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Madrugando se aprovecha mejor el día
Naruto Mundo :: :: Villa Iwa :: Edificio del Tsuchikage :: Sala especial
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Madrugando se aprovecha mejor el día
Aquel día me desperté pronto, bastante antes de lo que tenía previsto. Recordé, aún tumbada en la cama, cuáles eran mis planes para la jornada y decidí cambiarlos, aprovechando así mejor el tiempo. Busqué con la mirada el lugar en que reposaban mis pergaminos y, cuando los vi, recorrí con la mente todos los jutsus que podía aprender en aquel momento.
Una vez decidida por el jutsu que aprendería, me levanté para comenzar a vestirme. Me puse la típica capa perteneciente a los habitantes de Iwa sobre las ropas que normalmente llevaba y me dejé el pelo suelto. Cogí el lazo que solía utilizar para sujetar mi cabello en una coleta y, en su lugar, lo até a mi muñeca.
Recogí el pergamino que necesitaría en el entrenamiento de aquel día y tomé un cuenco de leche acompañado de un trozo de pan para desayunar. Me quedé un rato sentada pensando a qué lugar podría ir para aprender la nueva técnica. No me ayudaría cualquier lugar, aunque en todos los sitios a los que habitualmente acudía podría aprender el jutsu sin mayor problema que alguna pequeña complicación. Finalmente, decidí ir a un mismo edificio de la aldea, aprovechando así mejor el día.
Abrí la puerta de la casa y agradecí la suave brisa que me dio la bienvenida. Escuché atentamente los sonidos que precedían a la salida del sol y pude ver cómo una bandada de pájaros salía de entre las hojas de un árbol para pasar una nueva jornada en el aire.
Aún faltaba aproximadamente una hora para la llegada del amanecer, pero los animales más madrugadores ya comenzaban a prepararse para el momento en que el cielo se cubriera de color. Me estiré y me dispuse a seguir su ejemplo, emprendiendo la marcha que me llevaría a cruzar las calles de Iwa para llegar al edificio del Tsuchikage.
A mi paso por la aldea, comprobé cómo los habitantes se iban levantando para aprovechar al máximo el día que comenzaría con la salida del sol un rato más tarde. Tenía tiempo de sobra para llegar, por lo que no forcé el paso. Observé cómo los animales que se resguardaban cerca de la aldea salían de sus madrigueras. Muchos de ellos se estiraban, cada uno a su forma, al salir de su hogar al tiempo que las abejas comenzaban a buscar flores de las que obtener su tan preciado polen. Pensé que no les costaría mucho encontrarlas, pues con la primavera muchas plantas adornaban los campos con sus más llamativos colores.
Continué el camino contemplando cómo el cielo se llenaba de tonalidades diferentes conforme se acercaba el momento en que el sol asomara en el horizonte. Una brisa fresca me acarició el rostro y yo me cubrí un poco más con la capa, echando también mi pelo hacia delante para resguardar mis orejas del frío que acompañaba a la mañana.
Llegué a mi destino poco antes del amanecer y, antes de entrar en el edificio, una mariposa por delante de mí. Sonreí al contemplar los colores que mostraban sus alas, tan hermosos como los que adornaban los campos en esa época del año. Abrí la puerta que tenía en frente y me adentré en el edificio del Tsuchikage.
Al entrar me dirigí al tablón de anuncios y observé las misiones que había, tal vez en algún otro momento decidiera pedir hacerme cargo de alguna, pero ese día mi intención era entrenar, así que fui a la sala en que solía realizar mis entrenamientos. Comprobé con satisfacción que, siendo tan pronto, aún estaba libre y me coloqué en el centro de la sala. Dejé el pergamino que llevaba en el suelo y lo abrí para leer lo que necesitaría saber para aprender el jutsu.
Levanté una mano y volví a leer la técnica que pretendía aprender. Intenté realizar el jutsu que me proponía, pero no vi ningún cambio en mi mano cuando supuestamente tendría que notar una débil corriente eléctrica. No me desanimé, sabía que era prácticamente imposible hacer bien una técnica desde el primer intento en el aprendizaje.
Realicé el segundo intento y de nuevo no noté ninguna corriente eléctrica procedente de mi puño, me senté delante del pergamino y volví a leer el contenido. Decidí intentarlo por tercera vez, y comprobé cómo mi puño emitía una débil corriente. Con satisfacción, cogí el pergamino y me encaminé a mi casa.
Una vez decidida por el jutsu que aprendería, me levanté para comenzar a vestirme. Me puse la típica capa perteneciente a los habitantes de Iwa sobre las ropas que normalmente llevaba y me dejé el pelo suelto. Cogí el lazo que solía utilizar para sujetar mi cabello en una coleta y, en su lugar, lo até a mi muñeca.
Recogí el pergamino que necesitaría en el entrenamiento de aquel día y tomé un cuenco de leche acompañado de un trozo de pan para desayunar. Me quedé un rato sentada pensando a qué lugar podría ir para aprender la nueva técnica. No me ayudaría cualquier lugar, aunque en todos los sitios a los que habitualmente acudía podría aprender el jutsu sin mayor problema que alguna pequeña complicación. Finalmente, decidí ir a un mismo edificio de la aldea, aprovechando así mejor el día.
Abrí la puerta de la casa y agradecí la suave brisa que me dio la bienvenida. Escuché atentamente los sonidos que precedían a la salida del sol y pude ver cómo una bandada de pájaros salía de entre las hojas de un árbol para pasar una nueva jornada en el aire.
Aún faltaba aproximadamente una hora para la llegada del amanecer, pero los animales más madrugadores ya comenzaban a prepararse para el momento en que el cielo se cubriera de color. Me estiré y me dispuse a seguir su ejemplo, emprendiendo la marcha que me llevaría a cruzar las calles de Iwa para llegar al edificio del Tsuchikage.
A mi paso por la aldea, comprobé cómo los habitantes se iban levantando para aprovechar al máximo el día que comenzaría con la salida del sol un rato más tarde. Tenía tiempo de sobra para llegar, por lo que no forcé el paso. Observé cómo los animales que se resguardaban cerca de la aldea salían de sus madrigueras. Muchos de ellos se estiraban, cada uno a su forma, al salir de su hogar al tiempo que las abejas comenzaban a buscar flores de las que obtener su tan preciado polen. Pensé que no les costaría mucho encontrarlas, pues con la primavera muchas plantas adornaban los campos con sus más llamativos colores.
Continué el camino contemplando cómo el cielo se llenaba de tonalidades diferentes conforme se acercaba el momento en que el sol asomara en el horizonte. Una brisa fresca me acarició el rostro y yo me cubrí un poco más con la capa, echando también mi pelo hacia delante para resguardar mis orejas del frío que acompañaba a la mañana.
Llegué a mi destino poco antes del amanecer y, antes de entrar en el edificio, una mariposa por delante de mí. Sonreí al contemplar los colores que mostraban sus alas, tan hermosos como los que adornaban los campos en esa época del año. Abrí la puerta que tenía en frente y me adentré en el edificio del Tsuchikage.
Al entrar me dirigí al tablón de anuncios y observé las misiones que había, tal vez en algún otro momento decidiera pedir hacerme cargo de alguna, pero ese día mi intención era entrenar, así que fui a la sala en que solía realizar mis entrenamientos. Comprobé con satisfacción que, siendo tan pronto, aún estaba libre y me coloqué en el centro de la sala. Dejé el pergamino que llevaba en el suelo y lo abrí para leer lo que necesitaría saber para aprender el jutsu.
Levanté una mano y volví a leer la técnica que pretendía aprender. Intenté realizar el jutsu que me proponía, pero no vi ningún cambio en mi mano cuando supuestamente tendría que notar una débil corriente eléctrica. No me desanimé, sabía que era prácticamente imposible hacer bien una técnica desde el primer intento en el aprendizaje.
Realicé el segundo intento y de nuevo no noté ninguna corriente eléctrica procedente de mi puño, me senté delante del pergamino y volví a leer el contenido. Decidí intentarlo por tercera vez, y comprobé cómo mi puño emitía una débil corriente. Con satisfacción, cogí el pergamino y me encaminé a mi casa.
- Jutsu:
- Raiken
Puño de Rayo
Requisitos: ninguno
Tipo: Ninjutsu
Condición: ofensiva
Rango: D
Daño: 14 PV y paraliza 3 segundos al enemigo
Chakra: 8 Chakra
Descripción: el Ninja acumula electricidad en el puño hasta que éste emite una débil corriente eléctrica, y atesta un puñetazo al enemigo que además de dañarle también le paraliza, aunque apenas unos dos o tres segundos.
Shika- Kage Konoha
- Cantidad de envíos : 705
Reputación : 6
Fecha de inscripción : 01/05/2012
Estatus
Rango Off: - Pícara Tía Ganga
Recompensa (Renegados): - Mucha (En Sexo)
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