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Enseñando la danza de las sombras
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Naruto Mundo :: :: Villa Iwa :: Edificio del Tsuchikage :: Sala especial
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Enseñando la danza de las sombras
Cada día faltaba menos para el chunnin, estábamos muy cerca de que la fecha llegara, y ya había descubierto que sería en Iwagakure.
Notaba el nerviosismo en las noches que cada vez se hacían más largas, mirando al techo e intentando dejar la mente en blanco sin un gran resultado, en los días donde salía a prepararme más temprano y volvía cada vez más tarde. Pero todo era necesario para aprobar, para salir con vida de allí. Seguro que Shika y Dártirus también se estaban entrenando duro, ya habíamos hecho dos entrenamientos largos bastante duros, donde habíamos puesto en prueba el control de nuestro chakra y la velocidad. El primero logró relajarme mucho, principalmente porque lo hicimos en un paisaje precioso, y a pesar de terminar cansada debido al esfuerzo que teníamos que hacer conseguí buscar “mi paz interior”, como solía decirlo. Aquella llama en mi dedo… Estaba segura de que no era solo parte de mi imaginación, que de verdad había sido generada al concentrar el chakra y dejarlo fluir. No sería la única vez donde lo entrenaría, así que ya descubriría más adelante hasta donde llegaban mis dominios.
En el de velocidad me divertí mucho con ambos, fue una tarde larga donde terminamos agotados debido al esfuerzo, pero me reí con las actuaciones de Dart frente a las cuestas, las paradas que tuvo que hacer cuando estábamos por un sendero, su caída al bajar… ¡Y todavía nos debía una cena a Shika y a mí! No se nos olvidaría.
Hoy iba a ayudar a Dártirus a entrenar la danza de las sombras, cosa que ya había hecho con Shika días atrás. La verdad es que me hacía sentir útil el poder ayudar a mis amigos con sus entrenamientos para el examen, esperaba que todos lográramos pasarlo. Como de vez en cuando me lo encontraba yendo de camino al edificio del Tsuchikage o en los Páramos y las Montañas de la villa habíamos quedado en ir a la Sala especial, pues últimamente se notaba más jaleo por las afueras y prefería que nadie nos molestara.
Me di una ducha fría nada más despertarme, y me vestí con la camiseta blanca y unos pantalones cortos azules marinos. Al mirarme al espejo me encontré con menos color de lo normal, quizás fuera que se notaba más el poco color de mis ojos… Pero poco importaba, debía darme prisa o acabaría llegando tarde. Desayuné un tazón de leche y una tostada de mantequilla, pues no quedaba la rica mermelada de arándanos de Shika. Después salí de casa, al mismo tiempo que el sol comenzaba a iluminar el cielo.
Cuando llegué al edificio del Tsuchikage me paré a recoger uno de los muñecos de prácticas que siempre había usado y me servían para tantos entrenamientos… El pobre estaba un poco malgastado. En la oficina donde asignan las salas me comentan que mi acompañante, Dártirus, ya ha llegado, y me indican el lugar donde está. Perfecto, así no tendré que irrumpir en cada sala para encontrarle.
- Buenos días, Dártirus -le saludé al entrar en la sala, con el maniquí a mis espaldas, dejándolo en el centro de esta.
Le hice una seña para que viniera, y nos coloqué a ambos a 5 metros del objetivo, estando este en frente nuestra… Aunque no se diferenciaba muy bien, pues los rasgos de su cara habían sido algo desgastados.
En cualquier caso poco importaba. Hice el sello con mis manos, y le pedí que lo repitiera, corrigiendo los posibles errores que tenía al hacerlo. Después le indiqué que solo funcionaba si estabas a 5 metros o menos del enemigo, pues no servía a las grandes distancias.
- Haciendo el sello, aparecerás a espaldas del enemigo siempre que estés a menos de 5 metros de él. Si la distancia es menor, fallarás, recuérdalo.
Como demostración, hice el sello y aparecí justo detrás del maniquí, asestándole un golpe casi instantáneo, como tenía por costumbre hacer. Le recogí del suelo y volví a colocar en su sitio, volviendo hasta el lugar de mi compañero para indicarle que era su turno. No me movería de su lado hasta que lo consiguiera, para poder corregirle en todos sus errores.
Notaba el nerviosismo en las noches que cada vez se hacían más largas, mirando al techo e intentando dejar la mente en blanco sin un gran resultado, en los días donde salía a prepararme más temprano y volvía cada vez más tarde. Pero todo era necesario para aprobar, para salir con vida de allí. Seguro que Shika y Dártirus también se estaban entrenando duro, ya habíamos hecho dos entrenamientos largos bastante duros, donde habíamos puesto en prueba el control de nuestro chakra y la velocidad. El primero logró relajarme mucho, principalmente porque lo hicimos en un paisaje precioso, y a pesar de terminar cansada debido al esfuerzo que teníamos que hacer conseguí buscar “mi paz interior”, como solía decirlo. Aquella llama en mi dedo… Estaba segura de que no era solo parte de mi imaginación, que de verdad había sido generada al concentrar el chakra y dejarlo fluir. No sería la única vez donde lo entrenaría, así que ya descubriría más adelante hasta donde llegaban mis dominios.
En el de velocidad me divertí mucho con ambos, fue una tarde larga donde terminamos agotados debido al esfuerzo, pero me reí con las actuaciones de Dart frente a las cuestas, las paradas que tuvo que hacer cuando estábamos por un sendero, su caída al bajar… ¡Y todavía nos debía una cena a Shika y a mí! No se nos olvidaría.
Hoy iba a ayudar a Dártirus a entrenar la danza de las sombras, cosa que ya había hecho con Shika días atrás. La verdad es que me hacía sentir útil el poder ayudar a mis amigos con sus entrenamientos para el examen, esperaba que todos lográramos pasarlo. Como de vez en cuando me lo encontraba yendo de camino al edificio del Tsuchikage o en los Páramos y las Montañas de la villa habíamos quedado en ir a la Sala especial, pues últimamente se notaba más jaleo por las afueras y prefería que nadie nos molestara.
Me di una ducha fría nada más despertarme, y me vestí con la camiseta blanca y unos pantalones cortos azules marinos. Al mirarme al espejo me encontré con menos color de lo normal, quizás fuera que se notaba más el poco color de mis ojos… Pero poco importaba, debía darme prisa o acabaría llegando tarde. Desayuné un tazón de leche y una tostada de mantequilla, pues no quedaba la rica mermelada de arándanos de Shika. Después salí de casa, al mismo tiempo que el sol comenzaba a iluminar el cielo.
Cuando llegué al edificio del Tsuchikage me paré a recoger uno de los muñecos de prácticas que siempre había usado y me servían para tantos entrenamientos… El pobre estaba un poco malgastado. En la oficina donde asignan las salas me comentan que mi acompañante, Dártirus, ya ha llegado, y me indican el lugar donde está. Perfecto, así no tendré que irrumpir en cada sala para encontrarle.
- Buenos días, Dártirus -le saludé al entrar en la sala, con el maniquí a mis espaldas, dejándolo en el centro de esta.
Le hice una seña para que viniera, y nos coloqué a ambos a 5 metros del objetivo, estando este en frente nuestra… Aunque no se diferenciaba muy bien, pues los rasgos de su cara habían sido algo desgastados.
En cualquier caso poco importaba. Hice el sello con mis manos, y le pedí que lo repitiera, corrigiendo los posibles errores que tenía al hacerlo. Después le indiqué que solo funcionaba si estabas a 5 metros o menos del enemigo, pues no servía a las grandes distancias.
- Haciendo el sello, aparecerás a espaldas del enemigo siempre que estés a menos de 5 metros de él. Si la distancia es menor, fallarás, recuérdalo.
Como demostración, hice el sello y aparecí justo detrás del maniquí, asestándole un golpe casi instantáneo, como tenía por costumbre hacer. Le recogí del suelo y volví a colocar en su sitio, volviendo hasta el lugar de mi compañero para indicarle que era su turno. No me movería de su lado hasta que lo consiguiera, para poder corregirle en todos sus errores.
- Técnica enseñada:
6-Kage Buyou
Danza de las Sombras
Requisitos: Estar a 5 o menos metros del enemigo / Realizar sellos con ambas manos.
Tipo: Taijutsu
Condición: suplementaria
Rango: D
Efecto: Te mueves hasta la espalda del enemigo.
Chakra: 15 Chakra. Máximo 2 veces por combate.
Descripción: una técnica para atacar por sorpresa, permite al usuario moverse a tanta velocidad que parece que se ha teletransportado hasta la espalda del enemigo. Un oponente de mayor o igual VEL a la del usuario podrá notar el movimiento e incluso oír la aparición. No se puede utilizar ésta técnica en el aire, ya que es un movimiento rápido, no te teletransporta directamente.
Sonzu~- Imperatrix de Kiri
- Cantidad de envíos : 382
Reputación : 9
Fecha de inscripción : 04/02/2012
Localización : Buh
Estatus
Rango Off: -
Recompensa (Renegados): -
Re: Enseñando la danza de las sombras
- Datos del entrenamiento:
- Para aprender una técnica no inventada debes obtener X cantidad de experiencia y después hacer un tema de 800 palabras (puede ser dividido en posts). El Nivel es siempre obligatorio, pero el Rango es opcional. Si tienes el Nivel indicado, pero no el Rango, no significa que no puedas aprender la técnica, sino que está te costará mucha más experiencia y palabras de entrenamiento para finalizar.
Aprendizaje con Sensei
Cuando un sensei te enseña un jutsu este costará menos, pues la experiencia que ya tiene el sensei realizando ese jutsu es crucial para que puedas adquirir la habilidad de realizarlo lo antes posible, por eso requiere de menos experiencia por parte del ninja que la aprende.
Sala especial
10% menos de palabras. = 540 palabras en total.
Coste en experiencia de las técnicas:
Rango D: 20 Exp — Genin. Nivel 1 o más.
Aprendizaje de jutsus:
- Rango D: normal. = 540 palabras, 20 exp --> Al haber realizado el doble de palabras, (más de 1080) el coste se reduce a la mitad, quedando así en 10 exp.
Tras mi entrenamiento en los subterráneos de la villa, había dormido durante unas cuantas horas, no muchas, pero las suficientes para recomponer mi cansado cuerpo. Me desperté por la mañana, con el cuerpo aún entumecido, pero como he dicho, descansado. Me estiré nada más levantarme, y solté un ligero gemido de cansancio, típico cuando fuerzas tu cuerpo a tensarse y destensarlo, de tal forma que dejé caer mis brazos, con el peso muerto. Remolón, me dirigí a la ducha. El agua fría acarició mi largo cabello y mi cuerpo, desentumeciendo mis músculos y relajando tanto mi cuerpo como mi mente. Después de estar unos minutos así, salí del agua, y tras apagar el ventilador que aún seguía encendido me vestí, preparado para entrenar. Ese día desayuné un buen tazón de leche y un zumo de naranja, y realicé una locura...
Días antes Sonzu nos había dicho que a veces desayunaba tostadas de aceite con azúcar. Yo siempre las había tomado, aparte de mermelada, de aceite con sal, o aceite y tomate con un poquitín de sal... Pero nunca con azúcar, aunque sí con miel. (Pero miel a secas, no aceite y miel. ) El caso es que ese día se me ocurrió probar el experimento, y... Estaba bueno.
Muy bueno.
Pero nunca lo reconoceré en público.
Pero dejémonos de tonterías y volvamos a mi entrenamiento. Tras desayunar y arreglarme para entrenar, salí del piso, derecho a la sala de entrenamiento donde había quedado con Sonzu. La verdad es que me habría gustado practicarlo en el bosque o en las montañas... Pero como ella mismo me había dicho días atrás, últimamente estaba todo lleno de gente. Claro, yo no me había percatado, pues siempre entrenaba de noche. El caso es que, de nuevo, salía de casa a la luz del día... Y en agosto, el calor era peor que cualquier otro mes. Así que, de nuevo, me dirigí a un armario blanco donde un post-it de Taku indicaba que era el indicado, y sin falta lo abrí, esperando encontrar allí lo que con tanto deseo ansiaba encontrar, pero... ¡¡Idiota de mí!! Días atrás me lo había dejado en una taquilla, en la sala especial a la que iba. Derrotado por mi despiste, cogí los spray de agua con los que me iría refrescando por la calle.
Tras una caminata llegué al edificio indicado, el del Tsuchikage, y subí hasta la Sala Expecial. Recordé la taquilla donde estaría la maleta del traje refrescante, y allí la encontré tras abrirla con mi llave. Dejé los spray, y me adentré en la vacía sala. Un par de minutos después, llegó Sonzu, con un extraño muñeco. Tras saludarme, dejó el muñeco.
- Buenos días, Sonzu. |
Tras demostrarle mi rapidez con los sellos, ella realizó el jutsu, y me pidió que lo repitiese. Y eso hice. Sabía que esta técnica no estaba basada en el chakra, sino en el físico. Esos sellos tensarían mi cuerpo al instante, y me obligarían a centrarme en mi objetivo, para forzar mi velocidad hasta un punto tan extremo que sería imperceptible. Desgraciadamente, como me recordó Sonzu, sólo podría utilizarlo a una distancia máxima de cinco metros. Así pues, realicé los sellos con rapidez, eficacia y perfección, centrado en mi objetivo y en recrear mis músculos para que siguieran la trayectoria. Y en el primer intento... Bueno... Lo explicaré. Los sellos, perfectos, mi concentración, perfecta... Pero a esa velocidad, cuesta mucho mantener el equilibrio. El caso es que Al tener todo el principio del proceso sin un sólo fallo, el jutsu me salió a la primera, pero con un inconveniente. Aparecí a espaldas del muñeco. Pero a tal velocidad, la inercia me pudo, y aunque intenté detenerme, tras aparecer a su espalda, la inercia me empujó de tal forma que recorrí los veinte metros de radio de la sala en un segundo, estampándome contra la pared y quedando empotrado en ella. Al momento caí al suelo, y me levanté entre risas de vergüenza y ridículo. Sonzu también se estaba riendo, aunque se acercó algo preocupada a ver cómo estaba.
Así, volví a acercarme al maniquí, y esta vez Sonzu se puso detrás para sujetarme en caso de un nuevo fallo. Y no me vino nada mal, pues casi repito el golpe en cuatro ocasiones más. de hecho, en el segundo intento me la llevé por delante, y acabamos los dos riendo en el suelo. Al tercero, casi nos caemos, pero sólo retrocedimos un poco... Al sexto intento, me tambaleé, pero ya guardaba el equilibrio. Así pues, tras la sonrisa de Sonzu al ver que lo conseguía, repetí el proceso, hasta que definitivamente lo dominé. En mi último intento, realicé un ligero combo improvisado: A diez metros del maniquí, me acerqué corriendo, y cuando estuve a cinco metros realicé el jutsu. Al aparecer detrás de él, realicé un golpe que lo desestabilizó, y con un kunai que saqué justo en mi llegada a su espalda, le atravesé el cuello a una velocidad vertiginosa. Jadeando por el ejercicio que había hecho, me dirigí hacia Sonzu.
- Guaoh... Menudo entrenamiento... Gracias por todo, Sonzu. |
Así pues, salí de la sala con mi nuevo jutsu aprendido, y no se me olvidó recoger mis cosas de la taquilla. Antes de salir, pulsé un botón de la maleta que había recogido, y esta se transformó en lo que deseaba: salí a la calle con una especie de traje de astronauta que, con cada pisada, activaba unos sensores, que activaban un circuito que recorría el traje. Este circuito activaba unos aspersores internos, que disparaban agua helada del depósito de mi espalda a mi cuerpo, en forma de lluvia, dentro del mismo traje. Además, la tela del traje tenía un sistema propio de refrigeración, por lo que también estaba frío...
Y así, más fresco que una merluza, me dirigí a mi casa, sonriendo por la satisfacción que daba el agua helada. Al día siguiente tendría otra clase, que sería la última, y después un último entrenamiento. Poco a poco, me iba asegurando mi aprobado en el examen.
- Spray con los que salí de casa:
Dártirus- Chunin Konoha
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Blank- Kage Suna
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