Entrenamiento de Hika y Dártirus (INT)

El sol comenzaba a iluminar la estepa de Kumogakure y los rayós de luz se colaban entre los ventanales de los edificios residenciales, la oficina del Raikage ya estaría completamente iluminada y la academia comenzaría a llenarse de los jóvenes aprendices de ninja que tarde o temprano se convertirían en genin's e intentarían servir lo mejor posible las ordenes del Raikage.

Me levanté perezoso de la cama y me metí én la ducha, el agua templada mé despertó poco a poco y acabé bien espabilado, me vestí con mis pantalones negros y mi camiseta roja y me senté un rato sentado delante de mi escritorio mirando los libros con todas las tecnicas y conocimientos necesarios para aprobar el examen de genin, me había quedado ensimismado en los recuerdos de mi examen de genin y de todo lo que había vivido en las últimas semanas.

Tras un rato reconde que hacía ya algún tiempo había recibido un mensaje de un tal Dártirus que decía querer comprobar si era o no era capaz de vencerle en una buena partida de ajedrez y puesto a que ese día no tenía nada que hacer pues no tenía ninguna misión pendiente y parecía iba a ser un día de entrenamientos en la soledad decidí tomarme la partida de ajedrez como un buen entrenamiento de mi estrategia y partí hacia las llanuras de ame, no entendía por qué ese tal Dártirus se había decido por un lugar como ese pero bueno, imaginaba que allí sería muy difícil encontrarse con alguien que nos molestase durante nuestra partida de ajedrez.

No había especificada ninguna hora en la carta solo el lugar y unas palabras que me indicaron el momento en el que llegar:
No llegues antes de que el astro rey esté en su cenit o para ese momento no encontrarás mayor presencia que la de la soledad.
Así que con estas indicaciones y mucho animo partí al amanecer con mi capa y una mochila con algo de comida, no esperaba que el viaje fuese a llevar mucho tiempo y tampoco consideraba que estuviese mucho tiempo con Dártirus.

El sol comenzaba a llegar a su cenit y aún me faltaba un poco para llegar al lugar del encuentro así que comencé a correr como alma que lleva el diablo y en unos minutos llegué al lugar donde habíamos quedado, al principio no había nadie pero cuando el sol estuvo en su cenit el que supuse era Dártirus apareció

Hola, ¿eres tú Dártirus? Espero que sea así porque no me gustaría haber realizado tan largo viaje para nada... Dije dirigiéndome hacia el hombre que acababa de aparecer con aire cordial pero serio

Datos del entrenamiento:

Hace tiempo, mi Kage me dijo que un ninja debía conocer mundo para aumentar su sabiduría... Que en cuanto pudiera ver una ocasión para partir en una misión de mejora personal, que lo hiciera. Unos días después, se dieron las condiciones perfectas para ello. Estaba realizando mi entrenamiento casero diario, cuando un pequeño alboroto en la calle interrumpió mis flexiones. En cuanto me asomé, vi que la gente iba al edificio del Tsuchikage... Y no pude sino imitar su comportamiento. Tenía curiosidad por saber qué era lo que nos deparaba el líder de la villa. Allí me enteré de que se iba a celebrar un torneo de ocio, en concreto eran partidas de ajedrez, que se llevarían a cabo en diferentes países y lugares. Y podíamos retar a quien quisiéramos...

Dicho esto, volví a mi casa, para preparar al instante una carta. Se la enviaría al Kage de algún país lejano, para que me pusiera en contacto con algún shinobi de mi rango. La verdad es que ni recuerdo a quién se la mandé. En la carta puse simplemente el lugar y la hora, directo y claro, para que no hubiera confusiones. Más tarde me enteraría de que mi rival había recibido un mensaje diferente... Seguramente habría sido su Kage, queriendo así agudizar la mente de su discípulo. El caso es que partí hacia el lugar del encuentro, sin demora. Según decían, en las Llanuras del País de la Lluvia había nacido el poderoso Susanoo... Sería un lugar digno de ver.

De esta forma, me puse en camino hacia el País de la lluvia. Tenía un día para llegar allí, por lo que en apenas una hora ya estaba saliendo de la villa. No llevaba más que un poco de comida, agua y la capa de mi villa. Al salir, saludé a los que vigilaban la puerta, sonriendo por saber que al fin exploraría el mundo shinobi. Cuando mi maestro me trajo con él, siempre estaba en el pueblo donde vivíamos, y apenas conseguí disfrutar del camino de peregrinaje a Iwa. En esta ocasión era diferente. Con tranquilidad, caminé sin prisa y sin pausa, sólo deteniéndome a veces para comer o beber agua. Al llegar la noche, sonreí a la luna, y comencé a aumentar mis pasos. Iba bien de tiempo, pero andar en la oscuridad de la noche siempre había sido agradable y placentero.

Al amanecer, me eché en el césped, para descansar.

Desperté a mediodía, con el sol en plena mitad de su recorrido de lado a lado. Las nubes comenzaban a poblar la atmósfera, indicándome que pronto llegaría a mi destino. De esta forma, me levanté y seguí mi camino. Poco a poco, la lluvia comenzó a brotar de las vaporosas nubes, y llegaban a mi piel para acariciarla y refrescarla. Ante estas caricias, no pude sino sonreír, agradado. Era genial volver a sentir el frío, la oscuridad y la pureza de un clima fresco... Aunque nada se asemejaría a la perfección climática de mi país natal, uno de los países más fríos y tenebrosos que hay al otro lado del mar de Kumo. Un país nórdico y fuerte, que dudaba ver de nuevo.

El caso es que el sol ya se estaba ocultando, cuando logré ver en la lejanía a mi joven rival. Con tranquilidad y una ligera sonrisa, me acerqué a su posición. A tres metros de llegar a él, me quité la capa, dejando ver mi aspecto. Medía un metro con setenta y siete. Era ligeramente delgado, pese a tener un cuerpo bien trabajado, y mi tono de piel era levemente pálido. Mi largo cabello liso me llegaba hasta la altura del diafragma. El color de este era absolutamente negro, un negro metalizado, que se confundiría con la misma oscuridad de la noche que pronto nos cubriría con su manto estrellado. Esa vez, lo llevaba suelto. Mis ojos eran de un color azul verdoso, notablemente oscuros, y las largas pestañas hacían que fueran bastante llamativos. La nariz, fina y recta, y los labios suaves y finos también. Vestía una camiseta negra de manga larga, ceñida y sin adornos. Un pantalón también negro y largo, y las típicas sandalias ninja, ajustadas. Llevaba mi collar de cuero negro ceñido a la mitad del cuello, y tres pendientes de aro de plata en la oreja izquierda. En la mano derecha tenía un anillo con un tribal, también plateado, y enrollada en mi bíceps derecho, la banda con el protector metálico de Iwa, que me reconocía como shinobi de la Villa Oculta de la Roca.

Ante la pregunta del joven shinobi, contesté con tranquilidad y educación, realizando una leve reverencia.

- Así es, soy Dártirus, y será un placer competir contigo en una partida de ajedrez. Llevo aquí todo lo necesario.

Saqué entonces un rollo de pergamino, que me había dado mi Kage. Tras liberar el sello, ante nosotros apareció una mesa con un tablero de ajedrez y una caja con las fichas, a la vez que cuatro postes que sostenían un farolillo cada uno y una lona que nos cubriría de la lluvia. Tras sentarme en uno de los taburetes que habían surgido también del pergamino, comencé a colocar las fichas.

- ¿Puedo saber el nombre de mi rival?

Dije en tono amigable, mientras colocaba en mi lado las fichas negras, y en el suyo, las blancas. Pronto empezaría una batalla donde primaría la estrategia y la sabiduría de combate de cada uno, y la lluvia sería la única testigo del acontecimiento. En aquélla noche, uno de los dos saldría victorioso, y tendría acceso a la siguiente fase del torneo. Tras responderme Hika, le daría el primer paso.

- Bien, blancas mueven primero. Y después...

Sonreí, mirándole fijamente.

- ...sigue el juego.

La lluvia que comenzaba a empapar mis ropas y a bañar el valle parecía reconfortar al que parecía iba a ser mi compañero durante todo el día.

Caminaba tranquilamente hacia él sonriendo con amabilidad, sabía que no tenía motivo ninguno para atacarme pues no podría obtener nada, apenas era un genin y él no sabía mi secreto.

La preciosa zona hacía que me quedase maravillado, las nubes que habían tapado el sol hacían del paisaje una estepa gris y verde con leves tonos azules, las montañas a lo lejos hacían que el lugar pareciese más resguardado y tranquilo.

Mi rival habló conformándome que él era Dártirus y entonces desplegó el tablero y las fichas no sin antes haberme preguntado cuál era mi nombre, respondí tranquilamente:
-Hika, mi nombre es Hika.

Tras decirle mi nombre colocamos las fichas, él sería blancas así que movió primero, tras un leve apunte me miró y sonriendo me indicó que siguiese el juego.

Empecé a pensar mi estrategia, las movimientos que haría, la manera de ganarle... Mi mente me llevó a pensar que podría llegar a utilizar el Sharingan para ganarle tranquilamente, pero eso no sería justo y además quería demostrarme a mi mismo que podría ganarle aunque me costase un poco

-¿Que te parece si acabamos esto lo antes posible? O si no al menos hagamoslo interesante, ambos hemos hecho un largo viaje y sería un desperdicio que esta partida no nos supusiese un buen entretenimiento

Le miré mientras movía mi ficha y sonreí tranquilamente para demostrar seguridad, estaba deseando ver como se sucedía la partida y quién acababa ganando, debía confesar que el ajedrez me apasionaba y que le costaría bastante cogerme por sorpresa.

Seguía lloviendo y aunque no nos mojábamos gracias a la lona que nos cubría el repiqueteo de la lluvia contra la lona se empezaba a hacer molesto, pero seguramente al cabo de un rato acabaría por acostumbrarme y olvidarme de él concentrándome únicamente en el tablero

Offrol:

Dártirus escribió:mientras colocaba en mi lado las fichas negras, y en el suyo, las blancas.

¡¡¡!!! ¡Tío! xD Es un detalle sin importancia, así que da igual, pero lee bien que al final la liamos xD Y te recuerdo que es de noche. Lo has dicho tú de hecho xDDD Así que no será durante todo el día, sino durante toda la noche. Voy con el post:

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De esta forma, moví mi primera ficha, un caballo. Lo hice tranquilamente, sin dejar ver en mis ojos la estrategia que ya había conseguido crear en mi mente. La lluvia nos tranquilizaba con su continuo sonido de gotas estallando en el suelo a gran velocidad. Era un sonido bello, que si conseguís escuchar de forma tranquila y concentrado en él, podrías oír cómo susurraba una leve melodía, que acariciaba la llanura de ese bello país. La tierra absorbía su esencia, y por medio de ínfimos y totalmente inaudibles temblores, producidos por cada gota, hacían temblar nuestra mesa de juego, de tal forma que si ponías atención, podías escuchar la melodía incluso en las fichas del ajedrez.

Pero nosotros estábamos en plena partida, y no nos dábamos cuenta de lo que la lluvia producía. Acababa de mover ficha, cuando mi oponente rompió el pequeño silencio que se había creado en un momento. Decía que quería acabar la partida lo antes posible... Y lo hubiera hecho, de no ser porque, mientras hablaba, había situado una de sus fichas en medio de mi estrategia de ataque. Seguramente me habría descubierto.

"Hm. Un ninja inteligente..."

Pensé. Sonriendo, moví ficha de nuevo. Ahora tenía que retroceder, pues seguramente intentaría hacerme jaque en el menor tiempo posible. Mientras le respondía, en mi mente se forjaban miles de movimientos nuevos, intentando encontrar una vía rápida para lograr mi victoria.

- Yo prefiero que el tiempo que debe durar esta partida lo decidan las fichas. A veces una batalla dura más de lo previsto... O a veces acaba antes de que te des cuenta.

Mientras hablaba, en un tono cordial y respetuoso, Retrocedía con mi caballo, preparado para proteger al rey. En una ocasión, jugando con mi maestro al ajedrez también, me explicó que aquí, en los países de los shinobi, antes ese juego no se llevaba. Existía uno que antes era popular, pero que actualmente se ha dejado de lado. El Go. De hecho, me explicó que en mi familia era una tradición jugar con él, y que así mejorábamos nuestra capacidad estratega. Algún día, jugaría con él, y le ganaría. Él, que yo sepa, no era de nuestro clan, pero jugaba de miedo. En más de una ocasión me había preguntado a quién colocaría como "rey" en el ajedrez, y yo le había dado varias respuestas... Pero él me decía una y otra vez, "con tu tío y con tu tía irás a Bel Air" que me equivocaba, y que el rey era algo muy diferente. Llegaría un día en el que comprendería a lo que se refería... Pero eso sería más adelante.

- Dime, Hika. ¿Te gusta este clima? ¿Estar en tu villa? Sinceramente, te envidio. En Iwagakure siempre hace calor, y es de clima seco. Me gustaría tener esta preciosa lluvia todos los días...

Dije antes de suspirar. La luna llena iluminaba toda la explanada, verde y mojada. Era una vista hermosa: un lugar en el que la naturaleza reinaba las tierras y el cielo, y entre las nubes de lluvia,m la luna, iluminando el paisaje. En él había un foco de luz producido por los farolillos que había en los postes, y más que dos personas, parecíamos dos lobos en una fiera batalla. No sé por qué me imaginé a los lobos, pero desde luego, ambos lo parecíamos. Por el momento, la partida estaba resultando neutral para ambos, y yo quería acción, así que avancé de nuevo en mi estrategia de ataque.

Tras mover un par de fichas de nuevo, me vi con ventaja, y realicé un ataque con la avanzadilla.

- Jaque.

Sin embargo, mi contrincante había parecido prever mis movimientos, y me lo deshizo sin problemas. Pero esa era simplemente la avanzadilla, que retrocedió sin daño alguno. Mientras, la torre y la reina avanzaron, esta vez con el terreno ya preparado, y en apenas un par de minutos, finalicé la partida, con una leve sonrisa de satisfacción, más por el juego que por la victoria.

- Jaque mate, Hika.

Tras observar su reacción, le agradecería el juego, y le felicitaría por sus movimientos. Después, recogería todo el lugar de enfrentamiento en el pergamino sellado, en el que pondría mi nombre, y después guardaría en mi capa. Me despediría de él con unas palabras de agradecimiento, y una reverencia de respeto. Sin ponerme la capa, me marcharía, disfrutando de nuevo de la lluvia... Y al día siguiente, me encontraría en mi villa de nuevo. Había sido perfecto, jugar contra alguien que me había dado guerra en un juego que amaba, y en un lugar que guardaría en mi mente para siempre.

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Offrol: termino mi parte con este post, pues te faltan sólo doscientas palabras para terminar. Te he ganado porque tu int (30) es inferior a la mía (80). Tampoco he especificado nada de la despedida porque no sé cuál será tu reacción, así que te dejo esa parte libre para que veas qué hacer xD Te dejo aquí lo que tienes que poner por mi parte en revisión general. Copia todo el code y lo pegas, simplemente. También tendrás que realizar tú uno cuando lo cuelgues. Ha sido un placer entrenar contigo ^^

Código:

[b]Nombre del Ninja:[/b] Dártirus
[b]Nivel:[/b] 6
[b]Links a Ficha:[/b] http://www.narutomundo.com/t1533-ficha-de-dartirus
[b]Revisión: [/b]Subida de +100 a mi INT tras un entrenamiento conjunto, y por consecuencia, +12 en Gen. http://www.narutomundo.com/t1936-entrenamiento-de-hika-y-dartirus-int#14450

La lluvia seguía cayendo apaciblemente bajo el cielo nocturno, el verde cesped se movía tranquilamente ante el impacto de las gotas y casi se podría decir que realizaban un baile en total armonía con el dulce sonido de la lluvia, todo parecía maravilloso en esa zona hasta las fichas de ajedrez parecían adquirir un mágico brillo que podía hacer que te olvidases completamente de todo.

Mi rival fue lentamente consiguiendo su objetivo, que era despojar a mi rey de todas las defensas que yo le había ido poniendo a lo largo de toda la partida y entonces mientras poco a poco comentaba sus movimientos y sus acciones y en algunas ocasiones sonreía por su victoria inminente dijo las palabras que pondrían fin al combate, Jaque mate, entonces le miré a los ojos con una
sonrisa pues había disfrutado muchísimo de aquella partida, me levanté y sonriendo hice una leve reverencia en señal de mi gratitud y mi respeto por sus capacidades y la partida tan maravillosa que me había proporcionado. Me giré con un poco de solemnidad y me alejé en el horizonte sin mirar atrás, simplemente despidiendome con un gesto de la mano pensando en lo agradable que sería
poder volver a disfrutar de una partida como esa cuando ambos estuviesemos más igualados.

De camino a Kumogakure pude disfrutar de un paisaje precioso que hizo que mi alma se sintiese reconfortada y mi cuerpo relajado, todo ninja se sentía orgulloso de su villa pero a mi forma de verlo hay ninjas que tienen más motivos para sentirse orgullosos de su villa, no solo por su historia si no también por su belleza y su solemnidad y ese era el caso de Kumogakure una villa que
marcaba la diferencia con el resto de las villas, una villa que como los ancianos decían era la villa de las villas

Revisado.