Viaje a mis inicios

“El bosque está tranquilo esta mañana”-pienso mientras corro por el sendero y los arboles pasan a gran velocidad a mi alrededor.

Aun así hace una buena mañana. Los rayos del sol arrancan reflejos dorados de las hojas de los árboles y el aroma dulzón de la primavera llena el aire. Las sombras matinales se deslizan por el suelo creando mil formas retorcidas y la rojiza luz del amanecer dándole a todo un toque de ese intenso color.

Es un gran día para entrenar.

Cruzo el claro en el cual se libro la batalla en la que me tuve que enfrentar a la flor y nata de Konoha.
¿Quién lo habría pensado? La novia del Hokage, su amiga la dama Shika, la favorita del imperio Kori (que por cierto también es Nara) y un enorme puñado de genins del imperio que, como yo, estaban en el lugar equivocado y en el momento equivocado.

Aun así no me arrepiento de haber estado allí.

En ese lugar aprendí lo que es ser un ninja de verdad cuando vi a la dama Shika y lo sentí cuando Sonzu casi me destrozo la caja torácica. Algún día seré como ellas. Tan poderoso como lo eran ellas en ese instante, así podre cumplir mi deber como soldado del Imperio y ser digno del emperador y sus gentes, además de mis camaradas de la niebla.

Soy la espada en la oscuridad, soy el escudo que protege el reino de nuestros enemigos, soy la armadura que salvaguarda la vida del Imperio. Mi sangre es la moneda del Emperador y no la derramare en vano. Los ejércitos de Kiri jamás se rinden, siempre siguen adelante, sin ceder, avanzando contra el enemigo y masacrándolo.

Voy avanzando, tranquilamente, disfrutando del paisaje. Corro, pero me tomo mi tiempo. Se que no hay ningún sitio al que ir, aparte del lugar al que me dirijo. Nadie me espera allí, es un lugar desolado, tan solo aguardan allí los fantasmas de mi pasado.

Paso por el valle del fin, observo las estatuas de dos ninjas de hace mucho tiempo. Curiosamente, puedo notar una extraña presencia en este lugar, un chakra que no descansa tranquilo. No es únicamente un solo chakra, es una amalgama de cientos de chakra de personas que han caído en combate. Pero, sobre todos, hay uno que se eleva con ardiente furia.

No reconozco las figuras de los dos poderosos shinobis, pero se puede sentir en sus serias caras que fueron orgullosos en vida, que son seres de leyenda.

Al fin, logro llegar hasta el Paso del Fuego Negro, el desfiladero sobre el que se alzaba el Santuario de la Hermandad del Segador.
Durante un instante, me paro a rememorar todo el horror, todas las llamas. Todos mis compañeros muertos, ante el ataque impasible del enemigo. Ninguno de ellos sobrevivió, pero los nuestros también fueron diezmados.

Estoy luchando, usando mis magníficas habilidades de espadachín, dejando gente herida, incluso segando alguna vida, demostrando mi lealtad a la orden. Junto a mí, se halla Eva, La Primera, que ayer yació conmigo, dándome su cariño y su amor por mí. Nos habíamos amado en secreto durante mucho tiempo, pero ambos sabíamos que podríamos morir cualquier día, y decidimos darnos un posible último día que ninguno de los dos olvidásemos, si pudiésemos sobrevivir. Tras aquella noche, la perdí. Fue la mejor noche de mi vida, la siguiente, de lejos, la peor. Por fin había podido amarla, sentirla en mi ser y hacerla mía, y se me arrebató. El Segador sacó su nombre en su malvada chistera del destino, y se la llevó para siempre. Nunca olvidaré ese momento, cuando ví como su sangre corría, ante uno de los kunais de los enemigos. Mi menté quedó en blanco, y pude ver como mis brazos iban segando vidas, una a una, acabando con todo lo que tenía delante, quizás acabé con algún amigo, pero no puedo recordar más que ver como mi guadaña, que perdí aquel dia, provocado por la furia homicida del lugar, iba segando poco a poco la vida de cada enemigo.

Recibí cientos de cortes, de heridas, los médicos me dijeron, cuando llegué arrastrándome a kiri, que no volvería a usar la pierna, se equivocaban. Quedé mermado de por vida, pero aún puedo correr a una velocidad decente, mucho menor de lo que era en mis tiempos de Segador.

Pero aquí me hallo, ante los restos de lo que fue mi vida, mi hogar, mi razón de vivir. Visito la tumba de Eva,que se encuentra en el cerezo del jardín de atrás del Santuario. Mis lágrimas manchan la tierra de descanso de mi amada, y llevo unas flores que corto por los alrededores. Como se atreven a florecer donde yace mi amor, mi vida, el sentido de mi existencia? Corto todas las que veo, y dejo que languidezcan, y se apaguen sus últimos suspiros de vida, mientras mis lágrimas las hidratan, regándolas en un último banquete que disfrutarán en sangre y dolor. Ahora que he llenado su tumba de nuevo en flores, me arrebatan todos los recuerdos de ella, acabo arrodillado contra su lápida, amargamente llorando.
Un par de horas después, puedo sentir que ya no me quedan lágrimas, mi amor por ella me deseca por dentro, hasta que no puedo, fisiológicamente hablando, seguir llorando.

No puedo seguir llorando, tengo que seguir adelante, es lo que ella hubiera querido. Decido avanzar, siempre con el futuro adelante, pero con un vistazo atrás al pasado, para no perder mis recuerdos. Debo entrenar, volverme más fuerte, y seguir adelante. Subo hasta las habitaciones, y con ellas, los recuerdos me invaden, sobre cada día con ella, cada aprendizaje con mis maestros, cada lucha que hice con mis compañeros… Tengo que realizar un nuevo entrenamiento, si no, me quedaré estancado en el pasado. Voy hasta la sala central, donde tendré espacio para entrenar.

Empiezo mi entrenamiento, que ya he decidido.de que va a ir. Me preparo para hacer un nuevo uso de mi sombra, con la que tirar de mis enemigos, y dejarles más fácilmente K.O. Iba a empezar, cuando veo que una joven, de exuberantes pechos, aparece en escena. Los miro por milésimas de segundo, con mis brillantes ojos bicolor, pero ella no se da cuenta de ello, o eso me parece. Una punzada me atraviesa el corazón. ¿Cómo oso mirar a los pechos de otro ser, cerca del lugar en el que perdí a mi amada? Me maldigo a mi mismo por ello, y a mi humana naturaleza, que me clama un poco de cariño, ojalá desapareciera del todo.

"Buenos días, ¿quien eres? y sobre todo ¿que buscas en este santuario?"

entrenamiento especial:

Volvía a amanecer una mañana lluviosa , quizás triste para algunos, para mi era perfecta, por desgracias la lluvia no duraría mucho, pues podía observar por a ventana por la que asomaba la mirad de mi cuerpo como escasas gotas escapaban de las garras de las nubes. Todo estaba en silencio y lo único que podía oírse era el contacto de las gotas contra el duro suelo de piedra y el palpitar rítmico de mi corazón. Mis ojos estaban cerrados mientras mi nariz percibía la humedad del aire, mi pelo ondeaba con la fría brisa de la mañana, y mientras apoyaba ambas manos cruzadas entre si sobre la parte inferior de la ventana, donde sobre estos apoyaba mis pechos, me era demasiado peso mantenerme en pie tanto tiempo.
Abrí los ojos despertando de un mundo interior del que era adicta, donde no había nada y donde realmente podía desahogarme, pues no conocía aún la persona que se hubiera ganado ese honor. Con un suave impulso me desapoyé de la ventana y me giré hacía el lado contrario, hasta darle la espalda al cristal mojado por la lluvia. Cogí una capa negra colocada sobre mi cama, preparada para usarse en cualquier momento, me abrigaba y además me cubría de la lluvia, era cierto que podría parecer algo siniestra, pero las escasas ropas que podía permitirme llevar no eran suficientes para satisfacer mis necesidades naturales, en este caso, el frío.
La mañana se tornaba más oscura a medida que el tiempo avanzaba y mi cuerpo ya sentía un gran peso sobre la espalda, pues ya habían pasado seis meses sin dormir, pero mis continuos sucesos que calificaba como extraños, no me dejaban descansar en paz . Coloqué sobre mi extensa cama, que aun se encontraba vacía, una bolsa marrón, algo desgastada y con un pequeño arreglo por la parte inferior, cosido a mano, desde entonces no llevaba aquella bolsa a combates oficiales en el Coliseo de Iwa, sitio que últimamente habituaba mucho. Coloqué dentro de la bolsa, un pequeño libro azul de tapa aterciopelada, el cual contenía algunos ninjutsus médicos básicos, y algunos kunais que nunca estaban de más en las afueras. Recordaba ese día como el más triste y en el que más rencor acumulaba en su interior. Ese día tenía que llegar hasta el santuario, que se encontraba en Konoha, con un poco de suerte, ese mismo día por la tarde se encontraría allí.
Tras tener todo preparado colgué de mi hombro la bolsa marrón y posé mi mano sobre el pomo frío de la puerta, la cual abrí y cerré a mi pasó, quitando del cerrojo una pequeña llave que después guarde en un pequeño bolsillo delantero con cremallera, era mejor no perder aquella llave. Comencé a caminar por algunas callejuelas para avanzar más rápido, y no sentir la tentación de los dulces que los puestos servían por la mañana en la calles entre mi casa y las puertas de Kirigakure. Tras media hora de caminar llegué al fin hasta las puertas de la aldea, deshabitadas y silenciosas. Me coloqué en las fronteras de las grandes puertas de madera y en un pestañeo eché a correr sin descanso hasta Konoha. Cuando ya llegué a sus puertas tras un tiempo que no pude contar, el cual me había pasado lento, pues no había parado de correr, aunque recordaba tardar más la última vez, aquello era bueno, entrenar podía hacerse de todas maneras en todos sitios.
Comencé a caminar pausadamente por el interior de Konoha, no era la primera vez que estaba por allí y conocía el camino. Con la capucha sobre la cabeza, con la cual solo dos mechones de pelo eran visibles, tardé una hora en llegar hasta el santuario. Allí yacían dos tumbas pertenecientes a mis padres, en las cuales solo me paré a mirarlas, poco después subí las escaleras con pesadez, pero antes de terminar de alcanzar la cima, un muchacho apareció ante una tumba, la cual desconocía totalmente, al igual que al joven. Subí las escaleras apoyando mi espalda en un pilar, de espaldas al muchacho que había comenzado a llorar la muerte de alguien frente a la tumba en la que se había parado. Pasadas dos horas el chico subió hasta mi altura, a mitad de su camino, la capa se me desató, pues el lazo era demasiado débil para soportar la brisa, y salió volando por el aire hasta caer en un pequeño llano que había a los lados, tras el cual lo rodeaban bonitos cerezos en flor. Intenté sujetar con la mano la capa pero esta se escapó entre mis dedos, cuando quise darme cuenta, el muchacho se encontraba no a mucha distancia de mi, mirándome con cierta extrañeza.Me dirigió la palabra cordialmente e intentando ser amigable. Sus ojos enrojecidos le delataban, pero no iba a cambiar mi forma de ser por la tristeza de otra persona.

Eso no es de tu incumbencia...

Desvié la mirada hacia el lado opuesto donde el chico se encontraba, pues mis ojos comenzaban a brillar con algunas lágrimas traicioneras que se amontonaron en lo inferior de mis ojos rojos y fríos.No consiguieron escapar de mis ojos, pues miré hacia el techo, donde se aguantaba el pilar donde yo me apoyaba, y poco a poco se fueron secando.

"Supongo que no, pero no suelo ver mucha gente por aquí. No sabía que este sitio fuera tan concurrido."-digo. No es la respuesta que esperaba pero supongo que esto ya no es el santuario secreto de una hermandad. Solo es una gran tumba. Recojo la capa que se le ha caído.
"Toma creo que esto es tuyo"

Me fijo un poco más en la figura que se alza ante mí y le dirijo una mirada evaluadora con mi mirada bicolor. Parece una joven de mi edad más o menos, tiene un buen físico, eso hay que admitirlo y bajo esos cabellos blancos un par de ojos morados me observan con frialdad. Una Dama Guerrera sin duda.

"Me llamo Viktor. Soy genin de Kiri. Esta solía ser mi casa, pero ahora solo vengo a entrenar."-no parece alguien muy habladora y supongo, por el movimiento que ha hecho para tratar de ocultar las lagrimas, que no está acostumbrada a dar a conocer sus sentimientos. Sin embargo personalmente no creo que un poco de conversación haga daño a nadie.-"La sala de entrenamiento esta por aquí. Eres libre de venir si quieres."

Me doy la vuelta mientras me calo aun más la capucha de la gabardina negra, no deseo que mi extraña compañera se dé cuenta de lo que se me pasa por la cabeza. A pesar de ello el ojo draconiano emite un brillo siniestro bajo la sombra de la capucha. Comienzo a caminar por uno de los polvorientos corredores mientras los fantasmas de mi pasado continúan hablándome.

Paseo por los pasillos ruinosos que alguna vez fueron lugar de vida y gozo para mis hermanos y para mi, algunos aun conservan jirones de los estandartes de la hermandad, la guadaña y la espiral negra sobre un campo blanco.
Me paro un segundo en la puerta de la que una vez fue mi habitación, no ahora soy un soldado de Kiri, este lugar ya no significa nada para mí.

Continuo avanzando por el corredor hasta que llego al lugar. Es un gran mirador de piedra con un espacio lo suficientemente amplio como para albergar a 50 hombres.
Los objetos de entrenamientos están en buen estado a pesar de estar llenos de polvo.

"Usa los que quieras yo me pondré con este."-no se si me ha seguido pero solo por si acaso. Me pongo frente al aparato, es un tablón de madera que sirve para entrenar la fuerza del usuario. El ejercicio consiste en colocarse frente al tablón con una de de las manos a modo de flecha e ir golpeándola cerrando el puño rápidamente se supone que lo has logrado cuando consigues atravesar la tabla de un solo golpe.

Empiezo a golpear la tablilla repetidas veces mientras pienso en mis cosas.
Este lugar es un erial de recuerdos, un lugar en el que se amontonan pedazos rotos de mi antigua vida. En este lugar el maestro Librarium enseñaba a los nuevos reclutas el código de la hermandad y donde los veteranos refinaban sus habilidades con la guadaña en el servicio del Segador.

Nuestro deber es hacer cumplir la voluntad del señor de la muerte, cobrar los espíritus para que el eterno señor de las sombras reciba su tributo. Ese era nuestro cometido y ahora solo quedo yo para llevarlo a cabo.

El tiempo se pasa volando cuando golpeas un pedazo de madera y no me doy cuenta de como el sol comienza a elevarse por el horizonte hasta que comienza a hacer calor
Las sombras se alargan en la hora del segador y estas se encogen en el momento en que el sol esta mas alto recuerdo que una vez el hermano Eregar y yo decidimos entrenar en las afueras del templo. Llevábamos un buen rato caminado cuando un grupo de bandidos nos atacaron. Salieron de la nada y nos atacaron de improviso, nos defendimos con fervor y derramamos la sangre de los indignos en nombre del segador, aun así pude sentir que no estaba a pleno rendimiento.

Era como si nuestros poderes Nara no fueran tan eficaces como cuando nos rodean las sombras de los demás objetos que potencian el alcance de nuestra sombra.
el poder de un Nara se basa en su dominio de chakra pero yo creo que también la fuerza es importante. Nunca sabes si los enemigos van a acercarse lo suficiente a ti como para combatir cuerpo a cuerpo, por ello un Nara debe estar preparado para todo tipo de situaciones y por ello debe entrenar tanto su cuerpo como su mente.

Continuo golpeando la tabla con frialdad, hace rato que deje de sentir los nudillos pero no me daré por vencido. Cada golpe me acerca cada vez más hacia el tan esperado triunfo.

El dolor es una ilusión de la mente al igual que la desesperación es una ilusión del alma.
Mi mano es acero, mi mano es aniquilación y mi deber es defender la seguridad del imperio y las vidas de aquellos que lo forman.

Durante un instante me paro a pensar en la extraña compañera que he encontrado aquí. ¿Cómo llegaría al sagrado santuario? Hay muy pocas personas que conocen el paradero de este lugar y la mayoría eran Hermanos Juramentados de la hermandad o familiares. No creo en las coincidencias y por ello me extraña que alguien de fuera de la hermandad venga a este lugar desolado. ¿Algún familiar suyo seria parte de la hermandad? Si es así, quizá este enterrado aquí.

Su forma de vestir es un tanto misteriosa pero creo que todo el mundo tiene que proteger sus secretos. Yo llevo una capucha todos los días y esta gabardina me sienta especialmente bien por lo que tengo como 10 de ellas en el armario.

Pero lo que más me llama la atención es esa mirada. Llena de orgullo y seguridad, tras la cual se escuda cuando intento hablar con ella. Reconozco esa mirada, la he visto muchas veces entre la gente que ha vivido cosas que nadie debería vivir y por ello se encierran en sí mismos. Aun así creo que esa manera de ser, tan extrovertida, es algo únicamente suyo.
En ese momento la madera se quiebra bajo mi mano.

No está rota del todo pero con otro golpe la atravesaría.

-“Vaya parece que necesitare otro tablón”-digo mientras me giro hacia ella-“Por cierto, tu sabes mi nombre pero yo el tuyo no. ¿Cómo te llamas?”

Entrenamiento especial CCK:

Supongo que no, pero no suelo ver mucha gente por aquí. No sabía que este sitio fuera tan concurrido.
Por un segundo su contestación me dejó en blanco, pues era consciente de mi arrogancia y la mayoría de la gente solía molestarse por ello.Al contrario, el había respondido con calma y como si mi manera de hablar fuera algo normal.Recogió con delicadeza mi capa despertándome de mi pequeño trance, en seguida cogí mi capa rozando su mano con mis dedos y atándola al rededor de mi cuello, aunque con un nudo algo más firme que el anterior.
Toma, creo que esto es tuyo.
Noté como sus ojos me examinaban de arriba a abajo una vez más y como aviso cubrí con un leve movimiento de mano y un trozo de capa mis pechos dejandole hacer con la mirada lo demás.
Me llamo Viktor.Soy genin de Kiri. Esta solía ser mi casa, pero ahora solo vengo a entrenar.
Eso me daba a deducir que, al igual que yo, se encontraba allí para entrenar.
'Si me enseñara su lugar habitual de entrenamiento...'' Pensé.

Me quedé callada ante aquello, realmente me daba igual, al igual que no pensé que a el le importase mi nombre o mi cargo, si quiera mi pasado, además de que sería largo de contar, es algo que solo he contado a una persona.
La sala de entrenamiento está por aquí. Eres libre de venir si quieres.
Al fin había nombrado algo que me interesaba.
Cuando le seguí para evitar perderme hasta llegar a la sala por los pasillos oscuros y algo marcados por pequeños trozos de madera ardientes, este se cubrió aun más con la capucha de su gabardina, quizás algo en mi le había molestado.
Cuando comienza a recorrer los corredores yo silenciosa tras el le seguía callada, pensando en el roce que hace unos momentos había tenido lugar en nuestras manos. Tanto pasadizo me hacía pensar que aquella sala estaría a oscuras, tendría que tener cuidado por si aquel muchacho quería tenderme una trampa.
Paró un momento frente una puerta, antes había mencionado que este era su hogar, quizás aquella habitación significaba algo, yo, por el contrario , me adelanté a el, mientras el joven miraba a la puerta de vieja madera algo ido.

Cuando alcanzó al fin la entrada a una gran sala llena de objetos, todo tipo de armas blancas antiguas y algo desgastadas.
Usa los que quieras, yo me pondré con este.
Asentí con la cabeza a pesar de que el muchacho no me miraba, suponiendo que era un genin de Kiri, suponía que me habría escuchado seguirlo.
Tras dirigirme la palabra, se colocó frente un tablón de madera, mirándolo fijamente durante unos segundos, hasta que de repente comienza a golpear la tabla con el puño limpio, a ese paso mi plan no tardaría en surtir efecto.
Tardó unos minutos en romper la tabla con la que se encontraba entrenando, cuando esta tenía ya una grieta paró de golpe, entonces me acerqué a paso lento hasta quedar justo tras el.
Vaya parece que necesitaré otro tablón.
Entonces giré levemente la cabeza manteniendo un rostro frío e inexpresivo, cuando este se dio la vuelta preguntando por mi nombre con curiosidad esbocé una sonrisilla juguetona que solía poner, pues normalmente tomaba la muerte como un juego.
Colgué de mi cuello un kunai con un pequeño trozo de cuerda común y apoyé tras hacer esto, mis manos sobre tu pecho mirándote a los ojos con suma tranquilidad.
En ese momento sus células comenzarías a perecer poco a poco debilitando le dolorosamente.
Te lo diré, pero con una condición, debes arrebatarme el kunai del cuello. Me apetece jugar.

ACCION A APRENDER Y USADA:

DAÑOS Y GASTOS:

Esa sonrisa...
Observo su hermoso rostro durante un momento. Sus rasgos perfectamente cincelados, como si un artista divino se hubiera esmerado en cada pincelada de ese rostro de marfil.

Es un rostro precioso. Cualquiera se derretiría ante esa sonrisa...

Pero esos ojos....
Esa mirada juguetona bien podría pasar por la de una araña mirando a la mosca mientras esta se debate inutimente en su red. Aun así no puedo moverme. Es algo extraño pero no puedo apartar la mirada de esos ojos.
Hasta hace poco parecían dos témpanos de hielo, fríos y sin vida, pero ahora parecen movidos por una macabra diversión que arde dentro de ellos.

Mi rostro se vuelve de piedra cuando comienza a atarse un kunai al cuello y posa sus manos en mi pecho mientras me mira con esa calma mas característica de un depredador con su presa que la de una joven.

Te lo diré, pero con una condición, debes arrebatarme el kunai del cuello. Me apetece jugar.

En ese instante siento un dolor atroz . En mi rostro se manifestaría un ligero estremecimiento, pero por dentro mis órganos, mis huesos, mis músculos y todo mi ser grita de dolor. Debe ser un jutsu medico pero me duele mas que me cura.
Algo me dice que si no puedo atrapar ese kunai dentro de poco haré juego con este lugar.

Mientras esta soltándome su frase juguetona ejecuto los sellos. Esta tan cerca que casi resulta insultante. Mi sombra la atrapa limpiamente y en un instante ella esta con la misma posición a pocos centímetros de mi rostro.

Esbozo una sonrisa.

No es la misma sonrisa amistosa que he utilizado intentando ser amable.
Es la sonrisa de un segador. La misma sonrisa de araña juguetona que hace poco esbozaba mi preciosa compañera.

"Demasiado cerca querida"-le digo mientras acerco mis labios a su esbelto cuello haciendo que pueda sentir mi aliento en su cuello , su aroma es tan sutil que casi me vuelve loco, y rasgo la vieja cuerda con los dientes quedando me con el kunai en la boca.

Lo cojo con una de las manos y rió. Es una risa atroz. Muy pocas veces me lo he pasado tan bien como ahora. Solo me he encontrado con esta faceta de mi mismo en el punto álgido de la batalla. Cuando la sangre, los gritos de los agonizantes y el sonido del acero son lo único que te importa en ese momento.

Mata,mutila,quema,mata,mutila,quema,mata,mutila,quema. La canción de la muerte. No existe en el mundo nada mas que esa macabra sinfonía en el instante en que sabes que puedes morir.Y por alguna razón eso no me importa demasiado ahora.

Divinos juegos mortales. Son verdaderamente excitantes me digo mientras observo la deliciosa frustración de mi pequeña mariposa atrapada.

"Añadamosle un poco de diversión"-digo mientras coloco el afilado kunai en su cuello. Mi rostro es una exacta representación de la diversión cuando comienzo a acariciar su delicada piel con la afilada hoja.
"Creo que he ganado"-digo mientras deslizo el kunai por su cuello formando una pequeña linea de delicioso color rojo.-"Ahora...¿me dices tu nombre?"

Acciones:

Gasto y daño:

Noté con satisfacción como en su rostro se dibujaba el dolor que yo estaba causándole, un escalofrío recorrió mi espalda al sentir un gran placer por notar como mi chakra iba matando sus células poco a poco hasta hacerlas desaparecer entre un sufrimiento lento y dulce.Noté como con las pocas fuerzas que podían quedarle en las manos las intentó acercas la una a la otra, intenté impedir con mis manos que estas se encontrasen pero cuando me quise dar cuenta me encontraba totalmente paralizada, recordaba aquella sensación, era la misma que cuando aquel muchacho del coliseo de Iwagakure la había atrapado con su sombra.Mi cuerpo, casi inmediatamente adoptó su posición y entonces fue cuando me di cuenta de la cercanía de su rostro al mío.
Vi esbozar una sonrisa maliciosa en sus labios mientras notaba como disfrutaba de aquel gratificante sentimiento de poder.
Demasiado cerca querida.
Entonces rocé mi lengua contra mi paladar emitiendo un sonido de molestia ante aquella situación, el acercaba su boca a mi cuello y noté entonces su frío aliento que me hizo estremecer.Queda unos segundos quieto, pude en ese momento sentirme realmente acompañada, sentir que alguien estaba cerca por un instante, pero cuando sentí que el peso del Kunai que colgaba de mi cuello se soltaba volví en mi misma.

Una leve risa que retumbó en todas las paredes de aquella enorme sala salió de su boca cuando el Kunai calló en su mano, con la cuerda rota por sus dientes. Estaba en una situación extrema pero mantenía mi sonrisa bélica la cual pondría los pelos de punta hasta a las más fieras bestias nocturnas.
Cuando intento subir mi mano para alcanzar la suya noto como si un gran peso se cerniera sobre mi brazo y me impidiera subir este.
Añadamosle un poco de diversión.
Tras decir esto, noto la fría punta del kunai que hace unos instantes colgaba de mi cuello, casi clavado en el mismo. Comenzó a deslizar el frío hierro por mi cuello hasta llegar el punto en el que un fino hilo de sangre comenzó a brotar de este, lo que me hizo esbozar una pequeña mueca de dolor en mi rostro.

Una vez más volvía a reclamar mi nombre, como un niño pedía ansioso su postre a su madre. Noté aquella necesidad de saber y de aumentar su poder, ante eso solo pude relamer mis labios con suavidad y sonreír alagada.
Mi nombre... Tan solo es una simple palabra con la que representarme, pero, tanto a ti como a mi nos divierte esto, por lo que, ¿Tendría diversión si ahora te lo desvelara?, es decir, ¿Realmente quieres saberlo?, porque sinceramente, yo no quiero decírtelo.
Sabía que aquella frase o le llevaría a la locura más extrema, o le incitaría a desear más, aunque, quizás incluso me diera la razón a algo absurdamente divertido. Llegó a mi nariz el olor de mi propia sangre, la cual me hacía la boca agua, no recordaba haberla probado desde hacía mucho tiempo, y realmente tampoco era una mala idea, pero no era el momento ni el lugar.

ACCIONES:

GASTOS Y DAÑOS:

"Mi nombre... Tan solo es una simple palabra con la que representarme, pero, tanto a ti como a mi nos divierte esto, por lo que, ¿Tendría diversión si ahora te lo desvelara?, es decir, ¿Realmente quieres saberlo?, porque sinceramente, yo no quiero decírtelo."

Una risita me sale entre dientes... acompañada de un hilito de sangre que surge de mis labios. Empiezo a notar como los efectos de lo que sea que me a hecho empiezan a cobrarse su precio. De todas formas la cercanía de la muerte solo consigue divertirme mas. No me divertía tanto desde hace bastante tiempo.

Ademas me he dado cuenta de ese ligero estremecimiento de placer al hacerle ese pequeño corte. Ademas el olor de la sangre, tanto la mía como la suya, hace que todo esto sea aun mas excitante.

"Muy bien."-digo con calma-" Entonces tendré que buscarte un nombre"
Me coloco en una pose un tanto cómica como si estuviera pensando mientras me doy golpecitos en el labio con el plano del kunai. Verla a ella repetir mis acciones hace que no pueda contener una leve carcajada.-"Dejemoslo en Srt. X, ¿te parece?"

Tratamiento medico, fijo que una fortuna. Su cara en ese momento, no tiene precio.
Me gusta ese nombre.

"Bueno señorita X. Creo que tenemos un problema."-digo mientras me acerco un paso a ella, haciendo que ella lo repita y dejando su rostro a un palmo del mio haciendo que le llegue bien el olor a sangre provocandola así una leve excitación-"A mi no me importaría morirme aquí, contigo..."-añado una sonrisa picara y desciendo hasta el corte de su cuello succionando delicadamente el delicioso fluido vital que recorre su cuello con la lengua hasta llegar al corte.
El sabor es delicioso y ademas su sangre se mezcla con la mía dándole aun mas sabor.-" Pero el maestro Suiriumaru se enfadaría conmigo si me fuera a morir ahora"-digo separando mi lengua de su cuello-"Aunque si tengo que morir.."-me acerco levemente a ella dejando que nuestros labios queden a pocos milímetros pudiendo sentir así su propia excitación, sea por la sangre o por lo que sea.-"No me importaría morir asi"-Me acerco un poco mas y lentamente acaricio sus labios con los míos, introduciendo con mi lengua un poco de la sangre que hay en mi boca y que contiene parte de la suya dentro de ella.

Apoyo una mano en su rostro y lo acaricio con suavidad. No me fijo en que ella también tiene que hacer lo mismo.

"Es un buen día para morir..¿no te parece?-digo con una sonrisa mientras deshago la técnica.

acciones:

Gasto:

"Es

Una risa burlesca se escapa de entre sus labios mientras mi ansia de que se desplome aumentan, pues su cara de diversión me desagrada.Un gran olor a sangre se desprende por toda la sala, tanto la mía como la suya mezclándose mientras el aire de la sala se consume.
Muy bien, entonces tendré que buscarte un nombre... Suelta con suma calma mientras las células de su estómago llegan a su punto de no poder aguantar más, y yo me regodeo entre el placer de verle desplomarse, pero para mi sorpresa veo como se coloca en una posición algo extraña, al parecer fingía que pensaba por ese desvío de mirada de sus ojos hacia el techo.
Dejemoslo en Srt.X ¿Te parece? En ese momento un intenso zumbido llegó a mis oídos, cual mosca pesada revoloteando a mi al rededor por la mañana.No pude evitar expresar mi molestia con un chasquear de mi lengua contra mi paladar, ''Tks'', se escucha rebotar contra las paredes de la gran sala en la que nos encontramos, ya totalmente hundida en el olor de la sangre.

Bueno señorita X. Creo que tenemos un problema. dice dando un paso adelante y , por lo tanto, haciéndome avanzar a mi también, con lo que noto como su aliento frío cae en mi boca y , además, llegándome el fuerte olor a sangre de su boca haciéndome cerrar los ojos de deseo por probar aquella mezcla un tanto extraña que incluso podía llegar a ser exquisita. Pude volver en mi misma con sus palabras, aunque no eran las palabras con las que hubiera soñado que dijera.A mi no me importaría morirme aquí, contigo...
Una pequeña sonrisilla diabólica salió de mi boca acompañada de una frase un tanto bélica.
Me pregunto por que aún no has muerto... Las células de tu estómago deben estar por rendirse, y tu con ellas. Debes de estar retorciéndote de dolor por dentro.. ¿Verdad que si? ¿Por qué no te das a mi y mueres de una vez?
Noto como baja su boca hasta succionar la sangre de mi cuello mientras esbozo algo de asco e incluso desprecio, entonces, otra frase absurda salió de su boca, tan absurda que incluso para mi tenía algo de sentido.
Pero el maestro Suiriumaru se enfadaría conmigo si me fuera a morir ahora.
¿Suiryumaru?...Suir...
Entonces recordé aquel día, la última vez que vi a mi padre desde hacía ya bastante tiempo, recordé como gritaba aquel nombre al muchacho peliazul que luchaba contra el, y recordé también como el le gritaba ''padre'' entre una frase que no pude escuchar.
Volví en mi misma cuando dejé de notar la humedad en mi cuello, acompañado de una frase y de un acercamiento un tanto peligroso para él, si llegaba a alcanzar mi boca, lo pagaría caro.
Aunque si tengo que morir... No me importaría morir así
Se acercó algo más a mi, algo no iba bien, quizás el chico que tenía delante no entendía mi concepto, el cual creía claro de ''muere'', pero me aseguraría personalmente de hacérselo aprender. Rozó al fin mis labios tomándose la libertad de introducir su lengua en mi boca con descaro, por lo menos esta tenía un leve gusto a sangre, la cual tenía ganas de probar.

Entonces un error fatal cometido en sus cálculos. En ese momento mi mente fue ágil, su mano se había posado sobre mi mejilla, lo que significaba que yo también tendría que poner la mía sobre la suya, ese era el momento, siquiera me hacía falta que deshiciera su jutsu para deshacerme de el. Entonces concentro chakra en la palma de mi mano haciendo mi técnica de la palmada mística, golpeando con precisión un músculo del rostro de mi compañero.
Entonces noté como su jutsu se deshacía cayendo el al suelo con las fuerzas mínimas.
Unos instantes después, antes de que se desmayara, soltó una frase despreciable para su lecho del que podría ser su muerte.
Es un buen día para morir... ¿No te parece?Aún conservando su sonrisa.

Yo, con la misma sonrisa que llevaba al principio, vuelvo a decirle algo, ya lo último.
Mi nombre... Es Hiaji Hanabi, recuerdalo bien, no volveré a repetírtelo. Que tengas dulces sueños...

ACCIONES:

GASTOS Y DAÑOS:

El impacto me saca de mis cabilaciones.
"Agua fiestas"-pienso al sentir el golpe del chackra en mi rostro.
Caigo al suelo y un nuevo dolor se extiende por mi cuerpo haciendome entender que no se movera de nuevo a no ser que ocurra un milagro.
Aun asi no el miedo no acude como deberia de ser normal en estos casos. He matado a infinidad de hombres y en susu rostros alfinalmsolo habia miedo. Para mi es diferente. Nadie me espera aqui. En este mundo hay pocas personas a que me echaran de menos. En Sovengard estan todos mis hermanos, mi maestro, mi amor....todos me esperan alli.
De pronto una luz se hace en mi mente y recuerdo a todas las personas que he conocido en los ultimos dias. El maestro Suiryumaru, Kori, la dama Shika...

De pronton me doy cuenta de que no deseo morir. No aun.... No sin antes haber recompensado la confianza y las espectativas que la gente del imperio puso en mi.

Mi mundo se oscurece y un ultimo hilo de rojo carmesi se extiende por mi meilla. Una voz angelical susura unas palabras que suenan lejanas.
"Mi nombre... Es Hiaji Hanabi, recuerdalo bien, no volveré a repetírtelo. Que tengas dulces sueños..."

"No lo olvidare"-digo con voz entrecortada mientras me aferro a mi vida con desesperacion-"Nos veremos en los salones de Sovengard...Hiaji"

Cierro los ojos aunque una leve respiracion aun mueve mi pecho. Espero volver a oir esa voz otra vez....solo una vez mas.....

Tras ver como sus ojos se cerraban para tener un fructífero descanso de varios días, el placer de haber arruinado su plan me recorrió por todo el cuerpo.Me agaché para recordarle varias cosas y aclararle otras muchas, pero su tiempo solo fue suficiente para desvelarle mi nombre. Entonces escucho brotar de sus labios unas últimas palabras, con las pocas fuerzas que le quedan, realmente este muchacho me agota la paciencia.
No lo olvidaréDebo suponer que se refería a mi nombre Nos veremos en los salones de Sovengard...Hiaji
¿Sovengard?... De todas maneras, aquellas palabras que no llegaba a comprender dieron camino a otro tema, quizás más importante, aquel muchacho estaba a punto de quedar inconsciente durante días por mi culpa, soy ninja médico ¿Qué se supone que estoy haciendo? Debería darme vergüenza ser yo misma ahora mismo, esto no era por lo que había trabajado tan duro hasta llegar a este punto, este no era más que un paso atrás en mi meta. Yo era ninja médico, tenía que salvar vidas, no acabar con ellas.

Saqué de entre mis pechos un kunai, el cual siempre guardaba ahí para ocasiones especiales y resquebrajé con este las ropas del muchacho dejando su pecho al descubierto. Este estaba totalmente dañado pues podía verse la gravedad de la falta de células en este. Junté mis manos frotándolas la una con la otra cual reanimador y concentré chakra en estas. Cuando noté fluir el chakra curativo por mis manos las coloqué una encima de la otra sobre su estómago, haciendo que las células de su estómago se regeneraran poco a poco.
Pasada media hora contada a ojo, es decir, sin exactitud, quizás más o quizás menos, conseguí regenerar todas y cada unas de las células de su estómago, eso si, la hostia de la cara no se la quita nadie, pues así aprenderá a no besar con tanto descaro a desconocidas. Entonces recordé que mi trabajo no había acabado ahí, aunque había dado mucha resistencia de si, aún quedaba la reanimación , pues sin eso el curarle no habría servido de nada, quizás fuera un poco brusca, pero estaba segura de que funcionaría. Hice un sello con una mano, rápidamente apoyé mi mano sobre su pecho y transformé mi chakra en un impulso eléctrico suficientemente fuerte como para despertarle.

ACCIONES:

GASTOS Y DAÑOS:

APRENDIZAJE:

Estoy en el salon de Ysgramor. Mis compañeros me felicitan y rien por mi llegada. Me siento en una mesa de banquete junto a los heroes de antaño.¡Estoy apunto de tomarme la primera copa del eterno aguamiel de los dioses!
"Es el mejor dia de mi vida"-pienso mientras me llevo la jarra a los labios....

De pronto una descarga electrica recorre mi cuerpo....
Y me encuentro en el suelo con una hermosa ninja medico sobre mi dando me un calambrazo como si de un reanimador se tratara.

"Estoy vivo..."-aun no me lo creo, de pronto me doy cuento de que el calambrazo no me deja moverme-"Ay"-sonrio cansado mientras observo a mi salvadora. Hay un brillo nuevo en sus ojos, una especie de arrepentimiento, aunque esta claro que me sigue doliendo la mejilla.-"Sabia que no me dejarias morir. Lo vi en tus ojos cuando te mire por primera vez"-relajo mis musculos y hago un recordatorio de todo lo que he hecho y aprendido hoy.

Esto duele un monton. Pero a merecido la pena pienso mientras recuerdo el beso que le he robado a mi sexy enfermera de campo.

-"Ha sido un gran dia"-digo mirando los profundos ojos de mi salvadora.

Aprendizaje:

Okis

PD: +50 Exp a los dos por el combatillo.