Un destello de luz en la oscuridad

Me desperté pronto aquel día. Tenía previsto ir a entrenar y aprender un nuevo jutsu del elemento Raiton que me ayudaría a la hora de defenderme o si me encontraba en un lugar con poca iluminación. La técnica que quería aprender me permitiría emitir una suave luz desde mi propio cuerpo.

Me desperecé y salí de la cama para comenzar a vestirme. Me hice una coleta alta con un lazo negro y fino y cogí mi capa. Desayuné un tazón de leche acompañado de un trozo de pan, como muchas otras veces, me puse la capa y cogí el pergamino que necesitaría para aprender la técnica.

Salí de la casa con la misma sonrisa de siempre en los labios, aquella que sólo el nuevo día me proporcionaba. Caminé distraída por la aldea, pensando en el nuevo jutsu que iba a aprender y en los beneficios que en él podía ver. El sol comenzaba a dejarse ver en el horizonte dando comienzo a un espléndido día.

Crucé la aldea hasta la entrada de los subterráneos y entré dispuesta a saber una nueva técnica al salir. Al ser un poco más oscuro, el lugar me ayudaría a saber si cada intento salía bien o si, por el contrario, tendría que volver a intentarlo tantas veces como pudiera hasta conseguir aprender el jutsu.

Llegué a una sala con la suficiente iluminación como para poder leer el pergamino, que desenrollé en el suelo. No era amplia, pero para el entrenamiento que iba a hacer me pareció ideal. Observé el contenido del pergamino y me dispuse a hacer el primer intento.

Leí el jutsu para después hacer un sello con una mano. Me fijé bien en la iluminación de la sala, pero no vi ningún cambio con como estaba antes. Inspiré hondo y decidí hacer otro intento, al fin y al cabo, sería difícil conseguir aprender la técnica desde el primer intento.

Volví a leer el pergamino y de nuevo hice el sello. Esta vez pude apreciar un leve parpadeo en la oscuridad, pero solo durante unas décimas de segundo y demasiado débil. Hice una mueca e intenté animarme. Cerré los ojos y me concentré para intentar hacerlo mejor la siguiente vez.

Hice un sello con la mano y comprobé que mi cuerpo producía el mismo parpadeo que antes. En el siguiente intento obtuve el mismo resultado, por lo que decidí sentarme, calmarme y esperar un poco para el quinto intento. Aquel jutsu me estaba costando más que otros, pero estaba convencida de que el resultado sería bueno.

Cerré los ojos y me apoyé en la pared. En mi mente contaba los segundos que harían un minuto, llegué al segundo y abrí de nuevo los ojos. Estaba mucho más relajada, dispuesta a intentarlo tantas veces como fuera necesario. Tenía las piernas cruzadas y las manos posadas en las rodillas, a mi lado estaba el pergamino. Lo miré y decidí realizar el siguiente intento. Esta vez intentaría no ponerme nerviosa si no lo conseguía. Era normal fallar las primeras veces, así que sonreí y volví a leer el jutsu de nuevo. Hice un sello por quinta vez y observé cómo mi cuerpo emitió una leve luz durante dos segundos. Al menos esta vez me había salido un poco mejor, aunque tendría que solucionar el problema del tiempo que duraba la luz.

Me froté los ojos, estaba forzando un poco la vista para poder leer el pergamino y comenzaba a cansarme la situación, pero no tenía la intención de dejar el entrenamiento a medias. Si comenzaba algo, lo terminaba. Cerré los ojos y me concentré en hacer bien el sello. Al abrirlos, comprobé cómo el destello duraba más, pero se apagaba antes de alcanzar los diez segundos de duración.

Suspiré y miré de nuevo el pergamino. Llevaba seis intentos, pero no tenía la mínima intención de rendirme. Me froté las manos y me cubrí mejor con la capa, comenzaba a tener un poco de frío, pero aprendería la técnica antes de volver a casa, eso lo tenía claro.

Cerré los ojos y de nuevo conté ciento veinte segundos, los que formaban dos minutos. De esta forma conseguí relajarme un poco más, lo suficiente como para poder intentar de nuevo hacer el jutsu con la mente despejada, sin pensar en lo que me estaba costando conseguirlo.

Inspiré hondo y leí otra vez el contenido del pergamino, me concentré en hacer bien el sello para evitar errores y sonreí al comprobar que mi cuerpo emitía una suave luz. Esta vez duró más y miré el pergamino con una gran satisfacción. Esta vez no tuve que forzar la vista para leer la técnica, cosa que mis ojos agradecieron bastante.

El destello se apagó cuando yo quise, lo que me hizo sentirme bastante mejor. Por fin había conseguido aprender la técnica. Me levanté y cogí el pergamino, lo enrollé de nuevo y me encaminé hacia mi casa con la gran satisfacción de saber un nuevo jutsu.

Jutsu: