La Princesa de Hielo tiene por fin su primer combate.

Arena:

Me levanto de la cama con cierta resignación, sabiendo que hoy no podré quedarme más tiempo a causa del combate que me espera en el coliseo. Es el primero, y debería estar nerviosa si fuera una persona diferente, pero yo siempre voy a todas partes con calma, por lo que esta vez no será diferente. Me visto con un vestido negro que me cubre las piernas al completo, sin siquiera dejar ver mis zapatos. Debajo llevo una camisa blanca a modo de ropa interior, pero ese detalle es algo que a pocos debe importar.

Me calzo unas botas altas que resultan bastante cómodas a la hora de caminar, entrenar y, supongo, combatir. Recojo mi pelo en una larga trenza del color del cielo y me cubro con la capa de la villa para no mojarme con la lluvia que acompaña al lugar desde el amanecer. Después, cojo el antifaz y demás cosas que vaya a necesitar y los guardo en un bolso que dejaré en los vestuarios, como suelen hacer los demás combatientes.

Paso a la cocina para desayunar y después salgo de casa con la capucha cubriéndome la cabeza y ocultando mi rostro prácticamente al completo, aunque sé que hay quien podrá verme aún con una máscara de hierro. Me encamino al país de la tierra y, por tanto, al coliseo de batalla en que tendré que combatir dentro de unas horas. Me es bastante molesto despertar antes del amanecer, y más aún emprender un viaje varias horas antes de que salga el sol, pero no quiero llegar tarde a la arena de batalla.

Allí me espera un shinobi que se hace llamar Wartortle, aunque poco me importa su nombre. Seguramente al final del combate estará arrodillándose ante el poder de la princesa de hielo. Bueno, qué digo, para esos momentos estará tirado en el suelo sin poder siquiera saber lo que ocurre a su alrededor y esperando la llegada de los médicos que le curarán. Pero para mí será válido. Poco importa mi nivel, poco importa el tiempo que tarde en llegar a la arena, pero lo que realmente importa es que al final del día tendré una nueva victoria apuntada en mi currículum. Bueno, no debería precipitarme, pero si soy la princesa de hielo una tortuga guerrillera no podrá conmigo, eso lo tengo más que claro.

Avanzo por todos los lugares que jamás había visto hasta que llego ante el gran coliseo de batalla que tanto frecuenta cantidad de personas ansiosas por combatir o presenciar una contienda. Ese mundo tan… extraño a mi vista que, en este momento, tengo bastante cerca. En el momento en que atravieso la puerta de entrada, sé que estoy dentro de ese extraño mundo que siempre me causó tanta curiosidad.

Paseo por los pasillos perdiéndome y encontrándome hasta que llego a lo que parecen ser los vestuarios. Hay algún que otro banquillo y esto parece bastante vacío, tanto que no hay una sola persona en este lugar. No me importa, incluso es mejor, no habrá ningún impertinente distrayendo a la princesa en su previo preparamiento para el combate.

Dejo el bolso en un banco y saco lo que puedo tener en la arena. Resulta que en este momento no puedo llevar demasiadas cosas… más bien porque no las tengo, pero no me importa. Me quito la capa de la villa y, tras sacudirla un poco para quitarle el polvo que se ha acumulado durante el camino, la guardo. Saco entonces el antifaz que me acompañará durante mi primer combate y permito a una sonrisa asomar tímidamente en mi rostro mientras me miro al espejo con la máscara puesta.

Una vez preparada, cruzo el umbral de la puerta que me lleva a un largo pasillo en el que hay poca iluminación. Realmente no entiendo el motivo que lleva a las personas a dejar un lugar sin iluminar, pero poco me importa su opinión en este momento, por lo que no me paro demasiado a mirar mientras avanzo por el lugar. En poco tiempo llego a una sala aún peor iluminada que el pasillo, tanto que no llego siquiera a ver mis propias manos. No sé si es que lo que quiera que en su momento alumbrara la sala se ha estropeado y nadie se digna a venir a arreglarlo o si directamente nadie se molestó en iluminar el lugar alguna vez.

En ese momento veo cómo las puertas comienzan a abrirse, dejándome por fin ver la arena en que combatiré, aunque… más que arena… esto es un estadio de hielo. Compruebo que el suelo es de hielo, aunque al pisar no resbala, permitiéndome así caminar por el lugar tan pancha. Puedo ver todos los bloques de hielo poco más pequeños que yo que decoran la sala. Comienzo a caminar por el lugar de bloque en bloque, sabiendo que he sido la primera en entrar y que aún faltan varios minutos para la llegada de mi oponente. Hay una parte de la sala que simplemente es arena, pero es una parte muy pequeña comparada con todo este palacio de hielo en que tendré mi primer combate.

Al fin y al cabo, toda princesa de hielo merece una buena bienvenida… y aquí me la han dado. Observo el techo y veo que, aunque la luz del día puede atravesar el techo, no puede hacerlo el aire, la lluvia o lo que intente pasar. Me froto los brazos al descubrir que en este lugar hace bastante frío, seguramente menos de cero grados, por lo que el agua se congelaría a bastante velocidad. Claro está, por eso todo es de hielo. Aunque… seguramente en el lugar en que el suelo es arena no hará tanto frío.

Me acerco al centro de la sala y me siento en el suelo para esperar a mi oponente. No creo que tarde mucho en llegar, pero quiero estrenarme en mi primer combate y no quiero que se me cansen las piernas desde antes de empezar. Y teniendo en cuenta el largo camino que he tenido que recorrer para poder llegar hasta aquí…

Información:

Acciones:

Por fin veo abrirse las puertas por las que saldrá mi contrincante y dejo de caminar entre los bloques de hielo para observar la entrada de Wartortle. Tal vez decida hacer una entrada triunfal, pero lo cierto es que ver su rostro al ver el hielo no es lo más triunfal que he encontrado en esta vida. Enarco una ceja al ver cómo se le queda la lengua pegada en uno de los bloques y aparto la vista mientras habla. Lo cierto es que en el coliseo a veces entran combatientes un poco extraños, al menos esa sensación me da ahora.

Yo me limito a observar a los espectadores que nos observan desde las gradas, con ganas de ver comenzar el combate. A mí me da igual cuándo llegue el comienzo, podría tumbarme ahora mismo en el suelo y me quedaría dormida sin problema alguno. Esto de despertarme antes del amanecer no me gusta…

Tras bostezar, observo cómo mi contrincante comienza a correr en mi dirección, pero acaba deslizándose por el hielo y dándose un buen golpe en la rabadilla. Sonrío al recordar el día en que aprendí a escalar, me di unos cuantos golpes. Definitivamente, levantarme antes del amanecer no me sienta muy bien. Bostezo de nuevo y después me fijo de nuevo en mi oponente, que se levanta del suelo y me lanza dos shurikens.

Los dos impactan contra mí, pero en ese momento yo desaparezco. No sé si mi contrincante se lo esperaba, pero ese detalle me importa bien poco. La verdadera princesa está detrás de él. Salgo de detrás de un bloque de hielo y me acerco intentando no hacer ruido al andar hasta llegar a su altura. Si esto sale bien… mi primer combate habrá sido bastante rápido.

Sin esperar más tiempo, acerco el arma a la cabeza de mi contrincante que, si no me esquiva de alguna forma, tendrá un kunai clavado en la cabeza. Resulta que esto de los combates es bastante más sencillo de lo que pensaba. Dudo que pueda descubrir mi situación… y dudo que pueda saber que estoy detrás de él en este momento.

Después de vencerle, podré volver a casa y tumbarme en la cama, ansiando el momento en que me cubra el manto de los sueños, llevándome al precioso jardín de rosas que la noche pasada visité. Podré coger las rosas, sentir su aroma y disfrutar de los magníficos colores que las flores quieran ofrecerme. Y en ese momento no habrá ningún descarado distrayéndome de mi momento de paz, siendo tan estúpido como para poder dejar que su lengua se pegue en el hielo. ¿De verdad que este hombre me ha retado? Es increíble lo que una se puede encontrar en su palacio de hielo una cálida mañana de otoño, aunque aquí poco calor hace.

Una sonrisa cubre mi rostro, por pocas veces que esto ocurra. El recuerdo de mi oponente intentando hablar me hace gracia, pero no por ello seré más piadosa con él, está ante una princesa y sus modales han quedado en otra parte, no entiendo cómo puede ser tan descarado. Esas no son formas de presentarse ante la Princesa de Hielo. Y menos aún cuando estoy disfrutando de mi palacio de hielo... qué calmado se está aquí...

Princesa... concéntrate... estás a punto de clavar un kunai en la cabeza de tu oponente, no te pongas a pensar en rosas y descarados, por mucho que este hombre se presente tan mal ante ti. Ahora recibirá su castigo, aunque tenga que implantárselo yo misma, esos estúpidos guardias ni siquiera existen. Y pensar que confié en que pudieran cortar cabezas... inútiles.

Acciones:

Gastos y daños:

Al acercarme a mi contrincante para clavarle el kunai, noto que algo no va bien. Escupe algo y de ahí salen unos tentáculos que parecen bastante afilados. Freno mi avance mientras observo cómo los tentáculos le rodean para después congelarse. Comienzo a caminar de regreso a mi escondite mientras pienso cómo puedo atacarle ahora.

Él sigue sin saber mi posición actual, lo que me puede servir de ayuda en la ofensiva. Levanto el rostro para observar al público, que espera el momento en que comience la acción. Parecen aburridos, pero eso es porque no saben los planes que tengo. Hago un sello con ambas manos y tres clones prácticamente idénticos a mí aparecen a ambos lados de mi cuerpo. Supongo que me serán de ayuda. Después, las cuatro chicas de pelo azul salimos de detrás de nuestro escondite y miramos hacia el lugar en que está mi oponente, que continúa encerrado en la jaula de hielo.

Hago otro sello con ambas manos y en ese momento una potente onda de viento sale desde mi cuerpo, golpeando con fuerza la jaula, que se rompe en mil pedazos. El viento se cuela entre los tentáculos, golpeando así a mi oponente también… a no ser que haga algo para evitarlo. Sé que con este ataque no bastará para ganar el combate, por eso tengo a mis tres amigas ilusorias al lado, para despistar a Wartortle.

Supongo que el viento le ha desvelado mi posición, pero cuando mire hacia aquí tendrá problemas para descubrir quién soy yo. No sé hasta qué punto me ayudará esta estrategia, pero supongo que me ofrecerá un tiempo bastante valioso en que pensar lo que hacer a continuación. Parece que mi rival es más fuerte que yo, por lo que ganarle no será pan comido sin una buena estrategia. Y pensar que he estado a punto de ganar el combate…

La idea de volver a casa con mi primera victoria apuntada en la mente me anima a intentar ganar con todas mis fuerzas, y supongo que al fin y al cabo tan difícil no será… ¿no? Una sonrisa luce en el rostro de cada clon, mostrando la satisfacción que el combate nos ofrece. Estoy preparada para atacar o para defenderme, según se dé el caso. Con la vista fija en mi oponente, aunque atenta a sus alrededores por si me tiende una trampa en algún momento. Quién sabe, en un combate no puedes fiarte de nadie.

Acciones:

Gastos y daños:

La ráfaga de viento impacta contra los tentáculos de hielo, rompiéndolos en mil pedazos, y contra mi contrincante, que segundos después se recupera del ataque y me observa con curiosidad. La decisión con que habla y las propias palabras que dice me hacen saber que mi estrategia ha fallado: sabe dónde están los clones y dónde estoy yo. Un escalofrío recorre mi espalda cuando le veo hacer un sello con ambas manos, pero estoy decidida a intentar ganarle como sea.

Mientras los pequeños trozos de hielo que han quedado en el suelo se levantan, yo hago el sello del carnero con ambas manos, lo más rápido que mis dedos me permiten. Así, en un último instante la ofensiva de Wartortle impacta contra uno de los bloques de hielo, el que antes me había servido de escondite. Me había alejado apenas dos metros de mi escondite y no había ningún objeto que hiciera la función de obstáculo, por lo que aguantararé un rato más en el combate.

Miro a mi oponente con una expresión desafiante, aunque no sé si él podrá notarlo, pues el antifaz me cubre parte del rostro impidiendo, entre otras cosas, que pueda identificarme. La temperatura del campo de batalla se hace evidente a cada minuto que pasa, pues nuestros cuerpos van perdiendo el calor que traían al comienzo del combate. Sin embargo, ese detalle no nos dañará en el tiempo que estemos dentro de la arena. Simplemente es algo que puede distraernos si no estamos más atentos a la ofensiva del contrario que a la condición climatológica.

Decido no perder el preciado tiempo que tan rápido pasa en el combate y hago sellos con una mano al mismo tiempo que agito la otra hacia Wartortle. En ese momento aparece una pequeña golondrina de hielo a mi lado, que va hacia mi contrincante con bastante rapidez. Sus alas son extremadamente cortantes, por lo que, aunque no mucho, le dañará. Confío en que al menos esa sea una distracción para mi oponente, pues no tendré muchas posibilidades en este combate y tengo que intentar aprovecharlas todas.

La golondrina avanza rápido por los cinco metros que me separan de mi rival, pasando por delante de los tres clones, que aún siguen en su sitio. Supongo que no son de mucha ayuda ahora que sé que Wartortle puede distinguirme entre ellas, pero aún así algo podrán hacer. Contemplo cómo las tres imágenes ilusorias se dirigen hacia los bloques de hielo mientras la golondrina avanza hacia mi contrincante.

Al lado de las tres chicas de pelo azul que me acompañan en el combate, comienzo a correr hacia mi derecha, donde hay más bloques de hielo. Cuando llego a su altura, las tres nos metemos entre las estructuras para conseguir distraer a mi contrincante. Camino entre los bloques para después ver cómo tres chicas con el pelo del mismo tono del cielo salen para parar a cinco metros de Wartortle, esperando un ataque.

Acciones:

Gastos y daños:

Me resulta extraño el hecho de que mi contrincante no haga nada mientras la golondrina se dirige hacia él, pero no puedo perder el tiempo mirando cómo mi ataque le daña. Comienzo a correr en dirección a los bloques de hielo que permanecen a mi derecha y camino entre ellos con los clones junto a mí. Supongo que, aunque mi rival no tenía problema alguno para distinguirme de mis clones, si lo tendrá cuando descubra que ninguna de las tres chicas que han salido de entre los bloques tiene sombra.

Una sonrisa cubre mi rostro mientras avanzo por mi escondite, con la estrategia que antes pensé en mente. Mi contrincante se estará desesperando al ver que tanto le cuesta vencerme, aún sabiendo que tiene más experiencia que yo, pues este es mi primer combate. En mi mente me regodeo pensando que, aunque yo he acertado con dos ataques, él no ha conseguido atacarme a mí. Y es que ya decidí desde el principio del combate que lo haré lo mejor que pueda.

Las imágenes ilusorias que hice un rato atrás caminan ahora por el lugar en dirección a Wartortle, con la intención de parar delante de él, a una distancia de cinco metros. No tengo la más remota idea de si el chico se entretendrá para deshacerse de los clones o si vendrá hacia mí directamente, sabiendo que las tres chicas no son más que imágenes ilusorias.

Sé que mi ataque le ha afectado, pues pude verlo justo antes de adentrarme en esta especie de laberinto de hielo, puesto así con la finalidad de beneficiar a uno y despistar a su contrincante. Y hoy me toca a mí ser la beneficiada, pues combatir en un campo de batalla hecho prácticamente de mi mismo elemento me ayuda bastante. Además, parece que esto de combatir no se me da tan mal aún siendo novata.

Espero con paciencia la llegada de mi contrincante, pues lo más seguro es que comience a buscarme. Aunque… quién sabe, tal vez decida quedarse ahí, esperando también. No tengo forma de saberlo, así que lo único que me queda es cargarme de paciencia y esperar, con la clara intención de ganar el combate. Salir por la puerta del coliseo habiendo ganado mi primer combate será un gran honor para mí.

Además, perder no entra en los planes de una princesa como yo, dominante en este palacio de hielo que hace la función de escenario. Ver a todos los espectadores que contemplan el combate me hace pensar que esto es un espectáculo semejante al teatro, pero saber que el sentimiento de los combatientes es real me quita rápidamente ese pensamiento de la cabeza. Eso sí, aquí no hay quien pueda descansar de un largo viaje, así que tendré que intentar terminar rápido para poder volver a casa y dormir… sí, eso es lo que necesito. Viajar al jardín de rosas que me espera hasta el momento en que el manto de los sueños me cubra con la suavidad de siempre.

Acciones:

Gastos y daños:

Aún estoy tras uno de los bloques cuando veo llegar a mi contrincante por uno de los lados, lo que me obliga a prepararme para una ofensiva. Sin embargo, observo cómo Wartortle pasa sin siquiera mirarme. El desconcierto me cubre por completo, pero le veo de nuevo pasando en la misma dirección y pienso que tal vez no me haya visto. Me quedo mirando hacia el lugar por el que ya van tres veces que pasa, pero verle por otro lado me confunde más aún. Por la izquierda sigue pasando montones de veces, he contado nueve ya, y ahora se dedica a caminar por mi izquierda. Lo extraño es que no me mira, que solo camina entre los bloques. Es realmente desconcertante, pero supongo que será un truco de mi oponente, seguramente ya me habrá visto pero querrá despistarme. Sin embargo, no pienso dejar que me sorprenda de esa forma, por lo que salgo de mi escondite.

La sorpresa es enorme al descubrir que hay varios Wartortles repartidos entre los bloques, pudiendo ver yo ahora tres, pero ninguno se acerca a mí, solo caminan, dan vueltas entre los bloques. Miro a todas partes buscando una explicación que no encuentro, sin entender por qué tengo tantos contrincantes al lado mientras que ninguno de ellos se digna siquiera a mirarme. Pienso que debe ser un truco sucio, pero no tengo forma de saber qué pasa aquí. Estoy segura de que alguno de estos es un clon, pero no conseguiré descubrir al verdadero y este es un mal sitio para quedarme, pues puede aparecer de detrás de cualquier bloque de hielo.

Debe ser que mi estrategia se ha convertido en una trampa para mí y no para él, subestimé su precaución y ahora tengo que retroceder. Camino entre los bloques de hielo hasta llegar al lugar en que están mis propios clones dando vueltas, en que hay un espacio medianamente amplio sin bloques. Aquí no hay nadie más que mis clones y yo, pues mi contrincante sigue entre los bloques dando vueltas, aunque puede que ya sepa dónde estoy.

El combate empieza a aburrirme, se suponía que esto iba a ser un combate de uno contra uno, no todos contra todos. Aunque supongo que he sido yo quien ha comenzado, pues he sido la primera en crear dos clones... aunque me ha salido mal la estrategia. Al menos parece que estoy aguantando bastante para ser mi primer combate. Creo que mi contrincante es de nivel bastante superior al mío, lo que me dificulta bastante el combate... y más aún el hecho de que no está a tiro.

Acciones:

Al salir de entre los bloques dejo de correr pero aún así no pierdo de vista mi alrededor. Mi contrincante puede estar en cualquier parte y los bloques que en un principio me ayudaron ahora pueden ser mi perdición. Un ruido me llama la atención y miro al frente, donde veo a mi contrincante asomarse para lanzarme dos kunais. Veo cómo vienen directos hacia mí y me atrevería a decir que si no me aparto me darán en la cabeza y el pecho, seguramente dejándome inconsciente, haciendo que pierda el combate.

No quiero rendirme tan pronto, perder un combate que aún tengo la más mínima posibilidad de ganar. Doy un salto a mi derecha lo más rápido que puedo, consiguiendo esquivar por poco los dos kunais. Mi velocidad no es demasiada, pero sí la suficiente como para poder dar un salto a un lado y esquivar las armas. Es entonces cuando veo que mi rival se mueve hacia su derecha y me lanza por el suelo un bloque de hielo que me veo obligada a esquivar también, corriendo hacia la derecha.

Con todo esquivado, emprendo una carrera en zigzag hacia mi oponente, que está a veinte metros de mí. En el camino realizo un sello con ambas manos y compruebo cómo sale de mi cuerpo una onda de viento que, si él no hace algo, dañará a mi rival. Sé que no le haría demasiado daño, pero al menos es algo, puesto que veo que me supera en experiencia a la hora de combatir. Su estrategia posiblemente ha sido más elaborada que la mía, pero me da rabia ver cómo me saca la lengua al tiempo que me ataca y eso me hace intentar acercarme a él, atacarle como puedo. Posiblemente en un combate futuro tenga más suerte y le derrote antes que en este, pero al menos aún sigo teniendo la oportunidad de ganar, que en ningún momento me ha sido negada aún.

Entre mi contrincante y yo no hay ningún objeto, lo que me permite correr en su dirección sin impactar con nada, al igual que atacarle abiertamente. Poco importa los ataques que esquive o los que acierten, seguiré intentando acertar en un contrincante que se me está resistiendo más de lo que pensé en un principio.

Acciones:

Gastos y daños:

Sigo corriendo en dirección a mi contrincante, sin dejar atrás el zig zag con que comencé la carrera. Compruebo cómo mi ofensiva acierta en uno de los bloques de hielo, que tantos problemas me están dando en este momento, y después veo a mi derecha a Wartortle. El chollo se termina cuando desaparece de mi vista sin previo aviso. No se me ocurre dónde se ha metido, a lo mejor eso era otro clon que ha desaparecido así porque sí, pero no tendré forma de saberlo.

Sigo buscando en esa dirección, intentando encontrar a mi contrincante entre los bloques, cuando noto algo en la espalda, un dolor agudo que me quita las fuerzas con lentitud, algo realmente irritante. Mi cuerpo se desfallece y me dejo caer, cerrando los ojos, quedando inconsciente en un combate que difícilmente habría conseguido ganar, pero en el que la victoria estuvo casi al alcance de mi mano.

Supongo que no ha estado mal para ser mi primer combate.

Revisado.
Kuroda: + 250 Ryos. + 15 Exp. + 2 Pr.
Reika: + 55 Exp. + 1 Pr.