Monzun vs Garrapata

Combatientes y Arena:

Para acabar el día de hoy tocaba un combate en el Coliseo, en la Vieja Escuela. Como remate del día, me iba a enfrentar a un shinobi llamado Garrapata, del cual no sabía nada, por suerte o por desgracia. Aquella falta de información harían el combate aún más interesante. Era hora de desoxidarme y volver a pillar los ritmos del combate en el Coliseo.

Entré a los vestuarios de mi lado de la arena. Estaban vacíos y hacía frío. Normal, era de noche, así que tocaba cubrirse un poco más, siempre intentando no sacrificar movilidad. Los guardias vigilaban a la entrada y salida de los mismos. Cualquiera no deseado se las vería muy jodidas para entrar y salir del lugar si no se hacia cargo antes de los guardas. ¿Cuál sería mi vestimenta aquel día? Una capa negra, con un símbolo blanco en la espalda, el kanji de la Luna, bajo la cual escondería un chaleco y pantalones amplios, para facilitar los movimientos. Bajo mi capa, mis manos ocultas bailarían realizando toda una serie de oscuros secretos. Mi cara quedaba oculta por una máscara completamente blanca con orificios para los dos ojos únicamente.

Según avanzaba por el pasillo que me conduciría a la arena, mi mente trazaba los planes que intentarían llevarme a la victoria. Es posible que no ganara, pero no se podía decir que no lo intentaría. La fuerza no es lo único que te sirve la victoria. La arena se veía iluminada por diferentes antorchas situadas en las paredes de la misma, iluminando las paredes menos el centro, que quedaba en la penumbra. Se podía ver más o menos con normalidad, salvo en el centro que había que fijarse un poco más.

Una vez crucé la puerta, una verja me separó del pasillo que acababa de cruzar, impidiéndome volver a no ser que acabara el combate... De una manera u otra. Avancé hasta 10 metros de la puerta. Pudiendo contar 10 antorchas en total en la arena, situadas de manera regular, dos sobre cada puerta y las restantes divididas en las paredes. Tras ello, hice un par de sellos, poniendo la mano en la tierra y dos torretas aparecieron delante mía, y a los lados, dos metros hacia delante y tres hacia los lados. El combate había comenzado, y mis preparativos ya estaban.

Información:

Jutsus y Acciones:

Gastos y daños:

Hoy en el coliseo había sido convocado en el coliseo de Iwagakure para realizar un combate, eso sí, no me permitían utilizar mis armas en este combate, no me importaba realmente, estaba bastante seguro de mis posibilidades de combate, y para que engañarnos, no había perdido ningún combate en el coliseo y ya me habría enfrentado contra seres tan poderosos como los mismos dioses y había sobrevivido, sinceramente, no creía que mi oponente de hoy me resultase mas poderoso.

Entré en mi vestuario y me vestí como siempre lo hacía, pintando mi rostro con una calavera Mexicana con decoraciones verdes en los párpados y en las fosas nasales, de forma que no se reconociera mi rostro, me puse mi chaqueta de cuero Heavy, a juego con mis pantalones negros, amplios y cómodos y fui hacia la arena de combate dispuesto a darlo todo y a dejar la piel de mi rival.

Pasé por el pasillo  que me llevaba a la arena, como estaría haciendo mi enemigo, hasta llegar a la salida y esperé a que las puertas se abrieran, entre tanto estuve pensando como podría ganar y así fue como tuve la idea. Las puertas se abrieron y según se abrieron  salté dentro de la arena estando a dos metros de mis puerta, la cual se cerró al unísono con la de mi contrincante, desde entonces sabía que no podría irme hasta que uno de los dos perdiese el combate, y no sería yo. Mientras daba ese salto estaba realizando un sello con ambas manos para así, al caer al suelo poner las manos en esta, así en menos de un segundo, entre el salto y la técnica que realizaba, del suelo brotaron ciento de miles de estacas que llegarían hasta el techo, tan afiladas como hojas de espadas, dejando un milímetro de espacio entre ellas, así mi enemigo no podría ver lo que hacía desde mi perspectiva, pero eso no sería todo, lo peor sería el tremendo golpe que se llevaría y los grandes daños que sufriría.

Una vez realicé el gran golpe me preparé para mi siguiente golpe, no sabía si sería capaz de sobrevivir a ese ataque, que ya de por sí, no podría haber esquivado, pues las estacas estaban por todo el campo de batalla, rayando incluso las paredes del coliseo, todo estaba infestado salvo un círculo que rodeaba justo mi cuerpo de cuclillas para que no recibiese el daño de la técnica.

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