Let's meet a new person :D

Una nueva mañana comenzaba en kirigakure, como era costumbre, la húmeda y espesa niebla volvía a entrar por mi ventana haciendo que mi rostro se mojara levemente.Podía oírse el murmullo de la gente entre el piar de los pájaros y la música de algunos puestos, además de radios con múltiples emisoras a la vez, formando todo un barullo tremendo en las calles.La tensión de los Lunes podía cortarse con un cuchillo de plástico.Una vez mas despertaba enredada entre las sabanas, la misma pelea de todas las mañanas, esta vez lo haría pacíficamente, pero desde el momento que comenzara a sacarla de quicio, comenzaría a usar la fuerza.Tardó cinco minutos en despojarse de las malditas sabanas, pues la vaguedad de la mañana le podía.La mañana comenzaba extraña, pues la humedad de la niebla estaba mezclada con el rocío del amanecer, aun así no cerraría por nada la ventana.Al levantarse de la cama sus pies tocaron el suelo, frío y algo húmedo, esperaba que la niebla se disipara pues hoy estaba extraña.Se levantó de a cama con cuidado de no resbalarse, quitándose el camisón blanco que por la humedad se había adherido a su piel dejando poco a la imaginación de quien pudiera verla, y para las peores imaginaciones esa noche había dormido sin ropa interior, ropa interior que se puso antes de levantarse de la cama, pues tenía la mesilla al lado.
Se acercó al armario que había cerca de una estantería de libros antiguos, todos tratando de un mismo tema, la medicina, recordaba habérselos leído todos sin excepción.Sacó del mismo su ropa, la cual tendría que cambiar pronto pues el invierno se acercaba y esta ropa no le proporcionaba el calor necesario.Terminó de vestirse, un largo vestido morado y blanco cubría la mayor parte de su cuerpo, abriéndose de forma sensual por el lado derecho, dejando ver su pierna correspondiente, al igual que un gran escote en punta que se ataba con un pequeño lazito en el medio.Hoy no se pondría la capa sobre los hombros, pues ya comenzaba a incomodarla, a parte de las miradas de la gente, pues entre el libro de medicina y la capa parecía una maga salida de una película, mas que una ninja.
Otra mañana mas que salía a pasear, hoy visitaría una de las islas a las que no había ido nunca en todo el tiempo que llevaba en kirigakure, la isla de la diosa Liriam, no entendía aquel nombre, quizás fuera algo simbólico, pero nunca la llamó a ir hasta ella.Antes de salir, preparó una pequeña bolsa marrón de cuero, con varios utensilios médicos, nunca se sabía si los ibas a utilizar, tanto armas ninja, y por ultimo, un pequeño libro de tapa azul perteneciente a su madre con más de dieciocho años de antigüedad.Su mirada repasó una vez mas su habitación, intentando no olvidarse de nada, y cuando estuvo segura, salió por la puerta intentando fallida mente que esta no chirriara tanto al abrirla como al cerrarla tras de si.Le llevó quince minutos llegar a un pequeño muelle donde habían atracados varios botes de alquiles para llegar a la isla, pero todos demasiado caros, y en ese momento sus ryos no es que fueran abundantes.Su mirada se dirigió hacia el agua y entonces recordó un jutsu elemental, los cuales no solía utilizar mucho, que le habían enseñado en la academia.
¿Recordaría como utilizarlo después de tanto tiempo?, ese jutsu esa lo que mas peligroso, pues se trataba de respirar bajo el agua, así que, dicho y echo, se lanzó hacia el agua y al estar bajo ella, los sellos salieron solos de sus manos, ayudándola a respirar perfectamente bajo la misma.
En el momento de lanzarse al agua no había pensando detenidamente en su ropa, pero ya estaba a mitad de camino, y no podía dar vuelta atrás, así que siguió hacia adelante.Al llegar a la isla, ya habían pasado dos horas desde que se levantó de la cama, pensándolo bien, no le había llevado tanto tiempo el recorrer la distancia de un lugar a otro, aunque tampoco tenía prisa.
Al llegar a la orilla deshizo el jutsu mirando a su al rededor, parecía que hoy no había nadie, así que se quitó el vestido quedando en ropa interior y se adentró un poco mas, odiaba esa sensación, su pelo estaba mojado al igual que su cuerpo, se sentía incómoda pero no estaba del todo mal, al menos no pasaba calor.Al mirar al cielo se dio cuenta de que en esa isla no corría la niebla ni hacía frío, quizás por eso tuviera aquel nombre tan extraño que había llamado su atención incluso antes de llegar.Al volver la mirada hacia adelante vio como de lo que seguramente era un hilo ninja, colgaba ropa de hombre, ¿Había mas gente allí? se había acercado a la ropa sin darse cuenta de que estaba aun semi-desnuda.Miró hacia todos lados intentando encontrar al dueño de la ropa que colgaba por el que ya había verificado que era un hilo ninja y con algo de curiosidad y con la voz algo entrecortada, pudo gesticular palabra.

¿Hola? ¿Hay alguien más aquí?

Aun en la costa donde había entrado, y donde me deshice del vestido mojado sentía como si unos ojos se clavaran en mi, mis ojos dieron varias veces la vuelta al lugar sin poder ver a nadie, hasta que de repente, tras un par de ramas un arbusto se zarandeó, no quise darle importancia cuando mi mirada se fijó en los mismos casi inmediatamente, pues sería algún animalillo de aquella isla el que andaba por allí.Al adentrarme observé ropa de hombre colgada de lo que efectivamente era un hilo ninja, eso le llevó a pensar tres cosas, una,que o alguien era muy despistado y se había dejado la ropa, o no estaba sola por los al rededores, dos, que el muchacho que hubiera tendido aquello era muy patoso, pues se veía la experiencia de los nudos a los que había atado el hilo, y tres, que seguramente fuera el mismo muchacho al que pertenecía aquella ropa, el que había estado mirando tras los arbustos cuando llegó.Mis mejillas se ruborizaron al pensar que alguien pudiera haberme visto de aquel modo, casi desnuda, modo del que nadie antes me había visto.
Mis alarmas volvieron a saltar, con la misma sensación del principio, sentía como unos ojos se le clavaban en la espalda, lo cual le llevó a mirar atrás de nuevo, esta vez no se escaparía, y efectivamente, ahí se encontraba, colgado boca abajo de una rama del árbol donde colgaba la ropa, un joven de pelo de fuego y ojos de esmeralda, que la miraba entre fascinado y embobado, seguramente por sus pintas en ese momento, lo que le llevó a ruborizarse mas aún, pero antes de que esta pudiera decirle nada si quiera, este perdió la consciencia desplomándose en el suelo de forma brusca, golpeándose la espalda.

Eso le dolerá cuando despierte.

No pudo evitar decir en alto, era uno de esos pensamientos tan buenos que se te venían a la mente cuando nadie lo escuchaba, era estúpido decirlo en alta voz, pero había que decirlo.No tardó mucho en volver a la situación tras haber observado por un momento al joven. Dejó sobre el hilo su vestido ya casi seco, y se acercó al muchacho, arrodillándose a su lado e intentando hacerle reaccionar mientras pensaba en aquellos ojos verdes que este poseía, eran verdaderamente bonitos, pero no le diría nada, pues se le veía cara de graciosillo. Mientras pensaba todo aquello, se situó tras la cabeza de este, y apoyó la misma sobre sus piernas a modo de almohada, era una técnica de primeros auxilios que le habían enseñado en la academia, era simple su cometido, evitaba que el herido se atragantase.

Oye, chico... ¿Te encuentras bien?

Al parecer el chico no reaccionaba a mis palabras principales, lo que me llevo a colocar mis piernas bajo su cabeza a modo de apoyo, por simple comodidad, tras esto volví a intentar llamar su atención con una pregunta simple, el típico ''¿estás bien?'' aunque sepas sin dudas que no lo está, una pregunta estúpida pero en parte el momento lo requería.Al parecer había funcionado pues el muchacho comenzó a abrir los ojos poco a poco, seguramente el golpe le había causado algún tipo de confusión momentánea pues fue cuestión de segundos que este se levantara con brusquedad, quedándose sentado frente a mi, había notado en su pecho un fuerte latir acelerado, cosa que llamó mi atención y avivó mi preocupación aun mas, pero cuando quise darme cuenta el muchacho estaba intentando calmarse a si mismo, quizás algún tipo de nerviosismo pues se había fijado que su pierna no paraba de temblar.
Pocos segundos después este se giró hacia mi pero no me dirigía la mirada, se extrañó por ello pues no recordaba haber hecho nada para asustarle ni hacer que se asustara de mi, quizás fuera por mis formas, pues aun estaba en ropa interior.Este titubeaba con la mirada, subiéndola y bajándola, en una de ellas, pude desviar mi mirada de sus ojos, unos ojos que me habían cautivado desde el principio y que incluso le habían sacado una tierna sonrisa en ese mismo instante, pudo fijarse en sus mejillas con un fuerte rubor, que hizo que las mías también adquirieran aquel color rojizo por la vergüenza, ¿Significaba aquello que el muchacho tendría algún interés en mi? le resultaba extraño pero agradable a la vez.Todo esto hasta que sus palabras interrumpieron de golpe mis pensamientos.

Ya e-estoy bien,¿Q-ué me ha p-pasado?

Al parecer el muchacho me pedía una explicación por haberse desplomado, explicación que ni yo misma sabía, me quedé en blanco unos segundo, las dudas me asaltaban pues en mi interior yo también me hacía esa misma pregunta.Notó en su mirada el nerviosismo de la situación, la incomodidad que le estaba haciendo pasar al muchacho, pues la tensión se sentía, no pude demorar mas mi respuesta, pues el chico esperaba a que volviera a dirigirte la palabra con alguna explicación lógica, yo no tenía nada en mente, pero las palabras brotaron de mis labios como mariposas que simplemente debían emprender el vuelo.

Pues...No lo se exactamente pues solo me di la vuelta justo cuando caíste, dime, ¿Te duele algo? ¿Tienes alguna herida?

Mi voz no era la normal, lo notaba, ¿Por qué? ¿Por qué sentía la necesidad de portarme bien con el? Mis sentimientos me llevaban a tratarle como nunca a nadie, no lo entendía, si hubiera sido cualquier otro ya le hubiera cruzado la cara por mirar como un viejo verde tras los arbustos, pero no, en vez de eso me había ofrecido indirectamente a curar sus heridas, no lo entendía, era todo muy raro, aquel chico tendría que tener algún poder sobre ella, estaba convencida de que se trataba de algún jutsu pero no, pues sus ojos no mostraban la claridad del clan Uchiha, no podía ser eso, pero entonces, ¿qué era?.

Al levantarse el muchacho había posado una mano en su pecho, no entendía bien por qué lo hacía pero parece ser que estaba mas calmado, me sorprendió que supiera calmarse el solo, pues normalmente los ninjas médicos tienen que indicarle como hacerlo, seguramente a este chico le pase mucho, pregunté con esa voz que no era la mía, ofreciéndome en viva preocupación para curar sus heridas, pero el estaba bien, menos mal, estaba bastante preocupada, pero por suerte solo había sido una caída tonta, donde el único problema serán las manchas,este se había levantado del sitio para estirarse, eso me dejó tiempo para pensar en toda aquella extraña situación, pero antes de que me diera cuenta el joven me tendía la mano amistosa mente en símbolo de ayuda para que pudiera levantarse, acompañado de una presentación bastante formal, le pareció un chico interesante pero algo tonto, al parecer su nombre era Kuroda, de la misma aldea que yo, increíble ¿Cómo era posible que no le hubiera visto antes?.Su juego no había acabado pues aun quería dar una impresión al chico y que mejor presentación que un pequeño ''susto''.
Tomé su mano con delicadeza y con rapidez saqué de una cinta atada a mi pierna, del interior de mi muslo derecho, un kunai, esto apenas me llevó tiempo pues estaba puesto para casos donde tuviera que cogerlo rápidamente.Antes de que los ojos del chico pudieran darse cuenta tiraría de su brazo y mi kunai estaría en su cuello, pegado al mismo mientras comenzaba mi presentación.

Buenas, mi nombre es Hiaji Hanabi, soy una ninja médico de Kirigakure rango Chunin.

Quizás me hubiera pasado con la broma, pues no todos tenían mi mismo sentido del humor, pero el momento era perfecto, ahora, mis ojos, mas cerca de el que nunca, no dejaban ver absolutamente nada mas que frialdad.Fue cuestión de tiempo que mis labios esbozaran una pequeña sonrisa a la vez que de mi garganta emanaba una carcajada, era extraño, hacía mucho que no reía, y le gustaba esa sensación, mas que la que había sentido al conocer a aquella pequeña kunoicho, Kiara, que era su pequeña hermanita, mas que la rabia que sintió en el primer momento, cuando conoció a Sonzu hyuga, o incluso mas que la venganza, cuando el cuerpo de Haruo desapareció en el Templo del Fuego.

Al parecer mi broma había surtido efecto, el chico se había quedado en blanco, pero mi risa me delató, fue mas la sorpresa para mi cuando el comenzó a reír conmigo una risa que me hizo mirarle, pues al dejar de reír un poco este cogió entre sus dientes mi kunai, tirando de este, intentando quitármelo de las manos, tenía pensado tirar del mismo pero le haría daño en la comisura del labio, así que aflojé mi mano dejando que se lo llevara, tras lo que lo dejó caer a un lado y volviéndome a mirar en la misma posición inicial en la que habíamos quedado, ahora me había dado cuenta, sin nada que nos separase, lo cerca que estábamos el uno del otro, entonces sus mejillas se ruborizaron, no sabía el por que pero una sensación extraña estaba recorriendo su espalda en forma de un suave y cálido cosquilleo, como cuando tomas chocolate a la luz de la luna en un día frío, o cuando piensas en el futuro bajo la luna.
Nuestras miradas estaban frente a frente, era increíble lo bonitos que podían llegar a ser sus ojos los cuales me habían cautivado desde el primer momento, haciendo que me perdiera en ellos a cada mirada, pero interrumpió mis pensamientos sus palabras, esta vez notaba como su aliento frío caía en sus labios con suavidad, esa sensación no le desagrado para nada, no lo entendía, había estado así de cerca de muchas mas personas antes sin sentir eso, quizás fuera por la simple razón de que cuando se acercaba tanto a alguien era para matarlo.El joven volvía a recalcar su procedencia kirinana, al igual que yo, y aclaró mis dudas de la broma, al parecer, no había sido suficientemente pesada para el, un chico curioso sin duda.

De Kiri... Es extraño que jamás te haya visto por allí, ni tampoco en la academia, ni en las fichas del despacho de mi padre. La próxima vez miraré mejor los papeles del Mizukage.

Esto podía revelar le varias cosas al muchacho, como por ejemplo que yo era la hija del Mizukage, que tenía acceso a su despacho y por lo tanto, a la información de todos y cada uno de las personas de Kirigakure y la villa de la Hoja, quizás me había ido demasiado de la lengua, pero no podía pensar en eso ahora, el seguía ahí, tan cerca, escuchando con atención cada una de mis palabras como si de oro se tratase.

Dime, ¿Por qué ese rubor en tus mejillas y el fuerte palpitar de tu corazón?

Era una de las muchas dudas que rondaba su cabeza mientras el la mirada, mis ojos del color de la miel se volvieron a clavar en los de el, esperando una respuesta a sus afirmaciones, realmente la pregunta solo había sido un despiste, para que así a lo mejor no le diera importancia a mi otro comentario, aunque realmente lo dudaba.

El chico me volvía a mirar hipnotizado, sus ojos verdes clavados en los míos mientras yo hablaba, me parecía algo adorable por su parte, pues no todo el mundo escuchaba mis palabras así.Me había dado cuenta de que sus mejillas volvía a coger un rubor extraño, esta vez no había hecho nada para hacer que se sonrojara tras lo que bajó su mirada por mi cuerpo, aquello hizo que me sonrojara levemente, yo estaba en ropa interior y mirarme de aquella manera no era algo que le hicieran todos los días.Al parecer, decidió contestar primero a mi ultimo comentario, quizás hubiera pasado por alto el primero, como yo quería,fue su respuesta todo un alago pues afirmaba que al estar a nuestra distancia era algo normal, quizás tuviera razón.Hasta que de un momento a otro la su pierna comenzó ha temblar de forma nerviosa, sus ojos demostraban terror a la vez que se quedaba en blanco, tras lo que soltó unas palabras inesperadas, quería saber que le haría mi padre por estar cerca de mi, aquello me enterneció, un muchacho de la villa de Kirigakure asustado, era como un gatito al que habían abandonado.

No te preocupes, mi padre no te hara nada, pues a penas se preocupa por lo que yo haga o deje de hacer, además, tampoco es que le cuente absolutamente todo lo que hago.

Le decía esto para intentar calmarlo a la vez que apoyaba una mano sobre su rodilla , que aun temblaba, y la otra sobre su mejilla, estaba algo pálido y su temperatura era baja, quizás hubiera pillado un pequeño resfriado.Al parecer lo había pasado mal con mi comentario, no debí decirle que era la hijastra del Mizukage, quizás realmente se pensaba que era su hija real, aunque el Mizukage... ¿Con quién?, era quizás una idea absurda.

Y si... Soy la hijastra del Mizukage, mis padre murieron en una misión y el me acogió como si fuera una hija, aunque solo me utiliza para misiones como ninja médico.

El chico escuchaba atonito y asustado mis palabras, sabía que sentía mis manos pues un rubor volvía a sus mejillas mas fuerte que nunca, quizás el tocarle no había sido una buena idea, pero como ya lo había hecho.Mi comentario no pareció calmarle demasiado pero un momento de mi comentario llamó de tal modo su atención que pareció que dejaba atrás todo lo demás, para ''reñir me'' por dejarme mandar por mi padre, hasta ahora para mi ese comportamiento por su parte había sido normal, pues yo era una ninja, y así era como me trataba el, como una ninja, pero el me hizo abrir un poco más los ojos, pues también tenía razón, realmente, no sabía del todo bien lo que significaba sentir amor hacia algo, fuera como fuese, el chico volvió a mirarla con aquellos ojos verdes, no podría olvidarse de ellos nunca, pues la habían cautivado totalmente.Cuando este calló un momento de silencio se formó a nuestro al rededor, quizás eran impresiones suyas pero, realmente la había tomado de las manos, sentía como las agarraba con firmeza algo indignado, podía sentir la suavidad de las suyas propias incluso. Mis ojos, que aun estaban clavados en los suyos, bajaron por un momento a comprobar si realmente aquello era cierto, y si, efectivamente, había tomado mis manos, aquello me hizo esbozar una tierna sonrisa, ¿Por qué la había tomado de las manos? no lo comprendía, pero le gustaba, definitivamente la presencia del joven la calmaba de todo, no era fría, ni brusca, con el era diferente.

No debes preocuparte por ello...Pues para ello mismo estudie medicina en la academia tanto tiempo, mi padre....Simplemente me trata como merezco...Pues no hago mas que causarle problemas y dejarle mal en momentos importante.

Entonces recordó aquel nefasto momento, aquella catastrofe cuando una misión le fue encomendada junto a su padre, el Hokage, viral y un compañero, si mi memoria no fallaba, su nombre era J Alucard.Fue ese aterrador momento de llegada, aceptaba haber hecho mal al llamar a su padre ''viejo'' pero el golpe que le había propinado había sido brutal, pues incluso la había tirado al suelo, volvió a sentir aquel momento en su memoria, posando inconscientemente su mano en la misma mejilla, con la mirada perdida y un rostro con miedo, como si temiera que volviese a pasar, por un momento aquella situación había pasado ante sus ojos una vez mas, recordaba aun el terrible dolor que sintió al levantarse, pero su orgullo nunca le permitía echarse atrás por un dolor, y mucho menos recogerse la zona herida, también recordaba que por esos tiempos no tenía habilidades médicas, y Viral en esos momentos era Gennin, cuando quedaros ambos solos ninguno de los dos pudo calmar mi dolor.

Mis pensamientos se vieron interrumpidos y mis recuerdos rotos por los labios del muchacho, no en palabras sino en un dulce y tierno beso que consiguió hacerme olvidar, su mano, apoyada sobre la mía y sus labios jugando con los míos, aquel sentimiento era nuevo, no lo había sentido jamás pero no quería dejar de sentirlo, notaba la ternura de sus acciones, podía sentir como ambos corazones latían casi acompasados, aunque mi corazón, daba dos latidos por cada uno de los suyos.Al principio me resultó extraño, pero poco a poco fui relajándome, hasta cerrar del todo mis ojos, mientras mis mejillas cogían un color rojizo, apenas conocía al joven pero no quería que parase de besarla,por desgracia eso fue lo que hizo tras yo haber cerrado los ojos, pues al parecer quería decirme algo, al notar que sus labios ya no estaban contra los míos abrí los ojos en un impulso, nuestras manos aun estaban juntas, así que podría notar el leve temblor de mis nervios, mientras que la que tenía sobre mi mejilla la apartaba con suavidad.

Parecía que leía mi mente, pues a parte de calmarme supo adivinar el porque de mis miedos repentino, le fascinaba la forma en la que el sabía interpretar sus acciones y a su vez intentar arreglar la situación, aun parecía algo indignado por lo de mi padre pero se limitó a intentar calmarme, a calmar los deseos de mi corazón a levantarme y comenzar a destruirlo todo, los deseos de echarme atrás y esconderme en un rincón hasta que todo acabase, como solía hacer, aquello le recordó a la noche de la muerte de sus padres pero lo sacó de su cabeza de inmediato, pues no quería preocupar al chico, se limitó a esbozar una tierna sonrisa mirándole a los ojos por un momento, no había pasado mucho tiempo pero ya extrañaba sus labios y su dulce manera de hacerme olvidar.

No te preocupes, estoy bien, de veras.

Mi mirada se tornó a sus ojos y apartando mi mano de la suya me levanté del suelo cogiendo mi vestido, que ya estaba seco, sin querer lo había dejado colgar en el hilo del muchacho, esperaba que no le importase.Le había dado la espalda un segundo para recoger su vestido, el cual parecía que se había enganchado a algo de lo que no conseguía soltarlo, no quiso tirar, pues sabía que quizás podría romperse, y eso era lo ultimo que quería.

Tras yo verme algo apurada a la hora de desenganchar mi vestido, el muchacho se levantó, acercándose por detrás, en otras situaciones no lo habría tolerado pero esta vez fue diferente, dejó se acercara y deslizara sus manos por mis brazos hasta guiarme para lograr desenganchar mi vestido, al parecer era una rama revoltosa que quería hacerse con mi vestido.Volví a esbozar una sonrisa a la vez que le mirada como agradecimiento, pero cuando quise darme la vuelta para quedar cara a cara el ya se había retirado a por su ropa, parecía entristecido, pues según lo que me dijo segundos después seguramente a el le gustara el beso tanto como a mi, pues tanto le apenaba dejar la isla donde nos encontrábamos, aquello me enterneció totalmente, incluso comenzaba a dudar que aquel muchacho fuera de Kiri pues tanto sus acciones como sus palabras iban con buenas intenciones.

Al parecer, yo no era la única que quería que aquello se repitiese, aunque sabía con certeza que el no volvería a besarme, quizás por miedo, o quizás por vergüenza, si no era yo la que le besaba el quizás no supiera nunca lo que me había hecho sentir.Me acerqué a el dejando mi vestido sobre una roca y tomando su ropa, dejándola en la misma, en ese momento parecía que mi corazón me iba saltar del pecho, o a pararse de repente, pues mis pulsaciones eran exageradas.Apoyé ambas manos en sus mejillas y me pegué a el de tal manera que nuestros labios quedaron a escasos centímetros de nuevo,mis ojos volvieron a clavarse en los suyos, pues tan solo quería incitarle a que volviera a besarla como ya lo había hecho una vez, y cerca de sus labios, y casi susurrando, pude al fin gesticular palabra, el podría notar el temblor de mis manos, pues los nervios eran bastantes.

Yo no quiero irme todavía...