Han sido muy malos

Yacia en mi cama durmiendo,eran altas horas de la mañana,en ese momento me desperte,habia quedado con una amiga de Iwagakure para realizar una mision que habiamos cogido dias anteriores.Al darme cuenta de que era tarde me levante de la cama de un brinco,me prepare para estar en compañia de otra persona y sali de mi casa,me habia citado con ella en frente de una vivienda de Iwagakure claramente.Nuestra mision consistia en atrapar sin dañar a unos tejones que atacaban a los niños de Iwagakure,eran malvados y teniamos que devolverselos a su dueño,el señor Hatsuperi,el era una persona un tanto rara,no se comunicaba con las personas solo con sus tejones los cuales eran 3,Darry,Ponybody y Twobith,el señor Hatsuperi aterraba a los niños pero no por sus actos si no por leyendas que se contaban de el.


Habia una que decia que un dia en su casa se oyeron gritos perfectamente audibles para los vecinos,cuando llegaron a ver que pasaba se llevaron una grata sorpresa,registraron la casa y alli no habia nadie,cuando volvieron a salir se escucho un segundo grito y las vecinas volvieron a entrar,entonces vieron unas manchas de sangre en la pared en las que se podia observar dificilmente que ponia "Tranquilas,cuando el tercer grito se haya escuchado porfin me habreis encontrado" las vecinas se horrorizaron al ver aquello,se dieron la vuelta para hablar entre ellas lo que habia ocurrido y un tercer grito dio lugar en la vivienda,se giraron y no podian dar credito a sus ojos,el señor Hatsuperi estaba pegado a la pared con unos clavos,los cuales atravesaban su piel y su carne y lo dejaban contra la pared y en su torso ponia marcado como si se hubiera hecho con una navaja "Si no hubierais escuchado el tercer grito nada de esto habria pasado" Las vecinas estaban en estado de shock pero reacionaron en unos segundo y ayudaron al señor.

Desde que se supone que ocurrio eso la gente de Iwagakure le preguntaban si era verdad y que le contaran mas sobre la historia,el se negaba y por ello estaba en duda si eso era o no verdad asi que llevaba una mala vida con el rechazo de la gente y sus desprecios diciendo que el era "paranormal",lo unico que le quedaba eran sus tejones y claramente los ibamos a recuperar,lo hariamos por el y por los niños de la villa que eran los que se veian atacados por los tejones.

Caminaba por la calle principal de Iwagakure sin parar de pensar en lo que queria decir "Sin no hubierais escuchado el tercer grito nada de esto habria pasado" no entendia lo que queria decir y me intrigaba mucho,aun con los pensamientos aquellos llege al sitio donde habia quedado con ella y deje esos pensamientos a un lado cuando me parecio verla a lo lejos.

La mañana había sido un tanto ajetreada para mí, nada más despertarme me encaminé hacia el edificio del Tsuchikage para recoger lo que necesitaría en la misión de hoy. Consistía en un sello que, al ser lanzado, desplegaba una red que envolvía y paralizaba en ser vivo que hubiera caído en ello. Lo consideraba algo bastante indispensable esta vez, pues me disponía a realizar una misión con un shinobi de mi villa, apenas sabía de él pero nos habíamos encontrado cuando fuimos en busca de misiones y decidimos hacerla juntos.
Después volví a mi casa a recoger los bártulos que había olvidado en la primera partida, y cogí los últimos bollos que preparé para almorzar, pues con las prisas se me olvidó algo tan simple como la comida, aunque el rugir de mis tripas me ayudó a recordarlo.
Por último, recorrí las distancias que me separaban de mi punto de encuentro, y a pesar de los viajes que había tenido que darme llegué pronto allí. Me senté en uno de los bancos que había en las calles llenas de viviendas, más ajetreadas de lo que era de mi agrado, y esa era la razón por la que yo vivía ajena a todo ese revuelo diario, a las afueras de Iwagakure en mi solitario hogar. A pesar de llegar a echar en falta la compañía de alguien en ocasiones, incluso extrañar a los pesados vecinos de los que todos hemos deseado deshacernos alguna vez, era un espacio donde resultaba mucho más sencillo pensar. Pensar, meditar y, aunque no soliera admitirlo, imaginar.

Y en aquel incómodo banco de piedra, con todas las miradas que pasaban y la gente dejaba posar hasta que perdían interés en la chiquilla de cabellos carbón que desviaba sus ojos perlados de todas esas personas, deseé esa inmensa soledad, pues apenas podía concentrarme en la dinámica de la misión con todos ellos.
Con un suspiro saqué una de mis muffins de chocolate de la mochila y la chaqueta morada que había dejado reposar a mi lado, y mientras daba pequeños mordiscos a esta dejaba que los pensamientos acudieran a mi mente.
Nuestra misión consistía en atrapar a unos tejones que se habían escapado y ahora estaban descontrolados por la aldea, principalmente aparecían en las zonas donde estaban y jugaban los niños, atraídos seguramente por estos, allí causaban el pánico entre las madres que corrían despavoridas a ayudar a sus retoños. Seguramente los animales no querían causar ningún daño, pero era inevitable al estar ahora sin que su dueño les indicase los límites de lo que podían hacer. Ese hombre era el señor Hatsuperi, quien los cuidaba bastante bien, hasta el punto de que ahora eran su única compañía, no se comunicaba con nadie más que con ellos.

Siempre me llamó la atención aquel hombre, que lejos de parecerme huraño,me llamaba la atención y evocaba cierta ternura, quizás con un ápice de lástima, o solamente un poco de comprensión. Yo también había experimentado lo que era perder todo aquello que tenía, y si a él solo le quedaban esos animales los cuales le acompañaban desinteresadamente, haría todo lo posible en traerlos de vuelta, así no estaría solo, no mientras los siguiera teniendo a ellos. Ante tales cavilaciones me acordé de Kohana, la perrita que hace poco conseguí rescatar de esos gamberros que la estaban maltratando. Maldije haber llegado tan tarde, que aquellos chiquillos sin corazón la hubieran dañado tanto, y me prometí que si esta vez alguien intentaba hacerles daño tendría que llegar a tiempo para poder ayudarles todo lo posible.
Justo terminaba de hacerme este mudo juramento cuando vi a lo lejos una figura que se acercaba hacia mí, al principio estaba algo difusa, y me pareció precipitado activar el Byakugan solo para ver si era el shinobi con el que me había citado el que se aproximaba, pero iba a un paso lo suficientemente rápido como para distinguirle y darme cuenta de que estaba en lo correcto.

Nada más llegar hasta mi posición, me levanté y le sonreí cálida, sin importarme en absoluto la cierta tardanza con la que llevaga.
-Buenos días -dije, y al darme cuenta de que aún tenía las migajas de Muffin en las manos, me di cuenta de que era una acción un tanto grosera por mi parte, por lo que pasé rápidamente a disculparme. -Perdona, ¿quieres? No sé si habrás almorzado - continué, ofreciéndole una de las magdalenas con chocolate.
Pero no podíamos perder tiempo, así que pasé a señalarle la izquierda, dirección opuesta por la que él venía, y le relaté cierta información que había recaudado.
-La última vez se les vio en los parques de arena que se encuentran dos calles abajo, y la anterior vez a aquella estuvieron en unos más alejados todavía. Por lo que –hice una pequeña pausa e indiqué la calle que giraba a la derecha- he pensado que podrían estar en esta dirección, quizá convenga que empecemos por allí.

Llegaba con algo de retraso y me preocupaba,a saber que imagen tomaria de mi aquella chica,tras un rato de andar llege al lugar donde nos habiamos citado y evidentemente alli estaba la chica,me acerce a ella y al verme me dijo.

-Buenos días.

Le salude y me sente junto a ella,entonces vi que estaba comiendo muffins y me dijo.

--Perdona, ¿quieres? No sé si habrás almorzado.

-No gracias,vamos a buscar a esos dichosos tejones.

--La última vez se les vio en los parques de arena que se encuentran dos calles abajo, y la anterior vez a aquella estuvieron en unos más alejados todavía. Por lo que –hice una pequeña pausa e indiqué la calle que giraba a la derecha- he pensado que podrían estar en esta dirección, quizá convenga que empecemos por allí.

-Esta bien,empezaremos a buscar por allli.

Solo tenia un dato de esa chica,al perecer era una integrante del clan Hyuuga y sus divinos ojos nos serian muy utiles en la busqueda de los tejones,se los teniamos que devolver al señor Hatsuperi porque si pierde esos tejones al ser lo unico que tiene tal vez incluso recurriera al suicidio para no quedarse solo en esta vida.Me levante y le dije.

-Venga hay que darse prisa.

Le cogi del brazo y empece a correr mientras miraba a todos lados sin cesar y bastante preocupado,tras unos 5 minutos de correr pare de golpe mientras jadeaba y apoyaba mis manos en mis rodillas mirando a mi compañera y esperando una respuesta suya,observe como me miraba con cara extraña y comente.

-Activa tu Byakugan,asi sera mas facil encontrarlos.

Tras terminar de decir aquellas palabras y ardiendo en deseo de que lo hiciera de repente en unos hierbajos que habia a nuestro lado se escucharon unos ruidos,de golpe los separe con ambas y manos y alli habia un tejon,los tejones son animales colectivos,nunca suelen ir solitariosa de modo que era una señal de que estaban cerca y tardariamos muy poco en encontrarlos,cogi al tejon dejandolo inmovilizado con bastante esfuerzo porque se estaba poniendo agresivo y los tejones podian llegar a ser muy peligrosos de modo que mi amiga tendria que buscar a los otros 2 ella sola.

Al principio el shinobi, ante mi ofrecimiento donde le daba a probar las muffins de chocolate que había preparado, me dijo que no, por lo que guardé la comida algo disgustada ante tan rotunda negación.
Al menos accedió a empezar a buscar ya, y emprendí junto con él la misión por las callles de la villa. Empezó a correr sin cesar, mirando de un lado para otro, ante tanta prisa me encogí de hombros y activé el Byakugan con simpleza, me pareció más simple que estar mirando incansable hacia todos lados bajo una vista que no dejaba ver más allá de los objetos.
Acabó parando jadeante, apoyándose en sus rodillas para conseguir mantenerse en pie, mientras que yo no había necesitado hacer un esfuerzo tan grande no me encontraba cansada aún. Unos arbustos se movieron, y el shinobi se apresuró a abrirlos rápidamente, hallando en ellos a uno de los tejones que debíamos encontrar. Le inmovilizó con esfuerzo, y fue entonces cuando me acordé de que no le había indicado que yo tenía el sello necesario para dejarles tranquilos, por lo que mientras él le sostenía a duras penas con los brazos, le apliqué el sello de inmovilización tranquilamente en la frente, dejándole paralizado entre sus brazos.

Sin perder tiempo por si los otros animales habían visto la escena y se apresuraban a salir huyendo, me levanté y eché un vistazo alrededor. Dentro de una de las casas parecía haber algo sospechoso, pues observando mejor pude ver como detrás de las paredes había una señora que se defendía furiosa de los tejones que habrían entrado a buscar algo de alimento tras aquellos días perdidos.
No llamé a la puerta si quiera, ya habría tiempo de disculparse después de los modales, irrumpí en el interior de la casa y fui corriendo hasta la cocina, donde uno de los animales permanecía sujeto a la escoba de la señora mientras ella lo zarandeaba sin cesar y gritaba asustada. Otro de ellos intentaba ayudar a su compañero, y se disponía a saltar sobre la mujer cuando lancé el sello sobre él y cayó inmovilizado al suelo. Al ver la escena el otro saltó de la escoba y se refugió en una esquina aterrorizado, por lo que rápidamente recogí el sello que había caído al suelo, y antes que la señora le castigara con un escobazo, se lo pude lanzar dejándole inmovilizado.
Cogí ambos animales y salí pidiendo disculpas a la mujer con los tejones paralizados entre las manos, reencontrándome con mi compañero de misión después e indicándole que ya tenía a los otros dos animales que había que encontrar. Con ellos fuimos hasta donde se encontraba la casa del señor Hatsuperi, y le devolvimos sus fieles amigos de nuevo. El hombre sonrió, contento de tener los pequeños entre sus brazos, y dijo algo corto y sincero, pero que de sus labios sonó como una oleada de aire nuevo:

-Gracias.

Aquel señor pronunció palabra frente a los jóvenes que habían traído la felicidad en forma animal de nuevo a su casa.

Atributos:

Acciones:

Gastos y daños:

Bien, esta bien el rol,

Kins: te llevas 25 exo y 400 Ryos

Sonzu: por masterizar activamente te doy el 100% de la exp, es decir, 25 exp