Un encuentro inesperado.

Esa noche no pude dormir para nada pensando y dándole vuelta a aquello que me rondaba la cabeza desde que tuve mi primer encuentro cara a cara con el Hokage, y después el entrenamiento que tuve con él en aquella sala..... estaba realmente confundida y esa confusión era la que no me dejaba dormir así que, viendo que recién amanecía me duché, me vestí, desayuné y preparé para irme a el valle del fin.
Cuando ya esta fuera de la villa empecé mi rumbo hacia mi destino, y en ello, estaba pensando de nuevo el lo que pasó después de que cayera de la pared y todas aquella sensaciones que no sabrá explicar muy bien.... Obviamente Akari ni los chicos saben NADA de todo eso... no quería que lo supieran era algo que solo de vía quedar en aquella habitación poco iluminada...
-Tengo la pequeña sensación de que estoy haciendo algo muy malo-dije hablando conmigo misma.
""Deja de recordar todo lo que pasó, ¡Me dan nauseas!""se quejó Riku.
"¡TE AGUANTAS!"
Ya llegué amis destino, pero no por ello paré e caminar, solo seguí admirando el paisaje hasta que vi un lugar de sobra agradable bajo un árbol que a simple vista parecía cómodo. Fui hacia él y me senté cómodamente... quedé mirando el cielo que divisaba entre las hojas del árbol pero al rato volvía a darle vueltas a todo.
-No, no , de eso nada vengo aquí para distraerme de eso-hablé conmigo misma. entonces saqué mi querido compañero inseparable, mi "Icha-Icha" último número sacado a la venta, y empecé a leer concentrada mente mientras el viento que soplaba en el lugar mecía mi cabello rubio suelto....

Solo había pasado un día desde aquella visita al edificio del Hokage donde quería salir huyendo de las imágenes que atormentaban mi mente. Las voces de mi cabeza apenas me dejaban descansar desde entonces, pero empezaban a gustarme sus ideas, sobre todo la de una de ellas. La voz más reciente que ahora llamaba como Yonbi empezaba a entablar algún enrevesado lazo conmigo, y sería mejor así, pues lo más probable es que nos quedara un gran recorrido por delante.
En un principio no pensaba entrar en la sala donde estuvieron entrenando, pero el desgarrador grito de Viral hizo que todo se me olvidara para llegar a preocuparme solo por él. No era algo que soliera hacer, ni pensaba realizarlo a menudo, aunque en aquel momento no conseguí evitarlo. Pero en el momento que la di una patada para lanzarla fuera de juego ante lo que consideraba que era Mío, un grito de triunfo y placer proveniente del Yonbi resonó en mi interior y me hizo deleitarme más aún de ese breve momento. Después tuve que preocuparme por ir a socorrer a Viral, lo que hice con mayor convicción en cuanto la chica se quedó fuera de juego. A pesar de que antepusiera su salud a la venganza, por así llamarlo, la criatura que contenía estaba deseosa por dar rienda suelta a sus planes. Encantada sería la que los haría a través suya, esta vez no pondría demasiada resistencia en atarle a unas grandes cadenas, solo lo justo y necesario. Sabía que no podría dormir, por la impaciencia o de lo contrario las pesadillas atormentarían mi mente, así que simplemente me dejé llevar… Y los caminos debieron estar de mi parte, pues me encontré con que la misma kunoichi que estuvo con él salía de su casa por aquellos instantes. El ansia de darle su represalia era grande, pero sabía que debía ser paciente o las cosas no saldrían bien, por lo que me limité a esperar. Como supuse, mereció la pena, ya que ella salía de casa hacia un nuevo destino. No se percató de mí, pues fue hacia el valle del fin sin ni siquiera verme, parecía tan sencillo que hasta resultaba triste.

La caminata no se hizo larga, pero en todo el trayecto ella pareció tener la mente en otro mundo, lo que era molesto para mí, suponía que seguramente le daría vueltas a lo sucedido en una atmósfera más dulce y embriagadora. Todo lo contrario que yo, pues cuanto más lo pensaba el odio aumentaba y necesitaba una mayor concentración para controlarme. No podía perder la cabeza aún o fastidiaría nuestros planes.
El lugar era bonito, estaba con árboles que tanto me gustaba ver en la villa, de hecho era de las cosas que más me agradaban. Siempre me gustó la naturaleza y estar allí era como encontrarme en permanente contacto con ella, pero era posible que todos los sentimientos negativos me cegaran, pues no pude apreciarlo como siempre… Apreté el puño con fuerza y esperé a que se sentara a la sombra de un abedul para ir hacia su posición. Sacó un Icha-icha y comenzó a leerlo, por lo que aproveché la ocasión. Nos encontrábamos a una distancia de 10 metros, que no tardaría apenas en recorrer, tenía el Byakugan activado para poder estar atenta a todo lo que ocurriera, mientras que llevaba una chaqueta negra larga que me tapaba la cabeza hasta la altura de la nariz. Solo se apreciarían mis labios en el rostro, pero no necesitaba tener los ojos destapados para ver, mientras que una sombra de color carbón se movería veloz a su posición. En el caso de que se percatara de mi presencia, lo último que sentiría o vería antes de salir despedida por los aires ante el golpe, sería un puñetazo atestado a su lado derecho, que dio de lleno en su brazo. Debido a mi fuerza salió volando en dirección izquierda a unos tres metros sobre el suelo, y durante un recorrido de un par de metros que seguí a tan solo unos centímetros de distancia. Apenas un segundo después de haber recibido el golpe, la apunté con una mano mientras que con la otra realizaba un jutsu y su ropa quemaba, empezando por el mismo lado del brazo anteriormente golpeado. Tanto daño en un mismo miembro se lo inutilizaría, por lo que para defender solo podría realizar un justu con una mano. Al caer contra el suelo yo estaría a su lado y la pondría una de mis manos sobre el pecho, evitando así que huyera, mientras que con la otra sacaba mi kunai. Sabía que mi enemigo estaba débil, y aprovecharía sus últimos momentos consciente para exponerle el motivo de mi agresión. El filo del alma acarició su rostro sin llegar a causarle ningún corte aún, y fue bajando con suavidad hasta pararse en su garganta. La chica podría notar como dudaba si cortar su cuello durante un instante, mientras la criatura de mi interior se revolvía más jovial que nunca ante la idea de que la sangre corriera por mis manos. No supe si esta nueva sensación se debía al demonio que me habitaba o yo misma estaba disfrutando con todo esto, pero no me importó, pues me sentía bien… Extrañamente bien.

- Seguramente te preguntes qué has hecho… Pero ninguna respuesta te salvará de tu castigo. Has estado demasiado cerca… Y no me gusta que toquen lo que es mío. No te recomiendo volver a hacer esas cosas con Viral-sama… Esto es un aviso, pero la próxima vez no seré tan buena contigo.

Mi voz sonaba con un tono nunca antes usado, era fría y amenzante, cada palabra fue pronunciada despacio para que no se fuera fácilmente de su mente. Pero a pesar de los hechos aún cabía la posibilidad de que llegara a olvidarme, me aseguraría de que no ocurriera nada de eso. Su camiseta tenía el escote suficiente, por lo que pasé el kunai por debajo de su cuello y fui dibujando lentamente una preciosa K que conservaría para no olvidarse fácilmente de lo ocurrido. Aún consciente, la chica habría sentido como el arma iba desgarrando su piel y yo me retorcía de placer con su sangre bañando el metal. Miré sus manos y cogí la misma del lado del brazo al que comencé haciendo arder, apretándola y tirando con fuerza para desencajar la extremidad de la muñeca definitivamente y quedarme con su mano, mientras una hilera de su sangre comenzaba a caer por dentro de las mangas de mi chaqueta, bañando mi brazo de un color rojizo.

Una sonrisa siniestra iluminaría mi rostro antes de que se desmayara, y me quitaría la capucha dejando ver todos mis rasgos para que supiera quien era… Segundos después caería inconsciente ante el dolor y la creciente pérdida de sangre. Después volvería a cubrir mi rostro con la capucha, y si nada me molestaba y la chica no hacía nada más, desaparecería entre la espesura, que quedaría iluminada por un destello rojizo… El mismo que cubría todo mi cuerpo, hasta hacer que de mi frente brotaran dos finos cuernos, similares a los de un demonio. Y mis ojos, siempre incoloros, adoptaban un tono rojizo.
Por primera vez, la voz con la que había estado hablando sonó más clara que nunca entre la oscuridad de mi mente. Pude ver al demonio que sostenía, pues se presentó ante mí en medio de tinieblas, mirándome con sus grandes ojos y una enorme sonrisa divertida.
“Parece que vamos a llevarnos bien, pequeña”
“No te puedes imaginar cuanto, Son Goku… ”

Información:

Acciones:

Liberación inicial:

Gastos y daños:

Algo había salido mal, con el Byakugan activado conseguí ver una figura que aparecía y desaparecía intermitentemente en dos ocasiones, o sola ellas fueron las que pude ver, por lo que simplemente paré para esperar su encuentro. Una espada se paró delante de mí, pero no necesitaba identificarla, ya sabía a quien pertenecía. Instantes después la figura de Viral se posaba sobre el arma y lentamente me deshacía de la capucha, aún sabiendo que ya debía haberme reconocido hace mucho. Seguramente sabía mis intenciones y por eso ahora se había dirigido a donde estaba, mientras que la pista de Kiara se iba perdiendo... El Yonbi no estaba contento con ello, pero sin poder evitarlo las dos voces de mi cabeza tenían acceso a toda la información que yo podía intentar ocultar. Tanto la femenina como el demonio sabían sobre mí mucho más que yo de ellos, y aunque la chica no compartía los fuertes sentimientos de amor conmigo, y mucho menos Son Goku, sí tenía las ideas obscenas en su mente que tanto intentaba evitar, pero me serían útiles por una vez. Porque aunque mi odio fuese fuerte se intercambió ante un gran desconcierto, sin saber bien con claridad que hacía mi compañero allí o lo que pretendía saltando sobre mí.
Apenas tuvimos tiempo alguno de hablar, en cierto modo porque yo había intentado evitar todo contacto con él, entendiendo que era más que probable que sus palabras cambiaran mi visión sobre las cosas y la forma en que actuaría... No quise escucharle hasta el momento en que estuvo encima de mí y clavó sus ojos dorados sobre mí, mientras pronunciaba cada una de las palabras que hacían mella en mi lastimado corazón apagando lentamente la ira que escondía y no me dejaba ver.
A esa distancia de su rostro podía contemplar las estrellas escondidas en su mirada, y me permití perderme una vez más entre cada una de las constelaciones que guardaban, para abrirme paso y evadirme todo lo demás. Cerré los ojos y desactivé el Byakugan, esperando que eso me calmara bajo el contacto con su cuerpo, pero sentí cómo hacía que sujetara un kunai sobre su pecho en una de mis manos y me di cuenta de todo lo ocurrido... Había dejado que pasara lo que tanto miedo tenía, me estaba perdiendo a mí misma sin darme cuenta, y no había encontrado nada hasta entonces que me salvara de todo aquello. De nuevo le miré, terriblemente asustada, suplicándole perdón mudamente por todo lo ocurrido... Y tiré el kunai a la derecha, lejos, muy lejos... Como si ello pudiera alejar todos los problemas. Y es que en apenas un día las cosas habían cambiado drásticamente y había dejado todo lo verdaderamente importante para dejarme llevar por la ira. Nunca esta cara se había visto porque simplemente nada la desató, ya que antes los sentimientos eran más sencillos de controlar y era la influencia del demonio lo que desataba lo peor de mí...
Le aparté de encima lo más suave posible y me encogí sobre mí misma, temblando, y le miré entre el hueco que quedaba entre las rodillas y la propia cascada de pelo color carbón que caía sobre mi frente.

-Lo... Lo siento... pero... ¿Porqué lo hiciste...? ¿Por qué...? Tan solo... No lo entiendo... No llego a comprender qué es lo que he hecho mal... Porque has llegado a sentir que no era suficiente y buscar amor en otra mujer. Necesito que me lo expliques... Haz que esto termine, por favor, no dejes que vuelva a ocurrir... No quiero hacer daño...

Y si nunca compartía mis temores con nadie y los guardaba, esta vez fue muy distinto, porque al igual que él puso su vida en mis manos y deseché sin pensarlo dos veces la idea de matarlo, ahora estaba tan asustada que temía el que el cúmulo de emociones se desatara de nuevo y esta vez no tuviera el poder de controlarlo. Ya no sabía a quién acudir pues creía haber mantenido la situación perfectamente sin darme cuenta de que no era yo quien dominaba plenamente mis acciones. Ni en el momento que asesinaron a mi padre me dejé poseer por la venganza, y esta vez debía ser fuerte, pues no tenía motivo alguno para comportarme como lo estaba haciendo. Lentamente las voces se iban acallando y conseguía ser la única que opinara sobre mis acciones. En verdad me preguntaba si todo eso tendría arreglo... Necesitaba ser fuerte, y a partir de entonces actuaría con más cabeza.

Acciones:

Gastos y daños: