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Mensaje por Kirugani Mar Oct 23, 2012 5:24 pm

La nieve crujía bajo mis botas de cuero negro, marcándose profundamente en un rastro que claramente comenzaba tan solo quince metros a mi espalda, como si por arte de magia hubiera aparecido directamente en ese punto, en vez de caminar todo el camino desde mi origen. Guardaba mis trucos en la manga, y no solía revelarlos, por ello no aparecí directamente en el examen, sino que decidí acercarme a la vieja usanza, envuelto en una larga capa roja y verde, sobre la que pendía una sobreveste de piel, seguramente de un oso, o algún animal polar por su blancura intensa, que no destacaba para nada en el páramo helado por el que caminaba. A mi espalda pendía el Arco del Amanecer, con su carcaj de flechas firmemente sujeto en mi cintura, y la Tsumujikaze sujeta al carcaj por tiras de cuero que sostenían la vaina en su lugar, todo ello oculto bajo mis ropajes. Dejaba el rostro, y mi cabello, a descubierto, largo, sujeto en una coleta a la espalda casi llegaba a mi cintura. Quien sabía cuanto más duraría, era mejor exhibirme ahora que podía, aunque no podía olvidar que no había venido, esta vez, como diversión, sino por trabajo, debía tomarme las cosas más en serio. Me encontraba a unos seiscientos metros de la carpa del examen, en la misma enorme llanura en que se celebraban. A derecha e izquierda, aunque muy lejos, más allá de los 400 metros, había un par de laderas alzadas con acantilados que cerraban el valle, y tras de mí, si se caminaba medio día, se llegaba al embravecido mar de Kumo, que por lo que había podido observar, no pasaba por su mejor momento. Llevaba tan solo un par de minutos caminando cuando me detuve, atisbando el horizonte frente a mí, con especial atención en la carpa y sus alrededores. Mis ojos se veían parcialmente cegados por el destello de la nieve, pero los había entrecerrado para evitar problemas mayores, así que estaba seguro de darme cuenta cuando mi compañía llegara. Para más inri, el sol comenzaba a descender a mi izquierda, por lo que pronto la enorme luna sería mi única linterna, y la lumbre para mis cansados huesos. Ya comenzaba a notarse el desgaste en mi cuerpo, que a pesar de aparentar treinta años, contaba con más de cincuenta a sus espaldas. Medio siglo de lucha, guerras, sangre y acero. De venganzas y destrucción. ¿Es que nunca se cansaban de hacer la guerra? Desde Kiri a Iwa pasando por Konoha y Kumo, había viajado, y en ninguna de estas aldeas encontró un lugar sin la corrupción del odio y la maldad. Él mismo se consideraba malvado, había hecho cosas despreciables, y cuando llegara su hora, sabía que los dioses tomarían parte para encontrarle un castigo adecuado, pero hasta que llegase el momento, que pensaba postergar lo máximo posible, intentaría al menos evitar los juegos que éstos decidían para sus marionetas mortales.

Siempre te creíste demasiado, niño, no puedes nada contra la magnificencia de los Cuatro.

De nuevo, y como habituaba ya desde hacía tantos años, Seiryu se metía en mis pensamientos y daba su desagradable opinión sobre la supremacía de los Dioses y sus infinitas cualidades, que superaban en mucho a los mortales en todos los sentidos. Debía admitir que nunca había ganado al viejo Dragón al ajedrez, pero eso no quería decir que se interpusiera entre el satisfactorio flujo de sus procesos mentales y él con una frase mordaz cada diez minutos. Además no podía olvidar que había sido el propio dragón quien, en forma de amenaza velada, le había llevado por el camino adecuado para que sus investigaciones dieran fruto.

- No sabía que los dioses tuvieran tal interés en mi persona. Quizás de ahora en adelante debería arreglarme mejor cuando me crea solo en casa.

El viejo dragón siguió parloteando en mi cabeza, observando lo que yo veía y comentando cada detalle, pero una barrera me separaba de él, ignorando completamente esa parte de mi mente que había quedado conectada al ser tras nuestro pacto. No podía permitirme distracciones estúpidas en estos momentos, pues si había aprendido algo era que no debía subestimar al viejo lobo que estaba esperando en estos momentos. De todos los ninjas vivos, que yo supiera él era la única persona que había logrado seguir mi rastro, y no una vez, precisamente, así que debía tener cuidado, o lo que había planeado atentamente durante semanas podría irse al traste en tan solo un segundo. A estas alturas el paquete debía haber llegado a manos del Mizukage, ahora llamado por muchos Emperador de Kiri, y conociendo a quien fuera mi pupilo dudaba que tardase demasiado en aparecer pues en el paquete que le había enviado había una carta, formalmente escrita con letra pulcra y limpia fácilmente reconocible, en la que le instaba en reunirse conmigo a charlar a la puesta de sol. Por suerte, aunque realmente no había nada de suerte en la situación, sino un plan que había ceñido hasta el milímetro, podría verle llegar, pues por muy Mizukage que fuera, mi querido Sadoru no sabía teletransportarse 600 metros, al menos que yo supiera. Además, el sigilo y la matanza sin honor nunca habían sido su fuerte en el entrenamiento ninja que le procuré. Solo me quedaba esperar, pero para prepararme, saqué diez flechas de mi carcaj y las clavé en el suelo, a mi izquierda, empuñando el enorme arco con esa misma mano preparado para tensarlo y lanzar muerte alada en cualquier instante.


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Mensaje por Sadoru kimura Miér Oct 24, 2012 12:13 pm

Estaba sentado en el sillón al lado de mi querido viral 1 gran persona para mí y para el imperio viendo como se desarrollaba pero algo en mi cuerpo , en el aire y en el ambiente me decía que hoy sucedería algo desde que me dio esa sensación no despegaba la mano de agonía que tenia agarrada y con el deo gordo desenfundando y enfundando la espada oyéndose en toda la sala el clip del choque de la empuñadora contra la vaina los 2 anbu se me quedaron mirando pero los ignore entonces siento algo bajo mis piernas como si fuera un flujo de cck muy débil pero conocido como llamándome cuando me miro hacia abajo veo un pergamino cual cojo con disimulo y lo abro y mis ojos se abrieron como si estuviera mirando a los ojos a la misma muerte me quede paralizado durante 10 segundo ni respiraba ni parpadeaba.

Empiezo a leer el pergamino detalladamente la letra era la misma de siempre quería quedar conmigo a la puesta del sol así que serré el pergamino y lo guarde me levante y me acerque a los 2 anbu y le di una orden al oído

-Vigilad a viral y que no le pase nada defenderlo con vuestra propia vida tengo una cosa que hacer y iré solo-

Nada mas decirle eso me acerco a viral y le pongo la mano en el hombro y me acerco al oído y le digo en vos muy baja

-Viral estoy muy orgulloso de ti me as superado con crese el imperio no se hubiera forjado si no hubiera sido por ti y te quiero como un hijo con esto te quiero decir que tengo que irme a hacer 1 cosa y puede que no vuelva convida y no quiero que me sigas si es así tu será el emperador okia sido un placer conocerte y dile a mi hija que la quiero y a suiryumaru que la cuide por favor adiós viral-

Nada mas decir eso salgo por la puerta pero antes de cerrarla miro a viral sonrió pero de felicidad y alegría y cierro la puerta y empiezo a caminar por los pasillos para salir a la superficie mientras caminaba me apreté con fuerza mi bandama y a agonía y demonio de fuego voy preparándome toda mi ropa de lucha apretándola con fuerza y ajustándola cuando salgo a la superficie me pongo el gorro de mizukage y empiezo a andar y llego a como uno pequeños saliente al rededor de la karma de donde se hacia el examen así que voy saltando hasta llegar a la punta de arriba y me da una brisa fuerte y fría que hacía que la capa se moviera a mi espalda cuando voy a empezar a caminar veo como el sol se va escondiendo de la luna y echo a caminar en una llanura muy grande veía a lo lejos muy lejos una mínima silueta pero rose que era si era un animal una persona no lo se así que seguí caminando hasta que veía la silueta acercarse mas y mas hasta que lo vi una persona normal de altura y con una capa de piel de oso si no me engañaba y a su alrededor tenia flechas clavadas en el suelo así que a unos 50 metros me pare y me quede mirándolo

-kIrugani eres tú has cambiado mucho por fin sale de tu escondite no te mentiré te e estañado mucho y me has hecho mucho daño te he estado buscando mas personalmente que por la traición de la villa pero antes de que solucionemos ese problema para que te has reunido aquí conmigo-

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Mensaje por Kirugani Miér Oct 24, 2012 2:20 pm

Mientras pasaban los minutos, observé como las luces del atardecer jugaban con la blanca nieve que cubría todo en el enorme claro helado, creando destellos multicolores en algunas zonas y tiñéndolo todo de un naranja amarillento precioso que me hacía recordar a las cosechas en el País del Agua, tras las montañas, una de las poquísimas zonas en las que se cultivaba secano, pues las tierras de las islas eran en su gran mayoría pantanosas e inundadas, poco aptas para dicho tipo de cereales. Lentamente el sol bajaba y el vivaz color se apagaba poco a poco acompañándole, como si el mundo a mi alrededor se marchitase en una noche eterna iluminada tan solo por la luna y su reflejo argénteo. Recortado contra la enorme carpa del examen, mis ojos notaron un movimiento lejano, como una sombra contra la enorme luna que quedaba tras ella, y a pesar de que mi vista era tan afilada como cuando tenía quince años, seiscientos eran demasiados metros hasta para mí, pero el estímulo había puesto a funcionar mi cerebro. Alrededor de mis ojos de un azul tan oscuro como el mar nocturno, había dos círculos que remataban los írsises con un verde intenso que se deshizo como si mi esclerótica estuviera disolviéndolo para ganarle terreno al color, aunque se detuvo al cambiar mi azul habitual por un rojo intenso y brillante, como el de la sangre recién derramada frente la luz de una vela. Entre el océano de sangre había una circunvalación interna manchada por tres gotas, o aspas y cualquier shinobi con un mínimo de experiencia podría reconocer estos símbolos como pertenecientes al Doujutsu del clan Uchiha. El poder del Sharingan había caído en mis manos, y no cualquiera, pues estos eran los ojos del mismísimo Sagara Uchiha, mi archienemigo durante muchos años, y el Shinobi más fuerte jamás conocido, según era mi entender. No tardaron mucho en volver a transformarse, pues las tres aspas comenzaron a girar en el círculo negro que las cruzaba hasta formar un símbolo muy particular. En mi ojo izquierdo, un símbolo que en la antigua lengua de los dioses significaba Demonio, no se mantenía estable, sino que se movía, como si su trazo tratase de deshacerse, luchando en todo momento con el rojo sangre que lo rodeaba. El derecho, por su parte había adoptado la forma espejada de su hermano, tomando un significado completamente opuesto, "Esperanza" rezaba, y a diferencia de su pareja, éste se mantenía tranquilo, en armonía con los colores que lo conformaban manteniendo la serenidad de quien mira de frente a su destino y lo acepta sin miedo. En la antigua lengua, según lo que había averiguado en mis investigaciones con mi recién adquirido conejillo Kuroda Taiki, era generalmente representado con el baile en las antiguas escrituras, lo cual me arrebató una sonrisa. No por nada se me había conocido como el Demonio Danzante, seguramente toda esa parafernalia que Seiryu soltaba sin parar sobre un Sino imposible de evitar tuviera algo de verdad.

Con mi nueva visión, pude notar como el tiempo aparentemente se detenía en mi cerebro si lo deseaba, analizándolo todo al detalle, conociendo el significado real de "presente" pues gracias a mi Inteligencia y el poder del Fuumetsu Mangekyo Sharingan podía observar cada momento sin temor a que se deshiciera en pasado para dar paso al futuro. Así esperé a la figura, que ahora había identificado como un ser de dos metros, anchas espaldas y vestiduras vistosas, pues fuera quien fuera, posiblemente mi invitado, se acercaba rápidamente hacia mí, con dos espadas, seguramente mortales, preparadas para degollar al primero que se le cruzara por delante. Cuando se encontraba a trescientos metros, reconocí en él al Mizukage, y me sorprendió ver los cambios que había dado mi pequeño Sadoru. Ahora estaba más alto, y claramente era más fuerte, pero era en el brillo de sus ojos, que incluso desde aquí podía discernir, donde se hallaba la diferencia. Ya no reflejaban la mirada del animal embravecido y sediento de sangre que fueron en otro tiempo. Ante mí tenía a un padre, un hermano y un hijo; alguien que se preocupaba por los demás antes que por él mismo y que se sacrificaría si era necesario por el bienestar de la mayoría. Mi alumno, mi hijo predilecto, había madurado, había aprendido a amar y a perdonar, esta vez hablaría antes de desenvainar sus mortales hojas, estaba seguro. De nuevo, la sonrisa acudió a mis labios, pero esta vez de orgullo. Si había algo que me había torturado todos estos años, había sido no llevármelo conmigo en mis viajes hacia Iwa, y al País del Cielo posteriormente, no haber compartido con él, la persona que más quería en todo este mundo de guerras y muerte, los oscuros secretos que me habían sido revelados. Pero no me arrepentía de mi decisión, pues el joven no estaba preparado para seguirme, y por otro lado, era el único que podría guiar a la villa en mi ausencia, criando a una nueva generación de ninjas que alzaran sobre el resto de Países a Kirigakure no Sato. Finalmente había cumplido mis expectativas, y por lo que había oído mucho mejor de lo que yo pude hacerlo en su momento, cuando tuve oportunidad. Sería yo quien aprendiera de él cuando todo esto acabase y pudiéramos sentarnos en el porche de alguna vieja casa de montaña a tomar el té y ver las puestas de sol, como dos viejos de otra época que esperan su final con la tranquilidad que se han ganado a golpe de espada. Finalmente, perdido yo entre mis pensamientos, Sadoru se acercó hasta los cincuenta metros, y tal y como había predicho me habló, sin rabia ni locura en su voz, simplemente serenidad y el dolor de un hijo abandonado por su padre cuando más le había necesitado.

Sentía la verdad en cada una de sus palabras y los surcos de responsabilidad en las acusaciones que lanzaba contra mí, siempre había sabido que mis actos tenían consecuencias, pero escucharlas de labios de mi propio hijo me desgarraba el alma. Ahora me pedía una respuesta, sabía que no podía sacármela a la fuerza, pero confiaba en que, apelando a nuestro vínculo que rompí con crueldad, le hablase, y al fin diera descanso a su alma torturada con la verdad oculta tras mi marcha. Mi alumno no era ningún tonto, y más allá de mi traición, sabía que debía haber un motivo personal oculto tras la fachada de traidor. Él sabía, o creyó saber, quien era yo, absorbiendo mis propias metas y mi amor por Kirigakure, y ahora, no como un alumno, ni como un niño caprichoso, sino como un hombre maduro y un igual, pedía que compartiera con él lo que me había atormentado durante tanto tiempo. Había llegado el momento de tener la conversación con la que había soñado durante veinte años. Aclarando mi garganta levemente, pues la emoción habría velado mi voz si no lo evitaba, alcé mis palabras sobre el viento, haciendo posible que llegasen a mi discípulo a los cincuenta metros que se encontraba.

- Te he pedido que vinieras hoy aquí por dos motivos, Sadoru.

Había comenzado a hablar, y ahora era demasiado tarde para detenerme. Le revelaría mis intenciones, y descubriría las suyas, pues aunque deseara estrecharle entre mis brazos como un padre que había extrañado a su hijo tras un largo viaje, había un interés mayor que nuestros propios sentimientos que pesaba sobre mis hombros. No era tan tonto como para tirarlo todo por la borda a costa de mis deseos personales.

- El primero de ellos es advertirte. Una maldad mayor de lo que puedes imaginar está despertando. Lo has notado en el enfurecido mar, los incendios en Konoha, las tormentas de arena en el desierto, todo está caminando hacia el caos y la destrucción. Si no lo impedimos, el mundo que conocemos desaparecerá por completo. En mi ausencia descubrí muchas cosas, para ser sincero he de decir que las aprendí en gran parte de Uchiha Sagara, quien como última voluntad me encomendó la tarea de salvar el mundo usando sus propios ojos.- Los Sharingan de Sagara destellaron un tanto más intensamente de lo normal al pronunciar el nombre de su dueño original - Partí de Kirigakure con un objetivo que aún no he conseguido cumplir, pero hoy me encuentro más cerca que nunca, y sé que las nuevas generaciones deberán unirse como una sola para pelear juntos por nuestro mundo. Tu eres el líder de la mitad de lo que hace años fueron las Naciones Ninja, y como tal debes hacer algo por luchar contra el peligro que nos amenaza.

Le había contado de forma resumida el motivo principal de mi visita, pero no el más importante. Era duro, no quería hacerlo, y sabía que si fallaba, me arrepentiría eternamente, pero las escusas nunca construyeron el futuro, y no me consideraba un hombre que huyera de sus propios planes, por muy arriesgados que fueran éstos.

- El segundo motivo de mi visita, eres tú. Kimura Sadoru, primer emperador de Kirigakure. Tu poder es algo esencial en mis planes, pero si no das la talla para entrar en ellos, tendré que hacerme con tu cuerpo helado y usarlo como me convenga. Ya no eres un niño, Sadoru y esto no es la oficina del Mizukage. Hoy somos dos hombres que lo darán todo por acabar con el otro, al estilo de Kirigakure, sangre por sangre y acero contra acero. Te reto a una batalla por tu honor, y el mío, que ninguno de los dos salga de aquí hoy sin haber muerto o ceñirse a la voluntad del otro, a los cuatro pongo por testigos.

Sin esperar su respuesta, tensé mi arco, y con tres rápidos movimientos, lancé contra las piernas de mi alumno tres saetas que surcaron el aire veloces como un relámpago, con intención de atravesar los muslos de Sadoru para dañar sus piernas. Una cuarta flecha se encontraba preparada entre mis dientes, y mis dedos tomaban una quinta, que en un segundo preparé, tensando la cuerda de mi arma, y lancé tras las otras tres. Mis ojos me permitían predecir los movimientos de Sadoru por lo que había lanzado las cuatro flechas teniendo en cuenta lo que mi alumno haría para esquivarlas, y pensando en interceptar dichos movimientos. Esquivar no le serviría, a no ser que fuera capaz de moverse instantáneamente de un lugar a otro, pues las flechas tardarían menos de un segundo en recorrer el espacio que los separaba y clavarse en su carne. La batalla entre lo viejo y lo nuevo, entre la montaña y el embravecido mar comenzaba, y tan solo el destino, si es que existía, conocía su conclusión.


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Mensaje por Sadoru kimura Jue Oct 25, 2012 1:39 am

Nada mas decirle mis palabras pude ver como kirugani había cambiado pero no se le notaba mucho cual parecía tener mucha menos edad de la que tenia savia que de aquí solo saldría 1 vivo pero no sabría decir cual de los 2 estábamos 1 frente de otro avía esperado tanto tiempo este momento que no savia que hacer ahora que lo tenía frente en mi corazón tenía mucho odio hacia el pero el amor que sentía hacia él le ganaba al odio más profundo que nunca avía tenido en el sitio que estábamos hacia frio pero no sentía nada era la fuerte brisa dándome en la espalda moviendo mi capa y sacando volando mi gorro de mizukage mis oídos estaban esperando la respuesta de Kirugani suitachi

Pero de repente algo en mi creció dándole poder al odio y oía en mi cabeza -Mátalo te ha abandonado te ha intentado asesinar más de 1 ves no se merece tu perdón actúa como el demonio que eres-

Cuando oía eso en mi cabeza de mi ojo derecho salía una lagrima que empezó a recorrer mi cara pero de mi cuerpo salía una aura de maldad inigualable savia que el la podría ver el demonio avía casi tomado todo mi cuerpo por el odio que tenia hacia kirugani y el poder del demonio se izo mas fuerte

Pero la lagrima que caía por mi cara era del amor que sentía hacia el el era la única persona que me avía recogido de mi muerte segura en la calle quien me dio comida me cuido como a su propio hijo más de 1 ves casi muere por defenderme de nuestro enemigo y era el que me avía enseñado todo

Entonces oigo su vos que extrañe durante 20 años empezó a decirme todo lo que avía pasado en el mundo sin motivo como los incendio la furia de los mare y la gran tormenta de arena y me dijo de 1 maldad sin igual y cuando me dice lo de los ojos de sagara lo miro y veo los ojos de sagara cual le ice una reverencia por respeto al gran shinobi que los poseía el gran Sagara Uchiha y me dejo sorprendido 1 enemigo ni que los 2 junto aviamos podido contra el

Pero cuando hoy la segunda parte de lo que me tenía que decir el aura se incremento demasiado nada mas decirme lo de que me necesitaba pero tenía que pasar su prueba que era sobrevivir con una rapidez sin igual me dispara 3 flecha y 1 cuarta y veía como dejaba 1 en su mano para prevenir mis movimientos seguía siendo el mismo en el combate no le gustaba dejar cabos suelto hacía que mientras veía como venían la fechas hacia mi mi mano derecha se abrió dejando caer 1 bomba de humo y iban cayendo lentamente mientras las flechas impactaban contra mi muslo derecho pero al impactar me transformo en agua cayendo como un gran charco de agua hacia el suelo y cuando termino de caer en forma de agua la bomba ya avía caído nublandole la visión de mis movimiento a kirugani

Dentro de la cortina de humo empiezo hacer sellos y de la cortina de humo salen 2 sadoru 1 por la derecha y otro por la izquierda saltando y antes de tocar el suelo le lanzan 1 Fuma shuriken a kirugani el de la derecha se lo lanza a la altura de las rodilla y el de la izquierda se lo lanza a la altura de los hombros

y se oye una voz

-Sera todo un placer enseñarte todo estos año de entrenamiento Padre-


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Mensaje por Kirugani Jue Oct 25, 2012 3:08 am

Sadoru era consciente de que la batalla había comenzado, y que no iba a ser como nuestros anteriores encuentros, así lo demostraba desde que lancé mis flechas. El shinobi de Kiri abrió la mano, y mis ojos al instante vieron como la bomba de humo que había ocultado en su puño y en el mismo instante en que la primera de mis flechas se clavaban en su muslo, él se deshacía en agua cayendo al suelo con la bomba. La nube de humo se extendió rápidamente, pero gracias a mis ojos pude ver el chakra de Sadoru, y como hacía dos clones con los que se coordinaba para portar ambos fuuma Shurikens, salir de la nube quedando uno de los tres ocultos, y lanzándome las armas a la altura de rodillas y hombros. En el momento en que los Sadorus hacían el gesto para lanzar las armas, la cuarta flecha que había lanzado se clavó diez metros tras los tres Sadorus y estalló en una nube verdosa de 25 metros, que cubrió a los tres. Al instante siguiente, cadenas de oscuridad aparecieron desde el cuerpo de los tres Sadorus y les encadenaron al suelo, inmovilizando todo su cuerpo, incluso las manos. Aunque las cadenas no se encontrasen realmente ahí, en la mente de los tres Mizukages eran realmente resistentes. A no ser que tuviera algún truco para evitar genjutsu, no podría liberarse tan fácilmente. En el momento en que sus enemigos quedaron inmovilizados tres flechas silbaron hacia las cabezas de los tres Sadorus. Tendrían la suficiente fuerza para destruir a los clones, aunque seguramente Sadoru sobreviviría.

Por otro lado, no era estúpido, sabía que hacía más que una flecha para acabar con su alumno, pero mientras las flechas volaban por el aire silbando, mi ojo derecho parpadeó, brotando de él una lágrima de sangre, y mi mirada pasó de flecha a flecha, encendiendo las tres en llamas negras. Tardarían lo suficiente en consumir las flechas para que se clavaran en los Sadorus, y de la flecha pasaría a sus cuerpos, ardiendo furiosamente, sin apagarse hasta haber acabado con su alimento. En menos de un segundo las flechas atravesarían las tres cabezas, les prenderían fuego, y por su parte ellos no podrían ni hacer un sello. Habría que ver lo que hacía para librarse mi discípulo.


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Mensaje por Sadoru kimura Jue Oct 25, 2012 9:42 am

Estaba dentro de la cortina de humo ejecutando mis planes parecía que iva todo bien pero tuve un gran fallo nunca puedo perder de vista ningún arma objeto o cualquier cosa que lanzara kirugani justo cuando mis clones le iban a lanzar los Fuuma shuriken las 4 flecha que avía esquivado se clavaron a 10 metros de tras de mi soltando una nube de algo que acto seguido una cadena de color negro nos amarra a los 3 tirándonos al suelo pero mientras caia intente liberarme con mi shuika pero no podía y en 1 milésima de segundo se me paso por la cabeza nada más tocar el suelo

-Mierda un Genjutsus esto los rumores eran cierto-

Veo como una flecha en llama se acerca a nosotros y tenía que actuar rápido así que mande cck al sello explosivo que tenía en el haciéndolo explotar dañando mi pecho sacándome volando un par de metros hacia atrás revotando doy un voltereta saltando para atrás unos 10 metros más estaríamos a 60 metros y me pongo de rodilla mirando hacia kirugani con el pecho de mi traje quemado y yo con una gran quemadura en el pecho y saliendo sangre

Paso mi deo gordo por mi herida cogiendo sangre ejecuto sellos y pongo la mano contra el suelo y de repente aparece un banco de niebla de 100 metros y se oye una sinfín de grito de alma sufriendo en agonía

-Es cierto entonces que te has especializado en genjutsus cada vez me sorprende mas kirugani-

Nada mas decir eso 2 enormes manos cogen los 2 fuuma shuriken y lanzándolo con mayor fuerza hacia kirugani a una velocidad asombrosa le sería muy difícil esquivas los fuuma shuriken se oye una vos de ultratumba

-Kiruganiiiiiiii-

Mientras Kokujou Tengen Myou-Oh levanto mis 2 brazos apuntando en forma de pistola y apunto hacia las rodillas y de mis dedos salen 2 gota de agua 1 de cada mano que va a gran velocidad como si de una bala se tratara observando y cuando estaba a punto de impactar todo quedaría menos de medio metros de los ataque y kirugani de debajo del suelo sale una serpiente marina enorme de agua solidificada que cogería por sorpresa a kirugani

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Mensaje por Kirugani Jue Oct 25, 2012 11:03 am

Sin moverme ni un centímetro de mi posición, observo como el chakra negro del fuego Amaterasu envuelve las tres flechas que van en cabeza, atravesando dos de ellas los cráneos de los que ahora sé, eran clones de aceite que mi oponente había creado, seguramente como distracción, aunque de poco le sirven pues caen al suelo mojándolo con sus entrañas acuosas y aceitosas. La tercera flecha, central, no tiene tanta suerte, pues Sadoru, de alguna manera, explota y sale lanzado hacia atrás varios metros, rematando la peripecia con un salto que le aleja otros diez metros de mí en total, quedando a 60 ambos. Sin detenerse un momento, ya libre del genjutsu por el daño recibido, pasa su dedo pulgar por la profunda quemadura, y pega la mano en el suelo, creando un sello que reconozco perfectamente. La técnica del Hechicero. Con un bramido estremecedor coreado por mil gritos de dolor y desesperación, una fría y malévola niebla se extiende por el campo de batalla, rodeando 100 metros a mi pupilo cubriéndome incluso a mí. Mi Mangekyo Sharingan brilla un instante, ajustando mi visión para captar el más mínimo parpadeo de chakra en cien metros, y veo a Sadoru 60 metros frente a mí, y tras él, una enorme figura fantasmal que con sus enormes manos cogía algo del suelo y, hacía gesto de lanzarlo hacia mí. Mientras el Gran torturador me atacaba usando armas que por la niebla no podía ver, Sadoru había adoptado una pose muy familiar. Conocía de sobra el clan Hozuki, uno de los más famosos de Kirigakure, si no el que más, y sabía lo que vendría a continuación. Rápidamente, parpadeé previendo la marea de ataques que me caía encima, y el el momento que veía entrar en mi campo de visión los Fuuma, una fuerza invisible los detuvo haciéndolos rebotar contra ella y perdiéndose en la espesura de la niebla. Las dos esferas de chakra que se habían formado a mis ojos en los dedos de Sadoru, llegaron un instante después, milésimas de segundo, para estamparse con la misma fuerza protectora que me había liberado. No sabía si el guerrero con que medía mis fuerzas podía ver a través de la niebla que su poderosa invocación había desatado, pero de ser así, se encontraría con una figura fantasmagórica y esquelética que me rodeaba, encontrándome yo en el interior de sus costillas. Dos brazos enormes, que llegaban a alargarse diez metros, y una cabeza proporcional al resto del ser remataban la caja torácica. Pero ahí no quedaba todo.

Un último as oculto se abalanzaba sobre mí y mi huesudo guardián, en forma de serpiente gigante de agua, amenazando con destrozarme si no la detenía antes. Por suerte para mí, un jutsu de rango S tiene una cantidad notable de chakra, y pude verlo venir en cuanto comenzó a salir del suelo, creando un cráter de tres metros, como si de un poderoso géiser se tratase. Cuando la sierpe asesina se acercó lo suficiente, los dos brazos de Susano'o, pues ese era el nombre de mi aliado, la agarraron, apretándola con fuerza entre sus poderosas manos, tan grandes como uno de los perros del clan Inuzuka en su etapa adulta. El aura que rodeaba al Susano'o era de un rojo intenso, pero ahora, en contacto con la serpiente, brillaba aún más, como si la fuerza que me protegía quisiera repelerlo aún con más energía. El ser acuático se escurrió entre las manos esqueléticas, llegando frente al cuerpo principal, pero antes de poder atacarme, se llevó un cabezazo de la calavera, que brillaba intensamente, al igual que el resto de su cuerpo, haciéndole perder mucha fuerza al jutsu de Sadoru, hasta el punto de que tan solo un par de gotas, afiladamente mal intencionadas, pero insignificantes, llegaron a mi, haciéndome un leve corte en la barbilla. Por supuesto, mientras mi defensor hacía el trabajo de protegerme, yo había lanzado cinco flechas a Sadoru, dirigidas a sus cuatro extremidades y su pecho, aprovechando la niebla, que aún no sabía si también cegaba a mi alumno, pero ahora lo averiguaría.



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Mensaje por Sadoru kimura Vie Oct 26, 2012 1:18 am

Estaba observando toda la situación como estaba pasando Kokujou Tengen Myou-Oh había aparecido cubriendo todo el campo de batalla con la niebla y demostró todo su oído hacia kirugani con su grito le lanzo 2 fuuma shuriken mientras yo levantabas mis brazos y apuntando a kirugani con mis mano es forma de pistola cual ejecuto el jutsus yendo los 2 proyectiles a gran velocidad a la vez que lo fuuma shuriken avanzaban

Pero no le quite ojo de enzima a kirugani la niebla puede que lo haya nublado la vista pero tenía los ojos de Sagara algo a lo que temer y justo cuando van a impactar los ataque sale una serpiente marina furiosa que arremete contra él pero algo paso

Porque los 2 fuuma shuriken y mis 2 Mizuteppō no Jutsu revotaron contra algo y cuando la serpiente va a rematar puedo ver un enorme esqueleto de color rojizo me quede asombrado como el esqueleto peleaba contra el esqueleto pegándole cabezazo y todo pero lo que más mes sorprendió fue que detuvo todos mis ataque sin moverse del sitio mi cuerpo por unos segundo se paralizo

-Es... este es el temido poder Uchiha-

Nada mas decir eso se oye un grito de Kokujou Tengen Myou-Oh que con rapidez clava la enorme espada delante de mi haciendo revotar las flechas que venían hacia mi nada mas ver las flechas con radies me agarro a la espada de Kokujou Tengen Myou-Oh y me sube con rapidez a su cabeza poniéndome de pie mirando todo el campo de batalla pero mientras me suvia Kokujou Tengen Myou-Oh me decía

-Sadoru atento al combate no te dejes intimidar por el poder de los Uchiha ten cuidado es Susan,o 1 de lo más temido de los uchiha-

Nada soltar la espada en la hoja de la espada puse 9 sellos explosivos que kirugani no podía ver porque me ocultaba tras la hoja de la espada

-Vamos allá Kokujou Tengen Myou-OH demostré moles que hemos aprendido juntos-

Nada mas decir eso se echa a correr hacia kirugani oculto entre la niebla yo desde la cabeza empecé hacer sellos con los 4 brazos y a unos 30 metros de kirugani salen de debajo del suelo 2 enormes serpiente de agua solidificada que van hacia la cabeza de Susano y mientras las serpiente iban hacia la cabeza de Susano Kokujou Tengen Myou-Oh pega un salto cayendo delante del Susano y nada más aparecer Kokujou Tengen Myou-Oh tiene la espada cogía con las dos mano y va a la ubicación de kirugani el costillar de susano que al impactar la espada hago 1 sello y los 9 sellos estallan justo cuando impacta la espada de Kokujou Tengen Myou-Oh

Nada más explotar Kokujou Tengen Myou-Oh y yo desaparecemos en el banco de niebla


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Mensaje por Kirugani Vie Oct 26, 2012 5:01 am

Las llamas rojas del destino brillaban con la intensidad del crepúsculo, iluminando la nieve a mi alrededor como si un portal al averno se hubiera abierto en las llanuras heladas del País de la Nieve. A sesenta metros de mí, Sadoru había parado los proyectiles usando la enorme espada de su samuraï fantasmal, cuyo poder, ahora veía, era equivalente a mi Susano'o, para derrotarle necesitaría volcar toda mi voluntad en controlar la ancestral arma del clan Uchiha. Nunca la había visto, pero en Fuinkiri había cientos de libros sobre el Mangekyo Sharingan y sus secretos, entre ellos la famosa Espada Totsuka, que se decía, era capaz de sumir en una ilusión eterna a aquel que la tocase. Muchos estudiosos la habían buscado por órdenes de reyes y poderosos guerreros, pero su paradero jamás había sido desvelado. Seguramente tuviera que ver con el juramento Uchiha que les hacía aniquilar a todo aquel que viera a Susano'o en su forma completa. La verdad sobre esta mítica arma era bastante esclarecedora, e inesperada, he de decir. No había una sola Espada Totsuka, ni siquiera era una espada en realidad, sino que se trataba de un arma portada por el espíritu combativo Uchiha que podía tomar diversas formas. Tras trepar Sadoru sobre la cabeza de su invocación, yo mismo hice un sello con mi mano libre, concentrándome para el enorme esfuerzo que se iba a producir a continuación. El cuerpo de Susano'o brilló con más intensidad de la que había mostrado hasta ahora, y su aura roja se acrecentó, formándose sobre sus huesos carne, piel y posteriormente una armadura y una máscara con la forma de un dragón enfurecido. Su tamaño había aumentado varios metros y ahora contaba con dos pares de manos en cada brazo. En la derecha anterior portaba una calabaza y ambas izquierdas se centraban en sujetar un escudo increíblemente pulido, tanto que podría pasar por un espejo.

- ¡¡¡¡KOKUJOU TENGEN MYOU-OH, LA HOJA DEL DESTINO SEMBRARÁ TU DESTRUCCIÓN!!!!

Mis palabras se elevan sobre el horizonte congelado, al tiempo que me lanzo corriendo, rodeado por mi guardián hacia Sadoru y su bestia. Varios jutsus de increíble poder se acercan vertiginosamente hacia nosotros, pero el aura destructora de Susano'o los dispersa como el viento hace con las hojas caídas en otoño, sin sufrir ni un rasguño. Nuestros enemigos han dado un colosal salto que alza el cuerpo entero del Samurai Fantasma y de mi pupilo decenas de metros sobre el suelo. Es su fin. Usando el escudo como protección frontal, Susano'o se prepara, y cuando están a punto de caer sobre nosotros con su espada por delante, de la calabaza que porta en la diestra surge una hoja de chakra rojizo, prendida en las llamas que la revelan como el arma definitiva. La espada Totsuka surca el aire en un instante atravesando de parte a parte al enorme Samurai, saliendo por su cráneo y clavándose profundamente en Sadoru, de cadera a hombro, atravesando diagonalmente su cuerpo y aposentándose en el. Al entrar en contacto con la hoja, mi pupilo habrá caído en el genjutsu del arma, aún más importante, la velocidad del ataque es tan alta que no tendría tiempo para reaccionar, y para culminar la jugada, el cuerpo del Samurai gigante tapa la vista de mi enemigo, por lo que no ve como brota de la calabaza la luz, cuando le diera tiempo a reaccionar, sería demasiado tarde. Esta no era una espada normal que el clan Hozuki pudiera ignorar, pues su mítico acero era espiritual, formado por chakra en estado puro, capaz de cortar la armadura más firme, incluso la poderosa carne de Sadoru, famosa en todo el mundo por su resistencia sobrehumana.

- Ha acabado.



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Mensaje por Sadoru kimura Vie Oct 26, 2012 12:19 pm

Musica :

Todo ocurría muy deprisa estaba de pie en la cabeza de Kokujou Tengen Myou-Oh y empecemos a correr hacia kirugani pero cuando estábamos corriendo me dio un gran escalofrió a contemplar lo que vieron mis ojos susano le avía salido una máscara y 2 brazos mas cual los 2 de la derecha portaba una calabaza y los otros 2 portaban un escudo que parecía un espejo pero seguí con mi plan hacia delante y oigo como kirugani le lanza un desafío a Kokujou Tengen Myou-Oh y no dudo en aceptarlo kirugani en ese aspecto jugaba con ventajas porque savia que era un samurái y no podía negarse a los desafíos cual mientras corríamos le dije

-Kokujou Tengen Myou-Oh para seguro que tiene algo planeado para he dicho-

Pero me ignoraba por completo veía como susano se acercaba cada vez mas hasta que sale mis 2 jutsus cuales sonreí pero vio como seguía corriendo sin pararse desasiéndose de ellos tal era el poder del susano a su máximo esplendor

Kokujou Tengen Myou-Oh salto delante del como teníamos planeado desde un principio pero mientras caía el brazo derecho de susano izo algo que no pude ver solo hoy 1 vos en mi cabeza que decía

-Sadoru cuidado-

Nada mas oír eso veo como sale por la cabeza una espada de fuego como si fuera fuego del infierno y reacciones ante de que me tocara activando mi jutsus mas fuerte y la espada impacta contra mi pecho sacándome volando y cayendo de 30 metros de altura cayendo boca abajo

Me quedo un par de segundo en el suelo y cierros mis manos y me voy levantando lentamente mientras mi cabeza iba dirigiendo la mirada hacia kirugani cual estaba a unos 30 metros cuando estoy de pies en mi total esplendor de tamaño no tenía ni un rasguño de la espada de susano dirijo mi brazo derecho hacia las correas de la capa del imperio dejándola caer al suelo con la mano izquierda me quito el antifaz de la cara dejando mi rostro al descubierto me quito la parte de arriba de mi kimono de combate dejando mi pecho al descubierto y tirándolo al suelo y llevo ambos ante brazo a mi boca mordiendo los amarre y quitándome los guantes

Mi mano derecha va hacia la empuñadora de agonía sacándolo lentamente y la mano izquierda iba hacia la empuñadura de la demonio de fuego sacándola despacio y mientras sacaba ambas espadas dije

-Yo soy el Shinobi que sabía que iba a morir en la batalla. pero a pesar de ello, prefirió luchar, aun sabiendo que cuya alma vagara por toda la eternidad .. buscando nuevas batallas en las que caer derrotado.-

Y nada mas decir eso hecho a correr hacia susano en línea recta con los brazos estirado hacia atrás diciendo en voz muy baja

-Viral , Suiryumaru y Hiaji perdonarme pero no podre hacer la promesa que os dije espero que pudráis perdóname-

y al llegar a los 5 metros salto en dirección kirugani estampando mis 2 espada en el mismo puntos del costillar de susano mientras gritaba con la cara llena de lagrimas


-Padreeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee-

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Mensaje por Kirugani Vie Oct 26, 2012 1:43 pm


Letra:

La brutal figura acorazada que se alzaba frente al fantasma cubierto de fuego rojo estaba comenzando a deshacerse en miles de pequeñas motas ardientes, que surcaban el aire e iluminaban la noche, ahora cerrada, eclipsando a la propia luna. Parecía que de nuevo estaba en los campos de Kirigakure, el verano debía haber pasado hacía tan solo unos meses y pronto habría que recoger las cosechas para que no se estropearan. Por un instante, pude sentir el calor del atardecer sobre mi piel, mis párpados se cerraron recuperando mis írises el color azul marino normal. En ese ínfimo lapso de tiempo, todo iba bien, no había un señor de la aniquilación universal tratando de destruir mi mundo, ni países ninja luchando constantemente por el control de los recursos naturales. No había más niños sin un padre que corrían en medio de la noche más lluviosa pidiendo auxilio, escapando de una banda de ladrones dispuestos a matarle por las dos monedas que llevaba encima. Escuchaba a los granjeros volviendo a sus casas tras un largo día de trabajo, las risas de los niños felices, preguntando a sus madres qué habría para cenar. A lo lejos, los pájaros cantaban, dando las buenas noches al bosque, un arrollo corría entre sus verdes árboles, regando así el poblado y sus cultivos con el agua más pura que se podría desear. El viento cálido de principios de otoño llegaba seco, prometiendo noches frías y lluvias abundantes antes de que uno pudiera darse cuenta. Un fuerte golpe hace que abra los ojos, volviendo a esta realidad hostil y congelada, en la que padres e hijos se matan por razones que desconocen guiados por su propia codicia que los Dioses aprovechan. En lo alto del Samurai, Sadoru ha sido golpeado por Totsuka, pero en vez de atravesarle, el shinobi sale disparado hacia atrás por el golpe, como si le hubieran dado un mazazo en pleno pecho. En ese momento, el coloso acorazado se deshace del todo, y sus cenizas se dispersan, creando una enorme antorcha que se verá desde kilómetros de distancia. A treinta metros de mi posición, se encuentra Sadoru, tumbado boca abajo enseguida se levanta, alzándose en toda su altura de más de dos metros, y comienza a quitarse la armadura, sus guantes, la chaqueta y la capa del Imperio. Cuando muestra su rostro, me estremezco ante las cicatrices que yo mismo le procuré en nuestro último confrontamiento, así como el enorme corte que cruza su pecho transversalmente. Sé lo que está haciendo, pues enseguida lleva las manos a Agonía y a Demonio de Fuego desenfundándolas y corre hacia mí. Los guerreros de la niebla sangrienta mueren con la espada en la mano y el honor intacto, o no mueren, y yo no tenía el derecho de negarle su voluntad al formidable Shinobi que ahora mismo corría hacia mí.

Desde que desactivé el Sharingan, segundos antes, Susano'o había comenzado a perder poder, ya no podría defenderme, así que a una orden mental mía, desapareció del todo con el susurro del viento, tal y como había llegado. Sadoru se encuentra a siete metros de mi cuando hago un sello con ambas manos y con un destello, Kirikurai, la Niebla Oscura de los Suitachi, aparece en mi mano derecha, preparada para el asalto final, así que me coloco en la pose que aprendí de mi padre, y éste de mi abuelo, ejecutando tras mucho tiempo la Danza del Demonio. Con la mano derecha alzada sobre mi hombro empuño con fuerza la Kirikurai, mientras que con la izquierda abierta guío la katana hacia si objetivo. Sadoru salta, preparando dos poderosos tajos y su velocidad es increíble, más allá de lo que jamás hubiera imaginado. Espero hasta el último momento, y cuando casi siento como las hojas me despedazan, presiono con la diestra, adelantando frente a mí a Kirikurai y clavándola profundamente en el pecho de Sadoru en el mismo instante en que las dos espadas cortan mi carne, dejándome dos profundos tajos en el pecho. Sé que mi ataque ha sido mortal, no por la vida de Sadoru, sino por que la Kirikurai ya no brilla. No le queda chakra en el cuerpo, todo ha sido succionado por el arma maldita de voracidad infinita. Las espadas de mi hijo caen al suelo, y ambos caemos de rodillas, en la nieve, rodeados del brillo rojizo de las cenizas que vuelan de un lado a otro, abrazo a Sadoru apoyando su cabeza en mi hombro con los ojos anegados en lágrimas.

- Al fin puedes descansar, hijo mío. No hubo nunca ningún hombre mejor que tú.

Nos mantenemos así, abrazados, durante un tiempo que no podría contar, pues ni siquiera mi mente privilegiada podía pensar ahora en otra cosa que no fueran los cientos de recuerdos que tenía, todos ellos felices ahora, en los que aparecía Kimura Sadoru, el niño que había adoptado y criado desde hacía más de treinta años. El mismo niño que creció como un ninja bajo mi tutela y se convirtió en el más fuerte de Kirigakure, llegando a ser Mizukage. El niño que se hizo hombre y aniquiló a cientos de enemigos, sin importar su raza ni poder, salvando la villa en decenas de ocasiones. No había nadie en el mundo de quien me hubiera sentido más orgulloso. Las emociones me embargaron finalmente y deseé no haberlo hecho, me maldije por ser el elegido para luchar contra Anarkía. Maldije mi debilidad, que me había llevado finalmente a este camino. Si le hubiera contado todo desde el principio, quizás no habría acabado así, quizás ahora estaría vivo, respirando mientras vigilaba seriamente a sus Gennins, pensando en el siguiente entrenamiento al que les sometería a la vuelta. No podía parar de pensar en ello cuando, de repente, sentí como algo se movía entre mis brazos. Bajé la mirada hacia el cadáver cada vez más frío de mi hijo, y mis ojos se abrieron, en parte de pánico, en parte de incredulidad. Estaba castañeteando. Veía como sus mandíbulas temblaban compulsamente, tratando de generar algo de calor por medio de los músculos para proteger su cuerpo de la oleada fría que arrasaba todo el País de la Nieve. Rápidamente saqué la Kirikurai de la vaina de carne y sangre en la que se había aposentado, y noté que la herida apenas sangraba. Quizás el clima gélido había contenido la hemorragia, pero lo que me sorprendió aún más fue observar de cerca el lugar donde se había clavado mi hoja. Pretendía ensartar el corazón de mi discípulo con mi ataque, pero, por primera vez en mi vida, había fallado la arremetida. La brecha se hallaba en el centro de su pecho, a apenas un dedo de ancho del corazón. Miré al cielo sorprendido, sin saber que decir, así que solo dí gracias a todo aquello que se me ocurrió y con cierta dificultad tomé a mi hijo en brazos, delicadamente. Si estaba vivo, podía volver atrás e impedir su muerte, aún podía enmendar el error si no se había producido.

- ¡Nagato! ¡Rápido, prepárate para una intervención urgente!

Al instante, tanto Sadoru como yo desaparecimos del lugar, quedando allí las legendarias espadas, Agonía y Demonio de fuego, pues había envainado a Kirikurai antes de irnos, y muchas de las flechas que había lanzado. Ésto, los cráteres que bañaban el suelo, y el mar de cenizas, eran la única prueba física de que allí se había celebrado el combate más increíble de la historia de Kirigakure no Sato. La villa había madurado, y con ella sus shinobis, ahora alguien más tendría que ocuparse de ella en la ausencia de Sadoru. Cuando despertase tendrían mucho de que hablar...




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