Erik Lycan vs Eevee

Amanecía en la aldea de la Roca, y de nuevo, me esperaba un combate en la Arena Limitada del Coliseo. Poco a poco, me estaba volviendo adicto a estos combates... Después de todo, así era como se llegaba a la fama. Ya en las taquillas, cogí mi uniforme de escenario adecuado, y tras cambiarme me dirigí al pasillo que daba a las puertas, con una sonrisa tras la máscara. Cuantos más combates ganara, más dinero y más experiencia conseguiría, haciéndome cada vez más fuerte. Debía conseguirlo, para poder salir de la villa en busca de mis padres, o lo que quedase de ellos...

Cuando llegué a la pequeña habitación, me encontré con la puerta cerrada, completamente opaca. No podía ver nada más que una leve uz apareciendo por debajo de la misma, en una rendija que permitía esto. Al momento, mi puerta se abrió, decidiendo así que yo empezaría el combate. Al salir observé el campo de batalla: tomando el centro del campo como referencia, mi puerta era el este, la suya, también opaca y aún cerrada, el oeste, y al norte y sur se encontraban los dos árboles frondosos que correspondían a la arena, a cuarenta metros de los muros cada uno, teniendo entre sí una distancia de veinte metros. Así pues, comencé a correr hacia el centro del campo.

Llevaba una máscara de lobo ibérico, hecha con la cabeza real de un lobo de esa raza. El pelaje caía hasta el cuello, cubriéndome toda la cabeza y parte de mi cabello. Sin embargo, el resto del cabello caía sobre mis hombros, resbalando hacia el pecho. Era de un color gris claro. Las ropas que utilizaba eran finas y ligeras, ajustadas a mi cuerpo: Una camiseta ajustada de color blanco, con el símbolo de la luna en ella, y unos pantalones pirata de color negro. Mi espalda estaba cubierta por una capa de color plateado, que caía desde el cuello hasta las rodillas. El calzado, unas sandalias japonesas de color madera de abeto.

Tras llegar al centro del campo, la puerta de Eevee se abrió lentamente. Cuando pudo ver el campo, se encontraría con una escena un tanto cómica: Sentados, delante del tronco de cada árbol, y con los brazos y piernas cruzados, había dos chicos con careta de lobo, mirándola con una serenidad abrumadora. No decían nada ni se movían un ápice. Tan sólo la miraban, tranquilos, esperando su movimiento. Algunos del público se reían, y otros negaban con la cabeza. No sabía si sería una buena estrategia o no, pero al menos me daba algo de tregua el tener un clon que me suplantase.

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Gastos y daños:

Me habían retado otra vez más en el coliseo, por lo que tenía que volver a pisar la arena de batalla para combatir con un shinobi más. Esta vez quien me había retado era de mi mismo rango pero, al parecer, inferior nivel. Acostumbraba a llevar una máscara de lobo ibérico y, según se rumoreaba, ésta era de un lobo real. Tal vez aquel día la llevara también. Yo permanecía en el vestuario. Me puse una camiseta negra y unos pantalones cortos del mismo color, mi rostro se escondía tras la máscara marrón que solía acompañarme a los combates.

Avancé por el pasillo con tranquilidad, sabiendo que llevaba tiempo de sobra para entrar en el campo. Llegué a la sala oscura y pensé en el combate. Estaba en una arena limitada y mi oponente había elegido la limitación: no podría usar las técnicas de mi clan. Tendría que apañármelas sin los cristales rosados que solían acompañarme en las batallas cuando los necesitaba.

Las puertas comenzaron a abrirse y la luz se coló por la rendija que se abría entre estas para iluminar la sala. A mí me parecía un lugar un poco cutre, pero de poca utilidad habría sido decorarlo, pues la mayor parte del tiempo escaseaba la iluminación. Parpadeé varias veces para acostumbrarme a la luz de la arena y di varios pasos adelante hasta entrar en el campo. Ante mí había una extraña imagen. Dos shinobis con careta de lobo me miraban cada uno sentado al pie de uno de los árboles que había y con los brazos y piernas cruzados. Yo me dediqué a encogerme de hombros y avanzar veinte metros, quedándome así a treinta del centro del campo.

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[Offrol: Mañana te posteo. Por cierto, eso de que sepas de qué clan soy es metarol, así que rectifícalo por favor. Cuando lo hagas escribiré el mío.]

Off: Ya lo cambié.

Con tranquilidad, y bastante parsimonia, mi contrincante decidió salir de su habitáculo, para llegar a la Arena. Al parecer, se había fijado en lo extraño de que hubiera dos chicos con careta de lobo en el escenario. Antes de que avanzara un paso, los dos Erik se levantaron a la vez, y cuando Eevee comenzó a caminar, los dos se pusieron a correr hacia ella. Shika ya había dado un paso, y los Erik se acercaban cada vez más... En unos segundos, seguramente habría un choque, y comenzaría la pelea. Sería una pelea igualada, ya que ambos estaban casi al mismo nivel. Esas peleas resultaban ser las más largas, pues derribar al contrincante siempre resulta difícil cuando es de tu nivel. A pesar de ello, suelen ser las más divertidas.

Recuerdo que con mi maestro siempre teníamos peleas de entrenamiento los días impares del mes, para así fortalecerme y adquirir estrategias y velocidad en la batalla. Una vez casi le toqué, y otra casi le hice daño... Pero hasta la fecha, no había conseguido vencerle. (¿Quién sería ese maldito viejo? Canalla...) Era muy grande. Sí señor, muy grande...

El caso es, que en esta pelea, no creía que el tiempo fuese a ser importante. De hecho, creía que iba a ser bastante corta... Porque en cuanto los Erik se pusieron a correr, ambos desaparecieron, como si nunca hubieran estado allí. Por Shika podrían estar pasando miles de pensamientos, o a lo mejor simplemente esperaría a que apareciese. A lo mejor miraría mi puerta fijamente, creyendo que aún no había salido, lo cual era absurdo, pues para realizar los jutsus, debíamos salir a la Arena. Y dado que era obvio que eran bunshins, tenía que estar en la Arena. Quizá estuviera detrás...

Pero si se intentaba mover, ya no podría. Antes de avanzar los metros que quería, A unos seis escasos metros de su puerta, una sombra se había lanzado a por ella, a gran velocidad desde el borde de su puerta, para inmovilizarla. Dado que estaba detrás de ella, no la vería, y daría de lleno en su objetivo. Seguramente se preguntaría qué había pasado. Pero era muy sencillo: no me había parado en el centro del campo tras correr, sino que había seguido corriendo, y me había detenido al lado de su puerta de entrada, a dos metros de ella. Allí había utilizado el Henge no Jutsu para transformarme en parte del muro del Coliseo, y así, ocultarme. Cuando ella salió, se fijó en los Erik que había en el centro del campo, y había andado hacia ellos... En ese momento, había deshecho el Henge al mover mis manos para formar un sello: El Kagemane no Jutsu, la Técnica de la Imitación de la Sombra.

Así pues, Shika habría quedado inmovilizada. Yo, desde mi posición, a dos metros de su puerta y seis de ella, realizaría rápidamente mis movimientos. No sabía si me superaba lo suficiente como para liberarse de la técnica con facilidad, así que con rapidez hice unos movimientos que ella seguiría. Con avidez, buscaría entonces entre sus ropajes, pliegues y recovecos posibles el kunai que llevaba encima. Obviamente, yo no sabía esto, pero finalmente encontré el arma. Con decisión, hice que lo sujetase con fuerza, y que rápidamente se lo llevase a la cabeza, para así clavárselo en ella. Después de ello, caería al suelo, no muerta, pero sí inconsciente y completamente agotada.

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Gastos y daños:

Apenas había dado un paso cuando los dos rivales con careta de lobo empezaron a correr hacia mí. Pude ver enseguida que ninguno de ellos levantaba polvo al correr y supe que había caído en la trampa de mi enemigo, pero no sabía qué intenciones tenía ni dónde estaba realmente él, por lo que difícilmente podría salir de aquella situación. En poco tiempo noté algo extraño y yo misma cogí mi kunai, lo levanté y me lo llevé a la cabeza. ¿Estaba loca o qué? No entendía nada, pero no podía parar a mi mano, por lo que terminé con el arma en la cabeza, clavado. Definitivamente, me había vuelto loca de remate. Caí al suelo, inconsciente, sin siquiera haber visto a mi verdadero rival. Simplemente mi brazo cuerpo se había vuelto en mi contra. Qué mundo de locos...

Acciones:

Tras ver caer a mi oponente, me quedé un momento de pie, tras ella. Después de ver que nada sucedía, realicé una leve reverencia, poco antes de que los ninja médicos llegaran para llevársela. Con tranquilidad, caminé hacia mi puerta, contento por haber ganado al fin un combate. Sin tardanza, me cambié en las taquillas, y salí del Coliseo satisfecho. Mi primera victoria... Y no sería la última.

"Tranquila, Eevee..."

Pensé.

"Ya tendremos nuestra revancha. Ha sido un placer combatir contigo."

Y mientras pensaba en ello, por la calle, el sol se alzaba en el cielo, mientras un gladiador volvía a su hogar tras un bien trabajado combate.



Tipo de Arena:
Arena Limitada: Quien reta elige la Limitación. En apariencia es una Arena de Combate Clásica.
Tamaño: Arena de Combate Clásica.
Ganancias: + 500 Ryos al vencedor. + 15 Exp al retado. (Shika) + 2 Puntos de Ranking al ganador. (La mitad redondeada hacia abajo al perdedor.)
Característica Especial: Arena que permite limitación en el Tipo, Numero y/o Rango de técnicas y armas que se usarán. (Ej: Combate solo Gen, o Combate Sin Tec. Clan)

Dártirus: + 500 ryos. + 60 Exp. + 2 Pr.
Shika: + 40 Exp. + 1 Pr.