misión de rango D en busca de Hiriko

El día comenzó siendo esplendoroso en Iwagakure,lugar donde los ninjas son tan duros como las rocas,el sol decidió deleitar a los aldeanos del país de las rocas con sus luminosos y acaloran tes rayos y el dios del viento nos proporcionó esa brisa tan característica de Iwa que siempre es continua,lo que hacía que a la sombra hiciese algo de frío ya que las rocas absorbían el frío de la brisa y al estar a la sombra,el sol no podía calentarlas,por lo que a la sombra realmente hacía frío pero al sol hacía un calor excesivo que se compensaba con la brisa del país de la tierra,a decir verdad,un clima cotidiano de la primavera de Iwa

Hoy,Kenko se hallaba esperando en las puertas de su villa a una Kunoichi que ya conocía de un antiguo entrenamiento,Sonzu Hyuuga,del clan Hyuuga,dotadode un poderoso jutsu ocular que le permite ver casi cualquier cosa en un amplio radio de distancia,lo que la convertía en un útil componentte para el motivo en que habían quedado en reunirse en las grandes e imponentes puertas de Iwagakure,vigiladas por dos anbu,impuestos allí por el Tsuchikage como único puesto,que parecían bastante poderosos en consideración con su rango para vigilarlas y que nadie indeseado en esa villa entrase a robar,buscar pelea,a montar escándalo o a intentar conquistar Iwagakure

Al parecer,el Tsuchikage había mandado a Kenko y a Sonzu a cumplir una misión,rescatar a una chiquilla llamada Hiriko,la hija de el feudal del país de la tierra,y podía ser peligroso para la niña por el cargo que tenía su padre...hay gente muy malvada capaz de raptar a la gente y pedir un buen pellizco para sacar una buena tajada de la presencia de la niña,algo intolerable y menos en Iwagakure o en cualquier parte del país de la tierra,en eso las leyes del país eran muy escritas y eso normalmente se castigaba o con una severa tortura o con la muerte del que la raptó y chantajeó a la familia

No se tenía mucha información del paradero de Hiriko,tan solo que fue a pasear con una amiga suya por el pueblo Yotsuki y que misteriosamente desapareció,probablemente solo solamente fuese una falsa alarma y se perdiese pero aún así era mas prudente mandar un equipo ninja,por si había que luchar contra forajidos y había complicaciones en el camino.

La verdad el equipo estaba bien pensado ya que Sonzu con su ojo blanco tenía una increíble capacidad de rastreo sería fácil encontrarla y con los hilos de Kenko podría superar obstáculos y llegar a zonas mas complejas de llegar que cualquier otro ninja ya que llegaban a una distancia considerable,así pues tenían una alta probabilidad de acierto en esta misión a la hora de efectuarla

Kenko se hallaba impaciente por la llegada de su compañera de misión,la verdad es que cuanto antes saliesen de allí antes acabarían y podría seguir entrenando para llegar a ser mas fuerte aun,era un chico muy frenético y le gustaba estar siempre moviéndose,pero solo para llegar a ser mas fuerte y permitirle defender a su clan y a su villa,eso ante todo siempre le rondaba por la cabeza a Kenko aunque esta vez también pasaba la impaciencia y nervios ante el echo de que no viniese,realmente,esperar no le gustaba nada,en cuanto a eso era muy estricto,la puntualidad ante todo y eso era algo intocable para cualquiera de los aspectos, y mas aún cuando el Jiongu estaba pasando frío pues las puertas eran de roca y estaban a la sombra por lo que estaban frías y ese frío se acentuaba con la brisa del lugar así que Kenko comenzaba a ofuscarse por la tardanza de su compañera

Tras unos minutos esperando,Kenko terminó por dejar el ataúd en el suelo de pie hasta que llegase Sonzu,mientras,se tocó la parte derecha de la frente,donde llevaba colocado el sello kanji del amor que le puso el Kazekage Asuke,del clan Sabaku,recordando su presencia y cariño almacenados en ese sello,que tanto le llenaba y le hacía sonreír y le hacía ver que no estaba tan solo en este mundo,que al menos contaba con un amigo,un padre podría decirse,el único que le ha dado cariño a lo largo de su vida y no le ha hecho desear la muerte ni le ha repudiado por ser el sucesor de un maníaco enfermo,delincuente del oscuro pasado de su clan

Kenko jamas olvidaría ese combate,le cambió la la vida,ya no deseaba ser aceptado ni que los demás le quisieran,eso ya lo tenía,gracias a Asuke,ahora solo le importaba su villa,limpiar el honor de su clan y que Asuke,su amigo,ahora incondicional,se encontrase siempre bien,pues si alguien le molestase,Kenko haría todo lo posible porque dejase de ser así con su molestia.Ahora era su amigo y Kenko iba a protegerlo como fuera,debía hacer honor a su kanji,e independientemente de eso,debía guardar fidelidad a su amistad

Había pasado un tiempo meditando por los alrededores de su casa, sin llegar a ninguna conclusión clara. No le gustaba cometer errores, y en aquel combate que tuvo con el ninja que encontró en los Páramos cierto era que sí lo había hecho.
Aunque había aprendido a rectificar, y decidió tomarse a bien el último consejo que le había dado el shinobi antes de caer desmayada. Sus ojos podían haber sido una carga para ella en muchas ocasiones, pues estuvieron al borde de ocasionar su propia muerte, pero también eran una clara ventaja ante sus adversarios.
No hay mal que por bien no venga, y la próxima vez se prometió no cometer el mismo fallo.

Aquel encuentro no había echado a perder sus ganas de conocer más y volverse más fuerte, todo lo contrario, tenía renovadas energías para demostrar de lo que era capaz. Y no pensaba decepcionar esta vez a Kenko, con quién tenía que realizar una misión, y también iba a demostrarle al Tsuchikage que podía contar con ella para servir a su villa.
Cada día que pasaba en el hogar sentía más claro lo que debía hacer: lucharía por Iwagakure, y se haría dura para poder ayudar, claro que sí. Llegaría el día dónde no temería más por su vida, dónde podría proteger a los suyos y no dependería de los demás; y cada momento que pasaba estaba a un paso más cerca de alcanzarlo.
Al fin y al cabo, el Tsuchikage había depositado su confianza en ellos cuando les encomendó la misión de rescatar a Hiriko y su amiga, quiénes se habían perdido en el pueblo Yotsuki.
Habían desaparecido misteriosamente cuando salieron a pasear, y el cargo del padre de la chica la podía ocasionar problemas. Quizá las hubieran raptado en busca de una recompensa, o solo se hubieran perdido. En todo caso, la idea no le daba buena espina a Sonzu, y esperaba encontrar a las chicas antes de que fuera demasiado tarde. Ella sabía bien los peligros que las podían acechar, siempre había gente mala que quisiera sacar partido de las dos pobres niñas, y eso era intolerable.

Se sentía segura yendo con Kenko, desde luego ella pensaba que la misión les saldría bien y podrían recoger a Hiriko y su amiga para llevarlas sanas y salvas a Iwa. Aquel chico ya le había demostrado lo fuerte que era, y

Sonzu había madrugado de nuevo para llegar temprano a las puerta de la villa, dónde sabía que le iba a estar esperando su compañero. Se preparó nerviosa, corriendo de un lado para otro en busca de sus cosas. El tiempo pasaba deprisa mientras la ninja se duchaba, desayunaba y vestía; por lo que los últimos preparativos los tuvo que hacer apresuradamente, intentando no olvidarse de nada que le pareciera "esencial" en aquel momento.

-¿Dónde está el...? - preguntaba en alto mientras revolvía en busca de su kunai- ¡Ajá! ¡Lo encontré! - se decía victoriosa -¿Y la chaqueta? ¿Dónde la he metido esta vez? - suspiraba y cruzaba una mirada con el reloj, que reposaba como siempre en el salón - Ayy... debo darme prisa o llegaré tarde.

Instantes después, salía eufórica de la casa, mientras se terminaba de poner la chaqueta y con otra mano llevaba la mochila en volandas. Corría contra reloj por todas las calles en dirección a la puerta de la villa, esquivando a todo aquel que se cruzara por su camino.
Notaba como el sol le proporcionaba calor, y gracias al viento y la sombra que daban algunos edificios este no se volvía demasiado agobiante. De hecho, la brisa se incrementaba más en su carrera, y a veces llegaba a tener frío en los sitios dónde los rayos no lograban proporcionar calidez.

A medida que iba llegando, comenzaba a ver la silueta de Kenko cada vez más cercana. Este se encontraba en la parte de las puertas dónde daba la sombra, por lo que Sonzu pensó que quizá le había hecho pasar frío si llevaba esperándola demasiado. Aceleró más el paso, y vio como el Jiongu se acariciaba una especie de tatuaje que tenía en un lateral de su frente, e inmediatamente lo reconoció; era el kanji del amor.
Se preguntó si la última vez que le vio tenía eso, ella al menos no lo recordaba así, pero aquel signo de cariño parecía tener un bonito significado para él. Aunque, al fin y al cabo, no era de su incumbencia, por lo que se obligó a retirar la mirada del sello algo avergonzada, intentando evitar así que el chico no se hubiera percatado de la atención que le prestaba.

Agitó una mano a ambos lados mientras le sonreía.
-¡Buenos días! - le saludó, y cuando estaba al lado se paró y recuperó algo de aliento por la carrera que llevaba hasta allí. - Siento haberte echo esperar... Pero, bueno, ya estoy aquí, podemos empezar nuestro cometido - se disculpó amable.

Kenko pudo ver como la chica se acercaba a él paulatinamente con el paso de los segundos,por lo que dejó de tocar su kanji y se cruzó de brazos a la vez que arqueaba una ceja,dando a entender que estaba molesto por la demora,parecía cansada,seguramente habría venido con prisas y corriendo pero eso no hacía que el enfado de Kenko disminuyese ni un ápice,así que se dirigió a su compañera Sonzu y le dijo algo ofuscado

Una vez ella llego a su posición,Kenko se descruzo de brazos y cogió una de las tiras de su ataúd-Ya era hora...me estaba pelando de frío aquí esperándote-Dijo mientras se colocaba el ataúd a la espalda para comenzar a andar y así recuperar el calor perdido con la espera de la kunoichi

Parecía que Sonzu intentaba escusarse con unas breves palabras pero eso no reconfortó mucho a Kenko,por lo que el comienzo de su relación de trabajo no empezaba con buen pie pero Kenko no quiso darle mas importancia a su retraso y comenzó a andar a el pueblo Yotsuki-En fin empecemos la misión para terminarla cuanto antes¿no crees?-La expresividad de su cara cambió de enfado a una sonrisa despreocupada y un tanto soñadora, viéndose toda su cara blanca exceptuando su kanji de color rojo que enturbiaba el pálido rostro del ninja aunque para él no era ninguna molestia llevarlo,todo lo contrario era un privilegio y mas sabiendo que venía del Kazekage

Los últimos rumores decían que las dos muchachas se habían perdido en el pueblo Yotsuki así que por allí empezarían su búsqueda,ya que Kenko era el ninja con mas nivel de los dos era el lider de dicho equipo por lo que él encabeza la caminata

Ante la primera reacción de Kenko, no pudo hacer otra cosa que sonrojarse, se sentía avergonzada ante su tardanza. Si bien el chico era su compañero, no quería que hubiera tensión entre ellos y mucho menos decepcionarle... Por ello su sonrojo solo la sirvió para ponerse más nerviosa, aunque en cierto modo su vergüenza se vio camuflada bajo el esfuerzo de aquella caminata.

- Lo siento... - Se disculpó de nuevo en un hilo de voz, con la cabeza gacha.

Aún cabizbaja, vio cómo el ninja empezaba a recoger su ataúd, y supuso que comenzarían la marcha. Se alejó unos pequeños pasos de él, para darle espacio, y esperó quieta a que terminara su cometido.
Aunque de nuevo sus siguientes movimientos la despistaron por completo... Antes la había reprendido, y ahora la sonreía como si no hubiera pasado nada. Desde luego, suponía que él no quería que estuvieran enfadados, pues no les servía de nada, pero era tan brusco el cambio que se quedó en el sitio hasta momentos después de que este empezara a andar.
Se encogió de hombros y aumentó el paso hasta quedar a su lado.

- Emm... claro... Debemos darnos prisa, si esas niñas están en problemas seguro que necesitan nuestra ayuda.

Se podía decir que casi lo pensó en alto, y nada más escucharse sintió la pesada carga de su irresponsabilidad. Si estaban en peligro y llegaban tarde no podría perdonárselo... Suspiró apenada y miró al frente decidida. No, no iba a permitir que aquellas muchachas sufrieran ningún daño.

- Vayamos rápido, Kenko - y esta vez, sonó decidida, aunque miraba al shinobi con un atisbo de súplica, pues era ella quién debía seguirle a él, y a su vez este daba las órdenes y encabezaba la marcha. Iba firmemente pegada a su lado, con los pasos al compás, sin ir por delante ni quedarse un solo centímetro atrás, por lo que reduciría o intensificaría el ritmo a sus órdenes.

Con paso firme y rápido,Kenko dio por comenzada la misión,al parecer la joven que le acompañaba daba por supuesto que él sería el líder de este equipo para realizar la misión,a fin de cuentas Kenko ya tenía mas experiencia en combate y era un ninja mas experimentado que ella por lo que tomó la cabeza del dúo yendo directamente al pueblo Yotsuki,donde seguramente encontrarían alguna pista,por pequeña que fuese,sobre el paradero de Hiriko y así llevarla a Iwagakure donde el cliente los esperaría para recogerla y pagar a los shinobis

Sonzu sería la kunoichi que acompañaría a Kenko,ya que con su vista privilegiada por el byakugan podría rastrear a la chiquilla sin importar los objetos que hubiera por medio y teniendo una distancia amplia para rastrear

A medida que andaban ambos ninjas el aspecto de los parajes que recorrían cambiaba de forma drástica,al salir de la villa se toparon con unos grandes paramos en los que se hallaban una gran cantidad de rocas de todos los tamaños y de diversos materiales rocosos distintos pero tras unos cuantos kilómetros recorridos el paisaje volvió a cambiar y el terreno se empinaba en un sistema montañoso de unas cinco monañas,no muy escarpado, pero si bastante largo como para tardar unas horas en recorrerlo y el sol ya estaba comenzando a irse a descansar para dejar paso a la luna,por lo que comenzaba a refrescar y a oscurecerse el día

-Deberíamos acampar¿No crees?-Dijo dirigiéndose a Sonzu tras escalar dos de las montañas y hallarse en la cima de segunda montaña-Por hoy hemos andado bastante,mañana continuaremos-Sonríe a la muchacha algo satisfecho por el recorrido-Al final hemos caminado deprisa y hemos recuperado el tiempo perdido,bien hecho-Le dijo a su compañera dedicándole una sonrisa.Tras decírselo,Kenko abrió su ataúd sacando de su interior una tienda de campaña no muy grande,como para unas tres personas y dos sacos de dormir para preparar una pequeña acampada.Mientras monaba la tienda Kenko le dijo unas palabras a su acompañante-Sonzu,haremos turnos de vigilancia yo haré el primer turno,cuando me entre sueño te despertare para que tu vigiles¿Entendido?-Se lo dijo claramente para que no hubiese malos entendidos-En fin si estas cansada ve a dormir aprovecha porque te despertare cuando menos lo esperes-Dijo a la vez que sonreía de forma burlona para quitar tensiones entre ambos y así pudieran llevarse mejor,ya que eso facilita el trabajo en equipo

Después de aquel incómodo encuentro con el que habían comenzado las cosas, dio por empezada la misión. Me di cuenta en cuanto mi compañero emprendió firmemente la marcha hasta el lugar. Para mí era un sitio desconocido, pero sabía que iba en una dirección concreta; y le seguí con fe ciega, sin hacer ninguna pregunta al respecto, pues no pensé que me guiara por un sendero equivocado.
El camino era entretenido de ver, apenas había salido a dar paseos largos el tiempo que llevaba en la villa, y era algo que me encantaba. Descubrir lugares donde no había estado antes se hacía grandioso, y en mis ojos se podía adivinar fascinación.

Aunque no podía dejar de pensar en las pobres niñas y lo que les podría estar ocurriendo, mentiría si dijera que no había disfrutado del viaje. Ni el calor ni el frío me hacían mella, pues cada paso que daba era por un terreno que nunca antes había conocido, a pesar de que en Iwagakure no hubiera apenas vegetación y todo fueran piedras, a pesar de que tan pocos vieran lo especial que podía llegar a ser… Para mí, y me atrevo a decir que para la mayoría de las gentes de la villa, era especial. Si te fijabas bien podías ver todo lo que ocultaban aquellas rocas que daban nombre a nuestro hogar, y el propio paisaje te contaba una muda historia que era digna de entender.

Y tras un largo caminar, dónde habíamos dejado ya atrás las llanuras desérticas, los dispersos matorrales y las múltiples piedras, aparecieron cinco formidables montañas, las cuales se erguían ante nosotros como si fueran unos gigantes que nos desafiaban a vencerles llegando hasta la cúspide de todas ellas.
Aceptando el nuevo reto que se nos presentaba, y que a pesar de su tamaño no parecía ser más que un pequeño obstáculo para lograr nuestra misión, escalamos dos de ellas y antes de que la noche apareciera llegamos a la cima de la segunda.

No sé si mi compañero era consciente de ello, pero todo el cielo se había vuelto un espectáculo de bonitos colores pastel que lo adornaban. El sol, que ya empezaba a caer tras un lugar lejano e inalcanzable, dejaba una huella multicolor que se reflejaba en las nubes, y algunas estrellas comenzaban a asomarse vergonzosas junto a la inmensa luna que ya se podía distinguir, dando por finalizado aquel día, y trayendo consigo una mágica noche estrellada.
Mientras contemplaba aquel precioso atardecer, oía las voces de Kenko, felicitándome por el trabajo bien hecho, pero en esos instantes estaba en un mundo lejano y apartado de las responsabilidades, la maldad, los secuestros y el necesario esfuerzo… Un mundo imperturbable en aquel momento.
Cuando volví a la realidad, el shinobi ya había montado una pequeña acampada, y el sol era ya solo una luminosa línea en el horizonte.
-Es precioso… -comenté, algo distraída todavía, pero cuando le miré al fin recobré el sentido de aquello, y agaché la cabeza con las mejillas sonrosadas, avergonzada por mi comportamiento. -Claro, los turnos son buena idea -le sonreí, feliz por poder descansar la primera. Aunque había disfrutado, esa caminata me había dejado cansada, había sido algo larga. -Pero antes… -dije a la vez que rebuscaba en mi mochila, y al encontrar lo que buscaba lo saqué con una sonrisa resplandeciente. Me acerqué a él, con los dos obentos de comida, y le tendí uno, ofreciéndoselo.
-Hace mucho que no cocino para nadie... Pero pensé que podrías tener hambre... Espero que te guste.
Y me senté en el suelo, abriendo mi cajita, en la que había arroz con verduras salteadas con aparente buen aspecto, y en la que le había entregado a él lo mismo, pues no comía ni cocinaba ningún tipo de carne.
Además de ello, saqué dos muffins con pepitas de chocolate que reposaban en un platito, dejandolo a mi derecha y esperando que Kenko se sentara a mi lado para acompañarme en aquella improvisada comida. Justo un rugido que salió de mi tripa dio a entender que no podía esperar más, y fui la primera en probar la comida que estaba tan acostumbrada a catar. A pesar de que ya no estaba caliente, el sabor era a mi gusto bastante bueno, y deseaba que a mi compañero también le gustara, pues me había esmerado en lograr al menos que se le hiciera apetitoso.

OFF: espero que no te importe el cambio repentino de escribir de tercera persona a primera xD

Cuando Kenko montó la tienda de campaña,su compañera parecía en otro mundo y mas cuando le comentó los turnos de vigilancia,pero por lo menos la chica parecía haberse enterado por lo que no había problema.

Kenko se sentó en una de las muchas rocas de la montaña,ya les faltaba poco,pues el pueblo Yotsuki estaba en la ultima de las montañas por lo que solo debían ascender tres mas y allí podrían al menos dormir seguros.Kenko comenzó a vigilar mientras que Sonzu iba a dormir pero antes de acostarse esta sacó una cajita japonesa con algo de comida y un bollo parecido a una magdalena,algo que Kenko nunca había probado ya que era bastante pobre y no tenía dinero ni para comprarse los ingredientes ni para comprarse el producto ya elaborado.Sonzu le ofreció a Kenko el arroz y la magdalena mientras ella se comía lo mismo pero en otra caja, evidentemente Kenko lo aceptó,con el hambre que tenía no podía haber otro resultado y tras comérselo volvió a vigilar mientras Sonzu se acostaba.

La noche cada vez se hacía mas notoria,hacia mas frío,el sol ya era inexistente y los astros bañaban el cielo con incandescentes puntos blancos,una noche preciosa pero se enturbió cuando una panda de forajidos les encontró a Kenko y a la Hyuuga del grupo

Eran unos cinco bandidos y parecían furiosos,querían su dinero,Kenko poco les podría dar pero quizá Sonzu si por lo que Kenko rápidamente despertó a su compañera y se puso en posición de combate

En su posición ocho hilos brotaban del cuerpo de Kenko,cuatro por cada brazo estando así preparado para cualquier situación

Spoiler:

acciones:

info de los asaltantes: