Contador de Visitas IMG
Contador de Palabras IMG
Contador de Palabras
Mejores Posteadores IMG
Los posteadores más activos de la semana
No hay usuarios |
Mejores posteadores IMG
Mejores posteadores
Kirugani | ||||
Ermitaño De Los 6 Caminos | ||||
Blank | ||||
Suiryumaru Hozuki | ||||
Sadoru kimura | ||||
Beck | ||||
Agito Hoshigaki | ||||
Shika | ||||
edu uchiha | ||||
Sokka |
Img Quien está en linea
¿Quién está en línea?
En total hay 10 usuarios en línea: 0 Registrados, 0 Ocultos y 10 Invitados Ninguno
El record de usuarios en línea fue de 89 durante el Dom Oct 13, 2024 3:27 am
Img Ultimos temas
Últimos temas
Misión de rango B: Asesinos~Kori, Viktor, Taimatsu y Nana.
3 participantes
Página 1 de 1.
Misión de rango B: Asesinos~Kori, Viktor, Taimatsu y Nana.
- Info de la misión:
- Asesinos
Rango: B.
Lugar: Isla de la Diosa Liriam
Cantidad de Misiones: 4
Objetivo 1: Buscar pistas sobre los asesinos.
Objetivo 2: Encontrar a los Asesinos.
Objetivo 3: Matar a todos los Asesinos.
Objetivo 4: Destruir la base de los Asesinos.
Descripción: Una banda de Asesinos están acechando un pueblo de la Isla Kikai, según dicen algunas fuentes quieren matar a su gobernador. No se puede permitir que muera alguien así, podría significar un golpe de estado.
Palabras Necesarias: 12.000
Experiencia (Mínima): 600
En realidad son 4 misiones, pero consecutivas y deberán ser desarrolladas por separado*
Me encontraba sobre aquellas sabanas suaves, que me transmitían todo su calor, abrí lentamente mis ojos, y desvié vagamente la mirada hasta la ventana que tenia frente a la cama, como cada mañana el frío viento de kirigakure no sato, esquivaba el cristal de la ventana entrando en la habitación y bailando con las finas cortinas. Últimamente había estado lloviendo con continuidad, y la niebla se estaba levantando desde tempranas horas de la mañana, en cambio hoy la lluvia había sesado, aun que no era algo que me importase, se que la fría y hermosa lluvia volvería siempre... Y la misteriosa niebla que cubría la lluvia aun no se había levantado... Aun era temprano, demasiado.
Me tiré sobre la cama nuevamente, dejando así que mis ojos observaran el blanco color del techo... Entonces, cerré los ojos, relaje mi cuerpo y dejé volar mi mente, por los claros cielos de los recuerdos en un inútil intento de encontrar en algún lugar de mi mente, buscando, quizás el recuerdo de esos dos rostros, esos dos hermosos rostros que mis recuerdos ya no llegaban a recordar.
Mamá... Papá...
Seguramente ellos serían las personas más maravillosas que podían existir, pero a pesar de todo yo ya no los conseguía recordar... ¿Era feliz? ¿Realmente yo era feliz? Nunca sabría responderme a esa pregunta era, tenía a mi abuelita, a la cual quería con todo mi corazón, tenía buenos amigos, y a pesar, de ser yo la que sonreía siempre, seguramente ellos eran ¿Más felices? Sabía que Viktor no lo había pasado precisamente bien, ya que si no recordaba mal, había perdido a toda su familia, a Kori a pesar de que sabía que era una chica buena y leal, nunca había tenido la oportunidad de hablar con ella, ni de conocerla a fondo... Pero pasase lo que pasase, Kori y Viktor ya eran felices, se tenían el uno al otro. Mis pensamientos se revolvieron un instante, y me levante, acomodándome en la cama, apoyando la espalda en la almohada, contra la pared, y posando mi mirada en el claro cristal de la ventana.
No tarde en ver una especie de sombra que volaba a gran velocidad pasando por delante del cristal, al verlo, me fije más en lo que pudiese ser, en ese momento la sombra se fue acercando, era un pájaro mensajero del mizukage, se pozo en la barandilla de la ventana y golpeo con su fuerte pico el fino cristal. Me rodé, sacando mis pies de debajo de las sabanas, y poniéndolos contra el suelo, me levante, de la cama y me dirigí hacia la ventana, la abrí y deje que el ave entrara en la habitación, esta comenzó a volar en círculos durante unos segundos hasta que finalmente aterrizó en la cama, me agache de rodillas en el suelo para poder quedar a la altura del pájaro mensajero, en una de sus patas llevaba un mensaje con el símbolo de la villa, delicadamente le quite el mensaje al pájaro y comencé a leer.
Has sido escogida para realizar una misión bastante urgente, una banda de Asesinos están acechando un pueblo de la Isla Kikai, según dicen algunas fuentes quieren matar a su gobernador. No se puede permitir que muera alguien así, podría significar un golpe de estado.
Te encontraras con el resto del equipo en el puerto que donde os llevaran a la Isla de la Diosa Liriam cuando hayáis llegado tendréis que buscar pistas sobre los asesinos, encontrarlos y matarlos y finalmente destruir su base.
Buena suerte, espero noticias pronto, cumplid la misión, por el orgullo del imperio.
Sandaime Mizukage
Suiryumaru Hozuki.
¿Una misión de gran importancia? cuando acabé de leer comencé a correr hacía el baño, tenía que darme prisa, o podía ocurrir le algo al gobernador de la isla. Me metí en la ducha, para darme un buen bañó antes de salir.
-¿Nerviosa?-
Escuché su voz, aun que no me extrañé, ya me estaba habituando a que Kairi hubiese vuelto.
-Si...-
Respondí mientras salía del baño, y me acercaba al ropero para coger la ropa.
-Nunca has participado en una misión de tal magnitud ¿no?-
-No, nunca, pero creo que lo aré bien, confio en mi.-
Me puse una camisa de tiros blanca, un pantalón negro corto, encima de esto me puse mi vestido negro corto, me puse las botas largas con un poco de tacón, finalmente me dejé el pelo suelto, me acerque a la pequeña mesa que tenía en la habitación, coloqué mi porta kunais en mi regazo, metí dentro el kunai que llevaba siempre, un poco de hilo ninja, vendas ya que seguramente tendría que ofrecer mis jutsus médicos en alguna ocasión, la aguja con cascabel, y finalmente, abrí el pequeño cajón de madera de la mesa, allí guardaba el recuerdo de una amiga ya fallecida. En una pequeña caja de madera de roble que había dentro del cajón, estaban los diecisiete kunais de tres puntos de mi amiga elfa, Kiara.
Cogí uno en la mano.
-La extrañas ¿Verdad?-
-Si... es la primera vez que estoy consiente, cuando alguien muere, es para mi la primera muerte de un ser querido y cercano a mi...-
Una fina lagrima se deslizó por mi mejilla, guardé los diecisiete kunais de tres puntas, en el porta kunais, era un porta kunais más grande, que el que usaba normalmente, ya que en aquel a penas me cabían las cosas. Me levante de donde estaba sentada, y me acerqué a la mesa de noche, allí estaba la cinta de la villa, la cual cogí y me puse en la cabeza a modo de diadema, y finalmente los guantes que usaba en combate, me coloqué los guantes, y me coloqué el porta kunais y salí de la habítación para desayunar, junto a mi abuela.
Tras un buen desayuno, solo quedaba emprender el viaje, sali de casa, y comencé el camino hacía el puerto.
No tardaría mucho en llegar, y al parecer sería la primera en hacerlo ya que no había nadie más por allí, me acerque a una de las ventanas de las casas, y a mire al interior, apollando mi mano enguantada en el cristal, dejando que el frio del cristal traspasara mi guante y llegara a la llema de mis dedos, dentro había gente, gente muy feliz, una familia feliz y unida...
Última edición por haruno nana el Miér Dic 26, 2012 11:22 am, editado 1 vez (Razón : Poner el color a los diálogos)
Nanako- Chunin Kiri
- Cantidad de envíos : 396
Reputación : 0
Fecha de inscripción : 22/08/2012
Estatus
Rango Off: -
Recompensa (Renegados): -
Re: Misión de rango B: Asesinos~Kori, Viktor, Taimatsu y Nana.
Nuevo día en Kirigakure, mañana tranquila y húmeda. Algo normal teniendo en cuenta que estábamos al lado del mar, suavizando las temperaturas. Ademas de eso era caracterizo que una densa niebla tapase toda la villa y sus alrededores. Dificultando la visión a cualquiera persona. Desde hacía un tiempo, todo estaba muy raro, la mar estaba enfurecida, y la niebla era mas densa de lo normal. Muchos de los barcos pesqueros que salían no volvían, y yo fui testigo de eso. En mi anterior misión, el mar se alboroto, y casi nos hunde, las olas chocaban fuertemente contra el barco, haciendo que se moviese bruscamente, tirando a los tripulantes al agua, haciendo que casi se ahoguen, pero al final todo salio bien, y complete la misión, consiguiendo un tesoro que se encontraba en un navío hundido.
Tras quitarme las sabanas, las cuales se habían pegado a mi cuerpo, me levante despacio, esperando a que la sangre recorriese todo mi cuerpo, para así no marearme. Una vez en pie hice unos pequeños estiramientos, preparándome para otro día tan aburrido como todos lo anteriores. Me dirigía a la cocina, cuando pase por delante de una ventana, la cual había algo pegado a ella, dando unos ligeros toques con lo que parecía ser un pico, abrí la ventana y vi al pájaro mensajero del Mizukage, el cual traía una carta para mi, cuando la cogí el pájaro se fue rápidamente hacía el sur, supongo que iría a entregar otra carta a otra persona. La carta decía:
Has sido escogido para realizar una misión bastante urgente, una banda de Asesinos están acechando un pueblo de la Isla Kikai, según dicen algunas fuentes quieren matar a su gobernador. No se puede permitir que muera alguien así, podría significar un golpe de estado.
Te encontraras con el resto del equipo en el puerto que donde os llevaran a la Isla de la Diosa Liriam cuando hayáis llegado tendréis que buscar pistas sobre los asesinos, encontrarlos y matarlos y finalmente destruir su base.
Buena suerte, espero noticias pronto, cumplid la misión, por el orgullo del imperio.
Sandaime Mizukage
Suiryumaru Hozuki.
Cuando termine de leerla mi cara se animo bastante, por fin haría algo de utilidad para el imperio, ademas de tener que luchar contra unos asesinos. Desde que recupere mi espada tuve sed de sangre, y pronto sería calmada. Animado comí algo para estar al máximo de fuerzas, y a si no flojear en ningún momento. Cuando termine fui a mi cuarto, donde guardaba la ropa con la que peleaba, esta consistía en una camiseta, la cual solo me tapaba parte del torso, dejando al descubierto la parte derecha, mostrando mi bien definido pectoral y parte de los abdominales. La parte inferior era un pantalón de color negro con rayas amarillo. Cuando termine me dirigí hacía el baño, para peinarme y lavarme la cara un poco. Con agua moje mi cara varías veces para espabilarme al máximo, y con un peine cepille mi dorado pelo, el cual me llegaba ya por los hombros. El sol había salido no hace mucho, aun era temprano, pero me daba igual, no podía aguantar las ganas de ir a una misión.
Una vez fuera de mi cada empece a andar con una velocidad normal, a la vez que avanzaba observaba lo tranquilo que estaban las calles, el silencio, eso no era normal en Kirigakure, las calles solían ser bulliciosas como ninguna. Tras un rato andando por la villa, llegue a las puertas, custodiadas por dos ambus, cuando iba a pasar, ellos me pararon, diciéndome cual era el motivo de mi marcha, les enseñe el papel que el Mizukage me envió, para a si poder seguir hacia delante, cuando la leyeron me dejaron seguir.
En unos 30 minutos llegaría al puerto, donde me encontraría con el resto del equipo, no sabía quien eran, ni cuantos eramos, pero pronto lo sabría. Tras andar un rato, por fin pude divisar el puerto, en el muchos marineros cargaban y descargaban barcos, pero menos de lo normal, el mal tiempo los asustaba, exceptuando a unos viejos lobos de mar, los cuales no le temen a nada, aunque la mayoría de ellos no volverán, tras acercarme un poco mas, pude ver a una shinobi de pelo rosa, de altura parecida a la mía, puede que un poco mas bajita, tenía una bandana de Kirigakure, su pelo era largo, mas que el mio, sus ojos eran una mezcla de colores rosa y violeta, cuando la vi pensé que ella sería mi compañera para la misión, me acerque a ella, a una distancia preventiva de 5 metros, me dispuse a hablar con ella, mientras mi ojos rojos no dejaban de mirarla.
Hola, mi nombre es Taimatsu, Taimatsu Hozuki. Vengo aquí para hacer una misión encargada por el Mizukage, me preguntaba si tu eres mi compañera para hacer la misión.
Tras quitarme las sabanas, las cuales se habían pegado a mi cuerpo, me levante despacio, esperando a que la sangre recorriese todo mi cuerpo, para así no marearme. Una vez en pie hice unos pequeños estiramientos, preparándome para otro día tan aburrido como todos lo anteriores. Me dirigía a la cocina, cuando pase por delante de una ventana, la cual había algo pegado a ella, dando unos ligeros toques con lo que parecía ser un pico, abrí la ventana y vi al pájaro mensajero del Mizukage, el cual traía una carta para mi, cuando la cogí el pájaro se fue rápidamente hacía el sur, supongo que iría a entregar otra carta a otra persona. La carta decía:
Has sido escogido para realizar una misión bastante urgente, una banda de Asesinos están acechando un pueblo de la Isla Kikai, según dicen algunas fuentes quieren matar a su gobernador. No se puede permitir que muera alguien así, podría significar un golpe de estado.
Te encontraras con el resto del equipo en el puerto que donde os llevaran a la Isla de la Diosa Liriam cuando hayáis llegado tendréis que buscar pistas sobre los asesinos, encontrarlos y matarlos y finalmente destruir su base.
Buena suerte, espero noticias pronto, cumplid la misión, por el orgullo del imperio.
Sandaime Mizukage
Suiryumaru Hozuki.
Cuando termine de leerla mi cara se animo bastante, por fin haría algo de utilidad para el imperio, ademas de tener que luchar contra unos asesinos. Desde que recupere mi espada tuve sed de sangre, y pronto sería calmada. Animado comí algo para estar al máximo de fuerzas, y a si no flojear en ningún momento. Cuando termine fui a mi cuarto, donde guardaba la ropa con la que peleaba, esta consistía en una camiseta, la cual solo me tapaba parte del torso, dejando al descubierto la parte derecha, mostrando mi bien definido pectoral y parte de los abdominales. La parte inferior era un pantalón de color negro con rayas amarillo. Cuando termine me dirigí hacía el baño, para peinarme y lavarme la cara un poco. Con agua moje mi cara varías veces para espabilarme al máximo, y con un peine cepille mi dorado pelo, el cual me llegaba ya por los hombros. El sol había salido no hace mucho, aun era temprano, pero me daba igual, no podía aguantar las ganas de ir a una misión.
Una vez fuera de mi cada empece a andar con una velocidad normal, a la vez que avanzaba observaba lo tranquilo que estaban las calles, el silencio, eso no era normal en Kirigakure, las calles solían ser bulliciosas como ninguna. Tras un rato andando por la villa, llegue a las puertas, custodiadas por dos ambus, cuando iba a pasar, ellos me pararon, diciéndome cual era el motivo de mi marcha, les enseñe el papel que el Mizukage me envió, para a si poder seguir hacia delante, cuando la leyeron me dejaron seguir.
En unos 30 minutos llegaría al puerto, donde me encontraría con el resto del equipo, no sabía quien eran, ni cuantos eramos, pero pronto lo sabría. Tras andar un rato, por fin pude divisar el puerto, en el muchos marineros cargaban y descargaban barcos, pero menos de lo normal, el mal tiempo los asustaba, exceptuando a unos viejos lobos de mar, los cuales no le temen a nada, aunque la mayoría de ellos no volverán, tras acercarme un poco mas, pude ver a una shinobi de pelo rosa, de altura parecida a la mía, puede que un poco mas bajita, tenía una bandana de Kirigakure, su pelo era largo, mas que el mio, sus ojos eran una mezcla de colores rosa y violeta, cuando la vi pensé que ella sería mi compañera para la misión, me acerque a ella, a una distancia preventiva de 5 metros, me dispuse a hablar con ella, mientras mi ojos rojos no dejaban de mirarla.
Hola, mi nombre es Taimatsu, Taimatsu Hozuki. Vengo aquí para hacer una misión encargada por el Mizukage, me preguntaba si tu eres mi compañera para hacer la misión.
- Info:
- ATRIBUTOS:
- Fuerza (FUE) :50
- Inteligencia (INT) :50
- Velocidad (VEL) :200 [+200] = 400 velocidad máxima: 20 km/h. altura de salto: 5m.
- Control del Chackra (CCK) :190 [+200] = 390
- Resistencia (RES) :10
STATS:
- PV (Puntos de vida) :460
- PC (Puntos de Chakra) :450
PODER DE JUTSUS:
- Ninjutsu:16 (+20) = 36
- Taijutsu: 4 (+2) = 6
- Genjutsu: (+2) = 2
- Acciones:
- 1 jutsu oculto
Taimatsu- Genin Kiri
- Cantidad de envíos : 226
Reputación : 1
Fecha de inscripción : 17/10/2012
Estatus
Rango Off: -
Recompensa (Renegados): -
Re: Misión de rango B: Asesinos~Kori, Viktor, Taimatsu y Nana.
Tenía sueño, mucho sueño. No era demasiado tarde, y ni siquiera me había molestado en cenar, pero me encontraba cansada y débil, a pesar de que no había realizado demasiados esfuerzos aquel día. Decidí, por lo tanto, acostarme; así, de paso, posiblemente me levantaría mucho antes.
Pude ver cómo me levantaba de la cama. Espera, ¿por qué me veo desde fuera? Mi rostro parece cansado. Y me vuelvo a acostar. Todo pasa muy rápido, veo fragmentos en los que yo siempre soy el centro. Combatiendo, caminando sola por sitios que nunca había visto... Poco a poco las imágenes se fueron sucediendo más lentamente, aunque aún así se distinguían costosamente, hasta llegar a una Kori con el cabello claro por el tiempo... ¿Esa era yo? Estaba en la cama, respirando con gran dificultad. Y mi corazón va cada vez más lento, puedo oírlo, puedo sentirlo desde aquí. Como un reloj que va perdiendo la energía que hace que sus engranajes se muevan, como una caja de música a la que se le acaba la cuerda... No... No me puedo morir... aún no... ¡Kori!
Me desperté sobresaltada. Lo primero que hice fue mirar mis brazos, mis piernas, y a continuación salir corriendo a observarme en un espejo. Mis cabellos seguían morados, las arrugas no decoran mi rostro... No ha pasado nada. Tan sólo ha sido un mal sueño, un mero producto de mi imaginación... Nada de lo que preocuparse. Estoy viva.
A continuación me dirigí a desayunar. Era pronto, muy pronto. Estaba descansada, pero tenía hambre; no había comido desde el mediodía del día anterior. Cogí una barrita de chocolate y me traje un libro para acompañarme. Así podría entretenerme hasta que fuera un poco más tarde, y salir de casa.
Estaba sentada en mi casa leyendo un libro, cuando se oyó un ruido en la puerta. Dos golpes seguidos, exactos y concisos, característicos de cualquier persona que llama a tu hogar. Hacía tiempo que no oía ese sonido... Eran contadas las ocasiones que alguien quería algo de esta casa alejada de la humanidad. Ya no reaccionaba ante aquél sonido... ¿quién sería? ¿Quién querría algo de Kori Nara?
Otra vez el mismo sonido. Decidí levantarme e ir a ver quién era el que se había adentrado en el valle del fin con el único propósito de darme algún mensaje. Abrí la puerta lentamente, eso sí, tenía un kunai en la mano, no fuera a ser alguien con malas intenciones quien entrase en mi casa.
Resultó ser un simple cartero, aunque el arma seguía a mi alcance, por si acaso se torcían las cosas. Nunca se puede estar seguro de las verdaderas intenciones de la gente. Cogí con sumo cuidado la carta que el cartero me entregaba, me dijo “buenos días” y se marchó.
Me volví a sentar donde antes estaba leyendo el libro y abrí con delicadeza la carta. Era del Imperio de Kiri.
Una misión. En ella debería matar a unos asesinos... Matar.
Ya había matado en una ocasión. No es que fuera mi pasatiempo favorito. Yo no era sanguinaria, pero si era necesario matar... Lo haría. Estaba decidido. Aceptaba la misión. No sólo eso, si no que estaba segura de que la realizaría con éxito.
Pero el lugar de la misión estaba lejos de aquí. Debía partir cuanto antes. Recogí las cosas más importantes que necesitaba; ropa, comida, el kunai que me había acompañado desde mi iniciación en el camino ninja. Y rápida como el viento, comencé mi camino hacia la isla
Salí de mi hogar con rapidez. El viento azotó mi cara con fuerza, y escondí mi rostro tras una bufanda fris que sólo dejaba al descubierto mis rojizos ojos y mi frente. Este viaje sería duro; me separaban de mi destino alrededor de tres días. No era la primera vez que realizaba este recorrido, por lo que tenía confianza en no perderme.
La nieve dificultaba la marcha por el valle del fin. La nieve y la arena eran las cosas que convertían el paso por cualquier sitio en una verdadera tortura si tenías prisa y por lo tanto requerías avanzar con presteza. Pero no podía pasarme todo el trayecto quejándome y pensando en mi desdicha al verme cansada y etresada ante la idea de recorrerme medio mundo por una simple misión. Claro que cuando te queda todo el camino por delante y estás lejos de lo que quieres obtener todo parece más difícil de lo que en verdad es. Yo estaba acostumbrada a caminatas más duras que ésta, a condiciones peores que ésta... y en esta ocasión estaba exagerando. No era tan malo lo que se avecinaba,
Tras varios kilómetros pensando en por qué me mostraba reacia a realizar esta misión, descubrí la razón por la que todo se volvía negro a mis ojos. Relacionaba la muerte, como cualquier persona normal, con el dolor, el peligro, la guerra. Como había pensado al leer la carta, dentro de mi hogar, ya había matado a alguien. Por defensa propia. En este caso era en defensa de otra persona, pero seguía siendo la misma ideología. Si los ninjas llamados a quitar de en medio a aquellos asesinos no realizaran su trabajo correctamente, las consecuencias serían nocivas. Nadie había mandado a los criminales hacer lo que planeaban, así que si ellos querían la muerte, muerte sería lo que recibirían.
Y con estos pensamientos, pensando en lo correcto e incorrecto, fui alejándome cada vez más de mi hogar, y acercándome a mi destino. Cuando me quise dar cuenta, ya era de noche; había pasado tanto tiempo metida en mí misma que apenas me había fijado en el camino, pues mis pies me guiaban y mis oídos estaban atentos a cualquier cosa extraña. Casi era como si mi mente y mis sentidos fueran independientes el uno del otro, aunque lo que cada uno hiciera reflejaba directamente en mi cuerpo.
Cené frugalmente, pues lo mejor era tomar un desayuno fuerte por la mañana siguiente; las fuerzas que cobrara hoy sólo servirían para conciliar mejor el sueño, y con lo cansada que estaba el sueño no era el mayor problema.
Entré en una posada que había en el camino, en la cual me dieron una habitación que aunque era bastante humilde, tenía cierto encanto y estaba limpia y cuidada. Le pedí al hospedero que me despertara a las cinco de la mañana, a lo cual aceptó, y me eché a dormir.
Tal y como había pedido, el dueño del hostal me despertó temprano. Me di una ducha, guardé mis cosas, que cada vez iban pesando menos, y salí de mi habitación. Ya abajo, el mesonero me dijo que me invitaba a un desayuno, a lo cual acepté gustosa. No me convenía gastar las provisiones que guardaba en la mochila que llevaba en mi espalda.
La comida consistió en un vaso de vino y un bocadillo de jamón. No estaba acostumbrada a este tipo de almuerzo, pero estaba delicioso -en especial el vino-. y además no le iba a hacer feos a una cosa que el buen hombre me había dado sin pedir nada a cambio.
Cuando hube terminado el desayuno, le entregué el dinero correspondiente a la habitación al posadero, me despedí y proseguí mi camino.
Ese día ya estaba mentalizada de lo que iba a suceder en la misión, por lo que no le di más vueltas al tema y me limité a observar el paisaje por el que pasaba.
Empecé caminando a un ritmo demasiado alto para empezar, y fue eso lo que provocó un temprano cansancio en mí. Aún así, seguí caminando, no importaba a qué velocidad, lo trascendental era que no parase en ningún momento. Debía avanzar, aunque me costase.
El resto de ese día, junto con el siguiente, pasaron sin novedad. En esos últimos dos días intensos días de camino, en los cuales apenas paré, exceptuando alrededor de ocho escasas horas en las cuales dormí. Caminé aprovechando al máximo la tenue luz caracterrística de los fríos días de invierno, siempre alerta; para una Nara como yo no era recomendable hacer los trayectos cuando la luz no está de tu parte.
Al llegar a Kiri estaba cansada, pero al menos había llegado. No podía pedir más. Tenía ganas de descansar, y lo que hice fue coger un barco desde Kiri a la isla de la diosa Liriam. Así, en el trayecto, aunque fuera corto, podría dormir un rato agradable, y llegar descansada al lugar en el que nos concentraríamos los participantes para realizar la misión.
Como había calculado, llegué a una hora temprana al lugar establecido. Ahí estaba Nana, esperando a que llegasen los demás. Según había entendido en la carta, que llevaba en un bolsillo del vestido que me había puesto en esta ocasión, seríamos cuatro shinobis los que mataríamos a los asesinos. Nana, Víctor y un ninja del que no me sonaba el nombre, llamado Taimatsu.
Me quité la bufanda de la que me había despegado en contadas ocasiones a lo largo del viaje, y me dispuse a saludar a Nana, la ninja médica.
-Hola Nana -dije, dirigiéndome a una de las pocas personas que consideraba mi amiga, con una sonrisa sincera en el rostro.
También parecía que estaba Taimatsu; supuse que era él pues me pareció oir su nombre, y claramente él no era Víktor. Tenía cierta cara de psicópata, pero a pesar de ello era atractivo. No me lo imaginaba así.
-Hola -le dije en voz baja. No me atrevía a más... No le conocía de nada, y yo con extraños siempre era tímida. Y con los conocidos, también.
¿Dónde estaría Víktor? Tenía ganas de verle. Iba a llegar el último..
Pude ver cómo me levantaba de la cama. Espera, ¿por qué me veo desde fuera? Mi rostro parece cansado. Y me vuelvo a acostar. Todo pasa muy rápido, veo fragmentos en los que yo siempre soy el centro. Combatiendo, caminando sola por sitios que nunca había visto... Poco a poco las imágenes se fueron sucediendo más lentamente, aunque aún así se distinguían costosamente, hasta llegar a una Kori con el cabello claro por el tiempo... ¿Esa era yo? Estaba en la cama, respirando con gran dificultad. Y mi corazón va cada vez más lento, puedo oírlo, puedo sentirlo desde aquí. Como un reloj que va perdiendo la energía que hace que sus engranajes se muevan, como una caja de música a la que se le acaba la cuerda... No... No me puedo morir... aún no... ¡Kori!
Me desperté sobresaltada. Lo primero que hice fue mirar mis brazos, mis piernas, y a continuación salir corriendo a observarme en un espejo. Mis cabellos seguían morados, las arrugas no decoran mi rostro... No ha pasado nada. Tan sólo ha sido un mal sueño, un mero producto de mi imaginación... Nada de lo que preocuparse. Estoy viva.
A continuación me dirigí a desayunar. Era pronto, muy pronto. Estaba descansada, pero tenía hambre; no había comido desde el mediodía del día anterior. Cogí una barrita de chocolate y me traje un libro para acompañarme. Así podría entretenerme hasta que fuera un poco más tarde, y salir de casa.
Estaba sentada en mi casa leyendo un libro, cuando se oyó un ruido en la puerta. Dos golpes seguidos, exactos y concisos, característicos de cualquier persona que llama a tu hogar. Hacía tiempo que no oía ese sonido... Eran contadas las ocasiones que alguien quería algo de esta casa alejada de la humanidad. Ya no reaccionaba ante aquél sonido... ¿quién sería? ¿Quién querría algo de Kori Nara?
Otra vez el mismo sonido. Decidí levantarme e ir a ver quién era el que se había adentrado en el valle del fin con el único propósito de darme algún mensaje. Abrí la puerta lentamente, eso sí, tenía un kunai en la mano, no fuera a ser alguien con malas intenciones quien entrase en mi casa.
Resultó ser un simple cartero, aunque el arma seguía a mi alcance, por si acaso se torcían las cosas. Nunca se puede estar seguro de las verdaderas intenciones de la gente. Cogí con sumo cuidado la carta que el cartero me entregaba, me dijo “buenos días” y se marchó.
Me volví a sentar donde antes estaba leyendo el libro y abrí con delicadeza la carta. Era del Imperio de Kiri.
Una misión. En ella debería matar a unos asesinos... Matar.
Ya había matado en una ocasión. No es que fuera mi pasatiempo favorito. Yo no era sanguinaria, pero si era necesario matar... Lo haría. Estaba decidido. Aceptaba la misión. No sólo eso, si no que estaba segura de que la realizaría con éxito.
Pero el lugar de la misión estaba lejos de aquí. Debía partir cuanto antes. Recogí las cosas más importantes que necesitaba; ropa, comida, el kunai que me había acompañado desde mi iniciación en el camino ninja. Y rápida como el viento, comencé mi camino hacia la isla
Salí de mi hogar con rapidez. El viento azotó mi cara con fuerza, y escondí mi rostro tras una bufanda fris que sólo dejaba al descubierto mis rojizos ojos y mi frente. Este viaje sería duro; me separaban de mi destino alrededor de tres días. No era la primera vez que realizaba este recorrido, por lo que tenía confianza en no perderme.
La nieve dificultaba la marcha por el valle del fin. La nieve y la arena eran las cosas que convertían el paso por cualquier sitio en una verdadera tortura si tenías prisa y por lo tanto requerías avanzar con presteza. Pero no podía pasarme todo el trayecto quejándome y pensando en mi desdicha al verme cansada y etresada ante la idea de recorrerme medio mundo por una simple misión. Claro que cuando te queda todo el camino por delante y estás lejos de lo que quieres obtener todo parece más difícil de lo que en verdad es. Yo estaba acostumbrada a caminatas más duras que ésta, a condiciones peores que ésta... y en esta ocasión estaba exagerando. No era tan malo lo que se avecinaba,
Tras varios kilómetros pensando en por qué me mostraba reacia a realizar esta misión, descubrí la razón por la que todo se volvía negro a mis ojos. Relacionaba la muerte, como cualquier persona normal, con el dolor, el peligro, la guerra. Como había pensado al leer la carta, dentro de mi hogar, ya había matado a alguien. Por defensa propia. En este caso era en defensa de otra persona, pero seguía siendo la misma ideología. Si los ninjas llamados a quitar de en medio a aquellos asesinos no realizaran su trabajo correctamente, las consecuencias serían nocivas. Nadie había mandado a los criminales hacer lo que planeaban, así que si ellos querían la muerte, muerte sería lo que recibirían.
Y con estos pensamientos, pensando en lo correcto e incorrecto, fui alejándome cada vez más de mi hogar, y acercándome a mi destino. Cuando me quise dar cuenta, ya era de noche; había pasado tanto tiempo metida en mí misma que apenas me había fijado en el camino, pues mis pies me guiaban y mis oídos estaban atentos a cualquier cosa extraña. Casi era como si mi mente y mis sentidos fueran independientes el uno del otro, aunque lo que cada uno hiciera reflejaba directamente en mi cuerpo.
Cené frugalmente, pues lo mejor era tomar un desayuno fuerte por la mañana siguiente; las fuerzas que cobrara hoy sólo servirían para conciliar mejor el sueño, y con lo cansada que estaba el sueño no era el mayor problema.
Entré en una posada que había en el camino, en la cual me dieron una habitación que aunque era bastante humilde, tenía cierto encanto y estaba limpia y cuidada. Le pedí al hospedero que me despertara a las cinco de la mañana, a lo cual aceptó, y me eché a dormir.
Tal y como había pedido, el dueño del hostal me despertó temprano. Me di una ducha, guardé mis cosas, que cada vez iban pesando menos, y salí de mi habitación. Ya abajo, el mesonero me dijo que me invitaba a un desayuno, a lo cual acepté gustosa. No me convenía gastar las provisiones que guardaba en la mochila que llevaba en mi espalda.
La comida consistió en un vaso de vino y un bocadillo de jamón. No estaba acostumbrada a este tipo de almuerzo, pero estaba delicioso -en especial el vino-. y además no le iba a hacer feos a una cosa que el buen hombre me había dado sin pedir nada a cambio.
Cuando hube terminado el desayuno, le entregué el dinero correspondiente a la habitación al posadero, me despedí y proseguí mi camino.
Ese día ya estaba mentalizada de lo que iba a suceder en la misión, por lo que no le di más vueltas al tema y me limité a observar el paisaje por el que pasaba.
Empecé caminando a un ritmo demasiado alto para empezar, y fue eso lo que provocó un temprano cansancio en mí. Aún así, seguí caminando, no importaba a qué velocidad, lo trascendental era que no parase en ningún momento. Debía avanzar, aunque me costase.
El resto de ese día, junto con el siguiente, pasaron sin novedad. En esos últimos dos días intensos días de camino, en los cuales apenas paré, exceptuando alrededor de ocho escasas horas en las cuales dormí. Caminé aprovechando al máximo la tenue luz caracterrística de los fríos días de invierno, siempre alerta; para una Nara como yo no era recomendable hacer los trayectos cuando la luz no está de tu parte.
Al llegar a Kiri estaba cansada, pero al menos había llegado. No podía pedir más. Tenía ganas de descansar, y lo que hice fue coger un barco desde Kiri a la isla de la diosa Liriam. Así, en el trayecto, aunque fuera corto, podría dormir un rato agradable, y llegar descansada al lugar en el que nos concentraríamos los participantes para realizar la misión.
Como había calculado, llegué a una hora temprana al lugar establecido. Ahí estaba Nana, esperando a que llegasen los demás. Según había entendido en la carta, que llevaba en un bolsillo del vestido que me había puesto en esta ocasión, seríamos cuatro shinobis los que mataríamos a los asesinos. Nana, Víctor y un ninja del que no me sonaba el nombre, llamado Taimatsu.
Me quité la bufanda de la que me había despegado en contadas ocasiones a lo largo del viaje, y me dispuse a saludar a Nana, la ninja médica.
-Hola Nana -dije, dirigiéndome a una de las pocas personas que consideraba mi amiga, con una sonrisa sincera en el rostro.
También parecía que estaba Taimatsu; supuse que era él pues me pareció oir su nombre, y claramente él no era Víktor. Tenía cierta cara de psicópata, pero a pesar de ello era atractivo. No me lo imaginaba así.
-Hola -le dije en voz baja. No me atrevía a más... No le conocía de nada, y yo con extraños siempre era tímida. Y con los conocidos, también.
¿Dónde estaría Víktor? Tenía ganas de verle. Iba a llegar el último..
Kori- Genin Konoha
- Cantidad de envíos : 354
Reputación : 1
Fecha de inscripción : 02/07/2012
Estatus
Rango Off: -
Recompensa (Renegados): -
Temas similares
» Riquezas Submarinas: Misión Rango D
» Encuentro entre Nana y Viktor
» Misión rango D: En Busca de Nadeshiko
» 1ª misión. Rango: B ''Liberación''
» Mision de rango C: Hombre al agua
» Encuentro entre Nana y Viktor
» Misión rango D: En Busca de Nadeshiko
» 1ª misión. Rango: B ''Liberación''
» Mision de rango C: Hombre al agua
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Vie Jul 04, 2014 8:52 am por Yuurei
» Presentación de Kenji
Lun Jun 23, 2014 2:05 am por Kenji
» Primer Contacto
Sáb Mayo 31, 2014 3:28 am por Ikum
» Entrenamiento.
Jue Mayo 29, 2014 11:53 am por Yumi Hoshigaki
» En brazos del mar
Miér Mayo 28, 2014 12:08 pm por Yumi Hoshigaki
» País de las Olas (Enclave Especial Post Oficial)
Miér Mayo 28, 2014 6:01 am por Kirugani
» País de la Lava (Enclave Especial Post Oficial)
Miér Mayo 28, 2014 6:01 am por Kirugani
» País de la Muerte (Enclave Especial Post Oficial)
Miér Mayo 28, 2014 6:00 am por Kirugani
» País del Hierro (Enclave Especial Post Oficial)
Miér Mayo 28, 2014 6:00 am por Kirugani
» Villa Oculta de la estrella (Enclave Especial Post Oficial)
Miér Mayo 28, 2014 5:59 am por Kirugani