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Me caí y morí
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Naruto Mundo :: :: Villa Iwa :: Hospital de Iwa
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Me caí y morí
Estaba andando por las murrllas bailando como un loco, bailaba como si hoy fuese el fin del mundo, rodaba por el suelo y daba volteretas como un loco de la pradera, la gente se alejaba de mi asustada, mientras bailaba vi a un caracol, me asuste mucho a si que corri hacia otra poscion, despues de 5 minutos pense que lo perdi de vista, pero no, seguia delante mia, tendría que pelear, el caracol se lanzo hacia mi con sed de sangre, su velocidad era inigualable, se me poso en la cara, estaba perdido, o eso parezia, despues un tio muy raro me echo sal en la cara desintegrando al caracol, estaba a savlo, o eso creía, cuando me di la vuelta me tropeze y me cai de las murrallas, mientras caia hacia volveretas como un loco asta caer en el suelo, ese seria el fin, el fin de el loco de la porteria.
Hoyiomaru- Genin Ame
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Re: Me caí y morí
Quiso la casualidad que ese día lo tuviera entero libre. Y la casualidad, gran amiga mía, también hizo que me entrasen ganas de conocer las tierras de Iwa, y me decidiera por la gran muralla que la rodeaba... Una belleza, la verdad. Tras salir de mi apartamento y encontrarme al borracho de siempre, que como siempre, salió corriendo, enarqué una ceja, y me puse en camino. Esa mañana estaba despejada, y aunque había nubes, se notaba el calor del verano, que en unos días llegaría a la aldea... Tendría que acostumbrarme. Salí de las puertas de la aldea, y recorrí la muralla por fuera.
Era todo precioso... Los animales, los insectos, el paisaje rocoso... Al criarme en el campo, siempre había admirado la belleza de todo ello, y ahora que podría disfrutar con tranquilidad de las cosas, me gustaban más.
Sin embargo, algo cambió el curso del día.
Mientras caminaba tranquilamente por una verdosa zona, noté que llovía. Pero... No era una lluvia normal. Era... -¿¡Sal!?- Dije, confuso. Al momento miré hacia arriba, y vi a un extraño chaval con un frasco que corría por la superficie de la muralla en dirección contraria. Le habría seguido mirando, de no ser porque al momento oí algo caer estrepitosamente al suelo. Salí corriendo hacia el lugar, y vi al hombre que acababa de caer, con una concha de caracol en la frente. No entendí nada... Y tampoco me sorprendí. Había visto demasiadas muertes en mi vida, y otra más no me impresionaría. Moría gente todos los días. Y cualquiera me podría tocar a mí...
El caso es que el chaval estaría ya fuera de mi alcance, y no merecía la pena perseguirle. De hecho, todo lo contrario... Cuando observé detenidamente al cadáver, lo reconocí. En alguna que otra ocasión le había visto por la aldea, y al pasar, la gente siempre murmuraba cosas. La mayoría, obviamente, marujeos absurdos. Pero también datos interesantes... Como su clan, el Clan Horoki. Sin tardanza, recogí el cadáver. En la biblioteca de la academia ninja había leído sobre una operación de transplante de ADN, y el Clan Horoki era uno de los más extraños y poderosos. Ese día me había tocado la lotería. Sí, resulta cruel, pero... Somos humanos, y todos moriremos algún día. debemos sobrevivir a toda costa, y eso haría, adquiriendo cada vez más poder. Pese a ello, sentía pena por aquél hombre. Nunca le conocí... Pero parecía un buen tipo
-Tranquilo, compañero... Cuidaré de tu legado.
Una vez en el hospital, acordé en la recepción un transplante de ADN, y con el cadáver ya en una camilla tapada, esperé tranquilamente en la sala de espera. Sin duda, ese día era muy interesante... Muy interesante. Si la operación salía bien, podría potenciar mi poder de una forma enorme.
No pude evitar sonreír levemente.
Era todo precioso... Los animales, los insectos, el paisaje rocoso... Al criarme en el campo, siempre había admirado la belleza de todo ello, y ahora que podría disfrutar con tranquilidad de las cosas, me gustaban más.
Sin embargo, algo cambió el curso del día.
Mientras caminaba tranquilamente por una verdosa zona, noté que llovía. Pero... No era una lluvia normal. Era... -¿¡Sal!?- Dije, confuso. Al momento miré hacia arriba, y vi a un extraño chaval con un frasco que corría por la superficie de la muralla en dirección contraria. Le habría seguido mirando, de no ser porque al momento oí algo caer estrepitosamente al suelo. Salí corriendo hacia el lugar, y vi al hombre que acababa de caer, con una concha de caracol en la frente. No entendí nada... Y tampoco me sorprendí. Había visto demasiadas muertes en mi vida, y otra más no me impresionaría. Moría gente todos los días. Y cualquiera me podría tocar a mí...
El caso es que el chaval estaría ya fuera de mi alcance, y no merecía la pena perseguirle. De hecho, todo lo contrario... Cuando observé detenidamente al cadáver, lo reconocí. En alguna que otra ocasión le había visto por la aldea, y al pasar, la gente siempre murmuraba cosas. La mayoría, obviamente, marujeos absurdos. Pero también datos interesantes... Como su clan, el Clan Horoki. Sin tardanza, recogí el cadáver. En la biblioteca de la academia ninja había leído sobre una operación de transplante de ADN, y el Clan Horoki era uno de los más extraños y poderosos. Ese día me había tocado la lotería. Sí, resulta cruel, pero... Somos humanos, y todos moriremos algún día. debemos sobrevivir a toda costa, y eso haría, adquiriendo cada vez más poder. Pese a ello, sentía pena por aquél hombre. Nunca le conocí... Pero parecía un buen tipo
-Tranquilo, compañero... Cuidaré de tu legado.
Una vez en el hospital, acordé en la recepción un transplante de ADN, y con el cadáver ya en una camilla tapada, esperé tranquilamente en la sala de espera. Sin duda, ese día era muy interesante... Muy interesante. Si la operación salía bien, podría potenciar mi poder de una forma enorme.
No pude evitar sonreír levemente.
Dártirus- Chunin Konoha
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Re: Me caí y morí
[Offrol: Prueba de firma.]
Dártirus- Chunin Konoha
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Re: Me caí y morí
[Offrol: Tirada de dados]
Dártirus- Chunin Konoha
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Re: Me caí y morí
- Spoiler:
- Métodos de intervención Avanzada
Descripción: tras muchos años de prácticas y experimentación, los ninjas pueden mejorar las posibilidades de acierto en las operaciones peligrosas.
Requisitos: Ninja médico, Orochi o Uzushi de nivel 15 o mayor.
Mejoras:
1 en el dado: pierdes el 5% total de tu pv de forma permanente, el ojo u ojos (tuyos) implicados en la operación y los doujutsus se vuelven inservibles. Operación fallida.
2 en el dado: pierdes el 5% total de tu pv de forma permanente, los Dōjutsu se conservan. Operación fallida.
3 en el dado: pierdes el 5% total de tu pv de forma permanente. El trasplante es un éxito.
4 en el dado: operación exitosa, no hay daños.
5-6 en el dado: operación exitosa, no hay daños.
Uzushi Nagato- Especial Fuinkiri
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Re: Me caí y morí
Los gélidos páramos eran lo que rodeaba a Iwagakure, el lugar donde debería realizar mi próximo movimiento por el bien económico de Fuinkiri. Hace tiempo que había sellado en el interior de un joven que se convertiría en el próximo Tsuchikage el demonio de cinco colas, gobi. Ahora volvía para implantar el ADN de un shinobi perteneciente al clan Horoki en otro shinobi, por un precio justo que estaría encantado de recibir. Colarme en Iwagakure sería más difícil de lo que fue en su momento en el resto de villas, aparte ya estaba cansado de tanto trote de aquí para allá. Con suerte este ya sería mi último encargo, de modo que ideé un plan de incursión en la villa. Al final la idea me vino a la mente y, con mucho sigilo fui reptando bajo tierra para que no me localizaran hasta el borde de las murallas de la aldea. Sabía que esta táctica no me serviría para pasar por las puertas ni por debajo de las murallas, de modo que salí de la tierra y, antes de que cualquier vigilante me descubriera toqué las murallas de la villa, las cuales estaban hechas de roca, fusionándome con ellas y pudiendo así cruzarlas a través. Tras eso seguí nadando por debajo de la tierra hasta encontrar el hospital de la villa, donde se suponía que sería el encuentro. Cuando me aseguré de estar en un lugar en el que no hubiera nadie salí de la tierra y subí saltando de alfeizar en alfeizar hasta llegar a la tercera planta. De ese modo me colé en la planta en cuestión y asumí la identidad del cirujano jefe, por supuesto me encargué de que este no apareciera en unas horas, para así no arruinar mi sorpresa.
Una vez arreglado todo atravesé con dilación el umbral de la puerta que daba a la sala donde operaría al joven. Sedé a este todavía transformado en el cirujano jefe para evitar líos de cualquier tipo. Puede que notara alguna anomalía en mi comportamiento, pero para cuando eso pasara ya se encontraría en un profundo sueño del que no despertaría en horas, así que, con el shinobi dormido y la sala totalmente asegurada desactivé mi transformación, esterilicé los instrumentos quirúrjicos y comencé a operar. Lo primero que hice fue sacar de uno de mis rollos una máquina especial, que me permitiría utilizar el cadáver para introducir los genes de este en el joven sin tener que recurrir a métodos más peligrosos. De ese modo metí en la máquina el cadáver del chico, y activé esta. La máquina comenzó a funcionar, realizando verdaderas masacres con el cuerpo del pobre chico muerto. Cuando el proceso estuvo a punto de finalizar conecté la máquina al pecho del joven por medio de varios tubos, los cuales transmitirían la barrera de sangre al torrente sanguíneo del joven y, aplicando mi chakra en la operación, combinaría el ADN de la barrera de sangre con el ADN del joven. A medida que el proceso resultaba en el pecho del joven se empezó a formar la imagen de la cara del Tsuchikage al que pertenecían los genes. El proceso resultó completo y sin fallos, En medio de la operación uno de los cables se soltó del cuerpo del joven, por lo que tuve que dejar de aplicar mi chakra durante un par de segundos para reconectarlo. aquello provocó que parte del ADN Horoki se quedara sin combinar, lo que le provocaría alguna que otra molestia, aunque por suerte nada importante, mala suerte supongo. Dominar los jutsus de la barrera de sangre que corría ahora por sus venas le costaría más de lo normal, algo común en aquellos que se implantan genes de otros shinobis. Al final, excepto por el pequeño incidente, la operación terminó, siendo esta un éxito rotundo, de modo que me quité los guantes y volví a sellar la máquina dentro del rollo. Mi trabajo en este lugar había terminado, y era el momento de huir. Con un sello de manos, mi cuerpo se deshizo en cubos de igual tamaño que desaparecieron al instante, reapareciendo muchos kilómetros más lejos, así puse rumbo a Fuinkiri, esperando descansar después de tanto tiempo.
Una vez arreglado todo atravesé con dilación el umbral de la puerta que daba a la sala donde operaría al joven. Sedé a este todavía transformado en el cirujano jefe para evitar líos de cualquier tipo. Puede que notara alguna anomalía en mi comportamiento, pero para cuando eso pasara ya se encontraría en un profundo sueño del que no despertaría en horas, así que, con el shinobi dormido y la sala totalmente asegurada desactivé mi transformación, esterilicé los instrumentos quirúrjicos y comencé a operar. Lo primero que hice fue sacar de uno de mis rollos una máquina especial, que me permitiría utilizar el cadáver para introducir los genes de este en el joven sin tener que recurrir a métodos más peligrosos. De ese modo metí en la máquina el cadáver del chico, y activé esta. La máquina comenzó a funcionar, realizando verdaderas masacres con el cuerpo del pobre chico muerto. Cuando el proceso estuvo a punto de finalizar conecté la máquina al pecho del joven por medio de varios tubos, los cuales transmitirían la barrera de sangre al torrente sanguíneo del joven y, aplicando mi chakra en la operación, combinaría el ADN de la barrera de sangre con el ADN del joven. A medida que el proceso resultaba en el pecho del joven se empezó a formar la imagen de la cara del Tsuchikage al que pertenecían los genes. El proceso resultó completo y sin fallos, En medio de la operación uno de los cables se soltó del cuerpo del joven, por lo que tuve que dejar de aplicar mi chakra durante un par de segundos para reconectarlo. aquello provocó que parte del ADN Horoki se quedara sin combinar, lo que le provocaría alguna que otra molestia, aunque por suerte nada importante, mala suerte supongo. Dominar los jutsus de la barrera de sangre que corría ahora por sus venas le costaría más de lo normal, algo común en aquellos que se implantan genes de otros shinobis. Al final, excepto por el pequeño incidente, la operación terminó, siendo esta un éxito rotundo, de modo que me quité los guantes y volví a sellar la máquina dentro del rollo. Mi trabajo en este lugar había terminado, y era el momento de huir. Con un sello de manos, mi cuerpo se deshizo en cubos de igual tamaño que desaparecieron al instante, reapareciendo muchos kilómetros más lejos, así puse rumbo a Fuinkiri, esperando descansar después de tanto tiempo.
Uzushi Nagato- Especial Fuinkiri
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Re: Me caí y morí
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Blank- Kage Suna
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