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Paseando por el bosque
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Paseando por el bosque
Faltaba poco tiempo para el momento en que decidiría cruzar las puertas de la villa para no entrar de nuevo, por lo que había pasado la noche entrenando. Me preparaba lo mejor que los ánimos y el tiempo que tenía me permitían, esperando estar a la altura llegado el momento de partir. Sabía que posiblemente tendría que combatir frente a las puertas de Iwagakure y en el fondo deseaba realizar algún combate para entrenar más, pero no encontraba nadie adecuado para lo que pedía aquel día.
Con la intención de relajarme un poco tras las horas en que tanto había entrenado, decidí salir a pasear fuera de la villa. El aire fresco de las montañas me vendría bien en mi propósito, por lo que me encaminé hacia el lugar. Podía ver cómo el paisaje se hacía cada vez más verde, cómo se iban cambiando las rocas por árboles, sin llegar a desaparecer las primeras por completo. Lentamente llegaba al lugar en el que tantas veces había entrenado junto a Sonzu, a la que tanto echaba de menos desde su partida.
Los días pasaban en vano sin su compañía, pero debía asumir su ausencia, pues en poco tiempo iría a una aventura que me separaría más de mi amiga, aunque seguiría escribiendo cartas para ella, relatándole en el papel los nuevos retos que el camino pondría ante mí. Al igual que confiaba en que me contestara, contándome las historias que su vida conllevaba.
Los sonidos del bosque llegaban a mis oídos formando una compleja melodía que me encantaba escuchar, que mecía a mi alma, alejando los problemas y trayendo consigo una calma que solo la naturaleza me podía ofrecer. El frescor de la montaña me llevó a abrigarme mejor con la capa de la villa mientras caminaba, pues el invierno ya anunciaba su inminente llegada. El suelo estaba cubierto por un manto de hojas con tonalidades ocres, señalando así que el otoño ya estaba avanzado.
En poco tiempo llegué a un claro del bosque iluminado por la luz del sol. Entre los árboles que había a su alrededor distinguí algunos de hoja perenne, pues aún conservaban su color al completo, asignado por las hojas que cubrían orgullosas cada tronco. Escuchaba a los pájaros elevar sus cantos, sabiendo que no estaban solos entre la espesura. Vi también algunos animales tímidos que salían corriendo al verme entrar en el claro, asustados por mi presencia, que tan evidente se hacía.
Pude oír las carreras de diversos animales que, no contentos con salir de mi campo de visión, recorrieron el bosque en su búsqueda de un lugar seguro o simplemente para proteger a sus familias. Pensé en todo lo que estaban dispuestos a dar los animales que había en el bosque por sus crías, en que se sacrificarían si lo veían conveniente. Mi mente viajó de nuevo por los recuerdos, haciéndome presente que yo también daría todo por Sonzu, pues era como una hermana para mí. Me apenaba pensar que faltaba tanto tiempo para verla, pero sabía que ese era el primer sacrificio que tendría que hacer por ella.
El lento andar de quien resultó ser un corzo extraviado me hizo caer en la cuenta de que debía estar atenta, pues fuera de la villa podría ser atacada en cualquier momento y más aún aquel día si alguien se enteraba de mis planes. Mis sentidos se pusieron alerta, atentos a cualquier movimiento o cualquier sonido que resultase sospechoso mientras una sonrisa lucía en mi rostro. Al fin y al cabo, las horas de entrenamientos incesantes y las distintas aventuras que había tenido comenzaban a dar su fruto.
Con la intención de relajarme un poco tras las horas en que tanto había entrenado, decidí salir a pasear fuera de la villa. El aire fresco de las montañas me vendría bien en mi propósito, por lo que me encaminé hacia el lugar. Podía ver cómo el paisaje se hacía cada vez más verde, cómo se iban cambiando las rocas por árboles, sin llegar a desaparecer las primeras por completo. Lentamente llegaba al lugar en el que tantas veces había entrenado junto a Sonzu, a la que tanto echaba de menos desde su partida.
Los días pasaban en vano sin su compañía, pero debía asumir su ausencia, pues en poco tiempo iría a una aventura que me separaría más de mi amiga, aunque seguiría escribiendo cartas para ella, relatándole en el papel los nuevos retos que el camino pondría ante mí. Al igual que confiaba en que me contestara, contándome las historias que su vida conllevaba.
Los sonidos del bosque llegaban a mis oídos formando una compleja melodía que me encantaba escuchar, que mecía a mi alma, alejando los problemas y trayendo consigo una calma que solo la naturaleza me podía ofrecer. El frescor de la montaña me llevó a abrigarme mejor con la capa de la villa mientras caminaba, pues el invierno ya anunciaba su inminente llegada. El suelo estaba cubierto por un manto de hojas con tonalidades ocres, señalando así que el otoño ya estaba avanzado.
En poco tiempo llegué a un claro del bosque iluminado por la luz del sol. Entre los árboles que había a su alrededor distinguí algunos de hoja perenne, pues aún conservaban su color al completo, asignado por las hojas que cubrían orgullosas cada tronco. Escuchaba a los pájaros elevar sus cantos, sabiendo que no estaban solos entre la espesura. Vi también algunos animales tímidos que salían corriendo al verme entrar en el claro, asustados por mi presencia, que tan evidente se hacía.
Pude oír las carreras de diversos animales que, no contentos con salir de mi campo de visión, recorrieron el bosque en su búsqueda de un lugar seguro o simplemente para proteger a sus familias. Pensé en todo lo que estaban dispuestos a dar los animales que había en el bosque por sus crías, en que se sacrificarían si lo veían conveniente. Mi mente viajó de nuevo por los recuerdos, haciéndome presente que yo también daría todo por Sonzu, pues era como una hermana para mí. Me apenaba pensar que faltaba tanto tiempo para verla, pero sabía que ese era el primer sacrificio que tendría que hacer por ella.
El lento andar de quien resultó ser un corzo extraviado me hizo caer en la cuenta de que debía estar atenta, pues fuera de la villa podría ser atacada en cualquier momento y más aún aquel día si alguien se enteraba de mis planes. Mis sentidos se pusieron alerta, atentos a cualquier movimiento o cualquier sonido que resultase sospechoso mientras una sonrisa lucía en mi rostro. Al fin y al cabo, las horas de entrenamientos incesantes y las distintas aventuras que había tenido comenzaban a dar su fruto.
- Información:
- ATRIBUTOS:
- Fuerza (FUE) : 10
- Inteligencia (INT) : 30 [+200] = 230
- Velocidad (VEL): 190 [+300] = 490 (Velocidad máxima: 20 km/h; altura de salto 5m).
-Control del Chackra (CCK): 780 (+20) [+500] = 1300
- Resistencia (RES) : 20
STATS:
- PV (Puntos de vida) : 520 (+10) = 530
- PC (Puntos de Chakra) : 1550
PODER DE JUTSUS:
- Ninjutsu: 42 (+42) = 84
- Taijutsu: 1
- Genjutsu: 2 (+12) = 12
- Acciones:
- 1 jutsu oculto.
3 acciones ocultas.
Shika- Kage Konoha
- Cantidad de envíos : 705
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Rango Off: - Pícara Tía Ganga
Recompensa (Renegados): - Mucha (En Sexo)
Re: Paseando por el bosque
Lo que parecía ser un precioso paseo por el campo, ese día, tan cercano al intento de exilio de la joven pelirosa, acabaría transformándose en un entrenamiento increíblemente intenso, y útil, sin duda para las dos personas que se juntarían en cierto lugar. La chica andaba y andaba, en el paisaje que le era familiar, típico en Iwagakure, seguramente hubiera pasado más veces por ahí, pero esa vez algo había cambiado. Bajo medio metro de tierra, un hueco se había abierto, y al pisar la chica sobre la alfombra de hierba y el poco suelo que aún quedaba tapando la cueva subterránea, éste cedió y la joven se resbaló dentro de dicha apertura, como si de un tobogán se tratase. Tras varios segundos de velocidad, el viaje acabó, y el trasero de Shika recorrió cinco metros en el aire hasta caer sobre una pequeña colina, poblada por un musgo tan suave que podría quedarse dormida sobre él sin ningún problema, pero no tendría tiempo de algo tan tranquilo, no en aquel lugar al que había llegado. En la antigüedad, los pobladores del actual País de la Tierra habían creado aquella sala bajo la tierra, iluminada por extraños minerales que producían una suave luz azulada, verdosa y amarillenta, según su clase, y excavada en la tierra con increíble precisión, haciendo parecer que el lugar se había formado de forma natural, o por algún tipo de magia, quizás hadas o gnomos. En el interior de la cueva había unos sesenta metros de separación entre pared y pared, y a 20 metros de cada una de ellas, comenzaba una ligera colina, en la cual había caído Shika. La elevación de tan solo dos o tres metros en total, se podía separar claramente del resto del terreno pues el color de su vegetación era de un tono verde hierba, mientras que el resto, más allá de 10 metros desde el pináculo de la colina, se tornaba más oscuro, casi azulada. La joven nunca habría visto algo semejante a ello, a no ser que fuera en sueños, pues esta era la última de las muchas salas que los antecesores que habitaban en la región habían creado. El motivo, y objetivo del lugar era un entrenamiento especial, en el que, quien estaba en la colina tenía que mantener fuera del límite de hierba verde a sus adversarios, marcándose un punto cada vez que un miembro del equipo contrario penetraba en la zona, momento en el que se intercambiaban las posiciones.
Quizás en un principio no lo notase, pero al lado de Shika, había un joven tumbado, de cabellos rubios largos y con el cuerpo cubierto de todo tipo de cicatrices alargadas, destacando contra su piel como si fueran las rayas de un tigre. Ese joven se había sorprendido al ver que casi le caía encima la joven de pelo rosa, pero quizás fuera su solución, pues se aburría terriblemente, esperando a alguien con quien entrenar, tras haberlo intentado en solitario con Kage Bunshins. Se acercó a la chica y tomó su mano con cuidado, llamando su atención suavemente para después proponerle un trato.
- Oye chica de pelo rosa, yo se como salir de aquí, pero si quieres que te guíe, tendrás que jugar conmigo. Verás, yo me quedaré en esta zona elevada verde y tu te colocarás fuera, en la azulada. Entonces tendrás que conseguir entrar en mi zona, para anotarte un punto. Si lo consigues cambiamos posiciones, pero solo ganarás si me vences 2 veces, es decir, jugaremos al mejor de tres. Para que el defensor gane, debe sacar al atacante hasta la pared, haciéndole tocarla.
Emocionado, el joven dejó su capa, bajo la que solo portaba unos pantalones de cuero ajustado y sus botas raídas, sintiendo el frescor de la cueva en su piel. Estaba contento, muy contento, su viaje a Iwa, tendría proseguir pronto, para poder reconocer el terreno para la posible invasión posterior, pero ahora podía divertirse un rato, y descansar, algo que en Konoha no hacían demasiado bien. Quizás se estaba comportando de forma absurda, pero esas setas que había comido por el camino le habían mostrado una nueva forma de pensar. Nueva y psicodélica. Sin esperar mucho más, el rubio se colocó en el centro de la pequeña colina, que no alcanzaba los tres metros en su parte más alta, y se preparó para expulsar a la joven de su territorio usando sus trucos más interesantes.
Quizás en un principio no lo notase, pero al lado de Shika, había un joven tumbado, de cabellos rubios largos y con el cuerpo cubierto de todo tipo de cicatrices alargadas, destacando contra su piel como si fueran las rayas de un tigre. Ese joven se había sorprendido al ver que casi le caía encima la joven de pelo rosa, pero quizás fuera su solución, pues se aburría terriblemente, esperando a alguien con quien entrenar, tras haberlo intentado en solitario con Kage Bunshins. Se acercó a la chica y tomó su mano con cuidado, llamando su atención suavemente para después proponerle un trato.
- Oye chica de pelo rosa, yo se como salir de aquí, pero si quieres que te guíe, tendrás que jugar conmigo. Verás, yo me quedaré en esta zona elevada verde y tu te colocarás fuera, en la azulada. Entonces tendrás que conseguir entrar en mi zona, para anotarte un punto. Si lo consigues cambiamos posiciones, pero solo ganarás si me vences 2 veces, es decir, jugaremos al mejor de tres. Para que el defensor gane, debe sacar al atacante hasta la pared, haciéndole tocarla.
Emocionado, el joven dejó su capa, bajo la que solo portaba unos pantalones de cuero ajustado y sus botas raídas, sintiendo el frescor de la cueva en su piel. Estaba contento, muy contento, su viaje a Iwa, tendría proseguir pronto, para poder reconocer el terreno para la posible invasión posterior, pero ahora podía divertirse un rato, y descansar, algo que en Konoha no hacían demasiado bien. Quizás se estaba comportando de forma absurda, pero esas setas que había comido por el camino le habían mostrado una nueva forma de pensar. Nueva y psicodélica. Sin esperar mucho más, el rubio se colocó en el centro de la pequeña colina, que no alcanzaba los tres metros en su parte más alta, y se preparó para expulsar a la joven de su territorio usando sus trucos más interesantes.
- Información:
- ATRIBUTOS:
- Fuerza (FUE): 100 [+300] = 400 [Pueden partirse arboles al golpearles]
- Inteligencia (INT): 1250 (+150 Nibi) (+100 Senjutsu) [+500] = 2000
- Velocidad (VEL): 100 [+300] = 400 velocidad máxima: 20 km/h; altura de salto: 5m.
- Control del Chackra (CCK): 950 (+50) [+500] = 1500
- Resistencia (RES): 270 [+300] = 540
STATS:
- PV (Puntos de vida): 1340 Puntos de vida.
- PC (Puntos de Chakra): 4040 (+10% Senju) = 4444 Puntos de chakra.
PODER DE JUTSUS:
- Ninjutsu: 66 (+56) = 122
- Taijutsu: (+20) = 20
- Genjutsu: 18 (+74) = 92
- Acciones:
- 3 Acciones Ocultas.
3 Jutsus Ocultos.
- Gasto y Daño:
- PV (Puntos de vida): 1340 Puntos de vida.
- PC (Puntos de Chakra): 4444 Puntos de chakra.
Viral- Imperator de Kiri
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Localización : Entre las nieblas del sueño
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Re: Paseando por el bosque
Tras un paso en falso, noté cómo la tierra se hundía bajo mis pies. Ajé la mirada, pero lo único que pude ver fue cómo me tragaba la oscuridad. Resbalé por el subsuelo como si la tierra formara un tobogán, hasta que no quedo nada bajo mis pies. Una caída de aproximadamente cinco metros y después mi trasero acabó en lo que parecía ser una colina cubierta de musgo. Miré a mi alrededor, maravillada ante la sala que acababa de descubrir. Parecía creada mediante magia, con el suelo siempre cubierto de musgo, iluminada con unos minerales que me resultaban extraños. Observé la luz que había, descubriendo en ella tonos azules, verdes y amarillentos. A ojo, podía calcular aproximadamente unos sesenta metros entre cada pared, y a veinte metros de cada muro comenzaba una colina poco empinada. El color del musgo cambiaba según el lugar en que estuvieras, pasando de ser como el césped a tener una tonalidad azulada.
No me di cuenta de que estaba acompañada hasta que un joven de cabellos rubios tomó mi mano. Le miré con curiosidad, preguntándome qué haría él allí. Me fijé en las cicatrices que recorrían su cuerpo, como si de las rayas de un tigre se tratasen, y después en su rostro. Me puse en pie y escuché con atención las palabras que me dirigía, me proponía un sencillo trato. Él sabía cómo salir del lugar, pero primero debía jugar con él. Me explicó lo que debía hacer y mis ojos recorrieron de nuevo el suelo que pisábamos. Asentí ante su propuesta, con una sonrisa en el rostro, y caminé en dirección a la zona azulada. Aquella sería una buena distracción ante los problemas que se presentaban en los días cercanos, me hacía ilusión jugar con el chico, por desconocido que fuera.
Vi cómo dejaba la capa en el suelo y se preparaba para evitar que yo entrara en la zona verde. Se colocó en el centro de la colina y esperó con paciencia a que yo me acercara. Por mi parte, observé con atención la sala, buscando algo que me pudiera servir de ayuda. Sin encontrar nada, dejé que los pensamientos fluyeran por mi mente, ofreciéndome diferentes alternativas para atacar al joven.
Tras decidirme, hice un sello con una mano y esperé mientras mi cuerpo emitía un leve destello, capaz de cegar al chico rubio. A partir de ese momento tendría cinco segundos para traspasar la línea, esquivando cualquier ataque. Hice varios sellos más con ambas manos y una lluvia de polvo con algún pequeño fragmento de metal cayó en dirección al joven, antes de que yo la cargara de electricidad. Así conseguiría paralizarle, y tendría paso libre para correr hacia la línea. Si todo salía bien, para cuando el joven de cabellos rubios pudiera verme de nuevo yo estaría dentro de su territorio, acompañada de un clon idéntico a mí y capaz de atacarle también, aunque dañándole menos.
Seguía atenta a sus movimientos, pues entrar en la colina me había parecido demasiado sencillo, él parecía bastante más experimentado que yo. Fijándome tan solo en las cicatrices que recorrían su cuerpo, podía pensar que había combatido en muchas más ocasiones que yo misma, pues siempre que tenía una contienda era en el coliseo de batalla. Salvo por simples entrenamientos, no había luchado con nadie aún fuera del edificio en que tantos shinobis medían sus fuerzas cada día. Si en ese momento Negro Kun hubiera estado conmigo podría haberme servido de distracción, pero él no estaba a mi lado, y tenía que arreglármelas sin su ayuda.
En mi rostro lucía una sonrisa, muestra de la ilusión que me hacía jugar en ese momento. Miraba desafiante al joven rubio, esperando a ver su reacción, mientras pensaba en las estrategias que podía utilizar durante aquella jornada.
No me di cuenta de que estaba acompañada hasta que un joven de cabellos rubios tomó mi mano. Le miré con curiosidad, preguntándome qué haría él allí. Me fijé en las cicatrices que recorrían su cuerpo, como si de las rayas de un tigre se tratasen, y después en su rostro. Me puse en pie y escuché con atención las palabras que me dirigía, me proponía un sencillo trato. Él sabía cómo salir del lugar, pero primero debía jugar con él. Me explicó lo que debía hacer y mis ojos recorrieron de nuevo el suelo que pisábamos. Asentí ante su propuesta, con una sonrisa en el rostro, y caminé en dirección a la zona azulada. Aquella sería una buena distracción ante los problemas que se presentaban en los días cercanos, me hacía ilusión jugar con el chico, por desconocido que fuera.
Vi cómo dejaba la capa en el suelo y se preparaba para evitar que yo entrara en la zona verde. Se colocó en el centro de la colina y esperó con paciencia a que yo me acercara. Por mi parte, observé con atención la sala, buscando algo que me pudiera servir de ayuda. Sin encontrar nada, dejé que los pensamientos fluyeran por mi mente, ofreciéndome diferentes alternativas para atacar al joven.
Tras decidirme, hice un sello con una mano y esperé mientras mi cuerpo emitía un leve destello, capaz de cegar al chico rubio. A partir de ese momento tendría cinco segundos para traspasar la línea, esquivando cualquier ataque. Hice varios sellos más con ambas manos y una lluvia de polvo con algún pequeño fragmento de metal cayó en dirección al joven, antes de que yo la cargara de electricidad. Así conseguiría paralizarle, y tendría paso libre para correr hacia la línea. Si todo salía bien, para cuando el joven de cabellos rubios pudiera verme de nuevo yo estaría dentro de su territorio, acompañada de un clon idéntico a mí y capaz de atacarle también, aunque dañándole menos.
Seguía atenta a sus movimientos, pues entrar en la colina me había parecido demasiado sencillo, él parecía bastante más experimentado que yo. Fijándome tan solo en las cicatrices que recorrían su cuerpo, podía pensar que había combatido en muchas más ocasiones que yo misma, pues siempre que tenía una contienda era en el coliseo de batalla. Salvo por simples entrenamientos, no había luchado con nadie aún fuera del edificio en que tantos shinobis medían sus fuerzas cada día. Si en ese momento Negro Kun hubiera estado conmigo podría haberme servido de distracción, pero él no estaba a mi lado, y tenía que arreglármelas sin su ayuda.
En mi rostro lucía una sonrisa, muestra de la ilusión que me hacía jugar en ese momento. Miraba desafiante al joven rubio, esperando a ver su reacción, mientras pensaba en las estrategias que podía utilizar durante aquella jornada.
- Información:
- ATRIBUTOS:
- Fuerza (FUE) : 10
- Inteligencia (INT) : 670 [+200] = 870
- Velocidad (VEL): 200 [+300] = 500 (Velocidad máxima: 30 km/h; altura de salto 5m).
-Control del Chackra (CCK): 980 (+20) [+500] = 1500
- Resistencia (RES) : 20
STATS:
- PV (Puntos de vida) : 530 (+10) = 540
- PC (Puntos de Chakra) : 2390
PODER DE JUTSUS:
- Ninjutsu: 72 (+56) = 128
- Taijutsu: 1
- Genjutsu: 2 (+30) = 32
- Acciones:
- Raiton: Gentoshin
Elemento Rayo: Cuerpo de Linterna Mágica
Requisitos: un sello con una mano
Tipo: Ninjutsu
Condición: suplementaria
Rango: D
Efecto: puedes generar luz desde tu propio cuerpo, puedes enviar también un destello fuerte para cegar 5 segundos al enemigo
Chakra: 5 Chakra por turno, 8 Chakra para envíar un destello (1 vez por turno)
Descripción: esta técnica permite al Ninja usuario emitir una suave luz desde todo su cuerpo, permitiéndole así iluminar lugares oscuros. También puede usarla para generar un corto e intenso destello de luz, tratando de cegar al enemigo.
Jishaku Nimpo: Denji Genmu
Artes Ninja Magnéticas: Fantasma Eléctrico
Requisitos: Sellos con ambas manos.
Tipo: Ninjutsu
Condición: suplementaria
Rango: B
Efecto: Paraliza al enemigo por 2 turnos
Chakra: 40 Chakra (3 usos)
Descripción: el Ninja envía contra el enemigo una lluvia de polvo y pequeños fragmentos de metal que luego carga con electricidad para hacer que rodeen al enemigo y comiencen a brillar con intensidad, interrumpiendo las ondas nerviosas que activan los músculos, y por ello paralizándole.
17-Kage Bunshin no Jutsu
Técnica de Multiplicación de Sombras
Requisitos: un sello con ambas manos
Tipo: Ninjutsu
Condición: suplementaria
Rango: B
Daño: los ataques de los clones quitan un cuarto de los del usuario
Chakra: 12 Chakra por clon (máximo 15 clones)
Descripción: ésta técnica crea clones del Ninja usuario, pero no se trata de ilusiones. Son imágenes sólidas que piensas, actúan y son capaces de interactuar con el medio, aunque se desvanecer al menor golpe.
- Gastos y daños:
- Gastos:
PCK: 2390 - 8 - 40 - 12 = 2330
Shika- Kage Konoha
- Cantidad de envíos : 705
Reputación : 6
Fecha de inscripción : 01/05/2012
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Rango Off: - Pícara Tía Ganga
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