Kalad Vs. Pequeña Saltamontes (V de Vendetta)

Arena:

Daban las nueve y media en mi reloj, me despertó descansado, me sentía genial y eso me agradaba pues era el día de mi revancha contra la que había sido mí contrincante en mi anterior combate, Pequeña Saltamontes.

Recordé aquella derrota, aunque me sabía a gloria porque para ser mi primer combate había estado bastante igualado, aunque no debía pensar en el pasado, si no en lo que me deparaba el combate de hoy. Pensé que sería bueno ir bien preparado y listo así que me duché y desayuné con calma y sin precipitarme. Una vez terminé miré la hora, faltaban apenas treinta minutos para mi combate así que sin perder mas el tiempo, me vestí y salí en busca de mi primera victoria, tenía sed de sangre y solo una persona podía hacer que se me quitaran esas ganas de victoria, Pequeña Saltamontes.

Me encontraba delante de la puerta del coliseo, entré como la anterior vez hacia los vestuarios, allí me preparé con mi uniforme negro, mi cinta a la frente y me Kouken, como no, a la espalda. Entré en la arena y con gran asombro vi que solo estaba yo, mi contrincante todavía no había llegado, aunque supuse que no tardaría mucho, saqué la Kouken y empecé a sacarle brillo, aunque al terminar el combate podía estar repleta de sangre.

Información:

Armas:

De nuevo tenía un combate contra Kalad. La anterior lucha que había tenido lugar entre nosotros había sido hacía poco tiempo. Yo había resultado la ganadora, y parecía bastante obvio que quería una revancha, otra oportunidad para demostrar su valía, y admiraba aquello. Además, ésta vez el combate no ponía en peligro ni a los unicornios ni a las ballenas. Sería un encuentro digno de recordar; de eso estaba segura.

Cogí mis rotuladores y me pinté un unicornio en la mano después de asearme y desayunar; luego me dirigí al Coliseo y entré en la arena. Kalad ya me esperaba allí. Me quedé a la espera de que se decidiera a hacer algo. Un maléfico plan se creaba en mi mente.

Spoiler:

Vi entrar a mi oponente entrar en el coliseo, iba como hace días, aunque yo la notaba diferente, no se que tendría pero algo no encajaba, algo raro pasaba, supuse que al estar tan quieta tendría que empezar yo, guardé la Kouken en su estuche para que no ocurriera como la anterior vez y sin más me puse en acción.

Para distraerla, pensé en una estrategia que había visto en otros combates antes de hacerme ninja, me cloné a mi mismo solo una vez y empecé a correr hacia ella, apenas ochenta metros nos separaban, cuando llevaba mas de la mitad hice que mi clon se pusiera delante de mi ocultando lo que hacía. En ese momento hice dos sellos con las dos manos y creé dos dagas de rayo con chakra, una la coloqué en mi manos y otras en las manos de mi clon, el cual puso las manos atrás para que la cogiera, sabía que ella al llevar más tiempo que yo reconocería quién era el clon y quién era el verdadero y supuse que también conocería la estrategia, aunque me daba igual. Cuando me encontré apenas a quince metros de la pequeña saltamontes me paré en seco y guarde las dos manos atrás de mi para que no supiera que había hecho, hice que mi clon hiciera lo mismo. Seguro que sabría que algo me maquinaba, pero no el qué y eso era lo que quería, hice que mi clon se separara de mi en mi misma posición, ahí dejé que ella eligiera, si yo o mi clon, la cosa pintaba harto divertida, quería ganar pero también quería pasarlo bien.

Acciones:

Gastos:

off rol:

Mi enemigo realizó una estrategia de la que yo ya era conocedora. Ésta consistía en usar un mero bunshin para ocultar lo que el verdadero ninja realizaba. Miré con atención lo que Kalad realizaba mientras los dos corrían hacia mí. Unas piedras grandes se encontraban dispersas por la arena. Cuando éstos hubieron estado a unos quince metros de distancia de mí, mi contrincante depositó algo en las manos de su clon; algo mal hecho, pues éste, que era una simple copia intangible, desapareció con el mero contacto del objeto.

Así pude ver lo que Kalad se traía entre manos. Estaba haciendo una daga de rayo. Pude observar que su estrategia no era muy diferente de la que había usado en el anterior combate. Sonreí con malicia. Este combate estaría de mi parte.

Realicé diversos sellos con las manos sin quitar mi maliciosa sonrisa de mi rostro. Lo que le esperaba al pobre Kalad... Sin quitar la maléfica curva de mis labios, realicé un sello con una mano y toqué la tierra que se extendía bajo mis pies. Cuando estuve a unos cinco metros de mi enemigo, usé el jutsu, enrollando la arena alrededor de sus pies para inmovilizarlo.

jutsu:

Spoiler:

Después del fallo de principiante que había tenido, pensé que el combate estaría acabado, pero aún teniendo mi inexperiencia en combates y la astucia que poseía mi contrincante en contra, me vine arriba y pensé rápido en una estrategia antes de que mi enemigo lograra llevar el combate a tu territorio. Observé que la pequeña saltamontes sonreía de forma maléfica como su tuviera algún plan entre manos, y eso era lo que realmente estaba pensando ella. Realizó varios sellos tocando la tierra y me di cuenta de que se trataba del “Doton: Seppa”, un jutsu que había utilizado para quitarme el arma en el anterior combate, aunque pensé que no lo utilizaría para eso porque todavía no había desenvainado mi arma. Sabía que ese jutsu se podía utilizar de varias maneras, como por ejemplo para quitar el arma al contrincante, atraparle los pies por eso decidí no quedarme para ver lo que hacía.

Para librarme de la estrategia de mi pequeña pero dura contrincante cambié la dirección de mi carrera hacia mi derecha y después de ver que la tierra en la que hace menos de 5 segundos me encontraba yo se había convertido en arena, corrí en círculos mientras mi contrincante se acercaba, llegando a estar a una distancia de cinco metros. En ese momento arrojé el arma que tenía entre mis manos, la daga de rayo que había hecho en mi anterior carrera, hacia el cuello de mi contrincante esperando que no la pudiera esquivar y que se acabara la pesadilla de combate en la que me encontraba inmerso.

Acciones:

Velocidad del jutsu:

Gastos y daños:

Kalad consiguió esquivar mi ataque, si es que así podía llamarse, pues en realidad mi rival no sufriría ningún daño, simplemente quedaría inmovilizado. De la misma forma que él consiguió sortear mi ofensa, yo conseguí eludir la suya, usando el sencillo pero útil jutsu que cualquier ninja, fuera del clan que fuera, o tuviese el elemento que tuviera, sabría; Kawarimi no Jutsu. Me intercambié por unas rocas que había visto antes, que estaban a siete metros y de las que nada me separaba.

Con ésto conseguí evitar la daga de rayo que mi enemigo lanzó, aunque implicó alejarme de mi enemigo. Me acerqué de nuevo hacia él, aunque esta vez dejando seis metros de distancia (sólo me acerco un metro), de forma que aproveché la escasa distancia para quitarle la espada a Kalad, a pesar de que la tenía envainada.

Hice un sello con ambas manos e hice que rocas se dirigieran a la cabeza de mi contrincante. Me sentí bien. Tenía la sensación de que éste ataque sería más efectivo que el anterior... y así lo esperaba.

jutsus:

gastos y daños:

No pensé que la pequeña saltamontes fuese tan rápida y tan lúcida de pensar en una estrategia defensiva para poder esquivar o parar mi ataque, la subestimé y ese fue uno de mis errores, aunque no sería todo tal fácil para ella, yo también sabía cosas y no iba a permitir que el primer golpe me lo llevara yo. Me quito la Kouken, como no, sabía que con ella podía hacer mella y por eso fue precavida y me la arrebató antes de ser desenvainada, pero eso no me iba a venir abajo. Mi contrincante terminó su ataque lanzándome varias piedras hacia mi persona, no obstante eso no sería suficiente para pillarme desprevenido, probé al estrategia de la anterior vez saltando por encima de las piedras, lo que le esperaba a la pobres saltamontes.

Después de esquivar el ataque puse en marcha mi contraataque, salté por encima he hice un sello con las manos haciendo que de mi cuerpo emanara una tenue luz que cegó a la pequeña saltamontes durante poco más de cinco segundos, suficientes para realizar una daga de rayo que clavé en la cabeza de la pequeña saltamontes.

Acciones:

Gastos y Daños:

Mi oponente realizó una curiosa técnica del elemento raiton, con la cual me dejó cegada durante cinco segundos.
No me moví hasta que oí cómo mi enemigo se acercaba. Fue poco el tiempo que tardó en llegar hasta mí, muy poco; no obstante, aun estando ciega, fui capaz de esquivar lo que me fuera hacer con la proyección del pez subterráneo. Desde luego, estar ciego momentáneamente no era gusto de nadie, pero tenía que seguir adelante fuese como fuese. El ruido venía de frente. Me moví de forma que acabé detrás de donde debería estar mi enemigo. Entre tanto, ya podía ver con claridad. Y usé la espada de Kalad para clavársela por la espalda, profundamente. Saqué el arma. Estaría ensangrentada, y a Kalad no le quedaría mucho de combate.

tecs:

gastos y daños:

Justo cuando iba a impactar mi ataque sobre la pequeña saltamontes, esta, aún cegada y desorientada por mi jutsu, consiguió realizar el jutsu de la proyección del pez subterráneo librándose de mi ataque, vi como se fundía con la tierra y pensé que intentaría esquivarlo alejándose de mí. Así que seguí corriendo más adelante y unos metros más adelante, la pequeña no aparecía. Miré hacia los lados y no estaba, había como desaparecido, no sabía donde estaba y temía que ella me tendiera una trampa, saliera de su escondite y diera a su fin este combate, en una de las veces que miré hacia mi lado derecho vi una sombra, proveniente de mi contrincante, me di cuenta de que en su mano estaba mi espada, que plan podría pasar por su cabeza.

Pasó demasiado tiempo, no pude reaccionar y aprovechar que ella estaba cegada, me encontraba a unos veinte metros de ella, y el combate me estaba pasando factura ya, antes de intentar nada, apreté bien la daga que aún tenía en la mano y espere a su reacción, había pasado el efecto de mi jutsu, estaba claro que ya podía ver bien, la miré a los ojos y unas palabras salieron de mi boca:

- Se que está siendo duro tanto para mí como para ti, si tú te rindes yo me rindo y esto acaba en tablas, aunque si no te rindes, esto puedo acabar mal para los dos.

- Se que está siendo duro tanto para mí como para ti, si tú te rindes yo me rindo y esto acaba en tablas, aunque si no te rindes, esto puedo acabar mal para los dos.

Esas fueron las palabras de mi enemigo. Pensé durante unos instantes en esa posibilidad. Y me pareció bien. Por lo que asentí enérgicamente con la cabeza tras decir unas palabras. Si en este segundo combate no era capaz de ganarle, no importaba, próximamente mejoraría mi táctica y mis jutsus, y sería capaz de dejar por los suelos a aquel ninja con el sobrenombre de Kalad.

Tras esto marché por la puerta del Coliseo. Me vestí con las ropas que solía llevar, es decir, unos vaqueros, una camiseta, una camisa y un pañuelo rojo sujetándome el pelo, y me dirigí a mi hogar. Esto no había acabado aquí.

Revisado.
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