en el pecho hay algo que hace bom,bom si se te para ya puedes decir adios

Por las calles de la ciudad de Tnazaku caminaba el Tsuchikage Kenko Jiongu en camino de llegar a el lugar señalado conde se encontraría con el Hokage de Konohagakure o con uno de sus enviados, como la vez anterior, para recoger dos de los corazones que acordó en un trato que beneficiaba a ambos por partes iguales, o al menos, eso parecía.

Poco a poco Kenko llegaba al lugar indicado, las puertas del castillo Tanzaku Gai, un imponente castillo que bautiza a la aldea en la que Kenko se encontraba en esos momentos.

El Jiongu ya estaba en el lugar acordado, ahora tendría que esperar al encargado de entregarle los corazones y así poder irse para volver a incrustarse los dentro de su propio cuerpo.
La verdad estaba nervioso por si venía el Hokage y así poder conocerle

El Hokage había vuelto a encomendar a Suiryumaru una misión. En esta ocasión, que era exactamente igual a la del primer encargo, tenía que llevar dos corazones. Le habían especificado que debía ir al pueblo de Tanzaku, que se encontraría con el mismo enviado de antes. El enviado de la última misión no era ni más ni menos que el mismísimo Tsuchikage. Todos tenían la misma edad aproximada del joven ninja, pero eran increíblemente fuertes. Debía cumplir todas sus misiones con diligencia, y entranar terriblemente, si quería llegar alguna vez a ser la mitad de poderoso que aquellos titanes entre mortales. El camino de Suiryumaru se hacía más entretenido y corto según iba pensando estas cosas, además, ahora llevaba dos neveras. Llevaban dos corazones, pero esta vez no le habían especificado de que naturalezas eran. Seguro que el Tsuchikage sabía de que eran los corazones. Al fin y al cabo, si la primera vez se lo especificaron sería porque valdrían para algo, o, mejor dicho, la naturaleza del chakra de los fallecidos influiría en algo. Con todas estas cavilaciones, Suiryumaru llegó al pueblo Tanzaku, al lugar establecido. Seguro que el tsuchikage estaría al caer, o no le habría visto. Suiryumaru miraría por los alrededores, con cuidado de no perder las neveras con los órganos de los difuntos ninjas.

Desde la lejanía se veía un ninja de la villa oculta de la niebla, y por lo visto iba cargado con dos neveras e trasplantes, lo que le hizo deducir a Kenko que no vendría hoy tampoco el Hokage para realizar la transacción, sino aquel ninja. A medida que se iba acercando iba viendo que aquel ninja de Kirigakure resultaba ser el mismo de la otra vez, bien pensado, así conocería a Kenko cuando le viese y podría realizar la transacción sin problema alguno.

Al llegas dicho ninja miró a los lados pero no pareció percatarse de la presencia de Kenko por lo que este se acercó a saludar cordialmente.

-Buenas, creo que me traes un encargo bastante urgente- Le dijo al kiriano con una sonrisa de amabilidad y gracia en su rostro.

Kenko siempre era igual, parecía no poder matar ni a una mosca, y como casi nunca se le había visto luchar, en su villa tenía fama de blando, al menos por la gente que nunca le había visto entrenar

Suiryumaru se dió cuenta de que su objetivo estaba ahí, al lado mismo de donde estaba buscando. No se había percatado de su presencia, y eso que le había visto recientemente. Era el Tsuchikage, seguía teniendo una presencia humilde, pero que imponía. Le recordaba en cosas a Viral-Sama. En fin, tocaba entregarle su recado, y volver a la villa a informar del éxito de la misión.

-Bueno, esto es tuyo. No es como la última vez, ahora hay dos neveras, con dos corazones. Tú verás para que los quieres.

Una vez le entregó los dos aparatos de refrigeración de órganos, se despidió con una reverencia, como sería de esperar de un genin hacia un kage, y se dió la vuelta, dispuesto a emprender el camino de vuelta. Solo llevaba un par de días de camino, no como la última vez, que tardó casi una semana en realizar el camino de vuelta. Esta vez sería mucho más sencillo de realizar su regreso. Estaba bastante cerca de la Hoja, donde Suiryumaru casi pasaba todo el tiempo ya. Solo volvía a la Niebla para hacer misiones y entrenamientos, además de visitar a su familia y similares. No sería tan raro que vistiera la bandana de la Hoja, sin embargo, lucía su bandana de la niebla orgulloso en el brazo.

El gennin le entregó las neveras refrigerantes a Kenko con los corazones en sus interiores, esto animó bastante al Tsuchikage, por lo que su sonrisa se amplió mas aún.

Una vez realizada la transacción aquel gennin se despidió de forma educada con una reverencia, seguramente porque Kenko era un Kage, a Kenko le pareció in apropiado por lo que mientras mientras este se marchaba le dijo de una forma simpática y amistosa

-Chaval, no creo ser mucho mas mayor que tu, así que no hace falta que te despidas con una reverencia, la próxima vez te daré un capón-Dijo bromeando para calmar el ambiente tan señorial que se produjo en ese momento.

Tras decirle eso al gennin de Kirigakure comenzó su marcha hacia Iwa para poder realizar sus funciones como líder