Entrenamiento de Velocidad.

Eran las 8 de la mañana, mi despertador sonaba muy fuerte, en ese momento me había arrepentido de ponerlo para ir a entrenar por mi cuenta, era el primer entrenamiento que hacía en solitario y me sentía nervioso porque en ese mismo momento no sabía que entrenar. La resistencia era fundamental para mejorar mi aguante frente a los golpes. La velocidad también era algo que un hatake como yo debía cuidar mucho. La inteligencia era lo que nos distinguía a los ninjas por nuestra astucia para salir de los entuertos, era algo que todo ninja necesitaba. La fuerza no era algo que me marcaba como ninja, por eso debía también entrenarlo para nivelar mis estadísticas puesto que la fuerza era algo de lo que carecía, mi cuerpo era delgado y mi fuerza no era algo de lo que me sintiera muy orgulloso. El control de chakra también debía de entrenarlo, este control está fuertemente relacionado con la concentración para que todas las partículas del chakra pasen por todas las extremidades de mi cuerpo y lleguen a surgir efecto en cuanto a jutsus y elementos se trataba.

Me sentía confuso. Al ser mi primer entrenamiento debía de centrarme en una sola estadística, para mejorarla y ser capaz de controlarla. No me decidía a empezar con una o con otra, no pensaba que sería tan difícil la elección puesto que todo lo que debía entrenar estaría relacionado con mi velocidad o con el control de chakra o con la resistencia o con mi inteligencia o con mi inexistente fuerza.

Al final decidí mejorar la especialidad de los hatake como yo, la velocidad. Para mejorar la velocidad pensé en correr varios kilómetros a la mayor velocidad que podía, después descansar hasta que me encontrara lo suficientemente capaz como para volver ha hacerlo, y volver a intentarlo, lo haría a mas velocidad que la anterior, o eso pensaba.

Después de hacer un hincapié en pensar lo que haría, me empecé a preparar para mejorar lo que había pensado, por supuesto la vestimenta que utilizaré será ligera y que no me incordie mucho, una camiseta verde ni muy ajustada ni muy suelta porque no me gustaría llevarla muy suelta ni pegada a la piel, porque me sentiría mas preocupado en sentirme mejor a la hora de correr que en hacerlo lo mejor que podía, llevaría unos pantalones cortos también verdes con los que sería capaz de doblar y estirar las piernas con total libertad, y los playeros serían de los mas normales, ni de velcro ni de cordones porque se saldrían o se desatarían, también verdes, por supuesto. Desayuné poco, lo de siempre, una tostada con mermelada y mi zumo de naranja.

Cuando salí, crucé la villa de Konoha muy relajado, seguro de lo que iba a hacer, en ese momento me creía capaz de todo, pasé cerca de la academia y me acordé del examen que había tenido que hacer, en el primer momento parecía fácil, pero claro, se empezó a complicar por momentos, pero salí victorioso y ahora soy un Gennin de pleno derecho de la Villa de la Hoja, pero bueno, no era momento de pensar en el pasado si no en lo que iba a hacer a lo largo del día.

Después de haber dejado la Villa de Honoka a mis espaldas, me encontré en una pradera perfecta para mi entrenamiento, muy extensa y con una vista preciosa, las flores que cubrían el suelo, las flores eran preciosas, había de todos los tipos, colores y formas, un lugar digno de observación.

Mis ojos no se creían lo que veían, el lugar eran increíble, perfecto para mi y mis ganas de sertirme libre, además de ser perfecto para el entrenamiento que debía de llevar acabo aquel día. Aquella vista me alejaba de mis verdaderos propósitos, pero no me podía perder todo aquello que tenía ante mi. Las flores que cubrían el suelo eran como un colchón mullido, había tulipanes, margaritas, claveles, campanas, dientes de león, botones de oro... de todo tipo. Después estaban los bosques que difícilmente podía ver a lo lejos, los que me cubrían a mi espalda eran grandes y frondosos, robles para ser exactos, también había hayas, árboles de hoja caduca, perenne...

Aun así, debía ponerme a mi verdadero propósito, entrenar. Me puse en marcha a observar todo lo de mi alrededor, casi no veía nada a lo lejos, mejor, eso es que la extensión era considerable, perfecto para mi entrenamiento. Me preparé para lo que iba a correr, el calzado estaba listo, y yo también. Empecé estirando, primero trabajo de piernas y rodillas sobretodo, no quería sufrir ningún esguince mientras corría, después también hice estiramientos de cuello y espalda, me estalló el cuello varias veces, para mi casi siempre era necesario estirar antes de entrenar aunque ese hábito debía suprimirlo porque ningún rival me iba a dejar estirar antes de una pelea, estaba claro. Terminé mi preparación, estaba listo.

Me puse en posición de correr, la pierna de tirada posterior al cuerpo y empecé a correr aumentando mi velocidad considerablemente, me puse en mi mayor velocidad en menos de diez segundos o eso calculé, ser tan veloz me venía de familia, por eso decidí ser Hatake. Mientras corría observaba como en dirección contraria a mi, pasaban los árboles, decenas y decenas de árboles de tipos que no había visto desde mi primera posición.

Estuve corriendo durante aproximadamente quince minutos a mi velocidad máxima cuando empecé a notar que me agotaba, las piernas me empezaban a fallar, cada paso me costaba mas apoyar el pie bien para no caerme o tambalearme.

No podía mas, llevaba veinticinco minutos aproximadamente corriendo a tope, y empecé a decelerar mi velocidad hasta que me paré en seco, estaba exhausto, respiraba a un ritmo bastante fuerte, las gotas de sudor me caían por la cara, moría en ganas de un trago de agua. Oí en una de las salidas de la pradera un riachuelo que estaba a muy pocos kilómetros. Cuando llegué observé como caía el agua de aquel río pequeño, me agaché hacia el agua y bebí varios tragos de agua, sentía como el agua recorría mi interior y como mi temperatura corporal bajaba. Después de aquel reconfortante descanso volví al lugar donde había parado y me puse en posición para volver a correr y empecé a correr, aumentando mi velocidad como la anterior vez. Esta vez aguanté mas tiempo pero pensé que al haber aguantado más tiempo que la anterior vez, había ido mas lento que la anterior vez, así que terminé mi entrenamiento algo confuso, no sabía si lo había hecho bien, aunque lo que si sabía es que me sentía muy bien... las vistas y el frescor de todas aquellas flores. Observe como una mariposa se posaba sobre una de las flores, me quedé inmerso en ese mundo, que tan pequeño pero tan grande a la vez, tan básico pero tan complejo, miré al cielo y me sentí libre como aquella mariposa, había terminado mi entrenamiento, y me disponía a ir hasta mi casa, el día de hoy no pensé que iba a ser tan bonito, dejando atrás la pradera y viendo a lo lejos la villa, me sentía bien, muy bien.

Entrenamiento de Vel.:

Palabras:

Cerrao.