían no ser muy amistosos..."-Una vez pensó esto, decidió que daría un rodeo, evitándoles, ya que no tenía prisa alguna por llegar. Supuso que ya habrían advertido de su presencia, pero siguió andando como si nada hacia la villa de la arena.-"Tranquilo Kaname; si son ninjas de Sunagakure, no te atacarán.Si son simples bandidos, tú solo te bastas y te sobras para tumbarles"-Se dijo a sí mismo mientras andaba, preguntándose qué haría durante toda la noche que quedaba para ver al kazekage y ponerse a su disposición.

Varios días antes de aquello el joven Hatake Kadzuki, de Kumogakagure, se encontraba aburrido en su casa, sin saber qué hacer. No había ninguna misión que le interesara en su villa, y el Raikage no solía estar en su despacho, de modo que tampoco le era impuesta ninguna misión en específico. De igual manera, aquél día la villa no estaba especialmente activa, ya que no era ni día de mercado ni nada en especial.

Se levantó de la cama de su habitación, en pijama, yendo directamente al baño, para ducharse. Mientras se duchaba pensaba en qué podía hacer aquél día, que pintaba especialmente aburrido. Quizá podría ir a la academia, a ver entrenar a los futuros nuevos shinobis de Kumo, o ir al campo de entrenamiento a aprender alguna nueva técnica, o a perfeccionar las ya aprendidas anteriormente.

Ya duchado y vestido de nuevo, salió de su casa, sin ningún lugar en concreto al que ir, en dirección a las puertas de la villa. Los ninjas allí apostados le saludaron, pero no le detuvieron en ningún momento, ya que iba vestido con la capa de la villa, de tal forma que parecía que salía a alguna misión. Sonreía, pensaba explorar los límites de la aldea y más allá, quizá llegar a algún país y explorar igualmente.

Lo que no sabía es que sus pasos iban a llevarle directamente junto a los shinobis que, reunidos en el desierto, parecían encontrarse irremediablemente. Kadzuki iba en dirección opuesta a los dos shinobis de la arena, pero por otro camino diferente al de Kaname, de manera que los vio algo más tarde, una vez ellos imaginaba que se habían visto. La capa de Kumogakagure le cubría el cuerpo entero, tapando su vestimenta. Sus ojos azules eran iluminados por la Luna, mientras observaba a los ninjas que había en su camino, intentando adivinar sus intenciones, y el motivo de porqué el destino los había reunido aquél día en aquél lugar, en medio del desierto.