Segunda Habilidad

por **Akimoto Inuzuka** Sáb Jun 30, 2012 11:09 pm

Como cada día, amanecía y la claridad del Sol entraba por la ventana de mi habitación incidiéndome de una fuerte manera en los ojos. Yo vago de mí me tapaba la cara con las sábanas pero aquel dichoso despertador empezó a sonar, era como si todos los elementos de mi casa se hubieran puesto de acuerdo en que debía dejar de dormir, pero es que tenía el cuerpo muy cansado de el entrenamiento del otro día, no obstante la gota que colmó el vaso fue que el perro de mi padre se me tumbó encima y no me dejaba respirar, a ese perro no se le podía quitar de un simple empujón, era demasiado grande y pesado para mí. Cuando hice amago de levantarme se quitó de encima de mí y no hubo problema alguno, quizás incluso comenzaba bien la mañana, o no todo dependía de lo que iba a pasar a lo largo del día, aunque lo más seguro es que me vaya a entrenar de nuevo.

Decidí que iba a ser mejor vestirme antes de ir a la cocina a desayunar y así lo hice, me puse toda la ropa que estaba preparada en una parte de la mesa, todo menos la chaqueta que no’ me la puse porque hacía calor. Cuando estaba llegando a la cocina Kotaro me saltó y de un enérgico salto se me puso sobre el hombro izquierdo esperando que mi madre no le viera allí arriba y así poder comer lo mismo que yo, se ve que es listo este perro. Lo más lógico era que mi madre le viera pero se hizo la loca y pasó de verle, además sirvió dos platos de lo mismo uno para mí y otro para Kotaro. Mientras desayunábamos le tuve que preguntar a mi padre dónde estaba ese lugar, otra vez por que se me había olvidado y quería seguir entrenando allí ya que es mucho más cómodo y rápido, mi padre cogió un papel y un lápiz y me hizo un mapa con indicaciones de cómo llegar y me lo dio, tenía que guardar eso bien hasta que me aprendiera la ruta.

Después de desayunar me acerqué a mi padre, el cual estaba ayudando a mi madre a lavar los platos y le dije:

”Estoy dudan en qué entrenar y no sé qué podría hacer hoy, dime alguna habilidad o jutsu que me pueda servir mucho en mi futuro y que me ayude en combates”
A lo que él me contestó mientras llenaba un cuenco con agua hasta el borde:

"Puede que te suene raro pero caminar por el agua es algo que cualquier shinobi que se precie debe saber hacer ya que en muchas ocasiones habrá enemigos de estilo suiton que pelearán en su elemento y has de ser capaz de mantenerte sobre el agua y pelear allí arriba. Mira intenta hundirme el dedo"

Escuché sus indicaciones y vi cómo posaba un dedo sobre la superficie del agua del cuenco que estaba llenando, yo me acerqué y empujaba el dedo con todas mis fuerzas pero era algo inútil no se movía ni un ápice. Le pregunté acerca de cómo había hecho eso y me explicó todo a cerca de cómo sostener mi cuerpo encima de la superficie del agua sin hundirme:

- Primero: Se debe estar quieto y concentrar el chakra en los pies de una manera equilibrada.

- Segundo: Cuando ya te mantienes quieto sobre el agua, debes caminar sobre esta para poder mantener el chakra en los pies e irte acostumbrando.

- Tercero: Cuando has logrado caminar debes intentar correr para dominar bien el flujo y conseguir mantenerlo durante un movimiento acelerado.

- Cuarto: Repetir todos los procesos anteriores pero en aguas revueltas y no calmadas para confirmar que se domina esta técnica a la perfección.

Todos esos pasos me los llevé anotados en el mismo papel de las indicaciones de cómo llegar a aquella sala, pero lo anoté por la parte de de atrás obviamente. Cogí todas mis pertenencias y al salir de casa hice un silbido y Kotaro vino corriendo hasta mi posición porque sabía que nos íbamos a entrenar incluso me trajo una botella de agua, se me había olvidado cogerla y todo.

Estábamos de camino cuando se produjo un altercado, bueno más bien una especie de persecución pasó por dónde yo iba caminando, y vi a unos Anbu perseguir a otro ninja quizás desertor o quizás sea un delincuente me daba igual, pero pude ver con más claridad cómo usar aquella habilidad de caminar por el agua porque todos los shinobis que pasaron corriendo y por mis lados había agua, una especie de lago reducido de tamaño y ellos pasaron por allí como si nada, fue algo sorprendente de ver para mí aquel espectáculo de control de chakra y eso me dio fuerzas para intentarlo yo también. Tuve que sacar varias veces el mapa a lo largo del camino para no perderme como casi me pasa la última vez, pero poco a poco conseguí guiarme reencaminarme varias veces y llegar sin muchos problemas a aquel maravilloso lugar donde los más grandes habían entrenado y quizás sigan haciendo pero de momento no he visto a nadie más allí dentro.

Vale, ahora bien he de encontrar algunas aguas que no estén en tal estado de putrefacción como todas estas que he pasado antes, necesito encontrar unas en las que si me caigo mantenga un estado de higiene decente y no tenga que morirme de la peste por ese hedor. Pero bueno, me puse a buscar algo de ese estilo y era difícil de encontrar pero para mi suerte Kotaro manejaba el sentido del olfato a la perfección y pudo encontrar unas aguas limpias que olían pero nada que ver con el resto, a penas se notaba y pensaba ducharme nada más llegar a cas así que no me importaba si me caía ahí dentro. Hice lo que mi padre me tenía indicado en la hoja así me metí en el agua que me cubría hasta un poco por debajo de la rodilla e hice lo mismo que con el entrenamiento de andar por la paredes y concentré mi chakra en la planta de los pies, noté como me aferraba al fondo dónde había suelo, pero ese no era el objetivo a batir, así que levanté mi pie derecho y empecé a entrenar eso de dejar que el chakra fluya al exterior. Estuve un rato ahí parado hasta que encontré la manera de hacerlo y notaba como si fuera un escalón sobre el que me apoyaba así que poco a poco empecé a subir de altura hasta casi llegar a sostenerme en la superficie, pero no lo controlaba muy bien del todo y tenía problemas a la hora de sacar el pie por completo del agua e intentar apoyarme en la superficie para sostenerme cobre ella.

Necesitaba concentrar y ganar un poco más de confianza en mí mismo, porque estaba todo el rato pensando en que me iba a caer, si cambio la mentalidad y pienso que ya casi lo tengo venga un esfuerzo más seguro que me sale bien. Ver como incluso Kotaro estaba intentando imitarme y de vez en cuando se hundía y salía empapado me hacía gracia ver como el flequillo se le caía sobre los ojos y a penas le dejaba ver lo que había alrededor hasta que sacudía la cabeza. Los dos estábamos a tope con ese entrenamiento y queríamos volver a casa con esa habilidad aprendida así que tras un descanso nos metimos de nuevo y empezamos otra vez con lo mismo. Llevaba un rato que lo hacía bien, incluso era capaz de aguantarme sobre la superficie de manera equilibrada y sin tambalearme, había que reconocer que tanto yo como Kotaro lo estábamos consiguiendo, ahora tocaba el segundo paso a caminar.

Poco a poco caminar me costaba más de lo esperado pero se podía hacer si me quedaba allí practicando y repitiéndolo una y otra vez hasta acostumbrarme y hacerlo sin que me diera casi ni cuenta, Kotaro me imitaba y se le daba mejor que a mi, quizás porque tenía que aguantar menos peso que yo y eso era un punto a favor suya., pero yo tenía más control de chakra que él y eso era un punto a favor mía, eso sí cuando nos mirábamos se notaba la competitividad con la que llevábamos este entrenamiento. Caminando y caída tras caída pudimos poco a poco llegar a incluso correr lo que fue más fácil de lo que nuestra mente imaginaba, aún así tenía que mentalizarme mucho de lo que estaba haciendo cuando eso tenía que salir casi por si solo porque en un combate no me puedo centrar sólo en eso ya que en un momento de despiste me puede significar la muerte y querer ser un ninja reconocido que es lo que quiero lleva un tiempo considerable.
Estaba cayendo la noche y se notaba porque el rayo de luz que entraba un rendija de aquel techo tan alto estaba desapareciendo, eso significaba que tocaba irse a casa y pronto o tendría problemas con mis padres, así que recogí la chaqueta que me la había quitado me subi a Kotaro al hombro y nos fuimos, pero algo nos detuvo. La lluvia había provocado una inundación de las aguas de la alcantarilla, si si de esas que huelen tan horriblemente mal y que por nada me gustaría tocar y menos aún mojarme, justo esas y claro no había otra forma de salir de allí que no fuera por esa zona, de repente Kotaro se bajó de mi hombro y me ladró me miró con cara de confianza en que con nuestra nueva habilidad seguro pasábamos sin problemas y no tendríamos que mojarnos de esa agua sucia y pestilente.

Cruzar lo que se dice cruzar, cruzamos y sin problemas, lo que pasa es que no éramos conscientes del hedor que despredíamos pues haber estado tanto tiempo ahí abajo se nos había acostumbrado la nariz y no lo notábamos como la primera vez que entramos. El verdadero problema llegó en el momento en que entramos por la puerta de nuestra casa y mi madre nos vio a mí y a Kotaro empapados y mal olientes, ver a Kotaro y que no parecía ni él porque el pelo blanco se le había vuelto gris de toda la porquería que había cogido por ahí fuera en las cloacas, así que tocaba darse un buen baño aunque el agua incluso salía de color marrón, yo me reía, Kotaro pasaba de todo y mi madre me regañaba por llegar tan guarro a casa, mi padre me apoyaba en este dilema y se reía conmigo. No obstante me reía, pero me preocupaba que mi madre se hartara de verdad y empezara a ver ostias en aquella casa, mejor me callo ya.

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por **Kirugani** Sáb Jun 30, 2012 11:46 pm

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