Iwagakure: Entrenamiento

por **Haruo** Vie Jul 20, 2012 3:50 am

Primera estancia en Iwagakure
Entrenamiento con un desconocido

DATOS DEL ENTRENAMIENTO:

Me preparé para el viaje que se me estaba preparando, tenía que viajar desde Konoha hasta Iwagakure y todo porque quería ver cómo era y además porque quería realizar un entrenamiento por allí, aunque bien mirado no sabía por qué ~~coño~~ iba a Iwagakure… Podría ir a cualquier otro lugar pero algo dentro de mi me decía que debía ir porque ~~encontraría a alguna tetona facilona con la que hacer guarradas~~ seguramente mi entrenamiento me resultaría más divertido y placentero pero el viaje de tres días me ~~tocaba la polla sinceramente~~ molestaba bastante porque se haría muy pesado pero la verdad no me importaba en exceso.

Estaba amaneciendo en Konoha y era uno de esos fatídicos días de calor que asediaban continuamente la Hoja, me preparé un buen baño de agua fría y ~~un par de revistas eróticas para hacerme una gayola antes de partir como yo digo hay que tener la escopeta descargada~~ tras una larga ducha me vestí con mi típica ropa de siempre, unos pantalones oscuros y una camiseta marrón claro ~~además de unos bóxers que ponían con una flecha indicando la rama “chupe aquí”~~ y salí de casa con una pequeña mochila a la espalda con comida y agua pura para beber durante el camino.

Al salir de casa me encontré con un par de amigos que estaban discutiendo sobre las misiones que tenían que hacer y sus entrenamientos y para que no me ~~tocasen los cojones~~ molestasen decidí correr un poco rápido y así despistarles, en apenas un par de minutos estaba delante de las puertas de la villa y con mi habitual costumbre de saludar a los guardias salí con paso decidido, miré desde los lejos la magnificencia de la Hoja disfrutando del paisaje y por un momento olvidándome completamente del calor y del viaje que me esperaba, la villa era un resguardo de paz y tranquilidad gracias a los esfuerzos del Hokage y de todos los ninjas.

Cuando estaba en la zona en la que siempre llamaba a Noka miré a los árboles pero esta vez no me pareció adecuado así que seguí mi camino tranquilamente disfrutando de todos los paisajes que me iba encontrando y de todos los animales que pude ver, mientras caminaba por un gran busque a un día de la villa me encontré con un gran lobo, la luna estaba en el cielo y su brillo le daba un tono especial y mágico, me quedé observándolo hasta que desapareció entre los árboles y después proseguí por mi camino, por lo que llevaba caminado y por el momento que era debía de quedarme menos de un día para llegar a Iwagakure y estaba realmente emocionado con la idea…

Estaba atardeciendo cuando por fin me encontraba en las montañas de Iwagakure, al oeste había un pequeño lago algo profundo rodeado de un claro con algunos árboles, que era el lugar al que me dirigí. Una vez estaba entre la arboleda me senté y comí tranquilamente esperando a ver si ocurría algo, pasaba el tiempo y solo se oía el dulce susurrar del viento mientras una pálida hoja caía sobre mi regazo y entonces me levanté, miré alrededor y empecé a dar carreras alrededor del lago para mejorar mi velocidad, cada vuelta incrementaba levemente la velocidad hasta que acabé bastante cansado y tuve que tirarme al lado del agua disfrutando de la brisa mientras jadeaba levemente por el exceso de ejercicio.

El agua se movía dulcemente por el suave viento que había y las leves olas que generaba hacían que el agua llegase hasta mis dedos, todo estaba tan en calma en ese lugar que no me lo podía creer, estaba acostumbrado a los entrenamientos con Noka que siempre se hacían entretenidos y esto era ~~simplemente una puta mierda~~ un rollo así que me decidí a hacer algo más entretenido como era ~~darle ramazos a Kins o clavarle astillas en los ojos~~ correr por en cima del agua pero no había aprendido la habilidad de caminar por encima de superficies inestables así que decidí correr por los árboles saltando de unos a otros.

Me caí un par de veces al principio por el cansancio pero en seguida conseguí habituarme y lo hice perfectamente tanto es así que solo me di cuenta del cansancio cuando estaba a unos doce metros de altura y mi chackra falló, casi me caigo pero gracias a mis reflejos me agarré al tronco del árbol y simplemente descendí tranquilamente hasta el suelo, allí me senté apoyado contra él y cerré los ojos escuchando todos los sonidos que se podían apreciar en la zona, tras un leve rato de meditación comencé a escuchar pasos a mi alrededor, unos pasos firmes que poco a poco se iban acercando cada vez más a mí, seguí haciéndome el dormido para ver que ocurría ~~y por si acaso era una golfa de esas chupa ramas~~ y al ver que se detenía delante de mi y se quedaba para abrí los ojos, delante de mí pude ver algo que no me esperaba, era Noka que me miraba fijamente y sonreía pese a que parecía enfadado a serio, habló conmigo durante un largo rato y entonces se despidió de mi diciéndome que esperase quieto en ese mismo lugar que llegaría algo o alguien que animaría mis entrenamientos, decía que él no se podía quedar porque tenía cosas que hacer pero que en el próximo entrenamiento él estaría presente fuera en Konoha o en cualquier otro lugar y eso me reconfortó bastante pues siempre era agradable su compañía, conseguía animarme en los momentos más duros, tras eso cerré los ojos y seguí escuchando el sonido del bosque que ahora parecía diferente.

Entonces me desperté, todo había sido un maldito sueño… Pero seguiría las palabras de Noka y me quedaría a comprobar si es que realmente aparecería alguien si no aparecía me iba a cargar a Noka cuando lo viese, eso seguro, miré todo el lugar disfrutando de las vistas y de las hojas cayendo por la estación del año, a diferencia de Konoha Iwagakure era un país con un clima más suave y en otoño hacía el frío que cualquier habitante de la Hoja desearía

Palabras:

por **Sokka** Sáb Jul 21, 2012 11:30 pm

En una placida y lluviosa mañana en Amegakure no Sato y en la casa del pequeño Sokka se le podía ver todavía durmiendo. Era muy temprano, alrededor de las seis de la mañana, y la lluvia caía constante sobre el techo de la casa; el sonido que la lluvia producía al golpear el techo de la casa hizo que el pequeño niño de cinco años que respondía por el nombre de Sokka se despertase con cara de sueño todavía.

El pequeño Sokka se levantó y se fue a mear al lavabo. Así pues Sokka se fue al cuarto de baño, levantó la tapa del váter y se puso a orinar en dicho váter. El pequeño Sokka todavía no tenía mucha puntería y se meó fuera un poco, pero nada que cualquier visita inesperada pudiese notar. Y hablando de visitas inesperadas, el pequeño Sokka tendría que visitar a su primo (el cual era mayor que él unos cuantos años) debido a que era el cumpleaños de dicho primo.

Los familiares de Sokka también vivían en Amegakure no Sato; Sokka iría a visitarlos, estaría cinco minutos y después se iría. Sokka se acercó al espejo del cuarto de baño pero como no llegaba se subió a una caja que tenía por allí y se vió con los ojitos llenos de legañas mientras estiraba los cortos bracitos y bostezaba enseñando sus pequeños y relucientes dientes de leche.

Sokka se inclinó sobre el lavabo, abrió el grifo, cogió un poco de agua con las manos y se la echó a la cara. El pequeño Sokka repitió ese movimiento unas dos veces más, después cogió una toalla y se secó la cara con mucho cuidado, palpando la cara con la toalla dando pequeño toques. Sokka se miró de nuevo al espejo, ahora tenía mejor cara y estaba más despierto, siguió mirándose un rato más al espejo mientras reflexionaba sobre que haría ahora.

Sokka decidió que se daría un baño, se vestiría y se iría a visitar a su primo llevándole el regalo que le había comprado. Ahora Sokka tendría que elegir si se bañaría en la bañera de su casa o en la fuente de la villa de Amegakure no Sato. Por una parte, en su casa tendría que gastar agua de su propia casa y tendría que soportar el sonido de la lluvia al golpear el techo, mientras que en la fuente el agua la pagaba toda la gente de la villa de Amegakure no Sato y el sonido de la lluvia al golpear contra el suelo de la calle era más agradable.

Por otra parte, si Sokka se bañaba en la fuente de las calles de Amegakure no Sato tendría que llevarse consigo la esponja, los champuses, los geles de baño y muchos otros utensilios para el baño; mientras que si se bañaba en su casa Sokka no tendría que llevarse nada consigo ya que los utensilios de baños (las esponjas, los champuses, los geles, etc.) ya estaban en el lugar donde Sokka se daría el baño.

Finalmente Sokka decidió donde darse el baño; Sokka había elegido darse el baño en su propia casa ya que era muy vago y no tenía ganas de moverse mucho por la mañana, además estaba ese pequeño inconveniente de que bañarse en la fuente de la villa de Amegakure no Sato era ilegal y todos esos tecnicismos que usaban los mayores para sacar a otras personas algo de dinero.

El pequeño Sokka se desnudó enseguida; primero se quitó la camisa desabrochándose los botones de esta, en esta ocasión no llevaba la camisa negra confeccionada por su madre (nunca la llevaba para dormir) sino que llevaba una camisa azul claro de su talla y unos pantaloncitos (también de su talla) de color negro.

Tras haberse quitado la parte de arriba de la vestimenta, el pequeño Sokka se quitó los pantalones y los calzoncillos. Sokka se metió a la bañera y abrió el grifo para que saliese el agua, el contacto gélido del agua con la piel de Sokka hizo que el pequeño niño de cinco años se despertó del todo, agitó la cabeza, se volvió a restregar los ojos con las manitas diminutas mientras el agua de la ducha seguía cayendo sobre el cuerpecito de Sokka.

La bañera se fue llenando poco a poco y el pequeño Sokka cerró el grifo para cesar la salida del agua, después echó al agua un chorro de gel de baño y se puso a agitar el agua con las manos. La espuma se fue formando en aquella bañera y eso a Sokka le gustaba, pero no podía perder allí mucho tiempo así que echó un poco de gel de baño en la esponja que siempre usaba y comenzó a frotarse la esponja por el cuerpo.

El pequeño niño de cinco años que respondía bajo el nombre de Sokka comenzó a frotarse el cuerpo por los pies; primero el pie derecho (frotando entre los deditos del pie derecho) y la pierna derecha y después el pie izquierdo (frotando entre los deditos del pie izquierdo) y la pierna izquierda. Después de haber frotado las extremidades inferiores, pasó a enjabonarse la entrepierna y de ahí al torso.

Sokka se pasó la esponja por la tripita subiendo hasta el pecho para continuar con las axilas siguiendo por los brazos hasta llegar a las manos y enjabonarse entre los deditos de las manos (Sokka siempre se enjabonaba las extremidades derechas antes que las izquierdas). Después del enjabonar el torso tocaba enjabonar la espalda para terminar lavando el pequeño culete.

Sokka se levantó para enjabonarse la espalda, los cortos bracitos del niño no llegaban a cubrir toda la espalda, pero con la longitud de la esponja (una esponja especialmente grande) podía llegar perfectamente. Sokka terminó de enjabonarse la espalda y continuó hacia el pequeño culito el cual no tardo en enjabonar. Tras estar completamente enjabonado, el pequeño niño de cinco años llamado Sokka quitó el tapón de la bañera y observó el remolino que se formaba al irse el agua y al vaciarse la bañera.

El pequeño Sokka cogió la ducha, abrió el grifo y otra vez sucedió el contacto de la gélida agua con la piel del pequeño; aquella sensación le gustaba mucho a Sokka y podría tirarse horas así, sin embargo Sokka tendría que llegar al cumpleaños del primo del pequeño niño de cinco años que era Sokka. Sokka se aclaró el jabón que tenía por todo el cuerpo con los chorros de agua que salían de la ducha, el agua arrastraba el jabón por el cuerpo del pequeño niño y caía a la bañera para ir a parar a las cañerías por medio del desagüe de la bañera.

Una vez se hubo aclarado el cuerpo, Sokka volvió a cerrar el grifo para cesar una vez más la salida del agua y se echó un poco de champú en la mano, después se frotó las manos y se lavó el pelo azul oscuro que había en su cabeza. Sokka volvió a coger la ducha y se aclaró el pelo. Cuando hubo acabado, Sokka cerró el grifo estiró el brazo y cogió una toalla azul con la que se secó todo el cuerpecito y ya estaba listo (bueno casi, le faltaba vestirse).

Sokka se fue a su cuarto y allí cogió la camisa negra favorita que fue hecha por su madre (todavía le quedaba muy grande) y unos pantaloncitos; ya estaba listo para bajar, coger el regalo e irse. El pequeño Sokka bajó al congelador y cogió un gran helado, si a él le regalasen algo así se pondría muy contento así que eso fue lo que le iba a regalar a su primo.

El enorme helado era de sabor a nata (no iba a sacrificar uno de los sabores favoritos de Sokka para su estúpido primo que cumplía años), Sokka puso el helado en una bolsa, cogió el paraguas y se fue corriendo a la casa de su primo. Sokka acababa de ver la hora que era y llegaba tarde, se había entretenido demasiado en la ducha y ahora le tocaba correr así pues se le ocurrió una idea. Como la casa de su primo pillaba un poco lejos, Sokka haría todo el camino corriendo y eso le serviría de entrenamiento para convertirse en mejor ninja.

Sokka comenzó a correr con el paraguas abierto, el viento que se formaba frenaba a Sokka y por eso mismo era un entrenamiento tan bueno. Recorrió el camino enseguida y llegó a la casa algo mojado por la lluvia, Sokka tocó el timbre y en seguida le abrieron la puerta. Sokka felicitó corriendo a su primo y le dio el regalo no obstante se quedó un breve rato y justo cuando se iba a ir escuchó en la televisión que en Iwagakure se iba a poder ver el mítico helado de vainilla del cual todavía no se había descubierto el sabor, Sokka estaba convencido de que si él lo probaba podría averiguar de qué sabor era el mítico helado de vainilla.

El nombre estaba hecho para confundir. Sokka nada más enterarse de la noticia salió corriendo tal cual hacia Iwagakure, tardaría un día entero en llegar pero llegaría. Así es como comenzó el viaje silencioso de Sokka a través del país de la lluvia. La noche comenzó a caer cuando Sokka ya estaba llegando a Iwagakure así pues Sokka se tumbó en el suelo y durmió unas horas. Al despertar Sokka continuó corriendo (la promoción del helado mítico de vainilla solo estaría un día y medio y ya había consumido un día entero).

Sokka llegó a las montañas de Iwagakure, a un claro con unos pocos árboles y un pequeño lago algo profundo. Aquel lugar era maravilloso no obstante había algo que no encajaba. Un vagabundo estaba allí durmiendo bajo la sombra de uno de los escasos árboles que se podían hallar en aquel claro con el lago. Sokka se acercó al vagabundo y confirmó que estaba durmiendo, así pues cogió un palo cercano y comenzó a pincharle (todavía debía confirmar que no era un yonki y que estaba allí muerto por una sobre dosis) parecía que respiraba así que no estaba muerto todavía…

Sokka se fue a entrenar un poco corriendo a toda velocidad para colocarse detrás del vagabundo dormido, Sokka quería aprender el jutsu de Kage Buyou que se basaba en colocarse a toda velocidad detrás del rival. Sokka se olvidó completamente del mítico helado de vainilla de promoción limitada, aquel lugar le llamaba mucho la atención, tanto como para olvidarse del helado.

Sokka quería seguir entrenando hasta conseguir dominar el jutsu y lo que hizo fue colocarse muchas veces delante del vagabundo e ir corriendo hasta colocarse a su espalda (que al estar apoyado sobre un árbol Sokka se colocaba en realidad detrás del árbol). Cuando Sokka creyó haber terminado de aprender la técnica (no obstante todavía no la había dominado) se colocó de nuevo frente el vagabundo pero esta vez tenía los ojos abiertos, Sokka se quedó perplejo un momento y dijo:

-Ho-hola m-me llamo Sokka, ¿y tú?- el vagabundo no le respondió así que siguió entrenando. Sokka se sacó de debajo de la camisa un librillo de sudokus (concretamente estaba sujeto con la goma del pantalón del pequeño niño llamado Sokka). También se sacó un lápiz del mismo pantalón y se puso a completarlo poco a poco (las soluciones ayudaban mucho a completar los).

El pequeño niño de cinco años que respondía bajo el nombre de Sokka seguía sentado el la fresca hierba de aquel bonito lugar al lado del sin techo (así había decidido denominarlo Sokka) mientras comenzaba a atardecer. Sokka se levantó del lugar donde se hallaba sentado (la fresca hierba) con el librillo de pasatiempos (sudokus) ya completado. Ya iba siendo hora de ir regresando a Amegakure no Sato y dormir en su cómoda cama. Pero antes Sokka se tiró al pequeño lago y se dio un breve baño; tras el baño tocaba volver a Amegakure no Sato en un intenso día de andar.