Katherina VS Kennen

Arena:

Arena. Desde mi ventana no veía nada más que un triste y solitario jardín lleno de ella, lleno de la arena que llenaba mi vida en la mayoría de los momentos, momento de lucha, momento de ayuda, simplemente eso.

Hoy era otro de esos días en los que debía de batir mi poder contra otra combatiente del coliseo. Esta vez había retado yo, era en la arena clásica contra un tal Kennen. El combate podría ser divertido si mi contrincante fuera de mi mismo nivel que no me pasara contra gente como El Garrapata o el Ángel Negro, esperaba de veras que fuera de mi mismo nivel y que la lucha fuera encarnizada, aunque eso sí, llevándome yo la victoria claramente, eso sin dudarlo que era lo que iba a intentar conseguir por todos los medios.

Bajé a desayunar, mi madre me dio un desayuno fuerte con el que las fuerzas me acompañarían: tostadas, cereales, fruta y leche entre otros.

Subí de nuevo a mi habitación y cogí lo esencial para la lucha, para que mi contrincante lo tuviera difícil contra mí, no iba a dejarme ganar.

Salí en dirección al coliseo, el cual estaba en la antigua Iwagakure, la cual ahora estaba destruida, pero su coliseo todavía podía seguir en funcionamiento. Corrí rápido hacia el coliseo, no fue demasiado lo que tuve que avanzar. Entré al coliseo, dispuesta a ganar contra el que fuera. Miré el tablón para ver que sala me tocaba, y pude ver que la sala en la que esta vez sería la arena clásica era la sala número tres, por lo que avancé por los pasillos hasta los vestuarios al lado de la salida de la sala anteriormente mencionada. Allí me vestí con mi corsé negro con pequeños reflejos de color de la sangre y mis botas a juego con el mismo tema de colores, mis alas blancas en los ojos para que mi rostro no fuera descubierto y como no, mi pequeña a la espalda. Estaba lista para salir a la caza de mi contrincante.

Salí a la arena del coliseo, y malamente también pude ver a la lejos, en la entrada de mi contrincante que alguien allí había salido al igual que yo a la arena. Pude comprobar que en la arena, un fuerte golpe de sol estaba dando, puesto que ni una sola nube había en el techo a la alto de la arena. El sol daba fuerte y lo que ya tenía preparado para mi contrincante empezó más fuerte aún cuando haciendo un sello con ambas manos, desaparecí de su vista, ahí empezaba el juego.

Info de Atsuko:

Acciones:

Gastos y daños:

Palabras:

Habían pasado ya más de un año desde que me convertí en shinobi, en este momento la nieve era lo único que se podía ver, todo estaba cubierto de ella incluyéndome a mi que había pasado toda la noche anterior durmiendo afuera porque tenía ganas de hacerlo, me desperté cuando una gran bola de nieve cayó sobre mi cabeza:

— ¡Ouch! ¡Itai, itai! — gritaba mientras seguía acariciándome mi adolorida frente y mi vista se centraba en los copos de nieve que incesamente no paraban de caer sobre la tierra.

Mi dulce Konoha se encontraba llena de nieve y con un paisaje perfectamente idílico, muy seguramente era uno de esos de los que se podían hacer postales para posteriormente enviarlas a la familia para que vieran en que clase de lugares habían estado sus allegados, pero en cuanto pude me levante con la intención de dirigirme al país de la tierra para poder tener un combate con alguien de mi rango, o que al menos supiera combatir, estaba cansado de que los combates durarán menos de 5 minutos y que no sirvieran para nada, siquiera para entablar una conversación con el oponente.

Nada más llegar al Coliseo entré por la puerta grande e investigué acerca de los te, luchadores que se encontraban disponibles para un combates y hubo uno que me llamó bastante la atención, no sabía nada más que su apodo "Katherina".

Cuando me hube preparado para el combate me dirigí a la arena nº 3 dónde mi oponente estaría esperándome o al menos eso estaba esperando pues cuando entré por la puerta no había nadie allí, por suerte para mí tardó poco en aparecer mi oponente con sus tácticas listas, no podía apreciar quién era la que se encontraba allí frente a mi debido a la distancia.

Instantáneamente ella desapareció de mi vista consiguiendo que cambiará mi posición de modo de ataque a modo de defensa de forma que estuviera cubierto en cualquier momento listo para evitar el ataque de mi oponente para los próximos segundos.

Deslicé un kunai por la manga de mi sudadera para poder tenerlo a mano a la hora de atacar, mis ojos estaban pendientes de todo lo que ocurriera allí. A mi derecha se encontraba una gran piedra de unos 5 metros de altura y a una distancia de aproximadamente 10 metros, unos cuántos árboles a 50 metros y varios troncos partidos, sin duda alguna a causa de alguna batalla anterior, justo al lado de estos.

Palabras escritas:

Acciones:

Gastos y daños:

Kennen:

El tiempo pasaba desde que yo había salido de mi lugar. Ya habían pasado cinco interminables segundos en los que mi estrategia podía darse a relucir o podría esperar un poco más. Entre las tinieblas de mi aún activado jutsu podía estar acercándome o más lejos de él, realmente él no lo sabía, pero yo sí, yo si sabía donde estaba y sabía perfectamente lo que iba a hacer.

Por lo que pude ver desde mi posición, mi contrincante aún no se había movido, estaba delante de la puerta aún. Igual había hecho alguna acción, aunque no le podía haber visto.

Acciones:

Gastos y daños:

Palabras:

Nada más desaparecer mi oponente comencé a realizar mi táctica ofensiva, había estado pensando en qué sería lo que ocurriría en los próximos segundos, suponiendo una velocidad mínima mi oponente se habría movido 2 o 3 metros por segundo, luego al haber pasado ya 5 segundos era muy probable que esta hubiera avanzado 15 metros en cualquier dirección.

Seguía allí inmóvil teniendo en cuenta lo que podría hacer esta en los próximos momentos, era muy probable que ella atacará a la cabeza o en alguna zona débil por lo que tendría que tener cuidado con estos sitios..

— Venga... Vamos... ¿Dónde estas? — pensé para mi mismo mientras seguía observando con cuidado todo mi alrededor, seguramente aún tendría tiempo para atacarla y acabar con ella pero no estaba muy seguro de lo que ocurriría.

Off:

acciones:

Mi oponente siguió quieto en el mismo lugar y yo seguí con mi estrategia. Después de los cinco segundo primeros que pasaron, volvieron a pasar otros diez segundos que pasaron igual que los primeros cinco, gráciles y voladores sin que nada pasase, igual que antes, sin que apenas nada en el tiempo se produciese, sin que ninguno de los dos atacase ni ninguno de los dos hiciera nada, yo seguía con lo mío, y aunque mi contrincante no lo sabía, yo le estaba observando, veía casi todos sus movimiento con precisión, él podría creer que me movía lento, realmente por eso necesitaba el tiempo, él se mantenía quieto a la espera, aunque igual esa opción era la menos acertada de todas, igual el quedarse quieto había hecho que mi tela ya estuviese tejida y que él ya hubiera caído en ella.

Acciones:

Gastos y daños:

Palabras:

Seguí allí quieto esperando respuesta por parte de mi enemigo antes de poder realizar acción alguna, lo más posible sería que él hubiera avanzado unos 45 metros en cualquier dirección, por lo que ya se encontraría más o menos en la mitad de la arena, yo me encontraría actualmente a unos 55 metros de distancia de él o ella y muy pronto comenzaría su ataque, sin embargo yo estaba preparado por lo que pudiera ocurrir en cualquier momento, aún, sin embargo, tenía cierto temor porque mis espectativas fueran demasiado esperanzadoras.

Acciones:

El combate ya había durado demasiado creía yo, además de que él no sabía donde estaba, no sabía lo que se le avecinaba por todos los lados. Él no lo veía, pero yo ya estaba detrás de él, no me veía por algo sumamente fácil, y era que todavía gozaba de la invisibilidad del jutsu que había aprendido de Katniss. Yo estaba detrás de él, pero, ¿cómo podía ser eso si se supone que no corro a tanta velocidad? Algo fácil, en cuanto me volví invisible, hice un sello con ambas manos y me alcé a seis metros por encima del suelo con un jutsu fuuton mientras que mi propia arena ya se movía con solo pensarlo en mi mente. Corrí hacia él con ella durante nueve de los catorce segundo que pasaron recorriendo en ellos una distancia de noventa metros, los otros diez metros simplemente los pasé despacio, puesto que si corría a toda mi velocidad, se notaría de que algo se estaba moviendo por encima de él, me moví tan despacio que no fue capaz de percibirlo.

Allí me encontraba detrás de él con todo preparado para empezar la fiesta, moví la arena tan despacio que mi contrincante no pudo percibirla, haciendotresos montones y poniendo cada dos a los lados de mi contrincante en un ángulo que no viera al no moverse de su posición y uno encima de él.

Cuando estuve preparada lancé mi ataque, los dos montones de arena que había a cada lado se lanzaron a mi contrincante haciéndole mientras que el de arriba empezó a caer paralizándole el cuerpo sin que pudiera mover las más ni nada. Los tres montones no tardaron ni un cuarto de segundo en dar en el clavo, paralizándole uno y dañándole dos, aunque eso no era todo, porque yo en mi mano ya tenía el kunai de seria que nos daban a todos por ser ninjas. Yo estaba entre la puerta y Kennen, a menos de un metro de mi enemigo paralizado puesto que él no se había movido. El combate ya estaba finalizado, aunque mi contrincante todavía no hubiera sido vencido, no necesité ni lanzar el kunai, estiré mi brazo y se lo clavé en la cabeza con toda la fuerza que pude, el kunai traspasó el cráneo de mi oponente muy fácilmente. La belleza de la sangre era visible mientras brotaba de mi rubio contrincante. Mientras que yo me disponía a volver a mi puerta para salir a por mi recompensa.

Acciones:

Gastos y daños:

Palabras y entrenamiento:

— ¡¿Eh?! — grité cuando me dí cuenta de que la arena me inmovilizaba

El tiempo que había pasado había jugado un gran valor en mi contra, mi enemigo había esperado para usar todo su potencial y yo sin lugar a dudas había caído rendido a su favor, no había permanecido lo suficientemente atento a lo largo del combate como para poder realizar un rápido contra ataque contra él, mala decisión por mi parte pues había estado pensando en cosas que diferían del combate y a las que debía prestarle poca atención, la arena me atrapó para posteriormente ser destruido dado que el  kunai de mi enemigo no tardó en acertar en mi cabeza, inconsciente cerré los ojos y caí al suelo desplomado.

Tal vez si le hubiera prestado mayor atención al combate hubiera podido tener más posibilidades de ganar pero para mi mala suerte, no estuve pendiente de lo que estaba ocurriendo y eso hubiera cambiado el destino de la batalla sin duda alguna.

Pero no era del todo culpable, aún no era lo suficientemente fuerte, aún no tenía el odio necesario... O a lo mejor lo que necesitaba no era odio, sino, más práctica que tener para poder conseguir mejores resultados en una batalla, pues si no conseguía mis objetivos muy probablemente moriría en lo que sería una batalla a muerte real.

Daños: