Brisa vs. Eevee

Un sol mas se levantaba en los cielos de kirigakure, el cielo estaba envuelto por una capa azul clara que hacía mas visible el día y a los ojos mas hermosos, pues no podía ser menos, entre las persianas de color rosa pastel de una ventana colocada en un edificio casi en el centro de la misma aldea, los rayos del sol penetraban hasta calentar terriblemente las sábanas, la fina manta y el mismo colchón que había bajo la misma ventana, ya podía escucharse el murmullo de los niños jugando felices en las calles y podía oírse el sonido de los pequeños pasos de niños persiguiéndose unos a otros, juego que se había puesto de moda en aquel barrio, tal que los jardines se extendían verdes y los alegres colores de las casas favorecían notablemente al barrio, solo había un pequeño problema en aquel barrio, una minucia, nada importante y era que al final de aquel barrio se extendía hacia el cielo una gran edificio viejo, roñoso y destartalado, construido a base de madera por los antiguos artesanos de la aldea, parecía deshabitada, pero todos los habitantes del barrio sabían que en aquella casa vivía Ryku, una pequeña niña de doce años que se había quedado totalmente huérfana a los siete,por razones que ella misma desconoce y que los superiores se niegan a contarle, pues por si fuese poco sufrimiento el tener que vivir sola en aquel destartalado edificio lleno de ruidos nocturnos, sus vecinos no paraban de apiadarse y la niña solo podía responder con una cara de odio, pues realmente lo que deseaba decirles era ''Si, vosotros os apiadáis, pero seguís rodeados de lujos y no os molestáis ni es darme de comer'' , a su cara de malas pulgas sus vecinos solo respondían con una sonrisa forzada, y algo entristecida.

Vaga como ella sola se levantó de la cama una vez mas, esta vez su despertador no la levantaría, pues siete soles atrás, lo había lanzando al fin contra la pared, pared donde aun se encontraba la marca y bajo la misma marca, los pedazos esparcidos del que sin duda era un reloj de mesa rojo, una vez mas, y como cada mañana, se despojó de las sábanas y se levantó de la cama, le esperaba un largo viaje, aunque no lo supiera, esta vez, se había asegurado de cerrar completamente todas las ventanas, puertas y lugares por donde los ambus solían colarse para dejarle las típicas notas, pero para su sorpresa, aquel no era el único método de dejar los avisos ni el mas cómodo, pues un kunai atravesó el cristal y se clavó en el armario de enfrente, una nota colgaba del mismo de un hilo, al principio pensó que sería un ataque sorpresa y se trataba de una nota explosiva, pero cuando se acercó y la cogió pudo observar claramente que era otra de esas malditas citaciones al coliseo de iwa, si, recordaba perfectamente aquel lugar, incluso había llegado a entablar conversación con el mismo kage, llegando incluso a la lucha, donde evidentemente tuvo una derrota aplastante, al parecer, lucharía de nuevo con una pueblerina de la misma iwa, con un nombre que desconocía, pero por los datos que la hoja de papel le daba, sabía que anteriormente ya había luchado con la misma, y la había derrotado, no pensaba dejar que la segunda impresión fallara en comparación con la segunda, realmente esa chica le había resultado difícil de vencer, pero con sus avances y sus nuevas técnicas, esperaba no volver a tardar tanto, pues la ultima vez, se había echo pesado tanto para ella como para su rival.

No dudó un segundo mas, esta vez su contrincante no la reconocería a primera vista, pues incluso su vestimenta había cambiado, sus pechos habían aumentado algo mas que antes, su altura y sus curvas habían sido mas notables, pues la niña seguía conservando un gran cuerpo, que se daba a notar con su peculiar ropa nueva, estaba ansiosa, ansiosa por volver a encontrarse con su primera rival y demostrarle lo que valía, también tenía pensado no revelar su identidad hasta el final, lo que implicaba no hablar, ya que su fina voz y su bajo volumen revelarían enseguida quien era, aunque, sin duda no podría contenerse a susurrarle algo al oído, era su momento favorito de los combates , pero eso solo sucedería si llegara a estar tras de si, muchas dudas asaltaban su cabeza ¿Habría mejorado ella también? ¿Se sorprendería al ver el símbolo de Fuinkiri en su espalda? ¿Qué pensara de mi a primera vista cuando me vea con el símbolo nuevo? ¿tendrá miedo? ¿Se lo dirá a su kage quizás? ninguna de esas preguntas tenían respuesta pero quizás fuera mejor que se quedaran así.

Salió disparada y emocionada para entrar una vez mas en las mismas puertas grandes donde tantas veces había estado, parecía que esta vez sería ella la primera, pero cuando las puertas se abrieron y el coliseo se quedó en silencio esperando su salida, lo único que pudieron ver fue la estela de arena que salió despedida por los enganches de las puestas, pues aun no quería salir hasta que su contrincante pisara el estadio.

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Hoy tengo un combate nuevo en el coliseo. El otro día reté a una chica que se hace llamar Brisa. No es nueva en el coliseo, pero tampoco es veterana. Lo que sé de ella es su apodo en este lugar y que entró a combatir más o menos por las mismas fechas que yo. No sé cómo será su forma de combatir, pero tengo bastantes ganas de descubrirlo. Camino por los pasillos en dirección a los vestuarios. Cuando llego, me cubro el rostro con la máscara marrón de siempre y me siento en una silla a esperar.

Hoy será ella quien entre primero a la arena, o eso me han dado a entender los guardias. Por ese sencillo motivo, no tengo tanta prisa en entrar. Pasados unos minutos me levanto y comienzo a andar por el pasillo que me lleva a la sala oscura de siempre. No me gusta esta sala. No hay nada de luz y muchísimas veces me habría chocado contra las paredes de no ser porque camino con las manos por delante. La verdad es que no entiendo a la persona que decidió dejar la sala sin iluminación. Chasqueo la lengua y observo la arena cuando la puerta se abre.

A cien metros de distancia de mí, puedo ver la sala oscura en la que ha esperado mi contrincante. Las puertas están abiertas, y supongo que Brisa aún no ha salido simplemente porque su puerta se habría cerrado ya. Lo que no sé es qué planea ella.

Últimamente he participado en diversos tipos de combates, y he perdido de formas totalmente diferentes. Hay quien prefiere acabar rápido y quien se decanta por la opción de alargar el combate. A mí, sinceramente, me da igual el tiempo que dure un combate, me da igual perder o ganar, simplemente me importa aprender con cada uno. Aunque... sí, es cierto que si ganas te sientes mejor, pues recuperas ánimos que desaparecen al perder. Confío en mí misma en cada momento y no tengo miedo a lo que me puedan hacer en la arena. Sé que los médicos podrán dejarme como nueva tras el tiempo que dure la contienda.

Salgo a la arena con calma, no tengo prisa. Mi contrincante aún no aparece en mi campo de visión y espero que no tarde mucho en llegar, pues, aunque esté tranquila, una larga espera impacienta a cualquiera.

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