El rey de los Trolazos Vs el Rey de los Machotes

Arena:

Kaiser había retado al rey de los Shinobi con un solo fin: Volverse más poderoso. Ya sabía de antemano que no podía ganar, pero solo usaría este entrenamiento para poder volverse más fuerte. El rey de los shinobis era un hombre, que, por lo que había oído, le caía bien: Alto, arrogante, machote... El alma gemela de Kaiser. Todo era ver ahora como le pegaba la paliza de su vida, y como mejoraba a partir de ella. Había oido que los genjutsus era lo que mejor se le daba, justo con lo que Kaiser no sabía lidiar, pues apenas le habían hecho en su vida. No sabía ni liberarse de ellos. En el momento en que sintiese que su oponente hacía sellos, tendría un par de segundos para atacarle, y obligarle a retirar su concentración, porque estaría perdido. Por otra parte, tenía un plan para evitar perder en caso de que le hiciera un genjutsu, pero a ser posible, quería evitarla de todas las formas. Era un plan suicida, y, aunque consiguiese parar un par de genjutsus, quedaban sus ninjutsus y artes físicas.

La arena en que luchaban era del estilo clásico, sin nada raro. ni campos de lava ni ríos de leche de vaka. Nada fuera de lo común. Una vez se hubieran abierto las vergas, Kaiser entraría en la arena, dispuesto a aprender todo lo posible, pues sabía que ya iba a perder antes de que ocurriera nada. La cosa era como iba a hacerlo.

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Limomalo tenía prisa ese día, había quedado para tomar el té con una loca que se hacía llamar La violadora de tu barrio, y aún tenía que resolver varios asuntos más para que su casa no se callera de encima de su nube. Y para rematar la faena, Limobueno no aparecía por ningún lado, el maldito debía haberse quedado bebiendo Hidromiel pitufa en su pequeña casita del bosque; en fín, no le guardaría rencor, se merecía unas vacaciones. Al salir a la arena me encuentro con la típica escena. Los espectadores armando barullo, los dos mismos árboles de siempre y los cien metros de arena que se abren frente a mí despiadadamente. Hoy, al otro lado del campo, veo a un chico dispuesto a combatirme. Si no tuviera tanta prisa puede que hubiera jugado un poco con el, pero hoy no es el día adecuado. Justo al salir de mi puerta, comienzo a hacer sellos mientras alzo la pierna izquierda hasta casi mi cara, para bajarla a toda velocidad, brillante de chakra verde. El taconazo contra el suelo abre una grieta de un metro de anchura frente a mí, momento en que comienzo a vomitar llamaradas de un calor excepcionalmente alto. Al principio parece no pasar nada, pero tras dos segundos, toda la arena explota en una corriente de magma. Los árboles, los cien metros y el chico son calcinados. Doy un paso atrás para no caer en toda esta destrucción, que a no ser que el niño lograse esquivar un jutsu de área con tanto calibre, sería el fin del combate. Pronto llegarían los médicos para hacer su trabajo.

Info:

Acciones:

Gasto y Daño:

Lalala no posteas y quieres la exp (

100 Exp + 300 Ryos al trolazo de Suir