Comenzando la leyenda ¡Adelante Kisuke!

Misión Rango D:

Comenzando la leyenda ¡Adelante Kisuke!

Estáis dispuestos a asesinar al compañero que está con vosotros en esta sala? De vuestra respuesta depende el continuamiento o no del examen gennin de Kirigakure. No es justo para con otras promociones, pero juro por Sadoru Kimura que haré de esta villa una grande.
Estáis dispuestos a asesinar al compañero que está con vosotros en esta sala? De vuestra respuesta depende el continuamiento o no del examen gennin de Kirigakure. No es justo para con otras promociones, pero juro por Sadoru Kimura que haré de esta villa una grande.
Que ese imbécil de Kisuke llegue a algo más de lo que yo llegué
Nos volveremos a ver maestro Mizukage, de aquí en un mes en su despacho y tenga por seguro que haré todo aquello que esté en mi mano por llegar a ser todo lo fuerte que pueda, no le defraudaré maestro. Lamento su pérdida maestro mas solo sangre y muerte en esta vida que hemos decidido vivir.

Me levanté completamente sudado y poco descansado, las pesadillas se repetían con constancia en la noche y me hacían revivir una y otra vez el maldito examen en el que tuve que acabar con la vida de aquel aspirante a Genin. Estaba cansado de tener aquellos sueños una y otra vez pero era la tortura que tenía que sufrir a diario por no haber sido lo suficientemente fuerte como para rechazar la orden del Mizukage y que aceptase que nadie iba a morir aquel día, pero ya era tarde para eso yo no tenía la culpa, era lo que me repetía una y otra vez como si fuese un mantra capaz de salvarme del dolor que yo mismo me había provocado. Las sabanas blancas con las que solía dormir estaban tiradas por el suelo y la cama estaba empapada junto con la almohada. Me desperecé y miré por la ventana casi desnudo con solo unos bóxers tapándome, observé a los pájaros aleteando y jugando entre sí por los lugares, parecían amantes desbocados a volar juntos toda la eternidad, siempre me había parecido maravilloso eso que la gente llamaba amor, nunca había pensado en que un ninja podría tener esa clase de sentimientos pero siempre puede ocurrir cualquier cosa. Pude ver como un gato se abalanzaba contra una de esa pareja de amantes y como los dos pajarillos juntos se lanzaban contra la cabeza del gato picoteándole, su compenetración me dejó asombrado y con esa imagen me dirigí a la cocina, me preparé un buen bol de arroz y un poco de ramen y desayuné tranquilamente mientras esperaba a algo, algo que debería ocurrir cuanto antes mejor. Me duché después de haber limpiado las cosas del desayuno y me vestí con tranquilidad y parsimonia esperando lo que sabía que tenía que llegar. Cuando estaba a punto de tirarme a leer unas revistas eróticas escuché el leve sonido de la carta caer al buzón y me caminé hasta éste colocándome el cinturón con el Kouken y el kunai, me atavié con la capa gris oscuro que cubría todo mi cuerpo y abrí la puerta, cogí la carta del buzón y allí estaba lo que estaba esperando.

Información de la primera misión para Kisuke Hakate:
Riquezas Submarinas
Rango: D.
Lugar: Isla de la Diosa Liriam
Objetivo: Encontrar el cofre del barco hundido.
Descripción: Se ha encontrado un barco hundido en las profundidades del mar, al este del país. Se ha identificado al barco y descubierto que este poseía un cofre abarrotado de riquezas en oro y reliquias, una riqueza imposible de dejar pasar. Es la aldea o los piratas, y en pos de que sea la primera opción, uno o dos shinobis deberán ir a las coordenadas concretas del naufragio y sumergirse con un pesado equipo de buceo para encontrar el tesoro.

Al parecer solo me habían dado una misión de rango D lo que me molestó bastante pero tuve que aceptarlo porque acababa de convertirme en Genin y era normal que quería poner a prueba mis capacidades antes de mandarme a hacer misiones más difíciles. Me guardé el sobre con la información de la misión en un bolsillo de dentro de la capa y partí hasta el lugar en el que tenía que realizar la misión, la Isla de la Diosa Liriam. El camino no se me hizo muy complicado y estuve practicando un poco la expansión de chakra así que pude entretenerme mientras caminaba. Se había pasado casi todo el rato con el típico viento húmedo que te mojaba la cara y te molestaba al caminar pero la costumbre te hacían apreciar esa leve humedad aunque tu elemento no fuese Suiton. Estaba llegando al embarcadero que llevaba a la Isla de la Diosa Liriam y pude observar que solo quedaba una embarcación libre para el viaje así que si alguien más quería ir seguramente le tocase ir corriendo por encima del agua, algo que dudaba mucho que alguien normal fuese capaz de hacer, o que llegase en ese preciso momento. Caminé con paso firme y decido hasta estar al lado del hombre que llevaba las embarcaciones y me permití esperar un poco por si acaso llegaba un usuario de última hora.

Mientras esperaba y debido al aburrimiento busqué algo con lo que pasar el rato, y mágicamente encontré una guitarra, era toda una iluminación celestial, me senté en un tocón que había en la playa y empecé a tocar la guitarra tranquilamente, cuando por fin le cogí la agilidad que había perdido con los años empecé a tocar una canción preciosa y tras practicarla un par de veces seguí la melodía de la guitarra con la letra.

Guardo tus abrazos en el triste armario
de mi corta historia.
Tengo bien guardada
tu llegada en mi memoria,
esas cinco rosas que me regalaste,
que me dibujaste.
Guardo envuelto en besos
el pañuelo blanco donde me lloraste;
tengo conservadas tantas flores
de una sola primavera,
guardo la botella con su carta
entre mis penas,
la que encontramos en la arena.

Pienso en ti despacio,
pienso en ti sin prisa;
dejo que se pose mi recuerdo en tu sonrisa.
Juego a imaginarme dándote la mano,
caminando juntos esta playa te gusta y que camino,
la que descubrimos la tercera de las tardes
desde donde vimos tantos mares.

Y guardo lo más bello y más preciado que es
guardarte a ti y te guardo.
Y a amanezco con un solo pensamiento,
el más bello;
y despierto y te hablo,
y en el aire te abrazo.

Pienso en ti despacio,
pienso en ti sin prisa;
dejo que se pose mi recuerdo en tu sonrisa.
Juego a imaginarme dándote la mano,
caminando juntos esta playa te gusta y que camino,
la que descubrimos la tercera de las tardes
desde donde vimos tantos mares.

Pienso en ti despacio,
pienso mentí sin prisa;
dejo que se pose mi recuerdo en tu sonrisa.
Juego a imaginarme dándote la mano,
caminando juntos esta playa te gusta y que camino,
la que descubrimos la tercera de las tardes
desde donde vimos tantos mares.

La canción se repetía en mi mente a la vez que la tocaba, era una dulce canción que me encantaba y que me había enseñado a tocar mi madre hacía ya mucho tiempo atrás, no recordaba con exactitud el día en el que me había enseñado la canción solo sabía que su dulce voz la hacía aún más bonita y sabía que jamás podría olvidar aquel agudo y dulce tono de voz de mi madre cantando. A veces mis padres cantaban juntos en el río cuando era el día de su aniversario y a veces simplemente cantaban juntos por el placer de cantar, algunos de los entrenamientos que me marcaba mi padre se veían acompañando de la dulce armonía que tenían cuando cantaban juntos, estaba intentando recordar la letra pero solo podía recordar la melodía así que me limité a tocar la melodía tranquilamente, mis dedos recorrían con rapidez los trastes y mis uñas frotaban las cuerdas produciendo la vibración que daba lugar al mágico sonido. Estaba muy concentrado en tocar, tanto que no me había dado cuenta de que un grupo de gaviotas se habían posado delante de mí mientras tocaba y se habían parado a escuchar la melodía que producía. Estaba tan absorbido por la magia de la guitarra que ésta me había llevado a cerrar los ojos y concentrarme en el cuerpo de la guitarra pegado al mío, podría hacer frío como había hecho cuando había partido hacia esta zona portuaria pero ahora simplemente sentía el vibrar de las cuerdas y el leve repiqueteo de la melodía. Cuando ya estaba dando por perdido el recuerdo de la letra de la canción que cantaban mis padres empezó a surgir la letra y yo empecé a cantar de nuevo.

Dime como hacerlo, dime que decirte,
cuéntame el secreto que me ayude a descubrirte;
hago lo que digas, dime cuando hablo,
dime cuando callo.
Unas veces siento que me acerco,
otras muchas veces siento que no llego;
esto es tan difícil, me duele decirlo,
creo es imposible.

Cúlpame de lo que creas que merezco
por quererte como se debe querer;
y, cúlpame por los intentos de entenderte,
por las veces que me siento frente a ti para escucharte.

Que más da que haga, que más da que diga,
nada es suficiente aunque te dé lo que me pidas.
Nada te complace, no sé lo que sientes,
siempre es lo de siempre.

Por todo, cúlpame de lo que creas
que merezco por quererte como se debe querer;
y cúlpame por los intentos de entenderte,
por las veces que me siento frente a ti para escucharte.

Por todo, cúlpame de los que creas
que merezco por quererte como se debe querer;
y, cúlpame por los intentos de entenderte,
por las veces que me siento frente a ti para escucharte.

Cúlpame, cúlpame, cúlpame y cúlpame.

Repetí una y otra vez esta última canción por el simple recuerdo de mis padres, en especial el de mi madre por el amor y la dulzura que me dio cuando mi padre siempre me trató con rudeza. Realmente echaba muchísimo de menos a esa mujer de pelo largo castaño que era mi madre. Esperaba poder volver a verla algún día porque realmente lo necesitaba, necesitaba pasar un día de asueto hablando con ella, recordando viejos tiempos en los que lo pasábamos bien y nos reíamos juntos de las tonterías de mi padre y de sus extravagancias, a veces nos dedicábamos a esconderle el tabaco para hacerle de rabiar un poco, me preguntaba si realmente volvería a poder pasar un rato con ella.

Palabras:

Esa mañana… comenzaría el primer viaje del joven Hatake, su primera misión, su primera aventura como shinobi, aun que aun le quedaba un largo camino por delante, mucho que aprender y mejorar como shinobi y como persona. Aquel día una carta llego a sus manos, informándole de la misión que le habían encargado, se trataba de encontrar un cofre de riquezas, en un barco hundido que se ha descubierto hace muy poco, al llegar a las coordenadas que se le habían mandado tendría que sumergirse con un pesado equipo de buceo para encontrar el cofre dentro del barco, ya olvidado en el profundo mar.

El Hatake salió de inmediato de su casa, en dirección al puerto donde encargaría una barca que le transportara a las coordenadas marcadas. Al llegar a las grandes e imponentes puertas de la villa de la niebla, los ambus pararon su marcha hasta que el Hatake les mostro el pergamino con la misión, una vez los ambus le dieron permiso para seguir, el Hatake continuo con su camino hasta llegar al puerto, una vez estaba allí, se acercó al hombre de las embarcaciones, pero prefirió esperar un rato por si aparecía algún cliente de ultima hora, ya que seguramente su misión le tomaría más tiempo.

El joven comenzó a entrenar una habilidad ninja muy útil, que le serviría a lo largo de su vida como ninja de la niebla. Junto a un tocón de la playa encontró una guitarra, se sentó en el tocón y comenzó a tocar la guitarra, al parecer ya la sabia tocar de años atrás, entonces comenzó a cantar, unas bonitas canciones que seguramente formaban parte de sus recuerdos, de su infancia, de su ser. En ese momento se acercó un hombre, alto de cabellos castaños, oscuros, y ojos negros, parecía andar por los treinta años, el hombre se acercó al chico mientras este cantaba una de sus últimas canciones.

-Bravo, lo haces muy bien, muchacho.-

Dijo el hombre con una sonrisa mientras le extendía la mano al chico para que este la estrechara en forma de saludo, tras saludar al joven el hombre saltó sobre una de las barcas que habían delante del tocón.

-Venias a encargar una barca ¿No?-

Dijo, mientras invitaba al chico a subir a la barca.

-Soy el hijo del encargado, mi padre está muy ocupado así que yo seré tu guía por el lago… soy Kyouta, nakamura Kyouta.-

Dijo presentándose finalmente el hombre, que al parecer era el hijo del encargado de las embarcaciones.

Palabras del shinobi:

Off:

Kyouta puso un mal gesto en el rostro ante la forma de hablar del joven, suspiro y comenzó a remar hacía las coordenadas indicadas, la barca avanzaba a gran velocidad por el lago, la marca de agua que dejaba esta al avanzar se extendía por todo el lago, y después desaparecía volviendo a su cause. Pronto llegaron al centro del lago, y avanzaron un poco más hacia la derecha, Kyouta decidió no articular palabra hasta que finalmente llegaron a las coordenadas, donde el Hatake tendría que sumergirse en el agua con un pesado equipo de buceo, para poder acceder al barco.

Kyouta dejo de remar dejando que la barca se detuviese flotando establemente en el lago, entonces se levantó y sacó una caja de debajo de los asientos de madera, la colocó entre sus piernas y la abrió, de ella sacó una especie de casco redondo que llevaba incorporado un respirador en la parte de la boca y la nariz, unas mayas de neopreno y unas aletas, el casco de por si solo ya pesaba bastante, las aletas también eran pesadas.

-Veras, este es el equipo de buceo con el que podrás descender hasta el fondo, pero tendrás que tener cuidado, el aire del respirador te durará poco tiempo, al menos te dará tiempo a bajar con el hasta el fondo pero dudo que para subir. Para que puedas tener un respirador de emergencia para cuando este se acabe tendrás que llevarte esto…-

Por último sacó de la caja una especie de caja de metal, no era muy grande, esta era de metal y tenía el mismo funcionamiento que el respiradero normal, solo que duraba más tiempo.

-Esto lo llevaras amarrado a la espalda, una vez te lo hayas puesto todo, puedes saltar y comenzar a bucear, deberías dejar tus armas aquí, por dos razones, la primera es que en el agua no te servirán de nada, y la segunda es que pueden romper el traje de neopreno, y si es así tendrás que pagarlo.-

Una vez le explico lo de los respiraderos Kyouta le alcanzó el material de buceo al shinobi para que se lo pusiese y se lanzase al agua.

-Mucha suerte.-

Equipo de buceo:

Palabras: