Eevee vs El Kaiser Machote

Arena:

Yo, como Kaiser, tengo un nuevo combate en el país de la tierra. Viajar hasta aquí se ha vuelto una costumbre muy divertida. Casi paso largas temporadas hospedado en un lugar que tiene reservada la federación Shinobi de hostias entre villas. Esta vez, mi combate es contra una mujer. La primera vez que luché contra una, fue muy astuta, pese a que era más débil que yo. Tardé bastante en acabar con ella, y todo porque no paraba de esconderse una y otra vez. Esta vez, no había escondites que valiesen. Quizás ésta fuese más fuerte que la última ocasión. Tenía que ver como se las apañaría para intentar vencerme. Cuando las puertas del coliseo se abren, veo como una arena, de cincuenta metros de lado, formando un cuadrado perfecto se descubre ante mí. En esta ocasión, he tenido que dejar todos mis aparejos en las taquillas antes de nada. Si realizaba pocos jutsus para acabar el combate, habría una bonificación para mí, o para el vencedor del combate. Como no sabía cual era, no estaba de más averiguarlo. Sin ninguna intención oculta, ni sellos antes de nada, me introduzco en la arena, y avanzo tranquilamente diez metros. Ya solo cuarenta me separan del enemigo cuando salga del lugar.

Info:

Me levanto con la misma parsimonia de los otros días y me ducho con agua fría. Cuando voy a vestirme para entrenar, recuerdo que hoy tengo un combate en el coliseo. Me pongo una camiseta negra de manga corta y ajustada con unos pantalones negros también cortos. Me calzo las sandalias que suelo utilizar, del mismo color que la ropa. Me ato el pelo en una coleta alta y desayuno antes de salir de casa en dirección al combate que me espera.

El otro día me retaron varias personas, entre ellas El Kaiser Machote. Según tengo entendido, tiene más experiencia que yo. Tendré que tener cuidado con él, pero no me rendiré en ningún momento. Al fin y al cabo… ¿alguna vez me he rendido? No, a mí no me gusta tirar la toalla antes de intentar algo. Una de las cosas que más te ayudarán a ganar un combate es la estrategia que tengas, así que voy por el camino pensando en qué hacerle.

Entro a los vestuarios y me pongo la máscara marrón que suele acompañarme en la mayor parte de los combates. Ya con el rostro tapado, avanzo por un pasillo que me lleva a la misma sala oscura de siempre. Es un lugar que me gusta muy poco y, personalmente, opino que cuando entra la luz es una sala realmente cutre. Sí, señor, lo es y no me gusta por ese motivo.

Cuando la puerta comienza a abrirse, deja paso a la luz y una sonrisa cubre mi rostro bajo la máscara cuando descubro que esta sala sigue siendo igual de cutre que todas las demás. Si es que yo no entiendo a quien hiciera estas salas. Salgo a la arena con una sonrisa adornándome el rostro, claro que con la máscara nadie puede verla. Mi contrincante me espera a cuarenta metros de distancia. Comienzo a caminar en su dirección y avanzo quince metros, acortando la distancia que nos separa a veinticinco metros. No sé de qué forma me atacará, pero tengo que estar preparada: últimamente a todo el mundo, ahí me incluyo a mí misma, le gusta sorprender.

Me sorprendo al ver al mismo chico con gorro de aviador y un ataúd a la espalda que el otro día gritaba eufórico durante el combate contra La violadora. Tiene una sonrisa de vicioso que ni él mismo puede creérselo. Me hace bastante gracia, tal vez quiera verme desnuda otra vez, pero tendrá que ir con esas mismas esperanzas a otro combate contra mi acosadora favorita. Si es que los hombres de hoy en día…

De nuevo vuelvo la mirada al contrincante que me espera en la arena y espero para ver si hace algo. Lo cierto es que últimamente hay muchas tendencias, y una de ellas es dejarme atacar a mí primero. Sinceramente, no comprendo esa manía que tiene la gente. Yo simplemente espero para ver si mi contrincante decide atacarme, aunque si no hace nada tendré que empezar yo la ofensiva. Tengo bastante paciencia, pero…

Información:

Acciones:

Mi oponente se acerca a mí. Se gira un par de segundos, y observa a un espectador, a mi parecer, aleatorio. Parece ser que le conoce de algo. Cuando se gira, se sonroja ligeramente. ¿De qué se conocen? Interesante. Así son las mujeres como le gustan al Kaiser machote. Está a veinticinco metros mía. Decido cubrirme las espaldas. Mis manos, por un segundo, se vuelven un torbellino indescriptible, tras esa secuencia de sellos, de mi boca sale un líquido que cubre la mitad del campo, hasta acercarse a sus pies. Cubre hasta sus pies, y cinco metros más de radio. En total treinta metros de radio a mi alrededor. Necesito repetir la acción una vez para que alcance tanto rango, pero lo veo necesario. Realmente, no tiene demasiado uso ese líquido, pero me será útil a la hora de crear jutsus de agua. Si andara un paso, podría chapotear, y eso sería malo, tácticamente hablando. Simplemente, decido disparar un balazo de agua, apuntado hacia su cabeza. Si ella se mueve, lo esquivará fácilmente. El combate acaba de empezar.

Acciones:

Gasto y daño:

Tengo la vista fija en mi contrincante cuando veo que de su boca comienza a salir abundante líquido. Esta forma un charco que ocupa gran parte del campo, llegando a una distancia de treinta metros de mi oponente. Me cubre los pies, pero estoy a cinco metros del borde. Es entonces cuando veo que un chorro de agua viene directo hacia mi cabeza. No necesito apenas tiempo para actuar, lo que hago es una técnica con la que tengo bastante práctica en estos momentos. Es algo que me parece básico de mi clan, pero hay diversas opiniones. Sin necesidad de hacer sellos, aparezco diez metros más atrás, lo suficientemente rápido como para ver al chorro de agua impactar con una figura de cristal rosado que se me asemeja bastante. Bajo la máscara, una sonrisa cubre mi rostro. Sé que el combate simplemente acaba de comenzar, pero poder esquivar el ataque de mi rival me anima bastante.

Sin esperar más tiempo, me muevo dos metros a mi derecha y hago un sello con ambas manos, lo más rápido que puedo. Con ello consigo que una pequeña esfera eléctrica aparezca entre mis manos. La lanzo contra mi enemigo y contemplo cómo avanza a una velocidad vertiginosa. Es una pena estar a treinta y cinco metros de él, si hubiera estado más cerca me habría resultado bastante fácil lanzarle unas cuantas de esas sin que apenas tuviera tiempo de reaccionar. Sin embargo, no me apetece malgastar demasiado chakra.

Avanzo otro metro hacia la derecha con cuidado de no acercarme más al líquido que tengo delante. Aún permanece aproximadamente a unos cinco metros de mí, pero no quiero arriesgarme a tropezar y pisarlo, me da muy mala espina. Además, si intentara acercarme a mi oponente por la espalda y chapoteara desvelaría mi posición en muy poco tiempo. Me limito a no acercarme al charco y a vigilar a mi oponente, que en estos momentos seguramente estará bastante ocupado, si no me equivoco tiene que esquivar una esfera que, debido al agua, le haría bastante daño al impactar con él. Ese es otro motivo por el que no me gusta pisar líquido durante un combate. Tierra firme... dulce tierra firme...

La mirada se me desvía un momento hacia el chico de la sonrisa viciosa. Si es que ni él mismo puede creer el vicio que tiene. Me hace mucha gracia verle ahí, atento a cada movimiento. Recuerdo el momento en que gritaba eufórico ante el atrevimiento de mi querida violadora. Vaya, si estuviera en un combate con ella, me estaría divirtiendo más, aunque posiblemente ya habría perdido. Le encanta aparecer por mi espalda y golpearme. Y dale con los golpes traicioneros...

Eevee... no te despistes... tienes que estar atenta al chico que hay delante. Pero si aún sigue teniendo el problema de la electricidad... Si es que... Seguro que mi contrincante ahora mismo no se está aburriendo.

Acciones:

Gastos y daños:

Mi oponente intenta hacer algo, pero, en el momento que intenta saltar, se da cuenta, horrorizada, de que no puede. Mi jutsu no era un simple charco de agua, si no una trampa, que impide el movimiento pegándote al suelo. Con todo el intento despesperado de despegarse del suelo, recibe el impacto en la cabeza, dejándola en el suelo, inconsciente, y con el combate finiquitado. Ahora mi cometido es volver a casa, pero, antes de nada, debo recoger el dinero, con el que compraré muchas cosas. Se me ocurren cosas divertidas que hacer, pero... Estoy seguro de que otros ninjas ya lo han hecho. Puedo identificar al hombre del público que tanto miraba mi oponente, es el que más grita, con ciertas ansias no definidas. Lleva un casco un tanto raro.. Me suena de haberlo visto antes. Cuando le reconozco, esbozo una ligera sonrisa.

Cogo el cuerpo inconsciente de la joven, ahora que el jutsu se ha disipado. La miro a través de la máscara. Los ojos son bonitos, pero eso no me tiene que preocupar. La dejo en su lado del campo, por el que entró, y me despido diciendo:

Adiós, pequeña. Ha sido un combate maravilloso. Cuando quieras, repetimos.

Acciones:

Gasto y daño:

Miro a mi oponente sin entender lo que está pasando, esto no puede ser real, no, no puede serlo. Debería estar diez metros por detrás de donde estoy ahora, el chorro de agua que viene directo hacia mí debería impactar contra un clon de cristal rosado, no, esto es imposible. Me doy cuenta de que no puedo mover los pies y miro el líquido que forma un charco bajo mis pies. Es imposible, esto no puede ser real. Iba a esquivar el ataque de mi contrincante y tal vez tendría una posibilidad de acercarme a él después. Siempre caigo en las trampas, no sé cómo lo hago, pero soy un imán para las trampas. Estoy paralizada y cada vez veo el agua más cerca, por lo que la impotencia acude a mí como una abeja busca el polen. En pocos segundos, el ataque que mi rival lanzó antes impacta en mi cabeza, consiguiendo que pierda la conciencia y caiga sobre el charco. Sí, aquel charco que me ha impedido salvarme, que me ha retenido hasta que el agua me ha golpeado. El que me ha impedido tener una oportunidad en este combate. Cuando caigo al suelo, dejo de ser consciente de lo que ocurre a mi alrededor hasta que despierto, varias horas más tarde, con la extraña sensación de estar olvidando algo. Entonces recuerdo lo única que mi oponente me ha dicho en todo el combate y sonrío, estaba inconsciente, pero mi mente guarda lo que mis oídos han oído. Claro que combatiré con él en otra ocasión. Y habrá algún momento en que seré capaz de ganarle, aunque no sé cuándo llegará.

Revisado.
Suir: + 450 Ryos. + 50 Exp. + 2 Pr.
Shika: + 65 Exp. + 1 Pr.