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Llegada al Examen

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Mensaje por Kirugani Lun Sep 24, 2012 4:54 am

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Mensaje por Alzack Lun Sep 24, 2012 7:15 am

Una mañana tranquila en el desierto del país del viento, aun era muy temprano, pero esta vez merecía la pena madrugar, en el día de pronto se celebrarían los exámenes de ascenso a chunin, Alzack suponía que Yuu estaba dormido, por eso era normal que la cueva estuviese tan tranquila y silenciosa, tenía mucho sueño, por lo que le estaba costando despertarse, poco a poco se estaba levantando, sin hacer un movimiento brusco para no marearse, pues aun la sangre tenia que correr por todo su cuerpo y no centrarse mas en un lateral que en otro, apoyando sus manos en la pared consiguió levantarse, tras rascarse los ojos quitándose todas las legañas y piscos de lo ojos, tras hacer eso se puso a estirarse haciendo que sus huesos crujan y se estiren lo mas posible, también estaba estirando los músculos, diversos ejercicios estaba realizando para después poder rendir al máximo, tras un buen rato se despertó un poco mas y estaba completamente estirado, guiándose con unos rayos de sol que entraban en la cueva busco las velas que guardaba para ver cuando el sol aun no había salido, tras encontrarlo lo cogí y encendió la llama con cuidado para no quemarse, tras encenderla pudo ver todo, incluido el lugar donde los dos dormían, cuando la luz llego a aquel lugar Alzack dirigió su mirada allí, a primer vista no encontró a nadie, se restregó los ojos pensando que a lo mejor era que aun no veía bien, pero se equivocaba, seguía sin estar allí, era muy raro, pues el no solía madrugar mucho, con un paso lento pues aun estaba adormilado se acerco al lugar donde el se acostó anoche, cuando llego vio sus pertenencias y un trozo de la camiseta que solía utilizar, y dos metros mas adelante encontró sangre, al ver eso se exalto, pues era todo muy raro, sangre, sus pertenencias, un trozo de su camisa, todo apuntaba que no salió de aquí por que le apetecía.

Asustado por lo que le pudiese haber pasado a su amigo decidió ir a buscarlo, rápidamente cogió su capa marrón y se la puso, en el cuello se puso un pañuelo viejo y de color rojo que perteneció a su padre, y en la cintura sus dos pistolas, tras eso salió corriendo hacía el exterior, una vez fuera, acto seguido pensó que podría haber tomado rumbo al recinto del chunin, que se encontraba en el pais de la nieve, a si que decidio ir hacía alli mientras que buscaba a Yuu, rápidamente empezó su carrera, el no tenía mucho aguante a si que si seguía en este paso se cansaría muy rápido, a si que procuraría ir a un paso mas lento, al estar corriendo al pisar hacía mas fuerza, por lo que los pies se le hundían en la arena, dificultándole el movimiento y cansándole mas, pues tenía que hacer mas fuerza para levantar los pies, tras poco tiempo ya estaba exhausto, el no era una persona que se caracteriza por su velocidad, si no todo lo contrario, cuando ya no podía mas cayo de rodillas en el suelo respirando muy agitadamente, casi sin respiración, había aguantado casi una hora corriendo, pero ya no podía mas, tendría que seguir el resto del camino andando, tras un rato andando llego a un camino en el desierto, este servía para ayudar a salir del desierto y dirigirse a otro pais, Alzack tomo rumbo al pais de la nieve, debajo de las indicaciones para llegar decía que se tardaría de 5 a 7 días, iba a ser un camino muy duro, se tendría que parar para dormir en diferentes sitios, pero a si era la cosa, llevaba el día entero andando, y pronto iba a anochecer, a si que tendría que buscar algún sitio para dormir, la noche ya estaba callendo y Alzack pensaba que ya no encontraría ningún sitio decende para dormir, si eso ocurriese tendría que dormir debajo de la arena para no morir de frió, cuando de repente vio a lo lejor lo que parecía ser una posada, con un ritmo rapido para que la noche cayese del todo y no pueda ver nada llego a la posada, una vez dentro respiró hondo, había sido un día duro, pero aun quedaban unos cuantos días, avanzando un poco se acerco al mostrador y una chica muy agraciada le atendió, el le pidió un sitio para alojarse durante esta noche, ella le dio unas llaves y le indico el lugar a donde tendría que ir, a cambió el le dio el dinero que costaría la habitación mas un plus, subiendo unas escaleras llego a su habitación, abriéndola con la llave entro en ella, rapidamente se desvistio y escondió sus pistolas por si acaso, no se fiaba mucho y se hecho en la cama para intentar dormir, pero no podía no paraba de pensar en lo que le había pasado a su compañero, donde estaría, si estaría bien, si le volvería a ver, nunca se sabe lo que el destino tenía preparado, pero esperaba que no fuese nada malo.

Cuando se pudo dar cuenta ya era de día, se había dormido tras pasar un rato en vela pensando en lo que le podía estar pasando a Yuu, el sol ya se había puesto, había dormido bien en lo que cabía, se levanto de la cama que era muy cómoda, mucho mas que en la cosa extraña que dormía que no sabía exactamente lo que era, cuando se puso en pie se estiró completamente haciendo que sus huesos crujieran y sus músculos se estirasen, tras eso se puso la ropa que guardo ayer, y cogió las pistolas de el lugar donde las había escondido, tras cogerlas las escondió en su cintura tapándolas con su capa para que nadie las pudiese ver, cogiendo las llaves salio de la habitación con la intento de bajar a la recepción y devolvérselas a la encargada para poder retomar su viaje, mientras que bajaba se restregaba los ojos para poder tener una visión completa, cuando termino ya estaba abajo, se acerco al mostrador y las puso encima, acto seguido se marcho sin decir nada, una vez fuera de la posada siguio su camino retomando la ruta hacía el pais de la nieve, en este día hacía un calor horroroso, pero el estaba acostumbrado a si que tan poco le importaba mucho, se sentía raro al ver a tanta gente, no estaba acostumbrado, pues normalmente no solía ver a nadie, miraba discretamente a todo el mundo, aunque nadie le prestaba atención, estaba pasando inadvertido, por ahora todo iba bien, el día pasaba y y cada vez tenía mas hambre, ya estaba apunto de anochecer de nuevo, a si que busco un sitio donde poder comer algo y descansar, tras un pequeño rato buscando encontro un lugar, llego por los pelos, pues ya era casi denoche, al entrar se sento en una mesa esperando a ser atendido, cuando le atendieron pidio lo mas barato pues no poseía mucho dinero, solo lo justo y lo necesario para poder salir adelante en este viaje, le trajeron un bol de ramen, con mucha ansia empezó a comer, se notaba su hambre, despues pago y pidio la llave para poder alojarse alli, cuando se las dieron se dirigio a si habitacion, y directamente se hecho en la cama y se puso a dormir.

Por la mañana temprano se desperto, en esa noche había pensado en muchas cosas, y algunas de ellas eran unos genjutsus los cuales serían muy utiles, el primero de ellos es una tecnica ilusoria mediante la cual el usuario hace creer al enemigo que del suelo comienza a salir arena y le va cubriendo poco a poco impidiéndole avanzar con normalidad, cuando la arena le cubre el cuerpo entero la arena le exprime dañándole, mientras que el segundo es una técnica ilusoria mediante la cual el usuario hace creer al enemigo que se le crean varias heridas, eran muy utiles y seguro que les sacaría provecho a la hora de aprobar los chunins, cuanto mas repertorios tuviese mas facil sería para el, se prepararía a consciencia para los chunins, suponia que iban a ser muy duros, todo esto lo pensaba mientras caminaba por el camino que le llevaría al país de la nieve, se suponia que en el día de hoy ya terminaría, pero nunca se sabe, puede que su velocidad fuese tan lenta que tardaría un poco mas, sinceramente esperaba que no, no quería eso, mientras caminaba pensaba en Yuu, en que le pasaría, en como estaría en que le estarían haciendo, no tenía la consciencia tranquila, y asta que lo encontrase no la tendría, estaba muy cansado, pues llevaba unos días sin descansar completamente, con un sueño muy interrumpido, pues se despertaba cada noche por un motivo desconocido quizas por que no estaba acostumbrado a dormir en una cama tan buena y tranquila, no era normal que el durmiese tan bien, no lo veía normal, poco a poco el ambiente era mas frio, eso quería decir que el pais de la nieve estaba cerca, la arena estaba desapareciendo, llevaba todo el camino con la cabiz bajo, cuando levanto el cuello este le crujió y le molesto un poco, pero en ese momento estaba pensando en otra cosa, pues a lo lejos ya podía ver el pais de la niebe, entusiasmado empezo a caminar un poco mas rapido, sin ponerse a correr pues tan poco quería cansarse, en el camino ya tenía ideados los genjutsus, ahora solo faltaba probarlos con alguien, y esperaba que ese alguien apareciese pronto, se estaba inspacientando, ya estaba a pocos minutos de pisar la niebe cuando pudo ver a unas personas, cuando me acerque a ellas no les hice caso y intente pasar, pero estas no me dejaron, si no que me impedian el paso, Alzack en ese momento pensó que podía probar con ellos sus genjutsus, de tal manera que dio unos pasos hacia atras retrocediendo, una vez alli hizo un sello con ambas manos, eran dos personas, a si que probaria uno en cada uno, el primer sello de manos hizo que una personas de esos no se pudiese mover con facilidad,y justo despues cayese al suelo insconciente, mientras que a la otra estaba viendo como unas heridas de bala aparecian en su cuerpo, al cabo de poco tiempo cayo al suelo insconciente, cuando eso paso Alzack tenía una sonrrisa en su cara, cuando los dejo inscnocientes tras unos pasos pude ver la niebe, el frio de aquel lugar te podia calar los huesos, se agacho un poco para coger la niebe, la moldeo y la puso en forma de bola, despues la lanzo, cuando la lanzo se puso a correr hacía el recinto de los chunins, que estarían ya cerca.

Tras pasar una noche en un hotel de la zona y andar un buen rato por fin encontre el recinto del examen de ascenso a chunin, en aquel lugar el frío impregnaba toda la zona, era muy incomodo, no estaba acostumbrado a tanto frio, tras unos pasos se puso en frente de una puerta custiodada por dos soldados, cuando me disponia a pasar estos me pararon preguntandome por la villa, yo les respondi diciendo que ninguna, pero que queria hacer el examen a genin, estos de primeras no me dejaron, pero tras un despiste de ambos me cole sin que me pudieran ver, ya estaba dentro, todo era impresionante, era el primero en llegar a este gran estadio donde se celebrarian los chunins, impaciente por que empezaran dio unos pasos adentrandose mas, estaba en el centro de todo, muchas puertas a su alrederor y no sabía a cual ir, lo que haría sería esperar a que mas gente viniese y prguntarlos que adonde tendria que ir yy que como seria esto, todo iba a comenzar, y el estaba muy nervioso, por un momento había olvidado a Yuu, pero pronto lo recordaría, aunque no fuese ahora, estaba demasiado nervioso para poder imaginar eso.

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Mensaje por Viral Mar Sep 25, 2012 12:17 am

All Hail Kiri!:

La primavera llegaba a Konoha, acabando así con la estación de lluvias que tanto había agradado a muchos Shinobis del imperio nativos de Kiri, ahora residentes en Konoha. Con el fin de las tormentas de invierno, llegaban los rayos de sol primaverales, suaves y pacientes en su labor por florecer todos los campos y los bosques del País del Fuego. Por las mañanas, tras el amanecer, una brisa fresca corría entre los árboles y sobre los montes, acariciando a los viajeros, dando los buenos días a aquellos que madrugaban para abrir sus comercios o iban de misión. Los ninjas de permiso solían levantarse más tarde, a entrenar duro en los bosques, o con suerte la Sala Oeste del Edificio del Hokage, donde había multitud de material y salas especiales para el entrenamiento de las habilidades ninja. Esa mañana, sin embargo, las cosas se desarrollaban de forma distinta. era el primer día del último tercio de primavera, el día en que se había acordado mundialmente la celebración de los Terceros Exámenes Chunnin, en el País neutral de La Nieve. Ese día una enorme multitud se había congregado frente al Edificio del Hokage, en la ya famosa plaza que representaba la lucha de dos grandes Shinobis que habían estado profundamente arraigados en la historia del Imperio. Uno de ellos, el de la izquierda, era Sagara el Ogro, fundador de Konohagakure y el ninja más poderoso que jamás había existido, según las fuentes históricas era Uchiha, pero su poder no solo residía en sus ojos, sino que llegaba más allá del plano divino. Le habían esculpido empuñando su Mataalmas, la enorme espada de dos metros de largo y el ancho de un torso que portaba en las batallas, a medida de su propio cuerpo, pues se decía que era el hombre más alto del País del Fuego. Su sola visión causaba terror en sus enemigos, pero la presencia en el combate hacía que las tropas de Konoha se dirigieran a la batalla con la total seguridad de su victoria. Frente a él, un hombre más bajo y delgado, enclenque incluso si se le comparaba con el monstruo que tenía delante, se preparaba para la batalla, desenvainando una larga katana que destellaba, pues para representar la extraña aura que el arma tenía originalmente se había lacado la piedra destellando al sol. Su gesto era tranquilo y concentrado, como si examinara a su oponente en busca del mínimo fallo en su defensa para atacarlo sin piedad al lugar oportuno. Alrededor del hombre de la derecha había decenas de espadas clavadas representando a una de sus más famosas técnicas, que se decía, eran imposibles de esquivar. Se trataba de El demonio danzante Kirugani, fundador de Kirigakure y precursor del expansionismo que acabó formando el imperio. Su fuerza era y es conocida en las cinco Naciones Ninja, pero en la estatua no estaba reflejado el criminal que había traicionado a su villa, sino el sabio Mizukage que había unido a todos los pueblos guerreros del País del Agua y había creado la Villa de la Niebla, en constante competición con la Villa de la Hoja, tomando las decisiones correctas que les llevarían al auge que ahora estábamos pasando.

Desde el balcón de mi edificio, vestido con la túnica ceremonial del Imperio de un tono azul claro por fuera y morado imperial por dentro, estaba fabricada con la mejor seda de los cinco Países, importada desde Iwagakure. Estaba sujeta a mis hombros por dos tiras de cuero en cada lado abotonadas con destellantes piezas de oro. Bajo esta vestía mi armadura de Hokage, roja, formada por la placa pectoral que parecía dar forma a una cara de gato con dos enormes colmillos, los brazaletes que dejaban libres mis dedos para ejecutar los sellos necesarios y un pequeño faldón que tapaba en cuatro piezas el principio de mis muslos, y la cintura. Bajo todo esto, vestía una pieza de cuerpo completo de un verde pálido, símbolo de mi posición en la Villa. Desde el lugar ventajoso en que me encontraba, observaba las estatuas, como punto culminante de una preciosa fuente que quedaba a ras del suelo, lanzando chorros de agua que titilaban con las luces de la mañana e hidrataban el ambiente, muy de agradecer para el Clan Hozuki, que tenía tendencia a deshidratarse con facilidad. Bajo la sombra de las estatuas un grupo de Shinobis de todos los rangos se habían reunido para escuchar lo que tenía que decirles. Sabían que se acercaba el momento de descubrir al mundo el Poder del Imperio, y de revelar que a pesar de las catástrofes que ocurrían en nuestros límites, no cederíamos un un palmo de tierra a nadie, ni a la naturaleza ni a ningún hombre vivo o muerto. Pude observar a la Bella Sonzu, la muchacha que había cautivado mi corazón desde el primer momento que la vi, vestida con las mejores Galas que Konoha le proporcionaba para la ocasión destacando una capa igual que la mía, que también lucía el nuevo símbolo del Imperio en la espalda, El Ave de Fuego. A su derecha, Nara Kori, la campeona del Imperio, que para señalar su rango, también lucía la Capa Imperial con el Ave de Fuego. A su alrededor se encontraban Shika Guren y Suiryumaru Hozuki, los dos Shinobis de élite del Imperio que se encargarían junto a Sonzu de que todo estuviera en orden durante el examen. Y tras ellos toda una masa de Gennins, entre los que podía reconocer a Viktor, Nana, Akay y un tal Kentaro. Todos ellos estaba ahí hoy, seguramente confundidos, pues la mayoría de las aldeas ya habían partido hacía días hacia el examen, para llegar hoy y sabían que desde Konoha al País de la Nieve había varios días de viaje. Preparado para comenzar, aparté la capa a mi espalda, pues me estaba cubriendo totalmente con ella, y alcé ambos brazos al cielo, mirando a mi gente.

- ¡Salve, Sadoru Kimura, Imperator! ¡Salve! - Comencé, honrando a mi sensei y emperador, como se hacía en las ceremonias oficiales. Los jóvenes de abajo, y todo aquel que me oyera, responderían sin dudarlo para demostrar su lealtad al Imperio - Es bien sabido por todos vosotros la razón de que nos hayamos juntado aquí hoy, la celebración de los Exámenes Chunnin, en la lejana tierra del hielo, y seguramente muchos de vosotros tendréis la inquietud de nuestra tardanza. No os preocupéis por ello, el Imperio proveerá. Lo importante ahora es que sepáis que el mundo se está desmoronando a nuestro alrededor, seguro que habéis oído hablar de las fuertes tormentas que asolan los mares, y los incendios que queman nuesta patria cada noche, extinguiéndose al amanecer. No os mentiré, ignoro qué es lo que está provocando tales males y es posible que algún país enemigo esté intentando destruirnos con una nueva arma secreta, pero hoy demostraremos que los Shinobis del Imperio brillamos con la la intensidad del sol, y que nos forjamos en el yunque de la victoria. ¡Vamos a demostrarle al mundo nuestra fuerza, y que por cada golpe que nos mande, nosotros le devolveremos cien! ¡¡EL MIEDO ES EL ASESINO DE LA MENTE!!

Según mi discurso iba haciendo eco en las calles de Konoha, los ciudadanos salían de las casas a escucharme, llenando rápidamente la plaza y sus afluencias, incluso veía algunos Anbus en los tejados limítrofes y a un grupo de estudiantes de academia que seguramente habían pedido permiso para venir a escucharme. Konoha había estallado en ovaciones, mis compañeros, desde el anciano más decrépito al niño que apenas había comenzado a comprender el sentido de mi discurso gritaban en el nombre del Imperio, demostrando que nuestra fuerza no era la de uno, sino a de todos, y que juntos conseguiríamos lo que nos propusiéramos. Sintiendo el orgullo que desbordaba en mi pecho sonreí y sujetando con fuerza la Kubikiri Hocho que portaba en mis espaldas, salté a la plaza, cayendo frente a Sonzu y Kori. Miré tras ellos a Shika y Suiryumaru, sabiendo que entenderían lo que iba a hacer a continuación y como ya les habían explicado éstos, los gennins y el resto del comité del Imperio que iría al Examen se tomaron de las manos, formando un grupo compacto de personas que desembocaba en mis dos manos, una se la daba a mi amada y otra a la favorita del Imperio, cerrando así la formación. Tras varios segundos de concentración con los ojos cerrados, separé los labios pronunciando una serie de palabras que pocos comprenderían.

- Jikūkan Idō: Pāku kuchikomi.

Los cuerpos de todos los integrantes del grupo comenzaron a desaparecer a ojos del resto de personas, consumiéndose en oleadas de chakra azul que poco a poco se alzaba hasta que, en el momento del teletransporte un ave de fuego se alzó desde el lugar varios metros, como vestigio del chakra acumulado, que tomaba forma de el Ideal que todos ellos compartían.


A miles de Kilómetros de distancia, el mismo grupo apareció en una llanura cubierta de nieve, envueltos en ese mismo chakra en forma de ave que les cubría con sus alas, y finalmente las abría para desaparecer dejando en el lugar un graznido muy parecido al que haría un águila, pero con más cuerpo, como si en realidad fueran palabras veladas de enorme poder. Habían cruzado el espacio en menos de un minuto, llegando a la otra punta del continente sin que ninguno de los Shinobis se perdiera ni sintiera un ligero mareo. Sacudiendo la cabellera para que no se congelara por el frío, alcé una mano, señalando a un edificio enorme en forma de carpa que había a unos seiscientos metros, en medio de la llanura. El Recinto del Examen Chunnin, en cuyo interior se desarrollarían todos los acontecimientos de importancia que habría hoy. Eché a andar, abriendo la marcha hacia el lugar, sabiendo que lo que pasara ese día, de una forma u otra, marcaría el futuro del Imperio irremediablemente.
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Mensaje por Kiara Namikaze Mar Sep 25, 2012 1:14 am

No podía creer mi gran torpeza y mi manía de llegar tarde a todos lados, incluso en este día tan importante para mí , hoy tenía mi examen Chunnin y ya estaba con retraso al igual que el día de mi examen Gennin, tengo que sacarme esa manía lo antes posible o simplemente ponerme el despertador unas horas antes pues soy muy perezosa para levantarme.
Corriendo fui a la ducha y después desayune bien para no tener problemas de salud en medio del examen; cogí todas mis cosas para el examen y las metí e mi mochila negra para luego salir corriendo a donde se haría el discurso de mi sensei. Corriendo y corriendo sin parar y sin descanso mientras me colocaba mi capa de la aldea, la que tanto me gustaba y sentía como mi melena se agitaba por el movimiento de mi cuerpo.
Oí de lejos que el discurso había comenzado mientras la gente escuchaba con atención allí estaban tanto como conocidos como descocidos, solo esperaba que me tocara un buen grupo de gente y que no muriera o suspendiera en el examen, el miedo me consumía por dentro pero prefería no demostrarlo para que no me llamaran débil. No iba a llegar así que saqué de mi porta kunais uno de tres puntas y lo lancé directamente a un lugar donde no había nadie y se clavó en el lugar con mucha precisión. Realicé rápidamente el "Hitto-ji" y aparecí en el lugar con rapidez.
-Ufff, llegué a tiempo, siento llegar tarde. Se me olvido poner el despertador.-dije con voz agitada mientras recuperaba el aire.
No me podía creer que de ya había llegado este momento, deseaba aprobar con todas mis fuerzas y seguir para adelante con mi camino ninja, deseaba poder hablar con Riku en estos momentos pero eso ya no me era posible pues a noche ya me día cuenta de que ya estaba mas o menos sola, a veces oía un gruñido o algo así, sabiendo que es él, como diciéndome que seguía conmigo y que pronto nos veríamos. Solo espero que sea pronto pues no me gustaba perder a mi mejor amigo el cual me ayudado tanto desde que nos conocimos, él significa mucho para mi.
Atendía a las palabras del Hokage con atención mientras miraba a mi alrededor, no había mucha gente que no cociera y esperaba hacer algunas que me cayeran bien y no me pasara los mismo que con Shika pues no hemos acabado en muy buenos términos, no la tengo ya rencor pues y a me daba igual todo ese tema pero de todos modos prefería dejarme de confianzas con alguien con la que me atacó y me mandó al hospital sin ninguna explicación.
Solo quería encontrar a alguien con quien poder confiar y tener una buena amistad, pues desde que no puedo hablar con Riku tengo un hueco en el corazón que me duele y no sé como, el sentirme sola no me gustaba nada y me hacía sentir un poco vulnerable.
Sacudí mi cabeza para despejar mi mente de todo eso y poder ocncentrarme en todo lo que pasaba, estaba deseando saver con quién me tocaría hacer el examen.
Luego todos nos cogimos de las manos y desaparecimos para luego aparecer en otro sitio que no me era nada conocido y lleno de nieve.
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Última edición por Kiara Namikaze el Miér Sep 26, 2012 12:57 am, editado 1 vez
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Mensaje por Viktor Darklight Mar Sep 25, 2012 4:00 am

“-¡Basta, por favor tengo sueño déjame dormir!”
Mi mente se queja pero debo levantarme de la cama del hospital de Konoha.
“-Solo un poco mas….”
Pero hoy debo reunirme con todo el mundo en la villa para ir a la ubicación donde tendrá lugar el examen Chunin. Lo malo es que los medicamentos que me han dado me tienen un poco atontado.
Aun así me levanto y me visto con la chaqueta de capucha negra, los pantalones grises y las botas negras mientras me ajusto mi equipo a la espalda y la bandana en el brazo. Soy un soldado de Kiri, el examen es mi meta y rendirme a mitad de camino me haría indigno de ascender a Chunin. He estado en peores situaciones y he sobrevivido, un par de moratones no pueden hacerme daño, pues mi voluntad es un rio y la gloria de mi villa es el eterno mar al que fluyo.
Mientras tanto recuerdo una cosa importante debo ser más fuerte aun para ser digno de mi emperador y mi villa.
Tras comer un poco de la comida que llevo en mi mochila y sacar la capa de viaje, me aseguro de no tiene ningún desperfecto. Sería algo malo quedarme helado mientras duermo.
Recorro a toda prisa las calles de Konoha para llegar al lugar donde el Hokage hará su discurso cuando de pronto veo una sombra furtiva que parece seguirme.Con un Kunai en la mano avanzo por el interior de la calle hasta la entrada. El sonido de una piedra al caer me avisa de lo idiota que soy…
Esta detrás de mí.
Me giro apresuradamente y preparo un ataque. Mi oponente sin embargo no parece interesado en combatir. Esta sentado fumando una pipa de madera en un lugar de la cueva justo detrás de mí. Parece un anciano de blanca barba, su cuerpo está cubierto por una túnica gris ajada por el tiempo y bajo su sombrero de mimbre dos brillantes ojos brillan con fuerza.
“-No te alarmes joven Shinobi, no tienes nada que temer de mi.”
Su tono de voz no es para nada hostil pero aun no me fio de él. Aun así es un viajero como yo así que me siento pero dejando el Kunai a mano.
“-Discúlpame anciano, me has sobresaltado. Pensaba que me seguías estaba desierto.”
“-No te disculpes. Si ciertamente te estaba siguiendo pues no he podido evitar ver ese ojo tan fascinante que tienes. Nunca vi nada igual.”
Suelto una risita apagada.
“-Si… supongo que sí. Pasa un tiempo hablando hasta que finalmente consigo sacarle sus orígenes. Durante ese tiempo me concentro en saber algo más de mi extraño ermitaño. Sin embargo solo consigo sonsacarle que viene huyendo de la destrucción que asola el país de la tierra y que ha llegado a esta villa por la promesa de seguridad del Imperio. Durante un instante no creo ser capad de sonsacarle nada mas pero de pronto parece fijarse de nuevo en mi ojo trasplantado.
“-Una gran operación… ¿Fue una herida de espada verdad?”
Quedo muy sorprendido por el comentario sin embargo antes de que pueda contestar el ya sabe lo que voy a decir.
“-Lo suponía. He tratado muchas heridas como estas pero nunca me había atrevido a realizar un trasplante con un ojo de Magnus Drakonis. El hombre que lo hizo debía de ser un maestro.”
El recuerdo de mis hermanos caídos ensombrece mi rostro, algo de lo que mi interlocutor se percata con facilidad.
“-No te preocupes no debes contarme más. Solo una cosa mas...”
Extiende uno de sus viejos dedos y con ellos toca el parpado de mi ojo. Al instante noto una sacudida eléctrica y de pronto el mundo parece más nítido a la vez que noto como mi chakra se mueve con más facilidad por todo mi cuerpo. De alguna manera parece que mi ojo guardaba una gran reserva de chakra.
“-Como…como lo has hecho”-pregunto incrédulo.
“-No he sido solo yo, el hombre que te hizo esa operación encerró parte del potencial del Magnus Drakonis dentro de tu ojo. Ahora el chakra de la bestia recorre tu cuerpo y te ayudara en el examen Chunin.”
Como demonios lo ha sabido. Este es sin duda un personaje extraño. De inmediato me doy cuenta de que llego tarde t me despido apresuradamente de anciano.
“-No te preocupes Viktor…Volveremos a vernos.”
Me giro de inmediato. ¡Yo no le he dicho mi nombre!
Pero entonces el anciano ya no está.
Durante un instante me quedo petrificado. ¿Me habré vuelto loco? No la corriente de chakra que siento en mi cuerpo es muy real y ese hombre parecía conocerme demasiado bien. Mientras recorro las calles de la villa voy pensando en lo mucho que se parecía ese hombre al Librarium de la orden del segador… pero eso no es posible, yo le vi morir cuando se sacrifico para destruir al enemigo.
No puedo pararme a pensar en el pasado. Ahora soy un soldado del imperio de Kiri y no puedo fallar ahora con dudas de un pasado que no volverá.
Finalmente llego a la plaza donde hay reunidos muchos genins Incluso la elfa llamada Kiara que participo en la pelea del bosque se materializa justo a mi lado. Parece que no soy el único que llega tarde me digo sonriendo.
En primera fila están el maestro Suiryumaru que me dirige una breve mirada de reproche por llegar tarde y a su lado radiante se encuentra la dama Shika con su inseparable Negro Kun.
La mujer hyuga también está allí ataviada como corresponde a su condición de compañera del Hokage. También está la tal Kori, al parecer soy uno de los pocos que se ha peleado con la elite de Konoha.
Tras el encendido discurso del Hokage me hincho de orgullo. Soy parte de algo mucho más grande que yo. Finalmente grito:
“-¡¡¡¡¡POR EL IMPERIO!!!!” secundado por el resto de los genins allí presentes.
Somos las armas del Emperador y llevamos la luz a los enemigos del imperio.

Somos Acero.

Somos Aniquilación.

¡¡Marchamos por el Imperio y no conoceremos el miedo!!

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Mensaje por Kori Mar Sep 25, 2012 7:57 am

Me levanté con el corazón en un puño. Ese día, al fin, tras mucho esperar, prepararme y sufrir, había llegado. Había llegado el día de poner a prueba mis facultades como ninja. Había llegado el tercer examen chuunin. Y estaba dispuesta a sobrevivir.
No sabía cómo sería tal examen, suponía que sería en grupos, pero en ese caso tampoco sabía si me iba a tocar con gente de provecho o con algún inútil que estropeara las buenas jugadas de los demás. Las amistades quedaban fuera de aquel lugar. Todo lo que tenía que hacer era ser objetiva y calculadora. Si me dejaba guiar por las emociones, acabaría mal. Y yo, Kori Nara, no podía permitir eso.
Así pues, tras seguir las cosas que solía hacer entre que me despertaba y desayunaba, es decir, mi rutina matutina, observé en silencio el lugar al que desde que nací hasta ahora había llamado hogar, salvo por un corto período en el que viví en Iwagakure, en compañía de una chica que si bien recordaba se llamaba Aerith, de la que en aquel momento desconocía su paradero. Me despedí también silenciosamente de sus paredes, sabiendo que, por mucho que me esforzase, tal vez ese día sería el último en el que viera esa casa.
Salí pues de mi hogar y me dirigí a una de las plazas en las que había sido convocada. Llegué temprano al lugar, y me puse bajo la sombra de unas estatuas, luciendo la Capa Imperial con orgullo. A mi lado, aunque sin entrar en contacto, se encontraba una chica, sería de mi edad, me sonaba de algo su cara pero no sabía exactamente de qué, por lo que no le di más importancia y atendí a las palabras que nos dirigió el Hokage, hablando desde un balcón.
Después de ésto, saltó de dicho balcón cayendo delante de mí y de la otra mujer. Entre todos los que estábamos dispuestos a hacer el exámen, nos cogimos de la mano, y cerré los ojos.
Cuando los volví a abrir, me encontraba en una llanura, llena de nieve. Era evidente que habíamos viajado al País de la Nieve, aunque no nos hubiesen explicado nuestro destino.
Luego de llegar al lugar, Viral señaló un edificio, a la vez que caminaba en su dirección, y no tardé en seguirlo, estudiando mientras tanto a todos los que se encontraban a mi alrededor, en busca temprana de puntos débiles.

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Mensaje por Ryuji Mar Sep 25, 2012 11:40 am



Un gran valle helado, en el horizonte una gran carpa, el recinto del chunnin. "Otra vez aquí, pero esta vez sin ser Ryuji" Un chico de un metro sesenta y cinco estaba en la llanura donde una vez se encontró un gran pelotón de ninjas, al parecer, sus pisadas en la blanca y profanada nieve los delataban. Caminaba con paso seguro, su cuerpo estaba totalmente tapado por un largo abrigo de color gris que le llegaba hasta los pies, su cara estaba cubierta por una máscara blanca sin ningún tipo de rasgo, solo una cara ovalada y blanca con la nieve de aquel lugar. A su espalda estaba sujeta un gran objeto más grande que el portador pero no se sabía que era pues estaba envuelta en una tela blanca.

Llegó al recinto donde se celebraría el tercer examen chunnin. Entró, miró y analizo a cada uno de los allí presentes. Se puede decir que a nadie le sonaba, solo el Hokage. Ese examen será un examen con unas condiciones meteorológicas adversas, solo unos pocos podrían soportarlas. Solo queda esperar y rezar, rezar para ver si sales vivo de este infierno llamado Examen a Chnunnin.


Última edición por Ryuji el Miér Sep 26, 2012 8:09 am, editado 1 vez
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Mensaje por Blank Miér Sep 26, 2012 12:21 am

Los días pasaban lentos y oscuros en las tierras del Imperio del Viento, aun asoladas por misteriosos desastres naturales. Aunque la primavera ya había llegado, llevándose con ella el frío y las lluvias de la estación anterior y bañando las tierras con los rayos del sol, el país del Viento seguía siendo asolado por aquella inextinguible tormenta de arena, cubriendo con un imponente manto de oscuridad las tierras del país. A esto se le sumaban las múltiples desapariciones que habían estado ocurriendo, tanto de shinobis como de viajeros y demás personas que debían adentrarse en las arenas por distintos motivos, por lo que por orden del Kazekage la gente ya no abandonaba las ciudades ni los pueblos, mientras que estos sucesos no llegaran a su fin. A pesar de todo esto, hoy era un día especial para el imperio, pues el día de hoy las fuerzas de más bajo rango de Sunagakure, junto con el recién nombrado Nidaime Kazekage, Tsukidomo Blank, partirían en dirección al recinto de los terceros exámenes chuunin , en el lejano país de la Nieve. En ausencia de esta gran cantidad de shinobis todos los esfuerzos de aquellos que se quedaban en la villa serían centrados en solucionar los distintos desastres naturales del país, bajo las órdenes de quien fue, y volvía a ser, la mano derecha del Kazekage, Akasuna Nobu.

Yo por mi parte me encontraba en mi despacho solucionando todo el papeleo antes de partir en dirección a las puertas, donde dentro de poco me volvería a reunir con los shinobis elegidos para aquel evento, entre los que figuraban obviamente mis compañeros en la lucha contra aquel ser demoníaco, cuyo cuerpo sin vida hacía días que había sido engullido por las arenas del desierto, desapareciendo para siempre. Los recuerdos de aquel día seguían grabados en mi mente, la verdad es que me era imposible creer que algo como aquello pudiera existir en este mundo, por lo que quedaba claro que algo extraño y malvado estaba pasando en el mundo, y eso solo conseguía hacer que mi preocupación aumentara. Pronto terminé con todo el papeleo, dejándolo todo controlado hasta mi regreso, y colocando un sello en el joven animal que había salvado aquella vez y que parecía no congeniar conmigo de forma natural, pues bien, este sello me permitiría crear un vínculo entre los dos, volviéndome así su legítimo dueño. Lo primero que hice fue realizar con un kunai una pequeña incisión en mi mano y en la frente del ya gigantesco animal, que había crecido hasta proporciones inalcanzables para los perros normales, llegando a medir más de un metro y medio de alto y casi tres de largo, y tras eso junté ambos cortes y realicé un sello con la mano sobrante, juntando la sangre de ambos y formando así el sello, que adoptó la forma de una luna creciente negra. Mi joven perro ahora me obedecía y se había vuelto más cariñoso conmigo, ya solo me faltaba ponerle un nombre, pero para eso ya tendría tiempo, ahora lo importante era llegar a las puertas de la villa cuanto antes para así emprender la marcha. Con todo prepara y en compañía de mi nuevo ayudante partí en dirección a las puertas, llevando puesta mi armadura de Kage hecha de cuero marrón, formada por una placa pectoral adornada con unas especies de escamas de borde dorado den la parte abdominal, unos brazales adornados con el símbolo de la villa en relieve, y un faldón que tapaba desde la cintura hasta poco más arriba de la mitad del muslo, formado por cuatro piezas de placas negras en forma de flecha, y una tela marrón con grabados dorados en la parte inferior de esta, que se desplegaba desde las placas de los lados del cuerpo hasta la de atrás, dejando la parte delantera sin cubrir para no dificultar la movilidad del cuerpo a la hora de combatir. Debajo de esta llevaba un pantalón negro y unas botas negras también con un par de placas metálicas en forma de protección, además de eso colgada de mi cuello llevaba una gran capa de color beige que llegaba hasta los talones. Habiéndome preparado abandoné mi despacho y rápidamente me dirigí a las puertas de la villa, donde me esperaban aquellos que participarían en el evento. En esta se encontraban esperándome Marduk, Gosuto, Luffy, Rouuse, Katniss y Kazuma, mis compañeros de combate de aquella vez además de otro genin a quien examiné hace poco, Doragon Hiryu, quien nos acompañaría también como participante. Todos ellos estaban llenos de energía y deseosos de partir en el largo viaje que nos esperaba, por lo que no les hice esperar más.

- Todos sabéis la razón por la que nos encontramos hoy aquí, dentro de unos días comenzarán en el país de la Nieve los terceros exámenes chuunin, y todos vosotros representareis al imperio en este acontecimiento. Se que a muchos os preocupará la precaria situación en la que se encuentra nuestro hogar estos días, no os voy a mentir, el mundo entero está sufriendo todo tipo de desastres, seguramente hasta peores que este. Ignoro que o quien puede ser la causa de estos, pero por ello precisamente debemos hacerles conocer al resto de países nuestra fuerza y nuestra determinación, inquebrantable como las arenas del mismo desierto en el que vivimos y entrenamos juntos, como hermanos. Con esta mentalidad, partamos hacia la victoria, demostrémosle al mundo de lo que somos capaces ¡Partamos rumbo al país de la Nieve!

Terminado mi discurso, que esperaba diera al resto la motivación suficiente para afrontar estos acontecimientos, abandoné las puertas en dirección a nuestro destino, partiendo hacia nuestro destino seguido de todos los aspirantes. Varios días nos esperaban hasta llegar a nuestro destino en las lejanas tierras heladas del norte, y no debíamos tardar. Los días pasaban y acabamos dejando atrás el desierto de nuestro hogar, pasando a adentrarnos en bellos y frondosos bosques llenos de flora y fauna sin igual, que pronto pasarían a elevarse hasta convertirse en escarpadas montañas en las que aun quedaban vestigios de la estación anterior en forma de acumulaciones de nieve, y de estas pasamos a atravesar bastas y lluviosas llanuras llenas de distintas formaciones acuosas. El viaje fue largo, pero al final todos nosotros alcanzamos nuestro destino, las gélidas tierras del norte en las que se encontraba el país de la Nieve, cuyas formaciones terrestres pasaban de ser grandes llanuras de blanca nieve a altas montañas heladas, que podían ser atravesadas por profundas y bellas cuevas de hielo. Llegó el día del examen, y tras tanto tiempo de viaje al fin, a cuatrocientos(400) metros de nuestra posición pudimos visualizar un enorme edificio en forma de cúpula, que se encontraba situado en medio de una gran llanura de nieve. Me recoloqué el pelo con la mano derecha, mientras que con la izquierda señalaba el gigantesco edificio al que deberíamos descender desde nuestra elevada posición, y donde, pasase lo que pasase, los distintos acontecimientos que tendrían lugar en el marcarían el inicio del fin de este mundo.




técnica aprendida:


Última edición por Blank el Jue Sep 27, 2012 11:04 pm, editado 1 vez
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Mensaje por Sonzu~ Miér Sep 26, 2012 1:02 am

A pesar de los pequeños contratiempos y mi inesperado viaje hacia Iwagakure tan solo una semana antes de que fuera a dar comienzo el examen Chunnin, había llegado a tiempo. Me sentía más segura de mí misma desde entonces, cada vez que viajaba parecía sentirme algo mejor y aquello me reconfortaba. Ya sabía a qué lugar pertenecía. Como era de esperar me sentó mal la repentina destrucción de la villa de la roca, donde me había criado desde mis 10 años tras huir de Kiri, sin embargo podía seguir disfrutando de un hogar con las personas que quería. Era la primera vez desde hacía mucho que tenía una familia, o lo que yo consideraba como tal, aunque fuéramos un tanto pintorescos. En un principio solo estuvimos en la Mansión Viral y yo, pero una buena noticia llegó después, y era que Shika se alojaba en la villa de la hoja. Aún no había tenido ocasión para preguntarle sus motivos, estaba a mi lado y parecía contenta, eso era lo que importaba. Además con ella habían llegado el Señor Graa, hecho todo un... ¿monstruito? Su desarrollo había sido considerable en el tiempo que estuve sin verle, y con ellos el minino blanco llamado PussyCat. Un precioso nombre, por supuesto, era yo quien lo había elegido después de que destrozara mi torre de cartas. Por si fuera poco, en mi viaje hacia las ruinas de Iwagakure, pues ya no quedaba nada a lo que llamar Villa, encontré al perrito que un día fue raptado por mí después de que su dueño me pusiera de mal humor en el momento menos oportuno. Evidentemente, al animal no es que le agradara, menos tras haber dañado a quien tenía que proteger delante de su hocico para después llevármelo a casa prometiendo cuidarlo, y dejándole abandonado cuando vinieron a recogerme. Resultaba increíble que siguiera vivo a pesar de las catástrofes que atormentaban las villas y aterrorizaban a sus habitantes, más aún que siguiera con el mismo mal humor y las ganas de guerra que le caracterizaban.
Me había magullado las manos dando golpes contra las rocas hasta hacerlas añicos, y de lo bruta que era a veces tenía los nudillos en carne viva y habían estado todo el viaje de vuelta sin ser curados. La única forma de que el perrito viniera conmigo era dándole un motivo que me pudiera dañar, y sí, se había tirado el recorrido mordiéndome las manos con las heridas ya hechas. Parecía una pirañita con pequeños pero afilados dientes, mordiendo mientras soltaba pequeños gruñidos.

Al menos al llegar pude curármelas como era debido, y las tenía vendadas para que pudiera golpear sin que me doliera. Era una guerrillera y como tal tenía que estar lista para cualquier combate que surgiera, o para algún que otro evento... Como el que nos iba a reunir aquel día a todos en una de las plazas de Konoha, pero para llegar allí primero tenía que despertarme, y arrastrar conmigo a Shika, que no debía quedarse atrás. Viral seguramente habría salido de casa hace tiempo para preparar las cosas, tenía un rango importante y debía cumplir con sus tareas, por ello en ciertas ocasiones no coincidía con él por la mañana y llegaba tan tarde por las noches; claro que procuraba encontrarme con él las veces posibles. En alguna ocasión preparaba el té y cualquier comida, la que tocara dependiendo de la hora, aunque yo tampoco tenía un horario de lo más tranquilo y normalmente me pasaba el día fuera de casa.
Sabía que era una ocasión importante, no en vano decidí prepararme lo necesario. Era la segunda vez que asistía a un Examen Chunnin, esa vez sería con fines bastantes distintos pero no quitaban la importancia al evento.
Después de dar un par de vueltas en la cómoda cama de la habitación, donde al menos podía hacer la croqueta 3 veces sin caerme al suelo, me levanté y me di una ducha. Parecía ir con tiempo, pero por entonces no había notado movimiento en la habitación de Shika. Pocas veces se había quedado dormida pero.. ¿y si era la excepción que rompía la regla?
Cogí a PussyCat, que amenazaba con arañar el precioso vestido que usaría. Era un gato muy bonito, no lo dudaba, pero como siguiera así sus travesuras podían costarle caras. Le tomaba del pellejo, y abrí la puerta de la habitación de Shika estrepitosamente, tirándole al minino donde debería estar su cabeza.

- Shikaaaa, despierta, despierta, despiertaaaaa. Ah, y cuidado con tu coñito, que está juguetón.

Tras ello me quité la toalla, poniéndome la ropa interior, y fui a por las nuevas capas. Pertenecían al imperio, así que en cuanto Viral me la enseñó y me dio la mía, le pedí una igual para Shika. En su espalda tenían al gran Ave de Fuego, quien recordaba como Suzaku, el mismo ave salvador que apareció en nuestro primer examen. Era un símbolo muy especial para mí y estaba orgullosa de tener esa capa. De nuevo me dirigí a la habitación de Shika y puse la suya sobre una de las mesas, a la vez que le informaba.

- Esta es la nueva capa del Imperio. Pontela y ven a la plaza en cuanto estés lista, te espero allí.

No sabía lo que tardaría y quería llegar a la plaza cuanto antes, allí vería a Viral y estaría prestándole mi apoyo, además de que disfrutaría mucho viéndole. También tenía ganas de que me viera con el vestido, era de un bonito color verde, me recordaba a los Bosques y me identificaba mucho con ello. Los rebordes que iban del cuello hasta el escote estaban enmarcados de un tono dorado, al igual que las mangas, donde antes de terminar, a la altura de las muñecas, la tela era de color dorado y quedaba más ajustada, dejando después que los bordes verdes volvieran a salir con forma algo redondeada. Era largo y llegaba hasta los pies, al igual que la capa que iba sobre mis hombros, dejando claro el orgullo de pertenecer al Imperio. Me había recogido parte de mi cabello negro con dos orquillas doradas, permitiendo que lo demás cayera por mi espalda. Quité las vendas de mis manos, que quedaban feas con el atuendo, y me sorprendió ver que ya solo quedaban marcas mucho más suaves de las tan notables heridas que en un principio tuve. Fui de las primeras en llegar a la plaza, desde mi sitio podía ver perfectamente el balcón donde se encontraba Viral, me parecía que estaba especialmente guapo aquel día. Esperé a que se fueran reuniendo los shinobis tanto de Konoha como de Kiri que partirían hacia el País de la Nieve. Aunque algunos estuvieran nerviosos por nuestro retraso, estaba acostumbrada a los trucos que se tenía guardados mi amado, confiaba en que las cosas las tuviera planeadas.

- ¡Salve, Sadoru Kimura, Imperator! ¡Salve!

Repetí con los demás cuando sus palabras fueron pronunciadas, honrando al Mizukage. Tras ello se hizo el silencio, esperando como siguiera su discurso. Con cada oración llenaba de energías los pechos de quienes estábamos en la plaza, saliendo más gente a recibir sus palabras y contemplar la presencia del Hokage. Las calles se llenaron de gritos y ovaciones, yo no pude evitar una sonrisa de satisfacción y orgullo. Al finalizar, los gritos seguían sonando, el entusiasmo continuaba, y Viral se encontró tras un gran salto abajo con nosotros. Me dio una de sus manos y la sujeté con fuerza, la misma con la que él agarraba las mías. Eran tan firmes y cálidas que me era imposible no sentirme segura si me encontraba a su lado. Tras cerrar la formación y que las palabras pronunciadas por sus labios se escaparan, solo tuvimos que esperar unos segundos antes de ser de nuevo teletransportados entre un espectáculo de chakra azul.
El frío fue instantáneo, a pesar de que no teníamos que haber recorrido ningún viaje, pero los cambios de temperatura eran realmente notables. Me había quedado atrás en un principio, siendo la última de la fila, un par de pasos rápidos y conseguí ponerme por detrás de Viral, que nos encabezaba hacia el recinto del Tercer Examen Chunnin. Ya solo quedaba estar listo para lo que nos pudiéramos encontrar. Quién sabe lo que nos depararía el futuro.

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Mensaje por Doragon Hiryu Miér Sep 26, 2012 2:18 am

Después de mis días de entrenamiento para el examen de acceso a chunnin por fin llego el día, hoy iniciábamos el viaje hacia el país de la nieve para el examen de acceso a chunnin estaba tan emocionado que me desperté una hora antes que el despertador, como estaba ya despierto decidí empezar a preparar las cosas para el largo viaje al país de la nieve, metí comida para varios días, ropa de abrigo, mantas, varias mudas de ropa y mi equipo ninja, seguidamente me duche y me vestí con mi ropa de siempre empezando por los pantalones largos de color rojo oscuro amarronado sujetandolos con la tela negra que siempre usaba de cinturón, luego me puse mi chaleco de tela sin mangas de color amarillo con tribales negros, me puse los amuletos de la suerte de mi padre, se trataban de unos collares cada uno de un tipo distinto algunos estaban echos con las cuentas que usaban los monjes para rezar, seguidamente me puse el proctetor que me identificaba como un ninja de Sunagakure, luego también me puse por encima una capa especial para el frió de color beige que llegaba asta los tobillos, la capa también llevaba una capucha para cubrir mi cabeza.

Seguidamente cuando termine de vestirme y preparar la maleta cerré bien las puertas y las ventanas de la casa ya que iba a estar tiempo fuera, cogí mi mochila y tome rumbo hacia las puertas de la villa donde habíamos quedado con el Kazekage para iniciar el viaje hacia el país de la nieve, como me había levantado demasiado pronto el Kazekage aun no estaba presente a si que espere pacientemente a que llegara observando el mal tiempo que asolaba nuestra villa, al poco rato llego el Kazekage y le salude inmediatamente con una leve reverencia volviendo a una posición normal escuche atentamente sus palabras las cuales hicieron que mi emoción por hacer el examen aumentaran y explotaran como un volcán.

-Hi!! Kazekage-sama....no le defraudaremos les enseñaremos al mundo el poder que se esconde en los desiertos del país del viento arrasaremos en el examen y le prometo que dejaremos a Sunagakure bien alto.

No podía retener mis palabras de emoción estaba bastante emocionado con una gran sonrisa en la cara mientras esperaba que el Kazekage iniciara el viaje, una vez el empezó a andar deje que tomara un poco la ventaja colocándome a su derecha siempre tres pasos por detrás de el a si no se me podría escapar ningún detalle si algo intentaba tocar al Kazekage, nuestro viaje estaba lleno de cambios tanto de terreno como de clima pero después de estar días caminando llegamos a las blancas tierras del país de la nieve, sonreí amplia mente nada mas ver las enormes planadas cubiertas de nieve y las enormes montañas nevadas, no pude evitar hacer el comentario que me rondaba la cabeza.

-Perfecto tenemos ventaja.....pelear aquí no sera muy distinto a pelear en el país del viento, solo hemos cambiado un desierto de arena a un desierto de nieve.

Después de ese comentario no puede aguantar una leve y suave risa que corte inmediatamente cuando vi que el Kazekage señalaba una enorme cúpula y nos dijo que ahí es donde se celebraría el examen, inmediatamente después de que el iniciara el camino a la cúpula le seguí volviendo a ponerme a su derecha manteniendo los tres pasos de distancia.
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Mensaje por Suiryumaru Hozuki Miér Sep 26, 2012 2:57 am

Nos habíamos reunido todos en el país del fuego, en la provincia del imperio Konoha, con el fin de ir a la tercera entrega de los exámenes chuunin anuales conjuntos entre villas. Y allí nos veíamos todos, unos a otros, en la plaza principal de Konoha, El ambiente es espectacular, toda la villa se ha reunido aqui para aclamar al Hokage Hozuki Viral, que va a dar un discurso expreso para todos los habitantes del Imperio. Cualquier persona se puede acercar a oir, y sentirse henchido de orgullo con sus palabras, que tanto pueden emocionar a cualquier devoto del Imperio. Él mismo, en persona, representa todos los ideales que nos caracterizan: El frio sigilo de Kiri, propio de una villa de asesinos, asi como el ardiente coraje de Konoha, más apropiado para unos guerreros como ellos.

Desde el niño más joven, hasta el anciano más decrépito, se ha reunido aquí. Los pobres ninjas que, siendo chuunin, quizás recien graduados, quizás de mision, o algunos jounin o ANBU, no habían podido venir, se estarían lamentando. Era mal día para no estar en Konohagakure. Esta vez, por discreción, y siendo una de mis primeras salidas de la villa, y más en calidad de acompañante del Hokage, decido colocarme una máscara. Una máscara, de color blanco, diferente a las de los ANBU, en varias cosas. Esta no representa la faz de un animal, si no, más bien, parece una máscara mortuoria más propia de un pueblo como los egipcios. Llena de rayas, que se tuercen hacia abajo, y vuelven a subir de nuevo, unidas por un tabique central en posición horizontal. Son hasta siete las filas que tiene, todas hechas de una material similar al hueso. Es una máscara resistente.

Mi chaleco ha sido sustituido por una chaqueta, del mismo color, que tiene los remaches esta vez en la zona de los antebrazos. Estas pequeñas gotas añiles no me abandonarán jamás. El chaleco se lo quedó ella, junto con una parte de mi corazón.

Viktor llega tarde, y le dedico una cara de reproche, pero, mientras llegue a tiempo para el discurso de Viral, me valdrá.

Rindo honores y pleitesia al Emperador como todos, es mas, soy una de las voces que más se oye al gritar "Salve, Sadoru Kimura, Imperator, salve" Mostrando mi euforia en el momento del discurso.

El discurso de Viral, es, simplemente, sobrecogedor. Explica como nos levantaremos si caemos, y devolveremos setenta veces siete los infortunios que nos reciban.

Toda la plaza se halla enfervorecida, ante la vision del lider de esta villa en la plaza en la que estan las estatuas de los fundadores de las dos villas, cada uno con unos poderes inimaginables.

Tras ello, alza su espada del clan, y yo con él. Me siento orgulloso de pertenecer a la misma familia, aunque sea de una rama muy lejana, de él.

Nos unimos todos de las manos, esperando que Viral pronuncia las poderosas palabras que Shika y yo ya conocemos. Aún no me he acostumbrado a las técnicas de teletransporte, pero algún día, juro que lo haré, y podré volverme un gran ninja en ese aspecto. Cuando las dice, todos desaparecemos, y reaparecemos de nuevo en el país de la Nieve. Me coloco junto a algunos de mis compañeros, en espera de este examen chuunin, aunque, esta vez, yo no participo en el como aspirante, si no como acompañante del Hokage. Terceros exámenes chuunin, allá vamos.

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Mensaje por Shika Miér Sep 26, 2012 3:10 am

Desperté con una bola de pelo blanco en la cara y escuchando la voz de Sonzu, avisándome de que mi minino estaba juguetón aquel día. Giré el rostro, mirando la ventana y me pregunté por qué no me había despertado un rato antes. PussyCat daba vueltas por la cama, alterado, y yo le acaricié un poco, intentando calmarle. Sabía que aquel era un día especial y tenía, como todos, ganas de partir. Sonzu ya estaba fuera de la habitación, seguramente en la suya preparándose, cuando me levanté y alcancé la ducha. El agua me despertó lentamente, y así me di cuenta de que el tiempo era demasiado preciado para mí como para andar perdiéndolo. Di vueltas por la habitación sin ropa alguna hasta que me centré y llegué al armario. De él saqué la ropa interior y me la puse, al tiempo que Sonzu entraba de nuevo y dejaba una capa encima de las mesas.

Me acerqué a curiosear mientras explicaba que esa era la nueva capa del Imperio, después asentí cuando me informó de que me esperaría en la plaza. Acaricié la tela de la capa y me maravillé ante su delicadeza. Era bastante bonita a mi parecer, y seguramente también al de Sonzu. Sonreí y volví la vista de nuevo al armario, debía terminar de vestirme para acudir a la plaza. Me puse un vestido azul largo, con un corte desde varios centímetros por debajo de la cintura hasta los pies que dejaba a la vista parte de mi pierna, así como me daba más movilidad. Podía moverme sin problemas con él, y me gustaba mirarme al espejo. Seguro que le habría gustado a Sonzu si lo hubiera visto. No tenía mangas, era de palabra de honor, pero quedaba sujeto a mi cuerpo, marcando mis formas. Me encantaba seguir con la mirada los pliegues que tenía en la cintura, así como los que subían en diagonal a lo largo del vientre hasta llegar al comienzo de la tela. A la altura del pecho tenía unos bordes dorados, semejantes al oro, que brillaban ante la luz que el sol ofrecía.

Me calcé unas botas negras que llegaban hasta mi rodilla y me puse encima la capa que mi amiga había dejado sobre la mesa. Con el cabello ondulado cayendo en cascada tras mi espalda y la bandana de Konoha en el brazo izquierdo salí de la habitación y comencé a caminar en dirección a la plaza. Por el camino llamé a Negro Kun, y no necesité hacer lo mismo con PussyCat al descubrir que avanzaba junto a mí. En poco tiempo llegué al lugar donde Sonzu me esperaba, comprobando que la plaza comenzaba a llenarse de gente. Me coloqué junto a Suir y juntos explicamos a los genins lo que debían hacer tras el discurso del Hokage.

Cuando éste asomó al balcón de su edificio, todos guardamos silencio. Los shinobis rezagados se colocaron en sus respectivos sitios y dirigieron la vista hacia el lugar en que permanecía Viral, cubierto, como algunos otros, con la nueva capa del Imperio. Su voz resonó en el lugar mientras honraba al emperador, y tras ella la de todos los presentes, incluyéndome a mí.

Tan solo contemplando el comienzo del discurso fui consciente de lo mucho que admiraban los shinobis al Hokage, lo que me sacó una sonrisa. Con tan solo una mirada, pude descubrir que la gente se acumulaba en las calles cercanas al lugar en que estábamos todos congregados. Las familias salían de sus casas para contemplar al Kage de la villa y escuchar su discurso, y los jóvenes estudiantes acudían desde la academia shinobi ansiosos por presenciar el acto. El discurso que el Hokage nos dirigía a todos nos animaba a luchar por la villa, a esforzarnos lo máximo posible en luchar por aquello que amábamos.

Cuando Viral calló, las gentes ya aplaudían, gritaban y vitoreaban al que sería futuro emperador, sonrisas sinceras lucían en los rostros de la gente cuando todos se sentían seguros ante la presencia del Kage. El Hokage dio un salto para bajar del balcón y se colocó frente a Sonzu y Kori, que permanecían en primera fila. Suiryumaru y yo estábamos detrás de ellas, y pude ver cómo Viral nos miraba a todos. Sabía lo que venía a continuación, cogí las manos de los que me rodeaban y miré a Negro Kun y a PussyCat.

- Morded mi capa, los dos.

La orden era sencilla y ninguno dudó al momento de obedecerme. Me apenaba que se rompiera la nueva capa que tenía, y deseaba que estuviera bien cuando hubiéramos llegado a nuestro destino. En ese momento escuché de nuevo las palabras del Hokage mientras nombraba la técnica que utilizaría para llevarnos a todos al lugar en que se llevaría a cabo el tercer examen Chunin.

Observé el espectáculo hasta que todos estuvimos en un paisaje nevado. La temperatura había disminuido notablemente, pero podía soportar el frío. Solté las manos de los que me rodeaban, y cuando Negro Kun y PussyCat soltaron mi capa para curiosear el terreno comprobé que se habían esmerado en romperla lo menos posible. Sonreí y después observé la llanura cubierta de nieve en que estábamos. No había sentido nada al teletransportarnos, ni tan siquiera un ligero mareo.

Cuando el Hokage alzó la mano para señalar el edificio con forma de carpa que había a unos seiscientos metros aproximados de distancia para después echar a andar en su dirección. Todos le seguimos sin rechistar, suponiendo que allí tendría lugar el examen de ascenso a Chunin aquel día. Me preguntaba cómo sería aquella vez, no me gustaba la idea de que los mismos genins a los cuales había ayudado a entrenarse lo pasaran mal en aquel lugar. Con tan solo una palabra Negro Kun me siguió, al tiempo que PussyCat no necesitó orden alguna para caminar a mi lado, atento a todo lo que pudiera ocurrir.

Vi que Sonzu daba varios pasos rápidos, adelantándome, después de haberse quedado atrás un momento y pensé que le encantaría lo que estaba viendo. Sabía que a ella le encantaban los paisajes naturales tanto o más que a mí misma.
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Mensaje por marduck Miér Sep 26, 2012 3:42 am

Ya había llegado el día. Levaba esperándolo desde hace ya meses, y por fin había llegado. Hoy realizaría el examen de ascenso a chunin, hoy pasaría de ser un ninja más del montón a convertirme en un poderoso aliado en la lucha por defender sunakagure no sato. No hacía mucho del incidente contra aquella monstruosa criatura apareció entre las arenas del caluroso desierto que rodeaba nuestra preciada villa. Yo había sido uno de los seis ninjas que habían dado caza a aquella criatura, poniendo en riesgo mi propia vida por salvar la de los demás. Durante aquella infernal batalla conseguí algo más que compañeros y amigos de mi villa, conseguí superar mis límites, mejorar como no lo había hecho en ningún entrenamiento anterior. Estaba emocionado pronto todo el mundo conocería mi poder, el poder de nuestra villa, de mis compañeros. Me encontraba en casa preparando todo lo necesario para partir hacia la lejana villa donde este año tendría lugar aquel grandioso acontecimiento en el que participaría.

Estaba listo y nervioso, con una sonrisa dibujada en el rostro y dando pequeños saltitos de alegría me vestía para salir a las puertas de suna donde habíamos quedado con Blank nuestro kage para partir al examen. Ya vestido me puse la capa de mi aldea, y encima mi calabaza correspondiente a mi clan. Salí de mi casa deseando llegar a la mayor brevedad posible a nuestro destino. En las puertas de la aldea ya nos esperaba Blank, quien parecía que ya se había recuperado de la batalla contra aquel espantoso gusano. En cuanto estuvimos todos los participantes en el examen blank comenzó a hablar.

-Todos sabéis la razón por la que nos encontramos hoy aquí, dentro de unos días comenzarán en el país de la Nieve los terceros exámenes chuunin, y todos vosotros representareis al imperio en este acontecimiento. Se que a muchos os preocupará la precaria situación en la que se encuentra nuestro hogar estos días, no os voy a mentir, el mundo entero está sufriendo todo tipo de desastres, seguramente hasta peores que este. Ignoro que o quien puede ser la causa de estos, pero por ello precisamente debemos hacerles conocer al resto de países nuestra fuerza y nuestra determinación, inquebrantable como las arenas del mismo desierto en el que vivimos y entrenamos juntos, como hermanos. Con esta mentalidad, partamos hacia la victoria, demostrémosle al mundo de lo que somos capaces ¡Partamos rumbo al país de la Nieve!

Envidiaba a Balnk por su increíble capacidad de oratoria, capaz de animar incluso a un muerto. Como era de esperar sus palabras me dieron ánimos, tenía que olvidarme temporalmente de la situación de la villa, ya que si lo hacía de esta manera podría volver a ella mejor capacitado para ayudarla a sobrevenir sus males. Tras aquellas inspiradoras palabras sobraban respuestas, creo que todos entendimos lo que nos quería decir. Me sorprendió saber que nuestra villa no era la única atormentada por misteriosas criaturas aparecidas de la nada. Me preguntaba que misterios escondían las criaturas y porque tan de repente y en tantos lugares al mismo tiempo. Eso ahora no importaba, lo importante ahora era el examen, ya me encargaría mas tarde de investigar los acontecimientos.

Todos partimos en busca de nuestro destino, surcando el gran desierto, poderosos bosques, grandes llanuras, gigantescas montañas y demás lugares hasta llegar al ligar donde se encontraba nuestro destino. Ante nosotros en mitad de una gran llanura helada se podía observar una cúpula que claramente era nuestro destino. El gélido clima del desierto no era agradable para mí, quien estaba acostumbrado al poderoso calor del desierto. La capa de la aldea, sucia tras nuestro largo viaje, me protegía ligeramente de aquel gélido viento que recorría mis extremidades entumeciéndolas y causando un leve dolor.

"ya estoy un paso más cerca de conseguir mi objetivo, más cerca de mi destino” estaba emocionado pensando en cómo sería el examen, ya que no nos habrían hecho hacer este viaje para realizar un examen como el de gennin que consistía tan solo en sencillas preguntas fáciles de contestar. Este examen sería algo grande, posiblemente más de lo que me podía imaginar. Mientras recorríamos los cuatrocientos metros que nos separaban de la villa de la nieve se me paso por la cabeza un pequeño detalle, si el examen se realizaba en una montaña yo no tendría la arena necesaria para hacer poderosos jutsus. Había leído una técnica útil para estos casos
Nos acercábamos al la villa, poco a poco cansados tras el largo viaje que nos habíamos visto obligados a realizar. Iba seguro de mi mismo, preparado para todo lo que el examen me podría ofrecer. Había realizado numerosos entrenamientos pensando solo en este esperado día o días que nos quedaban por delante. De camino decidí que me sería útil ir calentando para el examen, y así mejorar el control de mi chacra con el que la velocidad de mi arena se vería incrementada. Poco a poco no acercábamos mientras yo hacía malabarismos con la arena esperando así entrenar mis habilidades. Todo era poco para el examen, todo debía estar preparado, ya que posiblemente en este examen nos pudríamos jugar nuestra propia vida y la de nuestros compañeros. Yo no era un genin corriente, ya que tras haber ayudado a Blank a acabar con aquella espantosa criatura había conseguido duplicar mis habilidades y mejorar de una manera casi increíble.

El poder de la aldea seria recordado por todos los ninjas que hoy acudíamos al examen. Todos preparados y entrenados para este momento.
-¡Ya estamos aquí!- suspire aliviado cuando ya quedaban menos de doscientos metros para llegar a la cúpula – hoy es el día en el que demostraremos de lo que somos capaces, hoy sorprenderemos al mundo con nuestras nuevas habilidades y demostraremos el tremendo poder del que disponemos lo ninjas de la arena- quería dar ánimos a todos aquellos que me acompañarían en el examen, puede que no tuviera tanta capacidad de oratoria como de la que hace gala nuestro poderoso kage, pero esperaba que fuera suficiente como para animarles a combatir formando un equipo que bien organizado seria casi invencible.
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Última edición por marduck el Miér Sep 26, 2012 4:34 am, editado 2 veces
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Mensaje por katnisseverdeen Miér Sep 26, 2012 4:02 am

Me despierto nerviosa, hoy es el día en que saldré dirección al país de la Nieve para hacer el examen Chuunin. Salgo de la cama de un salto y me voy a duchar, una vez fuera me visto con algo cómodo: unos pantalones marrones, una camiseta de tirantes y aquel chaleco que, por mucho calor o frío que hiciera, me lo ponía cada día, ya que era la posesión más preciada que tenía. Salgo de mi casa con prisas y como aún es demasiado pronto para ir a las puertas decido andar un poco por las calles. Tengo tantas ganas de llegar ya al examen que no he podido dormir en toda la noche y, aunque lo intentara, no me podía quedar quieta en ningún sitio ya que acabaría dando vueltas.

Han pasado unas horas y llego por fin a las puertas de Suna dónde, antes o después, acabamos juntándonos todos los que luchamos frente al gusano enorme del desierto hace tiempo más un chico que no había visto nunca se hacía llamar Doragon Hiryu. Pasado un rato al fin llega Blank y nos habla a todos nosotros dándonos ánimos para el examen.

Sí, es lo que necesito ahora mismo, más ánimos. Partimos hacia el País de la Nieve todos juntos y poco a poco el paisaje va cambiando, pasamos del desierto al que tan acostumbrada estoy a unos bosques poblados de vida y todos verdosos por donde mire. Los habitados bosques de criaturas y vegetación van dando paso a unas montañas impresionantes. No paro de mirar a todos sitios y siento que me faltan ojos, pues me quiero quedar con todo lo que estoy viendo. Nunca había salido de mi villa más que cuando vivía con mi familia y aún así no había visto mundo pues no es de extrañar que me pase el viaje con la boca abierta y emocionándome por cada cosa que vea. Finalmente el color que acaba predominando en el paisaje es el blanco y a kilómetros a la redonda no se distingue otra cosa que no sean grandes extensiones de nieve y montañas heladas que en su interior tienen grandes galerías de hielo.

Levanto la vista y miro al frente, por fin a lo lejos se ve mi destino, estoy tan entusiasmada que mi cuerpo pide que corra y salte para llegar, pero en vez de hacerle caso intento reprimir mis ansias para que no me tomen por tonta y ando junto a mi grupo hasta la entrada.
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Mensaje por Nanako Miér Sep 26, 2012 4:20 am

Ya era hora de que fuera aprendiendo jutsus curativos, que eran los que caracterizaban a los ninjas médicos. Era temprano cuando mis ojos se abrieron, la niebla, ya se había levantado, algunos ninjas ya salían de sus casas, había mucho que hacer, misiones, entrenamientos, combates, mucho trabajo quizás, sobre todo en un día como hoy, con un examen muy importante por delante, me recosté en la cama, coloqué las manos sobre mi regazo, agache levemente la cabeza, con la mirada perdida y distante, volteé mis manos para poder observar la palma de cada una de ellas, llevé mi chakra medico a estas, dejando que el color verde del chakra médico se pudiera ver en las manos.

Me levanté, hoy era el examen a chunin, quizás uno de los días no solo más importantes de mi vida como shinobi si no también, uno de los más peligrosos, quizás ese fuera mi último día de vida, cosa que no quería que pasara, y no pasaría, aprobaría el examen y me convertiría en chunin. Realicé las tareas que solía hacer por las mañanas, Bañarme, principalmente, me dirigí al armario y saque de allí una camisa de tirantes blanca, una falda azul, con un pantaloncillo debajo, mis guantes de combate, la cinta de la villa a modo de diadema, las botas ninjas, y finalmente la capa de mi villa, la cual me pondría al salir de mi habitación.

No me molesté en despertar a mi abuela, tome un desayuno bastante fuerte, y Salí de casa, cerré la puerta, me di la vuelta, y me quedé observando primero la puerta de madera de la casa, para después acariciarla levemente con la mano, y levantar la vista, aquella era mi casa, donde habían pasado todos los momentos de mi vida, los más felices y los más tristes, finalmente me di la vuelta, y me acerque al descampado cercano a mi casa donde ya había ido a entrenar otras veces, me senté en medio del campo, y cerré los ojos, era demasiado temprano, y no tendría la ayuda de Hiaji-sama para enseñarme ese jutsu tan vital.

La sala blanca, por aquel entonces no sabia bien que era, había entrenado allí un par de veces, y puede que lo hiciera muchas veces más, kairi se levantó, y se acercó a mi, dedicando me una de esas sonrisas tan cálidas que ella poseía, y que eran tan contagiosas, mi sonrisa, era quizás muy parecida a la de ella, o quizás era la misma.

.-Te enseñaré el jutsu que estas buscando-.Me dijo, mientras se giraba, dejando ver una pequeña mesa, con un mantel blanco encima, lleno de sellos hechos con sangre, u en el centro del círculo de sellos un gran pez, casi muerto.-Como abras podido deducir, aprenderás el jutsu reanimando a un pez-. Me dijo, indicando el lugar en el que debía colocarme, no disponía de mucho tiempo, así que sin decir nada asentí con la cabeza, y me coloque frente a la mesa del mantel blanco.

Coloqué las manos sobre el cuerpo moribundo, ya casi muerto del pez, y dejé fluir mi chakra medico hasta mis manos, dejando que este se pudiera ver a simple vista, el chakra podía verse, casi parecía como una cúpula que rodeaba el herido cuerpo del animal, y que en teoría sanaba sus heridas, pero no era así, el pez no se movía, sus aletas no se movían ¿Había muerto?

.-No funciona, kairi ¿Qué estoy haciendo mal?-.Pregunte, la chica se acercó a mi, me puso una mano en el hombro, y me hizo una señal para que me apartara, coloco su mano derecha encima del pez, y su chakra curativo emergió, aun que ella hacía algo diferente, ella lo concentraba más en un solo punto, es decir, no esparcía el chakra tanto como yo sino que creaba una “esfera más pequeña” pero a su vez con mucho más chakra concentrado en ella.

Lo había entendido, y no me había dicho ni una sola palabra, la clave estaba en concentrar el chakra, no esparcirlo por todos lados, kairi se apartó, y se colocó frente a mi, observando lo que haría a continuación, coloqué las manos sobre el pez, sin tocarlo, acumule chakra, esta vez más compacto y concentrado que la vez anterior, y finalmente coloqué las manos sobre el pez, dejando fluir el chakra pero sin que este se dispersara demasiado. El pez movió ligeramente las aletas, quizás ya le había cogido el truco a la forma que debía darle al chakra, era cuestión de practicar y practicar.

Había conseguido reanimar al pez, levante la mirada hacía Kairi-san, esta me dedico otra leve sonrisa, y movió los labios pronunciando su siguiente frase.-Ahora debes practicarlo, es un jutsu muy importante y antes de llegar al examen deberías de tenerlo dominado por completo-.

Asentí con la cabeza.-¿Cómo lo perfecciono?-.pregunte, esta coloco en su rostro una cara irónica, y dio unos pasos hacía atrás. La mesa del mantel blanco que estaba enfrente de mi, comenzó a brillar, y tras un destello que me impidió ver momentáneamente, la mesa se había estirado, alcanzando unos diez metros de largo, en cada metro se dividían con unos manteles blancos colocados en diagonal, dejando ver la madera de la mesa por los lados, y en cada metro, encima del mantel un circulo de sellos y un pez, los ojos se me abrieron como platos, y le eché una mirada asesina a Kairi.-¡¿Cómo pretendes que reanime a todos esos peces en tan poco tiempo?!-.

-Mientras hablas estas perdiendo tiempo muy valioso, si te concentras el primero no te dará problemas y si el primero no te da problemas el segundo tampoco, así hasta que cures a los diez, si terminas rápido, quizás puedo mejorar tu fuerza un poco-.Me dijo, cruzándose de brazos, mientras me clavaba la mirada para ver que hacía, me acerque a el primer pez, y comencé a acumular chakra, perdí unos minutos, antes del que pez comenzara a moverse y aletear, en cuanto se movió agitando su cuerpo, y aleteando.

Rápidamente cambié de pez aun me quedaban nueve peces por delante, y no me quedaba mucho tiempo para comenzar el examen, quizás una hora, pero no sabía lo que me esperaría después de curar a los peces, ya que Kairi había dicho de entrenar también algo de mi fuerza, cosa que quizás no me vendría el todo mal para el examen, el segundo pez también me dio algo de trabajo, pero en cuanto dio sus primeros aletazos pase al tercer pez, realmente esto era algo difícil, pero pez a pez me costaba menos que antes, tercer pez, cuarto, y el quinto, estos me dieron muchos problemas y dificultades, pero ya controlaba la forma perfecta del chakra para curar.

.-Hasta aquí lo has hecho muy bien, pero los peces que vienen ahora son más grandes, así que debes acumular más chakra, pero compactarlo más, a partir de ahora los peces son más grandes y por lo tanto más difíciles de curar-. Me dijo, mientras se movía a la vez por donde yo caminaba curando a los peces, siguiendo mi paso.

.-Esta bien, me concentraré-.Dije agachando la cabeza y juntando las manos, mientras acumulaba el chakra en mis manos, y llevándolos al sexto pez, séptimo, octavo, noveno y finalmente llegue al último pez, ya solo quedaba ese, entonces comenzó a aletear, había acabado el entrenamiento del jutsu, Kairi sonrió y se acercó a mi a la vez que la mesa desaparecía esfumándose en esferas de luz.

.-Ahora tendrás que curarme una herida-.Kairi se sentó de rodillas en el suelo, y extendió su mano derecha, donde tenía una herida de lado a lado de la palma, parecía una herida de kunay, ¿Cómo se la había hecho?

Me agache quedando a su altura, y coloque su mano sobre mi mano izquierda, y colocando mi mano derecha sobre la palma de la mano de kairi, el chakra médico emergió, cubriendo su mano, poco a poco la herida de Kairi se fue cerrando, sus células se fueron restaurando, hasta que la pequeña herida, se cerro, era la primera vez que sentía las manos de kairi y la calidez de estas, kairi comenzó a brillar y se desvanecía en esferas de luz.-¡¡Kairi-san!!-. Grite asustada, nunca la había visto desaparecer de esa forma.

.-Tranquila, estas preparada para hacer el chunin, ve tranquila-.Pude escuchar su voz retumbando con eco en la sala, el entrenamiento había finalizado, y era hora de ir al lugar donde nos encontraríamos para el examen, no me preocupe, al fin y al cabo kairi era un espíritu que vagaba en mi corazón, o esa era lo que yo pensaba, cerré los ojos para despedirme de aquella sala una vez más, volví a abrirlos, ya estaba otra vez en la realidad, en el campo de entrenamiento, donde hacía aproximadamente una hora había empezado a entrenar.

Cogí mi capa imperial, me coloque el porta kunays, y los guantes, me coloqué la capa, comencé a caminar hasta el lugar donde nos reuniríamos, no tarde en llegar, cuando llegue ya estaba allí kiara, mi amiga elfa, parece que accederíamos a chunin juntas, también vi otras caras conocidas, que había visto en el combate del valle del fin, y una chica de cabellos violetas, creo que se llamaba Kori del clan Nara, pero no había entablado aun una conversación seria y privada con ella, una de las cosas que me había enseñado Hiaji-sama era a mantener sentimientos y emociones, fuera del combate, era lo más adecuado sobre todo en el examen a chunin.

Escuche las palabras del Kage, me acerque a kiara, le dedique una sonrisa, quizás la última que vería en mi rostro, para después susurrar.-Suerte-. Y después de oír las ultimas palabras del kage desaparecer, transportándonos al país de la nieve, ese sería el infierno blanco lleno de luz que se convertiría en la tumba de muchos shinobis, pero yo no pensaba morir, no podía morir allí aun debía llevar mi luz a más personas.

Jutsu aprendido y palabras.
Jutsu de rango C palabras necesarias 1600, palabras hechas 1658
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Mensaje por Sokka Miér Sep 26, 2012 6:30 am

Como siempre ocurría en el país de la lluvia, unas negras nubes ocultaban tanto el cielo como el sol mientras descargaban sobre Amegakure no Sato una fina y calmada lluvia. El pequeño Sokka estaba paseando por las calles de la villa oculta de la lluvia con un paraguas abierto evitando así mojarse la ropa o la piel. El pequeño Sokka es un niño de baja altura, el color del pelo es de un azul intenso muy oscuro mientras que el color de sus ojos es un azul un poco más claro. Casi siempre Sokka viste con una camisa negra que todavía le está grande (esta era una de estas veces) y unos pantalones cortos los cuales son tapados por la camisa, esto hacía que pareciera que Sokka no llevaba pantalones. Mientras paseaba Sokka vio como algunas personas se agrupaban en el centro de la plaza. Allí había un hombrecillo subido a una caja de madera que llevaba en las manos un royo de papel. Sokka pensó que sería alguna estupidez de anuncio de algún asesinato menor ¡y de qué forma se equivocaba! El hombrecillo desenrolló el papel y leyó en voz alta:
"SE ANUNCIA EL COMIENZO DEL TERCER EXAMEN CHUNNIN, SE RECOMIENDA A TODOS AQUELLOS GENNIN QUE SE CREAN CAPACITADOS PARA ESTAS DURAS PRUEBAS QUE ACUDAN AL RECINTO CHUNNIN SITUADO EN EL PAÍS DE LA NIEVE"-un alboroto de murmullos se provocó en cuanto es hombrecillo cayó. ¿Con que... el tercer examen chunnin eh? Sokka se quedó pensativo, quería más información sobre el tema pero ese no era su estilo. Sokka fue a casa a coger una capa negra para resguardarse del frío que pudiese haber en el país de la nieve. Cuando lo tuvo todo preparado Sokka salió de casa y quiso empezar el camino hacia el país de la nieve. Sin embargo, cuando Sokka salió de casa tropezó con una caja algo más pequeña que Sokka pero tampoco mucho más pequeña. Justo en ese momento a Sokka se le ocurrió una idea; el pequeño niño de cinco años entró de nuevo en la casa y sacó un par de tirantes que enganchó a la caja. Además, Sokka había sacado unas pinturas y dibujo algo similar a un vehículo en el lateral de la caja. Después de eso el pequeño Sokka se colocó la caja e hizo un sello con ambas manos. A los pies de Sokka apareció un pequeño remolino de viento de no más de dos centímetros de altura y así fue como Sokka emprendió el viaje hacia el país de la nieve, donde se hallaba el recinto del tercer examen chunnin. El pequeño Sokka voló en aquella caja durante dos días (de vez en cuando paraba para hacer cosas como dormir y comer), es decir, hasta haber atravesado el país de la roca y haber llegado al mar. Cuando Sokka llegó al mar se deshizo de la caja con tirantes y concentró su chakra en la planta de los pies para poder atravesar la inmensidad de agua para llegar al país de la nieve. Sokka sabía que el viaje atravesando el mar sería largo por lo que se había abastecido de mucha agua y algo de cebo para pescar la comida. Además, Sokka había comprado una sustancia que hacía que se te quitara el sueño ya que había decidido hacer el viaje en el menor tiempo posible. Así fue como el pequeño Sokka tardo cinco días con cuatro de sus noches hasta volver a ver tierra firme. Cada seis horas el pequeño niño debía pescar algo de comida para poder sobrevivir pero el peor día de todos con diferencia fue el último día antes de llegar a tierra. A Sokka se le había acabado el agua potable y para empeorar las cosas también se le había terminado el cebo para pescar así que aquel día estuvo sin comen ni beber absolutamente nada. En la costa por la cual Sokka apareció encontró un poblado donde quedarse a dormir una noche, pues al día siguiente emprendería de nuevo su viaje con el fin de llegar al recinto chunnin. Solo el camino de ida estaba suponiendo un gran reto para el pequeño Sokka, ya llevaba al rededor de nueve días fuera de Amegakure no Sato, por precaución Sokka se había guardado entre la ropa la bandana de Ame, para que no pudieran identificarlo en caso de ser asaltado. En el poblado le indicaron que si seguía hacia el noroeste de su posición actual se hallaría en el país de la nieve. El pequeño Sokka anduvo durante un día más entre la nieve; la temperatura había bajado mucho según avanzaba y se internaba en el país de la nieve. Sokka logró divisar una especie de mancha negra que se movía, cuando se acercó a dicha mancha pudo ver que eran unos cuantos pingüinos; el pequeño Sokka se metió entremedias de los pingüinos hasta llegar al centro de la formación. En cuanto Sokka se hubo colocado, los pingüinos comenzaron a desplazarse sin rumbo fijo. El pequeño Sokka no sabía muy bien dónde le llevarían aquellos pingüinos, pero en aquella formación el pequeño podía mantener el calor. Tras mucho andar llegaron a una especie edificio, al lado de la entrada de este ponía "Recinto del Tercer Examen Chunnin", Sokka sacó la bandana en la que había impreso la marca de Amegakure no Sato y se la ciñó en la frente. El pequeño Sokka rodeado de pingüinos, de un tamaño similar al del gennin, empujó las puertas provocando que en la estancia entrara una ráfaga de viento helador mientras que otra ráfaga (una mucho más cálida) alcanzó a Sokka. El pequeño Sokka y todos los pingüs entraron en el recinto y se acercaron al fuego. Sokka podría ser confundido con uno de los pingüinos debido a que la capa que llevaba era del mismo color que el pelaje de los animales y, además, Sokka llevaba puesta la capucha impidiendo ver su rostro. Las tripas del pequeño niño rugían y recordó que hacía un par de días que no comía, por esa razón Sokka agarró a uno de los pingüinos, le clavó un kunai y lo sujetó frente al fuego para que se cocinase. Cuando estuvo en su punto, Sokka devoró al pingüino cocinado a bocados y no paró hasta saciarse. Tras haber comido el pequeño Sokka se quitó la capucha y se dirigió a toda la gente que había en el recinto:

Hola a todos, mi nombre es Sokka y vengo de Amegakure no Sato.- el frío debió de afectar a la voz del pequeño niño pues estaba algo afónico.-¿Alguien quiere un pingü frito? ¡Hay para todos!

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Mensaje por Inkagua Miér Sep 26, 2012 8:23 am

Pues sí, por lo visto ya había empezado el examen para chunnin y los gennin de mi villa y de demás villas ya habían partido para allá, el País de la Nieve, el país donde se iba a celebrar este tercer examen chunnin. Estaba nervioso, había estado entrenando mucho estos últimos días y había tenido muchos problemas, por aquel maldito gusano que pareció hace un par de días a las afueras de Sunagakure no Sato, menos mal que Blank, otros gennins de la villa y yo pudimos vencerle. Quedaban unos días para que acabara la inscripción por lo que decidí marcharme cuanto antes. Me había levantado de la cama hacía más bien poco, aproximadamente unos quince o veinte minutos, y estaba quitándome la ropa para pegarme una ducha antes de salir. Mientras me duchaba, pensé a donde iba y a lo que me iba a enfrentar, según lo que había escuchado, iban a hacer grupos con los participantes, pero ahora no sabía muy bien cual era el número exacto de usuarios de cada grupo, iban a ser pruebas muy pero que muy duras que seguramente puedan costarme la vida. Tocase con quien me tocase tenía que empezar a conocerles cuanto antes y comunicarnos bien pues allí sería lo mejor , estar unidos y no separarnos. El agua seguía cayendo, y ni si quiera había empezado a enjabonarme con el gel de baño que tenía, era un gel que me encantaba ya que olía a vainilla. Tras estar varios minutos en la ducha salí y empecé a secarme sentado en la taza del váter. Allí me quedé otra vez parado pensando en mis cosas y en lo fuerte que me había hecho estas últimas semanas. Había conseguido dominar la velocidad y la potencia de mi arena, había aprendido un par de técnicas que solo la villa conocía y también había aprendido varias técnicas de mis elementos naturales, viento y tierra. Bajé a desayunar, con la ropa ya puesta, la mojé un poco pues no me había secado del todo. Desayuné bastante fuerte pues me esperaban unos cuantos días de andar. Empecé a preparar una mochila con todas mis Kunais, mis Shurikens, mis Agujas de Senbon, mi Respirados, mi Comunicador, y una poción curatorial. También había cogido una camistea, y un varias piezas de fruta pues había pensado entrenar mientras iba hacia mi destino, el País de la Nieve. Ya había estado allí una vez entrenando, estuve con Kori, una chica que me encontré allí de casualidad y que me enseñó un montón de cosas de su villa. Hacía frío por lo que saqué la camiseta que había metido anteriormente y puse una sudadera. Tenía ya todo listo por lo que emprendí mi viaja. Llevaba mi tinaja y mi mochila en la espalda y puesto en la cabeza llevaba mi sombrero de paja, un sombrero de paja que compré y que había cogido mucho cariño. Mientras caminaba por las calles de la ciudad iba pensando en que quizás y solo quizás era la última vez que iba a pisar estas calles. Salí por la puerta de la muralla, que se abrió nada más verme.

¡Suerte con el examen!-. Me iba gritando la gente mientras salía por la puerta. Yo más rojo que un tomate y con la mano levantada iba diciendo gracias a todo el mundo que estaba allí. Nunca me habían dado una despedida así de calurosa. Salí y empecé a caminar por el desierto. Estaría caminando un par de días por aquí por lo que mientras camino iría ensayando un par de técnicas que me interesaban aprender. A mitad de camino, hice una pequeña parada, para sacar una manzana de mi mochila, no la quería para comérmela si no para entrenar la técnica. Esta técnica podía capturar una parte del cuerpo o todo el cuerpo en un sarcófago de arena inmovilizándolo por completo. Me levanté con la mochila ya cerrada y me puse de nuevo en camino. Llevaba la manzana en la mano derecha, lanzándola arriba y abajo, jugando con ella. De repente levanté la arena que del desierto, y lancé la manzana de nuevo, esta vez más alto. La arena salió disparada a por la manzana, apresándola en un sarcófago circular. ‘’Que fácil pensé, pero la manzana cayó al suelo. La arena no era demasiado sólida para sostenerla por lo que debía practicar mucho más, todavía me quedaba camino. Estuve otro rato caminando, esta vez con la manzana en el bolsillo y la arena levitando delante de mí, estaba intentando solidificar la arena, formando una especie de mazo gigantesco, que lo golpeaba contra el suelo. Lo único que conseguía era levantar polvo y ensuciarme las vestimentas. Estuve semejante rato intentándolo hasta que por fin noté que la arena estaba bien dura, lo suficiente para hacer un mazo y golpear a un enemigo y lo suficiente para sujetar la manzana. Saqué la manzana de mi bolsillo y tras lanzarla un par de veces arriba y abajo cogiéndola con la mano, me puse en posición de lanzamiento y la lancé hacia arriba con todas mis ganas, la lancé extremadamente alto tanto que solo veía un puntito negro en el cielo, que empezó a aumentar de tamaño, por lo cual ya estaba cayendo, mientras seguía caminando la arena salió otra vez disparada a apresar en ese sarcófago la manzana, esta vez si lo conseguí pero la manzana sobresalió de la arena por la mitad. Acerqué la arena hasta mi posición y cogí la manzana de nuevo, esta vez más bajo, la arena salió disparada y nada más entrar en contacto con la manzana hice que se solidificara, quedando la manzana atrapada en una jaula de arena. Lo había conseguido, era una técnica verdaderamente difícil pero tras varios intentos lo había conseguido. Cogí la manzana y la cantimplora, limpié la manzana y di un trago de agua. Empecé a darle mordiscos a la manzana cuando me di cuenta de que ya estaba llegando, el clima empezaba a ser más y más frío y la arena del desierto iba desapareciendo poco a poco.
Estuve caminando otras dos o tres horas cuando me di cuenta que no quedaba ni pizca de arena en el suelo y en vez de arena había sido transformada en nieve. Estaba verdaderamente cerca de mi destino, pero antes tenía que aprender otra técnica de mi clan.

Me quedarían no más de tres quilómetros y no tardaría mucho en llegar por lo que debería apresurarme en aprender la técnica. Esta técnica era suplementaria a la que había aprendido por el camino, cuando la arena atrapa a alguien o a algo, yo cerrando el puño, la arena empieza a apretar hasta hacer daños severos al atacado. No tenía que perder más tiempo por lo que saqué de mi mochila la otra manzana que había traído. Como había salido ya del desierto, tendría que utilizar la arena de mi tinaja a si que, de repente, la arena empezó a salir por el agujero que había en la parte superior de mi calabaza. Lancé la manzana hacia el cielo, esta rebotó en las ramas y las hojas de los árboles, pero mi arena era rápida y ágil por lo que la manzana no cayó al suelo. Con la manzana ya atrapada en el sarcófago de arena, cerré mi puño esperando a que saliera el zumo al exprimirse la manzana, pero no; la manzana parecía estar intacta, por mucho que apretaba mi puño no salía ni una mísera gota de zumo. Traje el sarcófago al lado de mi mano y hice que la arena desapareciese dejando así la manzana sobre mi mano derecha. Estuve un rato pensando en lo que fallaba pero no daba con la solución. De nuevo tiré la manzana para ver si sonaba la campana, la arena lo atrapó haciéndose sólida y resistente, con la mano abierta, concentré chakra en aquel sarcófago, y una vez acumulado el chakra, apreté el puño con todas mis fuerzas. Esta vez si que lo conseguí, empezó a chorrear el zumo de la manzana traspasando la arena. Guardé la arena en mi calabaza y la manzana cayó, totalmente aplastada y exprimida. Por lo visto mi fallo era que no concentraba el chakra en la arena y no tenía suficiente fuerza como para exprimir la manzana.

Alcé la mirada y ya podía percibir un terreno donde había bastantes ninjas, entre ellos puede percibir a Blank, a Sokka, que le reconocí por la altura y a Marduck que le reconocí por la tinaja. Mi vista no daba para más y no pude diferenciar a más personas. Cada vez estaba más cerca y más nervioso, no sabía el grupo que me iba a tocar y mucho menos a las pruebas mortales que había. Una vez allí, empecé a caminar entre medias de los ninjas, todos parecían pensativos por lo que no se dieron ni cuenta de que estaba, me sentí algo extrañada por lo que sin pensarlo y sin quererlo solté de pronto:

-Buenas. Parece que soy el último. Me llamo Luffy-. Parecía haber llamado un poco la atención de algunos, pero todavía observaba a gente concentrada. Me empecé a poner rojo.
Como suelo hacer siempre esperé respuestas y explicaciones de lo que iba a suceder posteriormente. Me senté a la sombra de un árbol y me puse mi sombrero, cerrando los ojos y relajándome. Empecé a concentrarme, noté como el chakra fluía por mis venas a gran velocidad, mis sentidos se habían transformado, oía el piar de los pájaros, olía la nieve, notaba el frío del suelo. Seguí así un buen rato hasta que me parecía preciso levantarme pues no creo que fuese a venir nadie más y empezarían con las explicaciones.

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Mensaje por Rouuse Miér Sep 26, 2012 9:16 am

Off: Perdonadme por lo corto y simple del post, pero he tenido una complicación y no me daba tiempo a postear más que las cinco líneas de rigor.

Había llegado el día esperado, era el pensamiento general en toda la Villa y sus alrededores, seguramente habría un montón de chicos guapos en el examen, pensaba yo, y seguramente podría engatusar a cinco o seis, con un poco de suerte. Tras preparar todo mi equipo para el largo viaje, y el posterior examen, del que esperaba salir sin una sola cicatriz, que quedan muy feas, salí de mi hogar, cerrando bien la puerta para que a mi vuelta todo siguiera en su sitio, y me dirigí al lugar donde nos esperaba el Kazekage, Tsukidomo Blank. Nos dió un discurso que no hizo sino excitarme más pensando en los jóvenes y adultos que me encontraría allá, en el País de la Nieve, y en las mil formas de derretir el hielo que podíamos poner en práctica, casi todas sin ropa. Vestía mi habitual Rouge de falda corta, abundante escote y tirantes, y mi cabello rubio quedaba suelto a mi espalda. Mi contenedor de arena estaba preparado, horizontalmente en mi cintura, de manera que fuera cómodo de llevar.

Varios días después me arrepentí de no llevar un buen abrigo de piel, pero a uno de mis compañeros no le importó compartir la tienda conmigo, y posteriormente al día siguiente un par de jerseys. Finalmente llegamos al lugar indicado, que nuestro Kage señaló como el recinto en que daría comienzo nuestro examen. Era una especie de carpa, y por lo que podía ver a lo lejos, una serie de pisadas aparecían de la nada y se dirigían hacia el lugar. Sin duda eso debía ser nuestro objetivo, y ahí estarían los Adonis que esperaba ver con tanta ansia. Adelante Imperio del Viento, es hora de divertirse.
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Mensaje por Kazuma Miér Sep 26, 2012 9:29 am

Amaneció un importante día en la Villa de la Arena, Sunagakure no Sato. El sol salió por el horizonte, oculto tras la tormenta de arena que desde hacía días llevaba atormentándonos... Y no había pasado mucho tiempo desde que acabamos con la bestia gusano del desierto. Yo me desperté de forma extraña. Sentía un hormigueo en el estómago, provocado por los nervios de la situación. El día estaba completamente alborotado, y los exámenes chunnin comenzaban en un abrir y cerrar de ojos. ¡No debía perder tiempo! Así que me apresuré en levantarme de la cama. Sin prisa pero sin pausa, me dirigí al cuarto de baño. La primavera había llegado, y el calor se presentaba cada vez mayor, así que abrí sin dudarlo el agua fría. Tras la fresca ducha, me vestí y recogí un poco el piso.

Desayuné en abundancia, pues sabía que ese día nos dirigiríamos hacia el país de la nieve. Con los huevos de corbata por la situación, una sonrisa temblorosa y tímida, y un parkinson que me iba y venía, me tomé un café cargado, un vaso de leche, y varios bollos antes de irme. Después de satisfacer mi hambre, cogí mi calabaza de arena, y tras suspirar, mirando por última vez a mi apartamento, cerré la puerta para dirigirme a las puertas de la Villa. Nada más salir de mi casa y el edificio del bloque de pisos, me detuve un instante... Quería observar las casas de Suna. Ver cómo la tormenta de arena azotaba las paredes de toda la villa... No era algo tan hermoso como esperaba, pero tenía su aquél. Aunque fuera un desastre natural, era parte de la naturaleza, por lo que no lo consideraba tan terrible... Sólo había que ponerle solución.

Pero no debía perder más tiempo. Tras suspirar de nuevo, y lanzando una última mirada a la villa, me dirigí corriendo a ver a Blank-sensei. Cuando llegué a las Puertas, aún no había llegado el Kazekage, pero estaban allí todos los demás. Con los nervios invadiendome todo el cuerpo, me junté con ellos, para esperar a Blank-sensei, sin decir una palabra. Tenía un nudo en la garganta, pero no un nudo de esos que te dan cuando vas a llorar, sino uno de los que se te atascan y no te dejan hablar, porque tienes la garganta demasiado seca. Pues así estaba yo. Acojonado como un cordero que llevan al carnicero, pero a la vez entusiasmado como el héroe que comienza una nueva aventura...

En ese momento llegó Blank-sensei. Un kage que me inspiraba respeto y seguridad. Cuando estuvo ante nosotros, comenzó a explicarnos la situación, en un tono serio, normal... Pero pronto noté un cambio en su voz. Poco a poco, su voz emitía más seguridad, más confianza, más pasión. Éramos los ninja de Sunagakure, ¡¡los shinobi del desierto!! ¡Debíamos demostrar nuestra fuerza inquebrantable! ¡¡Hacernos con la victoria!! Eso fue lo que Blank-sensei me transmitió. Y eso fue suficiente, para que el cordero temeroso desapareciera, y le supliera valeroso caballo, noble y poderoso, que daría lo máximo de sí mismo para conseguir la victoria de los suyos. Los temblores desaparecieron, mis ojos brillaron, y mi nerviosa sonrisa se sustituyó por una sonrisa de confianza, seguridad, y efusividad.

Con los ánimos por las nubes y la autoestima en otra galaxia, partí junto a los míos hacia el país de la nieve. Lo primero que nos encontramos fue el desierto con su tormenta de arena, que tras una larga caminata, dejamos atrás. Un lugar que para mí era como un templo. En él había entrenado, había disfrutado, y había vivido una buena parte de mi vida. Pronto me vi adentrándome en unos bosques frondosos, plagados de plantas que nunca había visto, y de animales que no supe distinguir. Al cabo de unas horas, unas montañas escarpadas y de grandes caminos se mostraron ante nosotros, invitándonos a subirlas. Una buena caminata. Lo último que recuerdo haber atravesado, fueron unas amplias llanuras, plagadas de agua y diluvios.

Finalmente, llegamos a nuestro destino: las frías tierras del País de la Nieve. Era un país nada parecido al País del Viento, ni a los paisajes de Sunagakure... Pero era igual de precioso. Aunque muy frío. Así pues, estuvimos andando día tras día, hasta que nos detuvimos al ver una gran cúpula blanca. Con una sonrisa, mis ojos brillaron más que nunca. En esos días, mi energía no se había debilitado, y mi entusiasmo tampoco. Blank-sensei se había encargado de eso en las puertas de la Villa. Sentía que, al ver esa cúpula, mis fuerzas se doblaban. ¡¡Por fin!! Habíamos llegado al recinto del exámen. Con una sonrisa de oreja a oreja, y una mirada de confianza, seguí al grupo hasta el interior de la cúpula. Nada más entrar, di un salto de alegría.
- ¡¡¡YEEHAAA!!! ¡Ya estamos aquí! ¡A darlo todo y a por todas! Aprobaremos este examen por la gloria de Sunagakure... ¡¡Adelante!!
Y tras esa corta muestra de energías, me quedé cerca de la puerta, observando a todos los que se hallaban en la sala. Podían ser amigos o enemigos... Y yo dependía de ello.


[Offrol: siento la escasez, estoy completamente agotado.]
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Mensaje por Gösuto Miér Sep 26, 2012 9:50 am

Hoy era un día especial para toda la villa de Sunagakure, hoy los ninjas del rango guennin, en los que me incluyo, partian para realizar su examen de chunnin, el cual si aprobaban serían de un rango superior, pero en caso contrario solo serían la vergüenza de la villa, del país, y del resto de las villas, además cuanto mas alto llegara antes de comenzar a matar, mas oportunidades tendría. Bien temprano estuve esperando junto con mis compañeros de villa en las puertas de Sunagakure, preparado para partir en un largo viaje, la verdad es que como no sabía el lugar concreto al que partíamos yo no llevé demasiado, y tampoco nada en concreto, metí un poco de todo, por si hacía frío, por si hacía calor, ya se sabe, por ir preparado. Estuvimos esperando a Blank, el ninja el cual terminé descubriendo que era el Kazekage, durante un rato, hasta que al final se dejó ver por la zona con una armadura que le hacía resaltar, la verdad es que no había visto a nadie nunca con esa armadura, así que me figuré que sería su vestimenta de Kazekage. Allí una vez estuvo frente nuestra nos lanzó un discurso para subir nuestros ánimos y con ello nuestras esperanzas.

-Todos sabéis la razón por la que nos encontramos hoy aquí, dentro de unos días comenzarán en el país de la Nieve los terceros exámenes chuunin, y todos vosotros representareis al imperio en este acontecimiento. Se que a muchos os preocupará la precaria situación en la que se encuentra nuestro hogar estos días, no os voy a mentir, el mundo entero está sufriendo todo tipo de desastres, seguramente hasta peores que este. Ignoro que o quien puede ser la causa de estos, pero por ello precisamente debemos hacerles conocer al resto de países nuestra fuerza y nuestra determinación, inquebrantable como las arenas del mismo desierto en el que vivimos y entrenamos juntos, como hermanos. Con esta mentalidad, partamos hacia la victoria, demostrémosle al mundo de lo que somos capaces ¡Partamos rumbo al país de la Nieve!

La verdad es que tras ese discurso todos parecían mucho mas animados, incluso podría decir que yo mismo me sentía algo mas seguro de mi mismo, pero mi atención se centró mas en que todo el mundo estaba sufriendo todo tipo de catástrofes y no se sabía que las causaba,¿Sería mi señor Hades?, no, no actuaría así, pero la verdad es que llevaba ya una temporada con un nudo en el estomago y escalofríos provocados por pesadillas insufribles, y comenzaba a pensar que estas eran provocadas por aquella ''mano negra'' que estrangulaba el mundo en ese momento.

Después de que nuestro maestro y líder nos dedicase esas palabras comenzamos a caminar hacia nuestro destino, el país de la nieve. Estaba algo emocionado, ya que solo había visitado el coliseo en el país de la tierra y el país del viento, por lo que esta vez iba a ver mundo. A medida nos alejábamos del país en el que aparecí los paisajes cambiaban, desde llanuras nevadas a montañas escarpadas, pero tras mucho caminar junto con los demás conseguí ver un país en el que solo se veía blanco, el país de la nieve, un nombre muy acertado. Todo estaba cubierto de nieve y hielo, había estructuras heladas que seguramente soportarían nuestro peso y muchas toneladas mas, pero lo que mas me llamó la atención fue una enorme cúpula del recinto del tercer examen chunnin. Todos estaban muy ilusionados, y para que engañarnos, un poco también lo estaba yo, pero no soy muy dado a mostrar euforia por nada. Estando ya a cuatrocientos metros del recinto, y pudiendo verlo, me quité la venda de los ojos, mostrando mis ojos rojos, como la tonalidad de la sangre, el rojo verdadero, y pensé en el examen de chunnin que debió de tener nuestro Kazekage, para que ese pensamiento me llevase a preguntarme que nos esperaría allí dentro. Paso a paso iba acercándome y se iban viendo a mas gente allí. ¿Rivales o aliados?, la verdad es que la duda aún no quedaba resuelta, pero algo me decía que quedaría resuelta pronto.

Al fin llegué a la puerta, tras días andando con mis compañeros y mi kage, pensando en mi señor Hades y en mi gran misión pensé que si había llegado hasta aquí tendría que superar este bache que me proponía mi destino, pensaba aprobar ese examen como fuese, pero a parte de preocupación también solté una sonrisa pensando en que tipo de técnicas y estratagemas se basarían estos tipos, estaba ansioso por verlo, eso y su nivel, parecía gente preparada y muy buena, tanto como yo o mis compañeros. Esto me impulsó a lanzar una pequeña sonrisa con una mirada sádica y soltar una pequeña frase.

-Tantos aspirantes, espero aprobar al menos yo y así comprobar la fuerza y valía de todos y cada uno de los que pasen la pureba
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Mensaje por Sadoru kimura Miér Sep 26, 2012 1:02 pm

Estaba en mi habitación sentado en la cama admirando una foto entre mis manos mientras 1 lagrima caía por mi cara hasta la barbilla y caía contra la foto cual se me veía a mi cuando pequeño y una persona al lado mío agitándome el pelo y yo con una cara de niño malo

-Porque?-

Pensé mientras veía la foto pero cuando entra el primer rayo de luz por la ventana guardo la foto y me levanto y me empiezo a vestir poniéndome la ropa de siempre mi gran kimono de botones abierto, con los pantalones largo y poniéndome la cinta y la máscara en la cara pero al girarme veo en un perchero forrado en plástico para no estropearse mi gran gabardina del imperio

La cojo y le quito todo el plástico y me la pongo con delicadeza me cubría todo el cuerpo entero tenía 2 grandes y maravillosas hombreras con la cabeza de 2 fénix en oro puro y los ojos eran diamantes azules cual brillaban con la luz del sol la gabardina era de un color azul y al final de la gabardina estaba adornado con colas de fénix bordada en hilo dorado de la mejor clase mientras en la espalda me cubría un fénix bordado en oro al ponérmela se me pasa solo 1 cosa por la cabeza

-Gracia viral sin tu no hubiera podido conseguir serás un buen sucesor aunque es mejor shinobi que yo nunca ha querido mi cargo hasta un combate justo o mi fallecimiento eso es tener honor y ser fiel a su sensey muchísimas gracia-

Nada mas pensar eso cojo abro una habitación secreta y saco el demonio de fuego cual me la pongo en la cadera por la parte izquierda y agonia por la derecha ocultandola dentro de la gabardina del imperio y acto seguido cojo el gorro de kage y me lo pongo
Salgo de mi casa y voy caminando por la villa hasta llegar a la puerta hoy hacia mas sol que ningún día que haiga visto era algo raro pero veía a la gente tranquila ellos esas cosas no la notan pero nosotros los shinobi si al llegar a la puerta me paró en seco y 2 anbu aparecen y me siguen cuando salgo voy hacia un arbusto que había a unos 30 metros cual al llegar me agacho y miro el arbusto no avía cambiando nada era como si se hubiera quedado congelado en el tiempo

Y se me viene a la cabeza recuerdo de cuando estaba hayedo de unos shinobis que masacraron mi pueblo y caí inconsciente y cual gran shinobi me recogió y me llevo hacia su casa y me crio como si de un hijo fuera

Me levanto y voy caminando hacia el precipicio de unos 50 metros de altura y debajo de nosotros el mar me dejo caer y viendo como la gabardina se elevaba mientras caía hasta tocar el agua cual me quedo de pie encima de ella y notaba como caían los 2 anbus detrás de mi me giro y hago un gesto de aceptación con la cabeza y empezamos hacer jutsus

Y nos inclinamos un poco hacia alante y nuestra velocidad se vio incrementada durante casi 8 horas estuvimos sin parar a gran velocidad por encima del agua hasta llegar al país de la nieve nada más tocar la orilla los 2 anbus se pararon y bebieron un poco de agua y exploraron los alrededores y llegaron a mí y hicieron un gesto de aceptación con la cabeza y seguimos nuestro camino pero mientras caminábamos veo un gran destellos a unos 600 metros del lugar del examen hacia que mire hacia atrás y empecé a correr saltando por la laderas y corriendo hacia el lugar cuando llego a unos 200 metros del destello en mi cara se dibujo una sonrisa pude ver a mi leal alumno viral con todos los del imperio cual corro y desapareciendo y apareciendo al lado de viral poniéndole una mano en el hombro le digo

-Estoy muy orgulloso de ti entremos juntos-

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