Conociendo lo conocido.

Se podría decir que tengo todo, o al menos todo lo que había querido tener después de que mi vida cambiara completamente. Tuve una segunda oportunidad y he formado una familia, bueno, más bien media familia. Tengo a Sadoru, hijo mío y de un enemigo de la villa. Tengo una nueva casa en una villa donde soy reconocida como ninja y he conocido gente muy amable. Incluso tengo a Suiryumaru, aunque le tengo lejos él me ama. Pero, entonces, ¿Por qué me siento tan vacía por dentro? La respuesta la sé, aunque intente negarlo.

A pesar de que había conseguido una segunda oportunidad después de la muerte de mi familia el precio era alto. Había dado la espalda al resto, debería haber ido con ellos y contarles lo sucedido. Sin embargo, no estaba preparada para que se pasaran el resto de mi vida mirándome con lastima mientras se preguntaban en sus cabezas si alguna vez acabaría loca por la sangría que había tenido que ver teniendo solamente catorce años. Así que no podían juzgarme por lo que había hecho. ¿O sí? Llevaba todos estos años atormentándome por lo que había pasado y había acabo con toda relación en la cercanía, tenía miedo de volver a perderlos y tener que verlo con mis propios ojos.

¿Quizás por eso había amado tanto a Suiryumaru? ¿Podría haberle elegido inconscientemente solo porque hay un cúmulo de condiciones favorables? Si así fuera, ahora mismo no le seguiría queriendo. ¿O acaso ya no le quiero? Tal vez no es amor sino el rastro que sentí cuando le deseé tanto, o simplemente los recuerdos que llegan hasta el presente, porque ahora cuando pienso en él el corazón no se me acelera, aunque ya contaba con que esto sucediera algún día. Es el momento de olvidar todo el pasado, o por lo menos dejar de atormentarme por ello, cortar las relaciones a distancia y vivir mi vida. Aunque no sé cuánto me costará desprenderme completamente de él, el primer paso es no alejarme de Suna. Además, ya he estado a punto de morir por no avisar en puertas y no quiero que vuelva a pasar.

Buscando un sitio donde poder respirar a gusto salgo de Suna y me voy al templo, allí seguro que puedo pensar bien. Creo que estoy preparada para volver a buscar a mi familia, aunque creo que después de tanto tiempo no seguirán donde están. Lo último que recuerdo es que mi tío había abandonado a mi tía y mi prima y no creo que hayan podido sobrevivir sin él, ya que era el que más dinero llevaba a casa… y eso que casi nunca llevaba dinero. Camino del templo me pongo a recordar los días que pasaba con Asuna. Ella venía a mi casa de vez en cuando y se quedaba incluso semanas, una vez oí decir a mi madre que su madre la traía porque allí no tenían dinero, así mientras estaban fuera ella hacia negocios que su hija no quería que viera. Mi madre no sabía en qué clase de negocios podía estar metida, pero su sospecha se confirmo cuando mi tía dejo de traer a Asuna a casa cuando encontró a su jefe como amante y novio. Entonces ya no hacía falta el dinero y no nos venían a visitar.

Mi madre se enfadó mucho porque, como no paraba de repetir ella cada día: “Por el interés te quiero Andrés”. Aunque nunca la vi molesta por los negocios en los que se metía, si algo que mi madre no era es hipócrita, no iba a regañar a su propia hermana por esos motivos cuando nosotros teníamos una relación muy estrecha con los renegados a cambio de dinero, incluso podría decirse que nosotros habíamos renegado al comerciar con ellos ¿No? Por eso habían matado a mi madre y a mi hermana. Incluso habrían matado a mi padre si aún estuviera vivo. Aunque la madre de Asuna en el fondo nunca había confiado en nosotras, mi prima siempre había sido muy buena y agradecida. Es más, dejando el parentesco a un lado, siempre fue mi mejor amiga y en la persona que más había confiado. Ellas dos eran completamente distintas. Es más, a mi tía no la había llegado a conocer realmente, solo la veía cuando venía a traer a mi prima y cuando la venía a buscar. Después de eso no volví a verlas nunca más.

Una vez en las puertas apunto mi nombre como que he salido y ando hacia el templo mientras mis pensamientos vagan sin rumbo por los momentos que habíamos vivido mi familia y yo juntos. Una vez en el templo una canción bastante rara me saca de mis pensamientos, aunque la letra no me suena el ritmo me parece bastante conocido, incluso la voz. Aunque no recuerdo donde la he oído antes, sigo el sonido para ver de dónde proviene y veo una chica observando el templo. La verdad es que para ser una torre ruinosa parece muy interesada en ella. Es un poco más baja que yo y tiene el pelo largo hasta la cintura. El color es castaño, como el mío. Sin embargo bien el suyo se podría confundir con el rubio perfectamente mientras el mío tira más a pelirrojo, depende de cómo le de la luz.

Entro dentro de ella, ya que para subir las escaleras hacia el templo me ha dejado bastante cansada. El interior parece que está más cuidado que el exterior. Construido completamente por una piedra que aun sigue bien pulida como si la hubieran estado cuidando durante todo este tiempo, cuando le da el sol esta brilla con destellos plateados. Un techo puntiagudo de piedra también se alza sobre nosotras sujetado por ocho columnas, cuatro a cada lado. De todas formas, parece como si se pudiera derruir en cualquier momento, aunque la piedra esté pulida hay grietas por todos lados y dos de las ocho columnas ya están derribadas. En el centro hay una base como si en algún momento hubiera soportado el peso de alguna escultura.

Como no hay ninguna ahora doy paso a la imaginación. Si yo pusiera una sería la escultura de Lilith. Ella había escapado del edén, de un mundo de deseos cumplidos junto a Adán y había preferido el lado oscuro con tal de no someterse a un hombre. A pesar de que tres ángeles habían ido a buscarla ella se había negado, se lo habían buscado ellos solos por hacerla bella y libre para después someterla. No solamente había huido sino que les había amenazando, cumpliéndola después. De ese modo, por cada hijo demonio suyo que moría ella mataba otro hijo humano. ¿Sabría la chica que tengo delante la historia de Lilith? Pocas personas la conocían realmente bien. Incluso algunas desconocían completamente el hecho de que antes que Eva hubiera habido otra mujer, creada de la misma tierra que Adán.

La decido sacar de su mundo, ya que ella aún no me ha visto y sigue observando las cosas mientras canta esa canción que para mí es ridículamente conocida, pero por más que me parto la cabeza no consigo adivinar de qué la conozco.” –Hola, ¿estás buscando algo en este templo? ¿O simplemente lo estás observando?

De repente una sucesión de recuerdos asaltan mi cabeza, Asuna y yo somos pequeñas y estamos en la arena del desierto. Por aquel entonces su padre aun no las había abandonado  e incluso se podía decir que éramos una familia unida y feliz. Mi tío siempre había tenido muchas manías y cuando no se cumplían se podía poner muy violento. Una de esas manías era que no quería que su hija fuera una Everdeen, por ello cuando se hacía llamar a sí misma Asuna Yuuki Everdeen él la castigada y algunas veces incluso la llegaba a pegar. Nadie entendía por qué tenía ese odio hacia la familia Everdeen. Poco después nos enteramos que la familia de mi madre había tenido muchas peleas con su familia hasta el punto de llegar a odiarse, por eso yo pienso que la emboscada que mató a mi padre la había provocado él. Qué casualidad que dos días después de que mi padre muriera el abandonara a su mujer y su hija.

A pesar de que estoy segura de que mi madre también pensaba lo mismo que yo, nunca lo admitió. Pienso que es porque si lo admitía en voz alta pensaría que ello lo haría más real, y mi madre nunca admitió que mi padre hubiera muerto. Ella decía que algún día volvería para darnos una sorpresa y abrazarnos pidiendo perdón por la tardanza. Total, nunca habíamos llegado a ver el cuerpo, simplemente el del padre de Kyoshi. Aunque si habíamos visto un rastro de sangre, pero acababa en la nada y eso era lo que nos había llevado a sacar la conclusión de que había muerto. Solo que mi padre conocía la especialidad avanzada en bakuton y podrían haber decidido trasplantarlo.

Aquel día, estábamos Asuna y yo haciendo un castillo de arena en el desierto y había unos niños al lado nuestro y vinieron a presentarse. La verdad es que cuando estábamos juntas no solíamos hacer muchos amigos porque nos centrábamos la una en la otra, no se sabía cuando se iría y cuánto tiempo estaríamos sin volver a vernos. Los niños se nos acercaron y nos preguntaron nuestros nombres, yo les dije que Katniss Everdeen y mi prima se presentó diciendo Asuna Yuuki Everdeen, en cuánto lo pronunció su padre vino corriendo y le metió un tortazo diciéndola que ella no era ni nunca sería una Everdeen como nosotros, y en el caso de que lo fuera no había manera de sentirse orgullosa de ello.

Otro recuerdo asalta mi cabeza, la primera vez que la vi después de que su padre hubiera desaparecido fue en el funeral de mi padre. Ella venía con un vestido negro y un gorro que era casi más grande que ella misma. Ya eramos mayores y dudaba de que su madre hubiera elegido esa ropa, incluso dudaba que le pareciera bien que llevara un vestido tan estrecho. Pero que puedo decir, estábamos en la edad de querer ser unas princesas y su vestido realmente parecía de princesa. Sin embargo no era tan mayor, por eso cuando me acerqué a ella la oí susurrarle a su madre “¿Ahora podré presentarme como Asuna Yuuki Everdeen sin que nadie me pegue?” Su madre la dijo que si, y desde entonces ella siempre es una Everdeen, como todas las personas más honradas y queridas de la familia lo han sido.

Así que ahora sí que lo tengo claro, esquivo la mano que me ha ofrecido y la abrazo, al final no ha hecho falta salir a buscarla, ella ha venido a mí cuando más lo necesitaba. Sin separarme del abrazo la digo: “Hola, Prima. Soy Katniss Everdeen.” Nunca hubiera pensado que este encuentro pudiera ser de una manera mejor, realmente este templo sí que tiene magia y cumple los deseos de la gente. Sin embargo, si ella ha venido hasta mí antes de que yo haya ido a buscarla, significa que algo ha tenido que pasar. Y no algo bueno, sino una de esas cosas que te marcan de por vida y hacen que sientas la necesidad de buscar por donde sea hasta encontrar con una persona querida que te recuerde a los buenos momentos. “Quiero que me cuentes todo desde la última vez que nos vimos.”