Bcuz I'm broken.

Es de noche, con Luna Llena... No puedo evitarlo, graves recuerdos inundan mi mente como si de una piscina vacía se tratase. Como en trance, salgo de mi casa. Sé que no es hora para salir, pero es lo que quiero, lo que necesito. La Luna me llama, me necesita, al igual que yo la necesito a ella. Me detengo a apenas dos metros de mi puerta, mirando al cielo. ¿Qué es esta sensación? Busco la Luna con la mirada, y al encontrarla, parte de mi corazón se enciende. ¿Qué quiero? ¿Qué busco? No lo sé. Mi mente divaga sobre el presente, bucea en el pasado e intenta atisbar el futuro. Comienzo a caminar. Mis pasos me llevan a ninguna parte, o eso pienso en un principio. No corro, ¿para qué? No tengo prisa, no quiero ir a ningún lado en particular.

Sin darme cuenta he llegado a la muralla. Esta se yergue, orgullosa, sobre la ciudad. Nos protege, cuida de nosotros. Todos tenemos alguien a quien proteger, alguien a quien cubrir. Según hago memoria, me vienen a la cabeza los recuerdos de los días anteriores con Katniss, su belleza y su sensualidad. Pero también pienso en la hermosura de la inocencia de Asuna, en su niñez adulta y en su alegría. Apenas 10 metros me separan de la puerta de la Villa. Los ANBUS me miran, extrañados, sin embargo yo no les presto atención. Tengo cosas más importantes que hacer, o en qué pensar. Me acerco a ellos y les digo que no tardaré más de lo que queda de noche en volver. Sin preguntar nada más, me dejan pasar. Comienzo a andar entonces, hacia el Desierto. ¿Volvería? Sin duda, era mi villa y la amaba con todo mi ser, ante todo estaba la misma. Pero uno nunca sabe los peligros que se esconden más allá de las murallas de la ciudad.

El frío comienza a golpear mi cuerpo, como es lógico. La temperatura es baja y mis músculos comienzan a entumecerse. Lástima, la noche es joven todavía y yo no pienso helarme aquí, así que comienzo a correr, sin dirección predeterminada, tan solo camino hacia la Luna. Ella me llama, ella me atrae, me quiere a su lado, y yo la quiero al mío. ¿Qué hacer cuando tú ser te pide algo que está más allá de tus posibilidades? ¿Te puedes enamorar de algo inalcanzable? No lo sé, pero de lo que estoy seguro es de que no quiero seguir así, me gusta esta sensación, pero la desesperación de no poder alcanzarla es demasiado y me amarga. Necesito apartar de mi cabeza ese sentimiento de impotencia y comenzar a poner los pies en la tierra.

Corro, sin parar, sin descanso y alcanzo la cima de una duna del Desierto. Menos mal que la noche es clara, sin nubes, y la Luna ilumina con su luz plateada todo lo que alcanza a mi vista. Visiones preciosas, momentos únicos, pero nadie con quien compartirlos. La soledad puede ser tu mejor compañero, pero también tu mayor condena...

''Etsu, naciste para servir a la Luna, para utilizar su poder. Como Elegido que eres jamás llegarás a alcanzar el amor, nos está maldito. La Luna es demasiado celosa.''

¿Será eso verdad? ¿O son simplemente delirios de un viejo loco?

No lo sé, pero sin duda me aterroriza la idea de estar solo eternamente. ¿Qué he de hacer entonces? No puedo arriesgarme tampoco a que cualquier mujer que esté a mi lado sufra por esa ''maldición''. Me siento, ahí, en lo alto de la duna y miro a mi gran amor. La Luna, parece que me devuelve la mirada, me estremezco y se me ponen los pelos de punta. ¿Me ha respondido? ¿Qué ha sido esa sensación? Todo mi ser tembló nada más preguntarme a mi mismo si el amor me era posible o no. ¿Como debía de tomármelo? Terroríficamente hermosa, calificaría yo al astro sagrado.

10, 20, 30 minutos. No sé cuanto tiempo pasó sin que me moviera, pero el alba aún no asomó por el horizonte. Y yo seguía sentado, sobre la arena. Mientras me incorporaba un suave viento acarició mi torso desnudo, surcado de cicatrices plateadas. Tan solo mis piernas quedaban cubiertas por unos pantalones negros, como la noche. Descalzo, bajé por el lado contrario al que subí de la duna. Sin embargo, mi sorpresa fue que no dejaba huella ninguna en la arena. ¿Era posible? ¿Había muerto en aquel estado de meditación y por ello no dejaba huellas? No creo, pero todo puede ocurrir. Decido darme un pellizco, para comprobarlo.

Duele, así que no, no estoy muerto. ¿Entonces? No entiendo nada, ¿qué pasó? No vuelo, o al menos que yo sepa, y siento la arena en mis pies. Ah, ya lo entiendo. En aquel trance, había movido todo el chakra de mi cuerpo. Y ahora, ante tanta agitación, este había creado una suave capa del mismo que lograba que mis pisadas realmente no afectaran al suelo, no dejando huellas al no pisar el suelo y no emitiendo ruido. Ahora que lo pienso, creo que eso es una habilidad, Sigilo Ninja creo que la llaman. ¿Utilidad práctica? Quizá en mitad de una pelea, poca, pero en el momento de antes si. Sigilo, velocidad, precisión... Golpes mortales que evitan sufrimiento innecesario. Sin duda, es lo más justo y el estilo de lucha que más me gustaba. Sin embargo, tan pronto como me doy cuenta de ello mismo, vuelvo a pisar el suelo. Mierda, lo hago insconscientemente, tengo que aprender a hacerlo por voluntad propia. Menos mal que la noche aún es joven y puedo hacerlo en lo que queda de la misma.

Off: