iCeWolF vs EeveE

ARENA:

Me había pasado desde el amanecer entrenándome un poco pues iba a ser un día importante, me enfrentaba a una tal Eevee al amanecer y apenas sabía nada de ella excepto que su media de victorias/derrotas estaba bastante equilibrada y que parecía ser muy fuerte, al principio su ficha no me interesó mucho pero luego algo dentro de mi me llevó a retarla sin dudarlo un segundo, la sed de sangre cuando llama, llama y no hay nada que se pueda hacer para evitar querer enfrentarse contra el primero que pasa y los demás rivales que había visto en principio me parecieron un poco patéticos así que la opción mas fácil sería enfrentarme a ella directamente sin complicarme mucho la vida.

Me preparé para la batalla y cogí mi capa y mi máscara de lobo,como siempre y partí hacia la arena, estaba atardeciendo y parecía que el viento sería un factor bastante importante en este combate, en el fondo de mi ser rezaba por no encontrarme con una rival demasiado dura y difícil de vencer pero otra parte de mi deseaba con todas sus fuerzas que fuese una de las rivales mas difíciles de mi vida y me hiciese prácticamente imposible alcanzar la victoria.Me estaba volviendo loco de tanto pensar en mi rival así que me tomé con mucha prisa el camino y en seguida llegué hasta la arena. Me apoyé en un árbol y esperé a que ella apareciese muy impaciente y emocionado

INFORMACIÓN:

ACCIONES:

DAÑO Y GASTO:

Aquel día había despertado enrollada en las sábanas de mi cama bastante más descansada que las mañanas anteriores y, para mi sorpresa, sin ropa alguna. Recordaba que por la noche me había puesto un pijama debido al frío que regresaba a la villa tras un caluroso verano y, sin embargo, en ese momento estaba desnuda y pasando bastante frío. Era algo que me extrañaba, pero no le di importancia pensando que tal vez me había quitado la ropa mientras dormía. Me puse en pie y di unos pasos hacia mi armario para abrirlo y vestirme con un pantalón negro largo y una camiseta de manga corta del mismo color, saqué también una capa negra para abrigarme. Frente al espejo, até mi pelo en una larga coleta ayudándome del lazo negro que previamente había cogido y después bajé a la cocina para desayunar lo de siempre: un tazón de leche tibia acompañado de unas tostadas de mermelada de arándanos.

Salí de la casa con tranquilidad y sin necesidad de avisar a mi amiga, pues ella ya se había ido antes, dejando una nota en la mesa de la cocina. El coliseo estaba bastante cerca y tardaría poco tiempo en llegar, por lo que no me di prisa en ir y caminé con calma en dirección al lugar. Llevaba tiempo de sobra y, una vez en el lugar, pude permitirme esperar sentada cinco minutos en los vestuarios. Después, me puse la máscara marrón que solía cubrirme el rostro en el coliseo y me adentré en el pasillo que llevaba a la arena. La sala oscura que siempre precedía al campo de batalla fue el lugar en que terminó el pasillo.

Podía oír las voces de los espectadores, que coreaban los nombres de cada contrincante. En el caso de ese combate éramos dos los rivales que saldríamos a la arena para participar en una contienda que Icewolf había pedido. Era él quien me había retado en aquella ocasión y yo había aceptado el reto como habría hecho con cualquier otro personajillo de coliseo. No me consideraba como una persona que rechazara lo nuevos retos, si no al contrario.

Vi cómo la puerta comenzaba a oírse y el escándalo que llegaba hasta mis oídos aumentaba en intensidad y volumen. Los espectadores gritaban eufóricos ante mi presencia después de haber tenido que soportar una duradera ausencia de mi persona. Llevaba varias semanas sin pisar la arena del coliseo, por lo que supuse que mi querido público me habría echado de menos. Podía ver en las gradas todas esas sonrisas viciosas que me acompañaban en gran parte de los combates, todas las caras de pervertidos en honor al pato que, en primera fila, se hacía escuchar con sus sonoros "cuaks". Ver a toda la gente que esperaba mi salida al campo me sacó una sonrisa en el rostro que, aunque prácticamente nadie pudiera ver, era bastante sincera.

Miré al frente y distinguí una mancha que supuse sería mi contrincante, estaba apoyado en un árbol, frente a su puerta. Permanecía a unos noventa y cinco metros de distancia de mí, por lo que dudaba que me atacara desde allí. Comencé a caminar en su dirección con calma al tiempo que observaba la arena en que estábamos. Era un campo de batalla bastante clásico, de unos cien metros aproximados de diámetro y con dos árboles, cada uno a unos cinco o seis metros aproximados de distancia de cada puerta. No tenía prisa por comenzar la contienda, al igual que tampoco la tenía para dar por finalizado un combate que esperaba desde hacía tanto tiempo.

Seguí mi camino hasta llegar al medio del campo y frené la marcha. Mi rival me esperaba a cuarenta y cinco metros de distancia mientras yo me dedicaba a observar a mi público. Mi querido público, que tanto había esperado mi regreso desde hacía varias semanas. Mi mirada recorrió las gradas mientras, bajo la máscara, la sonrisa que antes había llegado a mis labios lucía con sinceridad. Ver al pato, al chico con gorro de aviador y a todos los demás me encantaba. Sus caras me hacían mucha gracia y me mostraban que en el coliseo no todo era seriedad.

Apostada en el medio del campo y con las manos bajo la capa, esperé con paciencia algún ataque de mi enemigo o algún grito eufórico proveniente de las gradas, pues ahora todos guardaban silencio mientras observaban cómo los dos contrincantes nos preparábamos. Este podría ser un combate bastante interesante... o bastante aburrido.

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Acciones:

Gritos en las gradas, aspereza en el aire y un suave y dulce olor a sangre, entre eso y un olor que conocía pero me costaba desprender del olor de la sangre, la arena se hacía un escenario cada vez mas habitual para mi y ya me había acostumbrado a esa sensación de amenaza que provocaban algunos rivales.

Mientras el público gritaba y hacía algún que otro sonido extraño mi rival entraba, me sorprendió levemente ver que era una mujer tan... Como decirlo, exuberante, pero eso en parte no me importaba nada, lo importante era si sabría olvidarse de que prácticamente era un novato en la arena y lucharía como contra cualquier otro.

Con estos pensamientos comencé a caminar con las manos a la espalda y cubiertas por la capa, rodee el árbol y luego el siguiente árbol y me acerqué a ella arrollidándome y mirándole a los ojos sonreí poniendome de pie de nuevo, simplemente había decidido no atacar, para qué mostrar mis habilidades, tarde o temprano se cansaría de la adulación del publico y lucharía.

La duda estaba en sí mi comportamiento la extrañaría o simplemente lo aceptaría y atacaría después de recrearse escuchando a esa panda de depravados y viciosos que observaban desde las gradas como si fuesen a ver un espectáculo erótico en vez de un combate, parecía mentira lo que podían hacer unos grandes pechos.

Reí levemente indignado ante esta situación y esperé mirándole fijamente a los ojos tras mi máscara de lobo olvidándome por fin del público y sus perversiones, era hora de que empezase el combate

ACCIONES:

Tras observar a mi querido público con calma, pude ver que mi contrincante se acercaba lentamente hasta mi posición. Llevaba las manos tras la espalda, por lo que yo no podía saber si hacía sellos en algún momento, además se había tomado la precaución de esconderlas bajo la capa, evitando así que el pato y sus compañeros espectadores pudieran descubrirlo. No sabía qué tramaba, pero caminaba bastante tranquilo en mi dirección. Seguramente tenía una estrategia, pero era algo que en esos momentos yo no podía saber. Tal vez me había tendido una trampa y yo estaba apunto de caer en ella, incluso cabía la posibilidad de que fuera él quien cayera en mi trampa... en caso de tenerla.

Se acercaba con lentitud y bastante tranquilidad, pero no permití que las dudas me llevaran a la equivocación en aquel combate. Decidí actuar haciendo caso omiso a las posibles trampas que mi rival tuviera preparadas. Cuando llegó a mí, se arrodilló a modo de saludo y, sin perderme de vista, volvió a levantarse. Parecía bastante calmado para estar en un combate, pero poco me importaba eso a mí. Aún guardaba sus manos tras la espalda, impidiéndome ver cuán bonitas... o desagradables podían ser. Rió levemente, revelándome así que no era un clon ilusorio, pues este no habría podido emitir sonido alguno.

En venganza al hecho de que él no me permitiera ver sus manos, yo impedí que él observara las mías. Estaba siendo bastante maleducado en ese aspecto y a mí me gustaba pagar con la misma moneda que yo cobraba. Yo no me tomaba tantas molestias como para guardar mis manos bajo la capa, pues no era tan importante para mí. El hombrecillo con tanta calma y máscara de lobo que tenía delante seguía sin hacer nada, por lo que decidí comenzar yo la contienda.

Sin necesidad de que él supiera lo que hacía, realicé un sello con una mano y mi cuerpo emitió un destello rápido pero muy intenso. Con él, cegaría durante cinco segundos a mi oponente y a gran parte del público. Era una pena que no pudieran ver lo que ocurriría después, pero... bueno, ese era un hecho de mínima importancia para mí. Mi contrincante no tendría tiempo de cerrar los ojos ante el destello, pues este era inmediato y él no había tenido forma de saber lo que hacía.

Sin perder el valioso tiempo que la técnica anterior me ofrecía, una aguja de cristal rosado recorrió la poca distancia que me separaba de mi contrincante. Estando él cegado, no tendría oportunidad de esquivar una aguja que no podía ver llegar, sin tener en cuenta la velocidad que mi ataque alcanzaba en ese momento. Con ella clavada, mi rival caería inconsciente, dando por finalizado aquel combate. Sin embargo, no había que subestimar a ningún oponente y yo, haciendo caso del consejo, me quedé en el sitio esperando a que las puertas se abrieran, vigilando con atención a mi rival por si su estrategia le salvaba.

Acciones:

Gastos y daños:

De repente toda la arena se iluminó cegando a todo el público e incluso a mi, o espera, ¿Ese era yo? Por supúesto que no, aprovechando un segundo de despiste de mi rival cree un bunshin que se situó en mi lugar y yo me situé a su espalda.

La especie de dardo impactó sobre el bunshin deshaciéndose en el aire. Que pena para ella había perdido una oportunidad muy valiosa de vencerme y ahora aprovecharía para hacerle la mayor cantidad de daño posible.

Me separé levemente lo más rápido que pude y comencé a hacer un sello mientras el público iba recuperando oci a poco su visión y entonces una bola de fuego salió disparada hacia mi rival, volví a esconder mis manos en la capa y empecé a correr alejandome todo lo posible para evitar que golpease cuando se recuperase del impacto si es que conseguía hacertarle.

El publico se hallaba sorprendido al verme correr en dirección a los arboles y al ver como la bola de fuego se acercaba a gran velocidad a mi oponente, algunos gritaban "¡Girate, te golpeará!" Mientras otros gritaban "¡Vamos ICeWolF!"

La euforia,los gritos,la emoción y el pon pon del corazón sufriendo por la adrenalina del combate.Me encantaba esa sensación que desgarraba la tranquilidad y me hacía estremecer como un loco, podía ser el lugar del vicio pero pese a eso, muy pocos lugares y situaciones conseguían que me emociobsse tanto.

La arena es ese lugar al que siempre acabas volviendo por las ganas de disfrutar de un buen combate acompañado por las emociones del publico e incluso de tu propio rival

ACCIONES:

DAÑO Y GASTO:

OFF: Has hecho metarol, así que tus acciones quedan invalidadas.

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Al instante de emitir un destello, pude ver la reacción en mi oponente, que había quedado cegado. Sonreí con calma y observé cómo la aguja se dirigía a él con gran rapidez. Le alcanzó en poco tiempo, quedando aún varios segundos de ceguera para mi contrincante. En ese momento mi contrincante cayó al suelo, inconsciente, y yo podía volver a casa después del combate.

Había tardado menos tiempo del esperado, pero en ningún momento había subestimado a mi rival. Esa habría sido una falta de respeto que no estaba dispuesta a tener, por lo que en ese momento tampoco fui hacia la puerta, simplemente esperé con paciencia, viendo cómo mi contrincante yacía en el suelo, inmóvil.

En poco tiempo llegaron los médicos para curar la herida que una simple aguja le había hecho, cosa que me satisfacía. No me creía superior a nadie, pero me ofrecía una gran satisfacción el hecho de poder acabar tan rápido el combate. En el momento en que los médicos se llevaban a mi contrincante, yo comencé a caminar hacia mi puerta, que ya estaba abierta. En poco tiempo llegaría a casa y podría descansar de los combates que había hecho durante esos últimos días.

Muchos personajillos del coliseo me habían retado, al igual que Icewolf, a combates en la arena del coliseo. Yo había asistido a todos, ganando algunos y perdiendo otros, pues no me gustaba rechazar nuevos retos. Sin embargo, la falta de sueño me hacía mal, por lo una sonrisa decoraba mi rostro, mostrando lo que me agradaba poder descansar más en los días venideros.

Acciones:

Gastos y daños:

Revisado.
Shika: + 300 Ryos. + 15 Exp. + 4 Pr.
Hika: + 55 Exp. + 2 Pr.