Gatfish vs.Brisa

Ya había caído la media tarde, hora de viento y calor máximos, aquel día una pequeña muchacha de singularidades variadas había solicitado una lucha contra un anónimo contrincante, que no conocería hasta entrar en la arena de batalla, la pequeña se encontraba en la oscuridad del pasillo que llevaba hasta la puerta principal, por donde se salía al gran recinto rectangular donde se daría vida a una nueva lucha, compuesto por un campo llano de pura arena ardiente sobre esas horas, los cristales que formaban el techo hacía un efecto lupa sobre el campo de batalla, las rejas comenzaron a alzarse hacia arriba, dando así la señal del principio del combate a los participantes del mismo.

Una pequeña niña salió con paso firme a la arena, llevaba un gran , largo y algo pesado kimono blanco y gris, tejidos armónicamente en forma de enredaderas en flor, el mismo apenas dejaba ver el cuerpo de la muchacha, sus manos no sobresalían de sus mangas , sus piernas estaban totalmente tapada a excepción de dar a ver unas sandalias azules obligatorias, ya que el día de su primer examen la había prohibido usar sus tacos de madera hechos a mano, puesto que podría llegar a hacerse mucho daño en un despiste.El cuello de la niña estaba rodeado por un protector frontal al revés, puesto que una de las normas del coliseo era no dar a conocer nada de su identidad. sobre el protector, una máscara azul en forma de soplo de viento, que tapaba sus ojos grises parcialmente, mientras que se separaba dando a ver su nariz y mejillas y volviéndose a unir en la misma boca, con pequeños agujeros en forma de aberturas para que se la pudiese escuchar.

La pequeña no llegó mucho mas allá en el campo de batalla cuando se paró, quizás unos siete (7) metros de separación entre la puerta de entrada y la misma, la niña ya había alzado la mirada impaciente por que si contrincante se diera ver a la fuerte luz del sol, que hacía ondear el viento caliente en la distancia, La gran puerta del lado contrario ya se había abierto, al igual que la suya propia, así que a la niña, solo le quedaba tomar aire, respirar hondo, y esperar haber lo que se avecinaba.

INFO:

ACCIONES:

DAÑOS:

La puerta de reja se abre mostrando la enorme arena de cien metros en la que lucharé. Es mi primera vez en este tipo de combate, así que espero que mi rival esté a la altura del momento. El kimono dorado está bien ajustado a mi cuerpo, pero aún así compruebo las partes vitales, no quiero quedarme desnudo en mitad de la arena. Por último, bajo la capucha de pez, alineando mis ojos con los del animal, para poder ver a través de ellos, y salgo al campo de batalla. El fragor del anterior combate aún se puede observar en las manchas de sangre en mitad del coliseo, pero es aún más visible en la locura generalizada que se apodera del público. Ignoro sus ovaciones u abucheos y camino por la arena sin preocupaciones, llegando hasta los treinta metros de distancia. Mi adversario, que hoy es una niña vestida con ropas de adulta, ha caminado hasta cinco metros de su propia entrada, por lo que nos separan unos sesenta y cinco metros. Tendría que ser suficiente. Sin pararme a saludar, pedir la atención del público o presentarse, hago sellos con ambas manos y toco el suelo frente a mí. La arena tiembla un instante, y al siguiente largas ramas verdes crecen de éste con vida propia, como si la tierra se hubiera revelado ante la fuerza del hombre y hubiera decidido renacer en ese mismo lugar. Las ramas se transformaron en árboles, y éstos cubrieron treinta metros de radio a mi alrededor, formando una pequeña pero tupida selva de todo tipo de árboles que se entrecruzaban y tapaban el campo visual del oponente, quedando yo en el centro, sin separar mis manos de la tierra.

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Gasto y Daño:

Su oponente no perdía el tiempo, puesto que solo dio una mirada a su al rededor para realizar su primer movimiento, rápidamente hizo sellos con ambas manos y posó una de las mismas en el suelo, haciendo así aparecer un bosque en el que sería fácil perderse, tenía que tener cuidado, su rival era fuerte, pero no tenía en mente dejarse ganar tan fácilmente, puesto así la pequeña frotó sus ojos, aun estaba un poco dormida, puesto que esas horas eran las horas de la siesta para la misma, aunque, no le dio mucha importancia, puesto que las horas de sus otros combates no era especialmente preferibles.

La niña se giró un segundo asegurándose de que la puerta de salida principal, por la que había conseguido llegar al coliseo, seguía abierta, desde la posición de la niña podía verse un gran túnel negro que se extendía hasta una pequeña estela brillante, tras esto la niña comenzó a caminar, pensando que quizás sus ojos no eran lo mas importante, puesto así , intentó agudizar un poco mas el oído , aquello no le favorecía nada, volvió su mirada hacia sus lados, izquierdo y derecho por ese orden, ¿qué pensaba hacer su contrincante acorralándola entre tanto vegetal?, aquello no le pintaba bien, aun así,esta siempre tenía un as bajo la manga, con la que intentar dar buena impresión a sus oponentes.

Sin mas dilación la pequeña se paró entre dos árboles verdes y frondosos que había crecido notablemente en poco tiempo, así la niña se cruzó de brazos y cerró los ojos, ¿acaso aquello que hacía significaba que se rendía?, no, era algo mas trabajado, sus pensamientos fluían con los segundos, tras quizás un minuto la pequeña frunció el ceño refunfuñando algo entre dientes en un tono demasiado bajo como para poderlo oír un oído de un ser humano, fuera como fuese, esta tampoco tenía pensado que este la oyera.

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DAÑOS:

La niña no parece sorprenderse por mis jugadas, sino que avanza hacia los árboles con mirada algo somnolienta, hasta llegar a la zona donde comienza la vegetación. La niña mira hacia atrás, viendo la entrada, extrañamente aún abierta del coliseo, pero la reja de éste se cierra en cuanto gira su rostro de nuevo hacia mí. Es extraño, pero ha cerrado sus ojos, con una mueca de concentración. Es mi momento. Tras la niña, las ramas de los árboles se enredan, cerrando la salida, y comienzan a entrelazarse a sus espaldas. Si no avanzaba, quedaría atrapada en el infierno vegetal. A su vez, las ramas de los árboles frente a ella crean un pasillo directo al centro del bosquecillo, impidiéndola salir por otro lado que no sea ese. Ahora yo era su única esperanza para huir de la cárcel en la que había entrado. Desde mi posición puedo ver como sus labios se mueven, pero no oigo que dice. No me preocupa demasiado, si todo sale como planeo, el combate estará acabado en breve.

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Gasto y Daño:

La niña se despertó de golpe cuando su contrincante había intentado agarrarla con una especie de enredadera de la cual salió corriendo al notar el frío tacto de la misma acariciando su tersa y suave piel, así mientras corría se dio cuenta de que un camino de vegetación la llevaba hasta el mismo contrincante, al centro del campo, donde la niña se paró, quizás unos veinte metros mas atrás de su contrincante , tenía en cuenta de que este no se había levantado del suelo desde el principio del combate, donde realizó aquel extraño ataque ¿significaba aquello que no podía moverse? , esto hizo esbozar una suave sonrisa en los labios de la niña, aunque tampoco muy confiada,su contrincante podía tener cualquier cosa en la mente, la niña se paró al terminar el pequeño recorrido que su rival había construido exclusivamente para ella ¿Para que quería que esta se acercara? sabiendo que no podía moverse aquello no era muy locuaz por su parte.

La niña se acercó a su contrincante, tanto como ella no sabía que capacidad alcanzaba aquel chico, el también la desconocía a ella, y hasta ahora, sus actos no habían revelado mucho. Cuando la chica dio un paso adelante dejando atrás de una vez el pasillo de vegetación, y para sorpresa de su rival, no solo se dio a ver ella misma, sino a tres(3) imágenes clonicas mas, que aparecieron al norte , sur, este y oeste del chico, rodeando le por completo, las cuatro , contando con la chica, que ahora podía desconocerse su posición, estaban paradas, sabía que si se movía se descubriría a ella misma, y era pequeña, pero no tonta, también permaneció seria, para así contrastar con sus imágenes clonicas, así, intentando confundir a su adversario.

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