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Estragos en el templo del fuego

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Estragos en el templo del fuego Empty Estragos en el templo del fuego

Mensaje por Kanade Lun Nov 05, 2012 7:27 am

Esa mañana me levanté temprano, no por ninguna razón el especial simplemente porque la luz entró en mi dormitorio y queme con su luz todos mis sueños. Algo adormilado fui al baño a ducharme, de una forma mecánica. Abrir el chorro del agua caliente, despejarme poco a poco debajo del flujo del agua, era tan agradable, cerré el grifo y eche un chorro de gel en la palma de mi mano para enjabonarme. Frote concienzudamente cada parte de mi cuerpo produciendo mucho espuma a mi alrededor, volví a abrir el grifo del agua dejando que enjuague toda la espuma de mi cuerpo.

-El placer de todas las mañanas -Susurré mientras echaba para atrás mi largo pelo para que no molestará en la cara.

Salí de la ducha totalmente empapado y como mi madre me trajo al mundo, en cueros. Me sequé con una de las suaves toallas que tengo guardadas en el armario del baño. Me vestí con una simple camisa blanca adornada con una corbata azul marina con pequeñas franjas diagonales de color blanco, en mi ese atuendo es casi como un uniforme. Me puse los pantalones oscuros ceñidos hábilmente y me puse las botas, me las amarre fuertemente con el pantalón por dentro de ellas. Me acerqué a la cocina y me dispuse a abrir la nevera cuando veo una nota en ella sujeta por un imán con forma de perro sentado "Comprar alimentos para la semana" me sorprendí un poco al recordar el recado y me puse a inspeccionar todas las lacenas, me senté en la mesa a hacer una lista para ir a hacer las compras. Aunque no me quedaba mucho dinero, intentaré extender todo lo que pueda cada Ryo. Tengo que trabajar más, pero siendo un ninja médico de tan bajo nivel, hay muy pocas misiones a mi alcance. Suspiro y me levantó de la mesa haciendo bastante ruido al arrastrar la silla hacía atrás. Me dirijo hacía el recibidor cuando me doy cuenta de que no llevó la cartera encima y salgo corriendo hacía la cocina otra vez pero esta vez para coger mi cartera. Ahora que tengo todo, salgó por la puerta de mi pequeño apartamento alquilado y bajé por las escaleras hasta encontrarme con la casera, una mujer poco agradable iba con sus rulos y su redecilla del pelo, me echó una mirada asesina y me suelta:

-Algunos vecinos se quejan de que haces ruido ¿Me lo podrías explicar, Kanade? -Me sigue mirando con esa mirada intimidatoria por encima de las gafas de media luna

-Creo que se ha equivocado señora casera. Ese es el señor Gasai, el que se hospeda al lado mio. Y ahora si me disculpa me tengo que ir, tengo cosas que hacer -Le dedico mi sonrisa más agradable y salgo por el portal lo más rápido que puedo disimulando mi desagrado ante su presencia.

Ya en la calle comercial, miró la lista y me acerco a la verdulería, para ver a que precio tiene los puerros y las patatas la señora Hinamura. Me acercó a ver un poco e intento disimular mi cara de sorpresa al ver los vegetales tan caros, suspiro y alzo la vista, observo que la señora Hinamura me esta observando sonriente, le devuelvo la sonrisa. "Tengo que hacer algo con estos precios exorbitantes" pienso para mí. Coge un kilo de patatas y unos puerros.

-Bienvenido, ¿Esto es todo? -Dice con su ronca voz de fumadora empedernida pero sonriente, es una mujer bastante agradable la verdad

-Sí, esto es todos -Le digo sonriendo algo forzado y suelto el dinero un poco a regaña dientes.

-Esperamos que vuelva a nosotros -Dice despidiéndome con una sonrisa que tiene todas las dependientas al parecer ¿Les dan un curso de como sonreír o algo?

Suspiro mirando como mi billetera esta cada vez más vacía. Mi siguiente destino es la carnicería charcutería del señor Fujimaki. Con este hombre no tengo ningún problema, es alto atractivo para su edad, con un leve moreno, con grandes brazos formados por haber desempeñado tanto tiempo su profesión tanto tiempo. Con los clientes normalmente es arisco y directo al grano, pero sonríe al verme llegar. Entro su carnicería algo solitaria estando solo él en el establecimiento. Se encuentra de espaldas a la puerta limpiando sus cuchillos.

-Bienvenido ¿Qué desea? -Dice distraído con su trabajo

-Un kilo de pollo. Queso y jamón, diez lonchas de cada uno por favor. -Digo mirándole desde la espalda.

-¡Kanade! -Dice entusiasmado al escuchar mi voz por detrás de él. Será que soy su único cliente en todo la mañana, por eso esta tan agradable supongo. Sale de detrás de la barra y me abraza fuertemente- Cuanto tiempo sin verte por estos lares, pequeño Kanade -Me dice sonriente y realmente feliz al parece

-Yo tambien me alegro de verle, Señor Fujimaki -Le digo dejandome abrazar por él

-Vamos Kanade, no seas tan serio. Te he dicho ya varias veces que me llames por mi nombre de pila -Dice separandome de él por los hombres y me mira con la cara levemente entristecida pero no puede esconder su felicidad al verme.

-Bueno, vale ¿Pero va a darme lo que le he pedido? -Le digo sonriente, su felicidad es contagiosa. El asiente enérgicamente y con la rapidez que utilizo para salir de detrás del mostrador volvió a entrar. Cortó con suma maestría el pollo y los embutidos. Me da una bolsa con todo lo pedido envuelto perfectamente y limpio pero niega mi dinero - ¿Y eso?

-Quédate con tu dinero. esto es un regalo por visitarme nuevamente desde hace mucho tiempo, Kanade.

Con el dinero no gastado de la carnicería tengo suficiente dinero para otra compra pero decido volver a casa y guardarlo para futuras comprar. Llegó al edificio de apartamentos donde me estoy quedando y veo a mi casera barriendo la misma losa que vi antes de irme ¿Quiere pulirla con la escoba? Me meto dentro del edificio, le saludo con un fugaz "Hola" y subo rápidamente las escaleras hasta mi casa.
Fui a la cocina y dejo las compras sobre la mesa. Me siento en una silla y me acomodo en ella, recordando si tenía algo más que hacer ese día. No consigo recordar nada hasta que me llega la luz y recuerdo que tengo que devolver unos libros a la biblioteca que ya llevan retraso, más dinero que pagar. Este mundo todo son gastos.
Emprendí el camino hacía la biblioteca cuando, a mitad del camino un ninja a las ordenes de la hokage, me pasó una orden de ir a las afueras de Konoha al templo del fuego para hacer de escolta a la mismísima hokage por falta de personal. Asentí muy serio y le entregué al shinobi los libros, y partí con urgencia hacía el templo.
Tras una hora de camino llegué al templo pero esperé escondido entre los matorrales esperando a la joven Kage haga su aparición. Suspiré nuevamente algo preocupado por el simple echo de que le encargarán semejante misión a un simple gennin y también por el echo de no llevar conmigo sino un simple kunai. Iba de misión con las manos desnudos, que bien por mi. Tras revisar mis pertenencias, me puse a vigilar el perímetro de la entrada. En los primeros diez minutos a mi llegada nada había sucedido,me empece a preguntar si realmente había una alerta o si era una broma de los demás para molestar. No creo que sea eso, iba en nombre de la Hokage no creo que nadie se atreviera a bromar con eso ¿No?
Seguía sentando a la espera de que pasase algo pero solo estaban las puertas impasibles con sus dos demonios a sus costados.



Última edición por Kanade el Vie Nov 09, 2012 8:26 am, editado 1 vez
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Mensaje por Shika Lun Nov 05, 2012 9:25 am

Misión:
Información de la misión:

[Off: Los turnos estarán claros, pero como se une Sonzu aclaro que primero Kanade y luego ella. El máster postea en último lugar.]
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Mensaje por Sonzu~ Lun Nov 12, 2012 3:30 am

Off:

No recordaba haber comprado ningún despertador, pero el irritante sonido a horas de la mañana después de haber estado la noche de entrenamiento y no dormir apenas era inconfundible. Solo un despertador podía ser así de inoportuno y exasperante. Alargué la mano a ciegas, con los ojos aun cerrados, y busqué el botón que apagara el aparato. Di con una mesilla, la pared, el marco de la cama e incluso la propia almohada, hasta que por fin creí encontrarlo. Era algo peludo, o eso me pareció, y en cuanto le di paró por un momento. Después el sonido sonó mucho más fuerte y enfadado, pero no tuve tiempo de apartar la mano, pues en ese mismo momento unos pequeños pero fuertes dientes se clavaban en mi piel. Me desperté de golpe, y del esfuerzo perdí la visión, solo veía algo borroso que colgaba de mi mano mientras daba vueltas sin sentido por la habitación intentando quitarme el despertador dentudo. El dedo meñique de mi pie derecho impactó contra el pico de la cómoda donde guardaba parte de mis ropas, y el efecto fue inmediato. Dolorida di un par de vueltas a la pata coja hasta que acabé en el suelo, puedo decir que agradecí un descanso.

Cuando volví a incorporarme las cosas eran mucho más claras, y entendía algunas que por el repentino despertar no cobraron ningún sentido hasta que pude verlas con mis propios ojos perlados. Nunca había tenido un despertador, lo que me había molestado era el perro que cogí en Iwagakure hacía ya años, y seguía igual de pequeño y odiándome con la misma ímpetu que tenía desde que nos conocíamos. Supongo que dejar inconsciente a su dueño y luego a él, a pesar de curar al animal más tarde, no fue la mejor de las maneras de comenzar un vínculo. Le acaricié con suavidad hasta conseguir sacar sus colmillos de mi mano, me habían dejado unos pequeños agujeritos como marca que no llegaban a sangrar, pues el pobre casi estaba más asustado del alboroto que monté que del haberle dado en la cabeza para que dejara de sonar. Al conseguirlo miré mi dedo meñique, que presentaba un moratón debido al golpe pero ya empezaba a calmarse el agudo dolor. Suspiré con una sonrisa en el rostro y acabé bostezando mientras me frotaba los ojos. Me encongí de hombros mientras me ponía en pie y dije para mi:

- Bueno, supongo que iba siendo hora de levantarse.

Con la bolita de pelo moviéndose entre mis piernas para hacerme caer llegué hasta la puerta de la habitación y la abrí, dejandole salir, seguramente iría al patio a divertirse con la hierba y corretear un poco, la puerta estaba constantemente abierta para que pudiera entrar a casa siempre que quisiera. Menos en los días de lluvia, donde podía mojarse y llenar tanto los muebles como el suelo de huellitas perrunas de barro. Fui al baño y dejé correr el agua para que se fuera calentando, mientras me deshice del fino camisón de seda violeta y lo dejé a un lado. Peiné mi pelo un par de veces, quitando los enredos que se habían formado por la noche. Cuando estuve preparada el agua ya salía caliente, y comenzó el baño. Era temprano y tenía el tiempo necesario para relajarme un poco y desentumedecer mis músculos, era Otoño y se notaba que las temperaturas comenzaban a bajar.

Cuando terminé salí con una toalla para el cuerpo y llegué a mi habitación, donde comencé a prepararme a una velocidad más rápida que la que había usado para tomar el baño. Estaba de servicio en una misión y tenía que ir con un gennin, no sabía cuando podría durar, y aunque cuando el Sol seguía brillando fuerte en el cielo no hacía mucho frío debía estar preparada. Me puse un vestido con textura de jersey, de manga corta que llegaba por encima de las rodillas. Era de color blanco hueso, destacando encima de él una bufanda negra que daba una sola vuelta y caía sin preocupación. Como calzado me había puesto unas cómodas botas marrones que me daban una buena movilidad, tenía que probar a dar patadas con ellas, que seguían sin estrenarse como era debido. Me puse la capa del imperio a los hombros, con el fénix rojo residiendo en la misma y mostrando el orgullo que era llevarla. Aunque no había sido tremendamente rápida, tenía la certeza de que no llegaría tarde. Comí una manzana como único desayuno, me había despertado con el estómago cerrado, y salí a las calles de la villa.

Tenía que ir al Templo del fuego, que se encontraba en Konohagakure. Conocía muy bien aquel lugar, ya que había estado unas cuantas veces, la primera de ellas al encontrarme con Hiaji, Kiara y otro chico llamado Haruo que lancé al vacío y un tipo un tanto extraño y con modales descarados raptó. Llevaba la melena carbón suelta, me encantaba correr y sentirme libre con el viento sobre mi cuerpo. Como ese día solía pasearme por los tejados en unos segundos y saltar de casa en casa, sin dañar las tejas, ya que era una de las formas de moverse más interesantes y divertidas. Tras llevar unas distancias recorridas me di cuenta de que mi visión era menor de la que deseaba, y como ya dejaba atrás la intimidad de los hogares y me disponía a adentrarme en terrenos menos frecuentados decidí hacer alago de mi dojutsu. Pronuncié un simple "byakugan", algo no solía hacer cuando estaba acompañada, y mi campo de visión aumentó a una totalidad de 50 metros alrededor mía. Cuando estaba a un kilómetro de mi destino agudicé la vista y escudriñé los alrededores. Pude ver a un chico escondido entre unos matorrales, estaba armado de un kunai, aunque no me pareció una gran amenaza nunca se debe juzgar a un enemigo por su aspecto. Ya más cerca, a la mitad de antes, pude reconocer como comenzaba a vigilar alrededor de la entrada. Sin dejar que terminara la ronda, pues parecía más lento que el paso que yo llevaba, aparecí a su lado con una sonrisa. Supuse que ese era el gennin con el que estaría.

- ¿De misión? Creo que hoy nos toca ser camaradas. Me llamo Sonzu Hyuuga, y supongo que tú eres el gennin con el que trabajaré en este día. Encantada.

Junto a mi propio cuerpo agaché la cabeza levemente en signo de una pequeña reverencia. Era un gesto que me gustaba más que un apretón de manos o dos besos, me resultaba más divertido y útil. El chico podría ver como a pesar de haber hablado con él seguía atenta a cualquier movimiento, no en vano estaba con mi Byakugan. Nos encontrábamos a mitad de las escaleras y yo prefería comenzar arriba, aunque quizás el peligro fuera mayor, no sabía donde se encontraba el problema a solucionar. Para llegar hasta allí había unas escaleras, al llegar se encontraba el templo con sus grandes dragones. Eran dos pares de escaleras, por así decirlo, y al acabar las primeras había una superficie plana hasta llevar a unas segundas algo más pequeñas. Encaminé la subida y le animé a seguirme, Shika seguramente no tardaría en llegar.

- Subamos e intenta mantenerte a mi lado. Dentro de poco llegará el Hokage.

Me esforcé por ir a un paso que pudiera seguir, que se quedara rezagado podría hacerle blanco de otros ataques, aunque estaba segura de tener las espaldas cubiertas, y por delante podrían salir los ninjas que buscábamos, seguramente ocultos. Algo inútil, les encontraríamos tarde o temprano. En mis ojos se podía leer entusiasmo. Ir de misión solía resultar harto divertido...

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Mensaje por Shika Lun Dic 03, 2012 2:21 am

Palabras:

Como una mañana normal y corriente, me levanté, preparé y encaminé hacia el despacho. Negro Kun solía quedarse en la mansión, haciendo compañía al minino blanco que comenzaba a coger confianza y dejarme partir sola. Aquel día estaban los dos solos en el lugar, cuidando las posesiones ante cualquier intruso, como alguna criatura proveniente del bosque de la muerte. Sabía que Negro Kun no podía hacer gran cosa sin mi ayuda, pero su sola presencia ayudaba ante alguien poco experimentado. Su tamaño era considerable, y aunque no fuera tan rápido sin la influencia de mi chakra, sabía gruñir o avisarme telepáticamente para que acudiera en poco tiempo.

La vegetación del bosque crujía bajo mis pies, ya habiendo sufrido las primeras heladas del inminente invierno. El frío era notable, me hacía abrigarme un poco más y esconder mi propio cuerpo bajo la capa de la villa que siempre llevaba encima. El humo de las chimeneas cubría el aire de la ciudad, ofreciendo un poco de calor que de otra forma habría desaparecido. Ya no había nadie con poco abrigo, como la extraña semielfa que un día había conocido en las murallas y de la que no sabía nada desde tiempo atrás. Si esto ocurría estando aún en otoño, no quería ni imaginarme el frío que llegaría a mi piel en pleno invierno. Sabía de algunos shinobis que contaban los días de cada estación, ansiosos por pasar de una a otra, pero yo no lo hacía. Me gustaba saber el día en que vivía, pero el tiempo que faltaba para la llegada del invierno me era más indiferente.

Una vez en el despacho, me senté y miré los papeles que había en el escritorio. Tenía una lista con aquello que debía hacer aquel día, dispuesta por mi atenta secretaria. Siempre ponía mucha atención en cada detalle para que yo no me olvidara de hacer nada o para que no me faltara nada. Me preguntaba si no tenía también un poco de tiempo para disfrutar con su familia, puesto que cada día veía su figura dando vueltas por el edificio del Hokage. Algún día tenía que acercarme a ella y preguntarle por su propia vida, puesto que sabía muchos detalles acerca de la mía y yo ninguno con respecto a su día a día. Mantener una amistad con los empleados o los compañeros era agradable en todo momento, pero las diferentes tareas impedían que me acercara a la sala principal y conversara con ellos. Decidí que el próximo día libre me sentaría en uno de los sofás que había en la entrada y observaría sus quehaceres para aprender algo sobre ellos.

Aquel día no era libre, vi como primera tarea en la hoja la de acudir al templo del fuego para ocuparme de algunos asuntos con ayuda de un joven genin al que aún no había tenido el placer de conocer y mi gran amiga, Sonzu. Sonreí, dispuesta a llegar al lugar y encargarme como era debido de lo que fuera necesario. Busqué entre los otros documentos que descansaban encima de la mesa hasta que encontré un folio en que se ofrecía la información de la misión. Recordé entonces la visita de varios monjes que decían haber sido atacados días atrás. Pensé que aquel era un asunto importante, aunque con tantas cosas en la cabeza se me hubiera olvidado.

Me puse en pie de nuevo y miré la sala buscando algo que tuviera que llevar, pero viendo que no había nada con mucha importancia salí del edificio del Hokage y me encaminé hacia las puertas de la villa para después llegar al templo del fuego. Me situé ante las primeras escaleras y vi a lo lejos dos figuras, ya llegando al final de las segundas. La larga melena negra de la chica me hizo pensar que era Sonzu, lo que me llevó a subir los escalones sin perder el tiempo. Cuando les alcancé ellos ya me habrían visto gracias al Byakugan de mi amiga. Les dirigí una sonrisa a modo de saludo y al tiempo disculpa por el retraso. No necesitaba poner excusas, tan solo con que cumpliéramos la misión bastaría, era mejor llegar tarde que no llegar nunca.

- Lo primero que debemos hacer es encontrar al grupo de ninjas que atacó el templo. Puede que estén aquí, pero me parece poco probable.

Pensé en que lo primero que debíamos hacer era buscar pistas que nos llevaran al lugar en que estaban ellos, por lo que seguí avanzando y, con atención a cada paso que daba, abrí la puerta del templo. No escuchaba ningún ruido más que el propio chirrido que yo había producido y mis pasos. La luz se colaba por las ventanas, por lo que no necesité hacer ningún jutsu para iluminar el lugar. A primera vista, no era capaz de ver a nadie, aunque Sonzu podría decirlo con más claridad. Escuché con más atención, pero no había nadie allí.

Avancé con lentitud, fijándome en cada detalle que se presentaba a mi alrededor, cualquier cosa podría servir de ayuda para encontrar a los malhechores a los cuales debíamos dar caza. La entrada estaba aparentemente normal, por lo que avancé hacia el salón y vi un gran montón de papeles sobre la mesa principal, me preguntaba si los atacantes habían acudido al lugar en busca de alguna información. Los muebles estaban rotos en su mayoría y los jarrones que anteriormente habían servido de decoración estaban esparcidos en pequeños trozos por el suelo. Se podía ver a simple vista que el grupo de shinobis no había sido muy cuidadoso.

Pensé que mi minino habría sido de ayuda en aquel lugar, pero era tarde para volver a la mansión y recogerle, tendríamos que apañarnos para poder encontrar las pistas suficientes. Me fijé en el suelo y vi varias huellas de barro, probablemente provenientes de unas botas. Aquel pequeño detalle no aclaraba mucho, puesto que según los monjes el ataque se había producido en un día de lluvia, pero lo que me llamó la atención fue el color de la tierra, ya seca. No era igual que el de la entrada, más bien de un tono levemente rojizo. Sin embargo, si no eran de alguien que hubiera entrado por la puerta principal tendríamos que buscar algún lugar en que fuera más sencillo vislumbrar una tierra de semejante color.

Seguí el mismo camino que formaban las manchas y llegué a otra habitación diferente, confiaba en que mis camaradas me siguieran o buscaran más pruebas, podía estar confundiéndome. En la habitación en que me encontraba ahora las huellas eran más notables y terminaban frente a un armario de gran envergadura. Supuse que eso podía ser una buena pista, por lo que abrí las puertas. Sin embargo, no veía nada en la madera del fondo. Estiré la mano para palpar el material y mi mano chocó con lo que parecía ser una manivela. Me preguntaba qué ocurriría cuando la activase, pero primero llamé a mis dos compañeros de misión para que también estuvieran atentos a cada detalle.
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Mensaje por Kanade Miér Dic 12, 2012 3:42 am

Spoiler:
Estuve patrullando la zona un rato más a la espera de la Hokage. Me encontraba tras unos matorrales supervisando el terreno en busca de signos de movimiento dentro del lugar cuando una joven dama, de largo cabello color carbón y con esos característicos ojos blancos de los miembros del clan Hyuuga me abordo apareciendo a mi lado de una forma un tanto brusca y poco esperada. Me sobresalte ante tal aparición en escena y me sonrió como si eso fuera la cosa más normal del mundo.

.¿De misión? Creo que hoy nos toca ser camaradas. Me llamo Sonzu Hyuuga, y supongo que tú eres el gennin con el que trabajaré en este día. Encantada. -Dijo totalmente tranquila y inclinándose levemente en forma de reverencia
Al inclinarse pude ver el fenix de su capa. Me quede extrañado absorto en mis pensamientos recordando donde vi yo ese fenix.
Yo también incline y con la voz más segura que pude dije:

-Yo soy Kanade Tachibana, seré el ninja médico de la misión. Espero llevarnos bien- Al levantarme ella ya estaba subiendo las escalares que van hacía el templo. Lo más rápido que pude intente alcanzarla. Ya nos encontrábamos a mitad de las escalares. Llevaba todo el camino mirándole la espalda e intentado saber de donde es esa capa y quien es esa tal Sonzu Hyuuga. Suspiró ante mi ignorancia sobre mis superiores, seguro que aparece el mismísimo emperador y no me percató que es él.

- Subamos e intenta mantenerte a mi lado. Dentro de poco llegará el Hokage.-La voz de la joven Hyuuga me despierta de mis ensueños y aumento el paso para ponerme a su lado. Al ponerme a su lado descubro que tiene el Byakugan activado ¿Será que lleva todo el tiempo con eso activado y no se cansa? Esto es digno de investigación cuando termine la misión me pondré a investigarlo, pero ahora es momento de concentrarse en la misión.

- Subamos e intenta mantenerte a mi lado. Dentro de poco llegará el Hokage.

Iba realmente embelasado en mis pensamientos, en como sería estar ante la presencia del hokage y como debería actuar delante de ella. Nunca había estado ante la presencia de alguien tan importante y de seguro su aura impondría por la magnificencia de su poder.
Cuando casi habíamos llegado note que había alguien detrás nuestra. Era una joven señorita de larga melena rosa y baja estatura, la hubiera confundido con una devota que iba visitar el templo del fuego. Estuve a punto de comunicarle que se debía ir cuando me di cuenta de que llevaba puesta la indumentaria de hokage. "Así que esa es la hokage de nuestra villa. Nunca la hubiera imaginado tan pequeña y delicada" pensé al verla más de cerca. Trataba a la otra dama con bastante familiaridad, seguramente serían viejas amigas o algo por el estilo.

Ya habíamos subido todas las escaleras y nos encontrábamos delante de la puerta que daba paso al interior del templo.

- Lo primero que debemos hacer es encontrar al grupo de ninjas que atacó el templo. Puede que estén aquí, pero me parece poco probable.-La kage había sido la primera en hablar al llegar a la puerta, proponía buscar en el interior pistas sobre el paradero de los ninjas asaltantes a este templo.
Desde afuera todo parecía normal en el templo y la antecamara estaba igual que siempre, supongo pues no había visto signos de muebles movidos o objetos rotos. Caminábamos con lentitud dentro de la sala expectante de cualquier movimiento, pero parecía no haber nadie aquí dentro así que decidimos pasar a la siguiente sala. Yo situado detrás de la Hokage pude ver que los indicios de ataque dentro del templo eran más significativos. La mayoría de muebles estaban rotos y los jarrones que decoraban la sala ahora estaban esparcidos por todo el suelo de la sala. Se ve que los asaltantes no tuvieron el menor decoro con un lugar sagrado como es este templo.

Me fije en toda la sala pero no pude encontrar nada en particular hasta que vi que el suelo estaba embarrado por una huellas de pies, el barro ya estaba seco y era de un color rojizo no era del mismo color que el de afuera "Extraño" pensé me agache al suelo para comprobar si realmente estaba seco cuando al alzar la vista veo a la kage seguir las huellas hasta otra habitación. Me pongo en pie y me acercó a la habitación, entro en ella al ser llamado por la hokage y veo que las huellas en esa habitación eran más evidentes y que terminaban en un armario. Me acerqué más para ver su interior y sorprendido veo una manivela. ¿Qué es lo que hará esa manivela?
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Mensaje por Sonzu~ Sáb Dic 29, 2012 3:50 am

El gennin desconocido se presentó, parecía que tocaba tratar con un ninja médico. La misión se ponía interesante, seguramente nos sería de utilidad, aunque tenía entendido que las técnicas de curación eran algo avanzadas en su rama y no las aprendían hasta niveles superiores. Suspiré con desdén y seguí subiendo las escaleras. En cualquier caso, no esperaba necesitarlas.
La figura de Shika apareció en mi campo de visión pero no la esperé, sabía que nos alcanzaría sin necesidad de hacer pausas que nos llevarían a perder el tiempo tontamente. Juraría que había crecido un poco, la subida de rango la sentaba bien, hacía bastante tiempo que no la veía. Solíamos estar contracorriente, pues cuando una iba de un sitio la otra volvía... Eso me recordó a una canción que escuché cuando paseaba por la parte comercial de la villa de Iwagakure, hacía ya un par de años, donde un comerciante cantaba felizmente en su puesto: "Cuanto tú vas, yo vengo de allí. Cuando yo voy, ya no estás allí". A nosotras nos pasaba algo parecido, primero cuando estuvimos juntas en la villa de la roca tras el examen chunnin y Viral vino a buscarme para llevarme a Konoha; más tarde, mientras mi mente planteaba la idea de ir a hacerla una visita, apareció sin más en la villa de la hoja... Estuvimos juntas en la mansión hasta que un cambio de planes nos separó de nuevo, coronando a Shika como Hokage y llevándome a mí a la capital de Imperio. Sin embargo, por alguna razón, me encontraba siempre con Viral y nos juntábamos aunque hacía temporadas en las que permanecíamos alguna etapa separados. En cualquier caso, por muy lejos que estuvieran, les mantenía cerca de mí y volvíamos a encontrarnos. Sentía que eso era mucho más importante que tenerlos conviviendo en el hogar continuamente, por lo que aún así estaba contenta. Seguro que pocas personas podrían presumir de ello. Antes de llegar a la puerta nos saludaba con una sonrisa que me limitaba a responder con un gesto de manos, concentrada en escrutar cada rincón por si aparecía cualquier clase de enemigos, o eso intentaba aparentar, porque en mi cabeza seguía tarareando la cancioncilla que se me había pegado de repente, después de los años sin que se me pasara por la mente si quiera. Captó mi atención su intervención cuando se refería a la misión, a veces me sorprendía a mí misma con la seriedad que podía cubrirme a veces. Cerré un momento los ojos, gesto que no me impedía ver, y asentí despacio, a la vez que los abría de nuevo.

- Me parece bien, no he encontrado nada por los alrededores.

Aporté a su comentario, suponiendo que ya sabrían que nada había llamado mi interés o les habría avisado desde un principio. Dejé que Shika se adelantara para abrir la puerta, segura de que no le esperaría ningún peligro cuando lo hiciera. Se quedó unos instantes dubitativa, como preguntando en silencio si había alguien más allí que no pudiera captar por sus sentidos, pero mi silencio ante alguna clase de intromisión debió darle la negativa y se animó a seguir avanzando, con Kanada siguiéndonos firmemente. Shika encaminaba la marcha con Kanada detrás, mientras que yo iba en un principio al lateral derecho y variaba mi posición dependiendo de qué pistas llamaran mi atención. Cuando cruzaban el umbral de una puerta para pasar a otra habitación yo ya me había percatado de los detalles que para ellos resultaban nuevos, pero no avanzaba separándome de ellos, aunque en algún momento me adelanté o quedé algo rezagada, porque me parecía más seguro que estuviéramos todos juntos, los peligros ocultos serían los más difíciles de ahuyentar; y si aparecía algo que mi visión, ni nuestros oídos o experiencias hubiesen percibido, tendríamos que andarnos con especial cuidado. Por el camino encontramos alguna que otra pista, como huellas dejadas de barro y los descuidados estragos de los saqueantes en el templo.
Mi amiga pelirrosa se dirigió hacia una habitación nueva, fruncí el ceño no muy segura con lo que mis ojos contemplaban. Segura de sus pasos ella se movía hacia un gran armario que tenía algún aparato en el fondo, pero antes de que abriera las puertas me adelanté hasta escudriñar... ¿la pared? Más allá mis ojos percibían un gran tunel de piedra que no parecían ver que estuviera allí, por lo que supuse que por una vez iba a ser útil mi Byakugan. Absorta adelanté la mano probando tocar algo... Sin resultado alguno tuve que mantener el equilibrio para mantener el equilibrio y no caerme sobre la tierra. Miré a mis compañeros, esperando que por fin ellos vieran lo que yo, pero Shika estaba demasiado concentrada en la manivela que se encontraba al fondo del mueble.

- Shika, no creo que debieras tocar eso...

La advertí acercándome a ella, que se encontraba a apenas cinco metros de mí, sabiendo que el mecanismo podría ser de lo menos benevolente. Me parecía demasiado sospechoso el que alguien se hubiera tomado tantas molestias en ocultar algo así para no llevar a nada. Tendrían que andarse con ojo, esperaba que mi amiga fuera lo bastante inteligente como para saberlo y no hacer algo que les pudiera costar caro. Habíamos pasado muchas cosas juntas, una de las mayores pruebas en el examen chunnin, donde me había demostrado que no era una tonta. Había sido capaz de distraer -otra cosa distinta eran los métodos para ello- a un monstruo que podría haber acabado con todo el equipo mientras yo estaba encerrada en una cueva por debajo con sus maravillosos hijitos, que por cierto, después nacieron muchos más. Aunque ellos no vieron la luz del día, el gran Suzaku, cuya presencia se había grabado a fuego en mi corazón Katon, nos había protegido y les había exterminado con su fuego purificador. Solo uno de ellos, la única criaturilla que permaneció creciendo en el corazón de su madre, logró sobrevivir y continuaba creciendo entre nosotros. Sabía que se había corrido la voz respecto a varias historias que hablaban sobre lo ocurrido, pero no muchos sabían la verdad, se distorsionaba la realidad de un oído a otro y al final se acababa por no saber qué de cierto tenía aquello. Los ninjas que estuvimos allí y pudimos sentir el miedo en nuestras carnes, sí lo supimos, al igual que los que cuidaron y nos atendieron al salir del lugar. Si bien podría parecer una prueba horrible, también nos fortaleció como personas y nos ayudó a continuar recorriendo el sendero por el que caminábamos. Aunque algunos, a los que aún guardábamos recuerdo, habían caído como valientes shinobis intentando servir a su villa para mejorar. Un paso imprescindible para demostrar de lo que eran capaces que cambiaba la vida de muchos. Kinder sonrió en mi mente, de una forma que hizo estremecer cada célula de mi cuerpo, ella también había estrado presente, al igual que lo estaba ahora, y esperaba con amenazante precisión el momento para librarse de mí y poder salir. ¿Qué tendría de interesante una simple misión para ella? Sus razones para actuar escapaban demasiadas veces de mi conocimiento... Resultaba ciertamente frustrante.

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Última edición por Sonzu el Mar Ene 01, 2013 6:15 am, editado 1 vez
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Estragos en el templo del fuego Empty Re: Estragos en el templo del fuego

Mensaje por Shika Dom Dic 30, 2012 1:53 pm

Palabras:
Entrenamiento:


Escuchaba lo que decían, pero mi atención se fijaba más en el fondo de la pared y en la palanca que ya estaba bajando. Escuché las palabras de Sonzu “no creo que debieras tocar eso”, pero ya era demasiado tarde. Desperté de mi ensimismamiento, sacudiendo la cabeza y dirigiéndome de nuevo hacia el fondo del armario. Posé una mano en la madera con la intención de empujar, pero de pronto cedió, lo que había resultado ser una ilusión desapareció y mi cuerpo se inclinó hacia el túnel antes de lo que me habría gustado. Ver por el rabillo del ojo una flecha me hizo actuar y dar un salto hacia atrás, entrando de nuevo en la sala y viendo cómo la punta se clavaba en la pared. Miré a Sonzu y Kanade, avisándoles de que se tendrían que andar con cuidado.

Pasé la mirada por la habitación, encontrando un saco lleno de canicas. Era pequeño, poco más grande que un puño, pero tenía contenido suficiente para lo que yo me proponía. Lo cogí y me acerqué de nuevo al armario en que había estado antes. No había mucha luz en el túnel, por lo que hice un sello con una mano y mi cuerpo comenzó a emitir una tenue luz, suficiente para poder ver lo que encontraríamos a nuestro paso. Ya podía ver el comienzo de la roca, me hice con una canica y la lancé rodando por el suelo de la sala. Una gran cantidad de flechas se dirigieron al lugar, impidiendo el paso del objeto. Después, cogí otra canica diferente y la lancé por el aire, viendo que nada interrumpía su camino.

Decidí hacer una prueba yo misma, por lo que comencé a concentrar chakra en la planta de mis pies. Me ayudaría de una habilidad sencilla que había aprendido al comienzo de mi camino ninja, el sigilo. Con ésta, mis pies no pisarían directamente el suelo, pero debía hacer una prueba antes de hacer que se encaminaran mis compañeros de misión. Cuando estuve preparada, habiendo tardado tan solo unos segundos, di varios pasos hacia delante, comprobando que al no pisar el suelo no corría el peligro de las flechas. Volví atrás, miré a Sonzu y supuse que ella ya sabía la habilidad, pero el problema se encontraba en el joven genin que tenía ante mí también, dudaba que hubiera entrenado el sigilo ninja.

- Sonzu, tendremos que utilizar el sigilo ninja para avanzar por la primera parte del túnel. Kanade, si no me equivoco, tú no sabes la habilidad.

Concentré de nuevo chakra bajo mis pies, mostrándose éste en forma de un disco de cristal rosado. Después, di varios pasos al frente dejándolo ahí, sin cortar en ningún momento el flujo de chakra. Miré al joven genin, preguntándome si estaría dispuesto a seguir el camino así.

- Si confías en mí, deberás sentarte sobre ese disco de cristal y dejar que yo te lleve, no harás ningún esfuerzo durante el tiempo en que te esté transportando. Así podrás volar, no se te lanzarán flechas. Crear un disco para cada uno de nosotros es demasiado gasto si después tenemos que luchar, por eso solo tú tendrás, para compensar el hecho de que no sabes la habilidad.

Con la explicación dada, comencé a caminar por el túnel. Les avisé de que yo iría delante, así como pedí a Sonzu que nos avisara si veía algo extraño. Ponía atención en todo lo que pisaba, en cada cambio que podía encontrar dentro del túnel de roca en que habíamos entrado. El techo estaba a una altura de dos metros y medio sobre el suelo, más bajo que en una habitación normal, y el espacio que quedaba entre pared y pared era bastante reducido, de dos metros y medio también. Parte de mi atención iba fija también en el disco de cristal que llevaba al genin de la misión, que se mantenía a una altura de medio metro sobre el suelo.

Caminé así durante un rato, hasta que di la vuelta a una esquina y el túnel se terminó. Al parecer si había más trampas su activación era la misma que la de la primera. Por tanto, no tuvimos problemas durante el tiempo en que atravesamos aquel lugar con paredes de piedra y techo bajo. Recorrí con la mirada la pared que tenía delante, rocosa como las que se situaban a ambos lados de mi cuerpo. Pensé que tal vez la forma de abrir la entrada era idéntica a la anterior, pero al posar una mano sobre la superficie, ésta permaneció de la misma forma, sin cambio alguno. Pasé la palma de las manos de un lado a otro, buscando alguna rendija que me permitiera pasar a la estancia que nos esperaba. Escuché un golpe al otro lado e inmediatamente separé las manos de la piedra, después esperé con paciencia y me pareció distinguir algunas voces.

- ¿Ves algo, Sonzu?

Mi voz sonaba en un susurro, queriendo evitar que si había alguien al otro lado nos descubriera. En ese momento no lo sabía, pero si Sonzu tenía el Byakugan activado podría contemplar una estancia llena de muebles, una gran cantidad de planos en las mesas y cuatro hombres en pie hablando. Sus voces no llegaban a nuestros oídos de una manera lo suficientemente nítida con el muro delante, que resultaba ser más grueso y no ilusiorio. Al parecer, ya habíamos cumplido la primera parte de la misión: encontrar al grupo de ninjas. Ahora debíamos ver la forma de salir del túnel para poder atrapar a los cuatro shinobis que esperaban en la sala, aún sin saber de nuestra presencia. Sonzu podría notar que sus apariencias no eran las más inofensivas, vistiendo prendas semejantes a las de los piratas.

Finalmente, empujé una piedra y todas las rocas se movieron, abriendo una puerta y produciendo suficiente ruido como para que los ninjas notaran nuestra presencia. Dos de ellos se giraron para mirarnos, mientras que los otros guardaban los papeles apresurados. Me pregunté qué era aquello y decidí investigarlo después, por el momento lo primordial era salir del túnel, por lo que avancé unos pasos más y corté el flujo de chakra que llevaba a mi cuerpo a emitir la luz. Cuando todos hubieran salido, dejaría a Kanade en el suelo y cortaría también ese flujo de chakra para evitar más gastos innecesarios. Y, después de un largo rato, mis pies pisaron de nuevo por sí mismos el suelo de aquella extraña sala.

Vi cómo un ninja sacaba un kunai para lanzarlo y me pregunté de qué villa serían todos ellos. Parecían experimentados en el arte de la lucha, aunque dudaba que hubieran ido a algún examen Chunin. A juzgar por su forma de manejarse, llevaban mucho tiempo combatiendo con la gente, pero no con alguien más experto que ellos en el arte de la lucha, como éramos Sonzu y yo. Kanade, por otra parte, era un genin examinado poco tiempo antes, aún tenía mucho por aprender. El ninja lanzó un kunai, que esquivé moviéndome hacia la derecha. El arma se clavó en la pared, mientras que los otros cuatro nos miraban con la simple intención de examinarnos, era un grave error por su parte. Seguramente habría más refuerzos en las habitaciones cercanas, al igual que estarían también los monjes secuestrados y todas sus pertenencias.

Un genin había cogido todas las pertenencias y salía corriendo seguido por seis clones idénticos a él. Sabía que eran clones porque solo podía haber uno real, pero ningún otro factor me habría permitido descubrirlo si hubiera estado frente a uno de ellos. Otros cuatro clones extendieron la palma de una mano en mi dirección mientras giraban la otra muñeca. Vi cuatro discos de chakra que giraban en mi dirección y di un paso a la derecha mientras miraba a mi alrededor. Había esquivado en un principio el ataque, pero antes de que pudiera darme cuenta los cuatro discos me dañaron mientras se disipaban. Eso me ayudó a reaccionar con más agilidad. No sabía qué era aquello que los once resguardaban en su carrera, pero debía alcanzarles porque parecía importante para la organización. Miré a mis dos compañeros, que pronto comenzarían a defenderse de las respectivas ofensivas que les llegarían.

- Ocuparos de estos genins, yo seguiré a los que se llevan algo. Tal vez su intención sea pedir refuerzos.

No pude verlo en la carrera, pero había un ninja que, por sus ojos, parecía ser Uchiha y miraba fijamente a Sonzu, metiéndola así en un genjutsu que tenía por único requisito el contacto visual. Mi amiga tenía activado el Byakugan, por lo que no podría esquivar el ataque por sí misma. Al mismo tiempo, otro genin recubría sus pies de chakra Yoton y comenzaba a correr en su dirección, con la única intención de propinar una patada al estómago de Sonzu. Kanade, por su parte, tendría problemas con el ninja que mantenía un sello a ambas manos y formaba una enorme barrera de insectos. Ésta se dirigía al joven de nuestro grupo que, si no hacía nada, recibiría los daños producidos por tal cantidad de aguijones clavados en su carne.

Por el camino, hice dos jutsus que nunca antes había intentado realizar, basados en la necesidad de impedir tanto que me siguieran como que pudieran atacarme con certeza de que iban a conseguir darme en mi carrera detrás de los ninjas. Lo primero que hice fue, tras varios sellos, crear una armadura de cristal alrededor de mi cuerpo que reflejaba la luz, haciendo daño a la vista de aquellos que me mirasen. Lo segundo, tras otra secuencia de sellos, fue atacar al ninja que se puso en mi camino, intentando impedir que yo avanzase. Un ataúd de cristal repleto de agujas en su interior salió del suelo y se comió al ninja, dañándole y seguramente acabando con su vida, aunque yo no tenía tiempo de pararme a mirar si estaba muerto o no, eso era objetivo de mis compañeros de misión.

Shika:
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Cuatro genins de nivel 4 de los siguientes clanes: Uchiha, Hyriu, Uzumaki y Aburame. Tienen los entrenamientos.
Primer genin, Uchiha:
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Segundo genin, Hiryu:
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Tercer genin, Aburame:
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Cuarto genin, Uzumaki:
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Última edición por Shika el Lun Mar 11, 2013 5:01 am, editado 1 vez
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Estragos en el templo del fuego Empty Re: Estragos en el templo del fuego

Mensaje por Shika Lun Mar 11, 2013 4:47 am

Viendo que ninguno de los dos ha contestado y/o va a contestar, se cierra la misión, habiéndose completado el primer objetivo (lo equivalente a una misión rango B) con el doble de palabras.
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Estragos en el templo del fuego Empty Re: Estragos en el templo del fuego

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