La violadora de tu barrio te persigue vs Kronnos

Arena:

Limitación:

Un nuevo reto del coliseo se hallaba dentro de mi cabeza, dentro de mis pensamientos, esta vez, era yo el que había retado a una tal ''La violadora de tu barrio te persigue'' O algo así se hacía llamar esta chica, supongo que sería mujer, porque si no, no me quiero imaginar su pinta... El sol, se alzaba por encima de las montañas llenas de rocío y escarcha por la fría noche que había sucedido en Konoha, este reflejaba todo su ímpetu en forma de un estallido de luz que parecía derretir la retina de mi ojo poco a poco, me levante viendo una gran mancha azul y verde que me tapaba la vista, algo sobresaltado por el repentino despertar comencé a caminar dando tumbos hacia la cocina de mi modesta casa.

Después de una hora aproximadamente después de haberme levantado, de esa desagradable manera que no me gustaría que se volviera a repetir salí de mi casa con un gesto de haber dormido suavemente y del tirón, flotando, como si en vez de una cama en lo que hubiera dormido sea una cálida nube que vagaba por los oscuros cielos estrellados de la magnífica noche como si de un cadáver flotante siendo arrastrado por las olas se tratase, la verdad, había dormido muy a gusto, así que enérgico me dirigí caminando a paso rápido hasta las puertas de Konoha llegando así donde los Anbu hacen su guardia durante el tiempo que representa su turno trabajando para Hokage-Sama, allí estaba el del turno de las mañanas, lo conocí un día que pregunté por donde estaba la biblioteca general de la villa, pasé por allí, sin hacerle demasiado caso, pero como siempre, él me saludo con una ráfaga de felicidad por ver alguien pasar y más si el que pasa es un conocido suyo.

El viaje hasta el país de la tierra, se hacía eterno, a parte el país estaba destruido, ya no quedaba nada de la antigua villa que allí hubo, no debió de haber sido una de las villas más grandes, pero estoy seguro de que si tuvo ninjas importantes para el mundo shinobi, como siempre, desde bastante lejos se podía contemplar la miniatura de ese glorioso edificio lleno cada día de luchas sangrientas ubicado en Iwagakure, mientras poco a poco ibas avanzado moviendo un pie hacia delante y después de realizar esta acción el otro pie el edificio se iba agrandando a la simple vista de un jiongu, de verdad, la obra arquitectónica que allí habían construido me fascinaba cada vez que lo veía aun más, llegué a la puerta y entré sin darme más dudas.

Caminé por los pasillos oscuros, con los candiles de aceite que poco alumbraban a estos pasillos construidos en el mismo barro, llegué a el vestuario, donde comencé a acicalarme el cabello colocándolo de punta y hacia un lado, mis ojos negros como el ónice y naranjas como el mismo pelaje de un tigre pedían que hoy mismo me esforzara, así que cuando estaba preparado y guardé todo en mi taquilla salí al campo de batalla por la conocida ya por mía puerta de rejas metálica, allí debajo de un árbol, visualicé un gran trozo de un tronco que pesaría bastante debido a su tamaño, después de ver esto, allí avance unos 5 metros y esperé con entusiasmo a mi contrincante.

Info:

Acciones:

Gasto y daño:

Off:

Otoño. Estación de las hojas caídas, el final de los amores de verano, y el comienzo de una nueva vida donde todo es de color amarillo y marrón.... Joder, que cursiladas tiene la gente por el invierno, casi dan ganas de vomitar arco iris. Desde siempre el Otoño ha sido estación para dejar de ver parejitas mimosas bajo los árboles e ir al coliseo de Iwagakure a hacer una fogata con la cabeza de los participantes y así asar las castañas, para tomar unas ricas castañas asadas.

Aunque debía suponer que eso estaba prohibido y no se podían hacer tales cosas, si es que no dejaban casi diversión, tantas restricciones para que finalmente intentara saltarme cada una de ellas y me tuvieran que llevar a rastras mientras intentaban que me tomaran las pastillas. Al principio probaban a metérmelas a la fuerza en la boca, y yo se las escupía cada vez que lo hacía, pero ahora los muy cerdos en vez de eso habían encontrado la manera de inyectármelo en vena. Parecía una yonkie.

Una yonkie bien vestida, eso sí, que iba bien mona con el trajecito confeccionado para una ocasión como aquella, y las demás que se me presentaran y estuviera dispuesta a aceptar. Me habían retado en Arena Limitada, por lo menos la limitación no era esa que ponían los picha-floja y me dejaba sin poder usar mis preciosos ojitos perlados que decían con precisión hasta el color de tu vello púbico. Los que me negaban usarlos seguramente tenían un gran complejo con el tamaño de su miembro, curiosamente todos hasta aquel entonces habían sido hombres y no mujeres. ¿Coincidencia? No lo creía.
El vestido, como bien había dicho, me tenía encochada tanto en la suavidad y ligereza de la tela, que me ayudaba a pelear con completa libertad, como en lo lindo que era para la señorita que debía ser, a pesar de que mi posición solía quedar bastante lejos de eso. En la parte de arriba, subiendo mis pechos para colocarlos bien, estaba un corsé rojo con mangas caídas que llegaban hasta la altura del codo, adornadas en ese fin con un pequeño lazo de color rojo que resaltaba sobre la blanca tela donde terminaba la manga. Las tiras que sujetaban el corsé eran de un tono hueso también, cayendo por la espalda hasta el último trozo acabar en la falda con volantes rubí que se movía al compás de mi caderas. A su vez, la misma parte de abajo, estaba adornada con lazos casi idénticos a los de las mangas que daban algo más de color y elegancia al conjuntito. No llevaba calzado porque seguía sin encontrar ningún zapato bonito que no llevara tacón, ya que el haber considerado estúpido eso de caminar o incluso pelear con taconcitos había logrado que no supiera caminar con ellos. El solo intento acababa o con los zapatos, destrozados y sin más posibilidad que ir directos al cubo de la basura, o conmigo en el suelo. Y la segunda idea no me hacía ninguna gracia.
Por último me puse la máscara que tapaba desde mi flequillo carbón hasta la nariz, dejando a la vista la comisura de los labios que mostraban una sonrisa la cual rozaba la perversión. Tenía dos aberturas para los ojos, sin hacer distingible el tono perlado de ellos a no ser que se estuviera a una distancia demasiado cercana, y por ese entonces la vida de mi enemigo peligraría bastante. A conjunto con el vestido, era negra con los puntiagudos bordes del mismo tono de mi cabello, que estaba suelto cayendo como una cascada hasta mi cintura.

Fui tranquilamente hasta la puerta que daba a la arena, y como de costumbre tanto la mía como la de mi oponente se abrieron a la vez. En ese momento di el primer paso a la arena, activando a la vez mi Byakugan como primera preparación. Mientras el avanzaba 5 metros, con una velocidad que me pareció muy lenta (aunque las había visto más aún, eso sí) yo llegué a recorrer los 30 primeros. Eso nos dejaba a una distancia de 65. Tenía un árbol a 10 metros a la derecha y delante mía, corrí un poco en escaso tiempo y con un fuerte salto me subí en la copa del mismo. Menos de un segundo después, tras hacer un sello con ambas manos y coger aire, salía disparada una bola de fuego desde el árbol hasta la posición del chico que avanzaba 11 metros por segundo. Después de eso, bajaba del árbol quedándome quieta con una mano adelantada a la otra, preparada para un siguiente ataque. Ya solo nos separaban 50 metros e iba siendo hora de que el chico se acercara, después de haber recorrido yo casi toda la distancia.

Información:

Acciones:

Gastos y daños:

Yo esperaba con emoción, pero tranquilamente la llegada de mi contrincante, el silencio abrumaba la mayor parte de mis sentidos, se escuchaba cualquier detalle, por mínimo que sea, el viento del norte azotaba las hojas de los escasos árboles que se hallaban en el campo de batalla, un campo redonda, de tierra, algo rudimentario para las cosas que se disponen ahora, pero bueno, esa no era mi queja, si no que mi contrincante hoy se halló casi a la vez que yo en el campo de batalla.

Justo, por haberlo mencionado, el silencio se corrompió por un chirriante y molesto ruido, se veía como poco a poco la reja de la puerta de enfrente se iba elevando dando un ruido ya nombrado bastante grotesco y desagradable, la silueta de una mujer se comenzaba a formar, poco a poco, al principio solo se veía la sombra y poco más, debido a el cambio de luz de el exterior a el oscuro tono de luz hallado dentro de el edificio, esa chica iba algo ligera de ropa, si, se movería con más libertad, pero los hombres... En fin, somos hombres.

Mientras yo avanzaba lentamente, ella con una velocidad que yo no había visto jamás recorrió 30 metros en unos segundos, algo impresionante, nada de comparación con mi velocidad, otro combate igual al que viví hacía ya una semana o más, no recordaba bien, de repente en un esfuerzo corrió hasta un árbol que tenía cerca y desde la copa de este me lanzó lo que parecía ser una pequeña bola de fuego, esta avanzaba rápido, pero estábamos a mucha distancia, así que me dió el suficiente tiempo para realizar un sello con ambas manos para que cuando me impactara la bola de fuego me sustituiría por el gran tronco partido que ví anteriormente, después de hacer esto, abrí las costuras de mis brazos y cuatro hilos salieron de cada uno de estos, comencé a correr y avancé 15 metros, nos separaban 35 metros escasos, entonces, mirándola a sus bonitos ojos esperé a que hiciera algo.

Acciones:

Gasto y daños:

La bola se dirigía hacia él, cálida y calculadora. Un pequeño sol abrasador que nacía de mis propios pulmones moldeado con mi chakra de naturaleza Katon, mi elemento predilecto. Aún así con suspicacia se intercambiaba por un tronco de árbol que había sido abandonado en la sala que estábamos combatiendo, conocía la técnica a la perfección ya que yo misma me tuve que encargar de realizarla miles de veces cuando era más pequeña. Reapareció metros más atrás, con una ligera humareda levantada en ambas posiciones debido a la técnica hecha.

Pude observar que de los cortes que tenía en los brazos sacaba unos hilos, los conocía, a pesar de no colocar el momento. De alguna manera supe que debía tener cuidado. La máscara tapaba la expresión de mi rostro, que debía seguir igual que al comienzo, como las comisuras de mis labios mostraban la sonrisa con la que había entrado. Comenzó a correr, por llamarlo de alguna manera, en mi dirección, y yo me mantuve quieta esperándole. Estaba a dos metros del árbol y de él me separaban unos treinta y cinco cuando se dedicaba a aminorar su carrera, cosa que no me terminó de agradar, puesto que yo me había esforzado en acortar más las distancias mientras que mi contrincante me dejaba a mí la mayoría del trabajo. Puse las manos a mi espalda, realizando un sello con ambas manos que quedaba fuera de su vista, e inmediatamente lo utilicé para infundir chakra a las pequeñas piedras de la imperfecta arena, suficiente afiladas para causar daños. Éstas se dirigieron hacia el chico sin importarme la distancia, eran suficientes para montar un notable batallón de rocas que iban a por él. Con suerte ese ataque conseguía darle, y cabía la posibilidad de decidiera utilizar una estrategia más ofensiva. Era una pena que tuviera que ser leve en esta batalla, lo que en parte me aburría pero por otra manera era un reto que cumpliría sin demasiadas quejas. De haber podido usar cosas de mayor complicación, seguramente ya habría volado el suelo a los pies del chico. Una pena.

Técnica aprendida:

Acciones:

Gastos y daños:

Por como me miraba no le había gustado demasiado que me detuviera a todo esa distancia de ella, parecía molesta aunque no estaba seguro del todo ya que una máscara tapaba su rostro, solo se veía la mitad superior de su cuerpo puesto que estaba en la copa de un árbol no muy alto, pero aún así las hojas lo tapaban dificultando ver el mínimo movimiento que hiciera con las manos o piernas, aún nos separaban 35 y caminé unos 5 metros antes de observar como las hojas del árbol se movían a causa de un movimiento de la chica.

No sabía lo que podía ser, y distraído observándola pequeñas rocas se elevaron del suelo todas formando una alineación de estas y todas apuntando hacia mi, de esto me dí cuenta a últimos momentos, donde las rocas ya habían comenzado a avanzar hacia mi, estas se dirigían raudas y potentes contra mí, me confié algo ya que pensé que como yo mismo también conocía ese jutsu me iba a resultar bastante fácil esquivarlo, veía como se iba acercando y pensé en moverme, pero en un par de segundos estaban ya encima de mí, no tenía la misma potencia ni velocidad que mi jutsu, por lo que sin poder evitarlo me propinó un golpe bastante fuerte.

Después de darme salí hacia atrás unos dos metros e hice un sello con ambas manos para poder introducirme bajo tierra, observé antes de ello la posición en la que estaba el árbol con esa chica en la copa de este, comencé a avanzar por debajo de la tierra, cuando llegué hasta la posición de debajo del árbol comencé a salir a la superficie rápida pero sigilosamente para que no se percatara de mirar hacia abajo, entonces salté todo lo que pude, unos dos metros y mis hilos agarraron los pies de la chica tirándola al suelo, mientras caía saqué mi Tantô, cayó de espaldas a mi, y aproveché para dirigir la pequeña katana hasta su cabeza, para clavarsela y así venciendo el combate, no se si iba a funcionar o no, pero debía intentarlo, con los hilos sobrantes de agarrarla por los pies, comencé a flagelar su cuerpo causándole múltiples daños.

Acciones:

Gasto y daño:

Parecía que estaba teniendo éxito, pues mi contrincante no se apartó a tiempo para esquivar las piedras que se dirigían veloces hacia su posición. Por suerte, mientras eso ocurría, la distancia ya se había reducido a treinta. Treinta escasos metros que me separaban de la victoria. Yo había sido paciente hasta entonces, esperando con ganas el momento para tenerle cerca y poder acabar con él, eso sí, no siempre era tan tranquila, ni todos podían aguardar... Como parecía ser su caso.

No le culpo tampoco. Era de esperar que no supiera que le veía con mis preciosos ojitos perlados, cada una de las acciones que realizaba. Ajeno a ese dato se sumergió bajo tierra. Había precisado la posición en la que estaba yo... O lo que no era yo, pero es pronto para desvelar eso. Empezó a avanzar a ciegas, hasta llegar al punto que debía haber planeado, saltando a la vez que intentaba agarrar mis pies con sus hilos. Mientras caía al suelo de nuevo, su cara tuvo que ser cómica, como poco, puesto que los hilos traspasaban sin más. A su vez, yo estaba escondida en el árbol. Cuando salté a la frondosa copa, en el comienzo del combate, hice una bola de fuego que se dirigía hacia él, y en vez de lanzarme yo al combate, mandaba un clon ilusorio que se quedaba bastante quieto. Su expresividad había sido la misma, pero parecía que eso no le había servido para percatarse del falso yo. Me aseguré de que, al hacer el jutsu de las rocas, la ilusión pusiera las manos en su espalda, como si fuera él mismo quien había realizado la técnica, sin embargo yo me encargué de hacerla debido a la falta de chakra de un clon tan simple.

En cuanto sus pies pisaran el suelo, incluso décimas antes, hacía la secuencia de sellos que me permitía avanzar a una velocidad de vértigo. Justo entonces aparecería a sus espaldas, con mi mano derecha rebosante de chakra gracias al Juuken de mi clan. La palma impactaría en su espalda antes de que se diera cuenta, en caso de salir todo correctamente, y yo habría salido victoriosa del combate. Mi contrincante podría sentir un fuerte golpe que le dañaría los órganos, aunque en la primera sacudida podría parecerle algo sencillo, se daría cuenta del poder que guardaba una de las técnicas más básicas que conocía y con la que tanto me gustaba jugar. Como precaución me alejaría con un salto de siete metros de él, preparada por si el combate daba más de sí. De lo contrario pronto me reuniría con mi unicornio y un saco de ryos.

Acciones:

Gastos y daños:

No me agradaba nada lo que acababa de suceder, mis hilos se dirigían con éxito hasta los pies de la chica, no parecía haber sospecha alguna de que yo estaba bajo suya, estos llegaron a su objetivo en un escaso periodo de tiempo, cuando llegaron hicieron un gesto circular como intentando agarrar los pies de la mujer, estos pies se desvanecieron al instante de contacto con mis hilos, mi mente comenzó a interpretar la situación sabía que lo que intenté hacer no iba demasiado bien, que digamos, mis ojos como platos de cocina se abrieron bastante a causa de eso, entonces con mi mente ya preparada para un posible ataque, desveló lo que la chica había hecho.

Esa técnica también yo la conocía, era una simple ilusión, una forma clonada de su imagen y persona, cualquier cosa le traspasaría y a causa de esto se desvanecería cual niebla enfrentándose a un viento huracanado, mi cuerpo comenzaba a descender hasta el suelo, cosa que no me gustaba, ahora mismo estaba indefenso, como si yo fuera una liebre y ella un cazador con ansia de sangre, podía sentir la misma adrenalina fluir por mis tejidos, preparando a mi cuerpo para una misma situación de peligro, esa sensación me gustaba, pero no en este momento, el combate estaba perdido, ya no podía hacer nada...

El tiempo como si parado se encontrara en estos momentos, el descenso hasta el suelo eterno me pareció, una sensación un tanto extraña, sería mi segunda derrota consecutiva en el coliseo, pero no me importaba, ni mucho menos, ya que se notaba a simple vista que esa muchacha tiene un nivel mucho mayor y que prácticamente no podía resistirme a caer de nuevo en derrota, yo pensaba que algún día, si antes mi vida no llega a su fin poder llegar a ser parecido a ella, aunque por mínimo sea el parecido ya estaré orgulloso, ya que ese día sabré que por fin puede llegar a tener sentido todo esto, en un soplido de viento infernal, de reojo pude contemplar como la silueta de la chica se posaba detrás de mi espalda, en ese momento mi esperanza de que el combate durara algo más se desvaneció por completo, un simple golpe con la mano abierta me dejo prácticamente al contacto inconsciente, no pude realizar ninguna acción más para intentar evitarlo.

Revisado.
Sonzu: + 500 Ryos. + 10 Exp. + 2 Pr.
Soun: +85 Exp. + 1 Pr.