Kennen vs Monzun

Niveles:

Arena Clásica:

Aquel día había preparado todo lo que iba a llevar para el combate, usaría un traje distinto, esta vez mi color de la suerte sería el índigo morado Llegué temprano a la arena y allí me vestí, el traje se componía de unos pantalones de tonalidad morada con detalles a los lados en forma de rayo, de un color amarillo dorado, una sudadera morada algo grande sin cremalleras con rayos dorados por las mangas y algún que otro sitio más, por encima llevaba un peto morado. Me coloqué la capucha y el pasamontañas morado que contenía detalles dorados en la zona de la boca, al igual que los otros en forma de la rayo, la capucha tenía también esta característica.

Una vez indicada la sala, entré en la habitación que separaba la zona con la de mi enemigo y que daba acceso a la arena del coliseo, algo grande y espaciosa con algún que otro árbol y muchos troncos destrozados en el suelo, sin lugar a dudas, destrozados debido a algun que otro combate entre shinobis. Nada del otro mundo pensaba para mi, instantáneamente, las verjas que delimitaban el acceso comenzaron a subir permitiendo la entrada de los participantes del combate a la arena.

Algo nervioso, comencé a inspeccionar la sala y preparar la estrategia, no podía parar de mirar a toda la habitación, estaba algo impaciente y entonces a lo lejos pude observar la silueta de mi oponente.

Fije mis ojos en él y prepare en el momento un sello con ambas manos, esperando el posible ataque de mi enemigo. Sin darme tiempo a pensar, mi brazo sacó un kunai de los bolsillos del pantalón y me coloqué en posición de defensa por lo que en aquel momento pudiera pasar.

— ¡A divertirse, eh! — Gritaba a mi oponente para que ambos empezáramos a bailar.

INFORMACIÓN:

STATS:

ACCIONES:

Meses hacía ya que no iba al Coliseo, la verdad. Los combates mucho tiempo atrás los dejé, colgué la máscara, como se decía en la jerga del antro. Varios días tardé desde mi país natal hasta el lugar de batalla, pero merecía la pena, o al menos tenía una excusa para ir. Recientemente había recibido un telegrama del Coliseo ordenando su presencia inmediata en el lugar para un combate, debido a que un misterioso gladiador, llamado Kennen, le había retado en la Arena Clásica. Aquello me producía curiosidad, ya que, ¿quién se habría parado a mirar en la ficha de un combatiente como yo, apenas conocido en aquellos ámbitos? Bueno, aprovecharía aquella oportunidad para darme a conocer y quizá ganar la fama que anteriormente se me negó.

Bueno, el caso es que tras llegar a los vestuarios que me tocaban, me aseguré que toda mi ropa de combate de Coliseo estuviera en su sitio. Una capa totalmente blanca, bajo la que se escondería mi vestimenta de ninja, serviría para cubrirme el cuerpo, mientras que en mi cadera, bajo la capa, descansaría la bolsa de herramientas ninja, lista para ser usada. Como máscara, nada más y nada menos que una máscara completamente blanca, que deja sitio para los ojos de sobra y dos orificios para la nariz. Podría pasar por un fantasma, para cualquier persona desprevenida, sin duda, pero esto era el Coliseo, y lo importante era llamar la atención para ganarse una fama, así que... ¿Por qué no ir de blanco, para reclamar aquella atención que era tan recomendada?

Apenas unos segundos después de cambiarse, caminaba ya por el pasillo viejo y mohoso, tan utilizado por ninjas de todas las razas, clanes y especialidades. Aquél día, sin embargo, me tocaba a mi caminar, y enfrentarme a mi rival. Nada más salir pude ver que él también había salido, aunque la distancia que nos separaba era grande, unos 90 metros, podía ver como hacía unos gestos bastante curiosos con sus manos, no pudiendo distinguir yo que es lo que hacía. Lo que si entendí a la perfección, en cambio, fueron sus palabras.

— ¡A divertirse, eh! — Gritó en un primer momento.

— ¡Ni lo dudes, amigo! — Le grité a modo de respuesta,

Sin más dilación, comencé a correr hacia mi rival, sonriendo bajo la máscara. Echaba de menos un buen combate, y sinceramente esperaba que este rival diera todo de sí para hacer de este combate algo épico, legendario, digno de una buena charla en el bar tras la pelea. Apenas recorridos 10 metros el cielo comenzó a llenarse de una, dos y hasta tres nubes negras chisporroteantes de electricidad. A 75 metros de su oponente, es decir habiendo recorrido 15 de los 90 que en un principio nos separaban en apenas 3 segundos, una nube de humo cubrió todo alrededor de mi mismo, impidiendo que viera nada dentro de la misma. Esta nube ocupaba 20 metros a la redonda. Tras unos dos segundos, tres Monzun salieron corriendo de la misma, uno hacia mi rival, que se detuvo cuando la distancia entre ambos era de 50 metros, es decir, tras 5 segundos, otro hacia la derecha, al primer arbol que se encontraba a apenas 10 metros del arbol, llegando en 2 segundos y subiendo de un salto al mismo, y el tercero recorriendo 15 metros en diagonal hacia mi rival, en 3 segundos, con un kunai listo en la mano. El combate acababa de comenzar, las estrategias se presentaban ya en la mesa de batalla. Tan solo el mejor de los dos ganaría.

Stats:

Jutsus y acciones:

Resultados:

Off:

El tiempo de combatir había llegado, debía dejar a un lado las bromas, los chistes malos, las incomodidades, iría hacia el con todo lo que tenía, sin embargo, el se me había adelantado un poco.

El día había estado calmado hasta ahora, pues dos tremendas fuerzas estaban a punto de entrar en colisión y cuando dos fuerzas dan todo de si, una avalancha de enorme poder saldrá de ellos y nadie sabrá nunca que pasó, esa era una vieja leyenda que había escuchado, parece que había llegado la hora de demostrar si la teoría era cierta con la práctica...

El ambiente que rodeaba aquella situación cambió drástica mente de calmado, a intranquilo, el aire estaba más intenso, como si la furia del rayo se viera envuelta en nuestra batalla, centelleantes relámpagos chocaban entre si a nuestro alrededor, un inconmensurable poder se estaba acercando.

Mi oponente comenzó a correr sin descanso, de él aparecieron otros dos clones, todos corrían a una gran velocidad y se separaban los unos de los otros. Me fije en cuales desprendían polvo al caminar pero hasta que no se separaron no pude distinguir cual era el verdadero. El cielo empezó a oscurecerse, una gran tormenta chisporroteante se acercaba, se trataba de un cambio climático producido por aquel shinobi.

De mi espalda salió otro yo que con una mirada intensa se fijaba en mi, me coloqué el anillo que tiene el kunai en el de dedo indice de la mano derecha, mientras con la izquierda sacaba dos shuriken, y ambos salimos disparados de aquel lugar me dirigí hacia el lugar dónde se encontraba mi verdadero oponente, intentaba no dejar mucho tiempo a este para que realizara su mortal combinación, sin duda esa tormenta no traía consigo nada bueno.

— ¿Qué habrá tramado? — pensaba para mi mismo mordiéndome el dedo sin hacerme daño

A 15 metros de ellos, lancé dos shuriken que había tenido mantenidos en la mano izquierda hacia el que estaba subido en el árbol y otro que habia estado en a una distancia de 50 de mi, sendos recibirían aquel shuriken que con una alta velocidad se despegaban de mi mano.

No apartaba la mirada furiosa de los ojos de mi enemigo que seguía mirándome con la misma intensidad, apenas quedaban 10 metros para que nuestro choque fuera inmediato, los dos yo nos encontrábamos uno detrás del otro, intercambiando posición mientras estábamos en carrera preparé un jutsu haciendo un sello con una mano y volví a cambiarme para provocar un cegado a mi enemigo con el jutsu gentoshin, a continuación y sin pensarlo demasiado, le dí la vuelta al kunai para poder agarrarlo y sin pensarlo, lancé mi kunai a la cabeza de mi oponente esperando que este se clavará en su cabeza, eso debería bastar pensaba para mi mismo mientras sin perder un minuto preparaban el siguiente jutsu.

Acciones:

GASTOS Y DAÑOS:

Como era de esperar, la reacción de mi oponente no se hizo de rogar. Sonriendo bajo la máscara, pude observar desde mi posición como intentaba reconocer al verdadero por el polvo que todos levantábamos al caminar. Cuál sería su sorpresa al observar que todos levantábamos polvo y actuábamos de manera independiente, como si fuéramos distintas personas. Si seguía caminando, lo único que mi rival podría ver sería como, impotente, ambos shuriken que lanzaba hacia el Monzun del árbol y el Monzun del centro se perdían de una u otra manera. A pesar de la corta distancia que los separaba, apenas 15 metros, el shuriken tardó 2 segundos en llegar hasta el árbol, tiempo más que suficiente para que ese Monzun lo esquivara sin problemas, aprovechando para perderse entre la frondosidad del árbol y desaparecer de la vista de mi rival. El Monzun del centro sin embargo, lo tuvo aún más fácil. Al igual que con el árbol, mi gladiador enemigo lanzaría el shuriken a una distancia de 15 metros, por lo que en 2 segundos tendría tiempo más que de sobra para esquivarlo y completar el sellado que había comenzando al percatarse de que su rival corría hacia ellos.

Nada más acabarlo, a 15 metros por tanto, una nube de rocas comenzó a levitar alrededor de dicho Monzun, saliendo disparadas al instante hacia el único Kennen que levantaba polvareda al andar. No era difícil de distinguir, sobretodo debido a la cercanía que presentaban el uno del otro. Dichas piedras tardarían algo menos de dos segundos en impactar contra el cuerpo de Kennen, provocándole daños de seguro. Sin embargo, mi ofensiva, o más bien nuestra ofensiva, no acabaría ahí. Puesto que el Monzun que llevaba el kunai, habría comenzando un sello a la vez que convertía la distancia entre él y su rival en 40 metros, en el momento en que Kennen lanzaba el shuriken hacia el Monzun de enmedio, que terminaría en que el suello bajo ambos Kennens se convertiría en un charco de lodo donde quedarían inmovilizado durante varios segundos, a merced de mi voluntad.

Acciones y Jutsus:

Resultado:

Off:

Mientras corría, una extraña nube comenzó a crecer sobre mi cabeza, dentro de ellas un numero incontable de rocas aparecía, tirándolas con odio hacia el suelo. Yo había estado prevenido de un ataque así, el principal problema se trataba de aquella espesa niebla y de aquellos bushin que podían actuar por ellos mismos.

En anteriores combates, yo me había enfrentado a un oponente que utilizaba clones pero que estos solo se movían y poco más, al igual que los míos. Los shuriken por el ruido que habían hecho parecían haber fallado, un corte de madera era lo que se había escuchado.

En este momento no podía fiarme de lo que mis ojos veían, deberían centrarme en otro sentido, pero claro, si no se mueven tendría que hacerlos moverse.

La nube que estaba sobre mi lanzó su furia y una enorme golpe caía, la velocidad a la que bajaba era rápida pero aún tenía tiempo para lanzar el jutsu que había preparado anteriormente.

Algo desesperado debido a el tiempo que estaba a punto de acabarse, terminé de crear el sello del carnero con ambas manos intercambiando mi posición por la de uno de aquellos troncos destrozados en los que anteriormente me había fijado. había evadido uno de sus ataques pero estaba seguro de que si le seguía dejando tiempo para realizar sus acciones no tardaría mucho en desplegar toda su fuerza.

Mi agitada respiración me avisaba con antelación, lárgate de ahí, ¡vamos, corre!
De mi frente empezaba a salir mucho sudor que con rapidez quitaba pasándome la mano por ella, esto estaba empezando a divertirme, pero también estaba siendo costoso, me estaba esforzando y pronto me quedaría sin fuerzas...

Me costaba mucho poder ver, debía esforzar mucho la vista para poder centrarme en conseguir una imagen nítida, la niebla era espesa, si se moviera algo de viento podría despejarla, pero en esta ocasión se trataba de un enfrentamiento de un shinobi de elemento raiton contra otro que utilizaba el mismo elemento más doton, piensa, joder, piensa por suerte, esta habilidad solo había durado unos pocos segundos más y para cuando quería realizar mi siguiente acción ya siquiera se encontraba.

Si eran bunshins, con algo que entrase en contacto con ellos quedarían totalmente destruidos, luego, debo eliminar a cada uno de los bunshin hasta encontrar al verdadero, pero esto me puede llevar algo de tiempo y si le dejo mucho tiempo, me destruirá enseguida, además de que estoy seguro de que como estoy en su zona tiene algo de ventaja, pero sin la niebla estando su actual ventaja acababa de irse al garete, ahora me tocaba a mi entrar en acción antes de que me viera.

Pensé dos veces como iba a hacerlo, debería tener la cabeza clara y no fiarme demasiado de mi vista, hice un jutsu y a continuación saqué dos kunais y fui a por cada enemigo para acabar con él uno a uno, primero fui al que había tenido en diagonal, 5 kennen fueron a por él, aún sabía más o menos por donde había estado, rodeando a aquel monzun, y desde el cielo bajando otro kennen, primero lanzó el primer kunai al suelo justo en la vertical y luego el otro algo más lejos en horizontal, a unos 5 metros de distancia de el pocos segundos después con una mano cree un jutsu, ahora mantenía en la mano una bola imperfecta de energía de color azul que pretendía estampar contra la cabeza de aquel oponente, en el ultimo segundo intercambié la posición con la del kunai que había lanzado anteriormente para atravesar la cabeza con el kunai junto a aquella bola que acababa de crear.

Acciones:

Daños y gastos:

El combate había llegado a su fin. Sin duda, la ofensiva de mi rival era interesante, hábil cuanto menos, sin embargo su estrategia era demasiado ofensiva y, por tanto, dejaba pocas posibilidades de huida. Desde un principio Kennen había caído en mi engaño, así que ya iba siendo hora de presentar todas mis cartas sobre la mesa, darlo todo y, con suerte a no ser que me esperara algún tipo de sorpresa, acabar ya con la pelea. Después de la gran habilidad que mostró tras esquivar mi ofensiva inicial, quedaba claro que no podía andarme con chiquitas, sino darlo todo tal y cómo él lo estaba dando, llegó la hora de mostrarme.

El Monzun al que Kennen había dedicado su ofensiva lo miro con una expresión divertida, para después apartar la mirada, hacia un punto algo más atrás para asentir con la cabeza, apenas unos instantes antes de dejarse impactar por aquella imperfecta bola de energía. El clon desapareció en una nube de humo que duró aproximadamente un segundo y que impidió que si mi rival se hubiera dado la vuelta, me hubiera visto. Lo digo en condicional porque fue en ese momento cuando activé mi estrategia, el genjutsu que antes me dediqué a preparar hizo efecto. Inmovilizado, mi rival que entre clones era el unico que realizó la bola de energía, se sentiría tras usar yo el común genjutsu de la atadura de cuerdas, ilusión que entró en su mente con facilidad.

Indefenso, lo único que le quedaba por hacer era esperar a que yo le diera el golpe final, el golpe de gracia, que no tardó en llegar. Las tres nubes negras eléctricas que anteriormente aparecieron no tardaron en soltar simultáneamente tres rayos directos hacia la posición de mi rival, que yacería insconsciente tras tal demostración de poder, inmóvil, con la electricidad corriendo por su cuerpo. El combate habría llegado a su fin y él habría resultado perdedor, aunque sin duda lo había dado todo y se mostró como un luchador hábil, aunque inexperto. Le quedaba mucho por aprender, al igual que a mi mucho por mejorar.

Jutsus y Acciones:

Resultado:

Sin duda había cometido un gran error, una estrategia demasiado ofensiva, pero al fin y al cabo era el darlo todo o nada y por desgracia me había equivocado a la hora de elegir el objetivo y había atacado erróneamente a un bushin en vez de mi a enemigo real.

Cuando golpee con mi bola de energía comenzó a reírse, no pude ver su sonrisa pero si la escuché, humillado noté como me ataban y posteriormente me derrotaban.

Caí al suelo impactado por los rayos que mi oponente había convocado, totalmente aturdido e inconsciente, había fallado pero no sería la última vez que este oponente y yo nos volviéramos a ver:

— Fue... un gran.... combate — dije moribundo mientras cerraba los ojos

RESULTADO:

Ratoncín: + 300 Ryos. + 15 - 50 Exp . + 4 Puntos de Ranking
Tekto: +50 Exp