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Escribiendo mi pasado~
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Escribiendo mi pasado~
“En un día cualquiera de una primavera más en un año del que no recuerdo la fecha, me encontraba sentada en una roca de uno de los numerosos, bellos y esplendorosos bosques que poseía el País del Fuego. Tal vez no recordaba muy bien la razón por la cual me encontraba allí; mas, tampoco me importaba en ese momento. Lo único de lo que estaba pendiente era de algún pájaro cantor que despertara en estas tempranas horas del días, cansado ya del letargo en el que estuviera sumido durante horas, y que alegrara mis oídos con alegres melodías, que atraerían a otros muchos pájaros de su misma condición, y que así, juntos, la principal melodía que el primero cantaba fuera secundada por los demás, haciendo un canon, persiguiéndose unos a otros, hasta que la música tocara a su fin y la última de las aves en comenzar a cantar fuese la única que quedase durante unos instantes dando la última nota del feliz concierto.
Pero la espera era en vano, y yo me aburría de estar sentada –o quizás sea más verídico decir que estaba apoyada- en aquella roca puntiaguda por la falta de erosión. Tras juguetear con mis cabellos de color morado en una búsqueda de entretenimiento solitaria, decidí dar algunos pasos a la luz del anaranjado amanecer.
Mis padres dormían apaciblemente en nuestra modesta pero cómoda casa, situada en uno de los enclaves del País del Fuego. Si corría en volver a mi hogar, tal vez no se dieran cuenta de que el día anterior me había escapado por la ventana que abrí silenciosamente en la noche, pero también me era indiferente. Al fin y al cabo, quizás si se despertaran pensaban que su buena hija, de nombre Kori, había decidido ir a la escuela por cuenta propia por alguna razón que ellos desconocerían, aunque pensarían posiblemente que la razón de ir allí sería que me había dado cuenta de que ir a la escuela normal en vez de a la de ninjas era lo más lógico para una niña como yo. En ese caso, yo habría pensado en lo poco que me conocen, pues nunca haría algo así.
Sin embargo, todas estas conjeturas no coinciden con lo que pasó en realidad, cosa de la que me enteré varios días después a raíz de rumores y comentarios que oía al caminar disfrazada con una máscara blanca, que ocultaba mi rostro, y una peluca de color castaño que tapaba el color extraño e identificativo de mis cabellos propios.
Mas no adelantemos acontecimientos. Volvamos al lugar en el que yo me encontraba, sin preocupaciones de ningún tipo, caminando cerca de aquella roca que antes nombré.
Estaba yo entonces olvidándome de los pájaros y centrándome en una propuesta que había recibido hacía un par de días, hecha por Sora, uno de los pocos amigos que tenía. Sora no estaba en la misma situación que yo, pues no quería querer ser ninja; pero, aún así, estaba harto de su hogar, y de las personas que habitaban con él. No era para menos; yo tampoco sería capaz de aguantar lo que él sufría día tras día. Si os explico el panorama de su familia, lo entenderíais, pero esto es otra historia que tal vez cuente más adelante, en otro capítulo de este diario.
Volviendo a la propuesta, esta consistía en dejar atrás todo lo que teníamos aquí e irnos a otros lugares. Yo estaba confusa; sabía que no podía irme por las buenas, pues mis padres se preocuparían. Y aunque me haya escapado en ocasiones hasta semanas enteras, en la soledad que a mí tanto me gustaba de vez en cuando, esto era demasiado. Sabía que esto era para siempre. O, al menos, para un tiempo largo. ¿Qué podía hacer? Él lo tenía muy claro, iba a escaparse, solo o en compañía. Más bien, cuanto más sólo fuera, más probabilidades tenía de éxito. Me estaba ofreciendo una oportunidad de oro. Si no la aprovechaba, quizás yo sola no tendría la seguridad de hacerlo. Además, mi otra amiga, Ai, estaba más que dispuesta a ir con él. A ella era la única a la que no entendía al querer irse. Lo tenía todo, su vida era tan perfecta como ella misma, siempre peinada de peluquería, con la ropa nueva cada día... Y no olvidemos nombrar su personalidad. Siempre atenta, lista, amable... Y claramente la razón por la que quería irse con mi amigo era porque estaba enamorada de él desde que lo conoció. Pero aún así no debería irse por las buenas. A Sora casi nadie lo echaría en falta, pero en cambio a Ai todo el mundo notaría su ausencia, era querida por todos. Diversas personas irían en su busca si finalmente mi amiga se fuera.
A mí, salvo mis padres y mis amigos, aunque estos últimos se irían, nadie me echaría de menos”.
Cierro la tapa de un diario que me compré hace poco con fuerza, y dejo la pluma con la que escribí tumbada en la mesa. Respiro hondo para oler el olor que tanto adoro del papel, y suspiro.
Estoy escribiendo la historia de mi vida, por si algún día es de utilidad a alguien, aunque no tenga nada de interesante. Realmente, no sé a quién dirijo este diario, pero quizás me sirva para desahogarme. Además puede que esta sea la verdadera forma de ser inmortal. Siempre quedará algo de mí.
Después, abro el diario por la parte contraria, y me dispongo a hacer unas ecuaciones que vi por ahí hace no demasiado. Tras pensarlo un poco, pues no son precisamente fáciles, consigo dar con la solución, que al comprobar los resultados, puedo ver con alegría que es correcto mi resultado.
El caso es que al menos es un entretenimiento, pues no tengo otra cosa mejor que hacer que entrenar sin parar y hacer combates para mejorar como ninja. Pero me canso rápido y no puedo pasarme las veinticuatro horas del día haciendo eso.
Tras esto, decido meterme en mi cama, y me duermo rápidamente pensando en que debo esforzarme más cada día.
Pero la espera era en vano, y yo me aburría de estar sentada –o quizás sea más verídico decir que estaba apoyada- en aquella roca puntiaguda por la falta de erosión. Tras juguetear con mis cabellos de color morado en una búsqueda de entretenimiento solitaria, decidí dar algunos pasos a la luz del anaranjado amanecer.
Mis padres dormían apaciblemente en nuestra modesta pero cómoda casa, situada en uno de los enclaves del País del Fuego. Si corría en volver a mi hogar, tal vez no se dieran cuenta de que el día anterior me había escapado por la ventana que abrí silenciosamente en la noche, pero también me era indiferente. Al fin y al cabo, quizás si se despertaran pensaban que su buena hija, de nombre Kori, había decidido ir a la escuela por cuenta propia por alguna razón que ellos desconocerían, aunque pensarían posiblemente que la razón de ir allí sería que me había dado cuenta de que ir a la escuela normal en vez de a la de ninjas era lo más lógico para una niña como yo. En ese caso, yo habría pensado en lo poco que me conocen, pues nunca haría algo así.
Sin embargo, todas estas conjeturas no coinciden con lo que pasó en realidad, cosa de la que me enteré varios días después a raíz de rumores y comentarios que oía al caminar disfrazada con una máscara blanca, que ocultaba mi rostro, y una peluca de color castaño que tapaba el color extraño e identificativo de mis cabellos propios.
Mas no adelantemos acontecimientos. Volvamos al lugar en el que yo me encontraba, sin preocupaciones de ningún tipo, caminando cerca de aquella roca que antes nombré.
Estaba yo entonces olvidándome de los pájaros y centrándome en una propuesta que había recibido hacía un par de días, hecha por Sora, uno de los pocos amigos que tenía. Sora no estaba en la misma situación que yo, pues no quería querer ser ninja; pero, aún así, estaba harto de su hogar, y de las personas que habitaban con él. No era para menos; yo tampoco sería capaz de aguantar lo que él sufría día tras día. Si os explico el panorama de su familia, lo entenderíais, pero esto es otra historia que tal vez cuente más adelante, en otro capítulo de este diario.
Volviendo a la propuesta, esta consistía en dejar atrás todo lo que teníamos aquí e irnos a otros lugares. Yo estaba confusa; sabía que no podía irme por las buenas, pues mis padres se preocuparían. Y aunque me haya escapado en ocasiones hasta semanas enteras, en la soledad que a mí tanto me gustaba de vez en cuando, esto era demasiado. Sabía que esto era para siempre. O, al menos, para un tiempo largo. ¿Qué podía hacer? Él lo tenía muy claro, iba a escaparse, solo o en compañía. Más bien, cuanto más sólo fuera, más probabilidades tenía de éxito. Me estaba ofreciendo una oportunidad de oro. Si no la aprovechaba, quizás yo sola no tendría la seguridad de hacerlo. Además, mi otra amiga, Ai, estaba más que dispuesta a ir con él. A ella era la única a la que no entendía al querer irse. Lo tenía todo, su vida era tan perfecta como ella misma, siempre peinada de peluquería, con la ropa nueva cada día... Y no olvidemos nombrar su personalidad. Siempre atenta, lista, amable... Y claramente la razón por la que quería irse con mi amigo era porque estaba enamorada de él desde que lo conoció. Pero aún así no debería irse por las buenas. A Sora casi nadie lo echaría en falta, pero en cambio a Ai todo el mundo notaría su ausencia, era querida por todos. Diversas personas irían en su busca si finalmente mi amiga se fuera.
A mí, salvo mis padres y mis amigos, aunque estos últimos se irían, nadie me echaría de menos”.
Cierro la tapa de un diario que me compré hace poco con fuerza, y dejo la pluma con la que escribí tumbada en la mesa. Respiro hondo para oler el olor que tanto adoro del papel, y suspiro.
Estoy escribiendo la historia de mi vida, por si algún día es de utilidad a alguien, aunque no tenga nada de interesante. Realmente, no sé a quién dirijo este diario, pero quizás me sirva para desahogarme. Además puede que esta sea la verdadera forma de ser inmortal. Siempre quedará algo de mí.
Después, abro el diario por la parte contraria, y me dispongo a hacer unas ecuaciones que vi por ahí hace no demasiado. Tras pensarlo un poco, pues no son precisamente fáciles, consigo dar con la solución, que al comprobar los resultados, puedo ver con alegría que es correcto mi resultado.
El caso es que al menos es un entretenimiento, pues no tengo otra cosa mejor que hacer que entrenar sin parar y hacer combates para mejorar como ninja. Pero me canso rápido y no puedo pasarme las veinticuatro horas del día haciendo eso.
Tras esto, decido meterme en mi cama, y me duermo rápidamente pensando en que debo esforzarme más cada día.
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Kori- Genin Konoha
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Re: Escribiendo mi pasado~
Revisado.
Blank- Kage Suna
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