Sake, sake, sake, sake, sake en la playa. :D

Las gotas de sudor caían desde mi frente por los mechones de mi pelo hasta caer al suelo gota a gota, pero no me importaba, pues el sudor indicaba que el entrenamiento era lo suficientemente intenso como para mejorar. Aún no había amanecido, todavía quedaba una media hora, pero yo ya me había levantado hace una hora para entrenar en mi cuarto y no pensaba salir hasta que sudara sangre por el esfuerzo. No levanté la persiana de mi ventana, me parecía absurdo hasta que saliera el sol, poca luz me iba a dar la noche, y tampoco quería que nadie supiera que estaba despierto, mucho menos mi hermana Yumi, seguramente vendría a mi cuarto para obligarme a salir de las cuatro paredes que formaban mi templo particular.

Flexiones, sentadillas, abdominales, pesas, todo eso estaba muy bien, pero no era lo único de mi entrenamiento, también entrenaba mis habilidades como ninja y mis capacidades sobre mi propio control del chakra, intentaba expandirlo hasta que no pudiera más, procuraba saber cuál era mi límite para poder propasarlo hasta dejarme sin aliento. Soltaba el chakra lo más rápido que podía, notaba como empezaba a estar más y más cansado mientras la energía que encerraba mi cuerpo se liberaba por toda la habitación, notaba como esta me rodeaba, incluso podía ver un aura a mi alrededor de color azul, un aura que se hacía más grande y más intensa -Vamos maldita sea, más rápido, mas chakra, necesito más potencia, más fuerza, los débiles no hacen más que estorbar. Vamos joder, aún no sangro VAMOS.- no paraba de decírmelo a mí mismo esas palabras una y otra vez, parecía una oración repetida por cada bola de un rosario autoimpuesto para llegar a mi meta.

Comenzaba a hacer mucho calor allí dentro, la acumulación de chakra en un mismo lugar cerrado empezaba a dar calor, y la intensidad con la que mi chakra salía de mi cuerpo hacía retumbar los muebles de la sala. Pero empezó a pasar factura a mi cuerpo este entrenamiento, pues mi vita empezó a nublarse junto con mi cabeza, aunque eso no me hiciera parar nunca-El último empujón. AL CIEN POR CIEN DE POTENCIA.- Y así fue, solté el poco chakra que tenía en mi cuerpo con todas mis fuerzas, haciendo oírse por toda la casa, menos mal que Yumi estaría entrenando por el bosque y no lo oiría, no me gusta preocuparla. -Al fin…- Sonreí mientras caía mi cuerpo al suelo y mi boca y nariz despedían regueros de sangre.

Estuve inconsciente más o menos media hora hasta que desperté en un charco de mi propia sangre y sudor, algo un poco asqueroso, pero nada novedoso en verdad. No era la primera vez que caía inconsciente en un entrenamiento y estaba seguro que no sería la última, pero no me importaba lo más mínimo, a decir verdad me enorgullecía de ello. Me levanté del suelo y me quité la camiseta para limpiar con ella la sangre, era asqueroso, pero no tenía nada a mano, en mis brazos y mi torso se veían cicatrices que yo mismo me había hecho, heridas que simbolizaban todos y cada uno de mis entrenamientos, las marcas del guerrero, me gustaba llamarlas. Fui al baño y cogí un cuchillo que llevaba conmigo unos años escondido de ojos curiosos, lo agarré con fuerza y realicé un corte en mi hombro derecho, otra marca más en mi cuerpo, otro paso en mi camino de sangre, después curé el corte para que cicatrizase y no sangrara y fui a la ducha de mi cuarto para asearme. La ducha fue reconfortante, el agua jugaba por mis marcas y relajaba mis músculos, el agua era mi sustento en los momentos más oscuros y mi mejor arma en los de peligro. Salí de la ducha me puse los pantalones del pijama y otra camiseta mientras subía la persiana de mi cuarto y salía a la cocina para dejar la camiseta sucia en el cesto para lavar. En mi ruta a por algo de comer y el cesto de la ropa sucia me encontré con Yumi, que sin cómo ni porqué me dijo que debíamos ir por ahí a entrenar, ni que necesitara salir de mi casa para entrenar, vaya estupidez, pero justo antes de que me diera tiempo a negarme se fue a la ducha. Resoplé, no quería salir, pero que remedio, es la pequeña y debía cuidarla, así que dejé la camiseta sucia en su lugar y comí algo rápido, después fui a vestirme, eso sí, con toda la calma del mundo. Mis pantalones negros, mis sandalias ninja, mi chaqueta negra de cuero y mis guantes sin dedos, no me faltaba nada salvo el parche de mi ojo derecho, que nunca salía sin él, era pura imagen, pero me gustaba que la gente me viese así.

Cuando salí vi que Yumi no estaba en casa, así que me tocó correr y seguir su rastro para llegar hasta ella: Ramas rotas, pisadas en la tierra, todo lo que me podía llevar hasta mi hermana lo utilicé para no quedarme rezagado. El camino terminó llevándome a una playa cercana de arena blanca y agua cristalina, un paisaje muy bucólico a decir verdad. A lo lejos veía a Yumi y más allá otra figura aparentemente humana, aunque era difícil decirlo por la distancia, así que decidí acercarme más para ver quién era, además, Yumi estaba yendo hacia allá y podía ser peligroso, por ello me di prisa en llegar a su posición, corrí incluso con el ceño fruncido y el corazón a cien. Terminé llegando al lado de Yumi algo cansado por la carrera-Maldita sea enana…¿Qué te dije de irte sin avisar?...Parece que no me escuchas nunca- Dije entre jadeos, apoyando las manos en mis rodillas. Después miré a la mujer de pelo rojo que teníamos delante y salté hacia atrás, estando a cuatro metros y medio de distancia y alcé los puños, dispuesto a pelear para salvar la vida y proteger a mi querida hermana Yumi-Aléjate, podría ser hostil y peligrosa…FUCK.-

entreno: