Dannia Vs. Dark Lady

Era un día más en el que tenía un combate. Además, ese día tenía que luchar de nuevo contra la llamada Dannia, a la que había derrotado anteriormente sin despeinarme si quiera, por lo que no había disfrutado totalmente la victoria. Por ello, ardía en deseos de luchar otra vez con ella, pero esta vez que se esforzara, y así, en caso de que yo ganase, poder saber que mi victoria era merecida. Salí de mi hogar con paso vivo mientras iba recordando su apariencia en el anterior combate. Pelo castaño, tan largo como el mío, pantalones cortos de color marrón junto con una camiseta verde ajustada, si mi memoria no me fallaba. Esta vez íbamos a hacer el combate en la arena clásica, en la que estaba más acostumbrada pues la mayoría de las veces combatía allí, y no tardé en llegar al Coliseo y entrar por la puerta. Una vez dentro de la arena, caminé hasta estar a unos 50 metros de la puerta por la que saldría mi oponente, -es decir, me situé en el medio de la arena-, y esperé a que Dannia apareciera. Mientras, observé los dos árboles y las piedras que decoraban la arena clásica.

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