La violadora de tu barrio ha encontrado una víctima provechosa.

Últimamente me retan con más frecuencia, lo que me obliga a ir bastantes días al coliseo. Por este motivo estoy hoy aquí, en el vestuario. Estoy cambiándome para el combate que comenzará en unos minutos, que parece que va a ser diferente a los de los demás días. Se rumorea que la violadora de tu barrio hace combates extraños. No sé hasta qué punto lo serán, pero sé que la gente a veces se ríe mucho y… bueno, el nombre también da que pensar. Hoy me apetece divertirme a mí también, así que he decidido empezar bien desde el principio. Aunque esta vez, bien signifique de forma muy diferente a las demás.

Me río cada vez que pienso en mis planes, y gran parte de las veces me pregunto a mí misma si hago bien, pero he tomado la decisión y no voy a echarme atrás. Miro la ropa que tengo pensado ponerme y no puedo evitar otra risita nerviosa. No termino de creerme lo que voy a hacer, pero supongo que ya es hora de divertirse. Me suelto el pelo, que tenía recogido en una larga coleta, y me ato el lazo en la muñeca. Cuando termino de cambiarme, simplemente llevo la ropa interior y una camisa negra que me queda un poco grande. Me miro al espejo y compruebo que la camisa me llega a la mitad del muslo, como esperaba. Sonrío y cojo el antifaz que usaré hoy. He decidido que en este combate cambiaré la máscara que normalmente llevo por un antifaz que, aunque deja al descubierto mis labios, guarda mi identidad.

Avanzo por el pasillo hasta llegar a la misma sala de siempre y espero en la oscuridad, como en cada combate. Noto el suelo frío bajo mis pies, descalzos, y sacudo la cabeza. Supongo que en el público habrá gente que vea bien mi decisión, al igual que habrá personas que me juzguen por ello. Pero no me importa, yo también quiero divertirme en este espectáculo que el coliseo organiza.

Escucho un crujido y veo cómo la puerta se abre lentamente, comienzo a andar con lentitud para no chocarme contra ella. Cuando salgo al campo, noto la arena en la planta de los pies y sonrío, en cuanto salga mi contrincante dará comienzo el combate. No evito mi risa cuando la arena me hace cosquillas, pero me obligo a ignorarlas para concentrarme en todo lo demás.

Información:

Suelen decir que esto del coliseo no está tan mal, y si la gente no se lo toma muy en serio me ayudará a divertirme. La monotomía de todos los días me persigue y acecha con hacerme caer en su rutina pero... ¡¡No dejaré que se haga conmigo!! Antes la violaré brutalmente y acabaré matándola. O la mataré primero y después la violaré. Debo probar un día eso de la necrofilia, seguro que tiene su punto.

Una evasión, sí, eso es lo que necesito... El maldito unicornio rosa últimamente no aparece. A veces me preocupo por si se ha enfadado conmigo, pero nunca me ha hablado, no hago más que preguntarle su nombre y él no me hace caso... Así nuestra relación no va a llegar muy lejos, un día le pondré entre el arco iris y el kunai y a ver si sigue tan calladito como siempre...
Miro la hora y me doy cuenta de que voy a llegar tarde a mi hora del té, así que me visto elegante como siempre. Con mi vestido rojo y blanco, ese que toda señorita debe llevar para tomar té y pastitas, me dirijo hacia la puerta. Antes de salir del vestuario me pongo la máscara que ya me olvidaba en la bolsa, y me calzo con unos zapatos de tacón. Nunca he sabido andar con esos cachibaches que tienen dos agujas, así que al abrir la puerta de la arena tropiezo y me caigo al suelo. Maldito unicornio, contigo no puedo confiar en que me levantarás cuando caiga.

Llevo un juego de té en la mano derecha, mientras que en la izquierda mantengo un reloj que está apunto de anunciar las 5:00. Me deshago de los zapatos molesta y corro a sentarme en el centro del recinto. Allí saco una de las tacitas de porcelana y sirvo dos tés de vainilla y canela. Mi oponente no llega, y yo comienzo a impacientarme. Miro la hora. Ya son las 5:05... ¡Esto no puede ser! ¡Qué impresentable! Tomo un poco de la taza intentando calmarme, y unos sorbitos después veo aparecer a lo que creo que es mi rival por la puerta. Parece feliz. ¿¡Pero es que no se da cuenta de que lo que está haciendo es inadmisible? Oh, unicornio, como te enfurecerías si vieras esto...
A pesar de las ganas de violarla por llevar tan poca ropa y las de matarla por llegar tarde, me mantengo serena y dejo que se acerque hasta mi posición, hasta que me levanto y yo también empiezo a andar descalza, con los volantes del vestido moviéndose delicadamente. Mientras, con las manos atrás, activo mi Byakugan, aunque las venas quedan tapadas tras la máscara, de la que ni siquiera se puede apreciar bien el color de ojos.
Permito que nos separe una distancia de 10 metros, y ahí me quedo mirándola fijamente.
-Lady... De verdad que no pretendo resultar grosera, y me hubiera gustado que nuestro encuentro empezara de otra forma... P-Pero... ¡¡Llegas tarde a la hora del té! - termino gritando, visiblemente enfadada, y mis manos que habían estado haciendo sellos paran para dejar lanzar una bola de fuego hacia ella.
Se dirige rápido, y yo camino tranquilamente detrás suya, acortando las distancias hasta dejar 5 metros mientras la bola de fuego va hacia ella.

Atributos:

Acciones:

Gastos y daños:

Llego a una distancia de cinco metros por delante de la puerta por la que he salido. Paro y, debido a las cosquillas, me río. Es entonces cuando me fijo en que hay una figura en el centro del campo. Debe ser mi rival, se está levantando y lleva algo en la mano. Va vestida con un vestido rojo y blanco bastante mono, si tengo frío tal vez piense en quitárselo, aunque... bueno, no debería haber pensado eso. ¡Pero qué digo! Me estoy volviendo loca, es su influencia, pero... yo voy con poca ropa sólo por ella, tengo claro que si en algún momento empiezo a tener frío me quedaré con su vestido.

Empieza a andar, por lo que me encojo de hombros y sigo caminando hacia ella, va gritando como una loca que he llegado tarde a la hora del té. La escena me recuerda a algo, pero no sé a qué. Bueno, ya me acordaré en algún momento. Trae las manos tras la espalda, aunque no tengo ni idea de sus intenciones. La suya es una mente... ¿extraña? No, supongo que algo más por la forma en que me grita. Sí, definitivamente, su mente es bastante extravagante. No sé, pero parece bastante enfadada, aunque... ¿¡ Qué culpa tengo yo !?

- Pero... ¿qué...? - no me da tiempo a articular más palabras, me lanza una bola de fuego del tamaño de un balón que me obliga a dar varios pasos a la derecha. Casi me caigo al suelo, pero me mantengo en pie.

Se ha acercado más, empiezo a pensar que de verdad me va a violar, pero... bueno, no parece que tenga lo que necesita. Por más que miro y miro, no veo ninguna botella de cloroformo por ninguna parte. Está a cinco metros de mí y parece bastante enfadada, por lo que posiblemente me castigue sin violación. Decido empezar bien desde el principio... o el intento de principio.

- Siento el retraso, no me han querido abrir hasta ahora. Venía dispuesta a lo que fuera, pero... en el coliseo les gusta hacer esperar. - me encojo de hombros y doy un paso adelante. No sé si el paso será buena idea, pero no tengo nada que perder... o sí, pero da igual.

Acciones:

Mientras camino hacia ella la analizo gustosamente sin ninguna ropa, y sonrío casi pervertidamente al ver esa figura desnuda que puedo contemplar con mi privilegiada vista. Pero si piensa que me va a distraer con eso lo lleva claro... Nonono, ni que quisiera violarla ahí mismo... Ufff... solo la idea de arrancarle la camisa y ponerla contra el árbol más cercano me tienta hasta límites insospechables. Da el primer paso a la derecha, y suponiendo que va a esquivar mi bola de fuego, realizo una serie de sellos con ambas manos que no tardo más de 2 segundos en hacer, e instantáneamente, mientras ella da el segundo paso y pierde el equilibro, yo aparezco a su espalda, muy pegada a mi adversaria. La bola de fuego pasa casi rozando en ese instante, pero hago caso omiso al calor, era mucho superior mientras mi mente barajaba las formas de violarla.
Coloco mi mano derecha abierta por debajo de su omóplato, en un golpe firme que mantengo, lo que podría creer que es para ayudarla a recuperar el equilibrio, pero en realidad descargo en ese golpe una cantidad de chakra que la hiere internamente.
Al principio no sentiría el dolor, pero segundos después, ella yacería en el suelo sin darse realmente cuenta de lo que ha pasado, inconsciente al haberla causado tal daño, mientras que yo saldría corriendo hacia la derecha al haber visto la figura rosada que surcaba el cielo con un arco iris recorriéndole.
-No te vayas uniconrioooooo -gritaría agitando los brazos al verle marchar, por encima de mi cabeza, y acabaría estrellada contra un árbol sin percatarme de que estaba ahí al fijarme tan solo en mi amigo que ahora partía sin mí.
Después me agacharía al pie del árbol, sollozando.
-Mi único compañero se va sin mí...

Y me acercaría al cuerpo inerte de la joven, con el kunai le rompería la camisa y barajearía la idea de violarla, pero en esos momentos mi puerta se abría y los señores del coliseo me arrastrarían por ella
-Noooooo, no quiero tomarme las pastillaaaaaaas -gritaría.

Acciones:

Gastos y daños:

Tropiezo sin llegar a caer, por lo que me esfuerzo en mantener el equilibrio. Tendré que acostumbrarme a... ¿qué tengo en la espalda? Es una mano. ¿¡Una mano!? No entiendo por qué tengo una mano en la espalda. Está cerca del omóplato, creo que justo debajo, pero empiezo a perder los sentidos. Se me nubla la vista, ya no veo si tengo a mi contrincante delante, pero supongo que la tengo detrás, si no no sé de dónde ha salido esa mano.

Caigo al suelo y lo último que noto antes de perder el conocimiento son unos pasos a mi derecha y la voz de la chica gritando algo, pero no consigo entender qué es lo que grita. Supongo que se estarán llevando sus tazas del té antes de que ella haya terminado de comer las pastas. Qué mujer...

+ 500 Ryos + 65 Exp . + 2 Puntos de Ranking a Sonzu.
+ 50 Exp Shika.