Entrenamiento de Dártirus en solitario

Datos del entrenamiento:

Jutsu a aprender:

Tras mi entrenamiento del jutsu de clan, había vuelto a la aldea tranquilo y con algo de sueño. Por el cansancio, me había tirado en la cama nada más llegar, y había dormido horas y horas... Había sido agotador, pero muy productivo. Sin embargo, un buen sueño, largo y reconfortante, con las ventanas cerradas y el ventilador dándome de lleno, me habían relajado y habían quitado el cansancio de mis músculos y mi mente. A la hora de comer, me desperté como nuevo. Estiré mi cuerpo como si fuera un niño remolón que no quiere ir al colegio, y me quedé en la cama unos minutos. Tenía tiempo para ello, para mirar a la nada mientras mi cuerpo se daba cuento de que estaba despierto. Con una sonrisa y los ojos abiertos, en la oscuridad, era feliz. Pero no podía estar allí todo el día. Tras unos minutos, me levanté y me di una buena ducha de agua helada. Y tras vestirme con mi ropa de siempre (Vale, lo confieso, tenía un armario lleno de la misma ropa. Parecía un Barney Stinson de la ropa negra y ajustada.) saldría a comprar comida para el día siguiente. En los dos días que venían tras ese tendría dos clases, una con Sonzu y la otra con un shinobi experimentado de Suna. Estaban siendo unos días cargados de ejercicio, pero luego me beneficiaría de él.

Tras darme esa ducha de agua helada, y comer algo, estuve toda la tarde fuera, de compras en el mercado. Allí me compré patatas y un buen filete, que comería al día siguiente. Después leche y bollos varios, además de naranjas, para los desayunos. Y algún que otro filete de pescado para la cena. Al llegar a casa, me puse a cocinar una lubina a la sal, que me daría energías para la noche. Así pues, después de cenar, me aseé y preparé para entrenar, y salí de mi casa. Mi destino era, esta vez, los subterráneos de la villa. En estas fechas eran un lugar fresco, y lleno de algo que me interesaba: polvo... La noche anterior había entrenado al clan Nara. ¿Por qué no esa vez al Horoki? Me sentía orgulloso de compartir ADN de ese clan.

Con tranquilidad, me introduje en la primera entrada a los túneles subterráneos que atravesaban la villa. Podían usarse como pasadizos entre casas, para huir de las invasiones, o esconder tus experimentos en el laberinto de salidas de los tubos, donde seguramente nadie los encontraría. De hecho, eso fue lo que pasó una vez en Konoha, hace mucho tiempo... Jé. En fin, que mi intención era totalmente distinta. Tras caminar un buen rato por los túneles, encontré un sitio perfecto. Era un cruce de caminos, como una rotonda gigantesca. Allí cabía, apretujada, la cuarta parte de los habitantes de la villa. Y como yo suponía: lleno de polvo.

De esta forma, me dirigí al centro del cruce, tras sonreír satisfecho. Las luces del túnel hacían que la sombra de mi silueta fuera nítida y clara, destacando todos mis detalles: medía un metro con setenta y siete. Era ligeramente delgado, pese a tener un cuerpo bien trabajado, y mi tono de piel era levemente pálido. Mi largo cabello liso me llegaba hasta la altura del diafragma. El color de este era absolutamente negro, un negro metalizado, que se podía confundir con la misma oscuridad. Esta vez, lo llevaba suelto. Mis ojos eran de un color azul verdoso, notablemente oscuros, y las largas pestañas hacían que fueran bastante llamativos. La nariz, fina y recta, y los labios suaves y finos también. Vestía una camiseta negra de manga larga, ceñida y sin adornos. Un pantalón también negro y largo, y las típicas zapatillas ninja, ajustadas. Llevaba mi collar de cuero negro ceñido a la mitad de su cuello, y tres pendientes de aro de plata en la oreja izquierda. En la mano derecha tenía un anillo con un tribal, también plateado. Ya en el centro del cruce, comencé con la relajación del cuerpo y la concentración.

Debía centrarme pues en el control de mi chakra al tocar el suelo, pues sería mi chakra lo que movería el elemento. Con calma, me senté en el suelo, pues iría para rato. Puse una mano en el suelo, e hice el sello correspondiente. Noté cómo mi flujo cambiaba gracias al sello, y de nuevo tuve que forzar a que mi cuerpo se relajase. Poco a poco, redireccioné el chakra hacia mi mano, mi palma, mis dedos... Poco a poco, concentré en mi palma una lámina de chakra, que se extendería por el suelo una vez lo soltase. En ese momento, respiré hondo, y cerré los ojos. Quería tener el control de todo lo que hacía... Así que me aislé de la luz de los caminos, del sonido hueco de estos, y de mi respiración. Me centré plenamente en mi chakra y el jutsu. Obviamente, iba a costarme bastante dominarlo... Pero lo haría.

Después de conseguir el control de mi cuerpo, solté poco a poco el chakra a través de mi mano. Por el suelo, fue recogiendo las partículas de polvo, o eso era lo que sentía. Pero algo no iba bien... Cuando intenté expandirlo, me di cuenta de que había bloqueado el flujo en esa parte, y que mi chakra ahora era una mega-aspiradora 2.0, que atraía el polvo de todo el lugar, de forma descontrolada. Boquiabierto, comencé a correr en círculos, con una nube de polvo que me seguía sin parar de crecer.

Hasta que, por fin, mi flujo de chakra se desbloqueó en el punto que lo había hecho, y el polvo cayó al suelo. Yo, jadeante, estaba flipando por lo que había pasado... Pero no perdí la compostura que me caracterizaba. Con tranquilidad, volví al centro del lugar, y realicé los mismos pasos que antes. Esta vez, mantuve los ojos abiertos, pero mi grado de concentración apenas se vio modificado. Con tranquilidad y calma, volví a formar el sello. De nuevo, comencé a expandir mi chakra... Y esta vez sí que logré mantenerla controlada, a metro y medio de mí. Por supuesto, primero empezaría teniéndome a mí de objetivo, pues era el centro del jutsu, y luego practicaría a distancia. Con esfuerzo, levanté una débil cortina unos diez centímetros, pero al subir poco más se desestabilizó y cayó al suelo, deshaciéndose el jutsu. Al igual que la otra noche, me tocaba repetir. Y lo repetí.

Una y otra vez...

Sin resultado.

Un poco más alta, pero sin mantenerla mucho tiempo.

Y tras un buen rato de practicar y practicar, llegué a completar la altura de dos metros, en una cortina cilíndrica de tres metros de diámetro, la altura perfecta del jutsu. La densidad era débil, pero sólo me quedaba retocar ese detalle... Un cosa nimia, sin importancia, que lograría dominar tras unos segundos. (Mentira, tardé más de media hora en no ver la pared de enfrente, con el maldito polvito de los cojones.) Y tras conseguirlo, tras dominar el jutsu teniendo mi mano como el centro del mismo, me levanté, ya cansado, pero decidido a seguir.

Ahora, tocaba a distancia. Pero antes descansaría un poco... Así que andé unos minutos, para hallar una puerta que me sacó al exterior de la villa. Estaba en una calle que no conocía, desierta. Pero me aventuré a explorarla. Andé tranquilo, descansando mi cuerpo y recuperando la respiración. Encontré una fuente en un parque para los niños, y aproveché para hidratarme y refrescarme. Estaba siendo una noche larga, calurosa y cansada... Pero no me rendiría hasta dominar el Kāten por completo. Con ganas de terminar, volví a la puerta que me dirigiría al lugar donde antes había estado, y proseguí el entrenamiento.

De nuevo, en el centro. Pero esta vez, de pie. Debía practicar mi acto reflejo en combate. Lo haría una vez conmigo, y las demás a distancia. De esta forma, corrí tres pasos, y me agaché rápidamente tocando el suelo con la zurda, mientras que con la derecha formaba el sello. Al momento, se creó la cortina de polvo... Bien, todo había salido perfecto. Ahora era momento de practicar a distancia.

Cuando se disipó el humo, me mantuve agachado, y realicé de nuevo el sello, centrándome en llevar el chakra a distancia. De nuevo, me concentré en mi flujo de chakra y mi respiración. Pese a que ya dominaba el jutsu haciendo que saliera de mi mano, ahora debía hacer todo el proceso de nuevo, pero a distancia. Para ello, me concentré en una distancia de dos metros, al principio. Con tranquilidad, dirigí mi chakra hacia donde miraba, y realicé la lámina que cogería el polvo de la tierra, además de que recogería el que llevaba el aire cuando se elevase. Así, cuando conseguí expandir una base lisa en una circunferencia de tres metros de diámetro, me detuve, para que el proceso saliera bien. Con cuidado y lentitud, elevé mi chakra, formando una cortina de medio metro... Que se desestabilizó y cayó al suelo lentamente, con sus pequeñas motas de polvo planeando en el aire.

De nuevo, lo intenté sin pausa, pero sin prisa, calculando todos mis movimientos. Poco a poco, fui consiguiendo aumentar su altura con ada intento, hasta que finalmente conseguí los dos metros, en un cilindro que no molestaba mucho a la vista. Ahora era el turno de añadirle densidad... Que, como había hecho momentos antes, apenas tardé unos segundos. (Lo dicho, otra media horita que estuve con el polvo de los güitos.)

De esta forma, terminé controlando la densidad del cilindro, y finalmente perfeccioné el jutsu hasta que me salió casi automáticamente. En mi última vez, corrí cinco metros, y me agaché tocando el suelo para formar el sello. Al instante, había logrado que a cincuenta metros de mí se formase la cortina de polvo, impenetrable para la vista. Lo había dominado a la perfección.

Así pues, satisfecho, salí de los subterráneos de Iwagakure, secos y llenos de polvo. Con el cuerpo destrozado, caminé por las calles hacia mi casa, mientras me daba cuenta de que amanecía. Jé. Parecía un antiguo guerrero nocturno, que a la luz del sol naciente volvía a su escondite secreto, para no salir hasta la noche siguiente. Y eso habría hecho, de no ser por el entrenamiento con Sonzu... Pero eso sería horas después. En ese momento, llegué a casa, encendí el ventilador, me bebí un vaso de agua, y tras sonreírle a la cama, la abracé con cariño, sintiendo el blando colchón bajo mi pecho, y notando cómo se amoldaba a mi cara, que lo obligaba a hundirse.

Bueno, la verdad es que de eso último no me di cuenta, porque para entonces, cual cachorro de lobo al atardecer, ya estaba plácidamente dormido...


[Offrol: Barney Stinson es uno de los cinco protagonistas que hay en la serie "Cómo conocí a vuestra madre". La recomiendo a todo el que no la haya visto.]

Espero que no haya nadie en el foro que no conozca esa serie XDDD Revisado.