Entrenamiento

por **marduck** Jue Ago 16, 2012 10:50 am

Con una sonrisa en el rostro y la calabaza a la espalda me dirigía rápidamente al desierto, donde según la carta que había recibido tendría lugar un entrenamiento con el kazekage en persona. Era una oportunidad única de aprender del mejor.
En la nota no se especificaba que clase de entrenamiento tendría que superar, solo ponía que el kazekage atendiendo a mi petición había decidido ayudarme a mejorar en mi camino para llegar a ser un nija de renombre.
El sol del desierto pegaba con fuerza, como tantas veces en la aldea de suna. No se podía contemplar ni una nube en el cielo. Cada vez me acercaba mas al lugar donde posiblemente el kazekage estaría esperándome.

info::

por **Sabaku no Asuke** Jue Ago 16, 2012 11:12 am

Despejada y silenciosa amanecía la mañana en la zona del Desierto cercana a Sunagakure, con el omnisciente sol cegador alzándose desde el horizonte, las dunas quedaban teñidas de los colores más claros en la gama cálida. Las sombras, poco a poco, se iban retirando hacia sus escondites bajo las arenas, en las casas de piedra encalada de la villa, tras las enormes murallas que la ocultaban del resto del mundo. Ni una nube recorría el cielo, tan desierto como la superficie misma sobre la que incidían los rayos ardientes. No había prevista tormenta, de arena, por supuesto, pero aún así un caminante recorría las dunas cubierto totalmente por un traje de tela liviana y clara, incluyendo una capucha ceñida. Varias partes de la vestimenta del viajero tenían refuerzos incluyendo espinilleras, abambrazos, la zona abdominal y la máscara facial que tapaba boca y nariz, mostrando tan solo unos intensísimos ojos de color azul pálido, los únicos rasgos que el traje no tapaba.

El hombre recorría senderos invisibles entre las olas del desierto, caminando sin rumbo aparente, sin revelar nada de lo que pasaba por su mente, que, al igual que el sol de mediodía, ardía, en ebullición. Había muchísimas cosas que debía hacer antes de comenzar su viaje, que podría alargarse varias semanas, como mínimo, y con suerte. El joven Tsukidomo Blank quedaría al mando de todo, con Nobu como mano derecha, y tenía pruebas de sobra para confiar en la valía de ambos, sin embargo odiaba tener que alejarse tanto de su patria, de sus protegidos y de su esposa, que aún yacía en la camilla del hospital de Sunagakure, en coma desde el ataque de los malditos Shinobis de Kiri. Recordar los eventos del pasado le hacía enfurecerse, y esta rabia se veía reflejada en el propio desierto, cuyas dunas parecían volverse indescriptiblemente más intratables, como si rechazasen a cualquier extraño que osase acercarse. El control mental había sido una de las disciplinas que más problemas le habían dado en su juventud, y aún ahora, a sus cuarenta años de edad, tras más de diez como Kazekage, la situación de su esposa le seguía desequilibrando. Y no podía permitirse una pérdida de control sobre su poder. Volviendo al presente, había llegado al fin al lugar de reunión, donde se encontraría con uno de los jóvenes Sabakus que vivían en Sunagakure. Le habían llegado varias peticiones para que encontrase un hueco para entrenar con su pariente lejano, pues a pesar de no estar emparentados directamente por sangre, debíamos tener antepasados comunes, pues nuestras habilidades hablaban por sí mismas. Solo me quedaba esperar su llegada tranquilamente, así que me senté con las piernas cruzadas sobre la arena, en lo alto de una duna, donde pudiera verme desde lejos, y medité, cerrando los ojos de cara al sol.

Info:

por **marduck** Jue Ago 16, 2012 11:40 am

No tarde en ver una silueta en el horizonte, el calor desprendido del suelo difuminaba su imagen, pero no tarde en reconocerlo, sus ropajes y esa sensación que cubría el ambiente dejando notar la presencia de alguien cuyo poder era incuestionable, no cavia duda de que aquella persona era la que había venido a buscar.
El kazekage se encontraba en la cima de una duna, sentado y con las piernas cruzadas. Ardía de emoción de solo pensar que en breves instantes tendría el privilegio de contemplar al poderoso kazekage en acción. Sabía que las posibilidades de vencer eran escasas pero iba a darlo todo, y lo principal era planear una estrategia, intentar anticiparme a sus movimientos. No todas las batallas las gana el más fuerte, la estrategia era lo único que podía darme la posibilidad de derrotar a mi oponente dado que si atacara de frente ante un rival tan superior a mí, no tardaría en ser vencido.
No me atrevía a dar el primer paso, así que cuando estuve lo suficiente mente cerca como para asegurarme de que me había detectado saque un kunai colocando el dedo índice dentro de agujero que todos los kunais tenían en su mango y sujetándolo en inversa me coloque en posición de batalla, agudice todos mis sentidos y esperé a que diera el primer paso.

por **Sabaku no Asuke** Mar Ago 28, 2012 2:23 am

El joven, finalmente llegó al punto de encuentro, tras una espera que aunque corta, pareció eterna, pisando las ardientes dunas con cuidado de no resbalar y precipitarse al fondo de los pequeños montículos de arena. Aunque estaba de espaldas, Asuke le había sentido llegar desde que se acercó a setenta y cinco metros, pues no pisaba otra cosa que la arena del desierto, y entre Sabaku no hay secretos que valgan. Cada paso que aproximaba más al chico era un pequeño latido en la mente del Kazekage, una leve presión sobre el desierto que gracias a su control de arena, podía captar, localizando con precisión a todo aquel que entrase en el área de efecto de su técnica. Sin girarse, el hombre esperó a que su alumno se acercase hasta 15 metros de él, con la paciencia de una estatua y el mismo movimiento. Al ver que el joven se detenía sin decir nada, esperó varios minutos más, había oído el sonido del aire cortado por el filo de un arma, por lo que suponía que el chico se estaba preparando para la batalla. Le había dado tiempo suficiente para comenzar su estrategia, así que el Kazekage comenzó la lección.

- Un Sabaku no necesita armas, pues el desierto es su espada.

Alrededor del chico se formó un círculo de varas de arena con tres metros de alto y tan solo varios centímetros de separación entre sí, dejando dentro un espacio de cinco metros de diámetros. Bajo sus pies, la arena comenzó a hundirse, mostrando que los barrotes de arena surgían desde lo profundo de la duna, y se internaban en ella, pues seguían rodeándole según se internaba en las profundidades del desierto. Una vez que el joven estuviera en un pozo de diez metros de profundidad, dos manos saldrían del suelo y sujetarían sus piernas firmemente, impidiéndole saltar, ni moverlos.

Acciones:

Gasto y Daño:

Fuinjutsu:

por **marduck** Mar Ago 28, 2012 8:08 pm

El kage continuaba completamente quieto sobre la arenosa superficie del desierto, sabia que ya me habia detectado desde hace rato, y yo esperaba su primer movimiento con mi kunai en la mano, atento a cualquier minimo movimiento que me pudiera indicar el comienzo de la batalla.
-Un sabaku no necesita armas, pues el desierto es su espada
Tras aquellas palabras cargadas de razon y sabiduria guarde mi kunai, dispuesto a seguir todas las lecciones que el kage estubiera dispuesto ha enseñarme. Acto seguido unas grandes columnas de unos tres metros de alto me enjaularon dentro de una prision de arena, de unos cinco metros de diámetro, mientras mis pies comenzaban a hundirse en la arena. El kage había comenzado su ataque, aunque obviamente esto solo era una prueba.
Tenía que actuar rápido, y tenía la técnica perfecta para la situación, el día que la aprendí la vi de poca utilidad, pero para este momento era perfecta. Cree unos pequeños tornados en las plantas de mis pies para salir volando de aquella prisión de arena, y en cuanto vi una línea directa hacia mi oponente cree 4 shurikens de arena que se dirigieron con fuerza y velocidad hacia el kage, que se encontraba todavía sentado en la arena. Antes de que los kunais llegaran cree el daisan no mi que me permitiría realizar la técnica que tenia pensada. Una vez realizado todo el proceso aterricé a unos diez metros del kage y me hundí en la arena.

tecnicas:

gastos y daño:

por **Sabaku no Asuke** Vie Sep 14, 2012 5:43 am

Entre las densas arenas del desierto, el joven trató de escapar, usando una táctica como mínimo interesante, y seguramente con cualquier otro hubiera funcionado, pero se encontraba frente a Sabaku no Asuke, la sombra del viento, cuya arena se decía, era más rápida que un halcón en picado. Así como se había formado la jaula de arena, cuando el joven trató de salir, una prensa de arena se cerró sobre los barrotes, cerrándole el paso, y de cada uno de los cilindros de arena que delimitaban la prisión del joven aparecieron pequeños látigos que azotaron al joven, dejándole inconsciente al instante, prácticamente. Las heridas no eran muy graves, pero el chico era un principiante y sus conocimientos de su propio clan eran aún reducidos, aunque el Kage esperaba que la lección, aunque corta, hubiera sido provechosa para el joven. En el desierto, los Sabakus debían aprovechar su arma innata, y entre dos Sabakus, la arena debía ser en lo que menos confiaras. La prisión se deshizo, mostrando al joven, al que Asuke se acercó. Sobre su frente colocó los dedos anular e índice, alzando el corazón, y los movió hasta quedar sobre la ceja izquierda del joven. El párpado de éste brilló intensamente en verde un segundo, tras lo que la luz desapareció, como si nunca hubiera estado ahí. Una vez más, Asuke cerró los ojos y pudo sentir la presencia del joven al lado suya, gracias al sello que le había colocado. Sin esperar mas, lo alzó en una camilla de arena y comenzó el camino de vuelta a la villa. Había muchas cosas que hacer.

Acciones:

Gasto y Daño:

por **Sabaku no Asuke** Vie Sep 14, 2012 6:20 am

+100 Exp
Taiyō no shīru aprendida.

Marduck aumenta su nivel a 4.

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